Partida Rol por web

— ser pirata requiere abrazar la libertad, capi, y no todos tienen ese valor o carecen de lazos que los aten a tierra y creo que esos hombres tienen temas que los apresan... así que matarlos... pues si no murieron luchando, matarlos ahora es indigno, yo los subiría a un bote y los dejaría cerca de un puerto, — se restregó el ojo, la chica que se hacía pasar por chica puso sus manos en su espalda, mirando hacia arriba en esa bodega.

Armm la había rescatado hacía mucho más de un año, y de ahí, ella se había hecho un lugar en el barco cuando volvió a él luego de haber salido a la mar en búsqueda del pirata que la había rescatado y dejado en un puerto sin ley, es así que Charlie? demostrando su inteligencia y buen tino, se había ganado la confianza del capitán, aunque a veces pareciera demasiado infantil y que para ella todo fuese un juego y eso era obvio, siendo Charlie era mucho más libre que siendo Charlotte, a ella, la buscaban para matarla, mientras que el pirata, revisaba un barco para ver si se lo llevaban.

Le informo a Morgan que el barco era más un lastre que un beneficio en ese momento y que los heridos requerían atención, el médico a bordo fue el que insistió en esto mientras la mozalbete les decía lo que había en el barco. Había  café, al menos y a simple vista unos treinta sacos del peso de un hombre. También algodón sin procesar, ves doce balas, pero pueden ser más. Dijeron que hay algo de plata, pero es realmente poca, y sin acuñar, un cofre de unas veinte libras de plata. El valor de todo eso no podía calcularse sino cuando estuviera todo en el barco. Charlie señaló que esos cañones no eran mala idea hacerse de ellos y claro, de todas las armas posibles, mientras ataban a los hombres a los mástiles.

Uno no puede negar la belleza cuando la ve. La invitada del capitan lo es, pasajera o no del Lucero. Al abrir la puerta me la encuentro de frente y no puedo mas que hacer un leve saludo con la cabeza mientras ella me indica sus mas que sinceras razones para no subir a cubierta. - Sin duda aunque el combate haya terminado, aun hay algunas... actividades algo sangrientas en marcha. - Sonrio abiertamente, con cierto toque picaro, pero sin ningun doble sentido por el que la mujer debiera tomarse a mal mis palabras.

Mis vestimentas estan ligeramente sudadas, con el aire del mar en ellas y tambien con alguna que otra mancha de sangre, incluida mi barba. No en exceso, pero si suficiente para dar a entender de donde salgo en estos momentos.

Niego ante sus ultimas palabras levemente y con una sonrisa agradable. - No hay nada que agradecer señorita... - Ese breve silencio o espacio de silencio, donde queda claro que no se como debiera llamarla. - y por favor, no soy ningun señor, eso esta bastante claro ¿no creeis? Llamadme Nikholas.

Me quedo de pie, mirandola directamente a los ojos sin moverme del sitio por unos segundos, para de pronto acercarme un poco y tomar su mano con suavidad, aun con los callos que abundan en mi palma y acercarmela a los labios. - Es un placer. - Deposito un beso en el dorso de su mano, antes de apartarme de nuevo, sin alejarme en exceso, pero aun asi, permitiendo que pueda cerrar la puerta sin romperme la nariz de desearlo.

Hay niveles de juego y pasarme de la raya sin la aceptacion de la invitada, llevara a que el capitan me tire por la borda.

Entonces repararemos el barco, cogeremos todo lo que tenga valor y llevaremos a los heridos al puerto pirata más cercano, esos cañones seguro que valdrán algo en tierra firme.

Charlie, ¿Cómo ves la opción de quitarles todas las armas, cañones, espadas etc. y llevarlos al puerto pirata más cercano para vender el barco y dejar allí a los gabachos libres de hacer lo que quieran? 

