Partida Rol por web

Alumbró nuevamente el pasillo con cuidado de no soltar el teléfono y siguió su camino. Al continuar andando, el dolor de cabeza de Brianna fue remitiendo un poco. Todavía dolía, pero era algo más soportable. La quemazón del labio casi había desaparecido a estas alturas, aunque todavía sentía la herida que le habían hecho, sin saber el origen de esta exactamente. Sin embargo, no dieron ni diez pasos antes de que Ethan se detuviera en seco.

Sacudió la cabeza sintiendo un pequeño alivio de su dolor, ignorándolo por el momento porque no podía hacer más nada. Su mano pasó por su labio sin querer, para ver si lo aliviaba o algo, pero como no sintió nada allí lo dejó estar, caminando distraída al lado de Ethan. Sin embargo al verlo detenerse de la nada miró alrededor a ver que sucedía y luego volvió a mirar a Ethan al no ver casi nada.

Alumbró entonces al hombre y notó que tenía varias cucarachas encima. Se quedó con la boca abierta por un momento al verlo así, preguntándose de donde habían salido, alejándose también sin querer por el asco que le dio. Además, que Ethan comenzara de nuevo a tratar de quitárselas de encima entrando en un ataque de pánico repentino.

Trató de acercarse para ayudarlo, muy renuente eso sí porque ¡A ella también le daba mucho asco! Pero él logró hacerlo solo y esto la tranquilizó lo suficiente para acercarse al hombre. —¿Estás bien? — preguntó tontamente, viéndolo temblar levemente. ¿Odiaba tanto así a esos insectos? Volvió a alumbrar al frente y luego mirar a Ethan suspirando —El cólera no da por las cucarachas, creo — comenzó, diciendo tonterías porque no recordaba haber leído nada sobre eso en su vida, solo quería calmar al otro —Pero tenemos que seguir por allí ¿No dijiste que era el camino? ¿O conoces otro? — ella estaba bastante perdida en aquel lugar y solo seguía al enfermero. Así que si este decidía que se irían por otro lado, no podía hacer mucho más.

Se sorprendió ante lo que decía su compañera, sin dejar de mirar al techo - ¿Pero cómo vamos a pasar por ese pasillo? Está lleno de cucarachas, no se puede ver el suelo si quiera ¡encima están por el techo también! - tembló un poco. - Lo siento Brianna, pero me niego a pasar por encima de tantas cucarachas, nos podrían saltar encima y pegarnos algo. - no podía evitar ver que Brianna parecía no entenderlo, por lo que una teoría le vino a la mente. - Porque ves las cientos... No, las miles de cucarachas que hay en el pasillo ¿verdad?

Parpadeó al escucharlo ¿En el piso? ¿En el techo? Alumbró nuevamente al pasillo que estaba completamente desierto, los pocos insectos que hubieron en algún momento espantados o muertos ya. ¿Qué le sucedía? Ante su pregunta volvió a mirarlo, no, allí no había nada. —Ethan, no hay nada. El pasillo está vacío. ¿De verdad estás bien? — preguntó ahora preocupada, porque no se suponía que Ethan estuviera teniendo visiones raras, eso se lo dejaban a ella, gracias. —Te puedo jurar que no hay nada que te vaya a enfermar y podemos seguir por el camino, solo… Cierra los ojos ¿Está bien? Yo te guío.

Ethan empezó a comprender. - Clint... Ahora entiendo por qué no querías pasar por esto. - murmuró por lo bajo. Se armó de valor, recuperó la pistola que había dejado un par de pasos delante suya y la puso en su mano zurda. Suspiró, cerró los ojos y le tendió la mano diestra a Brianna. - Confío en ti, sé mis ojos. - esperaba que la chica le llevara al otro lado, sin que ocurrieran inconvenientes. Procedería a explicarle a su compañera lo que creía que estaba pasando y como podrían evitar hacer alguna barbaridad. Ahora todo tenía sentido, pero eso no significaba que no fuera a ser duro.

