Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 4. El legado de Némesis

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30/04/2022, 17:09
Astor Lightnor

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

Recoges lo que siembras. Una frase que se alejaba mucho de la realidad en según qué casos. Astor miraba al suelo mientras Duncan volvía a tomar la palabra, usando por supuesto, aquel tono sarcástico tan insufrible. Para el humano estaba mal que el joven asteriano no usara su última baza, su conocimiento para liberar a la cyborg, pero a decir verdad no era especialista en tecnología y si hubiera tenido un mal día, podría haberla dañado.

Si la daño me matas. Pero si no la libero puede que también... Ya tengo todo perdido.

Y por eso accedió cuando el doctor insistió. Daba por hecho de que aquello no iba a terminar bien para él. Así que hizo lo propio, esforzarse todo lo que pudiese para que Tessa dejara de portar el collar y se viera completamente libre. Al menos así alguien lo sería.

McCarthy animaba a la rubia mujer, la cual simplemente sonreía, y más cuando aquel artefacto le fue arrebatado del cuello. Duncan le abrazó con cariño y ella le correspondió, sintiéndose aliviada por aquel momento de extrema libertad.

Y ahora le tocaba al médico el hacer cumplir su trato, aunque Lightnor no tenía maneras de conseguirlo, más allá que pidiéndolo, sorprendiéndose cuando el doctor confirmó que haría lo prometido. Necesitaban un intérprete para la niña y la única persona con capacidad para hacer traducciones literales era precisamente él.

- Seré vuestro traductor, pero me gustaría que cuando salgamos de Natgrew me dejéis en cualquier otro planeta habitable. Si pudiera ser... - Estaba claro de que no estaba cómodo con ellos, así como tampoco ansiaba quedarse en aquel paraíso verde, porque podía ser encontrado por los suyos.

La información sobre William, de que su padre era un jefazo de la Space Force no apaciguó a Astor, más bien al contrario, pues cuando el joven Billy se acercó a hablar con él, estuvo menos comunicativo de lo que se podía esperar de alguien que acababa de salir de una prisión de piedra para encontrarse en medio de un bonito paisaje natural.

- ¿Por qué mentí sobre mis conocimientos tecnológicos? - Miró de reojo a Duncan - Si hubiera un asteriano que te tratase como él lo hace conmigo, ¿le dirías toda la verdad sobre tu persona o guardarías cosas sobre ti? - Y es que si ya sabían que no usaba mal la tecnología, no le dejarían acercarse a ningún mecanismo manipulable, lo que le cohibía para posibles acciones futuras que pudieran estar predestinadas al escapismo - Además, tuve suerte - Le fastidiaba reconocer ese hecho - Había alguien encargado del collar porque son mecanismos complejos. Se lo quité porque me presionasteis, pero si hubiera tenido el más mínimo error podía haber dañado a la cyborg, quizás incluso dejarla inoperativa para siempre - Reconoció con completa sinceridad - Y si hubiera sucedido así, yo ahora mismo estaría muerto... - Aquella frase decía mucho de su confianza hacia ellos - Cuando he sido sincero nada ha ido mejor. Tu compañero me desprecia abiertamente y es algo que no va a cambiar. No soy libre, ahora mismo me usáis porque os convengo. Mi gran pregunta es: "¿Seríais capaces de darme la libertad que busco dejándome en otro planeta distinto a éste? Si la respuesta es negativa, no busques que os ayude porque os aprecie, lo hago porque me presionáis a ello. Porque sé que me juego la vida. Vosotros usáis una palabra para eso... Era.. ¿Coacción?... - Dudó, no manejaba todo el léxico del diccionario.

- Y por cierto, no hace falta que me vigiléis aquí. Si me pillan los míos en Natgrew estoy perdido. Deseo con toda mi alma que venga la nave que esperáis - Aseguró el joven con tristeza en la voz - Irónico tener que decir esto. Estoy más a gusto con los extraterrestres que con los de mi misma especie... - Y es que en realidad, así era.

