Partida Rol por web

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:00 a.m

Dally Quest estaba en la puerta del edificio con una pequeña mochila a la espalda. En sus manos portaba un subfusil láser, nada que ver con el armamento tradicional del Domo, obsoletas joyas que podían ser perfectamente piezas de museo, justo un material para evitar daños y enseñar a los cadetes lo básico del bello arte de disparar.

- ¡Venga vamos! ¡Que no tenemos todo el día!. Hoy abriremos boca con 5 kilómetros a paso ligero. Iremos a la zona sur, dispararemos blancos fijos durante una hora. Luego nos moveremos hacia el este, otros cinco kilómetros y buscaremos bichos típicos de este planeta para practicar vuestra puntería. Esos animales que visitaremos son venenosos, evitad que os piquen - Anunció la mujer, la cual mantenía su porte serio, duro, pero se mostraba mucho más respetuosa que el día anterior, estaba claro que algo había pasado para que se mantuviera tan aséptica como estaba. De hecho, ni cruzó una mirada con Dunne mientras hacía el recuento de reclutas.

- Faltan Norris y Carl Brinstom. Pobre de ellos como deba ir a buscarles... - Dijo la mujer mirando hacia la puerta del Domo cuando un sonido, como el de metal siendo arañado llamó su atención, mirando desaprobadoramente hacia el origen de aquel molesto ruido.

No hacía falta ser un genio para intuir que algo no andaba bien, y el sonido procedía de la zona de Eagles y vehículos terrestres. Comenzaron a escucharse golpes sobre el metal, como si de un accidente de coche se tratase, y más chirridos, como si se rajase la chapa de los transportes. Aquello no era normal, ni habitual, había algo en aquella zona que estaba cometiendo una verdadera desgracia.

Y fue entonces cuando los presentes agudizaron la vista en dirección al hangar, buscando como objetivo saber la procedencia de aquella eventualidad, que rompía con la relativa paz que solía mostrar el Domo. Y vieron el origen de aquello, helando la sangre de quienes allí habitaban, las criaturas de pesadilla que asolaban la humanidad aparecían entonces, súbitamente. Contuvieron el aliento.

Cabezas de calavera, con picos córneos que podían arrancar la piel a bocados. Cuatro extremidades, con tres dedos acabados en garras afiladas. Una cola larga y que podía actuar como un látigo, moviéndola a voluntad. Así eran los skullreps, verdaderas máquinas para matar, que dejaban claras sus intenciones de continuar con la guerra abierta que entre la especie humana y la suya propia existía.

El enemigo no se podía contar con los dedos de una mano, apareciendo decenas de aquellos bichos, los cuáles parecían disfrutar con el destrozo que realizaban. Por desgracia, uno se fijó en la presencia de los cadetes apostados en el exterior de las instalaciones militares, y tras un grito que helaba la sangre a quienes nunca antes se habían encontrado con ellos de frente, se dispusieron a avanzar.

- ¡Townhall, Townhall! ¡Saca las armas láser! ¡Ataque de Skulls! ¡Código rojo! ¡Puta mierda! - Quest utilizó su comunicador pero no parecía que este funcionara, pues al notar la mujer que no recibía respuesta alguna, exhaló una maldición, posicionándose delante de los reclutas, el mismo gesto que realizó Grey casi de inmediato. Estaba claro que las mujeres no se entendían a nivel personal, pero ambas, educadas con el rango de sargento, no huían buscando refugio, se exponían para dar posibilidades a los cadetes aún no formados, arriesgando sus vidas.

- ¡Disparen! - Quest comenzaría a disparar con su arma, ya que tenían cierta oportunidad, pues aún se encontraban a distancia. La mujer hizo un par de impactos, certeros, pero las criaturas no parecían morir con facilidad, eso sumado al hecho de haber tantas, daba la sensación de que con su llegada se acabaría el mundo.

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Quest era muy rápida disparando y completamente certera. Los dos primeros tiros impactaron en la cabeza del ser y provocaron que uno de ellos se desplomara, lo mismo ocurrió con otro de aquellos seres que tampoco llegó hasta la sargento, precisando dos tiros para hacerle caer, pero Dally contaba con ventaja, su arma no era como el resto de los rifles de los reclutas, los demás tendrían más dificultades.

Grey había apuntado con su rifle la cabeza de uno de sus enemigos, pero erró en el disparo, acertando en el segundo intento tras corregir el ángulo, lamentablemente aquella criatura estaba posicionada justo en la primera línea donde las tiradoras se hallaban. Dunne dio un paso adelante para reclamar su atención, quería ser su objetivo, estaba preparada por si debía esquivarla.

Sue por su parte mató otro skull, destinando los dos tiros de distancia sobre la misma criatura. Los mejores del domo habían abierto fuego, pero quedaban muchos más seres y posiblemente si la puntería de los cadetes no era bastante buena, más de uno pudiera ser que no saliera de aquel ataque que les había pillado tan desprevenidos.

Y era por esto por lo que la humanidad debía unirse más que nunca ante el enemigo común, el que sin previas amenazas, quería destruirles.

El ruso se había pasado una buena parte del día anterior, formando parte de aquella “clase” en la armería, a la que Anne le había invitado. No porque le agradaran varios de los presentes en aquel sitio, sino más bien porque la joven se había ganado su agrado, lo suficiente como para no rechazar su invitación. De mala gana, había ayudado a quienes se lo hubieran pedido, demostrando su conocimiento en armamento ligero, y la facilidad del mismo para conocer cada parte de un fusil. No obstante, lo que ciertamente sorprendió a Mikhail, al día siguiente, fue el hecho de comprobar la calificación que había obtenido en el examen de legislación. Aquello no era algo que no se había esperado, y que le dejó bastante sorprendido, antes de notar la mirada confiada de la exsargento, y el gesto que esta le hacía con aquella sonrisa. El joven recluta la miró en silencio por un buen instante, antes de asentir, comprendiendo muy bien lo que quería decir con ello. La cabrona se había ganado un aliado, no había duda de ello, el ruso no dudaba jamás en pagar sus deudas, y Grey había hecho bastante por él, lo suficiente como para merecer que Mikhail le cubriera la espalda en todo momento. Pobre del idiota que se atreviera a tocarle las narices a la exsargento.

Sea lo que fuera, no había tardado mucho en encaminarse hacia el exterior con la mascarilla cubriendo su rostro. Una sonrisa se había dibujado en el mismo, confiado por la posibilidad de demostrarle a Quest de lo que estaba hecho, y así hacerle tragar sus palabras, y ganarse aquello que le había prometido. – A ver si te gusta que te humillen. – Se expresó entre susurros para sí mismo, mientras se disponía a comenzar con el entrenamiento. Tuvo que reprimir una risa confiada en el momento en el que la mujer mencionó lo que cazarían. Había tenido la oportunidad de cazar una de esas criaturas con Grey, si bien aún recordaba el dolor que la dentellada le había provocado en su pierna, al mismo tiempo que la misma se entumecía por el veneno que había entrado en su cuerpo. Ciertamente, tal experiencia no era algo que deseara experimentar de nuevo, pero al menos había demostrado su habilidad, cargándose al maldito insecto sobrealimentado, y no dudaría en hacer lo mismo frente a Quest, además de sobrepasarla en todo lo que respectaba a habilidad con su arma. – Acabemos con esto. – Declaró con frialdad, mientras mantenía aquella sonrisa confiada en su rostro… antes de escuchar un sonido que llamó su atención por completo.

Mikhail desvió la mirada con rapidez hacia el origen del sonido, para luego abrir los ojos de par en par. – Hijos de puta… - Espetó, incrédulo, no pudiendo creer que lo que estaba viendo en ese momento. Skullreps. ¿Qué mierda hacían allí? Muchos de los reclutas no estaban preparados para esa mierda, el ruso lo sabía. No tardó mucho en desviar la mirada hacia aquellos que él consideraba el eslabón débil del Domo, para luego chasquear la lengua, cabreado. No había mucha opción. Su atención se concentró por completo en Quest y Grey, las cuales no dudaron en posicionarse frente a los reclutas. Algo honorable, aunque ciertamente estupido de su parte. El ruso amplió su sonrisa, la cual se convirtió en una más salvaje, como si estuviera disfrutando de aquella situación. – Por fin… - Se expresó con cierta satisfacción, a medida que cargaba su fusil, con la intención de ponerle un final a la vida de aquellos seres de pesadilla. No tenía idea de qué hacían allí, pero él no dudaría en demostrar de lo que estaba hecho, ni mucho menos permitiría que esas criaturas de mierda pasaran por encima de él y descuartizaran al resto. Algo así sería una gran mancha en su orgullo. – Dense por muertos, hijos de puta. – Toda la ira, la frustración que había acumulado en aquellos días en el interior  del Domo, no dudaría en descargarlo sobre el enemigo de la humanidad. Sin pensárselo demasiado, se posicionó al lado de las aguerridas mujeres para cubrir al resto. – No se queden con toda la diversión. – Dijo con frialdad, a medida que descargaba disparos contra aquellos seres, acertando el primero de ellos contra la cabeza del skullrep más cercano, con total facilidad. No había duda de que el ruso tenía cierto talento para disparar.

El plan diario de adiestramiento del piloto se había visto afectado por las órdenes directas de la noche anterior. Diana a las 05:45 para desayunar a las 06:00 y recibir las notas quince minutos después.

Eso significaba que por un día no iba a poder empezar el día con los ejercicios de cardio en el gimnasio, lo que sorprendentemente para él mismo resultó un disgusto. El muchacho no era para nada un portento físico y no lo sería nunca, pero se había llegado a habituar a empezar el día de aquella manera y aparentemente lo disfrutaba.

Pese a todo, el motivo para posponer sus ejercicios aquel día era lo suficientemente importante como para que aquel disgusto fuese engullido por la inquietud de poder conocer al fin la suerte de sus "alumnos" frente a la prueba de Legislación.

Por suerte para él, Einar era alguien terriblemente metódico y la previsión de las maniobras posteriores junto a Quest fueron suficiente como para ocupar su cabeza y su tiempo en la preparación del equipo, no dejándole demasiado tiempo para preocuparse por las notas. Por eso, antes de acostarse había dejado el petate de maniobras reglamentario de la Comandancia a los pies de su cama.

Tras el reparador sueño llegó la hora de la verdad. Un desayuno en el que no solo se mascaba la pripia comida, si no que la tensión y los nervios estaban igual de presentes. Einar se mantuvo algo taciturno, jugando algo más con la cuchara de lo habitual, motivado por los nervios que trataba de disimular.

Y llegó el momento. El piloto no estaba habituado a estar tan nervioso ante unos resultados de examen. Y lo cierto es que no estaba nervioso por él; sabía que el exámen le había ido bien, pero a juzgar por las reacciones del resto de reclutas temía por ellos. Y no tanto por su parte de responsabilidad en el resultado, que también, pero más debido a una genuina preocupación por varios de ellos.

A la llegada del Teniente, su expresión confiada sirvió de bálsamo momentáneo a las preocupaciones del piloto. Si paseaba semejante expresión de satisfacción tenía que ser porque el examen no había sido tan  catastrófico...

Una vez el papel colgado a la vista de todos empezó a leerlo de abajo a arriba;ni se molestó en buscar su nombre.

