Partida Rol por web

27 de julio de 1994
Alrededores de Noxville, Canadá

A pesar de que el sol bajaba, aún hacía calor. No se veía a ningún animal ni a ninguna persona en los alrededores, y tampoco había la menor señal de que hubiera agua cerca. Lo único que se podía ver, eran troncos. Interminables troncos que ascendían y se perdían en la maraña de hojas y ramas, tan tupida que impedía ver el cielo.

Cory, Daniel, Jessica, Rocky, Siobhan y Zaina se detuvieron un momento para recuperar el aliento. Llevaban horas caminando, buscando el camino de vuelta al pueblo sin conseguirlo. Aunque simulaban que no pasaba nada, empezaban a ponerse algo nerviosos. ¿Cómo podían haberse alejado tanto de Noxville? Todos, por una u otra razón, habían "seguido a las Hadas" aquella tarde. A pesar de que sabían que a los mayores les daban miedo, para ellos habían sido unas luces tan bonitas... Las habían visto por primera vez en su vida, danzando entre los árboles, aún a plena luz del día. Parecían incluso invitarles a jugar con ellos, con sus movimientos alocados y dispares.

Pero ahora habían desaparecido. Los seis chicos habían ido encontrándose unos a otros en diferentes recodos del bosque, tratando de volver a casa. Se conocían de vista, y en un intento por superar el miedo creciente, habían decidido ir juntos. Sin embargo, empezaba a caer la noche y la luz declinaba rápidamente. Si no se daban prisa, estarían en un gran problema...

Uffff............ mesaba mi pelo con energia... esto si que es un problema....y ahora....¿por dónde?

Miro al cielo y veo como el sol va callendo y le digo a mis compañeros: Según los libros de detectives el sol sale por el este y se pone por el oeste.... pero..... ¿por donde se va al pueblo?

Miro a mis compañeros y digo: ¿alguno tiene alguna idea?...

En principio todo esto a Rocky le parecía divertido... se asemejaba a los tipicos juegos de orientación de los campamentos de verano... lo único que esta vez no había un monitor para preguntar.....

No había que ponerse nerviosos todavía... además... seguro que llegaría a tiempo para cenar los canelones que les esperaban para la cena...

No te preocupes. Subiré a un árbol y veré por donde hay un camino-dijo Zaina con una sonrisa pícara en los labios.-De todos modos los bosques por la noche son bonitos, y se pueden ver buhos.

La gitanilla se puso a buscar un árbol que fuese lo bastante alto cómo para que pudiese ver el camino desde arriba. No tenía ningún miedo a la oscuridad ni al bosque. Es más la gustaban mucho, pero sabía que si no regresaba pronto al grupo de caravanas la caería una buena bronca. La niña llevaba tan solo unos días en el pueblo y no había tenido la oportunidad de explorarlo asi, que ahora estaba encantada: Había conocido a otros chicos y estaba en un bosque nuevo.

-¡Ahora sí que la hemos liado!

Estaba acompañada por mis nuevos amigos, pero la sensación de desorientación me hacía sentir desprotegida.

Zaina trepó a un árbol a ver qué veía, y esperé a saberlo. Como era nueva en el pueblo, no sabía hacia dónde quedaba.

-¿Qué más da saber cual es el norte, Rocky? Si no sabemos hacia dónde está el pueblo, eso da igual. No debemos separarnos, eso seguro.

Costaba mantener la calma en una situación así, pero trataba de dominar mi miedo. La noche se nos venía encima.

Zaina se afanó en trepar al primer árbol que vio cerca, para intentar descubrir un camino que les guiara de vuelta al pueblo. De un salto, se aferró al tronco y subió unos cinco metros, mirando alrededor.

No pudo ver nada que se pareciera a un camino o un sendero. Los troncos se hacían interminables en todas direcciones, y lo más que pudo distinguir fueron lugares donde las hojas habían cubierto el suelo con más o menos intensidad. Podía tratar de subir más alto, pero el suelo empezaba a estar lejos y podía ser peligroso si se caía...

