Partida Rol por web

-Está bien, pero sed cautelosos, es mejor una retirada con cobertura que un enfrentamiento directo. -oís al portavoz del mercante.

Así, a medio trapo superáis el acantilado que separa las bahías para ver que la exploradora navega con el mástil auxiliar partido hacía vuestra posición. No hay rastro de nada salvo las evidencias del enfrentamiento.

Al cruzarse gritan -Tres heridos y averías en el casco, ha habido suerte, ningún muerto aún. Es una batería costera, habrá que tomar distancia a la tierra, deben ser de cuarenta y ocho por el alcance. Nos sorprendieron. Los cabrones erraron el primero por casi treinta metros, pero la segunda andanada por poco nos manda al fondo.

Al ser suponible que en esa posición de está a salvo de momento y con la cercanía de la tormenta, cuyos vientos huracanados empiezan a notarse, en rachas que hacen crujir las astillas, el líder de la expedición hace señas de fondeo. Con un poco de suerte podréis capear la tormenta sin desperfectos.

- Pues bien, ya que habéis vaciado medio barco -dijo con cierto reproche, aquello de perder tantos toneles le había hecho bastante daño emocional y no se encontraba de buen humor- y que parece que aquí fuera ya no somos tan imprescindibles de momento, si no os importa me llevo a los cerebritos a las bodegas a hacer recuento de provisiones. Dé un grito si nos necesita capitán.

Les hizo una señal a los interpelados para que comenzasen a andar.

- Ambrosio, Lien, arreando, que será mejor que terminemos antes de que la tormenta arranque fuerte.

¡Barco a la vista! -se oye el grito desde el carajo. -Un cazador, Jah!, no se esperaba una flota, creía que solo era uno. Mi capitán, enemigo a la proa, con un ligero incremento de ritmo lo tenemos a tiro en diez minutos.

El vigía se ha dejado llevar por el éxtasis del momento. Haría falta algo más de diez minutos, pero sí. Un barco rápido y artillado asoma por el cabo que separa las bahías, seguramente buscando destruir el barco al que habían dejado sin velocidad al quebrar el palo auxiliar.

Al ver que la presa no está sola vira y pierde velocidad.

¡Capitán, el cazador se retira! Miro al capitán.

Mejor dejarle ir, no merece la pena un combate si no se va a ganar nada que merezca la pena, los barcos de este tipo no llevan mercancía y lo que llevan no es sensible a venderlo en puerto.

Que se resguarde en puerto y nos deje pasar sin más problemas, luego ya se lo pueden llevar los demonios, nosotros estaremos lejos con el mercante.

Lien volvió a subir tras ayudar a preparar los cañones. Los nuevos eran muy grandes y pesados, y esperaba que no supusieran problema alguno para el navío. Sin embargo, al subir a cubierta parecía que pronto tendría que volver a bajar.

Loan: ...y que parece que aquí fuera ya no somos tan imprescindibles de momento, si no os importa me llevo a los cerebritos a las bodegas a hacer recuento de provisiones. Dé un grito si nos necesita capitán [...] Ambrosio, Lien, arreando, que será mejor que terminemos antes de que la tormenta arranque fuerte.

-Bien... -dijo antes de dar media vuelta. 

Justo en ese instante, el vigía dio la alarma del barco enemigo a la vista. Lejos de ir a atacarles, parecía que se preparaba para huir.

-Ahora bajaré -le dijo a su prima. 

Maddock: Mejor dejarle ir, no merece la pena un combate si no se va a ganar nada que merezca la pena, los barcos de este tipo no llevan mercancía y lo que llevan no es sensible a venderlo en puerto.

Lien se quedó vigilante ante lo que diría el capitán. Ciertamente no tendría mucho sentido ponerse a perseguir a un barco y alejarse del objetivo del trabajo si este no suponía una amenaza.

Muy bien ya oyeron al señor Maddock no pierdan el tiempo holgazanes, dar señales a los cargueros a toda vela tenemos una entrega que terminar y esa tina no va a causar problemas.

¡Vigía alerta permanente! ¡Atentos a la batería de tierra! - empiezo a olanzar impartir órdenes mientras sujeto con firmeza el timón.

Mantengan los cañones listos por si a esos idiotas se les da por volver a buscar líos, pues si son tan listos como para alejarse del Dragón, dudo que aean tan idiotas como para volver. - sentencio con brusquedad.

Después de un tejemaneje intenso (se había pasado el rato arriba y abajo en una suerte de caos y confusión), Loan subió a cubierta de nuevo. > Tenía toda su cocina asegurada, preparados los cuchillos en el cinto y ya no le quedaba nada más por hacer, a no ser que finalmente decidiesen liarse a cañonazos, en ese caso volvería a bajar. 

- Parece que a aquel ya se le han pasado las ganas de joder la marrana-dijo riendo, señalando al barco que huía, antes de volverse con seriedad- ¿Cree que será muy fuerte la tormenta capitán? Lien está preocupada, se lo noto. Espero que merezca la pena este trabajo. Porque si no, le juro que vuelvo a buscar a ese cabrón de la taberna y hago un estofado con él.

No olvides preparar suficiente para todos, así toda la tripulación podrá cagarlo con gusto por el mal rato. -  le respondo a Loan, mientras mantengo firme el timón.

Dile a tunprima que se prepare, ese temporal nos va a hacer algo de daño, pero podremos salir de él rápidamente.

