Partida Rol por web

Wormbook asiente, cómo si estuviera complacido con la respuesta de Gustav. 

- Si, ha sido un día productivo pero cansado. - Sonríe y da un trago de su bebida. Suelta el aire satisfecha. - Creo que todos necesitamos un tiempo para pensar... 

Después de hablar de un par de detalles intrascendentales con Wormbook, el grupo termina por despedirse. Estaba atardeciendo y aún tenían que regresar a Gortress.

Cómo durante la ida, no hubo problemas al volver. Hannah, cómo si los problemas dejaran de existir para ella (Al menos temporalmente), comentó durante el viaje lo que deseaba tomar un baño decente y dormir en una cama de verdad. Smith parecía entusiasmado ante la perspectiva de dormir en un castillo por primera vez. Y pesar de que Hannah parecía contagiarse de dicho entusiasmo, no le falto tiempo para indicar que iban a tener que hacer guardias igualmente. Que fueran a dormir en el castillo de un aliado o un enemigo era algo que sólo los eventos que estaban por venir dirían. 

Estaba anocheciendo cuando por fin volvieron a traspasar las puertas del castillo. Allí los esperaba el mismo criado que había sido responsable de traer los elementos de escritura durante la reunión con Zack. Se presentó cómo Eugene Roth y les informó de que si necesitaban cualquier cosa, podrían preguntar por él para que les atendiera mientras que estuvieran hospedados en el castillo. 

Eugene les guió hasta sus respectivas habitaciones, una para Gustav y Smith y otra para Hannah. En un principio, Hannah parecía algo recelosa de dormir sola, pero no hizo ningún comentario al respecto. Las habitaciones eran de un lujo que Gustav nunca hubiera podido permitirse, con baño y un pequeño balcón con vistas al jardín incluido. Casi se sentía mal por estar ahí cuando recordaba las cientos de noches que habría pasado durmiendo en el suelo de una cueva o la interperie. Sin embargo, no iba a negar un merecido descanso. 

Eugene se encargó de traer agua caliente y una bañera para que se asearan, además de recoger su ropa sucia y entregarles ropas sencillas de repuesto. Una vez limpios y relajados, Eugene les trajo también una sencilla cena que compartieron entre los tres. Tanta formalidad y comodidad casi le parecía irreal a Gustav, tan ideal que cada bocado que pegaba lo hacía receloso de que la comida estuviera alterada por algún veneno o somnífero. 

Cuando terminaron, lo único que todos deseaban era dormir, y aunque Hannah se fue a hacerlo a la habitación de al lado, no tardaron muchos minutos hasta que Gustav la viera aparecer por el balcón, recortada por la luz de la luna. Dejaron que Smith durmiera (Debido a que había caído rendido rápidamente) mientras que ellos se turnaban para estar despiertos. Uno tumbado en la cama y el otro sentado a los pies de la misma. 

A pesar del cansancio, cuando llegó el turno de dormir de Gustav, no consiguió pegar ojo. Su cabeza daba vueltas y vueltas... Sobre aquello que debía hacer, sobre cómo debía hacerlo... Sus planes se entremezclaban y se volvían confusos. Y a pesar de que no podía ver ni oír al búho, era cómo si lo sintiera cerca, cómo si el mismo estuviera esperando para aparecer por sorpresa en cualquier momento entrando por la ventana. 

Pero todo caos en su mente desapareció cuando de pronto descubrió a Hannah mirándolo, con aquella sonrisa entre pícara y cariñosa que sólo ella sabía poner. Instintivamente, Gustav cogió su mano y Hannah lo aceptó apretándola. Y mientras sentía su calidez, apenas se dio cuenta de cuando se durmió.

Al dia siguiente me despierto con los primeros ruidos de la mañana. Pese a todo no me es posible desconectar del tiempo cuando un ruido podían ser soldados. Observo la sala, Hannah está despierta observando la situación, está ensimismada en sus pensamientos cuando intento sorprenderla con un abrazo. La abrazo aunque estoy seguro que me ha visto venir. 

- Veamos que nos depara el nuevo día. - Lo digo animado. Después de unos momentos en los que intercambiamos unas palabras, despertamos a Smith y Hannah vuelve agilamente a su habitación para prepararse. 

