Partida Rol por web

Justo cuando Ander y Robert se adelantaban valientemente para explorar lo que les esperaba en el emplazamiento de las caravanas, se escuchó una detonación violenta que rompió el silencio. Los dos niños se pararon en seco, y entonces oyeron una voz infantil que gritaba en la oscuridad:

- ¡¿Quiénes sois vosotros?! ¡Siobhan! ¿Eres tú?

A la niña pequeña que iba en bicicleta no le cabía la menor duda, era la voz de Jess. Y venía de los árboles.

Todos alzaron la mirada y pudieron ver que en efecto, Jess y Zaina estaban allí. Y que una pequeña hada como la que les había guiado a ellos las acompañaban. El hada asomó la cabeza entre las ramas y su pequeña boquita sonrió con alivio. Salió volando y revoloteó con rapidez hasta ellos.

- No tengáis miedo, podéis salir... Me alegro de que estéis aquí, sanos y salvos.

Sonrió una vez más y, después de mirar alrededor, alargó un brazo para contarlos.

- Sois sólo cuatro... ¿no habéis encontrado a ningún otro niño por el camino? -aquello pareció preocuparla.

Me alegré al ver a Siobhan, aunque no conocía a sus acompañantes. Me sonaba de haberlos visto alguna vez, quizás en el cole, pero realmente no sabía quiénes eran. Uno de ellos traía un casco y una pistola espacial, cómo molaba. Pero no estábamos aquí por eso..

-¡Sio! ¿Estás bien? ¡Se llevaron a mis abuelos! -dije, atropelladamente, entre la alegría de verla y la prisa por contarlo todo-. ¿Quiénes sois vosotros? Yo soy Jess -dije a los otros niños.

Kate bajo la cabeza mirando a los pies de los demás y se mantuvo cerca de Ander. Era demasiado vergonzosa como para hablar con todas aquellas niñas a la vez. Aunque no lo dijera se alegraba de haber encontrado a mas gente, sobretodo a aquellas niñas que parecían saber que hacer. Además parecía que no todas las hadas eran malvadas lo cual era también un alivio. 

Zaina bajó del árbol de un par de saltos con la cara sucia de resina y un chubasquero negro el doble de grande que ella cubriendola el cuerpo. la niña llevaba una especie de escopeta de perdigones y miraba alrededor temerosa. Luego se rascó la cabeza y miró hacia Kolda. ¿No le oyes? Lo mejor será que vaya a buscarles alguna de tus amigas mientras nosotros nos refugiamos en mi casa. Luego miró al resto de los niños con expresión seria. Parecía un pequeña guerrillera en miniatura con la tez oscura, el pelo rizado, el chubasquero y la escopeta en las manos pero su rostro parecía estar a punto de romper a llorar en cualquier momento. Al fin y al cabo era una cría. Una cría viviendo momentos muy duros. Corred...seguidme a mi casa. Allí tengo comida y muchas cosas para encerrarnos hasta que venga el otro niño.

Robert abrió con sorpresa la boca. ¡Zaina molaba! Menuda forma de bajar del árbol, eso por no hablar de la escopeta que llevaba en la mano, ¿de dónde la habría sacado? A su lado, su espada de juguete quedaba bastante mal parada.. sin embargo había algo raro en ella, a pesar de lo bien preparada que iba parecía estar a punto de llorar.

-¡Cómo molas! - Le dijo mientras sonreía y levantaba el pulgar en señal aprobatoria tratando de darle todos los ánimos posibles - Jeje, yo soy Robert, encantado de conoceros, chicas - Añadió respondiendo a la presentación de Jess.

Sin embargo no había mucho tiempo que perder. Por lo visto faltaba un chico más por encontrar.. y los minutos valían oro en las circunstancias en la que estaban. Si aquellas malvadas hadas volvían..

Detonación violenta y aparición de más seres. Aquello le olía fatal, y por mucho que aquellos aliens no parecieran tan mortíferos como los que había visto antes, eso no hacía que el niño desconfiara menos. Al fin y al cabo, habian venido a conquistar la Tierra, no de paseo.

