Partida Rol por web

Al ver morir al perro algo en mi se enciende y de inmediato desenfundo mi acero, el cual es de un color gris azulado.

Quería despedazar a ese goblin, el pobre animal no merecía morir así y el goblin lo pagaría, si que lo pagaría.

¡Tu, maldita alimaña! ¡Voy a hacerte pedazos! - digo con furia y desprecio.

Habían logrado convencer al elfo - principalmente Kalimash con su tono seco y amenazador - de que era mejor seguir disfrutando de la feria ese día, antes de buscar cualquier tipo de trabajo. Lo cierto es que lo agradecía, porque lo estaba pasando bien y disfrutaba de todo aquello. Los juegos eran divertidos, y aunque en unos y otros participaban y seguían con la misma racha, no importaba. 

Por desgracia aquello acabó más rápido de lo que había esperado. Los chillidos agudos que acompañaron casi de inmediato los gritos de miedo de la gente hicieron saltar las alarmas de todos sus compañeros y de él mismo, y en apenas unos segundos lo que eran risas y comentarios alegres se tornaron en precipitadas huidas y alaridos de pavor. Los ciudadanos de aquella villa corrían aterrados mientras algunos caían siguiendo el ejemplo del perro. 

Apenas un momento después los goblin hicieron acto de presencia, anunciándose con una cancioncilla ridícula pero que acrecentaba aquella sensación de horror que se respiraba. Cuando se quiso dar cuenta, varios de aquellos pequeños y pérfidos seres verdes estaban sobre ellos y se lanzaban a la lucha ansiosos por dar muerte a lo que pillaran. Él había luchado contra orcos y aquellos monstruos no eran nada comparado, pero podían ser peligrosos si se les subestimaba. Notó como la ira se apoderaba de su cuerpo y sintió una sacudida recorriendo su piel hacia sus manos. Daría tal lección a aquellas bestias patéticas que no quedaría nada de ellas...

Zi ya lo dije, no noz iba a guztar trabajar - dice el orco bastante calmado mientras extrae su alfanjón. Los goblin le importaban un comino considerados como debiluchos por lo que se tomó todo el tiempo del mundo.

Tampoco sentía particularmente la muerte del perro, aunque una buena sopa si que podía salir si estaba bien alimentado.

Ademáz, eztoz bichoz zon unoz pequeñajoz, ¿que podrían hacer?- erúdito como era, un semiorco crecido entre orcos, ¿era posible que Kalimash no supiese de los goblin?

El Goblin más rápido en vez de atacar se queda dudando y mira atrás preguntando ¿alimaña? ¿dónde hay más perros?

A pesar de que el intento, empuño mis armas desenvainado, y se me hace IMPOSIBLE atacar al goblin que mató al perro (el 5º en turnos) , su armadura para mis golpes, ya sea por fuerza o por destreza, no hay manera de penetrar esa dichosa armadura. 

Samay había sido la más rápida y avispada, sacando sus armas aprovechando el despiste de uno de los goblins que se había parado en seco y atacando al que había matado al perro. Sin embargo el otro reaccionó rápido, y las hojas de la chica pasaron sin hacer ningún daño al pequeño ser, que se apartaba entre risillas chirriantes. 

Aquél sonido le recordó a los malditos pieles verdes que atacaban cada año su aldea, aunque de una manera mucho más patética y a la vez perturbadora. Aquellas alimañas era una aberración que debía ser erradicada y él les llevaría la muerte por haberse atrevido a cruzarse en su camino y estropear aquél día. 

Sintió como el ya habitual cosquilleo que hasta hacía poco le había resultado extraño le recorría el brazo. La energía se acumulaba en sus dedos y se transformaba. Notaba que apenas la contenía, no estaba acostumbrado, así que simplemente apuntó su mano cerrada en un puño y dejó que se desatara, formando con su mente un rayo que dio de lleno a aquél monstruo dejando su cuerpo casi muerto...

Me desplazo para flanquear al goblin y así poder acertarle en pleno pulmón, sin embargo, es mucho más ágil de lo que pensé, pues esquiva mis dos ataques con facilidad.