Ethan cerró los ojos, sujetándose a Brianna para tratar de controlar el pánico cerrando los ojos para no ver los bichos, que le producían una mezcla de asco y de miedo muy intensa. Fue pisando con cuidado, tratando de espachurrar los menos posibles, pero al no sentir nada bajo su peso, se tranquilizó. Después de unos cuantos metros así incluso tuvo el valor de abrir los ojos, y el pasillo ante él estaba completamente limpio. Sin embargo, ambos pudieron escuchar esta vez sonidos de pisadas y voces en la planta baja. 

Al asomarse por la barandilla, pudieron ver a un grupo de enfermos, todos ellos disgregados, que se dirigían con paso cauteloso hacia las escaleras de la primera planta. Estarían a unos cincuenta metros, por lo que aún era improbable que los escucharan. Quizá habían sido alertados por el sonido del disparo.

Le sonrió a Ethan y esperó que cerrara los ojos, agarró su mano y con cuidado lo fue guiando por el pasillo, miraba hacia adelante y a ratos al hombre para ver que no se fuera a caer, estuviera bien y pisara bien. No supo cuánto tiempo estuvieron en esas hasta que por fin pasaron la mayor parte del pasillo. Lo soltó con cuidado y se puso frente a él —Listo ¿Estas bien? — le preguntó nuevamente, para luego ser distraída por los sonidos de las voces.

Se apresuró con cuidado a asomarse por la barandilla y lo que vio la dejó con la boca seca. Enfermos desperdigados por el piso de abajo que iban justo a las escaleras por donde ellos querían ir. Volvió a mirar alrededor y luego a los enfermos y posó rápidamente su mirada con Ethan, quien era la persona que sabía cómo moverse por ese lugar. —¿Hay algún otro camino por aquí que podamos seguir? Si no, creo que deberíamos escondernos hasta que pasen o algo así — su mente iba a mil por hora buscando miles de maneras de no tener que enfrentarse a los otros, si reaccionaban como el que había visto antes, estaban muertos.

Dando la mano a Brianna, logró cruzar al otro lado del pasillo sin demasiadas complicaciones. En cualquier otra situación, se habría puesto relativamente nervioso, no estaba acostumbrado al contacto físico, menos aún al de una mujer. Pero ahora mismo tenía más miedo que nervios, pero al abrir los ojos, todo se pasó. Suspiró, sintiendo cierta paz al ver que todo era falso. - Estoy bien, gracias por cuidar de mí. - no sonrió, a pesar de que debería, pues estaba ideando un plan en su mente. - Ahora lo entiendo todo Brianna. Estamos sufriendo alucinaciones, no constantes, pero lo que sea que esté pasando nos provoca alucinaciones a todos los que estamos en este edificio. - se echó una mano al mentón. - Brianna, debemos establecer algún código visual para reconocernos en caso de que nos separemos. - se miró las manos. - ¿Qué te parece si nos ponemos de rodillas y levantamos los brazos? Si ves a un monstruo o algo así haciendo eso, sabrás que soy yo y viceversa. Pero cuidado, si se acerca hacia a ti, corre. Te pido lo mismo, si ves que empiezo a alucinar, no te acerques y haz nuestra señal y si ni con esas ves que reacciono positivamente, huye. - admitió con seriedad. Necesitaba tener la situación controlada y creer que todo estaba en su mente.

Continuaron avanzando, pero por desgracia algunos pacientes empezaron a subir las escaleras por las que tenían que bajar. Subían de forma cautelosa, por lo que Ethan intuyó que no serían tan peligrosos como el que les atacó hace un rato, pero no se iba a arriesgar a que estuvieran alucinando. - No, no hay otro camino, escondámonos en alguna de las habitaciones. - inquirió el enfermero. Una vez dentro de la habitación y habiendo asegurado la puerta al menos un poco, ya fuera con una mesa o incluso con la propia cama, sacaría los ficheros que se había guardado al principio y los leería.

Así que no era la única, suspiró por lo bajo asintiendo. Aún le daba miedo contarle exactamente como había sido su alucinación, siendo que la de ella parecía haber sido peor o por lo menos más sangrienta, pero no le negaría que de hecho la había tenido. —No sabes en parte como me alivia eso — dijo levemente divertida, aunque veía la preocupación del otro, si estaban alucinando bien podían hacerse daño si no se daban cuenta que estaban juntos. —Sí, me agrada hagamos eso. Dudo que algunas de estas, cosas o lo que veamos en nuestras cabezas sean tan pacíficos como para arrodillarse y levantar los brazos — era lo único que los ayudaba a ver que era real y que no.

