Partida Rol por web

Sin saber si los habían escuchado, los que estaban en el bote, grupo que ya incluía al clerigo, esperaron las noticias de los "rescatadores". Una mujer? Con el símbolo de los tres dedos? Todos miraban hacia arriba e intentaban entender como había pasado eso

El bárbaro se aproximo al hueco donde aun pendía la cuerda y miró hacia las barcas. - ¡Dejad de berrear que ahora bajamos!- Parecía que iba a darse nuevamente la vuelta y marcharse cuando pareció recordar algo.- ¡Ah, y preparad algo de sitio que tenemos nueva compañía!- Claramente Rakas estaba sonriendo y sin más volvió a perderse en la guarida de la araña.

Pim… pam… dos sopapos y, por supuesto, se espabiló. Seguro que aquel individuo lo hacía de buena voluntad e incluso pensaba que le estaba dando flojito, gracias… dijo lo antes que pudo, pero su voz apenas fue un murmullo, entonces le vio sacar su cantimplora y se pensó que le iba a tirar el contenido del recipiente por la cabeza para terminarla de espabilar, de manera que abrió los ojos como platos, pero entonces le dio de beber.

Recordó al arácnido: ¡de la que me he librado!… ¿está muerta?... Miró alrededor, había otro, un elfo. Eran dos. Bebió hasta que le retiraron el recipiente de los labios, tenía una sed de espantar, muchas gracias… repitió una vez más, sonriente, ¡se ha comido al otro!… la sonrisa se le borró de sopetón de los labios y señaló hacia un lado. Como movida por un resorte se sentó y pensó que, a pesar de que fuera lamentable que se hubiera comido a ese otro, no podía evitar sentirse genial. Era libre, de manera que intentó levantarse, llevo dos días usurpando el puesto de mosca incauta… relató, de repente se había acordado de la popular adivinanza, ya sabéis… ladeó la cabeza de un lado a otro con cierto ritmo y comenzó a recitar con soniquete, en rincones y entre ramas, mis redes voy construyendo, para que moscas incautas, en ellas vayan cayendo… se alzó y se miró a sí misma de arriba abajo, repasando cada una de las partes de su cuerpo. Era un alivio, estaba entera. Se mareó, apoyó la espalda contra la pared, se deslizó por ella de nuevo hasta sentarse sobre el suelo otra vez y murmuró, voy a fenecer de hambre… las tripas le crujieron.

En líneas generales aquella muchacha de calzas coloridas, mirada chispeante y timbre afable no se sentía muy bien, parecía estar débil y confusa. Se cubrió el rostro con las manos y apoyó éstas en sus rodillas, provocando que un manto de cabello cobrizo arropara sus hombros.

¿Una mujer?... Alzó las cejas de golpe, mientras escuchaba al clérigo y al mediano, opinando al respecto de tal hallazgo. No se podían hallar dos posturas más dispares sobre un mismo tema ni en un millón de años. El uno que si había que regresar para ponerla a salvo, ya estamos... el otro que si se habían fijado bien en si tenía el símbolo de los tres dedos. Empezaba a pensar que el explorador se había obsesionado con eso, incluso les había sugerido con anterioridad que se pusieran los medallones.

Yo sólo espero que no sea una lianta... pensó, eso sí que ya sería lo último. Negó con la cabeza a la vez que dejaba de apuntar con su ballesta hacia el techo, parecía que sus dos compañeros estaban arriba tan campantes, de manera que dedujo que no sería muy peligrosa. Aún así no la guardó, por si acaso. Anda, estemos atentos por si la tienen que bajar... si no había podido descender por su propio pie, ya que estaba allí retenida, quizás el arañón le hubiera hecho algún daño.

Sin decir una sola palabra más, se dispuso a ayudar al clérigo a subir a la barca en el momento en que éste se deshiciera de los efectos del conjuro.

Se arrodilló junto a ella, sacó una ración de su mochila y se la ofreció. -menos mal que hemos llegado a tiempo-, esperó a que comiese algo para seguir hablando. Tenía curiosidad por saber como habían llegado hasta aquí y cuantos eran pero no quería agobiarla. Se levantó y buscó por la sala, tal vez alguna de las presas de la araña tubiese algo de valor. Al mismo tiempo que buscaba aquí y allá pensó que lo primero sería presentarse antes de coserla a preguntas ,-mi nombre es Ecthelión, y este grandullón es Rakas, en cuanto comas y te sientas con fuerza deberíamos reunirnos con lo demás-.

¿Una mujer? ¿como ha ido a parar aqui? ¿sería prisionera de los orcos?-guardó la honda y se sentó en el bote, imáginandose a la nueva tripulante del bote. Se le vinieron a la cabeza Noreen y su madre, ya que fueron casi las únicas mujeres humanas que llegó a conocer.

Si es como la madre se hundirá el bote... JAJA
Y si es como la hija...-susurró sin darse cuenta.
¡diantres! ya tenemos que cuidar de dos animales.

El hechicero se sobresalto ligeramente al oir hablar de una chica

¿Una chica?¿en estos lugares?

Se preparo para la bajada de la chica, gracias a que los botes estaban parados seria fácil ayudarla a bajar

Yo ya estoy preparado, que baje cuando quiera

Rakas miraba a la muchacha sin comprender demasiado bien lo que decía, no cabía lugar a dudas que permanecer dos días allí metida y embutida le habían afectado a la razón, de todas formas no podían dejarla allí ahora que la habían salvado. - Los de abajo deben estar impacientándose Ecthelion, si la chica tiene fuerzas será mejor que bajemos.- En las barcas el clérigo podría ocuparse de cuidar de ella y curarla en caso de que se encontrase enferma o tuviera alguna herida. - Gliadel podrá atenderla mejor que nosotros.