Salimos los 3 de las habitaciones para desayunar, Cuando nos encontramos con Eugene Roth le indicamos si podemos llevarnos comida para desayunar en los jardines. Nos hemos despertado y preparado junto con el servicio por lo que no esperamos que haya nada preparado aún. Por otro lado hay varios objetos que me gustaría que llevará a una habitación tranquila del castillo puesto que tengo que hacer una serie de experimentos. Una armadura, varias espadas, papeles y una pluma. 

[Si es posible ir al jardin a desayunar añado esta parte si no ignorala]

En los jardines alrededor del castillo encontramos un porche con mesas y sillas de madera, rodeado de plantas. Allí comemos los tres, les pregunto qué quieren hacer hoy. Los experimentos no me deberían llevar demasiado por lo que podemos aprovechar el día para visitar la ciudad y recuperar fuerzas para nuestras siguientes misiones. 

[/breakfast]

Una vez hemos desayunado le digo a Smith que esté atento de los cuervos con la banda y Hannah estoy seguro que prefiere dar vueltas por el castillo para asegurar el terreno en caso de tener que defendernos ante una emboscada.

Me dedico con los objetos que ha traido Eugene, a probar la katana. Las pruebas y descripciones que hago son las siguientes. 

1) Describo todos los detalles de la espada. Peso, longitud, anchura, forma del pomo y de la hoja. También el color de la hoja. hago un dibujo a escala.

2) El primer experimento es sobre la capacidad de cortar y penetrar del arma contra una armadura normal. Registro el peso necesario a aplicar para atravesar la armadura y 

3) Compruebo si la espada es capaz de cortar a otras y si se puede mellar. Registro todos los detalles.

Por último, el experimento al que presto más atención, A partir de 3 esferas gnanerit (las que tienen la planta fetida)  uso el polvillo para hacer crecer una de las rosas del jardín. Cuando la planta empieza ha crecer agresivamente por la sala la corto de arriba a abajo con la Katana acabando en las raices que había echado. Me concentro para detectar cada detalle de la situación. Hay dos puntos que a los que presto especial atención. Si pese a todos el polvillo gnanerit usado la espada no tiene problemas y el otro punto, si la espada ha absorbido parte del poder imbuido en la planta.

Eugene se muestra bastante servicial y cordial ante todas las peticiones de Gustav, de hecho, se encarga de llevarles personalmente su ropa lavada después del desayuno. Una vez que han desayunado y se han cambiado, Hannah explora los alrededores del castillo junto con Smith, que promete estar atento al cielo en todo momento. 

La habitación que Eugene había preparado para Gustav estaba situada en un pequeño torreón externo a la estructura principal de la fortaleza. Era evidente que aquel lugar se usaba cómo zona de entrenamiento privada a juzgar por las armas de madera que ya colgaban de las paredes y de los maniquís de entrenamiento. En el centro de la sala había ahora una mesa con diferentes tipos de espadas y algunas piezas de armadura. Y pegado a una pared se había quedado Eugene, dispuesto a satisfacer las diferentes peticiones de Gustav, a la par que espiar sus progresos de forma descarada. Aún si Gustav le decía que no necesitaba sus servicios en aquel momento, Eugene insistía en que el hecho de permaneciera ahí era el deseo de Zack. 

En su análisis inicial, Gustav identifica la espada cómo una "katana" fabricada en Genzo. Estaba seguro de que era original de allí debido a la firma del autor semi-oculta en el inicio del filo de la misma. La firma constaba de varios símbolos indescifrables para Gustav, puesto que eran parte del idioma de Genzo. A su vez, también había un símbolo representativo en la base de la empuñadura, aunque Gustav no lo había visto en ninguna otra parte. De todas formas, a pesar de esta información, Gustav no era un experto en katanas... Aunque había visto otras en varias ocasiones debido a que solía ser un producto bastante exótico y atrayente para ciertas personas de la capital. Lo que no había visto nunca sin duda era el material de aquella katana, de un plateado tan oscuro que podría parecer negra a la sombra.

Termina su análisis comienzan los experimentos. El filo de la katana atraviesa con facilidad todo tipo de armaduras con la sencilla con la que alguien cortaba un papel (Siempre y cuando el corte fuera bien dado). Cortar otras armas parecía sin embargo algo más complicado, aunque a fuerza de insistir todas acaban partidas sin dañar de ninguna forma la hoja. 

Por el rabillo del ojo, Gustav podía ver cómo Eugene intentaba ocultar su interés al observar los experimentos. El mismo estaba manteniendo silencio de una forma tan profesional que a Gustav le pilló por sorpresa su presencia en varias ocasiones. 

