Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Mes 2. Día 1. Daya & Frank. Una compañía inesperada

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17/06/2021, 12:48
Daya Banerjee

Aquella noche había salido la primera al exterior. No sabía quién aparecería y quién no. Algunos de los chicos aún seguían en la enfermería e intuía que Duncan no los dejaría solos y no tenía ni idea de quien se apuntaría finalmente a compartir una salida con un alto mando de la Space Force. Pero ella  no podía faltar a la cita aunque finalmente no viniera nadie, por algo había sido la promotora. De todas formas, no sería la primera vez que estaría allí fuera sola si finalmente nadie se decidía a salir. De hecho, aprovechaba esas noches para meditar y alejarse durante unos minutos del bullicio y del ajetreo del día para reponer fuerzas, mentalmente hablando. Necesitaba esos escasos momentos de soledad para poner un poco de distancia con todo y plantearse muchas cosas. Sobre todo de ella misma y de cómo encaraba los días en el domo. Aquello había sido una aventura tan inesperada para ella que, muchas veces, pensaba que casi podía ser un sueño del que aún no había despertado. Muchas mañanas, al despertar, pensaba que aún estaba en Innum y su mente intentaba recordar a qué grupo de científicos tocaba aquel día desplazar a qué sitio, hasta que algún movimiento o sonido cerca de ella le hacía abrir los ojos y ver que estaba en un dormitorio común lleno de personas a las que conocía desde hacia escasas semanas y no estaba en su dormitorio compartido con sus hermanas pequeñas.

Tenía sentimientos encontrados con aquella noche. Quería salir y no a la vez. Tenía que reconocer que estaba nerviosa porque, aunque estaba muy cómoda con Frank, no debía perder de vista quien era y qué rango tenía allí dentro. Quizás había puesto en un compromiso a Becky, sabía lo timida que era la muchacha y lo mismo, después de la experiencia con la primera prueba física, no tuviera más ganas de ponerse en el punto de mira de otro mando. Quizás ella se había extralimitado invitando a Frank y él se sintiera obligado de alguna forma a venir o quizás pasara totalmente de la invitación porque tuviera otro compromiso con los mandos de la 12 o simplemente, no quisiera esa relación informal con los reclutas.

Hacia un fresco agradable. Dentro de unas horas la temperatura bajaría más, pero para entonces ya estarían durmiendo. Fue hacia el lugar en el que todas las noches que surgía se reunían fuera y se sentó sobre una de las rocas, esperando a que llegara alguien más. O, quizás, temiéndolo.

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28/06/2021, 20:14
Capitán Frank Kepborn

Aquel día había estado lleno de sorpresas. Por un lado, Grey les pedía a algunos de sus compañeros que le ayudasen para modificar la nota de los exámenes, implicando al cadete William en un acto ilegal que podía acarrear serias consecuencias para el joven Thompson. Pero no era el único involucrado, puesto que Eylo, Martín, Jim y Daya habían buscado la manera de despistar a los mandos, los cuáles tenían como fin evaluar sus conocimientos de legislación. Por si eso fuera poco, cuando Billy apareció en el comedor, disimulando como si nada hubiera pasado, alguien más irrumpió en aquella sala del Domo, una persona que Banerjee no esperaba y cuya presencia, podía agradarle.

Frank Kepborn había llegado sin avisar, estaba claro por la cara de sorpresa de Townhall. Saludó marcialmente al teniente, sargento y cabo, mostrando que cumplía impolutamente el protocolo militar, a pesar de ser el mando con mayor rango de la estancia. No obstante, y como ya explicó a Duncan en su momento, él no estaba destinado en el Domo 12 y por eso se sometía a las normas protocolarias de la máxima autoridad del sitio, en este caso, el teniente.

El doctor del Domo 15 fue invitado a la mesa. No había almorzado. Algunos reclutas pudieron escuchar que la conversación de urgencia y de la que Townhall estaba pendiente, era un tema personal. Su exmujer estaba intentando ponerse en contacto por medio de las comunicaciones del Starliner, puesto que el comunicador del teniente no funcionaba por algún extraño motivo. Había un mensaje urgente que debía transmitir, y por eso aquella misiva fue mandada al Domo 15, haciendo que el capitán cogiera una Eagle de su propio PEC y se dirigiera hacia el destacamento amigo para informar. Un detalle del que no tenía obligación, pero creyó necesario transmitir.

Los ojos azules de Frank habían recorrido el comedor varias veces hasta que se encontraron con la miel de los ojos de Daya. No dudó en sonreírle y permanecer un momento fijándose en la joven, haciendo un gesto con su dedo índice, haciéndolo girar como indicando que más tarde podrían verse, marcando la interrogación en sus ojos. Y es que no había olvidado la conversación que tenía pendiente con ella, bajo la promesa de una cúpula estrellada.

Y allí estaba él. Era de noche, rondando las 12. Una hora muy tardía pero que aseguraba que los demás reclutas no estuvieran presentes en las inmediaciones del lugar, procurando una intimidad que en ese preciso momento, era necesaria por lo que implicaba.

- Buenas noches, Daya... - Vestía informal, con la camiseta militar por fuera y sin la camisola, a pesar del fresco que hacía. El hecho de llamar a la joven por su nombre, implicaba que esperase el mismo trato - Lamento no haber podido venir antes a ver el firmamento, la última vez tuve que ser reclamado de urgencia por mi Domo. Hay que cumplir con el deber, aunque a veces sea lo que menos apetece - Se posicionó a su lado, pidiendo permiso para sentarse, no haciéndolo hasta que ella le permitiera hacerlo, siendo muy prudente en no incomodar a la muchacha con su presencia, comprendiendo que un malentendido podía provocar mucho malestar en la recluta, sobre todo por la diferencia de rango que entre ambos existía.

- ¿Cómo has pasado este mes? ¿Has elegido tus propias acciones? - Recordaba perfectamente la charla que tuvieron, y lo mal que se sentía la mujer tras haber actuado de manera contraria a su personalidad - ¿Cómo has hecho el examen de legislación? Me ha comentado Quest que esta noche va a ayudar a corregir las pruebas. ¿Te ha parecido difícil o era asequible? - Se mostraba bastante cercano, tranquilo en su proceder, era un hombre que mantenía la serenidad con facilidad, sabía disfrutar de las charlas, y en aquel instante, era como si todo su mundo se centrase en ella, prestándole toda su atención.

Kepborn tras un tiempo observando los ojos de Daya tomá la determinación de desviar su mirada al cielo, suspirando en el proceso - A veces olvido lo hermoso y amplio que es, necesito mirar más veces hacia arriba - Sonrió - ¿Qué tal Becky? ¿Hoy no canta? - Y la verdad es que era un tanto tarde para Baker, la joven se había retirado a descansar media hora antes.

Notas de juego

Te he respetado el rol tuyo inicial porque en cierta medida, encaja con la entrada de Frank y me da pena borrarlo porque es muy lícito ^^

Por cierto, lo que narro aquí es un adelanto de la actualización del miércoles, eres una privilegiada....XD

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30/06/2021, 00:42
Daya Banerjee

No sabía exactamente la hora que era, pero apenas le importaba. Después de todo lo que había pasado durante el día no tenía sueño, aún sentía la adrenalina corriendo por sus venas y, la llegada inesperada del capitán Kepborn, no había contribuido a que se tranquilizase.

Quizás la primera noche que se conocieron, ella podía haber tenido la duda de si el capitán quería o no salir al exterior, pero aquella noche y mientras que no viera salir a un Eagle del hangar, mantendría la esperanza de que él viniera. Por que había sido él quien, con aquel gesto en el comedor, le había hecho entender que esa noche sí acudiría a la cita en el exterior.

Hacia rato que Becky se había retirado, seguida poco a poco por los demás. Las charlas sobre el examen y lo sucedido durante la comida había sido los temas de conversación de aquella salida nocturna en la que su amiga apenas había cantado. Estaba exhausta, como todos en general, y Daya se había quedado sola antes de lo normal. No era la primera vez que ella se quedaba sola fuera, así que nadie se extrañó de que aprovechara un rato más en soledad. Poco a poco la gente, más o menos, la iban conociendo, y sabían que disfrutaba con aquellos ratos a solas bajo las estrellas.