-¡Niña tonta! Después que no llore si se cae -pensó mientras veía a Zaina subiendo el árbol-... Eso no va a resultar, cuando llegue arriba va a ver lo mismo que acá abajo, árboles y más árboles porque son todos igual de grandes -torció el gesto-. Si hubiera traído mi tarro de canicas -tenía un tarro de los más grandes de leche Nido lleno de ellas, de todos los tamaños y colores y había empezado a llenar otro con canicas planas- habría hecho como Hansel y Gretel...

La mente de Siobhan bullía, pensaba en muchas cosas a la vez. En el regaño que le iban a dar, sobre todo su padre que la iba a regañar delante de todos y si no le pegaba ahí mismo, lo iba a hacer después, cuando la siguiera regañando. Quizás, si fuera más grande o más consciente de su situación, podría darse cuenta que su mayor miedo no era la obscuridad sino los golpes de su progenitor y que era su miedo a él lo que la hacía que gotitas de orina se le escaparan cada vez que él la regañaba, aún cuando recién hubiera vaciado la vejiga.

Siobhan era muy mala orientándose con puntos cardinales y esas cosas, aunque sabía reconocer hacia dónde quedaba el norte y el sur mediante las estrellas. Como sea para suplir esa falta de orientación recurría a lo que los adultos conocen como puntos de referencia, lo malo es que distraíada como estaba siguiendo a las hadas se le había olvidado fijarse en el entorno y ahora pagaba las consecuencias.

-Todos juntos, sí, porque así nos cuidamos... -dijo en respuesta al comentario de Jess- y así no me da tanto miedo la obscuridad -musitó-. Cuando se haga de noche no vamos a ver nada, mejor que caminemos tomados de la mano para no perdernos, eso dice mi profesora cuando nos lleva al parque. También nos dice que si nos perdemos vayamos donde un policía y si no hay ninguno que lo que hay que hacer es quedarse en el mismo lugar porque si nos están buscando y nosotros también nunca nos vamos a encontrar. Deberíamos quedarnos aquí.

Dejé resbalar mi cuerpo por el árbol para bajar, arañandome ligeramente las rodillas. Al llegar al suelo me deje caer y me sacudí toda la suciedad que se había quedado en la ropa y en mis piernas, antes de darme cuenta de que me estaba ensuciando más, pues tenía las manos de esa tierrecita que se queda pegada a los árboles.

No hay ninguna zona sin arboles cerca-afirmé-y aqui no vamos a encontrar ningún policia -afortunadamente pensé recordando todos los problemas que los policias nos ponían siempre. Al oir a esa niña decir que tenía miedo a la oscuridad no pude menos que sorprenderme y pensar que estaba loca...Con lo útil que es la oscuridad para esconderse y poder ver animales...

Yo creo que es mejor que intentemos salir. Si vamos siempre en la misma dirección saldremos. Me acerco a mirar el musgo de los árboles tal y como me había enseñado el viejo Zeke. El norte está por allí digo señalado una dirección Podemos ir siempre hacia el norte hasta salir. Dadme la mano. Tendí mi mano para que alguno de los niños la cogiese. Estaba llena de tierra y algo de resina.

Yo nunca me perdía. Hoy simplemente me había despistado...seguramente en media hora estaría con mi madre y los demás alrededor de una hoguera.

El temor comienza a hacerse patente a cada segundo que pasa desde que soy consciente de haberme perdido. No tengo ni idea de hacia dónde está mi casa, y por si fuera poco no conozco a nadie de los que están conmigo. Son también niños, y a algunos los conozco de vista, pero otros... otros no los he visto en la vida, como aquella chica que acaba de subirse al árbol.

Sus palabras me sacan de mis cavilaciones.

-Pero... - Digo tímidamente. - ¿Y si el pueblo está al sur y vamos al norte? - Las lágrimas acuden a mis ojos pero me hago el valiente conteniéndolas al menos por un rato - Estamos perdidos... no vamos a salir nunca de este bosque... vamos a morir aquí.

Mis propias palabras son demasiado para mi y leves sollozos comienzan a salir de mis pulmones haciendo patente la inmediatez de mi llanto.

-Ya sé que no -replicó a Zaina apenas ella mencionó lo de los policías, a mitad de camino entre ofendida y molesta, y lo hizo sin ninguna timidez. El que Siobhan fuese en apariencia tímida, no significaba que no sacara la voz cuando debía sacarla ni mucho menos que no se defendiera. Jamás iniciaba una pelea, pero si tenía que pelear, peleaba y le daba lo mismo si era con niños o niñas. Lo cierto es que de "señorita", si por señorita entendemos a una niña de delicadas maneras y forma de hablar, tenía bastante poco-, no soy tonta.