Sus pupilas bailaban haciendo zigzag ascendente y una sonrisa cada vez más ámplia iba dibujándose en su expresión a medida que iba leyendo los nombres, alegrándose por la gran mayoría

-¡Bién, Sarah!-felicitó justo antes de que sus ojos centelleasen de alegría al ver a Yum y a Daya juntas a media lista, lo que le llevó a apretar el puño con fuerza en pose de victoria, desviando una mirada cargada de orgullo hacia sus dos compañeras, a las cuales se limitó a señalarlas ladeando un poco la cabeza con una expresión que parecía estar dicieno "os lo dije".

Siguió subiendo encontrando otras alegrías como el éxito de Evan, Keira, Duncan, Becky... hasta llegar a su nombre, al que no le dió más importancia.

Entusiasmado se fué paseando enre los reclutas, felicitándolos con amigables palmadas sobre el hombro y demás comentarios.

-"Enhorabuena, Zumberg", "Te dije que podrías sacarlo, Sue", "Estoy orgulloso, Keira"...

su ronda de felicitaciones acabó llegando hasta Emory, al cual le estrechó la mano con firmeza-Enhorabuena por tu gran trabajo. Esa lista refleja todo tu esfuerzo durante este mes-añadió al apretón.

Entusiasmado por los inesperadamente favorables resultados de la prueba, se dirigió hacia el exterior siguiendo a la Sargento dispuesto a dar lo mejor de si mismo en aquella prueba de campo. Pero para desgracia del piloto la prueba decampo se iba a tornar en un ejercicio de fuego real de lo más fidedigno.

Mientras esperaban a dos recultas ausentes, aquel desagradable sonido procedente del hangar le hizo fruncir automáticamente el ceño. ¿Que estaba pasando en su querido Hangar? No tuvo tiempo a especular demasiado puesto que en un abrir y cerrar de ojos, la opción más nefasta se demostró ante todos ellos en forma de avanzadilla Skullrep.

¿Aquellas sucias criaturas se habían atrevido a mancillar su templo y a dañar las Eagles que tanto les había costaod dejar impecables? Espoleado por una explosión de ira que logró apartar por completo cualquier atisbo de temor que se pudiese haber fraguado ante aquella visión, Einar no necesitó escuchar la orden de abrir fuego, puesto que en un abrir y cerrar de ojos, tras un pequeño esprint que le situó por delante del grueso de reclutas hincó la rodilla al suelo, apretó el lateral del subfusil contra su mejilla derecha, posó la culata en su hombro y abrió fuego en ráfagas de tres disparos, como había leído que debía hacerse en los manuales de combate.

Sus disparos fueron acompañados de un furioso grito de guerra que surgía de lo más profundo de su alma.

Demostrándose de lo más capaz en el manejo de armas, empezó a descargar una lluvia de balas contra los Skullreps

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

Zorra, guarra, desgraciada....y él que pensaba que le quería seducir o ser su amiga y se había convertido en una tirana que dejaba a Malbone a la altura del tomillo. Lo peor de todo no es que lo hubiera reventado en 45 minutos, sino las sonrisitas y las menciones a lo "viejo" que era, a que su abuela corría más o a que tenía que pasar por el taller para que le instalaran la tercera marcha porque con las dos que tenía, quieto y parado, no iba a llegar muy lejos. Maldita Noor, ya la arreglaría en clase de primeros auxilios y la pondría a hacer un triple bypass cardiaco, a ver si se reía tanto..... Lo peor de todo es que se lo había pasado bien, era divertido entrenar con ella, aunque en ese momento sus piernas no estuvieran de acuerdo. Afortunadamente fueron informados que el desayuno se serviría a las 6, porque según Noor tenía pensado hacer un entreno el triple de largo, pero a falta de tiempo había improvisado y le había presentado algo que ella llamaba intervalos y él llamaba mataviejos, en que básicamente había que recorrer una distancia cada vez más rápido hasta que no cumplías con la meta... Tan cansado estaba que no le dio para bromear, ni siquiera miró el cuerpo de Noor de reojo aunque no se duchó demasiado lejos de él.

Se vistió sintiéndose viejo por primera vez en su vida. Las piernas le temblaban y las manos las sentía torpes. El hecho de levantar las piernas le dolía, y enfundarse los calzoncillos y el pantalón requirieron de obras de ingeniería y contorsionismo para conseguirlo. Se reía, la desgraciada se reía....jodido cachorro..... estaba dispuesto a darle la razón con lo de Heather con tal de que no repitiera aquello... y lo peor, ella apenas había roto a sudar, un calentamiento ligero le había dicho....

Llegó al desayuno arrastrando los pies y se alejó un poco de Noor para conservar lo poco del orgullo que le quedaba. Aquello se había parecido a uno de los entrenamientos de pretemporada del equipo de rugby, solo que su entrenador no era tan sádico. Pasó con su bandeja y cogió el desayuno y pidió azúcar con la que poder improvisar un brebaje antiagujetas. Se sentó en la mesa que estaba más animada y empezó a comer con ganas, interviniendo poco en la conversación porque le costaba hasta teclear.

Solo el anuncio de las notas pareció sacarle de su apatía, eso y el litro de agua con azúcar que hubiera levantado a un muerto de su tumba. Con paso impaciente se acercó a la puerta del aula y cuando vio la lista el corazón se le aceleró. Empezó a leer por debajo y no pudo contener una sonrisa, Dunne lo había conseguido, René con sus canciones, Sue y Sarah, hasta la siempre faltona Vera, y para su mayor sorpresa Yum, incluso Jim. Todos, lo habían conseguido todos. Llegó a su nota y suspiró de alivio, y entonces miró los primeros y chasqueó la garganta, Carl el primero? Aquello si que era una broma, pero de las divertidas. Se paseó entre sus compañeros para felicitarles a todos y cuando escuchó a Anne chillar de alegría se le acercó con una sonrisa, cerró el puño y forjó con sus labios un "Vamos", silencioso mientras abría sus brazos por si quería un abrazo, que siendo como era las posibilidades eran remotas, pero puestos a celebrar era el momento. Felicitó a Becky y a Lizza diciéndoles que eran la materia gris del domo y se acercó a Emory para agradecerle su trabajo. Finalmente le llegó el turno a Einar, se cuadró, le saludó marcialmente y son una sonrisa escribió en su comunicador

- Misión cumplida, señor.

Siguió bromeando, porque mientras bromeaba no le dolían las piernas y se acercó a René. Le palmeó el hombro y le escribió

- Ya veo que las canciones han sido efectivas. Espero que para primeros auxilios compartas con nosotros alguna de las canciones, quien sabe, igual salvan alguna vida.... buen trabajo!

Por último se acercó a Noor, le sonrió y le escribió

- A ti ya te felicitaré cuando deje de odiarte.....cachorro.

Así pasó Duncan un rato, felicitando a unos y a otros, feliz de que todos hubieran sido tan inteligentes como para aprobar, porque para el doctor era imposible que alguien hubiera hecho trampas, imposible del todo. Estaba orgulloso con su esfuerzo, con la nota y con todo, simplemente había hecho lo que había que hacer para tener una mínima oportunidad de seguir allí. En cuanto se acabó el desayuno se fue a hacer la mochila para la marcha. Duncan era un tipo precavido, y armas de fuego y personas son complicadas de conciliar, los accidentes pasaban, así que llenó su mochila con lo que se le ocurrió que podría necesitar en caso de un disparo accidental. Pinzas, anestesia, vendas, sulfamidas, un par de bisturís, antiséptico, algo de morfina.... apenas le dio espacio para meter la cantimplora de agua reglamentaria, pero estaba seguro que en caso de pasar algo estaría preparado aunque confiaba no tener que estarlo.

La sargento anunció que se iban a alargar disparando y que las clases de primeros auxilios se iban a retrasar, así que, en cuanto hubo acabado de trasmitir las instrucciones Duncan se llevó la mano al comunicador y escribió elevando el volumen para hacerse oír

- Las clases de primeros auxilios de la mañana se retrasarán a la vuelta, una hora después de que regresemos.

Ni siquiera había empezado la marcha cuando el sonido de metal arañado llegó desde el hangar, y por un momento temió que a Carl y a Zack se le hubiera ido la mano con la celebración y estuvieran haciendo alguna tontería, pero aquello no era una tontería, era peor, era algo que le heló la sangre.

Notó la boca repentinamente seca y como si las tripas se le estuvieran aflojando. Notó nauseas, el miedo y un impulso irracional de tirar el arma y salir corriendo, escapar, esconderse. Se le cayó una lágrima y miró a los skullreps con las manos temblorosas mientras las sargento reacionaban, pedían armas láser y se ponían a disparar. El sonido del disparo le sacó de ese estado, y notó como algo se le agarraba a las tripas, algo que le subía, ardiente e imparable. Por un momento pensó que podía estar vomitando, pero no tenía tiempo de mirar, ya cargaba el arma y la dirigía hacia una de esas cosas. Seguía teniendo miedo, estaba aterrorizado, pero ya no era un niño, no era el mismo que se escondió cuando atacaron a su granja, era un orgulloso escocés y no moriría sin luchar. La sensación en el pecho siguió subiendo, rabia, un dolor enterrado muchos años, y salió por su boca en forma de grito, un grito atronador que se veía acompañado de sus disparos. Disparó al vientre, un blanco mucho más fácil, pero el primer disparo no detuvo a la criatura. No tuvo que pensar mucho, sus manos ya recargaban y disparaban sin pensar, todo gracias a Sue. Volvió a disparar, apuntando hacia el vientre de nuevo, pero la bala se desvió y le impactó en la cabeza * haciendo que la criatura se derrumbara. Gritó de rabia, escupiendo las palabras

- MUERE, ESCORIA!

Ya estaba recargando de nuevo, debía disparar, matar o morir. Solo esperaba no morir ese día, que nadie muriera, ser lo suficientemente bueno para impedir que sus amigos murieran.

Mes 2. Día 2. Notas y ataque de skullreps

La promesa hecha a Kalina de un combate aquella mañana con Sarah como entrenadora había quedado truncada por los planes expedicionarios de la sargento, quien los quería temprano fuera del domo.

René desayunó tranquilo. Tenía asumido desde el día anterior que su examen no había sido bueno, así que no esperaba ninguna buena noticia. No estaba nervioso. Además, si había expedición ese día, no quería llevar el estómago vacío ni revuelto, así se que se permitió darse un buen y pausado desayuno. Tras terminarlo, se dirigió al aula para ver las notas.

Cuando llegó a la puerta del aula, ya había bastante aglomeración y no llegaba a ver bien. Escuchó a Anne chillar de una forma inusual y vio como Sarah se llevaba las manos a la cara con alegría. Eso era una buena noticia. No se veía ninguna reacción airada ni triste, lo cual le pareció sorprendente.

Cuando por fin consiguió hacerse un hueco para ver la hoja con las notas, empezó a mirar por las notas más bajas y allí encontró su nombre junto a un número 5. Levantó las cejas, más sorprendido que contento, pues no había esperado aprobar. Enseguida buscó otros nombres que le importaban: Kalina, Sarah, Alvin; todos ellos con mejores notas que él. Entonces sí sonrió contento, permitiéndose por ellos la alegría que no se había dado por sí mismo.

Sin embargo, a continuación reparó en un detalle asombroso: nadie había suspendido. Frunció el ceño, suspicaz. Demasiados aprobados con un 5 pelado y ningún suspendido. Resopló de forma irónica.

—Aquí hay tongo —se le escapó en voz más bien baja, aunque los que estuvieran cerca de él lo habrían escuchado.