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30/04/2022, 17:16
Ambientación

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

La llegada a la cabaña fue un alivio para los huidos de la prisión natgrewniana. Allí tendrían un tiempo para poder ponerse en contacto con el escuadrón de la Space Force que iría directamente por ellos.

William, por su parte, le recordaba a la niña cómo debía actuar y ella, tras la traducción literal de Astor, asintió sonriendo, disfrutando de la calidez del sol y del juego fuera del improvisado hogar que habían organizado. No volvieron a ver habitaciones de colores ni nada que pudiera inquietarles. Nyria estaba absorta en el juego con su hormiga gigante, una criatura que Billy no soportaba. Sus razones tenía.

Duncan no perdía la oportunidad de establecer conversación con Tessa, bromeando sobre el hecho de que pudiera resetearse. Y es que la sintética mujer podía ser perfecta en muchos aspectos, al menos en cuestiones estéticos y de inteligencia. La rubia Bintel necesitó su momento de soledad, instantes que daría al médico la oportunidad de ir a por Grey, abrazarla y dejar que los silencios entre ambos culminasen en un único llanto, el de Dunne. Ambos recogerían hierbas mientras ella, segura de lo que decía, insistía en la muerte de Eylo, un hecho no probado, y lo vacía que se sentía por ello. Eran amigos, a veces el acompañamiento silencioso era la mejor de las decisiones, y Duncan apostó por ello, acertando de pleno, la mujer necesitaba asumir su nueva realidad.

En otro punto indeterminado del planeta, Einar había abandonado la nave, junto con el escuadrón el desaparecido PEC12. La nueva misión que tenían era la de encontrar a los reclutas que habían sido secuestrados de la BICOM, sin saber que allí había un elemento sorpresa, Thompson, un joven que había tenido sus propias órdenes y que West conocía.

Andersen no podía entender los motivos que provocaron que los mandos pusieran en cercana vigilancia a Yum Ziam. Se dudaba de que la muchacha fuera una asteriana y, gracias a las palabras del piloto no fue encerrada y custodiada, sino probada para que demostrase su lealtad. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la oriental decidió huir desencadenando una serie de acciones que finalmente, fueron las que le costó la vida. Einar aún no comprendía que si él no hubiera dicho nada, Yum quizás hubiera sido parte activa de la expedición al PEC12, permaneciendo junto a Daya, la cual no tenía un destino mucho  mejor.

Los reclutas de la cabaña consiguieron entonces establecer contacto con el escuadrón de búsqueda. El primero en tomar la palabra fue Duncan, buscándole la boca a "zampabollos", seguramente deseando encontrarle pues, hasta el momento, habían vivido unas experiencias tan intensas, que se fue formando un hermoso vínculo entre ellos, una amistad profunda fruto de haber remado ambos en la misma dirección bajo el ataque de sus enemigos.

Dunne estaba expectante del contacto, recobrando el ánimo, aunque no tanto el buen humor. Si Einar estaba en Natgrew dispuesto a encontrarles, es que tuvo éxito completo en su anterior misión y la humanidad podía estar a salvo. Eso era lo que la sargento anhelaba, el bien general siempre antes de su propio interés personal, aunque a veces por cauces del todo indeterminados y en muchas ocasiones, ilegales.

Einar Andersen fue el primero de los soldados en percatarse de la señal de radio, comunicándolo al teniente de inmediato. El escuadrón se paró para atender el intercambio de palabras, cargado de informaciones necesarias para que el encuentro fuera efectivo y tuviese lugar.

Valkiria. Así sería denominada la misión, haciendo referencia a la recogida de los soldados que habían quedado varados en Natgrew. Andersen se alegró de escuchar a McCarthy, intercambiando novedades con el doctor. Heather estaba viva, tanto como Bintel. Quizás aquellos cadetes hubieran cambiado su suerte, pues hacía no demasiado tiempo, todo el que a su lado se ponía, acababa bajo tierra o expulsado de la Space Force. Un destino nada deseable.