Miró alrededor viendo que deberían esconderse y se alejó de la barandilla yendo a la habitación más cercana que estaba abierta —Ven aquí — le dijo haciéndole señas y adentrándose. Una vez los dos adentro, trancó la puerta con seguro, pero se sentó en el suelo pegada a ella para poder observar o escuchar de alguna manera si estaban pasando por afuera o terminaban de irse. No podían salir sin saber que hacer o terminarían de cara con todos ellos y sería espantoso.

El ruido de pasos poco a poco se va haciendo más evidente, y las voces comienzan a llegar conforme se acercan a la puerta de metal. Brianna mantenía el oído aguzado, vigilante por si los enfermos se percataban de su presencia, pero más que alarmados los enfermos parecían confundidos y asustados, a juzgar por sus conversaciones y tonos de voz. 

Mientras tanto, Ethan comenzó a leer el fajo de papeles, rebuscando en aquellos documentos algo de información que arrojara luz sobre la situación en la que se encontraban. Brianna se acercó también, dispuesta a saber más de lo que fuera que estuviera pasando en ese psiquiátrico, pero sin descuidarse de vigilar la puerta.

Un dolor agudo comenzó a surgir en el cuello de Ethan, soportable pero molesto. Además, parecía tener el cuello rígido, como contracturado. Pasó unos breves momentos de mareo antes de recuperarse.

Los documentos son un montón de papeleo oficial, la mayoría de él clasificado y por tanto ilegible. Sin embargo, algunos nombres y palabras peculiares como 'experimento', 'comportamiento' y 'remuneración' se quedaron en la mente de doctor de Ethan. No era su ámbito en absoluto, pero los nombres como 'Herpes simplex' o 'Neisseria meningitides' no le pasaron desapercibidos tampoco. Además, pudo leer el siguiente pasaje completo:

...en esto, los pacientes son sometidos a una intervención donde -------------------------------------------------------------------------------------------------------. ------------------------------------------------------------------------------- los síntomas habituales son ---------------------------, ------------------------, ----------------------------, y ---------------------------. Además, estas cepas son especialmente resistentes, pudiendo -----------------------------------------------. La probabilidad ------------------------------------ es de en torno al 85%, aumentando en el caso de pacientes inmunodeprimidos hasta el 99%. Altamente improbable ----------------------------------...

 El resto de papeleo, aun clasificado, parecía ser algún tipo de contrato o declaración de intenciones, y... lo más curioso es que la firma del director figuraba al final.

Ethan gimió un poco a causa del dolor de su cuello, intentó recolocarselo sin mucho éxito, pues no lograba el ansiado "Clack" que buscaba para liberar el dolor, sin embargo tal cual vino el dolor, se fue. - Extraño... - murmuró para si mismo. Tras terminar de leer, un rayo de esperanza surgió entre tanta desesperación. - Hay una pequeña posibilidad de que no estés infectada, Bri. Del quince por ciento, exactamente. A juzgar por los otros pacientes que nos hemos cruzado, diría que efectivamente estás bien, pero eso nos deja una duda... ¿De dónde vienen las alucinaciones? Yo no he sido inyectado con nada, eso seguro... - un pequeño dolor de cabeza asaltó a Ethan, demasiadas variables para encontrar la verdad.

Negó con la cabeza, intentando así despejarse un poco. - Mejor no darle muchas vueltas y seguir adelante... Pero antes, deberíamos lavarnos un poco, al menos las manos. - aprovechó que estaban seguros en una habitación para proponerlo, el virus se podría propagar al contacto con ojos y boca ¡y estaban llenos de sangre de infectado!

Pasaba su mirada de la puerta a Ethan, viendo que hacía, pero sin dejar de estar pendiente de la puerta. Los ruidos la confundieron un poco, pero estuvo atenta a que la puerta no se pudiera abrir mientras se alejaba y se acercaba al enfermero para ver por fin que contenían los documentos. No es que haya entendido nada cuando terminó de leer, más allá de que todo aquello era un estúpido experimento, algo que había estado pensando desde hacía un rato y que se había salvado de una grande. Pero que no pudieran ver los síntomas ni mucho más referente a la ‘enfermedad’ en general no la dejaban tranquila.