Y cuando las armas se acabaron, Gustav le pidió a Eugene que le trajera un par de macetas con plantas. Los experimentos con ellas fueron más o menos los esperados. A medida que Gustav cortaba la planta con su filo en dirección a la raíz, las planta se pudría a mayor velocidad. Pero una vez que la katana tocaba la raíz, su vida se evaporaba en un suspiro. Da igual que tanto polvillo usara Gustav sobre las macetas, el resultado se repetía de igual forma siempre. 

Gustav no notó ningún cambio en la espada, la única peculiaridad fue que a pesar de estar hundiéndola en la tierra, en la misma no se pegaban restos de nada, manteniéndose siempre totalmente impoluta. A Eugene le costó más ocultar su curiosidad con estos experimentos, aunque en varias ocasiones se mostraba bastante confuso y extrañado con las diferentes pruebas que llevaba a cabo Gustav. 

Desanimado guardo todos los dibujos y observaciones de los experimentos. Lo pongo en un sobre, se lo enviaré a Wormbook para que lo haga llegar al Jarad para que puedan investigar la historia de la katana. Cuando tengo todo guardado digo a Eugene. - Entiendo que lo que has visto aquí solo va a quedar entre nosotros y Zack. ¿Verdad? Si así es y tienes alguna pregunta te la responderé sin problemas.- Lo digo con una sonrisa pero no puedo evitar sonar amenazador. 

Eugene parece forzarse a sonreír tras la propuesta de Gustav. 

- Agradezco su consideración, pero creo que observarlo ha sido bastante informativo, sin embargo... - Señala el sobre que sostenía Gustav entre las manos. - Estoy convencido de que Lord Zack agradecerá tener una copia de ese documento. 

- Sin problemas, aunque la mayoría del documento habla de lo que se puede ver a simple vista. Creo que la parte más interesante sería su capacidad de cortar el metal. ¿Puedes llamar a mis acompañantes?  En unos momentos hago una copia de los datos más importantes para que se lo entregues a Zack. - 

Cuando se va hago un resumen de lo que puede interesar a Zack, la parte del polvo gnanerit la explico solo con el objeto de comprobar si la magia gnanerit puede resistir a la espada. 

Eugene termina por regresar al cabo de unos minutos junto con una ligeramente incómoda Hannah y Smith, cuando Gustav tenía casi acabada la copia. Al rato, se la entrega a Eugene, que asiente agradecido y se retira para entregársela a Zack.

Estando solos en la habitación dónde Gustav había realizado las pruebas, Hannah se acerca para ver la mesa dónde ahora había varias piezas de armadura y armas partidas, a parte de macetas con plantas muertas. 

- ¿Algo interesante? - Dice al tiempo que coge una espada y estudio el filo, que estaba partido por la mitad. 

Me encojo de hombros y digo. - Nada que no supieramos ya. La corazonada de que la espada podia liberar energia después de absorberla no he conseguido comprabarla. Mandaremos el informe al Jarad para que  ver si pueden sacar algo de los libros antiguos y procederé a crear balas a partir de la espada si no encuentra nada interesante. - 

Guardo la espada y digo. - Guardaremos la espada en un sitio seguro del Jarad. - Añado con una sonrisa. - Una vez hecho esto, podemos dar un paseo por la ciudad, ¿No os parece? - 

Hannah se encoge de hombros, pero le devuelve la sonrisa. 

- Supongo que no hay nada mejor que podamos hacer aquí hasta que recibamos la respuesta de tus hombres. Además de que podría servir para averiguar a cuantos hombres tiene Zack en la ciudad, porque sinceramente, en el interior de la fortaleza por lo que he podido ver va bastante escaso. 

Smith parece que medita sobre algo unos segundos antes de decir. 

- Jefe, ¿Debería quedarme aquí a esperar el mensaje? - No parecía estar muy seguro de esa idea. 

Pienso un momento y miro el castillo. - Quedate, Zack tiene solo razones para protegernos. Más allá del castillo no tengo claro con quien nos podemos encontrar. Aprovecha para descansar. - 

"Quiero mantenerlo a salvo... ¿Estoy haciendo lo correcto? " Esta pregunta sin respuesta se mantiene en mi mente mientras hablo con Smith.

Smith parece algo más confiado tras las palabras de Gustav. Asiente con energía. 

- Intentaré buscar una forma de avisarte cuando el mensaje haya llegado. - Sonríe, mirando alternativamente a Gustav y a Hannah. Parece que algún pensamiento interno le divierte. - Hasta luego, y... Pasadlo bien. - Y dicho esto, abandona el edificio dónde estaban para dejarlos en la intimidad. 