Él ya sabía de este tipo de «arreglos», pues no le cabía duda de que su graduado escolar lo había recibido de la misma manera, pero era una sorpresa intuir que hasta en la Space Force te podían aprobar por pena. No es que le importara demasiado, ni mucho menos se iba a quejar y tampoco quería parecer un aguafiestas; pero había que estar cegado por el entusiasmo para creerse algunas de esas notas, como la suya misma, sin ir más lejos. Se encogió de hombros y se giró para marcharse. Al hacerlo, vio a Alvin.

—Cabrón, un 6,5. Tanto drama que te hiciste, anda —le dijo con una sonrisa mientras le daba un suave puñetazo amistoso en el brazo.

Mientras se dirigía a los barracones para buscar su mochila para la batida de exploración anunciada por Quest, se encontró con Sarah en el pasillo caminando en la misma dirección. Caminó unos metros en silencio junto a ella hasta que la miró y le sonrió:

—Enhorabuena, Sarah. Me alegra muchísimo que hayas aprobado —le dijo con una sonrisa al estilo Carracci, calmada pero tímida—. Tú te mereces esto.

Al llegar a los barracones, agarró la mochila de su taquilla, en la cual sólo tuvo que introducir la cantimplora recién llenada con agua, pues el resto ya estaba allí dentro, y se dirigió al exterior del domo tras colocarse su mascarilla. Antes, al pasar por la armería, agarró su Winchester 9000 y se lo colgó al hombro.

Una vez fuera, se mantuvo en silencio y escuchó las instrucciones de la sargento, decidido a ponerse en marcha hacia el sur. Pero sus pasos quedaron inmediatamente detenidos al escuchar aquel ruido procedente del garaje y se puso en alerta. Fuera lo que fuese, no sonaba bien. Instintivamente, se descolgó el rifle y lo agarró antes de que aquellos demonios aparecieran. Ahí estaban esos monstruos legendarios. Skullreps. Se movían muy rápido.

Siempre que René se ponía en disposición de ataque con su rifle, entraba en un estado cercano al trance, que empezaba siempre con una cancioncilla dentro de su cabeza. Si bien exteriormente mantenía un absoluto silencio y su rostro permanecía inmutable, en su interior pudo escuchar nítidamente el «Idilio del sauce» resonando:

Debajo do sauce
brillaron tuos ojos...

Su mano, casi por ensalmo, accionó el cerrojo del rifle para introducir una bala en la recámara.

Debajo do sauce
tambén as estrellas...

Se llevó la culata al hombro y sujetó firmemente el rifle mientras ponía su ojo en la mira y apuntaba a la cabeza del skullrep que Dunne Grey había dejado herido.

Debajo do sauce
dejé yo mia pena...

Una vez que lo tuvo en su mira, lo siguió durante una fracción de segundo y llevó su dedo al gatillo.

Debajo do sauce
con roncos sollozos...

Y apretó el gatillo, dejando que la bala viajara a su destino. Se quedó apenas una centésima de segundo viendo como la bala hacía impacto en la cabeza del bicho, antes de volver a accionar el cerrojo del rifle para introducir una nueva bala. Sin embargo, a pesar de haberle acertado en la cabeza, ese skullrep ya malherido por dos balas en su puto cráneo no cayó muerto al suelo.

—Joder —se le escapó en un susurro. Ver aquel nimio daño hecho por su disparo lo sacó de su estado de concentración.

Se llevó el rifle al hombro por segunda vez, pero antes incluso de apretar el gatillo ya se había dado cuenta de que estaba totalmente desconcentrado. Ya no escuchaba la canción en su cabeza, su buena fortuna no estaba con él. Su segundo disparo pasó rozando la cabeza de ese bicho cadavérico, pero no logró impactarlo por apenas un milímetro.

Aunque esta vez se mantuvo serio y en silencio, en su interior murmuró una maldición: «Me cago en mi puta vida y me cago en este planeta de mierda», pensó. El aire insano de aquel lugar, la excesiva compañía: todo parecía conspirar contra su concentración y su buena fortuna aquel día. No había tiempo que perder con esos bichos acercándose, pero aun así en su ánimo pudo sentir, por un instante, la añoranza de estar en Hydria, en lugar de en ese lugar horrible y estéril. No por cobardía, sino por una espantosa sensación de saberse inútil allí.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

La noche anterior había dejado preparado su petate siguiendo las indicaciones de Jean, a falta de meter una botella de agua por la que iría antes de salir para intentar que fuera un poco fría, así que, cuando se despertó en poco tiempo estuvo a punto y en el comedor desayunando.

Miraba su café, moviendo la cucharilla para remover el azúcar tantas veces que parecía que no iba a terminar de mover hasta que el café se secara. Estaba más seria que el resto de las mañanas, sin ganas de hablar, sumida en sus pensamientos claramente. Su rostro evidenciaba que había dormido poco y mal y las miradas que lanzaba a la puerta del comedor cada vez que alguien entraba, ponían hacer intuir a quien pensara un instante sobre ello, que tenía pocas ganas de volver a cruzar su mirada con la del brigada. Se tomó el café, pero no comió nada. Cogió un par de bollitos, los lió en un par de servilletas de papel y recogió la botella de agua de la cocina. Más tarde quizás tuviera oportunidad y ganas de terminar con ellos en mitad del entrenamiento de Quest si iba a durar toda la mañana.

Caminó sola hasta la puerta del aula y supo que las notas ya estaban puestas por el revuelo de reclutas que estaban delante. Se acercó a mirar los resultados recorriendo con su mirada la lista de arriba abajo. En la primera ojeada solo se fijó en las notas, ordenadas decrecientemente, desde el diez al… cinco, las notas más bajas. Ningún suspenso. Fue la primera vez que sonrió aquella mañana. Volvió a revisar la lista, buscando ahora nombres y apellidos, más por curiosidad que por otra cosa. Y sonrió aún más. Entonces se dio cuenta de las voces a su alrededor y comenzó a situarse y a fijarse en quien la rodeaba y las expresiones de cada uno. Alegría, sorpresa, incredulidad.

-Enhorabuena, Lizza, ¡menuda nota!-le dijo a la muchacha que estaba a su lado y para la que aquello sería una buena noticia, quizás más que para el resto-¡Becky!  Madre mía, ¡un diez!-abrazó a su amiga para ver detrás de ella como aparecía Yum buscando su nombre en la lista. Soltó a Becky y felicitó igualmente a Yum-¡Enhorabuena, guapa!-su mirada se cruzó entonces con la de Einar y, como estaba muy lejos y sabía que no la iba a oír por entre tanta algarabía, susurró, vocalizando bien para que él la entendiera sin oírla-Gracias a ti-Cerca de su compañero vio a Vera con la expresión típica de quien no acaba de creerse su nota. Daya la miró profundamente, casi como si nada más que ellas dos estuvieran en la sala y sonrió lentamente. Con lo preocupada que estaba su amiga por suspender entendía que aún no saliera de su asombro. En un momento dado, sus miradas se cruzaron y Vera vino corriendo, incrédula aún-¿Ves? No hay que rendirse antes de tiempo-la felicitó, abrazo mediante-Felicidades, Eylo-le dijo cruzando con él la mirada quizás un poco más brillante que la dirigida al resto, cuando volvía de comprobar su nota, sabiendo que le preocupaba no aprobar.

Habló con muchos de sus compañeros en aquel rato que estuvieron allí después del desayuno, con otros solamente cruzó miradas de enhorabuena, pareciendo dejar atrás su apatía de primera hora. Ver aquella lista le había devuelto su carácter normal casi por completo alegrada de que todos se hubieran quitado de encima la losa de la legislación para siempre.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:00 a.m

A la siete en punto, estaba lista en donde los había citado Quest para el entrenamiento de la mañana. Petate, mascarilla, esperaba no olvidarse nada que después fuera a necesitar, aunque daba por hecho que pasaría al ser la primera salida y que habría cosas que aprendería de cara a las siguientes.

Cinco kilómetros andando a paso ligero era algo que no preocupó a Daya, si hubiera dicho que los hicieran corriendo tirando del petate otro gallo hubiera cantado, pero no pudo buscar con su mirada a Kalina cuando escuchó lo que iban a usar de blanco de sus practicas de tiro. Su compañera lo iba a pasar mal, estaba segura de eso, pero no podían hacer nada salvo cumplir órdenes. Sopesó el arma en sus manos. Ella tampoco había disparado antes a un bicho solo por disparar, por muy venenoso que fuera. El lema en su planeta era "mantente alejado", le gustaba más que "quítate de en medio porque yo tengo el arma más grande", pero no se le iba a ocurrir abrir la boca para opinar delante de Quest.

Entonces fue cuando lo oyó. Se volvió hacia el lugar en el que los vehículos terrestres y las Eagles sin pensar. Sabía perfectamente qué era ese ruido, lo había escuchado antes.

-¿En el hangar? No puede ser posible… -dijo en un suspiro, su rostro lleno de preocupación, no por las naves en sí, sino porque unos meses atrás había escuchado aquel mismo ruido cuando su nave fue destrozada por unos skullreps. Como si los hubiera conjurado, uno de ellos apareció en aquel momento ante su vista. Daya contuvo la respiración mientras todo se aceleraba a su alrededor. Tenían a Skullreps en el hangar. El pensamiento de qué podía haber pasado si esa mañana, en lugar de entretenerse mirando las notas alguno de ellos hubiera bajado a las naves como todas las mañanas hacían cruzó por su mente como un relámpago. La visión de la noche anterior en el exterior bajo las estrellas celebrando el final de día, jugando a las cartas y charlando, también. ¿Desde cuando estaban allí? Podía haber sido una masacre...

Todo eso pasó por su mente en un instante mientras que la voz de Quest martilleaba en su cerebro. Vio como ella y Grey comenzaban a disparar, dando Quest orden directa de que todos siguieran el ejemplo de las dos sargentos. Daya tiró el petate al suelo, cogió su arma como había visto que se hacía justo la tarde anterior y eligió a uno de aquellos skulls que corría vertiginosamente en la dirección de todo el grupo. Apuntó lo mejor que pudo y disparó.

La reunión con Thompson había sido bastante productiva, había entendido o al menos eso pensaba bastantes cosas al respecto de los comentarios que hizo. - Entiendo la situación en que me puse, quizás es cierto que no estoy acostumbrado por mi vida personal a tratar a los mandos con el respeto que debería... y me esforzaré en ello - asintió a lo comentado sobre el comedor, aunque se mostraba bastante satisfecho en realidad por como habían salido las cosas. El comentario sobre las varias razones par situar a Grey en esta situación hacían meditar bastante a William, ayudando también a ver al teniente con algo más de confianza. 

El tema más delicado era el siguiente... Kurik - Creo que sería profundamente injusto trasladar a Jacobs... un traslado  estas alturas es un castigo y desde luego que ella no merece ser castigada. Estoy colaborando a la integración de Kurik, a pesar de pensar que es un error, pero prefiero agotar las formas productivas antes que pasar a otras... Pero llegado el caso, si sigue actuando en contra de los reclutas, al final se verá obligado a tomar medidas más drásticas con él y parece que los altos mandos pensarían que es una gran perdida... Seguiré sumando para su reacondicionamiento, pero asumo como propio el deber de proteger a los reclutas aunque sea de alguien de dentro - Estaba mostrándose muy sincero, no era para nada una amenaza ni sonaba así, sólo quería dejar claro el punto de que permitir que torturaran a un compañero era algo que no iba a tolerar y quizás también se podría dejar ver porque había protegido a Grey, a pesar de que le cayera bien por haberse mostrado sincera, hubiera actuado igual aunque aquello no hubiera pasado. 