—Si eso imaginé, las inyecciones contenían el virus y por ello me salvé de volverme loca — asintió a las palabras de Ethan, viendo que al parecer se sentía un poco mal, pero como la situación y el estrés no ayudaban en ese momento, no dijo mucho más, ella no era el epitome de la sanidad en ese momento. —Las alucinaciones… ¿Quizás algo que esté en el aire? ¿Algún agente viral que ayude a esto para activar la enfermedad en la sangre? — podía ser cualquier cosa y eso no le gustaba.

Asintió de una a su petición, se sentía horrible llena de sangre. Como se había secado había podido ignorar un poco al sensación, pero emitidos allí adentro el olor volvería y no quería revivir eso. Se movió por la habitación, quitando una de las fundas de las almohadas, luego buscó el lavabo y abrió la llave para comenzar a limpiarse lo mejor que podía con ello y la tela. Necesitaba estar limpia, tenía sangre hasta en el rostro y en esos momentos no era idóneo para nadie.

Las voces se alejaron pronto por el pasillo, dejando a Ethan y a Brianna en la oscuridad de nuevo. El dolor del cuello de Ethan volvió de nuevo, punzante, no dejando que apenas moviera el cuello de un lado a otro. Sin embargo, si no lo movía demasiado, era bastante soportable, no más que una molestia. Estornudó un par de veces mientras se lavaban ambos en el lavabo, y Brianna volvió a sentir la quemazón del labio, y notó un poco el sabor metálico de la sangre de nuevo en su boca. Se limpió con cuidado con agua, y palpó la zona, y para su sorpresa, vio que tenía una incisión con puntos en el labio interno, justo por encima de las encías superiores, a la altura del frenillo de la boca. 

Ethan, por su parte, se lavó concienzudamente, lavando incluso sus brazos hasta el hombro, remangándose todo lo posible para llegar con el agua hasta donde pudiera. No había jabón, desgraciadamente, pero el agua los hizo sentir algo más limpios a ambos. 

Brianna fue a cerrar el grifo del lavabo, pero para su sorpresa el agua continuó manando de él, aunque la llave estaba claramente cerrada. ¿Quizá estaría roto a causa de las explosiones? Brianna no le dio más importancia, y estaba a punto de dejar el grifo abierto y darse la vuelta cuando vio un reflejo en el agua. Curiosa por saber qué podría haber provocado un reflejo así en una habitación a oscuras, se acercó al agua, donde vio su rostro reflejado en ella. Sin embargo, ese rostro pronto se deformó, tomando la figura de otra cara, una cara que, de repente, reconoció al instante. Era su madre. Los recuerdos llegaron claros a ella.

Su madre portaba una regla de madera, larga, de medio metro aproximadamente. Su peinado, impoluto y bien peinado, formaba un recogido elegante, sujeto con joyas a los lados. Su rostro estaba excesivamente maquillado para su gusto, parecía más un lienzo que la cara de una persona, a su parecer. Y, sin embargo, ese rostro daba miedo. Mucho miedo.

La regla cayó, azotando la mano de Brianna, enviando una señal de dolor a su cerebro. Las manos de su madre estaban bien cuidadas, y eran suaves, aunque firmes en su agarre al instrumento de medida. Las uñas estaban pintadas a la perfección, sin ningún desconchón, sin ninguna imperfección. La regla volvió a caer, azotando de nuevo el dorso de su mano.

Ella gritaba, cosas ininteligibles para Brianna, que no era capaz de recordar cuándo había ocurrido esto exactamente. La Brianna del recuerdo respondía, una y otra vez, y a cada respuesta su madre lanzaba otro azote con la regla de madera. Brianna comenzó a responder más acalorada, su perfecta melena rubia despeinándose con los movimientos rabiosos de su cabeza. En respuesta, otro azote llegó al dorso de su mano, que comenzaba a enrojecerse e hincharse.

Brianna comenzó a llorar, no por el dolor, realmente, sino por la impotencia de verse a la merced de esa barbaridad de mujer. Otro azote llegó. Ni siquiera la golpeaba con rabia, ni con saña. Lo hacía con una cara completamente impasible.