Intentó cerrar los ojos y meditar un poco, para hacer también así un poco más corto el tiempo de espera, pero descubrió con sorpresa que le era imposible. Podía borrar temporalmente de su mente todo lo que había pasado aquel día, absolutamente todo, salvo una cosa. El gesto de Frank buscando algo en el comedor y la sonrisa del capitán cuando sus miradas se cruzaron, la intensidad de su mirada que mantuvo, quizás, un poco más de lo normal.

Miró hacia el cielo, respirando hondo. La noche parecía más silenciosa que nunca, las estrellas brillaban mucho más. Quizás algo en la atmósfera se había disipado dejándola más clara.

Escuchó entonces a sus espaldas el suave siseo de la puerta del domo al abrirse y sintió un escalofrío no provocado por el frio, sino por la expectación. Temió entonces que él, al ver que no había nadie más aparte de ella, se fuera en breve, que se sintiera en cierta forma, engañado, al no poder escuchar a Becky aquella noche. Pero Daya no había podido pedirle a la muchacha que se quedara más rato, no sin generar preguntas incómodas.

Levantó la vista y no pudo evitar una enorme sonrisa llena de timidez cuando vio a Frank y lo escuchó llamarla por su nombre. Daya, no recluta Banerjee, solo Daya. Su mente tomó nota del detalle y actuó en consecuencia casi sin reparar en ello-Buenas noches, Frank. ¡Oh! Por favor…-le dijo, indicándole que se sentara junto a ella cuando él le pidió permiso-No tienes que disculparte por nada. Entiendo que te reclamasen y que debieras volver aquella noche, si no lo entendiera…no estaría aquí intentando ser un miembro de pleno derecho de la Space Force. Se donde estamos y lo que ello conlleva, sobre todo cuanto más responsabilidad tiene uno.

Sus ojos recorrieron el perfil del capitán mientras se acomodaba a su lado. No le pasó desapercibido su indumentaria informal y sin galones, sin ninguna marca de rango que, unido a su saludo, le indicó a la muchacha que él no había venido como capitán o, por lo menos, no quería que se le tuviera en cuenta por eso.

Sus ojos brillaron ante su pregunta y tardó unos segundos en responder, haciendo memoria de todo ese mes.

-Largo y corto a la vez, creo que ha sido uno de los meses más caóticos de mi vida. Corto porque son muchas cosas las que hemos tenido que hacer y organizar, mucho que estudiar, mucha gente con la que aprender a convivir… Largo porque aún esta fresco lo que he dejado atrás y… por la incertidumbre del futuro-hablaba lentamente, recordando sus sensaciones y sus vivencias durante ese mes, algunas de ellas muy intensas. Seguía sintiendo no haber podido dedicar más tiempo a hablar con su casa, con su hermano, pero los días habían pasado casi sin pausa y sin tiempo libre más que para tirarse en el catre a dormir cuando el cuerpo le decía basta.

La segunda pregunta hizo que volviera la mirada hacia Frank. Buscó sus ojos e intentó ver a través de ellos, buscando en su interior, confirmando lo que creía ver tras esa pregunta. Pero no lo sabría así, porque no lo conocía tanto, así que habló sin pensar-Te acuerdas de lo que estuvimos hablando…-el tono en su voz al afirmar aquello denotaba la sorpresa que sentía y el agrado al saberlo. Supo que su tono de voz había hablado por sus propios sentimientos al escucharse a ella misma y, por un instante, pensó que no debería haber dicho nada. Pero un instante después desestimó aquel pensamiento, no tenía nada de malo que él supiera que le agradaba saberlo. Le sonrió abiertamente y asintió-Las he elegido. Para bien o para mal. Hay veces que he dudado… hay veces que es difícil saber lo que uno quiere exactamente, cuando las opciones no son blanco o negro sino diferentes tonos de gris. He intentado pararme a pensar qué quiero en esas situaciones y he procurado elegir sabiendo que me haría sentir bien o mal después, cuando pensara en lo hecho. Bueno, dicho así parece que este mes ha consistido en tomar una decisión tras otra, y para nada, pero varias veces sí que ha surgido y he procurado seguir tu consejo -mientras que hablaba, recorría con su mirada el perfil del doctor, sus cejas, sus ojos, las sombras que la noche le imponía a su rostro. Y supo que no podía dejar de decirle lo que sentía en su interior, lo que había provocado en ella con aquella charla el día que se conocieron-He tenido muy presente aquella conversación durante todo este mes… cuando he dudado, me he preguntado, ¿qué me habría dicho Frank? -retiró su mirada del capitán y miró al horizonte- y ¿qué quiero hacer aquí? Supongo que me habré equivocado en algunas decisiones, pero no me arrepiento de haberlas tomado. Y sé que me equivocaré en el futuro por mucho que lo intente hacer todo bien. Es complicado tener siempre presente unos principios, unos objetivos… pero tener una imagen de referencia, ayuda-miró de reojo a Frank dejando claro que lo decía por él.

Las imágenes de la conversación con Grey acudieron a su mente. El momento en el que tomó la decisión de participar en su plan aún sabiendo lo que se jugaba. Cerró los ojos e intentó alejar aquello de su mente. Ya había pasado, igual que pasó lo del Starliner. Si algo se volvía contra ella en el futuro, tendría que lidiar con ello. Como le dijo a Eylo, Natgrew la esperaría llegado el momento.

-Ufff, hacia años que no estudiaba tanto como para este examen. Yo no soy de estudiar leyes, me gustan las cosas que puedo probar, experimentar, sentir… pero las leyes… -suspiró, resignada a la realidad- Estudié lo que pude, asistí a las clases que Einar y Emory montaron para explicarnos, hice el examen lo mejor que pude, pero los tipo test son engañosos, no quiero aventurar el resultado-entre otras cosas porque intuía que su examen no era bueno y porque no sabía qué podía pasar al final con la manipulación de William- Solo esperar que salga lo suficientemente bien como para poder seguir aquí. ¿Quest va a corregir los exámenes? -la preocupación se reflejó abiertamente en su pregunta y su mirada se ensombreció. No sabía de qué era capaz aquella mujer dado su antipatía manifiesta por todos los integrantes del domo-Entonces vamos a necesitar el doble de suerte para aprobar…no parece que nos tenga especial aprecio, da la sensación de que ni siquiera nos quiere dar una oportunidad-sonrió con timidez a Frank dándose cuenta entonces de que estaba hablando mal de otro mando, se había dejado llevar por la confianza que le inspiraba y quizás no debería tomarse ciertas licencias, así que intentó arreglarlo rápido- pero quizás no debería sacar estas conclusiones…apenas la conozco y supongo que no le puedo negar la oportunidad de que cambie de opinión una vez que nos conozca…

Y fue entonces cuando Daya se dio cuenta de que Frank hacia rato que le miraba directamente a los ojos con aquella mirada tranquila y apacible pero, a la vez, tan profunda y cálida que ella misma se quedó en silencio mirándolo igualmente, navegando tranquilamente en aquellos ojos azules. Nunca la habían mirado así y, sobre todo, nunca se había sentido con la libertad y la confianza de poder mantener durante tanto tiempo una mirada con tanta personalidad como la de Kepborn sin sentirse impelida a decir algo, a esquivar, a poner distancia, a huir incluso. El tiempo se detuvo durante esos instantes de cómoda quietud entre ambos hasta que él decidió que el tiempo volviera a correr a su alrededor. El desvió su mirada hacia el firmamento, pero Daya no lo siguió y siguió observándole. Su comentario la llevó a sonreír cuando vio que él lo hacia y asintió en silencio, compartiendo su reflexión-Nunca se olvida. El único problema es que la realidad no nos permite disfrutarlo todo lo que quisiéramos.

El firmamento era interesante, pero mañana estaría allí para ella. Por eso su mirada seguía pendiente de Frank, capturando cada pequeño movimiento, cada matiz de su comportamiento, cada sensación que le trasmitía.