Aceptó el "cumplido" con una leve sonrisa de satisfacción, aunque esperaba que ciertas habilidades todavía no fueran percibidas ya que quizás necesitaría volver a saltarse las normas por el bien de todos - Agradezco lo del material, hablaré con Yilmaz para que le tenga al tanto de todo - Dicho eso, se levantó y después de hacer el saludo militar salió de la zona de esparcimiento. 

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

Tras una noche en la que había descansado poco, Eylo despertó con las notas pendientes sobre la cabeza del Domo como si de una espada de Damocles se tratara. Pero el temor generalizado se convirtió en alivio, el Domo había salvado el escollo del examen de legislación y suspiró un poco mientras repasaba las notas. El eridiano no fue demasiado entusiasta en la celebración, pero sí felicitó y agradeció las felicitaciones, desde el almuerzo del día anterior llevaba bastante distraído y disperso cuando estaba solo con sus pensamientos. Era bastante obvio que tenía muchas cosas en la cabeza y, a juzgar por su semblante, no eran cosas halagüeñas.

—Felicidades a ti también, Daya —repuso con una sonrisa leve, respondiendo al abrazo. Quería celebrarlo como veía que los demás lo celebraban, pero estaba bastante rígido, como si algo no le encajara en todo aquello. Al final hizo de tripas corazón, se obligó a sonreír más y asentir, charlando despreocupadamente con unos y otros.

En breve iba a tocar la formación con la sargento Quest y, en cierto modo, era algo que inconscientemente Eylo necesitaba: ejercicio y agotarse, aunque parecía el karma le tenía dispuesto una prueba bastante más exigente que el mero ejercicio.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:00 a.m

Eylo se presentó ante la sargento con todo lo exigido para el ejercicio, llevaba el subfusil acorde como debiera llevarse, pero no con la soltura de alguien acostumbrado. Había oficio en él, pero actuaba más por automatismo que por convicción. Aunque si bien el manejo del arma no era su fuerte, Eylo formaba como si lo hubiera hecho toda la vida, siguió las instrucciones de Quest y, entonces, llegó aquel chirrido horrible que le erizó todo el vello del cuerpo.

Eran los skullreps y Eylo, al verlos, quedó momentáneamente paralizado de terror al verlos. Los había visto en grabaciones, pero nunca los había visto en presente. Una sensación de miedo, que le exigía que huyera en dirección contraria, se aferró en su nuca tirando de él hasta hacerlo palidecer. Cuando la criatura rugió y la carga empezó, Eylo tardó bastante en reaccionar, aun peleándose para imponer racionalidad al irracional instinto de autoconservación.

Pero lo más estrambótico de todo aquello fue escuchar a Quest, saber que las comunicaciones estaban fallando. Fue un toque de atención que Eylo usó para aferrarse a la realidad, soltó una maldición, se arrodilló y apuntó el arma. El eridiano manejó el arma con oficio, con buena puntería, aunque sin atinar a ningún punto vital para asegurarse los impactos.

Los disparos de Eylo encontraron objetivo en los monstruos que cargaban contra ellos.

El desayuno pasó bastante rápido para Billy más que nada porque estaba casi más dormido que despierto, el bollo estaba a medio comer pero ya iba por su segunda taza de café, en cuanto dieron las 6.30 fue a comprobar las notas, pues tenía bastantes dudas del resultado de su propio examen. Era consciente que había tantas posibilidades de suspender como de aprobar por los pelos y sintió un gran alivio al comprobar que había sacado un 5. Las notas de gran parte del grupo de estudio no le sorprendieron tanto y se acercó a varios de ellos para felicitarlos por el gran trabajo realizado. Alvin Zemit, Jean Harris, Yum Ziam, Sue McHillgraw, Donner Trump, John Stealer, Sarah Castle, Anne Durrell, Lizza Jacobs, Narel Dotter, Vera umbert, Becky Baker y Noor Joyse... se tomó el tiempo de felicitarlos a todos, especialmente a los que más se habían esforzado. Especialmente a Becky que no sólo había hecho un gran esfuerzo si no que había obtenido una nota espectacular, también a Sarah, aquella enorme mujer que la mitad era corazón era muy querida para William así que se permitió abrazarla eufórico por su nota, con Anne tuvo una felicitación menos efusiva pero un tono bastante distendido, tratando de poner bases que mejoraran la relación entre ambos ofreciéndole un puño que chocar, Yum recibió una palmada en la espalda, ya que tenía menos relación con ella, pero le caía muy bien y era perfectamente consciente del gran esfuerzo que había realizado, con Alvin, Jean, Donner, Sue y John acordó organizar una fiesta por la noche, con cerveza pues consideraba que todos se lo habían ganado y a Noor le dedicó una amplia sonrisa y una palmada en el hombro acompañado de un "Felicidades". A Narel y a Lizza les sonrió con ternura y les dijo que esta noche para compensar el equipo de dardos serían él y Sarah contra ellas dos. 

(Billy y Anne)

La parte buena del día había terminado y empezaba el trabajo, desde luego Billy no estaba acostumbrado a empezar a hacer esfuerzos desde tan pronto, aunque el primer mes podría haberlo ido preparando para ello, desde luego no había conseguido hacer de él aún lo que se esperaría de un miembro de la Space Force. Por suerte había preparado la mochila el día anterior, sólo tuvo que recoger dos botellas de agua que había guardado en el congelador, era un truco sencillo pero útil. Llevaba tres cantimploras, una con agua y otras dos con agua congelada que se iría descongelando a lo largo del día, permitiendo disponer de agua fresca durante más tiempo. También llevaba unos cuantos alimentos secos no perecederos, los necesarios para comer al menos dos días, uno de los mapas de la zona, un par de bengalas, dos varas luminosas, una brújula, una linterna y unos 15 mts de cuerda. Al final la mochila abultaba más de lo que le hubiera gustado, pero prefería pasarse de precavido, al menos el peso no era tanto. 

El ánimo elevado por el hecho de que todos hubieran aprobado había despertado a William más que el café, iba animado aunque preocupado porque faltaran dos de los más remolones y aunque daba por hecho que Quest estaría hoy más relajada pensaba que no se tomaría a bien esa falta de puntualidad, sin olvidar que posiblemente llegaran sin haber comido nada. Hubo unos ruidos en el hangar que parecían sorprender a todos y cuando apareció el primer Skullrep el rostro de Thompson estaba atónito. Era la primera vez que veía uno en su vida. Durante unos breves instantes no podía ni reaccionar viendo aquello, era totalmente distinto a lo que hubiera imaginado nunca a pesar de haber visto imágenes, pero ni parecido a lo que era verlo delante. Por un momento se sintió estúpido por no haber pensado en lo de los fallos de comunicación. Había dado por hecho que seguía en funcionamiento el sistema que había implantado Quest para evitar que se copiara en el examen, pero bien podía ser que aquellas criaturas fueran más inteligentes de lo que pensaban algunos mandos, lo que le hizo reaccionar fue el hecho de escuchar por primera vez la voz de Duncan, ese grito le sacó de su ensimismamiento cogiendo su arma con presteza y disponiéndose a disparar sin piedad. 

El primer disparo fue pura reacción, desde luego que las horas que había pasado obligado en el campo de tiro estaban dando sus frutos, al tiempo que respondía un escueto - ¡A la orden! - apuntaba al vientre a uno de los skullreps, le impactó en un órgano vital, o al menos eso podría suponer ya que de biología alienígena era un completo ignorante, al menos lo compensaba con suerte y/o habilidad. El primer skullrep al que había disparado cayó fulminado en el acto embadurnando las cercanías con sus fluidos corporales. El segundo disparo tenía como objetivo a la criatura que había disparado Daya, entendiendo que sería de los que más cerca estaban y podía llegar a suponer un claro peligro. El disparo a la criatura bastante herida ya por el impacto de Banerjee acabó en el suelo después del siguiente disparo, demostrando que trabajar en equipo siempre era útil. 

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

El despertador volvió a sonar con un ruido estridente y extresante - Oh, vamos ¿Nadie lo puede silenciar? - me levanté como pude, abriendo la boca y destapando la manta hasta dejarla cubriendo la mitad del suelo del pasillo. De vuelta del baño, hice la cama, ya totalmente despierta. Hoy tocaba entrenamiento con Quest, así que, armé la mochila con todo tipo de enseres que me servirían ahí afuera, hasta me permití coger un par de chocolatinas que le sobraban a Zack - oye, cárgame la cantimplora con esa bebida que haces, la de las burbujas - era nutritiva y sabía bien, además daba energía "Zack-Bull te da alas", la estaba comercializando así.

Había bastante revuelo en el pasillo, la gente saltaba y brincaba, me aparté hacia la pared para no ser engullida por aquel bullicio - tranquilos, tranquilos - algo había sucedido, la gente estaba pasada de revoluciones. No me acordaba el motivo, así que, caminé hasta la cocina en busca de noticias, por el camino Vera me trajo las nuevas - ¿Aprobamos? - Por fin despejé, claro, por eso estaba así la gente - ¡¡Genial!! - la abracé y hasta se me fue un pico sin querer, cosas del momento - me alegro un montón, ya te dije que nos iba a salir bien - fui hasta el listado para verificar que todo estaba bien y allí vi las calificaciones de todos - prueba superada!!!

Me uní a los brincos y las felicitaciones, choqué las palmas con Donner, otro que no cabía en su gozo y hasta felicité a Anne, una compañera con la que apenas había hablado antes. Todo el mundo estaba feliz, todos... incluso el natgrewiano se le veía contento, aunque contenía una sonrisa más falsa que un Malbone de plástico. 

Felicité también a Keira, a la que le había ido bien sin las clases particulares de Einar - claro que te ha salido bien, tú controlabas un montón - todas mis amigas habían aprobado, incluso le di la enhorabuena a Carl que, había quedado como el super empollón del domo, obteniendo la máxima nota - eres un crack, tío.

Luego volví para acabar de rellenar la mochila con más bebida y frutos secos, hasta metí una baraja por eso de pensar en el tiempo libre, la cuerda por si queríamos jugar a la comba y un espejo para comprobar quién venía detrás sin volverse, así como otras cosas más típicas. Al final comprobé que el peso no se me iba muy arriba y por último cogí un arma, una de esas que tiene para apoyar y de usar con las dos manos - esta parece cómoda, vienes conmigo - el día anterior, había recibido unas clases de tiro con Vera y me sentía totalmente animada para la jornada de hoy.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:00 a.m

Salí del domo con la gorra calada y aquellas gafas de sol, con un porte totalmente sheriffense - ya te digo, me falta el puro y el vehículo policial - comenté a Donner que me había catado la intención. Me iba a poner a caminar tras el comentario de Quest cuando escuché aquel sonido metálico rasgarse. Esperaba que no fuera la típica broma de mal gusto del subnormal rayándome el vehículo, así que me giré para comprobar que allí estaban aquellos bichos - maldita sea, me están jodiendo el chasis y la pintura - Que hijos de puta, estaban atacando el hangar y allí estaban no sólo los pájaros halados de los pilotos sino los vehículos rodantes que solía utilizar para carreras y excursiones - no me lo puedo creer - ¿Qué probabilidad había de que atacasen los vehículos? ¿Por qué nunca atacaban la biblioteca o el aula de examen? Me invadió una mala leche simplemente por pensar que podían estropearme el JimMóvil, yo que lo había tuneado con dibujitos de colores y estampado con tela camuflaje y aquellos bichos estaban ahí, arañando su pintura, marcando la tapicería, pinchando las ruedas y sobretodo inundando con aquel asqueroso olor la fragancia que me había costado tanto tiempo imitar de mandarinas y café - ¡¡Malditos bastardos!! 

