Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Mes 2. Día 5. Billy & Milena. Reencuentro

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01/08/2021, 18:57
Milena Kawalski

Tras la cena de aquel día se asignaron los siguientes turnos de guardia. Milena fue designada por Eylo para custodiar al recluta Thompson, provocando que la joven muchacha elevase una ceja, sorprendida, un gesto que venía a decir la frase: "¿En serio?". Y no era para menos, había estado todo el día haciendo cuentas y pensando la manera de acceder a Billy, para poder tener una charla privada con él.

Desde que le había pasado la nota en clase de primeros auxilios, tan solo podía pensar en sus palabras, en cómo le llamaba cariñosamente, Elentari, y provocando cierta alegría por saber, que el cese de las comunicaciones entre ambos no fue por pérdida de interés, si no consecuencia de un castigo excesivamente cruel por parte de su padre.

Llevaba la nota en el bolsillo, guardada como si fuera un tesoro. Deseaba acercarse a él y abrazarle, pero no podía hacerlo, si daba esas muestras públicamente, podrían buscar la forma de separarles. No, mejor ser prudentes y saber esperar. Eso se lo había enseñado William, cada oportunidad tenía su momento. Esa noche tendría el suyo.

Para Elentari:

  Sé que no es el mejor momento, no sé que pasará conmigo en unos días cuando me juzguen... pero hay ciertas cosas que quiero que sepas. Hace meses que no he podido enviarte ninguna carta, pues mi padre lo descubrió y puso todo de su parte para impedir que pudiera enviar nada fuera de la casa. He vivido prácticamente recluido y las veces que podía escaparme me ha sido imposible contactar contigo. 

  Te he echado mucho de menos.

  Quiero asegurarte que no soy mala persona a pesar del juicio. Me gustaría que pudiéramos hablar a solas antes de subir al Pec. Si puedes y quieres. 

Suli

Milena actuó de la misma manera que la noche anterior. Cenó y acompañó al recluta al baño, con el fin de que pudiera acicalarse para antes de ir a la cama. La joven hizo algo que ningún otro de sus custodios le había permitido, tener cierto grado de intimidad, y es que la muchacha, estaba convencida que Thompson no iba a buscar problemas para ella. Su confianza en William era tal que no llegaba ni a creer lo que había escuchado. No podía ser cierto, seguro que en el juicio, la verdad saldría a la luz.

Le acompañó hasta la cama, ella estaría en la de al lado, y Lesly sin separarse de Milena, ocupando el catre contiguo. La comunicación de Kawalski con Thompson era nula, incluso el joven podía llegar a pensar de que ella no tenía interés alguno en hablarle, y apenas le miraba. La joven sabía que si lo hacía, acabaría derrumbada a su lado.

Pasó el tiempo, las luces de los barracones se apagaron y ella esperó la hora más larga de toda su vida. Su vista estaba acostumbrada a la oscuridad pues no había cerrado los ojos. Si lo hubiera hecho se habría quedado dormida, siempre le pasaba cuando vegetaba.

Se levantó de la cama, silenciosa, y tras llegar hasta la de Billy, le puso la mano en su boca para evitar que gritase, fue un gesto suave, no quería que pensara que le agredían.

- Te he echado de menos, Suli... Mucho... - Sus palabras fueron un susurro, casi como una caricia, la misma que le regaló al joven al pasar la mano por su rostro. Rozó sus labios con los de él, sin necesidad de pedir permiso, pero sí expresando los sentimientos que dentro de ella aún existían, y que pasaron de estar dormidos a despertar.

Tras separarse se llevó la mano al pelo y sacó una horquilla. Él le había enseñado ese truco, a llevar siempre esas piezas metálicas escondidas entre los cabellos, y a usarlas para abrir cerraduras sencillas, demostrando tras escucharse un certero "click" que había estado practicando. Escuchó una suave risita de satisfacción, a pesar de que era consciente de que, en ese instante, si alguien les pillaba, ella tendría problemas.

- ¿A dónde vamos? - Le preguntó, dando por hecho de que ese era su plan y es que no conocía lo suficiente el Domo como para tomar la iniciativa - En la puerta hay un guardia custodiando... Podríamos coger un Eagle... Fugarnos...

Y allí estaba ella, la chica más dócil del campamento militar dándolo todo por él. Sin preguntar, sin saber. Tan solo ciega confianza.

- Tiradas (1)

Motivo: Forzar cerradura

Dificultad: 15

Habilidad: 11

Tirada: 1 7 10

Total: 7 +11 = 18 Éxito

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01/08/2021, 23:24
William P. Thompson

William llevaba unos días bajo de ánimo, la situación estaba claro que resultaba complicada para el joven y la aparición de Milena no había ayudado a pesar de lo mucho que la añoraba. La última persona que quería que le viera en esa situación era ella. 