La Brianna de su memoria estalló finalmente, tratando de golpear a su madre, enrabietada. Como respuesta, la regla cruzó su cara, abofeteándola y lanzándola al suelo. Brianna se tocó la mejilla, estupefacta, mientras que la voz de su madre, ahora sí, resonaba clara en su cabeza.

«Levántate, Gresham»

Se alegró mucho de que su compañera accediera a lavarse un poco, estaban los dos sucios hasta decir basta y a Ethan no le gustaba la suciedad en lo absoluto. Nuevamente volvió el dolor en su cuello, pero era algo normal, o al menos eso pensaba, en momentos de tensión su cuello se ponía terriblemente tenso y adolorido, aunque estaba siendo muy repentino esta vez, esa fue la justificación que le dio para lo que le estaba pasando.

Paró un segundo para ver a su compañera, parece que tenía una herida grave en el labio interior, aunque ya estaba tratada. - No te sangra ¿verdad? Puede que no te acuerdes y que te agobie tenerla sin saber por qué, pero en estos momentos lo mejor es aceptar las cosas tal como las descubrimos y no alterarnos demasiado. - intentó tranquilizarla. - Pero si necesitas que le eche un ojo, puedo hacerlo y te quedas más tranquila, después de todo soy enfermero.

Se percató también de que los enfermos ya habían pasado de largo, era un buen momento para continuar, pero no lo haría sin asegurarse de que Brianna se encontrara perfectamente bien.

Quedaron en silencio y se encargaron de limpiarse poco a poco. Se sentía mucho más limpia y humana ahora por alguna razón, quizás por no tener toda la sangre ya encima. Vio también como Ethan hacia lo mismo y que al parecer también se sentía mejor, o por lo menos se veía mejor, seguro no le gustaba el aspecto de ambos desde el inicio viendo como se había puesto con los insectos. No lo juzgaba en realidad.

Sintió la herida en su labio y agarró agua para limpiarse. La herida que sintió al tocársela le recordó que la había tenido desde que despertó y volvió a sentirse nerviosa por ella, no queriendo pensar nada raro por la misma. No que tener el sabor de la sangre en la boca fuera muy divertido. Bendita agua.

Cerró la llave, viendo como esta se mantenía abierta, aunque la había cerrado. Alzó una ceja sorprendida creyendo que estaba dañada, cuando vio un reflejo venir del agua en la oscuridad. Algo que la dejó muy extrañada. Volvió al agua para ver dicho reflejo cuando reconoció el rostro —que no era el propio— y se adentró en el recuerdo. Se estremeció ante lo salvaje del mismo, sus ojos aguados cuando salió del mismo. Se sobó los brazos nuevamente y sintió las manos doloridas por un momento como si acabara de suceder todo minutos antes. El rostro de su madre ya no estaba en el agua, pero si grabado en su memoria y realmente, odiaba haberlo recordado. Era algo que no había querido repetir. Sin embargo, había recordado algo importante, su apellido. —Yo… Mis recuerdos están volviendo — logró decir con la voz carrasposa, sentía el nudo en la garganta y sabía que tenía que salir de su estupor, no era el momento. Miró a Ethan y le sonrió levemente ante su preocupación —Sangra de repente. Pero si, aunque tengo algunos indicios nuevos de mi pasado, ninguno que me diga porque tengo ésta herida. — se encogió de hombros, era mejor no pelear con eso. Regresó a la puerta y se pegó a ella al no escuchar nada afuera —Creo que se fueron.

Debe ser duro no recordar nada... - dijo Ethan en un intento de animar a su compañera, se veía que esto no era lo suyo. - Pero bueno, parece que poco a poco vas recordando, eso es bueno. Si necesitas hablarlo, estoy aquí para escuchar ¿vale? - apoyó su mano en el hombro de Brianna, suponía que esa era la acción lógica que debía acompañar a sus palabras, palabras que había pensado bastante bien, pues escuchar se le daba bien, pero dar ánimos...

Los pasos ya estaban muy lejos, por lo que era el momento de seguir adelante. - Continuemos, mientras antes encendamos las luces, antes podremos salir de aquí. También me preocupa Esther... Esos enfermos iban hacia donde estaba ella. Así que no hay tiempo que perder. - concluyó el enfermero, para acto seguido, dirigirse hacia la puerta.