Armé el subfusil y tras colocarme cerca de la sargento Quest, apunté tal y como había aprendido en los juegos de airsoft en los que había participado y disparé a uno de esos bichos a los que nadie aún había hecho foco - ¡¡a por ellos!! - era buena jugando y aparte, ayer había entrenado precisamente con un arma como la de hoy, así que, le tenía cogido el truco y el gatillo se me hacía fácil. Reconozco que en los videojuegos los bichos se movían más rápidos y eran más feos, pero ahora era real - ¡¡Diosss, le acabo de reventar el estómago a ése!! - joder, había bailado y todo tras el impacto. Cambié de blanco, no estaba en el torneo de videojuegos donde sumabas más puntos por blanco eliminado, y supuse que sería mejor tocar a cuantos más mejor, que ya otros con peor puntería rematarían al resto. Además, viendo como se movían tras los impactos, deduje que no andarían mucho - ¡¡dejad alguno vivo, el experimento, el experimento... me sirve sin patas!!

La gente se estaba animando y se produjo el milagro del día... Duke acababa de hablar, me percaté porque a pesar de estar en primera línea no me consumía la rabia y aún oía y veía, a pesar de que sentía que aquellas criaturas me estaban destrozando el coche - ¡¡Hay que recuperar el hangar, aquí estamos expuestos!! - no es que tuviera miedo, simplemente quería recuperar el hangar, controlarlo y quién sabe, igual si os daños no eran muy elevados podríamos salir con las naves y los vehículos de safari a darles caza.

Volví a apuntar, esta vez, motivada por acabar con alguna pieza pues parecía que había bastantes, me decidí por acabar con uno de ellos, apunté nuevamente pero a la cabeza, quería ver si estallándole un ojo soltaba mucha sangre o aquellos no esparcían mucho - ¡¡toma ya, ese va a necesitar gafas!! - volví a repetir la dinámica con otro y nuevamente le acerté - ¡¡Implante de nariz!! - estaba siendo una fiesta, ya estaba en mi salsa, había perdido un poco de vista los daños en el hangar para centrarme en el safari - ¡¡cacería, cacería!!

- ¡¡También me sirven ciegos y sin patas!! - que no vieran que yo misma estaba dilapidando mi plan de captura uno vivo.

Mes 2. Día 1. Comedor. 15:30 p.m

Post de cierre del Día 1

La reacción del Brigada Joe me sorprendió, casi igual a como le sorprendió cual fue mi respuesta al consejo que me dio. Abrí un tanto grande los ojos e hice mi cabeza un poco hacia atrás, aunque rápidamente me relajé, aunque más bien mostraba un poco de pena al escuchar lo que decía. -Oh no, no no no, creo que me entendió mal Brig...- Y en esa pausa que hizo, donde traté de hablar de pronto me cortó, ofreciéndome aquella oportunidad de hablar con él y que me contara sus experiencias. Al parecer todo esto de la Space Force y formar parte de ella, era algo muy significativo para él, así que en lugar de "arruinar el momento" decidí dejar pasar lo que estaba por decir, y asentí. -Muy bien, aceptaré la propuesta y cuando tenga tiempo me pasaré para hablar con usted.- Y así, luego de eso lo acompañé al Starliner antes de retirarme a hacer mis cosas.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

El día siguiente nos levantamos temprano, cosa de la que estaba acostumbrado así que solo fue darme una buena ducha y salir de los barracones con toda la energía del mundo. Desayuné con ganas, incluso repetí 2 veces mientras hablaba con Einar, Evan, Daya y Yum de como estaba ansioso por ver los resultados, demasiado seguro de que lo había pasado y de seguro con una nota alta, y lo mismo le decía a mis compañeros, repartiendo ese compañerismo y buenas vibras, y sobretodo apoyo a Yum.

Y así, una vez el teniente fue al aula y antes de colgar los resultados sonriera de esa forma, ya me daba un buen presentimiento. Cuando se hizo a un lado, al igual que varios me amontoné para ver los resultados, colocándome de los primeros y así leyendo de arriba a abajo... Solo para conseguirme en los primeros de la lista, con un magnífico 10. Abrí mi boca en asombro formando una "o" con mis labios, en parte incrédulo y en parte emocionado por mi clasificación, antes de alejarme del montón de gente y alzar los brazos victorioso. -¡Let's fucking gooooooooooo!- Sí, al igual que en la carrera contra el domo grité la misma frase a todo pulmón, lanzándola hasta el techo del Domo antes de celebrar con todos. Fui rápidamente con Anne con quien parecía compartir la misma emoción que yo al pasar, dándole un abrazo con toda la confianza del mundo y felicitándola, animándola. -¿¡Ves!? Yo sabía que podrías Durell, maldita sea. ¡Y también sabía que lo iabs a lograr Stealer! Carajo, felicitaciones a los dos.- Con una amplia sonrisa les di una palmada a cada uno en la espalda, una amigable, antes de ir con Sarah y darle también un medio abrazo a la enorme mujer, al igual que unas palmadas en la espalda. -Ya estás casi lista, solamente falta que sepas colocar un torniquete y estacionar en retroceso los Biplaza, felicitaciones Castle.- Y así fui con cada uno: Con Donner, con Benedict, con Sue, Becky (Quien recibió otro abrazo), Grey (otro abrazo) y básicamente a todos los reclutas del Domo, sin importar si haya hablado o interactuado con ellos antes o no. Lo mismo con Einar, Daya, Jim, Duncan, Evan y William, algunos con más confianza que otros.

Ya con todo listo, ya se hicieron las 7:00 y era hora de hacer nuestra prueba con Quest. Me hice con el equipo militar del Domo, con pantalones y chaqueta camuflajeados, botas, lentes de sol, una bufanda de tela que permitía respirar alrededor de mi cuello (también camuflajeada), y debajo de la chaqueta una wife beater. Recogí el rifle que nos indicó la Sargento Grey, una pistola de 9mm (con al menos 2 cargadores) y un cuchillo. En la mochila llevé algodón, vendas y una botella pequeña de agua oxigenada todo en caso de que alguien se raspara o algo y para ayudar un poco a Duncan al verlo tratar de meter a la fuerza algunas cosas de la enfermería. Además llevé dos cantimporas de agua (ambas congeladas), dos paquete de Ración de Combate, una chaqueta y una manta, dos encendedores, dos linternas pequeñas y finalmente, un condón de la caja que nos regaló Duncan hace poco, el cual fui a buscar cuando ya estaba de último cuando todos empezaron a salir hacia afuera del domo. Hombre precavido vale por 2 (Además, si acaso hay agua potable en este desierto tóxico que tenemos por planeta, de seguro servirá para recolectar agua).

Así, con todo listo y con una pinta militarezca molona, finalmente salí del Domo, llegando a ver en ese momento a Jim a la que me acerqué, sonriéndole divertido mientras la mascara para respirar que teníamos que llevar colgaba en mi cuello. -Te ves muy bien Jim, me gustan esos lentes que tienes... ¿Te gustaría cambiar?- Pregunté de manera totalmente seria, quitándome los lentes de sol que tenía puestos y ofreciéndoselos, pero luego me los puse cuando la Sargento Quest finalmente se dirigió al grupo. El plan me gustaba, 5 kilometros no eran mucho para mi para, pero en definitiva lo sería para Becky... Cuando mencionó a lo de disparar bichos entonces me giré para ver de reojo a Kalina, recordando los bichos que se trajo y pensando que tal vez esto le sabría mal, pero luego volví a prestarle atención a la Sargento, hasta que entonces ese ruido sonó... Al igual que todos volteé al Hangar, pensando de que tal vez él y Carl estaban haciendo uan tontería en el Hangar, y si juro por Dios que estaban jodiendo las naves les iba a dar una ostia tan fuerte que los dejaría como la Tierra, girando sobre su propio eje.

Pero la verdad era muchísimo peor: Skullreps. Abrí en grande los ojos ante algunas verdades: Los Skullreps, al parecer además de sádicos eran inteligentes al jodernos las naves, de que Zack y Carl pudieron haber muerto, y que ahora había más de una decena de esos cabrones y estábamos al aire libre, sin saber si acaso puede haber más de ellos a nuestro alrededor ni como carajo siquiera llegaron al planeta. Mi corazón ya latía mil por hora, abriendo en grande los ojos al escuchar aquel grito sepulcral que me llegó a hacer temblar, apretando con fuerza el rifle que si acaso mi dedo hubiera estado en el gatillo me hubiera volado el pie. Y así trataron de arremeter contra nosotros. Rápidamente Grey y Quest se pusieron al frente, donde se unieron Kurik, Einar, Jim y Duncan. No me quedé atrás, sujeté con fuerza el Subfusil pero en lugar de disparar vi a los demás reclutas, viendo como algunos no se habían puesto a echar tiros contra esas bestias. -¡ESTAMOS AL AIRE LIBRE Y PUEDE QUE HAYA MÁS A NUESTRO ALREDEDOR, VEAN Y TRATEN QUE NO LOS FLANQUEEN, Y SI NO APARECEN MÁS FUNDAN A TIROS A ESOS CABRONES!- Puede que no sea ni Cabo, Comandante ni nada, pero al estar así de expuestos y con una gran cantidad de Skullreps viniendo por un solo flanco, me hacía pensar que podría haber más, y era mejor asegurarse antes de que al darnos la vuelta vieramos a alguien siendo partido en dos o desgarrado. Los disparos empezaron a sonar con fuerza, todos los demás gritaban para comunicarse, y para no quedarme atrás traté de mirar a mi alrededor, un rápido vistazo antes de ver a nuestro peligro inminente: Los Skullreps del hangar. Me uní a la primera linea de tiro, permaneciendo entre Grey y Quest de pie (Después de todo no veía caso para ponerme de rodilla) y entonces apunté y empecé a disparar a los cabrones que venían a nosotros y aún no habían muerto.

Haciéndole caso a Jim, traté de dispararle a un cabrón de los que seguían vivos en una de sus piernas o brazos, disparando dos veces, aunque en mitad de la conmoción, algo sucedió: Duncan habló. Era un jodido milagro aquello. -¡Hijo de perra, puedes hablar! ¡S-Sigue hablando Duncan.- Grité en cuestión de segundos mientras desviaba mi atención unos segundos de los aliens asesina-humanos, volteando a Duncan antes de volver mi mirada al frente, con una muy amplia sonrisa de emoción y felicidad a pesar del ambiente y de lo que estábamos tratando en ese momento.

Mes 2. Día 1. Comedor. 15:15p.m

A pesar de la tensa situación en el comedor, con los oficiales tratando de imponer el orden y muchos de los reclutas actuando como si fuesen críos de jardín de infancia, Evan se mantuvo en un segundo plano sentado en la mesa, después de haber recogido los platos sucios y guardado la bandeja. Sentado junto a Yum, Einar y Daya, asintió a la propuesta del pedido de piezas varias y componentes para la creación de los MECH, revisando la lista que Daya había empezado a elaborar, y que Yum y él terminarían de completar en lo tocante a la parte de los mecánicos. 