En cuanto Charlie me conteste lo que opina lo comunico

— cap, no tenemos hombres suficientes como para llevarlo a puerto, mejor saquemos todo lo necesario y que nos sirva, armas, cañones, todo, pero rápido, en cualquier momento uno de esos se pone valiente — se encoge de hombros — si los llevamos a un puerto, entremedio, pueden intentar liberarse — le explica a su capitán, mirando la bodega donde estaban. 

De acuerdo entonces. Vamos a llevarnos todo lo que se pueda vender y les dejaremos aquí.

Salgo a cubierta y se lo digo a los hombres.

El barco lo cargan los propios capturados, de forma que no queden libres o descansados. Cuando Niholas sale a cubierta ve como los franceses cargan con la grúa los cañones en el Lucero y otros llevan los sacos de café. El proceso se hace excepcionalmente rápido.

La cara de los vencido está llena de agradecimiento por la clemencia mostrada.

-Gracias es lo único que escucháis cada vez que pasan cerca mientras se mueven de un lado a otro cargando la bodega. Los cañones por otro lado deben atarse en cubierta. El Lucero va pesado y se nota.

Finalizan la tarea y el que habla inglés se os acerca y dice -¿Algo más?

El gris se aproxima al capitán y le susurra -...debemos darnos prisa para salvar a los heridos.

Nada más, le tiendo la mano a modo de saludo respetuoso, espero que el resto del viaje les vaya bien y lleguen a salvo a su destino, les hemos dejado las provisiones, agua y comida, no somos unos bárbaros.

A continuación nos vamos aprovechando los mejores vientos y lo más directos al puerto pirata más cercano.

Red dog, que también había supervisado que los franceses se comportaran sin causar problemas, respondía cuando estos le daban las gracias mientras cargaban los bultos.

- Agradecedlo franceses, agradecedlo... y recordad el nombre del Capitán Armm Morgan y los bravíos piratas del Lucero del Alba. Narrad a los vuestros su grandeza y mi...miseri..cro..dria. - A O'Malley le costaba vocalizar bien esa palabra de corrido. Ni siquiera la pronunciaba bien. Sabía que con frases como esa se forjaban las leyendas, pero faltaba algo...

- La próxima vez que nos veamos, ya sabéis: si ofrecéis resitencia sólo ladro, si os enfrentáis muerdo...- hizo una pausa para crear la tension suficiente en el ambiente y de repente - Buuh!- O'Malley asustó al grupo de supervivientes franceses con un ademán amenazante y su mejor mirada de locura, haciéndolos encogerse y apelotonarse entre ellos. - Jajajajajaja!- rió. La espera había dado sus frutos, Red Dog se había desfogado destrozando algún francés y ahora el Lucero del Alba iba cargado con un buen botín, así que podrían celebrarlo. Luciendo su frondosa y rojiza barba, aulló como un perro al viento.

Debido a los vientos y posición actual, os tomará unas cuatro horas llegar a un puerto franco. No tenéis dificultades para alcanzar el destino, pero llegáis pasado el ocaso lo que dificulta la entrada a la bahía. Los heridos son una prioridad, lo que hace inviable la opción de esperar. Es necesario fondear y bajar a los heridos en bote.

Pago a los hombres y les doy las indicaciones para que la tripulación mínima se quede en el barco, todos los demás se pueden ir a tierra con los heridos a reponer fuerzas, al cabo de doce horas deben volver todos a relevar a los que se han quedado.

Al cabo de 24 horas Red dog, Nikolas, Solomon y Marie podrán bajar del barco y hacer lo mismo.

Al cabo de 36 horas Charlie, Bernardo y yo bajaremos a tierra y haremos lo mismo.

Solomon y Nikholas tendrán la función adicional durante su estancia en tierra de buscar los mejores precios para la mercancia que previamente habrá comprobado y preparado Bernardo Mulligan.

Red Dog asintió con la cabeza - Ya habéis oído al Capitán, al desembarcar se permite descansar, comer, beber y follar. Pero lo más importante, cumplid con los plazos, si no os haré fregar los vómitos resecos de cubierta con la puta lengua.