-¿Becky? Está bien, es muy fuerte aunque no lo crea. Si siente que hay alguien que la estima y la quiere, seguirá luchando por quedarse aquí, aun a pesar de ciertas experiencias y ciertas personas. Pero creo que está comprendiendo que no es nada personal contra ella, una vez que lo asuma todo será aún más fácil. Hoy ha cantado, pero estaba muy cansada y se retiró de las primeras. Siento que no llegaras a tiempo, se que te hubiera gustado. Oírla cantar hace muy especial estar aquí fuera, es... mágico, pero no me atreví a pedirle que se quedara, se quedaba dormida mientras hablábamos. Lo siento…  -su tono sonó como lo sentía, como si le hubiera quitado la posibilidad de escuchar a la muchacha, como si fuera su culpa que se hubiera perdido aquella experiencia. Quizás tenía que haber hablado con ella para que se quedara. No, hubiera sido demasiado egoísta. Pero saber eso no le hizo sentir mejor-Espero que otra noche tengas la oportunidad de escucharla… -le deseó, no por volver a verlo, sino por que, sinceramente, él pudiera disfrutar de la voz de Becky que era digna de escuchar-En tu domo ¿no tenéis a nadie así, alguien que cante, que toque algún instrumento? Bueno, no sé como lo gestionáis en otros domos, pero a nosotros nos retiraron todos los objetos personales antes de venir así que si alguien sabe tocar algo aquí en el doce, aún no hemos tenido oportunidad de que nos deleite con ello.

Ahora fue ella la que suspiró-Creo que en el quince tienen suerte. No imagino a ninguno de mis mandos saliendo aquí una noche a compartir esto. Por lo menos por ahora. Bueno, a Grey sí. Haría equipo, nos conocerían mejor a nivel personal, no seríamos solamente una calificación en un examen… -pero decir aquello en voz alta le hizo darse cuenta de un detalla en el que no había caído hasta entonces y que le hizo arrugar un poco la nariz, pensativa-…aunque supongo que no es la mejor idea cuando posiblemente tengas que decirle a alguien que se tiene que volver a casa.

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01/07/2021, 20:44
Capitán Frank Kepborn

Frank no se hizo de rogar y se sentó al lado de la muchacha. Era un hombre que mostraba una seguridad en sí mismo muy marcada, o quizás todo fuera apariencia pero no titubeaba, actuando con una normalidad que transmitía calma a quienes le rodeaban, quizás esa característica la hubiera adquirido trabajando como doctor. Si alguien temía, él debía sosegar los espíritus de sus pacientes.

- Me alegra de que seas tan comprensiva, pero quiero que sepas que me quedé con las ganas de pasar un buen tiempo de charla. Siempre me ha gustado conocer gente nueva y escuchar sus perspectivas de vida. Es uno de los privilegios de este trabajo, aunque también tiene sus sacrificios  - Comentó para después escuchar a la joven Banerjee y permitir que le explicara cómo había pasado todo aquel tiempo, mostrando empatía en las dudas que la muchacha mostraba sobre el futuro.

- El período de formación es complicado, no puedo negarlo, aunque vosotros no tenéis un mal jefe - Comentó el hombre dando un poco más de información - En el domo 19 ya han expulsado a cinco cadetes, y lamentablemente van a regresar a sus planetas de origen sin posibilidad de retorno por fallar en las pruebas de tiro - Informó torciendo el gesto - Un mal día lo tiene cualquiera, y no ser bueno con el fusil no imposibilita a nadie, es una habilidad que se entrena y se mejora, pero esas cinco personas no tendrán la oportunidad. Si ellos estuvieran aquí seguirían formándose, pues según tengo entendido podéis suspender hasta tres pruebas, no es excesivamente duro... - Miró a Daya a los ojos durante unos instantes, había comprensión en su mirada - Pero te entiendo, no saber qué sucederá en el futuro crea mucho malestar, en cualquier caso debes confiar en tus habilidades y buscar ayuda cuando veas que algo se escapa de tu control...

Daya le informó de que ya había elegido sus propias acciones, aunque había dudado en algunas ocasiones sobre sus elecciones - Decidir siempre es difícil pero ya caminas por la vía correcta, reflexionar cuál de las opciones te hará estar bien. A veces, nada es como lo deseamos, pero si hay que ir en una dirección, siempre existe una mejor que otra....- El hombre sonrió cuando ella le dijo que había seguido su consejo, haciendo que sacara un tanto de buen humor - ¡Por fin alguien que me escucha! Hoy va a ser un día memorable - Le guiñó el ojo con simpatía, mostrando que era alguien muy desenfadado en actitudes - En serio Daya, me alegro muchísimo haberte podido ayudar y ahora tienes una importante misión por delante... - Le miró con mucha intensidad - Ahora debes ser tú el faro que ilumine al resto de tus compañeros, su imagen de referencia. Más de uno estará perdido y te necesitará. Sé que serás de gran ayuda para tus compañeros de Domo, eres una mujer valiente y de convicción, recuerda estas fortalezas tuyas, con ellas podrás ayudar a cambiar los acontecimientos futuros.

Frank escuchaba las anécdotas de Banerjee estudiando junto con sus compañeros para poder superar el examen de legislación. Temía el resultado final del mismo y dudaba sobre quién corregiría la prueba.

- No sé quién será el encargado de corregir el examen, pero supongo que será Townhall. Él es más de papeleo y estudio, Quest es una mujer de acción.No creo ni que recuerde cómo se cogía un bolígrafo, es el mal del combatiente - Comentó divertido hasta que escuchó el comentario sobre Dally Quest, sorprendiéndose - Bueno, no tiene fama de ser injusta, es muy dura eso sí, algunas personas le han puesto mote y todo, pero no creo que suspenda a la gente por hacer daño. Aunque los mandos demos miedo a los reclutas, no dejamos de ser humanos que hemos estado en vuestra situación. Si a veces somos duros en algo muy concreto, es porque lo creemos necesario para vuestro bienestar y el de todo el PEC... No suele ser por capricho...

Parecía que el tiempo entre ambos se paraba cuando las miradas conectaban. Frank tomaba aquellos momentos con calma y prudencial distancia, la adecuada para no perder detalle de los ojos oscuros de la fémina ni olvidar ningún matiz de su rostro. Estaba cómodo al lado de la recluta, y quizás lo único que no le permitía ser aún más cercano era precisamente por la diferencia de rango, pues Kepborn no era alguien que abusara de su condición para obtener beneficios que no le correspondían. La rectitud de su moral era la bandera que a diario mostraba a todos los que con él se cruzaban.

- Tienes un brillo precioso en tu mirada, Daya, y demuestras con tus gestos buena parte de tus pensamientos... - Le indicó el médico antes de sonreírle - Me recuerdas a una constelación que considero preciosa, Pyxis. Es pequeña y la llaman la Brújula, porque fue la guía para encontrar los nuevos planetas para poder colonizarlos y expandirnos... Pyxis es como tú, una de las guías del Domo... Y también dicen que las Pixies son hadas... - No dijo nada más al respecto, pero la comparación estaba dicha y era un claro halago, para Kepborn la muchacha era una brújula mágica, una guía necesaria para dirigir a la humanidad. No cabía duda de que la tenía en alta estima, y no era para menos, su capacidad de reflexión y análisis era muy superior a cuantos reclutas hubiera conocido.

Frank parecía haber perdido el interés por el firmamento para seguir pendiente de la muchacha. Ahora hablaba de Becky, indicando las potencialidades de su amiga y lo mágico que sería escucharla contar al amparo de la noche - Estar aquí fuera ya es especial, con o sin música. Solo hace falta buena compañía y yo tengo la mejor... - Dijo con una seguridad atronadora, aunque quiso bajar el nivel del tono por si sus palabras incomodaban a su acompañante - Si Becky estaba cansada estuvo bien que se retirase, ya habrán más días que pueda buscar para coincidir... Hay tiempo para todo, la vida siempre nos da sorpresas...

Las palabras de Banerjee sobre los mandos del Domo hizo que el médico suspirase y le explicara una dura realidad - Daya, yo en mi Domo soy el capitán Kepborn y no salgo con los reclutas a compartir mi tiempo libre. No debo hacerlo. Allí también se retiran los objetos personales y quizás si me apuras, los mandos son más estrictos con el tiempo de entrenamiento, aquí os dejan cierto grado de libertad. Conozco bien a Townhall y no soporta los conflictos personales, es un hombre muy tranquilo que lleva varios años complicados a nivel personal y emocional, aún así es alguien muy confiable y con quien poder tratar en caso de necesidad - Tomó aire para seguir hablando, ahora haciendo una mención a la muchacha recién nombrada - Grey sí que hubiera salido a tomar el fresco con vosotros, ya fuera sargento o coronel. A pesar de su aspecto serio y a veces distante, es natgrewniana - Frase que calificaba a la gente que le gustaba quedar, relacionarse con los amigos y disfrutar los momentos de ocio - Ha sido una lástima la determinación de Harry, en mi domo apostábamos que le devolvería el cargo en menos de un mes porque Dunne le soluciona mucho al teniente, pero tras la llegada de Quest, cada vez se ve esto más difícil... Por cierto, ¿tienes frío o estás bien? - Se preocupó por su bienestar.