- Está todo en orden, creo que tenemos anotado todo lo necesario... - fue repasando cada elemento o pieza en voz baja para Yum, solo debiendo realizar algún leve cambio o anotación adicional a la lista. Sin embargo, al acercarse Jim y escuchar sus palabras, Evan sonrió divertido entendiendo su movimiento... aunque le presentasen un solo MECH a Townhall, tal y como había pedido, ¿qué les impedía o limitaba en trabajar en ambos? Siempre podrían alegar que realizaron varias pruebas para ver que mejoras eran más efectivas, pero dejar listos dos prototipos no era nada descabellado - Y eso haremos, Jim. Pedir piezas para ambos prototipos aunque Townhall nos obligue a entregarle uno... Creí que estaríamos mucho más limitados a la hora de pedir recursos, pero si podremos requerirle a Grey lo que precisemos, lo haremos a lo grande... - y ahí sonrió divertido, mejorando notoriamente su estado anímico. Ya se veía desarrollando las mejoras para los MECH, y logrando el propósito de construir dos modelos distintos muy similares entre sí, pero cada cual específico según las circunstancias.

Evan no pudo evitar sentirse decepcionado con Billy, al que tenía en alta estima y había intercambiado confidencias, resultándole sorprendente que tras su confesión de quién era su padre, él hubiese guardado silencio en algo tan relevante. Ahora caía al recordar su apellido Thompson, siendo ambos hijos de comandantes. ¿Por qué no le habría mencionado algo así en aquel momento en que conversaron ambos? Obviamente la información era poder, y hasta la fecha Billy no había confiado en Evan lo suficiente, pero bien que otros si que estaban al tanto... Ya buscaría el momento de hablar con él.

Agradecería a Duke que lo admitiese en sus clases, no dudando en susurrarle al oído en que grupo ir y con quién realizar las prácticas. Una sonrisa divertida amagó en el rostro de Evan, pero aún con todo, el ingeniero mecánico se tomaría muy en serio las prácticas. Quería ayudar en cuanto pudiese al doctor, sabiendo que tanto él como Daya podían marcar la diferencia llegado el caso, si había heridos que atender.

- Puedes dar por hecho que allí estaré puntual, Duke. Anótame ya en el turno de tardes, y cuando quieras vamos a practicar tiro y charlamos... Nos vemos. - le expresó agradecido, entendiendo que estaba desbordado de trabajo y que ahora debía añadir el impartir clases. En la medida de sus posibilidades, Evan iba a tratar de sacar algo de su tiempo para echarle un cable en la enfermería, logrando quitarle carga al médico y a su vez prepararse más arduamente para la próxima prueba. 

También acudiría a Sue para requerirle clases de armas a distancia, por lo que serían unos días ajetreados pero productivos. O al menos eso esperaba Smart.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:00 a.m

Evan comprobó aquella mañana que ya se habían listado las notas de las primera prueba, sabiendo que su esfuerzo se vería recompensado con una buena nota. Obviamente no esperaba la mejor nota en legislación, disciplina que realmente había llegado a aborrecer en aquel mes de tanto machacar normas. leyes y ver el estado anímico de algunos de sus compañeros que más apreciaba en el domo, cuando se veían con la soga al cuello y dándose por vencido. No podía recordar la de veces que había visto a Yum desanimada aquel mes, la de horas y horas que habían estado practicando mientras trabajaban o se habían ofrecido mutuo apoyo, pero al final incluso ella había alcanzado el objetivo propuesto, al igual que algunos más.

Después de felicitar a varios de sus compañeros, especialmente a los del grupo de "cerebritos" y alguna que otra excepción, suspiró al saber cual iba a ser el planning del día, empezando con 5 kilómetros de marcha a paso ligero liderados por la sargento Dally Quest. Sin embargo, aquella expectativa se truncó en cuanto alertaron de que dos de los reclutas, Norris y Brimston, estaban ausentes.

- Me da que les va a caer una bronca de aupa... - susurró con rostro divertido hacia el grupito de Einar, Daya y Yum, tratando de imaginar que estarían haciendo aquel par para haberse entretenido más de la cuenta. Hoy la sargento está especialmente agria... No creo que vayan a salir indemnes de ésta si no tienen una buena exc...

Los ruidos sordos y chirridos de golpes contra la superficie metálica de las aeronaves y el exterior del hangar dejaron a Evan sorprendido, no siendo aquello ni medio normal, pero la visión de los Skullreps fue muchísimo más de lo que el ingeniero mecánico pudiese esperar. Su reacción instintiva hubiese sido la de correr hacia dentro del domo y olvidarse de aquello, pero al ver a Grey y Quest anteponerse al grupo y abrir fuego, acompañándoles rápidamente varios de los reclutas presentes, Evan meditó con cabeza fría las razones por las que se había alistado a la Space Force. Si no era para combatir aquellas criaturas alienígenas en ese instante en que era necesaria su colaboración, ¿cuando si no? No quería decepcionar a nadie, especialmente a la gente que le importaba y deseaba proteger, pero además también quería demostrarle a Kurik que no huiría con el rabo entre las piernas cuando las cosas se torciesen.

Levantando su arma, se posicionó para apuntar mejor apoyando la rodilla en el suelo y disparó a los objetivos que todavía estaban inmóviles. Él no era un especialista en el combate cuerpo a cuerpo, y solo era capaz de defenderse medianamente con las armas a distancia, pero ahora se le requería allí para eso... y más adelante para pilotar los MECH. Debía ayudar. Y vaya que lo haría...

Vamos Evan... Asegura los tiros impactando en el vientre... Disparar a la cabeza está fuera de mis posibilidades, pero en el vientre puede ser igual de letal...

ORDEN INICIATIVAS PJ Y PNJ

Emory 23

Jim 22

Quest 20

Benedict 20

Jean 20

Grey 19

Carracci 19

Anne 19

Yum 19

Sue 18

John 18

Sarah 18

Vera 18

Becky 17

Harold 17

Noor 17

Kurik 16

Einar 16

Kalina 16

Narel 16

Keira 16

Alvin 15

Duncan 15

Martín 15

Buck 15

Donner 15

William 14

Lizza 14

Evan 13

Daya 12

Eylo 12 

Faltan Zack y Carl que se incorporan en el siguiente turno

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 06:30 a.m

Las calificaciones de legislación estaban colgadas en la puerta del aula y las reacciones de los presentes se mostraban de lo más variadas. Grey había mirado significativamente a Mikhail y él asintió, comprendiendo que entre ambos había un pacto, mientras el recluta Kurik se aventuraba a salir hacia el exterior y la ex sargento se quedaba un tiempo extra en la zona, escuchando varios comentarios de sus compañeros.

Andersen había llegado hasta la puerta del aula con cierto grado de nerviosismo, pero al contrario que muchos de sus compañeros, no por él, sino por los resultados que obtendrían quienes se habían preparado durante todo el mes a su lado, alguno de los cuáles ya podía considerarlos como amigos. Algo similar parecía experimentar Mott, el joven recluta caminaba de un lado para otro, mordiéndose el labio y tocándose el rostro casi de manera frenética.

Por fin el piloto pudo mirar la lista y hacerle comentario a los cadetes que más se habían esforzado. Sarah le dio unos golpes amistosos en el hombro, para ser tan grande como era la mujer, aquel gesto estaba completamente medido, no era alguien que descontrolase o desequilibrara sus fuerzas. Yum dio un par de saltitos de alegría al comprobar la lista y miró a Einar con profundo aprecio. Zumbert por su parte gruño un "gracias" que quizás fuera el gesto más amable de cuantos había emitido. Sue, siempre alegre, estaba exultante, aprobar legislación y quitarse las telarañas de sus profundas cavernas era un equivalente a tener una semana de escándalo.

Lo que el piloto no podía saber es que felicitar a Keira iba a ser un deporte de alto riesgo. La joven y rubia mujer al escuchar de Andersen que estaba orgulloso de ella, provocó que en un arrebato de pasión fuera directamente a besarle en los labios, un gesto intenso y desenfadado que quizás Einar no pudiera evitar, o puede que se girase justo a tiempo de que la piel de Lartrem impactase contra la suya. Aquel gesto público fue observado por todos sus compañeros, los cuáles ya hacían bromas por lo bajo sobre "la parejita" del mes.

Emory felicitó con igual efusividad a Einar, le estrechó la mano y le dio un abrazo con un par de golpes en la espalda, muy al más puro estilo "machote", no sin antes decirle que su ayuda y acompañamiento había dado lugar a esos resultados y que daba gusto poder trabajar con alguien tan comprometido como él era. A Mott, Andersen le estaba pareciendo un hombre completamente profesional.

Para Duncan moverse era todo dificultades. El doctor había comprobado de primera mano lo que era entrenar con una atleta profesional cuyo calentamiento era proporcional a todo el deporte que él hacía en una semana. Aquella mañana solo podía haber sido calificado con un término, suplicio, sintiendo más que nunca que la edad no perdonaba.

McCarthy abrió los brazos por si Anne quería un abrazo, pero el gesto cariñoso que recibió el doctor fue un par de manotazos en el pecho y un "no te emociones" que la fría y dura mujer le regalaba, detalle que viniendo de ella, era sinónimo de que estaba comenzando a apreciarle cada vez más. Becky sí que le dio un sentido abrazo a Duncan, demostrando la rolliza mujer, la cual ya había perdido algo de peso, que era bastante cariñosa y afectiva. Lizza mantuvo la distancia, pero se dignó a sonreír agradecida por sus palabras, aunque mantenía un gesto frío ante la lista expuesta, estaba claro que ella no se creía esos resultados y que tenía algo en mente que estaba por encima de aquel papel. Mott, por su parte, felicitó al doctor por sus calificaciones, mostrando que se sentía bien por haber sido parte productiva del Domo.

Noor Joyse rio por lo bajo cuando el doctor le dijo unas palabras por medio de su comunicador, estaba claro que la manera de caminar de Duncan era antinatural, como si le hubiesen metido un palo por el mismísimo trasero, algo que la "cachorrita" no pudo evitar señalar, mientras se estiraba satisfecha, aunque miró la lista un par de veces más, algo allí no le cuadraba.

Y más reacciones llegaron cuando Carracci pudo acceder a mirar su nota, no sintiéndose contento hasta que localizó la del resto de las personas del Domo que sí le importaban, fijándose en un pequeño detalle. Nadie había suspendido. El natgrewniano no pudo evitar verbalizar una particular sospecha ante las evidencias, de manera que Joyse se giró hasta él, puesto que habían pensado exactamente lo mismo.

René se había dirigido hacia Alvin, dándole un puñetazo en el brazo tras comentarle el resultado de su nota. Por la cara de incredulidad de su compañero estaba claro que no esperaba tanto, aunque reconoció que el examen, milagrosamente, no le había ido tan mal como inicialmente esperaba, y es que como Carracci, tan solo tenía estudios básicos.

Sarah sonrió abiertamente a Carracci por los buenos deseos que le dedicaba, y ella de manera particular se acercó hasta él para también felicitar su éxito, no sin antes decirle lo que pensaba, él también lo merecía, todos habían obtenido un buen resultado acorde a sus capacidades y esfuerzos. Y la mujer estaba feliz, sentía una alegría contagiosa al comprobar que por una vez en el Domo no habían gritos, quejas o disgustos. Aquello podía terminar siendo como del sitio de donde venía. Castle tuvo cierta dosis de esperanza.

Daya era otra de las personas que se alegraba de que no hubiera suspenso alguno entre los reclutas. La seriedad y preocupación del desayuno, que se basaba principalmente en no encontrarse con el brigada de frente, se había disipado ante la llegada de buenas noticias. Felicitó a varias de sus compañeras, Lizza, Becky, Yum y Vera, siendo esta última particularmente cariñosa y afectiva cuando la piloto la abrazó, apretándola contra sí un tiempo quizás un poquito más largo de lo necesario.