"Yo soy Ander" - iba a decir el niño. Pero los demás le interrumpian todo el rato. Como era bajito, era normal pasar desapercibido. - Pareces un chico* - logró decir al final a Jess. Y le miró tiernamente como si aquello le gustara. Una chica que aparentaba ser un chico no era una chica normal. Y eso le gustaba. Ander odiaba a las chicas. Puag... eran unas repipis y unas aburridas.

Y entonces bajó Zaina. Y Ander se escondió detrás de Kate. Al chico le gustaba Jess, le parecía maja. Pero Zaina daba miedo. Siempre tenia una expresion seria o triste, e iba de dura por la vida. Parecía un intento barato de imitar a Arnold en Depredador (las escenas que sus padres le dejaron ver, claro), y aun asi, conseguía ponerle nervioso. Había algo en ella que tampoco le terminaba de convencer.

- ¿Hay que ir? - preguntó - ¿Qué otro niño? Yo no quiero esperar a nadie, quiero buscar a mi hermana - Ander se quedó callado de pronto. Jamás en la vida pensó que eso que acababa de decir pudiera realmente suceder.

Kolda escuchó a los niños recién llegados mientras miraba en dirección al pueblo. Estaba claro que se alegraba de verlos allí, pero aún parecía muy preocupada por algo. Cuando oyó la sugerencia de Zaina asintió enérgicamente con la cabeza.

- Sí, es mejor que nos resguardemos para hablar -dijo-. Vamos, seguidnos.

A Siobhan, Jess y Zaina les llamó la atención el cambio en la actitud de la pequeña hada. Desde que la habían visto un año antes en el bosque, parecía haberse hecho mucho más madura y en cierta forma, irradiaba una especie de seguridad que entonces no tenía. Era como si para ella no hubiera pasado sólo un año, si no mucho más tiempo.

En poco tiempo, todos hubieron entrado en la caravana de Zaina. Era un espacio pequeño, con muebles muy funcionales y una cama que era todo lo grande que podía ser en un vehículo como aquél. También había un sofá y una pequeña cocina a la izquierda y detrás de los asientos y el volante. Todo estaba oscuro, pero al menos hacía menos frío y no se mojarían.

Entraron y se acomodaron como pudieron, y en aquél momento de calma se dieron cuenta de lo asustados que estaban. ¿Por qué estaba pasando todo aquello? ¿Y dónde estaba todo el mundo? Era como si todos los habitantes del pueblo, incluídas sus familias, se hubieran evaporado.

Kolda y la otra Hada entraron también en la caravana agitando a toda velocidad sus alitas, y una vez dentro se sacudieron el agua del pelo y el cuerpo. El hada de pelo corto se quedó en todo momento cerca de Kolda, como si temiera acercarse a los niños.

- Bueno, ahora estamos a salvo -dijo Kolda-. Al menos, por el momento...

El Hada les miró a todos con expresión dubitativa. Era difícil aventurar lo que le estaba pasando por la cabeza en esos momentos.

- Esperaba encontrar a Jessica, Zaina y Siobhan... y también a otra persona que no está aquí. Pero lo de encontrar a otros tres niños ha sido una sorpresa -estaba claro que se refería a Kate, Ander y Robert.

Enmudeció por un momento, como si estuviera intentando buscar una explicación a un enigma, pero luego lo dejó correr y se encogió de hombros.

- ¿Seríais tan amables de contarme lo que os ha pasado esta noche y cómo habéis acabado aquí? Y eso os incluye a vosotras, chicas -terminó, señalando a las tres amigas a las que ya conocía-. Será útil que todos sepamos lo que ha ocurrido y si habéis visto algo que os haya llamado la atención... aparte de encontraros el pueblo vacío y todo eso.

Kate bajó la mirada. No había soltado la mano de Ander desde que estaban allí, pese a que el niño era mas pequeño la hacia sentirse mas segura y confiada. Al menos sabía que debía protegerle. Alzó la vista y miró con algo de vergüenza al hada.

-¿Donde...-con los demás en silenció se extraño al oir su voz que parecía demasiado alta y continuó casi en un susurro-Dónde están los padres?