 

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02/07/2021, 21:00
Daya Banerjee

Lo miró larga y profundamente a los ojos. Era algo que no podía evitar porque la tenían atrapada desde el primer momento que los vio. Se pensó con tranquilidad su respuesta, buscando en ella el equilibrio que quizás, ahora mismo, no sentía. Quería ser ecuánime y transmitir con objetividad lo que sentía de acuerdo a sus percepciones.

Suspiró-Reconozco que no te he dicho toda la verdad-no podía evitar ser totalmente sincera, necesitaba abrirse para él y conocerlo más que con ninguna otra persona en Protect. Solía decir la verdad por norma general y no le costaba expresar lo que sentía, pero con Frank la intuición de que tenía que serlo más que nunca era imperativa-Entiendo que tuvieras que irte, pero eso no quita que te estuviera esperando aquí fuera hasta mucho más tarde que hoy. No me di cuenta de que te habías ido y se hizo bastante tarde hasta que comprendí que ya estarías lejos. Hoy tenía controlado tu Eagle y no perdía la esperanza de que vinieras mientras no lo viera despegar… desde aquí, si miras hacia allí -señaló a su derecha, haciendo que Frank tuviera que girarse a mirar sobre su hombro en aquella dirección para ver a donde le estaba indicando- está la salida del hangar. El otro día, yo estaba como tú ahora, y no vi tu Eagle despegar. Puedes llamarme controladora si quieres, pero tenía ganas de esta charla hoy. Prometo que no lo haré más-rio quedamente, levantando su mano dando su palabra y retirando su mirada de aquellos ojos azules, avergonzada en parte porque él pudiera verla de aquel modo.

Arrugó el ceño cuando escuchó lo que había ocurrido en el domo 19-¿Solo con suspender una prueba? Vaya… Entonces no podemos negar que aquí estamos mejor. Sí, nos dejan suspender algunas-habían intentado darles a todos la oportunidad de aprobar la prueba de legislación. Si William lo había conseguido y el brigada Joe no adivinaba lo sucedido, ahora ya estaría en manos de cada uno el seguir allí. Nadie podría cubrir a nadie en una prueba de disparo o de navegación con una Eagle. Pero le sorprendió y no, a la misma vez, que él no saliera con los reclutas de su domo. Tenía razón, había que imponer distancias en sus circunstancias, lo entendía si lo pensaba detenidamente, aunque era una pena que los reclutas de su domo no tuvieran la oportunidad de conocerlo como ella. Y aquello la llevó a pensar también en sus mandos. Quizás pasaba lo mismo, tendría que pensar sobre aquello.

Rio con Frank al ver su reacción al saber que había seguido su consejo-Ya es un día memorable, créeme-asintió, sonriéndole en respuesta a su guiño y sin especificarle más al respecto. Decirle que era porque él estaba allí era demasiado directo, contarle lo que habían hecho con el examen mejor ni nombrarlo. El doctor tenía un carácter que encandilaba a Daya, un carácter que no hubiera esperado encontrar en Protect. Pero aquel guiño se convirtió en algo más profundo al igual que sus siguientes palabras hablándole de lo que él consideraba que eran sus cualidades y comparándola con la constelación y con las hadas. Tuvo que coger aire conscientemente para poder respirar y no ahogarse. Parpadeó, sorprendida, mientras sentía como sus mejillas ardían por aquellas palabras pero sin retirar la vista del doctor al que había vuelto a mirar para escucharlo. Era como si cuando él hablaba la arrastrara a fundirse en su mirada sin posibilidad de negarse, pero que ahora le había dejado sin palabras ante aquel cumplido. Sonrió, llena de timidez y agradecimiento ante el halago-Puedo aceptar la comparación con el hada, pero creo que ser la brújula del domo… ummmm mira…-consiguió articular al fin, estirando su brazo ante él y  arremangándose, dejando visible su tatuaje-Nacimiento… -su dedo índice señaló el comienzo de su tatuaje-Vida, de un lado para otro, aprendiendo, probando, experimentando, …viviendo…-su dedo pasó por los infinitos tatuados en su piel-y solo cuando encuentras la estabilidad…-señaló la parte recta siguiente-puedes tener la fuerza y la seguridad de estar en el lugar correcto para servir de guía a otros… Aún no he llegado ahí-le dijo con una sonrisa que corría peligro de volverse permanente en su rostro-Pero se agradece la confianza, aunque creo que me sobrevaloras, no soy tan fuerte como crees. Pero ahora siempre recordaré esa constelación…

Creía intuir algo en las formas de Frank, algo a lo que llevaba dando vueltas desde que él había llegado y que no lograba descifrar. Lo detectaba en alguno de sus movimientos, de sus miradas, pero se le escapaba lo que era exactamente, no lograba atrapar lo que era que le causaba una sensación de que faltaba algo, de que algo no llegaba a estar completamente bien. Pero era como intentar atrapar arena en el agua y sacarla al exterior. La tenías, la tenías y, justo cuando sacabas la mano del agua, la arena se iba con ella.

Y, en aquel momento, cuando él intentó que lo que acababa de decir sonara menos personal, lo supo. Supo lo que estaba mal después de todo el rato que llevaban allí fuera. Porque supo lo que faltaba en ese momento según su corazón. Casi llegó a visualizar los siguientes segundos que serían perfectos si llegaban a pasar. Ellos dos allí, ella mostrando su tatuaje con el brazo extendido ante él…

Parpadeó.

La imagen de Frank desapareció de su vista y su mente voló a Innum a una noche estrellada como aquella, siendo muy niña, estando apoyada en el regazo de su abuela mientras observaban las estrellas. Recordó sus palabras.

Su voz se llenó de cariño y emoción al recordar, bajo un par de tonos el volumen de su voz-Mi abuela decía que a ojos de las estrellas todos somos iguales, que es uno de los pocos sitios en los que no importa nada, salvo ser y sentir. Para ellas no hay diferencias y todos sentimos lo mismo cuando las miramos. Sin diferencias de edad, situación económica, salud, posición social…-tragó saliva, podía equivocarse en su suposición y que Frank la malinterpretase, pero sintió que debía intentarlo-…de rango… Para ellas solo somos Frank y Daya, sin apellidos de ningún tipo. En cierta forma, es magia.

Como es magia estar aquí esta noche sabiendo que no echas en falta a Becky y que te basta mi presencia, aunque hayas intentado quitarle importancia a tu comentario de antes.

Y es que, en aquel momento, tras sorprenderla de nuevo con su comentario dicho de forma casual, ella había sido incapaz de contestarle y el momento había pasado, pero no así la sensación que aquellas palabras habían producido en ella. No recibía halagos con normalidad y la naturalidad con la que Frank se dirigía a ella, la dejaba a menudo sin palabras en esas ocasiones aunque eso no evitaba que no pudiera esconder su rubor que la descubría ante los ojos del hombre.

Desvió su mirada al cielo, no podía mirarlo ahora, no quería que fuera tan evidente aquel comentario, dejaría que él lo recogiese si aquello tenía sentido para él. Pero ahora creía detectar que es lo que pasaba entre ellos. Había cierta contención por parte de él que la estaba condicionando también a ella de forma subconsciente y creía saber qué podía ser. En parte ella también lo sentía, pero desde la perspectiva del desconocimiento. No sabía hasta donde podía o no hacer sin que se viera mal, quizás la conversación con el brigada Joe la había condicionado y plagado de dudas al respecto. Ella no estaba acostumbrada a rangos ni diferencias tan radicales, sabía que en aquel mundo en el que estaba entrando eso estaba a la orden del día, pero para ella los sentimientos estaban por encima de cualquier insignia en el pecho. De hecho, la mayor parte del tiempo perdía de vista la graduación de Frank y, quizás, no debería hacerlo.