Todos a sus posiciones, aseguren la carga, los cañones y todo aquello que no esté fijado al casco, aquellos que no sepan manejarse en un temporal, rápido bajo cubierta y presten atención a cualquier posible filtración. - ordeno rápidamente mientras dirijo el timón del navío con mano firme.

La tormenta llega con una violencia que a pesar de esperada no deja de sorprender. El Dragón estaba preparado, pero la cazadora no tuvo esa suerte, veis en la distancia como las rachas la obligan a plegar el velamen, pero al no conseguirlo se ven arrastrados por este y deben cortarlo y perderlo, aún así la marejada hace estragos y los zarandea sin compasión. La situación se vuelve crítica y dejáis de prestar atención a la fortuna de terceros, pues de repente veis que serán necesarias varias maniobras.

El agua salta por la borda y se cuela por las troneras a pesar de estar cerradas. Los palos crujen y la cadena del ancla repiquea con el casco de mala gana.

¡Capitán! Deberíamos asegurar las jarcias, poner el velamen a media y subir el ancla antes de barrenar sobre ella.

Mi cara era de terror pero se mezclaba con una sonrisa de lado a lado que daba lugar a pensar que estaba disfrutando de su propio miedo, y quizás en efecto así era. Maddock era de todo menos un libro abierto, muchos habían sido los que habían intentado saber que ocurría por dentro de aquella cabeza y pocos seguían vivos para decir lo que habían visto.

A pesar de que la situación podía ser tensa y bastante desesperada los movimientos de Maddock eran precisos, descalza como siempre para tener mejor agarre en la madera del navío, agarrada con la mano derecha siempre de cabo en cabo para llegar más rápido a donde tenía que repetir las órdenes del capitán.

Vamos señores, acaso quieren ver a Davy Jones en el fondo del mar. ¡Más rápido!

Rápido a media vela necesito un observador aquí, está borrasca nos ha dejado sin visibilidad. - reclamo mientras veo a Maddock prácticamente bailar sobre la cubierta.

Si fueras mujer, me caso contigo... Jajaja. - pienso divertido viendo la facilidad con la que maneja todo.

Las malditas olas golpean el casco de la nave zarandeadola de un lado a otro, pero yo mantengo mis manos firmes sobre el timón guiando el barco a través de la tormenta, compensando así el movimiento de las olas.

Venga moveos antes de que la tormenta los arrastre hasta el.fondo del mar. 

No se que tengo que tirar.

Las violentas arremetidas hacen perder el equilibrio a más de uno, lo que dificulta enormemente la tarea, el propio capitán se mantiene de pie gracias al timón. La tripulación apenas puede realizar las tareas mínimas, aún así consiguen salvar las rocas.

-Hombre al agua -se escucha el grito de uno -Dos. 

Rápidamente uno de los más veteranos, el tipo al que todos llaman "el coco" se ata un cabo de los que Lien estaba usando para asegurar el mayor y se lanza a por sus compañeros.

Ugh, en verdad hemos tenido mala fortuna con este tiempo *dice suspirando y se adentra un poco en el exterior* Alguien requiere de asistencia? *comienza a mirar en busca de heridos entre la tripulacion, aunque mi mirada se fija en el barco que se va hundiendo* No estaria mal... *suspira, tratandose de quitar la idea de la cabeza, aunque no puede evitar preguntar a uno de los tripulantes que estaba revisando* Tu crees que habra algun superviviente del barco que se esta hundiendo? No estaria mal posar las manos en algun prisionero...

Sensorial Elevado

Loan se aseguró con una soga y de un pequeño salto, subió a un punto un poco más elevado que el timón para observar mejor.

- Capitán vamos bien de momento, si sigue este curso es probable que salgamos. El mercante parece que lo tiene complicado pero aguanta, el... HOSTIAS, el explorador está jodido. Ah no, espera...- entrecerró los ojos, fijando la vista- nah, es inútil, no veo una puta mierda, está a tomar por culo.

Una sacudida provocó que cayera de bruces contra el suelo y si no hubiese sido por la soga, estaría en la otra punta del barco. Se levantó con esfuerzo, intentando luchar contra el vaivén, de su labio brotaba sangre pero era un mal menor, volvió al punto elevado. 

- Si precisa sigo oteando la borrasca capitán.

Maddock: ¡Capitán! Deberíamos asegurar las jarcias, poner el velamen a media y subir el ancla antes de barrenar sobre ella.

Probablemente sería lo mejor que podían hacer en aquel momento. Trató de pensar en algún método más para asegurar el barco, pero con el caos de la situación no se le ocurrió nada. Tampoco parecía segura de poder aportar demasiado a la navegación más allá de lo que ya sabían el Capitán Maddock, y el resto, así que trató de ayudar con pequeñas tareas, como asegurar los cabos. 

En una de las fuertes arremetidas que sufrió el barco, provocó que perdiera el equilibrio y se golpeó en la cabeza con una madera, brotándole un pequeño hilo de sangre de la herida. No parecía grave, pero el dolor punzante y mareante le duró durante el resto del trayecto. Cuando aquello acabase habría que hacer una revisión de todos los daños que habría sufrido el navío para evitar una futura desgracia. 

Ambrosio: Alguien requiere de asistencia?

-Dame una venda para cabeza, para que esté tapado al menos -le dijo señalándose la herida.