Se los han llevado...se los han llevado las hadas malas para vengarse—susurró Zaina mirando a traves de la ventana arrodillada en el pequeño sofá. La niña había cogido una enorme serpiente de las que servían de premios en la caseta de tiro y abrazaba su largo cuerpo. Necesitaba abrazar a alguien y mamá, tío y la yaya no estaban allí— Kolda...meteos bajo de las sabana para que no se vea la luz... Cuando me desperté un hada intentó...intentó cortarme los dedos, y me amenazó...dijo que el sendero rojo estaba abierto. Esto fue un rato antes de verte y me contases la historia.

Zaina estaba desolada, y me enterneció el corazón verla sufrir así. Apoyé mi mano en su hombro, y, cabizbaja, conté también lo que me había ocurrido. Una lágrima se me escapó rodando por la mejilla cuando empecé a hablar..

-Yo.. yo soñaba con las hadas, me.. me estaban haciendo daño, y se reían de mí. Me desperté asustada, y fuí a buscar a mis abuelos.. Ya no estaban, se los llevaron también. Y cuando quise avisaros mi casa se llenó de hadas que me amenazaban, yo.. tuve que hacerles frente para poder salir. He pasado mucho miedo -confesé al fin, levantando la cabeza, mirándolos a todos, y me limpié las lágrimas con la manga de la camisa. Si la abuela me viese, me hubiera dado una colleja -.. Pero ahora estamos juntos. Ya no tengo miedo.

Cuando Kate escuchó aquello apretó un poco la mano del niño. ¿Vengarse? ¿De que? ¿Ella no les había hecho nada a esas hadas malvadas? ¿Por que se habían llevado a sus padres? ¿Y a los padres de los demás? Pero Kate no se atrevió a preguntarlo y se mordió el labio nerviosa.

Cada relato era más aterrante que el anterior.. Y lo peor de todo era que Robert sabía que aquellas historias eran verdad, que aquellas hadas existían y querían hacerles daño. Esto no era uno de esos cuentos inventados que solían contarle sus primos para meterle miedo..

-Mis padres.. tampoco estaban en casa cuando desperté - Dijo con voz temblorosa mientras agarraba fuertemente el mango de su espada - Estaban ellas, diciéndome cosas malas.. Incluso se echaron encima mía para hacerme daño, pero les golpeé con mi espada haciéndolas huir.. - Hizo una pausa mientras ponía mirada orgullosa, aún así aquel gesto contrastaba con el leve temblor de sus piernas fruto del miedo por recordar aquellos momentos pasados antes de encontrarse con el grupo - Aunque se fueron dijeron que llamarían a más y me harían daño.. tanto como jamás había sentido..

En ese momento miró hacia el suelo.

-Espero que papá y mamá estén bien.. - Susurró más para si mismo que para el resto.

Ander miraba a unos y a otros. Estaba claro que los malditos aliens eran malos. Aunque había division. Eran como aquellos aliens de la Quinta Columna que habia visto en V. Una especie de aliens rebeldes que se unían a los humanos. Y con razón...

Sus padres también habían desaparecido. Escuchó los relatos de unos y otros y dijo lo que nadie había dicho aún.

- Si los tienen presos... hay que ir a rescatarlos.

Eso si no.... Bueno, el año pasado Kolda nos dijo que las hadas se alimentaban de sangre...—dijo con tono triste la niña. Zaina dio un par de patadas al suelo, levantando un poco las mantas que había tirado al levantarse y miró a su alrededor. En la mesa había una foto de ella con una mujer mayor con un cigarrillo muy grande* en los labios. Ambas estaban sonriendo, y parecían estar pasándoselo pipa. Entonces sonrió con auténtica confianza.—Si están todos juntos mi yaya les protegerá. Ella hace magia y puede ver el futuro. Me enseñó a leerlo con las cartas...Está mañana de hecho, las cartas dijeron que ibamos a encontrarnos. ¿A qué sí? preguntó a Siobhan y a Jess recordando como las cartas habían vaticinado que se encontrarían con dos niños y una niña.

-Sí -afirmé-. Zaina es muy buena con las cartas, y nos ayuda con su magia y la de sus antepasados.. -y se me ocurrió-. Zai, ¿no puedes comunicarte con los desaparecidos? Una vez ví en una película que dos personas que se querían estaban unidas mentalmente, y podían hablarse sin abrir la boca, y saber lo que el otro quería. Ojalá tuviese esos poderes para hablar con mis abuelos.. -dije con un suspiro.