Siguió hablando para que su comentario se diluyera en el tiempo y la memoria si no procedía-Con ella jugábamos a ver que estrella nos protegía cada noche. Solo había una. Para saber cuál es solo hay que cerrar los ojos unos momentos y, cuando volvemos a abrirlos mirando al cielo, siempre hay una estrella que nos guiña con su luz. Esa es-su voz era cálida, añorando aquellos momentos de niñez con su abuela, destilando magia en la ilusión que trasmitía-Claro que, si después vuelves a hacerlo alguna otra también guiña, pero mi abuela dice que es por envidia, que la que vale esa noche es la primera, la más rápida en hacértelo saber la primera vez que intentas averiguarlo-se sonrió-Son cosas de niños, pero… en cierta forma sigo creyendo en ellas.

¿Tenía frio? La pregunta le hizo detenerse a pensar, ni siquiera se había dado cuenta de que la temperatura había bajado unos grados desde que estaban allí. Y responder, la llenó de temor.

-Si fuera por mi nunca te respondería a esa pregunta si eso implica volver a dentro y que esta conversación se termine…-dejó en suspenso sus palabras, pero sabía que tenía que continuar la frase, aunque la respuesta supusiera el final de la noche, así que se empujó a continuar aunque con el corazón en un puño-…pero soy yo la que debe preguntar, eres tú el que estas solo con una camiseta-y era cierto, ella iba con todo su uniforme. Quizás aquella pregunta era solo una invitación a retirarse y, si era así, ella no era quien para alargar más la noche.

Notas de juego

Incluido dos parrafitos para completar una cosa importante :)

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11/07/2021, 20:48
Capitán Frank Kepborn

Frank Kepborn era un hombre paciente, que se sentía cómodo entre silencios. Quizás por eso daba tanto espacio a Daya para que pensara, reordenase ideas y las transmitiera. Todo ello mientras mantenía su intensa mirada sobre la joven, haciendo que la claridad de sus pupilas no perdieran ni un ápice de los detalles que le transmitía aquel brillo existente en la profundidad galáctica, que eran los ojos de la piloto. Una mujer hermosa donde las hubiera.

- Vaya, señorita Banerjee, ¿me miente? - No había crítica en su voz, quizás sí un toque de humor al usar su apellido para nombrarla - En serio Daya, solo dime lo que quieras expresar, no te sientas en la obligación si no estás preparada... A veces reservar ideas u opiniones no es algo malo - Controlaba la situación completamente, era un hombre que no parecía dudar nunca ante nada que se le planteara. No obstante, la veracidad de los comentarios de la piloto sí le sorprendieron, especialmente cuando dijo que estuvo esperando aquella noche cuando debieron encontrarse, trasnochando ante la expectativa de encontrarse - Lo siento, Daya, no fue mi intención dejarte sola y a la espera. Debí haberte avisado personalmente. Te debo una compensación - Le dijo mientras miraba en la dirección que ella le señalaba, hacia la derecha, el lugar donde se veía la salida del hangar, comprendiendo el hombre que la muchacha tenía un claro interés por su compañía - ¿Controladora?... Yo prefiero llamarlo... Observadora... Entiendo que de alguna manera, necesitas a alguien con quien hablar y sentirte libre. Buscas asesoramiento y sabes como obtenerlo. No es algo malo, es una habilidad. - Fue su respuesta, naturalizando incluso la reacción tímida de la muchacha.

Los hechos acontecidos en el Domo 19 implicaban que los sistemas de selección y entrenamiento de cada Domo eran distintos, así como los requerimientos que solicitaba cada teniente. Los reclutas estaban sometidos en ocasiones a los caprichos de sus superiores, y si no daban el perfil de lo que buscaban, simplemente les expulsaban, volviendo a su vida anterior, la de sencillos civiles.

- Así fue, una prueba, solo una y a regresar a casa - Comentó el doctor suspirando - Cuando yo empecé en mi formación era un inútil disparando y ahora no es que sea mucho mejor - Dijo sonriendo levemente, con su habitual humor - Pero al menos ya sé para qué vale el gatillo... Si hubiera estado en el 19 yo mismo estaría ahora en cualquier hospital terrestre. Aunque tampoco es una mala vida...

Frank y Daya parecían encajar a la perfección. El hombre disfrutaba de la compañía femenina, y las charlas se hacían cada vez más profundas. Era indudablemente un día memorable, un momento de encuentro donde ambos, soldado y cadete, parecían relajarse. Él alababa las cualidades que estaba convencido, ella tenía, mientras la bonita joven sentía sus mejillas arder, siendo comparada con un hada y una brújula, aceptando lo primero, no tanto lo segundo. Frank no parecía rendirse.

- Eres Pyxis. La brújula que guía entre las estrellas, por eso estás enamorada del firmamento - Señaló al cielo - Porque lo entiendes, lo sientes como si fuera parte de ti, puedes advertir su magia - Desde luego tenía una buena capacidad dialéctica, aunque ese don no parecía forzado, mostrando una naturalidad en sus palabras y opiniones que no dejaba duda de que realmente creía en lo que decía

Banerjee estiró su brazo mostrando el tatuaje y el varón lo miró con mucho interés, observando cómo el dedo de la fémina se deslizaba por el dibujo, explicando su significado, se tomó la licencia de tomar con la mano izquierda su antebrazo, no sin antes pedirle consentimiento - ¿Me permites? Te prometo que te lo devolveré - Comentó mientras con la yema de su dedo índice fue hacia el "nacimiento" - Espero que no tengas cosquillas. Aunque puede ser divertido que sí - Le guiñó el ojo y comenzó a deslizar su dedo en silencio, siguiendo la línea del tatuaje una sola vez - Una brújula puede haber perdido el norte y seguir siendo lo que es, todo el mundo sabe para lo que se utiliza. Cuando un instrumento tan valioso para la navegación se estropea, solo hay que imantar correctamente la aguja y orientarla según la ubicación del planeta donde se encuentre el explorador. Solo entonces volverá a tener su propia esencia... - Acarició en silencio la zona recta del dibujo antes de suspirar y decir algo que tenía claro - No te sobrevaloro, solo veo en ti lo que aún no te has dado cuenta que tienes y es más, hasta tu tatuaje sabe lo que eres. Una guía para los demás. Tu futuro es ahora, Pyxis - Y dicho esto dio un suave beso en el antebrazo de la muchacha, un gesto cálido e íntimo, devolviendo su mano al regazo de la mujer, volviendo a actuar con corrección - Te prometí devolverte el brazo, ya es tuyo de nuevo... - Una sonrisa amplia, sincera. Una mirada intensa, profunda. Ambos en soledad y el firmamento sonriendo desde la distancia. Pero aún seguía esa prudencia, quizás miedo, o puede que respeto.

- Tu abuela sabía lo que te decía, Daya. Mi padre siempre comentaba que somos polvo de estrellas y que al final, todo el universo está formado por lo mismo. Todas las especies e incluso tú y yo, Pyxis. ¿Qué diferencia existe entre nosotros? Ninguna y toda, somos esencia única, pero al fin y al cabo, somos iguales - Le había buscado de nuevo con la mirada, como si su forma de comunicarse precisara siempre el contacto visual - Bueno, comprobaré cual es mi estrella guía de esta noche - Dijo cerrando los ojos y abriéndolos de nuevo, pero no se fijaba en el firmamento, Frank había dirigido su mirada hacia Daya, y con una sonrisa amplia se atrevió a decir unas palabras - Definitivamente estoy viendo la estrella más bonita de la constelación de Pyxis, solo espero que me guiñe con su luz para saber si lo que voy a hacer es lo que debo... - Se acercó  hacia ella despacio, sin atreverse a actuar de manera brusca o impaciente en su proximidad, buscando señales, si ella daba algún paso de acercamiento hacia su persona, no dudaría y le daría un beso cálido y suave, extremadamente tierno, dulce y que invitaba a un contacto un tanto más íntimo, pero aún así, correcto. Kepborn medía mucho sus acciones. Si lo que recibía eran dudas o negativa, se disculparía y guardaría las distancias con el fin de buscar alguna conversación que evitase estropear la noche, corriendo un tupido velo.