Red Dog bajaría en el segundo turno junto a Nikholas, acompañándole como gorila en las negociaciones, (aunque el nórdico se valía por si mismo)  tomar unos tragos y de paso amenazar o pelearse si surgía algún imprevisto.

Apoyado en uno de los mastiles y mirando hacia la ciudad, asentiria ante las palabras del capitan y sonreiria por las de Red Dog. - Mas le vale cuidar de mi hermano capitan. - No habia amenazan, ni nada por el estilo, respetaba a mi capitan, pero simplemente no podia evitarlo. Mire hacia Charlie. - Es un enano demasiado inteligente y con tendencia a meterse en problemas, por una simple manzana. - Hice burla a Charlie. Estirando el parpado inferior de mi ojo izquierdo hacia abajo y sacando completamente la lengua fuera.

Tras ese gesto me acercaria a Red Dog. - Primero el trabajo y luego el placer. Acompañame a ver a algunas personas al princiipo de nuestro turno, por si se ponen tocapelotas, pero no hables, solo manten esa postura de puto Jotunn loco dese la distancia. - Sonrei, dandole una palmada en la espalda al irlandes.

Me acerque a Bernardo. - Hazme una lista de que necesitas que compre y asi podre ir mirando que mierdas esconden esos cabrones bajo la madera. - Sonrisa de oreja a oreja, mientras le guiñaba un ojo.

Primero iria al mercado y a los diferentes establecimientos. Comprobando todo sin mencionar de donde venia, la noticia se correria pronto. Luego buscaria la forma de ir tirando dle hilo y presionando a los diferentes mercaderes hasta conseguir el mejor precio posible desde mi punto de vista. No usaria la intimidacion a menos que me viera forzado. Todo a buenas, con sonrisas y algun trago entremedias para calmar animos y acelerar los negocios.

Luego, cuando todo estuviera en marcha. Tocaria divertirse con el maldito Red Dog, a nuestro estilo.

Bernardo ha estipulado que se podrá sacar unas trescientas piezas de plata, dependiendo de la acuñación por el café. El algodón nada en este puerto, no en ese estado. Lo que después de pagar gastos médicos hace que la incursión haya dejado de momento y con seguridad unos ciento cincuenta reales, lo que da unos ocho reales cabeza, suficiente para para cuatro o cinco días de juerga pero no más, y si se gusta de beber y hacerlo en compañía de fulanas, no legará ni para dos días. Por desgracia el botín de momento no ha dado mucho de sí.

Los hombres no están muy contentos por ello, pero saben que habrá más en breve, por lo que cogen el dinero y de van.

George se va en un bote con los dos heridos más graves para atenderlos en mejores circustancias, entre ellas un buen baño que permita limpiar las heridas y tratarlas como es debido.

El segundo bote se usa para ir a tierra y volverá para hacer los relevos.

Ya fondeados y sin prisas sale del camarote la pasajera -¿En que puerto estamos? veo las luces de la actividad nocturna en la bahía, pero no reconozco la misma. -aunque está cerca del capitán, la pregunta la efectúa de forma global -Hace una noche preciosa, y estrellada, una auténtica maravilla.

Después de una larga jornada calculando el estado de los pertrechos en el bodegón y teniendo algunas consideraciones y estimados que obtuve la última vez que escuché precios de estas mercaderías le di el diagnóstico contable al Capitán. No era mucho lo que había, en definitiva, pero quizá podríamos sacar provecho del puerto con fines más lucrativos.

-Capitán, si me permite dar mi opinión, creo que deberíamos conseguir información sobre cargamentos que vayan a salir de puerto y "hacernos cargo" de ellos- destaqué eso último, si queríamos mantener una campaña larga y obtener ganancias para sobrevivir y deleitarnos, primero había que trabajar por ello.