Los echaba mucho de menos, y estaba preocupada por lo que podía haberles pasado. Como les estuviesen haciendo algo, ¡haría un batido con todas las hadas del pueblo!

Kolda escuchó las explicaciones de unos y de otros, y asintió con la cabeza.

- Así que, en resumen, vuestros padres han desaparecido -dijo-. Es más, estáis sólos en el pueblo. De acuerdo...

Torció el gesto, como si aquello no le gustara mucho. Miró una vez más por la ventanilla de la caravana, en dirección a Noxville, y luego a su compañera Hada, que asintió con la cabeza.

- Es una pena que no haya más niños y niñas por el pueblo. Al ver que no sólo vosotras tres estábais aquí, tenía la esperanza de que muchos más hubieran... cruzado. Pero qué le vamos a hacer, tendreis que arreglároslas siendo sólo seis.

Tomó aire profundamente y les miró a todos antes de continuar.

- Bien, será mejor que os cuente lo que sé, aunque Zaina ya lo sabe -comenzó-. Me llamo Kolda, soy un Hada como las que habéis visto ahí fuera, y mi compañera también lo es. Estamos aquí para intentar protegeros, porque estamos todos en un buen lío...
 

Durante los siguientes minutos, Kolda contó a los chicos la historia de por qué estaban todos allí y por qué su pueblo se había convertido en un lugar gélido y solitario que parecía sacado de una pesadilla.

Desde hacía muchísimos años, tantos que nadie recordaba el origen de la leyenda, se decía que había Hadas en el bosque de Noxville. Unos pequeños puntitos blancos que atraían a los niños para comérselos vivos. La mayoría de la gente se reía de aquellas historias, considerándolas cuentos de viejas para asustar a los pequeños y que no se internaran solos en el bosque. Pero lo cierto era que, lejos de asustarse, los niños se sentían a menudo irremediablemente atraídos por las luces que veían al atardecer entre los árboles.

Zaina, Jess y Siobhan podían recordar muy bien aquella sensación. Hacía un año habían visto aquellos mismos puntos con tres compañeros y se habían sentido irremediablemente atraídas hacia la espesura. Una vez dentro del bosque habían empezado a pasar cosas raras, y a punto estuvieron de quedarse allí para siempre. La cicatriz del cuello de Zaina lo atestiguaba muy bien. Sin embargo, habían escapado, sin saber siquiera a qué se habían enfrentado.

Pero ahora Kolda lo sabía. Un hada anciana a la que ni siquiera habían podido ver con los ojos debido a su fragilidad, les había ayudado justo antes de desaparecer para siempre. Y Kolda había encontrado otras como ella que le contaron una historia espantosa. Las Hadas eran el reflejo de la imaginación de alguien, un niño del pueblo que había leído una historia sobre Hadas una y otra vez, hasta que se había quedado dormido. Soñó sobre las Hadas toda la noche, deseando que fueran reales. El poder de su imaginación era tan grande que atrajo la atención de algo... un ser espantoso que aguardaba en el bosque, esperando una ocasión como aquella.

No bien aquél niño se hubo dormido, un ente conocido por las Hadas como la Oscuridad, se apoderó de él en mitad de una pesadilla. El niño nunca volvió a despertar, quedando en un coma profundo. La Oscuridad se aprovechó de su poder para canalizarlo y convertir sus sueños en realidad. Aquello creó a unas Hadas terribles pero muy reales, sedientas de sangre, que conducían a los niños del bosque a los dominios en los que el monstruo era más fuerte. La Oscuridad los recolectaba para obligarlos a soñar para él, para que consiguieran abrir un camino desde el mundo de las pesadillas hasta el mundo real. Si lo lograba, podría escapar de su plano de existencia... y sólo Dios sabía de qué sería capaz una vez liberado.

Las Hadas como Kolda y sus compañeras eran los últimos vestigios de la voluntad de aquél niño, que pugnaba por liberarse del yugo de la Oscuridad dentro de su sueño infinito. Sin saberlo, las había creado para proteger el mundo real y para que le ayudaran a derrotar a aquél ente.