Y sobre el tema del frío no había ni que hablar. Frank Kepborn sentía un intenso y vívido calor, pues la compañía de la bonita recluta, avivaba una llama que parecía llevar un tiempo olvidada.

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14/07/2021, 01:16
Daya Banerjee

-No, no me debes nada… La cuenta ya está saldada -afirmó con seguridad. Y es que lo sentía así. Al igual que sintió desconcierto la vez que se quedó allí fuera esperándolo, ahora se sentía totalmente llena, feliz de haber encontrado un alma gemela en aquel planeta. Por que, poco a poco, durante todo el rato que llevaban en el exterior y que Daya era incapaz de medir, era lo que estaba sintiendo.

El la llamaba brújula, estrella guía, pero no se daba cuenta de una cosa. Si ella era brújula era porque él era imán. Si ella era estrella, es porque los ojos del capitán la podían ver reflejando la luz que él mismo provocaba. Era un baile de estrellas, de entidades, de polvo estelar que giraba bajo el influjo del universo que aquella noche había jugado sus cartas para acercarlos, unirlos, descubrirlos. Y Daya veía que, poco a poco, como si entre ellos existiera un pequeño agujero negro, los dos se estaban moviendo en la misma dirección. Lentamente, pero impulsados por las miradas que ambos se dedicaban cada vez con mayor intensidad.

Sentía el latido del universo danzando entre ellos aquella noche, jugando con sus almas, sí. Aunque quizás estaba jugando solamente con la de ella, quizás le estaba mostrando algo que solo ella sentía y la estaba confundiendo. Quizás él siempre sería capitán y ella recluta y aquella noche solamente existiría en su recuerdo con aquella intensidad y en la de él se diluiría en el olvido conforme su Eagle despegara del Domo 12. Cabía esa posibilidad, existía realmente.

-No, no es una mala vida,  es un trabajo digno, como otro cualquiera. Se gana menos, pero no debe ser el fin a conseguir. Hay más cosas más importantes. Las armas, nuestro siguiente examen. Nunca he cogido una, no estoy especialmente motivada para esa prueba… pero no pensemos ahora en eso o me veo haciendo prácticas de tiro esta misma noche-bromeó- Lo único que sé hacer medianamente bien es pilotar, no me imaginé que necesitaría aprender a usar un arma cuando decidí solicitar entrar en la selección. Llámame ingenua, pero pensé que solo tendría que demostrar si valía o no para eso, para estar a los mandos de una nave…-se encogió de hombros, sabiendo que tendría que aprobar el resto de exámenes sí o si para seguir allí.

Frank señaló al firmamento y ella no pudo evitar seguirlo y elevar su mirada-La tiene… creo que cualquiera que se pare aquí un momento, de verdad, queriendo sentirla, la sentirá...-dijo en voz baja, sintiendo sus palabras y sintiendo la mano de Frank sobre la piel de su brazo, reclamándolo para si un momento. Daya se sintió paralizada ante el contacto y no le respondió con palabras, sino dejando que él sujetara su mano entre la suya, colocando su antebrazo ante su mirada atenta mientras hablaba.

El universo se detuvo en ese momento. El polvo de estrellas se quedó en suspensión, expectante, observando como el dedo índice de Frank  recorría el tatuaje de Daya y sintiéndose atraído al suave calor que comenzó a emanar de las líneas oscuras del tatuaje acariciado. Cada partícula eterna corrió a refrescar la piel marcaba por el suave roce, sumergiéndose en la piel de la innumita y explotando dentro de su cuerpo cuando los labios de Frank sellaron el recorrido con un dulce beso.

Daya ahogó un suspiro, sintiendo como su cuerpo reaccionaba ante el gesto y las palabras pronunciadas en ese momento.

Cuando Frank dejó ir su brazo, la yema de sus dedos se rozaron un instante y sus miradas se cruzaron, Daya sintió que sus ojos ya no podían ocultar nada. Podía decirlo más alto, podía decirle claramente lo que sentía, pero acababa de desnudar su alma con aquel suave beso. Pero si él no se daba cuenta y no daba el primer paso para romper el último hilo de gravedad que la sujetaba lejos de él ella nunca lo demostraría más, porque entonces sería forzarlo y ella nunca haría eso.

Somos iguales…

Le sorprendió que él quisiera en ese momento probar lo de las estrellas. En Protect el cielo era tan límpido y brillante que no solamente le guiñaría una, sino que millones se le echarían encima para reclamar su premio. Pero no tuvo tiempo de advertirle lo que pasaría allí, porque lo vio abrir sus ojos mirándola a ella.

El último hilo de gravedad que la unía a Protect se rompió en ese instante en el que palabras y movimiento se fundieron en uno. Y aún así, él le pedía permiso, aceptación, confirmación.

El imán hizo moverse a la brújula, atrayéndose sin remedio una vez liberados. La pequeña Pyxis brilló en los ojos profundos y claros en los que se sumergió junto al reflejo de los miles de millones de estrellas que estaban siendo testigos de aquel baile de fuerzas interestelares que se estaba desarrollando sobre el árido suelo de un planeta que ahora vibraba con ellos.

Sus labios atraparon los de Frank pero, en ese preciso instante, cuando piel y piel se tocaron al fin, la energía fue tan intensa que recorrió cada célula de su piel como un terremoto. Entreabrió sus labios, tomando aire, sorprendida por aquella reacción tan intensa mientras su mano se acercaba lentamente a la mejilla de Frank, posándose en ella con ternura mientras intentaba recuperar la respiración que él le había robado en ese instante.

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16/07/2021, 12:24
Capitán Frank Kepborn

Kepborn se fijaba en el rostro de Daya con detenimiento, aún así negó con la cabeza ante la posibilidad de la cuenta saldada - Que va, es mejor siempre deber algo a alguien. Cuando las personas importan es normal sentir responsabilidad por ellas, no por obligación, sino por deseo de dar satisfacciones y recibirlas. No voy a negarte que este momento se está convirtiendo en algo que me agrada, y no quiero saldar esa cuenta. Prefiero que se repita - Y era lógico que así fuera. Frank se mostraba como un hombre sociable, empático y que disfrutaba de la compañía. En su Domo no tenía esa opción, su PEC estaba a bastante distancia, y ver las estrellas en el Domo contiguo, donde no debía de ejercer de lo que era, un capitán, le resultaba más que refrescante, necesario para estar bien. Frank Kepborn hacía tiempo que no se sentía tan auténtico como en ese preciso instante, y la bonita piloto que le acompañaba, era quien le ayudaba a recordar cómo era. Le hacía ser él mismo y eso le agradaba.

Baile de estrellas. Brújula e imán. El giro del universo hacia la misma dirección. El hombre parecía estar en sintonía con todo lo que representaba la piloto, o al menos eso evidenciaba inicialmente. Sonreía al son de sus comentarios, se interesaba por los argumentos que expresaba e indicaba ser luz frente a las oscuridades que la joven portaba. La atracción física era existente, las miradas, las sonrisas y el sutil contacto evidenciaba una forja de aleación a fuego lento.

- Me temo que te ha pasado un poco como a mí. Cuando me alisté solo sabía de medicina, jamás había cogido un arma y el hecho de arrebatar una vida no es algo que me agrade, pero a eso te acostumbras. Yo podría enseñarte a disparar s quieres, pero mejor sería que alguien especialista lo hiciera, porque podrá corregir mejor tus fallos - Le comentó de buena fe. No buscaba una cita esporádica con ella, sino que realmente pudiese mejorar en sus habilidades para quedarse - Al principio no entendí el porqué todos debíamos ser buenos disparando y finalmente, cuando vas a batalla, comprendes el motivo. Da igual a qué te dediques, los skullreps no hacen distinciones... Si tu nave queda atrapada en un planeta, debes siempre tener un arma contigo, porque nunca sabes qué puede ir a por ti. Es importante que lo recuerdes - Aseguró el varón con un suspiro - Te guste más o menos, siempre podrás defender a quienes te rodean...

Y llegó el momento de silencio e íntima conexión. Frank había acariciado el tatuaje de Daya, recorriéndolo a modo de caricia y depositando un suave beso sobre su piel. Para ambos paró el universo, ella elaborando un suspiro y él, expectante de reacciones. Electricidad, la yema de los dedos conectando, los sentidos agudizados y el corazón palpitando con tanta vivacidad que podría llegar a escapar del pecho.