Le cogió la mano sin asco, si la tenía pegajosa o no la tenía sin cuidado, no era muy dada a fijarse en esas cosas, y tendió la que le quedaba libre para que la cogiesen.

-Ojalá encontremos un río porque quiero agua, tengo sed.

Entonces Daniel habló, el pobre parecía el más asustado de todos.

-¿Y si vamos al sur y el pueblo queda al norte? -le dijo- El pueblo puede estar hacia cualquier lado, pero ninguno sabe en cuál -le tomó la mano y lo instó a avanzar-. Sin llorar ¿ya?

Miré a la niña confusa. Parecía haberse enfadado o molestado pero no estaba muy segura. Al no estudiar en ninguna escuela ni jugar muy a menudo con niños no sabía muy bien cuando se enfadaban.

-No te he llamado tonta-dije en voz bajita, después me giré ahcia Daniel y le dije -No hay problema...¿Como te llamabas? Si salimos del bosque será más facil encontrar a alguien que nos ayude. Por cierto, soy Zaina dije sonriendo.

Estaba empezando a ponerme nerviosa, cosa que nunca me había pasado con otros niños, pero nunca un niño había pensado que lo insultaba...más bien solía ser al reves

La luz declinó aún más. Lo que hasta aquél momento habían sido claramente troncos de árboles, comenzaba a convertirse en una maraña de siluetas lejanas y siniestras, entre cuya espesura amenazaba la oscuridad. A pesar de ello, el clima se hizo más agradable, ya que el calor del día daba paso a la tibieza de la noche de verano. Al menos, no morirían de frío...

Se oyó un aullido a lo lejos que les puso a todos la piel de gallina. ¿Habría lobos en ese bosque?

No pude evitar abrir los ojos como platos, y quedando paralizada al oír aquel aullido.

-¿Lo...lobos? -pude articular, en un susurro-. ¿Hay lobos por aquí?

Tragué saliva, me estaba costando mantenerme serena.

-No podemos quedarnos aquí, tenemos que buscar un refugio. Está haciéndose de noche -miré el sol, temerosa de lo que se nos venía encima-, y si no encontramos el camino de día, no lo vamos a encontrar en la oscuridad. Además, si hay... -me costaba pronunciar la palabra-..lobos, mejor estar en un sitio donde nos podamos defender, ¿no?

Parece que uno de los chicos esta más asustado de la cuenta... me acerco a él y agarrandole por el hombro le digo: No te preocupes amigo... veras como llegamos para cenar... por cierto soy Jorge... pero todos me llaman Rocky...

Mientras hablaba un aullido sono entre los árboles... mire de nuevo al chico y le dije: No te asustes... si viene hacemos ruido y sale espantado... los perros de mi vecino hacen eso... y mira que son grandes... sino les hago un truco de los mios digo pegando una patada al aire energicamente... y salen corriendo

Miro a las dos chicas que iban cogidas de la mano y pienso... Ya estamos con la cursilería de la mano.... niñas tenían que ser....

Los lobos son bonitos-repliqué- y no nos harán daño. Los viejos siempre me decían que sí, pero yo no lo creo. Además yo no tenía nada que temer, me protegía el hechizo de Salma, la zingara que viajaba con nosotros. De todos modos, aunque me gustaba la oscuridad y la noche no me hacía ninguna gracia estar ciega como un topo en un sitio que no conocía. No había estado allí ni tres días y no conocía nada eso.

Pero la niña rubia tenía razón. Ademas por la noche no podía ver donde había más musgo en los arboles. ¿Donde podemos dormir hasta que llegue el día? pregunte. La verdad que prefería seguir caminando hasta llegar a mi campamento, pero los otros niños querían parar y no iba a desaprovechar la ocasión de hacer amigos. Además si pasabamos la noche en algún sitio de ese bosque podría seguir escuchando a los lobos y a los buhos.

Tres de los otros chicos parecen interesarse en mi cuando ven que estoy realmente asustado. Me reconforta, sin duda son buena gente, pero eso no quita que nuestra situación sea desesperada.