Banerjee había recuperado su carácter habitual, aunque la losa de la legislación les acompañaría siempre, y más a ella, puesto que el guardián de las ordenanzas de la comandancia era precisamente su compañero de profesión, con quien debía compartir cabina. Directa o indirectamente, Daya estaba destinada a saberse todos los artículos.

Eylo estaba particularmente cansado. El líder del Domo tenía muchas responsabilidades en la cabeza y la sensación de que los problemas se incrementaban exponencialmente. Ni siquiera las calificaciones expuestas en la puerta del aula parecía animarle, aunque sí tuvo la empatía suficiente como para no dejar pasar la oportunidad de felicitar a sus compañeros, más cuando éstos se dirigían específicamente a él. Grey se mantenía cerca y observaba las reacciones entre unos y otros, así como las muestras de efusividad. Ella parecía tranquila, tan sosegada como si tuviera el control absoluto de la situación, mientras su rostro, imperturbable, no dejaba emitir emoción alguna, como si tuviera una máscara veneciana cubriendo su superficie.

William tras haber desayunado y casi inyectado café en vena, decidió ir a mirar las calificaciones expuestas. Tenía la respiración contenida hasta que comprobó que había aprobado casi de milagro, con un cinco que representaba íntegramente sus capacidades en legislación. El joven y alegre muchacho, el más peque de entre los reclutas se dedicó a felicitar a muchos de sus compañeros, demostrando que era todo corazón, dedicando un tiempo más amplio hacia Becky y Sarah, dos mujeres que le caían particularmente bien, y que ellas les correspondería con el cariño que las trataba, pactando finalmente planes para la noche, una partida de dardos junto con Narel, Lizza y Sarah, aunque si previamente tomaba cervezas, era posible que no acertara en la diana. Tampoco es que eso fuese importante.

Jim había dejado la ardua tarea de preparar su mochila para la mañana, al igual que Zack, alguien no demasiado responsable. Ahora eso sí, para meter chocolatinas entre los enseres siempre había tiempo. La bebida que ambos llevarían sería agua, puesto que el único destilado que le daba tiempo a realizar a Norris era el de cerveza, un elemento indispensable en el domo, puesto que las últimas celebraciones habían acabado casi con las existencias, si seguía así la cosa, debería racionar las dosis de alcohol, o ponerles precio.

La efusividad de Foster al ver las calificaciones provocaron que la conductora, presa de una alegre locura, le diera un pico a Vera, un gesto que hizo que Zumbert fuera mucho más allá y le metiera la lengua hasta casi la garganta, o al menos lo intentara. ¡Cosas del momento! Jim le había alegrado el día a su compañera, y es que entre el aprobado, el abrazo a Daya y el beso a Foster, llevaba una jornada que solo sería mejorable si ya le nombraban directamente soldado espacial. Vera desde ese instante, no se separó de quien era su mejor amiga, Jim Foster.

Nada le quitaba el apetito a Martín. Si hubiera nacido siglos atrás y le hubiera gustado la literatura fantástica, seguramente se habría visto identificado con los hobitts, al menos ya desayunaba como ellos, repitiendo ración. Y es que el muchacho apodado como PIN estaba demostrando ser jodidamente bueno en todo, espectacular en carrera, ganando incluso a una deportista de élite, y asombroso en legislación, comparándose con alguien que había cursado primero de derecho. Tenía más que motivos para chillar extasiado y dejarse llevar practicando deporte de riesgo, abrazando a Durrell, la cual después de separarse del joven tan solo tuvo que decir "como vuelvas a hacerlo te arranco los huevos". Eso sí con su mejor sonrisa, mostrando que pasara lo que pasase, no era para nada un dulcecito.

El abrazo de Ruiz a Sarah sin embargo sí que se produjo. La enorme mujer era encantadora en formas y quiso festejar su alegría con el igniano, aunque la estampa fuera un tanto particular. El punto y la i. Becky por su parte era la fémina más achuchable del mundo, todo aquel que necesitaba un consuelo podía acudir a ella y a sus acolchados pechos, pues sería bien recibido. El abrazo a Grey tenía otro matiz, la mujer se mostró bastante afectiva con Ruiz, alegrándose por el éxito que había obtenido, pero la mirada verde de la exsargento iba hacia un punto concreto de la sala, donde otros abrazos se estaban produciendo. No dudó Dunne en darle un beso en la mejilla a Martín antes de separarse de él, manteniendo formalmente la distancia.

Evan estaba satisfecho con su nota de legislación. El hombre se había esforzado lo suficiente como para llegar a una calificación bastante alta, aunque para ello hubiera acabado aborreciendo la disciplina que Einar amaba, y es que para gustos estaban los colores, pero aquel al trago, ya era agua pasada.

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:05 a.m

El primero de los reclutas que actuó cuando aparecieron las criaturas fue Emory Mott. ¿Quién hubiera dicho que el joven experto en legislación era un hombre muy preparado para la acción? Ahora eso sí, rápido pero poco certero, pues de cuatro disparos solo encajó la mitad y no llegó a derrumbar a su adversario.

Si algo no llevaba bien Foster es que los Skulls atacasen el hangar, era el mismo dolor que experimentaban los mecánicos y los pilotos, los cuáles podían intuir que el fruto de sus esfuerzos estaba siendo destrozado. ¿Por qué atacaban esos seres justo donde más les dolía? Habría que preguntárselo, y para eso nada mejor que buscar maneras de comunicación, un proyecto que tenía en mente y que para llevarlo a cabo necesitaba a alguna de esas criaturas vivas.

Jim era muy rápida, había superado con creces a todos sus compañeros, apuntando a los seres que se acercaban como si de una sombra de muerte se tratase. Los dos primeros disparos acabaron con la vida de uno de ellos, acertándole de pleno en el vientre, mientras que precisó otros dos tiros para que la cabeza de otro fuese reventada. Las acciones de la bonita conductora había mostrado, frente a los demás, que era una muy buena tiradora, quizás gracias a todo el tiempo que había estado practicando, contando los videojuegos como experiencia de vida.

Benedict parecía haberse metido algún tipo de bebida energética, utilizando su arma con mucha presteza, dedicando el primer tiro al Skull que tras dos tiros de Mott no había caído al suelo, matándole tras impactar en toda su cavidad abdominal. A continuación impactó en otro de los alienígenas provocando su caída al suelo y matándolo, así como dejando herido a un tercero que aún se aferraba a la vida.

Jean también era rápido manejando el arma, pero mucho más inseguro, no se atrevió a disparar a una zona vital, sino a la gran masa que era el cuerpo del Skull, deseando impactarle en cualquier sitio, el caso, hacerles daño. El primer disparo fue contra la criatura a la que Benedict disparó y aún así continuaba acercándose, haciéndola caer finalmente. A continuación disparó tres tiros a otro de los extraterrestres, matándolo y liberándoles de su presencia.

Carracci no tardó en ponerse en alerta. De hecho, fue uno de los primeros en reaccionar, fijarse en la llegada de aquellos monstruos legendarios, poner una bala en la recámara y apuntar para intentar darles muerte a las criaturas que estaban destrozando el material de pilotaje. Su primera bala impactó en el blanco e hizo su consecuente daño, pero la segunda no llegó a alojarse en el cráneo de aquel ser, el cual había quedado muy mal herido, pero seguía avanzando hacia sus enemigos. Aquel hecho tendría repercusiones en los pensamientos del Natgrewniano, pero en aquel instante lo mejor era mostrarse práctico y seguir protegiendo la vida que sobre Protect existía, la suya y la de sus compañeros.

Anne por su parte se fijó en una de las criaturas que estaba caminando por el flanco y adelantándose a los demás, ¿sería posible que estuviera haciendo una maniobra envolvente como estrategia de ataque?. No dudó en dispararle para buscar, posteriormente, a otro objetivo.

Yum no era mala disparando, pero por una vez en su vida quiso ser ambiciosa y disparar a la cabeza, comprobando que uno de los disparos le había salido demasiado alto, mientras que el siguiente que realizó fue directamente a impactar en el skull  que Grey y René no pudieron abatir.

John desplomó a otra de las bestias, dejando herida a la siguiente que ocupaba su lugar sin llegar a eliminarla, algo de lo que se encargó Sarah al disparar contra su vientre, realizando lo propio con otra criatura que no parecía estar dispuesta a dejarse vencer tan rápidamente, sobreviviendo. El relevo para matarla fue de Vera, la cual hizo un segundo disparo que dejaría herido de manera adicional a otro skull, siendo Becky quien finalmente acabase con él, hiriendo casi de muerte a otro de aquellos seres que encontró el fin en el rifle de Harold. Era como si los disparos se escalonasen de manera consecutiva, tomando cada cadete, la víctima superviviente de sus compañeros.

Noor consiguió abatir un skullrep a pesar de que era consciente que sus habilidades en el uso de armas ligeras era tremendamente pobre, hiriendo a otro de sus enemigos a continuación, era la primera vez en su vida que mataba y le gustó la sensación de sentir el poder que el rifle le otorgaba.

Kurik había salido con su rifle en las manos, pensando que iba a tener la oportunidad de medirse con Quest, la mujer que le había retado y a la que deseaba vencer a toda costa, cuando un ruido llamó su atención y tras ver su origen, supo que por aquello estaba en el ejército, para poder desquitar sus frustraciones contra las criaturas que asolaban la humanidad. El ruso demostró su habilidad disparando a una de aquellas criaturas e impactando dos balas en su cabeza, haciendo que el extraterrestre cayese al suelo, completamente inerte.

Einar era un hombre muy previsor, el día anterior había preparado su equipo, así que sería muy raro que le faltase algún material necesario para aquel paseo que se preveía junto con la sargento Quest. El piloto miró en dirección al hangar cuando el ruido de chapa rasgada rompió el silencio, fijándose en las viles criaturas que hacían su aparición, destrozando todo a su paso. El piloto no necesitó órdenes para abrir fuego, nadie en su sano juicio permanecería a la espera. Aquellos seres habían sido declarados por la Comandancia como criaturas bélicas y un verdadero peligro para la humanidad. Su ejecución era obligación de todo buen ciudadano.

El chillido de Andersen fue seguido por dos disparos en el vientre de su enemigo que provocó la muerte de un skull, el cual cayó al suelo mientras sus congéneres le saltaban por encima.

Kalina apuntó y disparó a otra de las criaturas que se acercaban, matándola, así como hirió a otra que seguía su avance. Nunca antes había observado tan de cerca el comportamiento de los skullreps cuando luchaban y algunas ideas comenzaron a forjarse en su cabeza como las posibles pautas de comportamiento sociales de dichas criaturas, quizás un mal momento para fijarse, pero claro, así eran los biólogos, pensaban siempre sobre su especialidad en según qué circunstancias.

Narel realizó dos disparos muy poco vistosos, pero lo suficiente como para abatir a las dianas móviles que Noor y Kalina no habían llegado a desplomar.

Keira demostró ser una excelente tiradora. La niña pija nunca lo había comentado, pero su padre le había comprado varias armas, alguna incluso no de curso legal, para que su adorada niñita tuviera una excelente puntería, siendo una actividad que a la joven Lartrem le encantaba y relajaba, aunque nunca se jactase de saber disparar. De hecho, quería tomar clases particulares con la compañera que fuera a enseñar a Einar, una estrategia para poder seguir estando a su lado. Aunque en aquel momento era absurdo esconder su habilidad, todos corrían peligro mortal, era el momento adecuado para sacar lo mejor de sí misma y abatir de un tiro en la cabeza a una de ellas, y casi matar a otra, la cual remató Alvin, a la par que hirió a otro Skullrep.