El hombre la miraba como si fuera lo más hermoso que jamás hubiera tenido delante. No había cuerpo celeste en el firmamento que mereciera más atención que ella, y la atracción entre ambos hacía que la misma gravedad de los planetas perdieran su efectividad. Flotaban, la pareja se dejaba llevar por una necesidad súbita de contacto, imprevista eso sí, y que les llevaba de manera irreversible a actuar como una unidad. Fue así como fundirían sus labios, el tiempo se pararía y la energía contenida de aquella fusión, básicamente nuclear, daría lugar a una supernova en el pecho de ambos un sentimiento que les unía de manera especial. No todo el Protect iba a ser negativo, incluso en el peor de los escenarios, un arcoíris brillaba tras la tormenta dotando la vida de color.

Fue un beso largo, tierno, hermoso y sobre todo, sentido. Frank parecía no querer separarse de ella y dar ese paso a la respiración, un verdadero suplicio. Los ojos claros del hombre indagaban en el rostro de la mujer, ansiaba ver felicidad y aceptación por lo acontecido, comprobar que le había gustado tanto como a él. No daría pasos en falso, no ansiaba precipicios, gozar sus labios en ese momento era más que suficiente, dejaría que poco a poco, ambos estuvieran seguros de lo que hacían. No deseaba que se estropease el momento, tampoco equivocarse con ella. Aquello que nacía debía ser tomado con el respeto adecuado. Buscaba algo más que pasión, comunión de almas.

- Eres preciosa y no solo por tu rostro - Le acarició la mejilla, estaba claro que su físico le encantaba, pero había una magia dentro de ella que solo era propio de las hadas. Le tenía hechizado - Nuestra cuenta no está saldada, quiero volver a verte - Declaración de intenciones. Le gustaba y quería seguir descubriéndola dentro de lo posible. La mente del doctor buscaba formas de poder solicitar volver al Domo 12 en otras ocasiones. No sería fácil, pero tampoco un imposible. Mil maneras había de conseguir objetivos, y Daya Banerjee, era en ese instante, era el principal.

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17/07/2021, 17:03
Daya Banerjee

Daya había entreabierto sus labios fruto de la reacción de su cuerpo al contacto con los de Frank, pero él no dio tregua y los volvió a atrapar, fundiéndose ambos en un beso dulce como nunca antes había probado la innumita. Un beso que hablaba de muchas cosas pero, sobre todo, de correspondencia, de respeto, de calidez mutuamente compartida. Fue un reconocimiento conjunto de intenciones, un baile de sensaciones que los recorrieron a ambos como si fuera para los dos el primer beso de sus vidas. En parte era cierto para Daya, nueva en aquel mundo, nueva en aquel caos.

Cada milímetro de sus labios acariciados por los de Frank ardía ante la suave y tierna caricia que le estaba siendo brindada y el corazón de Daya reconocía que ya no existían barreras, que eran iguales. La sensación provocada en sus labios recorría todo su cuerpo rítmicamente, al son de cada movimiento de Frank. Se sentía querida, adorada casi y, cuando la dejó libre, abrió sus ojos casi con miedo, temiendo que a él no le hubiera gustado. Temió no haberlo hecho bien, que aquel fuera su paso atrás, el fin de aquel momento tan especial. Pero su mirada, aquella de un azul tan límpido como el cielo de la Tierra, la recibió contándole muchas cosas cuando sus ojos se encontraron a escasa distancia aquella vez. El peso por no haber sido lo esperado desapareció entonces barrido de cuajo por aquella mirada anhelante que le provocó una sonrisa llena de cariño y satisfacción.

Sus palabras, acompañadas por la caricia a su mejilla, fueron el refuerzo que ella necesitaba para saber que todo había sido en él como ella lo sentía. Su declaración de intenciones, tan abierta y clara, hizo que cerrase los ojos, buscando la caricia de la mano del hombre en su rostro mientras intentaba calmar a su cuerpo inundado por la alegría. Levantó su mano y la posó sobre la de Frank, a la que retuvo mientras separaba su mejilla de ella y le dejaba un suave beso en la palma, acompañándola después hasta su regazo. Volvió a mirar al hombre directamente, de frente, un instante largo, compartido el silencio y la mirada y levantó lentamente sus dos manos hasta el rostro de él. Acarició sus cejas lentamente , sus sienes, sus mejillas, el borde de su mandíbula hasta llegar al mentón, bebiéndose cada centímetro de su piel en aquel recorrido. Acarició con su dedo índice los labios del hombre como si de una persona invidente se tratara y quisiera formarse la imagen del hombre en su mente a partir del sentido del tacto.

-Yo también lo deseo… pero tu pequeña Pyxis está presa en este domo… dos años de condena… si hay suerte y todo va bien…-le sonrió dulcemente y, sabiendo la realidad más inmediata de ambos, su voz no pudo sonar exenta de un pequeño velo de tristeza. Entre la primera visita de Frank y aquella noche había pasado un mes. El tampoco era libre, ninguno de los dos lo eran. Se debían a la Space Force, él más que ella y sus obligaciones como capitán podían ser tremendas, ella ahora mismo no tenía visibilidad sobre las dimensiones exactas de lo que él era responsable y sabía que no podía pedir nada, ni tan siquiera una fecha para una nueva visita. Un mes, dos, ¿seis quizás?. Un pequeño abismo de años luz los separaría en breve, una distancia tan infinita que la mente no podía calcularla salvo dejando el corazón en suspenso y respirar profundamente para enfrentar a la realidad-Por mi parte no puedo hacer mucho, nada está en mi mano… salvo que intentaré estar aquí cumpliendo condena-la sonrisa se acentuó ante el símil, sabiendo que no era ninguna condena estar allí pero sintiendo en ese momento, ciertamente, que estaba privada de libertad por primera vez en su vida. Él era el que tenía alguna posibilidad de actuación, pero ella no podía pedir nada, no debía-si algún día puedes volver…

Sin retirar la mirada del rostro de Frank agarró su mano izquierda y dibujó lentamente en su antebrazo masculino las ondas y las líneas de su propio tatuaje, rozando ahora ella la piel del capitán-Desconozco tanto de este mundo que ahora se me plantean miles de preguntas… preguntas que nunca me he hecho… que pasa después de los años de formación, como se vive en un PEC, que se puede hacer y qué no… he venido aquí a ciegas intentando buscar mi camino… llegar al final... -Sus dedos finalizaron el dibujo en el antebrazo de Frank, a la altura de la muñeca-Si mi futuro es ahora...-repitió con voz trémula las palabras de Frank minutos antes- reconozco que esta noche es un buen comienzo…  -siguió recorriendo con la yema de sus dedos la palma de la mano hasta que entrelazó sus dedos con los de él. Sus labios se entreabrieron de nuevo y avanzaron, atrapando aquella vez ella a los del hombre y dedicándoles una suave y lenta caricia que volvió a encender todo su ser.

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25/07/2021, 12:39
Capitán Frank Kepborn

La mirada intensa de Frank, así como su cálida sonrisa, determinaba que no había queja alguna en el dulce gesto que entre ambos habían intercambiado. Un beso intenso, cargado de emociones, sentimientos y sobre todo, encanto. Había una atracción viva entre Daya y Frank, un calor que parecían intercambiarse y que fraguaba sensaciones únicas, las que promovían que una pareja no quisiera separarse, en ningún momento, de la persona con la que compartía el instante más especial de su propia vivencia.

El doctor quería volver a verla, lo había dejado claro. No estaba seguro de cuándo podría ser ni bajo qué situación, pero al menos la única realidad de todas era que podrían mantener contacto, siempre y cuando las circunstancias lo permitieran. Miradas, suspiros y caricias era la tónica que parecía imperar en aquel baile particular del que ambos, eran protagonistas. Frank dejó que las manos de la piloto recorrieran su rostro, sonriendo encantado por las atenciones dedicadas, aprovechando un instante de descuido para darle a Daya un nuevo beso, en la región interna de la muñeca que había quedado descuidada.