-Ahora, también creo conveniente el hacer contrabandismo, de seguro hay mercaderes que requieran llevarse su mercancía sin pagar impuesto alguno. También podemos ubicar algún bodegón con poca seguridad, de seguro hay relegados hispanos que nos pueden ser de utilidad- Al menos no había pasado mucho tiempo en alta mar como para querer bajar inmediatamente, pero aún así no hallaba el minuto en que lo hiciera.

Mientras los muchachos bajaban, decidí responderle a Jones -Encárgate de buscar comida de verdad preservada, algo de carnes ahumadas o saladas, tu sabes, que duren su buen par de semanas. También podríamos usar cañas o redes para el camino. Y quizá algunas balas de cañón encadenadas... Tu sabes, esas para volar mástiles- Las había visto antes mas nunca en acción, si teníamos un maestro artillero de seguro serían de utilidad para joder barcos.

Me giro mi bellísima pasajera Hannah Smith. Estamos en Curama, una isla entre Tortuga y la península de Sucre, lejos de Trinidad y Tobago al noreste de ellas. Ss una zona que evitan los barcos de las marinas y los mercantes por la guerra entre España y Países Bajos, un pequeño bastión pirata.

Luego de oir a Bernardo me giro a Nikholas. Deberíamos conseguir información sobre cargamentos que vayan a salir de puerto y "hacernos cargo" de ellos, ya que bajas a tierra ¿Qué te parece si husmeas un poco en los secretos de los demás? Sin meterte en líos, ¿Vale? Se discreto.

Acompaño por la cubierta a la señorita Smith mientras observa el entorno.

Mire a Bernardo y asenti ante sus palabras, aunque me pareciesen excesivas. Luego me rasque la barba, con ganas y mire a los ojos del hombre, con una amplia sonrisa antes de colocar mi mano en su hombro. - Hemos estado en mar tres dias compañero. Tres dias no dan para saquear la despensa, pero buscare lo que dices, aunque dudo que tengamos mucho que gastar con tan pobre captura. - Me encogi de hombros levemente, pues era como funcionaba el asunto. A veces mucho, a veces poco. - Balas encadenadas... para eso seguro que no hay oro, ya te lo digo yo. - Un apreton en el hombro antes de darme la vuelta, para encontrarme al capitan.

Le miro cuando me habla. Joder a este paso mi pase se van a quedar en nada. Asiento levemente. - Me llevare a Red Dog conmigo no hay problema, aunque es posible que igual necesite algo brillante en algun caso, para que la gente empiece a hablar capitan. - No iba de coña, a veces servia con simplemente jugar a las cartas o algo similar, otras era necesario alcohol, en ciertas cantidades... y aunque pensaba hacerme con algo mas de dinero haciendo el loco con Red Dog, eso no quitaba que fuera mi dinero.

Tras que aceptase a darme el dinero, sonreiria de oreja en oreja. - Eso si, sois unos explotadores cabrones, que lo sepais. Todo el curro para el loco vigia... ya os vale.

Me gire hacia Red Dog. - Ya has oido maldito Jottun, nada de liarla parda. Si quieres matar o arrancarle la cabeza a alguien, preguntame antes. - Me rei con ganas, mostrando los dientes en el proceso. - O hazme algun gesto para que sepa que vas a hacer... - Como si hiciera falta.

-Por supuesto, capitán- No era un marino, quizá fallaría en el conteo de provisiones atiborrando con comida de más, pero en tierra podría hacer algo más. Al menos me envió solo a hacer mi trabajo, a ver qué tal funciona todo esto. Decidí volver a las bodegas a chequear una última vez la carga.

Seguía lamentando haber tenido que huir de improviso, ya llevaba dos semanas de fugado, el local en Nassau probablemente ya habría sido saqueado sin mi administración por esos nefastos suches* de la Royal Navy. Si mi viejo no se hubiese muerto el año pasado. No importaba más, ya estaba allí y había trabajo que hacer, a futuro ya vería qué hacer para recobrar su estilo de vida.