Además había sido asignada para hacer de guardia, lo cual suponía otro duro golpe para el joven. Durante la guardia se había comportado como una guardiana profesional, sin establecer contacto, casi ni visual lo cual sólo mermaba aun más el ánimo de Thompson. Así llegó la noche, otra noche más acompañado sólo del dolor y la perdida, sabiendo que Lena estaba en la cama contigua y que no le había dirigido la palabra. Aún no había conseguido dormir cuando una mano, dulce, suave y cariñosa le tapó cariñosamente la boca. Sus entrañas se revolvieron emocionadas ante la idea de que pudiera ser ella. Entonces escuchó las palabras más maravillosas que había escuchado desde hacía muchos años... cerró suavemente los ojos para poder sentir con más intensidad la caricia de la mano de Elentari, y sus labios sintieron de nuevo el tacto de los de ella. Los únicos labios que había llegado a besar en su vida. En ese momento las penas parecían livianas, casi inexistentes. Porque allí estaba ella, a su lado. Con gran habilidad liberó a Billy de las esposas mientras este le lanzaba una mirada pícara, que trataba de decirle medio en broma, vaya habilidades gastas. La risita que emanaba de Milena parecía música celestial a oídos de William. 

Cuando le preguntó a donde ir, Thompson, cargado con la confianza que sólo el amor adolescente puede dar se llevó el índice a los labios para que guardara silencio dispuesto a salir de los barracones, aunque antes había algo que debía hacer. Una vez incorporado, mientras veía el rostro de la chica más maravillosa del universo, se detuvo apenas unos segundos para darle un beso en los labios que con la ternura de una caricia. Eso le daba más fuerzas que nada en el mundo. Cogió las esposas por si acaso alguien les encontraba poder colocárselas y salió en dirección a la cocina con Kawalski, poniendo mucho cuidado de no hacer ruido, ayudando a Milena, aunque mostraba que había practicado lo suyo y se desenvolvía bien en esas lides. 

- Vamos a las cocinas, al menos podremos ver las estrellas por la ventana... - Mirándola conmovido, tierno pero con algo de pena respondió a lo que dijo - No voy a huir y no voy a dejar que tu lo hagas... vamos... hablaremos - afirmó convencido, al tiempo que continuaba en dirección a las cocinas, pendiente de ella en todo momento volviendo la cabeza cada poco. Una vez allí, le preguntó si quería beber algo. Habían escogido una mesa cerca de una ventana para poder observar el cielo nocturno. Le acercó su bebida y se quedó de pie frente a ella, sujetando sus manos, disfrutando de tenerla allí al menos mientras pudiera. Tiró ligeramente de ella hacía él al tiempo que él se adelantaba hacía ella para estrecharla en un abrazo. Un abrazo que trataba de expresar lo que las palabras no podían. Lo mucho que la había echado de menos, lo mal que se sentía por lo que había ocurrido, lo doloroso que era que ella le viera así pero sobre todo... lo mucho que añoraba el olor de su pelo, la sensación de pasar las yemas de sus dedos por la piel de ella. Apartándose del abrazo para suavemente palpar su mejilla en una suave caricia como queriendo comprobar que no era un sueño, que realmente ella estaba allí. Volvió a besarla esta vez con algo más de ímpetu pero con dulzura, era como el naufrago que pierde las fuerzas y se hunde pensando que no volvería a respirar oxigeno y de repente es rescatado y sacado a flote. Eso eran sus besos para el joven preso. 

