Partida Rol por web

Poco quedaba ya, las migajas de un combate sencillo. El semiorco se colocó mejor dando un paso lateral, antes de dejar caer su hacha sobre los restos del goblin atizando una buena tunda al chucho debajo. Ya que no había podido dar el golpe de gracia al goblin lo intentaría con el desdichado animal.

El gruñido del perro atrajo su atención, viendo así que el animal no solo había perdido a su jinete, sino que además había sido herido de gravedad por el hábil semiorco, ahora a su espalda. Apenas quedaba uno de los goblin y la bestia de monta, así que decidido a no dar tregua, desvió su bastón en el último momento, alcanzando la cabeza de su objetivo. Un agradable crujido le hizo sabe que seguramente no se levantaría, y dispuesto a preparar un nuevo golpe, retrocedió un paso para tener más movilidad contra él último de los pequeños goblins.

El goblin que queda en pie intenta huir y sale corriendo.

Observó como el último goblin, asustado, salía corriendo de allí, pero su reacción fue demasiado tarde, y cuando quiso golpear de nuevo con el bastón estuvo a punto de hacerle tropezar y finalmente solo barrió el aire, quedándose en una posición descompensada para recobrarse si quería perseguirle.

Viendo como el último de los goblins intenta escapar, rápidamente hago un fugaz movimiento para intentar cercenarle la cabeza, sin embargo, no consigo nada más que cortar el aire.

¿A dónde crees que vas gamberro? - le increpo mientras hundo mi acero en su carne hiriéndolo de gravedad.

Ni lo pienses. - digo mientras me apresto a perseguirlo.

Cargo contra el perro y lo golpeo en la cabeza con la empuñadura del estoque intentando dejarlo K.O.

Malditos goblins, transformar a un perro en una bestia de guerra. Cuando encuentre a esa sabandija voy a desollarlo vivo y contrataré a un clérigo para que lo traiga de vuelta, sólo para volver a desollarlo. - digo mientras golpeo al chucho.

El perro cae con el golpe de Eladamri y el Goblin que quedaba en pie lo perdéis de vista, pues aunque pequeños estos goblin corren como cualquiera de rápido.

El humano al que habéis salvado se acerca a vosotros Muchísimas gracias!!! echa miradas nerviosas a su alrededor parece que no cree todavía que  hallan sido derrotados los goblin, pero la batalla en el pueblo ha terminado, veis algún que otro goblin corriendo hacia fuera del pueblo a toda velocidad. Sigue hablando mi nombre es Aldern Dedalera, ahora se dirige a Samay me ha sorprendido tu pericia en combate, casi iguala a tu belleza. Ahora habla a todos estaré en el pueblo unos días más, me hospedo en el dragón oxidado al sur del pueblo, me encantaría poder hablar con vosotros y recompensaros adecuadamente por salvarme la vida. Tras esto se va a paso ligero a la posada.

¡Jaaaa!- le da una palmada en la espalda al elfo que se ha batido igual que los demás, con la otra mano apoya la parte metálica de su enorme hacha en el suelo produciendo un ruido metálico -no temaz Eladamri, nunca faltan pequeñajoz que buzquen zer partidoz por la mitad- no pierde palabra de lo que dice el damerino, pero cuando se va no hace mención a él y en vez de eso añade -el cura eze tiene nueztra pequeña y apeztoza fuente de información. Deberíamoz ver zi ya ze ha dezpertado, ademáz alguno de vozotroz ha recibido ayuda y loz del templo zeguro que oz zanan por ofrecer tamaña protección. ¿Que decíz?

El semiorco parece bastante ufano a pesar de estar pisando el cadáver del perro intentando limpiar distraidamente su bota de restos indefinidos de un cadáver. Aunque no le han atacado ni una vez parece difícil afirmarlo ya que no ha tenido ningún reparo en empaparse de la sangre y restos enemigos.

La lucha había terminado rápido y, sobre todo, había sido mucho menos peligrosa que la anterior; suponía que haberles pillado desprevenidos había sido una importante ventaja. Como fuera, el semiorco tenía razón, pues aquello no había acabado, no aún. Aunque habían logrado rescatar al humano -que en cuanto habló no le gustó- aún quedaba descubrir a que se debía el ataque, y el sacerdote cuidaba del pequeño ser que les informaría. 

Así, haciendo un gesto de asentimientos, se colgó de nuevo el bastón, rotó su cuello para hacerlo crujir con un sonoro "crack, crack, crack", y sonrió, acercándose a Samay. 

- Me parece bien, además... - Miró a la chica guiñandola un ojo - Te podrán curar ese corte que no te has dejado mirar antes. ¡Vamos!

La adrenalina del combate aún no había terminado de desaparecer de su torrente sanguíneo, pero ya notaba también el cansancio tras la pelea. Un descanso en el templo mientras los otros interrogaban al goblin le parecía una gran idea; y si después se les olvidaba ir a ver al hombre al que habían rescatado, bueno, no pasaría nada. 

Creo que sería buena idea llevarnos al chucho este, lo podemos vender y sacar algo de pasta, después de todo. ¿Quién no quiere un buen perro de guerra bien entrenado?

Una vez atendidas nuestras heridas, lo mejor será seguir dando caza a los goblins hasta acabar con todos o al menos hasta que la guardia tenga todo bajo control.