-Yo soy Daniel - Digo consiguiendo evitar los sollozos a fin de que mi nombre no sonase ridículo.

El aullido me deja paralizado, miro de un lado para otro buscando al animal que seguramente nos aceche para matarnos, y entonces veo con qué tranquilidad se lo toma el resto.

-¿Pero... pero... pero qué decís? Los lobos matan al ganado... y si... nos... cogen...

De nuevo los nervios y el miedo salen a flote, pero parece que el contacto físico con la niña rubia me reconforta en cierto modo.

Estaba allí parado con ese grupo de niños pequeños que no dejaban de decir y hacer tontería, aunque quizá no podía esperar mucho más de ellos. Mientras hablaban de ir al norte o al sur o de buscar un refugio, yo tan solo podía pensar en que no tenía intención ninguna de volver a casa y eso de buscar el camino de vuelta no era lo que tenía en mente.

Sin embargo sabía que aquellos niños no harían mucho sin mi ayuda, todos eran más pequeños que yo y seguramente tan solo por el hecho de ir con ellos estarían un poco más tranquilos, por lo que había decidido acompañarles por el momento. Mientras seguían debatiendose entre qué hacer, yo estaba apoyado en el tronco de un árbol observando como anochecía poco a poco. Ante el aullido del lobo, no pude evitar que la piel detrás del cuello se me erizara y quizá en ese momento comencé a pensar que sí que debíamos encontrar algún sitio donde guarecernos o, al menos, intentar hacer un fuego.

Mirando al grupo les dije sin mucho ánimo:

-Alguien sabe encender fuego.- ,mi mirada se detuvo especialmente en Zaina que, sabiendo que era gitana debía tener alguna idea.

-No, yo no.. Pero si encendemos fuego aquí, atraeremos a los bichos. Chicos.. Busquemos un buen sitio para pasar la noche lo mejor que podamos. Nos podemos turnar haciendo guardia, como en las pelis..

Miré a Daniel, que sollozaba.

-Va a ser como ir de acampada -le sonreí-. ¿Has ido de acampada alguna vez? Es muy divertido. Yo fui alguna vez, con mi papá. ¿Te puedo llamar Dani? Yo soy Jess.

Aquel chico tan callado me mieró mientras preguntaba si sabía hacer fuego: Parecía algo mayor que nosotros y al menos no parecía tener miedo a la oscuridad como los otros. Me alegré por ello. No entendía el miedo a la oscuridad.

-Puedo intentarlo, alguna vez he visto a la vieja Mirza hacerlo. Nesitamos papel, si no teneis podemos usar hojas secas o ramas pequeñitas. Busque en mis bolsillos a ver si tenía alguna cerilla o yesca. -Podría intentarlo peor no creo que lo consiga. Tambien he visto a mi mama hacerlo con una pila y un estropajo, pero no tenemos nada de eso...

Solte la mano de la la niña morena. Si no ibamos a hacer una cadena humana no iba a darla la mano.

Asiento tratando de convencerme a mi mismo tiempo que aprieto con fuerza la mano de Siobhan para sentir algo de calor de otra persona.

Estamos muchos niños solos, los animales se asustan si ven mucha gente... Y más si encendemos el fuego, los animales se asustan con el fuego y además así nos podrían encontrar.

-Sí... claro - Respondo a Jess en lo referente a llamarme Dani. Mientras lo digo, esbozo una sonrisa tímida en mi rostro.

-Si... si encendemos fuego nos podrán encontrar si nos buscan. - Digo como si fuese una brillante idea que a ningún otro se le hubiese ocurrido.

Miré a Zaina mientras me contestaba, ignorando completamente el comentario de la niña que se llamaba Jessica, a decir verdad casi me ofendió que le preocuparan los bichos en un momento así. Ante las dudas de la gitana por encender el fuego casi ni reparé en los comentarios del que parecía más inocente del grupo, el tal Daniel, bufé y volví a cruzarme de brazos al tiempo que decía con sarcasmo:

-Bravo...y eso se te ha ocurrido a ti solo ¿verdad?- ,tras lanzarle una mirada de desprecio meneé la cabeza de lado a lado lamentándome por el grupo en el que había caído, luego me mantuve al margen a ver que se les ocurría ahora.