Pasados unos minutos en los que había evitado hablar de la situación para no traer una sombra de tristeza sobre ellos, se sentó junto a ella. Estaba a la izquierda de ella extendiendo la mano derecha para entrelazar los dedos con los de su mano izquierda. No la miraba a los ojos en ese momento, tenía la mirada perdida en los dedos de ellos entrelazados, hasta que reunió el valor para empezar a hablar... - Es cierto... - confesó al fin sin mirarla a los ojos... entendía que sería difícil de entender sin haberlo vivido - Maté a ese tipo... - respiró una, dos y tres veces en profundidad antes de seguir - Había una recluta, Lizza. Se preocupaba mucho por todos. Y él trató de violarla y le pegó una paliza... sólo por preocuparse por él - Se le formó un nudo en la garganta al recordar lo ocurrido, todo lo que había pasado a lo largo de ese mes - Le avisó que si decía algo la mataría... y también que la otra a la que iba a atacar era Narel... creo que ya la has conocido... - A veces se preguntaba porque tenía que ser él quien se metiera en todos estos fregaos, pero la respuesta era clara... si no hiciera nada, no podría mirarse al espejo... - Kurik se ufanaba de que se libraría de cualquier castigo por que su padre que es sargento le cubriría... Lizza se libró sólo porque acertó a inventar que su padre era teniente... y aún así se llevó una paliza que le marcó todo el cuerpo... - Los recuerdos volvían a él rápidamente, enturbiando el reencuentro con algo tan doloroso, con la vista fija en el suelo y los dedos en los laterales de los ojos tomó fuerzas para continuar el relato - Fui quien la convenció de contarme lo que había pasado, pues se mostraba muy rara y belicosa al día siguiente... y ella seguía preocupándose por el resto. Traté de movilizar al resto, para pararle los pies a Kurik... pero todos se echaban atrás. Al final la otra recluta que ha muerto, fue la que le retó... todo esto fue denunciado, pero el teniente no tenía autoridad para expulsar a Kurik, así que no quedó otra que seguir con él bajo el mismo techo... Además atacaba a Lizza siempre que podía... Durante el ataque de los Skulls supongo que ya no pudo más... no pudo con que casi todos miraran para otro lado, que nadie la apoyara... cogió su arma y disparó contra Kurik... este se giró y le disparó en la cabeza... yo... yo... - Le costaba seguir, era una mezcla compleja de sentimientos, cuando por un lado, sabía que había hecho lo correcto, pero ese acto correcto no dejaba de ser arrebatar una vida - No pude dejar que le hiciera más daño... - las lagrimas empezaban a caer por su rostro, mostrándose como el debilucho que su padre siempre había dicho que era - Lo maté... no podía dejar que siguiera haciéndole daño... era un psicópata, sólo entendía la fuerza y la violencia como forma de comunicación... - Quizás ella era de las pocas que sabían que si realmente Billy quisiera matar a alguien tenía mil formas de hacerlo sin que nadie lo supiera, aunque él nunca se lo habría planteado en serio pues es muy contrario a su naturaleza... - Sabiendo que estás aquí... estoy más tranquilo sin él aquí... - Ni siquiera se quería plantear que en vez de Lizza hubiera sido Milena... lo habría matado el primer día, sin miramientos... ¿Quizás si que fuera un asesino después de todo? 

- Siento esto... - Dijo moviendo las manos que estaban entrelazadas de nuevo... - Quizás si que sea mejor para ti que no te relaciones ni te relacionen mucho conmigo... - Con el rostro cargado de dolor, la miró profundamente - No ha sido un accidente... y sé que si volviera a pasar... haría lo mismo... - Decir eso en voz alta, provocó una mirada de asombro hacía si mismo... - Realmente soy un asesino... - dijo en un tono algo neutro, era también una respuesta a la pregunta que no había pronunciado... 

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04/08/2021, 01:06
Milena Kawalski

Milena había demostrado tener una gran fuerza de voluntad durante esos días, la joven, a pesar de que a veces el reojo de sus miradas la delatase, evitaba todo contacto con William Thompson, el joven al que le había regalado su primer beso. Y, ¿por qué no decirlo? También su corazón.

Intentaba mantener su mente ocupada, se centraba más que nunca en las clases, y hubiera podido aguantar hasta la subida al PEC sin acercamiento alguno, si no hubiera sido por aquella nota, misiva que recogía unas palabras tan íntimas y sentidas que  le resultaba imposible de ignorar. Él quería verla y no haber recibido noticias en tanto tiempo no era por capricho o cansancio. No había podido, y ahora deseaba charlar, verse en privado. ¿Cómo decirle que no cuando ella mismo lo deseaba hasta el punto que dolía?

Estaba nerviosa, cuando se acercó a su cama y le tapó la boca creyó que su corazón iba a estallar, loco, frenético en sus impulsos vitales, atreviéndose a robarle el beso que le correspondía desde hacía meses, tantos que el ciclo anual ya había pasado.

Quitarle las esposas fue un momento de complicidad, las miradas se cruzaron y una leve sonrisa fue intercambiada. William le había enseñado a hacerlo y, podía comprobar el maestro cómo su alumna, no había olvidado las lecciones recibidas en el pasado, cuando jugaban a evadirse, abrir taquillas que no les correspondían, o entrar en salas cuyo acceso estaba restringido. Todo aquello les había unido, y lamentablemente, separado tras ser sorprendidos por sus superiores.

Iban juntos de nuevo y de la mano. Se proponían a salir de los barracones, pero Thompson no olvidaría darle un tierno beso a Milena, que le hizo cerrar los ojos y suspirar. Siempre había sido muy cariñosa y afectiva, una joven que valoraba por encima de todo los abrazos y caricias, aunque lamentablemente no tenía picardía, la iba aprendiendo poco a poco, si de ella hubiera dependido, las esposas habrían quedado sobre la cama, una suerte que Billy tuviera en cuenta el llevarlas consigo por si acaso, alguien les pillaba fuera de las horas de descanso.