Hannah le ve partir, entre sonriente y divertida. Entonces le hace un gesto con la cabeza a Gustav para que ellos también se pongan en marcha. 

Cuando Smith se va, me giro a Hannah y digo. - ¿Que te parece pasear por la ciudad? Deberiamos pasar por el mercado y acabar en la taberna del halcon. Por lo demás propongo seguirte, y perdernos un poco por la ciudad. -  lo digo sonriente, hacia mucho tiempo que no paseaba tranquilo por la ciudad. Aunque siga yendo armado, intento olvidarme del peso del acero que llevo encima.

Hannah asiente sonriente y ambos emprenden la marcha hacía el exterior de la fortaleza con ánimos y energía. Sin embargo, el ambiente en la ciudad no era el más acogedor. Por muchas promesas que hubiera hecho Zack, los tiempos de guerra siempre eran duros, tanto para los que se iban a la batalla cómo para los que se quedaban, que debían sobrevivir sólo con los restos de los suministros. El invierno no estaba lejos, y parece que los productos en el mercado escaseaban... Iba a ser una temporada dura. Sin embargo, algunos de los ciudadanos parecían seguir queriendo plantearse la situación con optimismo, gritando sus productos con energía... Quizás a fuerza de voluntad la cosa no estuviera tan perdida. 

Gustav y Hannah se fijan especialmente en la presencia de guardias patrullando la ciudad. No era especialmente acentuada, pero al menos era más prometedora que en Teelan y la fortaleza. Parecían jóvenes, algunos demasiado, y bastante sanos. Gustav no dudó en catalogar a los más fuertes cómo miembros del Escudo de la Justicia. 

Tras su extenso paseo, Hannah y Gustav terminan en la posada del Halcón, una de las más decentes de la ciudad. Cada uno se pide algo para beber y conversan con tranquilidad. 

- Y aquí estamos de nuevo. - Dice de pronto Hannah, mientras que sostenía su vaso en la mano. - Parece que haga años, pero sólo ha pasado poco más de un mes... Cuando nos conocimos en un lugar cómo este. - Le mira entre pícara y divertida. - Recuerdo lo pesado que me pareciste ese día... Puedes llegar a ser muy obstinado.

- Estaba en un viaje que todo indicaba que iba a ser mi último. Y en los confines de tierras extrañas encontré a alguien que sobresalia en aquel lugar. - Sonrío y acto seguido la miro a los ojos y añado. - Tu mirada no era difícil de ignorar.  ¿Acaso me puedes culpar por mi curiosidad?. - dicho esto suelto la mirada y río un poco.

- He de admitir yo tambien que parece que hay pasado una vida desde Goldzwall. - levanto la copa, brindo y concluyo. - Me alegro mucho de cambio igualmente.

Cuando digo esto me acuerdo de Heath y Maverick, aun tengo que encontrarme con la viuda de Heath para darle la noticia. Después de un instante que tuerzo el morro, sonrío de nuevo y pregunto a Hannah. - ¿Has visto alguna vez el mar?

Hannah frunce el ceño, pensativa, hasta que al final parece recordar algo. 

- Una vez, cuando yo era aún una cría y mis padres seguían vivos... Cómo bien sabes vivíamos en el desierto, pero si avanzabas hacía el norte un par de días llegabas hasta el mar. - Sonríe nostálgica. - Recuerdo que mis padres me llevaron ahí, y que aquello parecía irreal, otro mundo... Al fin y al cabo había crecido rodeada de arena. - Suspira. - Cuando mis padres murieron, mi vida se convirtió en el entrenamiento y cuando terminó, el Jarad comenzó a mandarme aquí y allá, pero nunca cerca del mar... 

Escucho atentamente, se me nota bastante más relajado que te costumbre. Mientras habla pienso. "Nunca he estado en el mar, cuando todo acabé podriamos ir. " con este pensamiento tengo un pequeña sonrisa pero que se desvanece rápidamente por todo lo que sé que falta por delante. En cualquier caso intento no pensar en nada. 