Al ver el gesto de la joven cubriendo su cara, el bárbaro se preocupó un tanto, era normal que tras permanecer encerrado en aquel lugar sin alimentos, compañía ni agua, uno perdiera la razón y estuviera exhausto. Acercándose tocó el hombro de la muchacha apoyando su gran mano sobre este. - No debes preocuparte estás a salvo y en poco tiempo te sacaremos de estas cuevas, pero antes debemos bajar a los botes.

Ya la habían dejado recuperarse un poco, ahora estaba el problema de bajarla. -bien, vamos a intertar bajarla, contando con tu fuerza creo que si la atamos bien podremos bajarla hasta los botes sin problemas-, ayudaron a la chica a acercarse al hueco por el que habían entrado tomó la cuerda -escucha, ahora tenemos que colocarte esta cuerda para poder bajarte, tu déjanos hacer a nosotros tan solo déjate llevar- muy cuidadosamente ataron a la chica. Rakas se colocó junto al agujero y Ecthelion tras el agarrando la cuerda y lentamente fueron descendiendola hasta uno de los botes.

Notó la mano en su hombro y alzó la vista, por un lado el elfo le ofrecía algo de alimento y el humano unas palabras reconfortantes. ¡Comida!... Tomó lo que el que se había presentado a sí mismo bajo el nombre de Ecthelion le tendía, gracias... y comenzó a comer a dos carrillos hasta que se dio cuenta de que estaba siendo francamente descortés y eso era imperdonable. Tragó con rapidez aquel primer bocado y se presentó, oh, disculpad... yo soy Arianne... asintió con un gesto de saludo y se intentó levantar de golpe con intención de completar aquella presentación, pero se arrepintió en el acto, le flojeaban las piernas, será mejor que de momento mantengas el culo quieto... se dijo a sí misma en un murmullo y se apoyó de nuevo en la pared rugosa del cubil de la araña, continuando con lo más apropiado, alimentarse.

Me temo que no voy a poder descender sola... le supo mal, porque no le gustaba estorbar, pero, siendo sincera, no se encontraba físicamente en su mejor momento. Se encogió de hombros e hizo un gesto como si lo lamentara. Estas últimas palabras se las dirigía al que acababa de intervenir, al humano, de cuyo discurso se deducía que había más personas abajo esperando y que había más de una embarcación. ¿Cuántos sois?... La curiosidad la venció. ¿Habéis entrado también por el río?... Sus ojos, que habían estado en completa oscuridad durante dos días completos y ahora empezaban a adecuarse a la luz, recorrieron los rasgos y figuras de los dos individuos que tenía delante. Ecthelion no llevaba armadura e iba vestido con colores neutros, mientras que el otro iba bien pertrechado y parecía más corpulento.

Parecía que entre ambos la iban a ayudar a descender, así que se dejó llevar y se mantuvo en silencio, asintiendo a las palabras del elfo y guardándose el resto de la comida para luego, mientras le ataban una cuerda y la hacían descender hacia las barcas.

El grupo que esperaba en los botes, finalmente vió aparecer a los exploradores que se asomaban por la abertura y verificaban que los botes siguieran en su lugar. Entre ellos, apenas en pié había una nueva silueta que, en la distancia, identificaron como una mujer. Una hembra humana que casi colgaba de los hombros de los dos "exploradores" y que parecía más muerta que viva

Al ver el estado en que se encontraba, se dieron cuenta que probablemente habría que acostarla en alguno de los botes... que por suerte seguían atados entre si. Humanos, elfos, semielfos, medianos, gnomos, perros y cabras eran muchos... y mas con las armaduras que cubrían el fondo de una de las embarcaciones.

Mientras "los de arriba" preparaban el descenso, recuperando la soga que Rakas había usado para subir y atando a la mujer con ella, "los de abajo" se afanaron en buscar la mejor disposición.

Menzo cambió el gesto de golpe. Su preocupación se hizo manifiesta al ver el estado de aquella mujer. Un cierto remordimiento le recorrió por dentro por haber pensado que aquella chica pudiera resultar una carga y compararla con Noreen. Alzó los brazos para ayudar a colocarla en la barca -Con cuidadooo, con cuidadoooo...ahí, pongámosla ahí.Se quitó la capa he hizo un bulto con ella y se la puso bajo la cabeza como almohada, luego rebuscó en su mochila en busca de su odre de agua y le mojó los lábios y las mejillas intentando refrescar la garganta de la chica que, por su estado, debería estar reseca como rocas del desierto. -Creo que en esta barca...si hacemos sitio...amontonemos mejor las armaduras...

Mientras preparaban la cuerda para atar a Arianne, el bárbaro se dió cuenta del equipo que portaba, aunque en su tribu no era extraño que las mujeres usaran tanto arcos como espadas en las zonas "civilizadas" sin embargo no había conocido hasta el momento ninguna joven armada. Tras anudar y asegurar el bulto Rakas volvió a mirar abajo hacia los botes. - Abajo te esperan otros cinco amigos así que no te preocupes or nada y trata de no moverte.- Aunque en el estado en que se encontraba difícilmente se moviera.

La chica apenas pesaba un poco más que sus menudos amigos, entre Ecthelion y Rakas pudieron bajarla lentamente sobre los botes donde sus compañeros se afanaban en ordenar los bártulos para hacerle sitio al bulto que descendía hacia ellos. La operación terminó sin problemas con Arianne en uno de los botes y el mago bajando por la cuerda. La pregunta era que hacer ahora con esta, si Rakas bajaba tendrían que dejarla allí, por el no había problema, una vez salieran de allí podrían reponerla, pero esperaba no tener que necesitarla antes de salir de aquellas cuevas.