- ¿Se ven las estrellas desde allí? - Le hizo ilusión, aquel bonito plan siempre les había unido, y de alguna manera, rememorarlo era volver al pasado y retomar la relación donde lo habían dejado - Billy estoy preocupada por ti, dicen... Dicen cosas que... No creo... - Así de firme confiaba en él - Dime cómo puedo ayudarte, ¿qué puedo hacer para mejorar la situación? - No sabía cómo actuar, su inexperiencia de vida e ignorancia en temas legales provocaba que estuviera completamente perdida.

Una vez en las cocinas, William preparó unas bebidas que dejó sobre una mesa, el sitio donde se acomodarían para ver el cielo nocturno. Pero antes de ello ambos se fundirían en un abrazo. Milena se dejó llevar, apretando con fuerza el cuerpo del recluta al que tan bien conocía, sentía como entre ambos el calor fluía, y la familiaridad de su contacto se evidenciaba. Le acarició el rostro, mirándole con una fascinación infinita y un cariño perpetuo. ¿Acaso no estaba soñando? Sus sueños volvían a hacerse realidad y ahora que había recuperado a Billy, no iba a perderle.

Se sentaron sobre la mesa, cogiendo sus manos, y comenzaría la charla con una frase que simbolizaba un jarro de agua fría. Lo que decían de él, era cierto. Ella apretó los labios pero no le dijo nada, evitando juzgarle, esperaba que explicase sus porqués, sabía que lo haría, le intuía, era como si a veces sus mentes conectasen y pensaran exactamente lo que el otro cavilaba, sin lugar a dudas.

- ¿Ese tipo intentó violar a una recluta? - Se sorprendió, tanto de eso como del hecho de que le hubiera pegado - ¿Los superiores no hicieron nada? - Eso en el Domo 3 no habría sido consentido, su padre era muy intransigente con según qué cosas - Lizza y Narel... - Dijo los nombres de las muchachas y se preguntó si alguna de ellas habría tenido algo con Billy, sintiendo una punzada de celos, un reflejo de los profundos sentimientos que por él tenía. No obstante, y por respeto a su narración, no interrumpió aquel relato donde se narraban hechos tan deleznables para preguntar por algo que sería mucho más trivial, aunque para ella era algo totalmente relevante.

- Qué tipo más despreciable - Estaba claro que la personalidad de Kurik no gustaba a Lena, la cual mostró enfado, elevando su nariz un poquito, un gesto que le caracterizaba - Cubría su maldad escudándose en su padre, es un sin vergüenza... Pero, ¿y los demás? ¿Nadie hacía nada? - Las explicaciones de cómo ocurrió todo aquello provocó que la joven abriese la boca, completamente impactada por la inexistencia de solidaridad en el Domo - Es cierto que he visto cosas muy raras desde que estoy aquí, Jim, Carl, René... Pero no imaginaba que estuvieseis tan mal... Es horrible que nadie se moviera por ella - Y la mirada de Lena denotaba orgullo al mirar a William, un gesto que conociéndola, no debería pasarle desapercibido al varón

La continuación de la historia hacía que Milena tuviera un nudo en la garganta, la muchacha había bebido un poco del refresco para sentirse algo mejor, apartándolo cuando llegó la narración del ataque skull, abrazando al chico por el que tanto sentía - Suli, ya está, está todo bien... - Palabras calmas ante aquella tempestad sentimental - Tú hiciste lo que salió de tu corazón, y yo sé que lo que ahí tienes es todo bueno.... - Le apretó más contra sí - Un soldado espacial hace el bien y ese hombre solo dañaba, actuaste como un héroe... Libraste a tus amigas de lo que pudiera hacer... Era un monstruo, Billy. Y tú no lo eres... Yo te conozco y sé que jamás cometerías una injusticia, por eso te quiero... - Se le había escapado aquella frase, no debería haberla dicho pero el abrazo, el compartir los sentimientos y sus ansias de darle calma moral, le había traicionado. Le besó, con ciertas energías, quizás para que no le respondiera, no quería hacerle estar en la situación de que dijera algo que no sentía. No era un momento para incomodidades, si no para ser parte activa que pudiera dotarle de cierto bienestar.

- No lo sientas, Suli....No digas eso... Pasó lo que tuvo que pasar. No tienes que avergonzarte de ello... Y yo voy a estar contigo. Lo prometo. - Fue su respuesta, firme, segura, constructiva - No, cielo... No eres un asesino... Eres un soldado... Has aliviado dolor a dos mujeres eliminando a un hombre. Mi padre hubiera hecho lo mismo si a mí me hubieran tocado... Y yo también lo habría hecho si te hubiera dañado a ti... - Lo decía con seguridad pero no iba en su carácter ese tipo de enfrentamientos. No obstante, se ponía en la piel de William y empatizaba con él, lamentando su dolor e inseguridades.

- Suli déjame que te ayude, por ti estoy dispuesta a todo - Y es que le acababa de recuperar, por todo el universo que ahora, no podía volver a perderle.