Cuando Hannah acaba pregunto. - Dime, ¿Dónde has estado del continente? -

- Cuando el Jarad te destina a un lugar es complicado que te desplaces más allá de ahí. - Dice Hannah, algo entristecida. - Me destinaron algún tiempo a las Tierras de los Phal, y allí demostré ser un miembro excepcional del Jarad. No era algo complicado, mi vida sólo era el entrenamiento y la obediencia. - Se encoge de hombros. - No pasaron mucho años hasta que Weise se fijó en mí y decidió que me uniera a su "séquito". No podía negarme, es uno de los peces gordos del Jarad... Pero por culpa de acompañarlo me quede encerrada en Goldort... - Sonríe pícara. - Hasta que llegaste tú. 

Hannah bebe de su vaso durante unos segundos, y después lo suelta con delicadeza. 

- Te preguntaría dónde has estado tú, pero el Jarad ya me dio el chivatazo antes de que contactara contigo. Te pasaste gran parte de tu vida dando vueltas por Helltia, cómo parte del ejército de Lord Escorpión. Y una vez que lo abandonaste tus viajes se extendieron a Alterlith. - Parece que Hannah recuerda algo. - Sin embargo, hay algo que siempre me picó la curiosidad... Te conozco y se que a estás alturas jamás te plantearías volver a formar parte de dicho ejército. Sin embargo, algo te motivó en alistarte en primer lugar. ¿Que es lo que cambió?

Tomo un buen sorbo antes de hablar.  - ¿Motivación? Creía en Helltia, y sigo creyendo. Pero la razón principal era que perdí a mi familia, a mi amada. - Lo digo con tristeza. - Solo me quedaban mis camaradas pero la situación empeoró hasta el punto que preferí, probar mi suerte contra el acero que contra el hambre. Junto con Moretti nos alistamos, El ejercito mejor pagado y preparado era el de la casa Escorpión, solo pensé en eso cuando me alisté. En el 3º batallón conocí a grandes personas, camaradas que al igual que yo vieron las atrocidades a las que se daban los nobles en la casa Escorpión. - Mi expresión es dura mientras cuento esto. - ¿Los de Jarad te información sobre cómo nació el azote del infierno? - 

Hannah pone cara de compasión y compresión al escuchar la respuesta de Gustav, aunque cuando menciona a "su amada" pone mala cara, algo parecido a la culpabilidad. Una vez que ha terminado y le hace la pregunta, Hannah responde con naturalidad.

- El Jarad no me dio detalles al respecto, aunque tampoco se si saben mucho más. Solo estamos seguros de que algunos de tus hombres también pertenecían al ejército y que hubo una traición hacía tus superiores por tu parte. Imagino que justificada. 

Acabo la bebida y miro un momento al horizonte. - Nuestro comandante, era un hombre sediento de poder que cumplía todos los mandatos de las casas nobles. Con una crueldad intolerable para alguien que está al servicio de proteger la nación. El descontento se acumuló durante años entre sus subordinados. Los oficiales ocultaban muy bien lo que pensaban pero más de un soldado fue "ajusticiado" por mostrar recelo por las acciones del batallón. - Mi mirada cambia, parece que sienta compasión por aquello que recuerdo en mi historia. - Una tarde de otoño por una disputa de impuestos, el comandante ordenó quemar la casa del alcalde del pueblo. Observé, junto con el crepusculo, como la casa ardia. Los gritos de sus habitantes. No era la primera que tenia que observar una situación parecida pero algo de mi se estaba perdiendo ese día, cuando ya pensaba que mi alma se iba a perder para siempre. Aparecio una de las hijas del alcalde gritando y llorando por su familia. Se quedo de rodillas delante de la escena. El comandante ordenó que la ejecutará. Cuando llegué a ella, ya no gritaba, solo sollozoba. Me miro con una mirada, no de rabia, sino de deseperación. Fue entonces, cuando me di cuenta que pasará lo que pasará estaba allí por Helltia, no iba a vender mi alma por vil oro. Ante la mirada confundida del comandante no ejecuté a la chica, me acercé a él y mientras me estaba gritando por como me atrevia a contrariar una ordén directa, desenfude la espada y antes de que su guardia personal reaccionara le corté el cuello. Hubo conmoción en ese momento, durante unos segundos, parecia que el tiempo se hubiera detenido. Los únicos sonidos que se escuchaban eran el crepitar de la madera quemadose. La guardia del comandante me había rodeado, estaba preparado para irme al otro lado en aquel momento. Luchando. - En este momento sonrio. - Lo que me sorprendio fueron mis caramadas, levantarón sus armas y me protegieron. No nos quedó otra opción que luchar nuestra huida a los bosques. El azote del infierno, era tan temido porque la mayoría de los bandidos eran soldados preparados para una guerra. -