La seguridad de Duncan hacia las habilidades de sus compañeros no debían ser amplias, pues cuando preparó su mochila para el entrenamiento de la mañana, metió material suficiente como para extraer balas y curar las heridas que los proyectiles pudieran hacer, como si la actividad del día consistiera en dispararse los unos a los otros. Aunque eso sí, nadie podía negar que era un completo profesional y un hombre muy previsor.

McCarthy ante el ruido que provenía del hangar reaccionó con curiosidad, buscando el foco del problema, hasta que vio a las criaturas que habían destrozado su infancia. Las reacciones corporales que sentía eran habituales, miedo camuflado con ira, una reacción bastante común en quienes habían perdido seres queridos en manos de los skullreps. Gritó y disparó, luego recargaba, el resultado de sus acciones fue que una de esas criaturas cayó al suelo tras haber recibido dos impactos en su región abdominal. La venganza del escocés, había llegado y Joyse le miró impactada al haber escuchado finalmente su voz

Martín era muy previsor. No solamente metía en la mochila agua congelada y raciones de alimento, estaba claro que no se fiaba mucho de Quest y sus excursiones, si no que además llevaba material de primeros auxilios para poder ayudar al doctor en caso de ser necesario. Iba bien armado, rifle, pistola y cuchillo. Además de aprovisionado por si les pillaba fuera la noche. El muchacho se paseaba con porte. Si hubiera estado en un planeta terrestre rodeado de civiles, seguramente más de una muchacha se le habría quedado mirando, y es que el sex appeal que desprendían los soldados espaciales no tenían comparación alguna con la de cualquier otro ciudadano de a pie.

Los temores de Ruiz sobre los ruidos del hangar inicialmente eran que Zack y Carl estuvieran allí haciendo el gilipollas, y ojalá hubiera sido eso lo que sucedía, pues nadie de los presentes quería aceptar la realidad de la situación. Chilló unas órdenes a sus compañeros para que mirasen alrededor y que así no fueran flanqueados, varios le hicieron caso pero no, parecía que los enemigos estaban todos donde las naves. Destrozándolas. Martín disparó a una de las criaturas en las extremidades, destrozando sus cuartos traseros y dejando que se muriese una vez se arrastraba por el suelo.

Buck disparó dos veces a la cabeza de las criaturas. Uno de los tiros erró, mientras que el otro impactó de pleno en el cráneo y provocó que el animal se desplomase, completamente inmóvil. Donner realizó un par de disparos sobre el skull que Alvin aún no había hecho caer y que se acercaba peligrosamente hacia los reclutas, eliminándolo.

Daya había sido muy puntual y eficiente preparando los materiales que iba a necesitar al día siguiente, el momento de su instrucción en el que alguien le enseñaría a hacer funcionar un arma de fuego pues no tenía experiencia previa, jamás había tenido un rifle entre las manos pero no debía ser muy difícil manejarlo, al fin y al cabo sabía qué parte del arma debía apuntar hacia los skullsreps que se aproximaban y las órdenes siempre debían ser cumplidas. O casi siempre...

Banerjee se posicionó entre sus compañeros, apoyó la culata del rifle sobre su hombro, no sin antes fijarse en cómo lo hacía Quest, y disparó acertando a una de esas criaturas en el vientre. Debió ser un momento apoteósico para ella, pues era la primera vez que dañaba a una de esas criaturas que afrentaban a la humanidad, hoy podía sentirse un poco más soldado que nunca. El problema vino cuando quiso apuntar de nuevo y con rapidez al mismo Skull, se le disparó el arma y ésta cayó al suelo. Había sido una verdadera suerte de que no le diera a ninguno de sus compañeros.

Para Yimaz aquel día sería inolvidable. Era la primera vez que veía Skullreps al natural y aquella vivencia no le hacía justicia a la realidad. Las cámaras no captaban aquel sonido erizante, ni el nerviosismo del devenir, tampoco el miedo que interiormente todos sentían, algunos lo reflejaban en sus rostros, otros los maquillaban con ira, pero él mostraría aquella sensación con un bloqueo irracional en sus movimientos. Fue el último en actuar, pero al menos impactaba en los objetivos provocándoles daño, asegurando cada una de las balas invertidas.

Thompson había sido muy precavido metiendo agua en el congelador. Estaba claro que alguna de las enseñanzas de sus familiares habían hecho mella en él, y tenía sus trucos para que la jornada a la que se iban a enfrentar fuera más amable de lo estimado, pues el Protect el calor apretaba. La mochila del recluta no pesaba, pero tampoco iba a tener que transportarla muy lejos pues la llegada de los extraterrestres había eliminado toda posibilidad de exploración.

William se quedó observando al enemigo cuando hizo su aparición, reaccionando finalmente ante una voz varonil y desconocida que rompía con el estado de shock de algunos de sus compañeros, gritando sin comunicador a aquellos seres de pesadilla. Reaccionó con agilidad e hizo unos disparos espectaculares, matando a una de las criaturas de un solo tiro en el abdomen y desplomando un segundo objetivo, el skull que Daya había herido previamente, demostrando que Billy podía ser un chaval algo irresponsable en cuestiones poco importantes, pero un verdadero soldado en el campo de batalla.

Evan no pudo evitar sentir sorpresa cuando el ruido de las aeronaves llegó hasta sus oídos y aunque estaba deseando quitarse de en medio, buscó en su interior atisbos de valor para posicionarse y ayudar a sus compañeros, no cediendo ante el temor de ver aquellas criaturas alienígenas de las que todos los medios de comunicación terrestres hablaban.

Smart apoyó la rodilla en el suelo y disparó a los skulls que avanzaban hacia su posición. Uno de ellos había sido herido por Eylo, pero aún se acercaba amenazante hasta ellos, dándole muerte el mecánico con un buen disparo en el vientre, mientras que mostrando una habilidad bastante notable con armas ligeras, también logró impactar en otro de los enemigos naturales de la humanidad. Podía sentirse orgulloso, aquí demostraba su utilidad y formación. No era ningún inútil.

Lizza cuando vio las criaturas que se aproximaban hasta ellos sonrió. No tenía miedo. La joven había pasado mucho tiempo sola durante ese mes, tan solo en compañía de unos pocos y seleccionados compañeros para pasar las noches jugando en la sala de esparcimiento. Su carácter había cambiado, al principio se le veía una mujer alegre, extrovertida y con ganas de comerse el mundo, pero desde el tema de la acusación de Kurik se había vuelto tímida y retraída al principio, para conseguir estar malhumorada y cargada de ira posteriormente. A nadie quería decirle lo que pensaba realmente. Ni Vera, ni Narel, ni Eylo ni William, las personas más cercanas, habrían podido intuir lo que pasaba por la mente de la muchacha. 

Jacobs tardó en reaccionar, no porque ya fuera lenta de reflejos, si no porque lo que iba a hacer tenía consecuencias y no podría deshacer sus acciones, pero tras considerarlo pensó que merecía la pena. Apuntó a Kurik a la espalda y le disparó en el pecho, provocando una herida considerable en el joven ruso, el cual no se vería venir el ataque, y seguidamente apuntó a su cabeza, pero falló, un milagro para Mikhail, y quizás, una desgracia para ella. Recargó de nuevo su arma con clara intención de matarle.

Como resultado de esta primera batida 31 skullreps habían resultado muertos, quedando 19 más, que tras llegar hasta los reclutas, comenzarían a atacarlos

Mes 2. Día 2. Puerta del aula. 07:06 a.m

Justo cuando se escuchó el último disparo, y los skullreps sitiaron a los reclutas, aparecieron Carl y Zack, ambos corriendo y con la mochila mal colocada sobre los hombros. Ambos varones no esperaban visualizar aquella situación trágica donde sus compañeros se jugaban la vida, avanzando ambos con el fin de ayudar, sintiendo la misma sensación que el resto de los presentes, miedo, incredulidad y odio, un sentimiento visceral que los humanos compartían.

En ese preciso instante se abrió la puerta del starliner y apareció el brigada Joe, observando el panorama, estaba claro que el ruido le había alertado y el hombre, sin más armas encima que la de un cuchillo de combate que tenía en la pernera del pantalón, bajó por las escaleras para evitar que cualquiera de aquellos seres pudiera dañar a los reclutas.

- ¡TENIENTE LAS ARMAS LÁSER! - No era un hombre de gritar, su tono de voz y el escueto mensaje era fácil de interpretar para el que ya había estado con anterioridad en la guerra.

Y allí estaban los Skullreps justo encima de los cadetes, emitiendo un fétido olor característico a podredumbre, babeantes y agresivos, exhalando un sonido que ya sabían, era el preámbulo de un ataque.

Dos criaturas se posicionaron cerca de Sarah, ambas intentaron darle un zarpazo, no pudiendo esquivar la mujer aquellos golpes cortantes, recibiendo unas dentelladas tan agresivas como letales. La gran luchadora estaba muy malherida, la sangre escapaba de su cuerpo como ríos de lava escapan de un volcán, con un fluir constante alejándose del orificio que los contenía.

Donner realizó un esquive magistral evitando a uno de los alienígenas, mientras que el otro falló, resultando indemne en aquel ataque masivo. No pudo evitar suspirar, aquellas criaturas eran enormes y a pesar de que él era un tipo grande, le imponían más que respeto, auténtico pavor.

Dos skullreps habían intentado atacar a Keira, la cual se movía como una auténtica bailarina, hasta que uno de sus enemigos la alcanzó con un mordisco en el abdomen que le hizo chillar de dolor y le arrancó incluso un trozo de carne. La sangre no dejaba de manar de su cuerpo y la rubia fémina dio incluso algún espasmo. Llevó las manos hacia el cráneo del skull intentando alejarse de sí mientras chillaba, completamente horrorizada.

Eylo había sido atacado por dos extraterrestres, una de las criaturas falló en sus dos ataques, pero la segunda lanzó un muy certero zarpazo que el joven debería de esquivar para no sufrir daño.

Grey y Kurik habían tenido suerte. Un solo alienígena había ido a por ellos y falló a la hora de alcanzarlos, librándose de tener hasta de esquivar. Aunque Mikhail arrastraba la herida que Jacobs le había hecho, declarándole abiertamente la guerra. O tú, o yo.

Evan había sido atacado por un extraterrestre que intentó morderle, no llegándole a rozar con un zarpazo. El hombre tendría que esquivarlo para salir sin un rasguño de esa situación

John, Narel, Lizza y Buck habían recibido algún ataque, pero dieron muestras de una imponente agilidad esquivándolo.

Emory también recibió un zarpazo, pero comparando su daño con el de Sarah y Keira, lo suyo había sido un raspón superficial que curaría con poca dificultad.

Sue fue otra de las desafortunadas que recibieron un zarpazo sobre su cuerpo. La pelirroja emitió un chillido de dolor y miró con odio reconcentrado a su oponente, que aunque no hablase su idioma se daría perfecta cuenta que lo que le tenía que decir, no era bonito - HIJO DE LA GRAN PUTAAAAAAAAAAAAAA

Y así fue como los reclutas deberían ejecutar acciones para matar a los enemigos que quedaban, de lo contrario, algunos de sus compañeros podrían morir, e incluso ellos mismos.