Cuidado, puede que no sean fuertes, pero si bastante ágiles.

alerto a mis compañeros para que no haya ninguna sorpresa, y es el momento en el que me doy cuenta de que si estos goblins han llegado hasta aquí, no lo han podido hacer solos.

El siguiente Goblin en actuar también se distrae, Guau! un rayo. Es lo único que dice y hace quedando perplejo ante la magia de Nox.

El último parece que si reacciona y se posiciona al lado de Nox, tras rodear la mesa con las frutas tras la que estaba y acertando a Nox con su especie de espada corta haciéndole un daño considerable.

Cargo contra el que ataco a Nox y le cierro el paso.

Deja en paz al chico, bicho asquerozo. - le digo al goblin mientras hundo mi estoque en su pecho por alguna de las grietas de asu armadura y luego lo giro para aumentar el daño antes de extraerlo de él.

Condenadas alimañas, siempre arruinan las fiestas. - sentencio mientras observo la herida que he causado en mi objetivo.

Uno muerto y el otro muriente, debiluchos vaya. Kalimash se acercó con poco entusiasmo ante rivales de tan poca monta, lo que no implicaba dejar tirados a sus compañeros. 

En cuanto llegó al goblin rodeado por Samay aprovechó para dar un terrible tajo vertical con su enorme alfanjón dividiendo en dos al desdichado. Pequeñas chispas de magia saltaron de su arma ayudando al arma a partir al goblin por la mitad.

El Goblin que queda vivo, pese a que sus compañeros han muerto, se tira a atacar a Samay hiriéndola levemente.

Una vez recibo el golpe, intento devolverle el golpe, cosa que me es imposible ya que esta centrado en mi y los esquiva/para a la perfección. 

Aquella alimaña inmunda había aprovechado su despiste al lanzar el rayo - pues el también se había quedado sorprendido - para acercarse a él y apuñalarle, hiriéndole de gravedad. Notaba la sangre correr bajo su ropa y empapar el suelo bajo sus pies. Sabía que no aguantaría otra estocada como aquella, pero en ese momento llegó el elfo. Eladamri había tardado, pero en esos momentos se movía con precisión mortal. Atravesó las defensas del goblin, perforando su pecho y destrozándole de un golpe. 

Un poco más lejos Kalimash, en una demostración de fuerza, partió en dos a otro de aquellos monstruos, dejando sólo al que había sido alcanzado por su rayo con vida, que se movió para atacar a Samay y logró hacerle un pequeño tajo. Furioso, se llevó la mano a la espalda descolgando su vara y se lanzó contra el último de sus oponente, en potente golpe descendente que, por desgracia, aquél bicho verde logró esquivar en el último instante, riéndose de él.

Observo como el último goblin que queda intenta atacar a Samay, volviendo a errar ambos ataques, lo que provoca que insulte al maldito pequeñajo en élfico, bien por la frustración de fallar tanto por ser tan malditamente ágil.

El semiorco no titubea y al ver que el otro goblin se acerca a por mas suelta otro poderoso golpe con la intención de partirle por la mitad.

Desgraciadamente el ágil ser hace un quiebro para atacar a Samay y Kalimash ya con la inercia en su alfanjón tiene que parar su ataque antes de astillar el filo contra el suelo.

¡Pequeño baztardo! ¡Deja que Kalimash te agarre!- escupe el bardo entre colmillos.

Al notar que justo "aquél" gandúl seguía vivo y peor aún amenazando la vida de mis compañeros, me dejó llevar nuevamente por la ira y cargo contra él con una sola cosa en mente, ensartarle mi estoque en lo más profundo de su ser.

Cual soldado experimentado arremeto por el costado y dejo que mi estoque haga el trabajo.

Maldita alimaña, te dije que te mataría y Eladamri Lorian siempre cumple lo que promete.- le increpo al goblin al tiempo que mi aacero se hunde en su pecho. 

Esto es por el perro.... - cuando mi estoque toca fondo observo al moribundo y patético ser al tiempo que giro el acero para terminar el trabajo. - ... y esto por mis amigos.

Cuando el goblin cae al suelo me giro hacia loss demás y con expresión preocupada pregunto: ¿Están todos bien?

El caos ha inundado Punta Arena. Hay goblin corriendo por todas partes, causando estragos, cantando, y acuchillando indiscriminadamente.