- Mi pequeña Pyxis nunca estará condenada o presa, porque podría atravesar el universo para darle su libertad - Jugueteó con un mechón de pelo que la joven tenía caído sobre el rostro, posicionándolo finalmente detrás de su oreja - Mi hada voladora va a disfrutar mucho de esta experiencia que la vida le ha brindado, recordando que sí puede hacer mucho, aunque quizás no de la manera que realmente querría... - Estaba claro que no podían verse de manera continuada, pero había formas de mantener el contacto - Cuando os den los comunicadores te daré mi número privado de extensión, o mejor te lo digo ahora para que puedas memorizarlo... Yo soy PEC15.CFK.0912... Si lo marcas podrás llamarme o mandarme mensajes de texto. Así siempre que lo necesites me tendrás a mano...

Le sonrió mientras escuchaba las dudas de la bonita muchacha, era lícito que tuviera dudas, más cuando se había criado como civil, así que intentó resolver algunas de ellas, las que consideraba más apremiantes.

- Es normal que no sepas nada de los PEC, pero tranquila, ya lo irás descubriendo, al principio se tiene suma paciencia con los nuevos soldados, aunque no puedo negarte que quizás os hagan alguna novatada... Es algo típico... - Rio divertido al recordar la suya - A mí me tuvieron dando vueltas por las distintas plantas mientras intentaba llegar a mi camarote, eso me pasó por preguntar, me desviaban continuamente hasta que me fijé que en las paredes había carteles indicativos... A partir de ese momento fui más atento que nunca... - Aseguró - Un PEC es una gran nave que sirve de cuartel general a muchos escuadrones, es como un gran cuartel donde tienes zonas de ocio, simuladores, restaurantes, bares, bibliotecas  y zonas comunes. Cuando se está en activo es obligatorio estar en la estación, porque en cualquier momento pueden mandarte de misión. Allí podrás ver alta tecnología y es un buen sitio para vivir. De hecho hay parejas de soldados espaciales que crían allí a sus hijos, aunque no todas prefieren hacer eso... Hay gustos para todo...

Que Daya dijera que si su futuro era ese preciso instante y lo valorase como un buen comienzo, hizo que el hombre estimase sus palabras por la profundidad de lo que transmitía, entregándose al beso que partía esta vez desde la fémina que le estaba robando la calma que tanto le costaba mantener, y es que el hombre no era de piedra, sintiendo Daya como la efusividad de sus besos se incrementaba, así como el notable deseo que en el cuerpo de Kepborn podía comenzar a ser evidente.

Suficiente. No hoy. No de cualquier manera. No así...

- Daya preciosa, debemos retirarnos... - Le dijo cuando se separó de ella, muy despacio y suspirando para no perder el control y hacer lo que realmente estaba deseando - Mañana tienes que estar fresca para el entrenamiento, es importante que lo estés, pero quiero que sepas dos cosas... La primera, que me ha encantado estar aquí, esta noche contigo, conocerte y sentirte... - Su mirada azul brillaba en intensidad - Y la segunda, que la próxima vez que nos veamos no será demasiado tarde. Te doy mi palabra... - Y dicho esto le dio un nuevo beso cargado de pasión, antes de levantarse y retirarse del lado de la piloto. Rozar su piel había provocado en él una clara erección que deseaba disimular. Quedarse implicaría pasar a una segunda fase que seguro, era demasiado precipitado. Conocerse más y tiempo, así era como las cosas salían bien. No iba a tirarlo todo por la borda por un instante de pasión.

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26/07/2021, 18:27
Daya Banerjee

Memorizó el código de contacto de Frank casi al instante. Era fácil o, por lo menos a ella se lo parecía. Todo lo que él era, hablaba o respiraba incluso, se quedaba grabado en la memoria de la innumita sin esfuerzo alguno. No lo tendría cerca físicamente, pero tenían forma de comunicarse. Eso era ya mucho más de lo que hubiera esperado al inicio de aquella velada tan inusual que entre ambos estaban construyendo en el exterior del Domo.

-Ciudades suspendidas en el espacio… en lugares estratégicos-reflexionó en voz alta-No es como vivir en un planeta pero, por como lo cuentas, debe asemejarse mucho a la Tierra por ejemplo. En Innum no tenemos muchas de esas cosas así que para mi será algo diferente a lo que estoy acostumbrada, no es normal tener tantos recursos a mano. Una biblioteca por ejemplo, debe ser algo bonito de ver y poder disfrutar. Saber que estoy suspendida en el espacio sin tierra firme bajo mis pies todo el día, también será diferente. ¿Simuladores? ¿De vuelo o de algo más?-se intentaba hacer una idea de cómo sería un PEC, pero sabía que hasta que no lo viera no comprendería la grandiosidad de todo el conjunto, de lo que era, de lo que albergaba. Había algo que le preocupaba sutilmente y era si sería caro permanecer allí y poder disfrutarlo al mismo tiempo en los ratos de ocio. Ella debería buscar el equilibrio con sabiduría, la mayor parte de la asignación económica que recibiría, iría destinada a su hogar.

-Intentaré que no me tomen demasiado el pelo en mis primeros días. Ya estoy sobre aviso-le encantaba que le contara esas cosas, sus anécdotas y sus vivencias, saber más de él. Porque de cada cosa que contaba, ella aprendía algo.

Incluso de ese segundo beso que había nacido en sus labios…

Ese beso le enseñó mucho más de Frank quien, poco a poco, iba rompiendo las distancias, los prejuicios, y se iba dejando ver tal y como era, a emociones y sentimientos declarados al universo sin máscara alguna. Su cuerpo percibía cada suspiro, cada anhelo de esos labios y de esas manos que ahora la buscaban con más ansia que antes, con más calidez si cabía. Sentía su respiración, más rápida y superficial en su oído, podía casi sentir su corazón acelerado en el silencio de la noche… acompañando al suyo que iba desbocado a la par que el de él. Se sintió a si misma suspirar y quejarse cuando los labios de él abandonaban los suyos… y en un momento dado sintió vértigo, un vértigo profundo y punzante, al ser consciente de lo que iba a pasar si seguían así. Era el segundo beso y se sentía como nunca antes con un hombre, como si lo conociera de toda la vida cuando solamente habían pasado unas horas juntos. Sus ojos recorrieron el cuerpo de Frank y notó sin problemas su deseo. Su interior vibró de emoción mientras su mente le decía que debía ir más lento con él. Sintió el vértigo de la responsabilidad que tenía sobre sus hombros y que vino a ella de repente, olvidada hasta entonces. No podía fallarles a los suyos y si se equivocaba con Frank, si iba demasiado rápido y algo salía mal y eso repercutía sobre ella y su permanencia allí… nunca se lo perdonaría. Fallar en las pruebas era una cosa, tener que irse por pensar y actuar egoístamente, era otra muy diferente.

En ese momento, como si Frank hubiera escuchado sus pensamientos, se separó de ella, hablándole con ese tono de voz que rendiría hasta a las mismas estrellas. Almas gemelas. El también había percibido que no debían continuar, aunque su voz le hablaba de la necesidad de seguir adelante. Sus palabras hablaban de responsabilidad, sus ojos de un vértigo parecido al que ella estaba sintiendo, pero bañado de un azul tan espectacular que nunca hubiera soñado que conocería, cuando el suyo lo sabía oscuro y profundo, tanto que esperó que él no detectara ese vértigo, ese miedo, en ella.

Conocerte…  Daya se quedó sin respiración.

Sentirte… Su vello se erizó ante el cúmulo de sensaciones tan bestial que ahora mismo saturaban su piel.

-Lo sé…

Sus labios se volvieron a juntar con necesidad para separarse segundos después sabiendo que pasaría un tiempo hasta volver a saborearse mutuamente. Sentir a Frank levantarse, separándose de ella, fue como si le quitaran el oxígeno y no pudiera respirar en ese preciso instante en el que la conexión se rompía por tiempo indefinido. Pero sabía que tenía que ser así. Agradecía que fuera así. Es como debía ser.

-Me quedaré un rato más aquí. Lo necesito. Nadie se sorprenderá. Están acostumbrados a que entre tarde al barracón… No olvidaré esta noche, quiero que lo sepas, Frank-le dijo con una sonrisa cálida, echándolo ya de menos antes de que las puertas del domo se cerraran tras él.

Era una sensación tan extraña eso de saber que una hacia lo correcto aunque doliera… físicamente casi. Pero Frank lo valía. Y sabía que cumpliría su palabra.