Grey tomó la iniciativa cuando fueron pedidas las coordenadas, sin llegar a explicar en detalle quiénes estaban ahí, evadiendo la respuesta para más tarde, justificando que las comunicaciones nunca eran del todo seguras. Mejor era que las presentaciones fuesen realizadas en el momento preciso para no generar ideas preconcebidas ni equivocadas.

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01/05/2022, 12:05
Teniente Lionel West

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

Y finalmente el encuentro tuvo lugar. Cuatro horas separaban a los soldados y cadetes de la Space Force. El escuadrón, a mando del teniente West, llegó hasta la apartada cabaña donde los reclutas a los que debían rescatar les esperaban.

La llegada de los refuerzos fue un momento más que esperado y ansiado por los que no hacía demasiado tiempo, habían sido prisioneros en Natgrew. Diez soldados, todos ellos con traje de combate completo y armas, llegaban hasta su posición, con el porte seguro que la institución a la que representaban, transmitía. Varios eran conocidos, West como oficial al mando, Malbone como su segundo; cerca de ellos destacaban Sue, Becky y Einar; mientras que el resto de los rostros serían desconocidos y se mostrarían cuando el casco les fuera retirado.

Einar se fijaría en los congregados en la puerta de la cabaña, algunos rostros eran conocidos. Por un lado, estarían Thompson y Duncan; por otro, destacarían Bintel y Grey; así como algunas caras completamente desconocidas.

Althais, la joven que Andersen no conocía, se lanzó a los brazos de Malbone de inmediato, como si de un padre se tratase. Jamás hubieseis dicho que el pelirrojo pudiera reaccionar de manera dulce, tomando de la cintura a la joven, apretándola contra sí y observando al detalle que no tuviera herida alguna. 

Sue, la pelirroja más peligrosa de todo el Domo 12 no dudó en avanzar hacia McCarthy y depositar un vigoroso beso en los labios del doctor. El buen Duncan tenía la opción de apartarse de ella o seguirle el juego, pero si lo hacía, se encontraría un objeto no identificado en su boca, la lengua de McHillgraw. Estaba claro que se alegraba de verle.

Las reacciones de Grey no tardaron tampoco en llevarse a cabo, dando su primer abrazo a West, denotando que había una profunda alegría en ese encuentro. Aunque no por parte de todos, la niña y el joven que la acompañaba, Astor, recularon un par de pasos. La visión de tantos soldados armados les impresionaba y daba miedo. La hormiga gigante que estaba a los pies de la niña, a modo de mascota, se situó delante de ella como si quisiera protegerla, irónico que tan sólo fuera una obrera.

- Me alegro de veros en perfecto estado de salud. Haremos una parada de descanso en este mismo sitio mientras nos ponéis al día y me presentáis a estos jóvenes que deduzco, tendrán una historia interesante que contarnos.... - No lo decía por la hija de Townhall, a la cual conocía de vista y referencias, más bien por Nyria y Astor, dos personas que no encajaban en ese contexto, lógico que el mando quisiera saber de qué iba todo aquello.

Notas de juego

Siguiente turno para relacionaros entre vosotros y con los pnjs que consideréis.

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01/05/2022, 12:40
Ambientación

Mes 5. Casiopea.

El guardia de seguridad la despreciaba, sin mostrar por ella el más mínimo gesto de empatía. Era un hombre frío, calculador y cuya función parecía encajar perfectamente con su personalidad. Ser el jefe que custodiaba el hogar de Lord, Casiopea, requería como mínimo no tener escrúpulos y ser completamente fiel a Reginald. Gente de la misma calaña que acababa junta y que además, compenetraban a la perfección.

Daya fue arrastrada hacia una habitación donde aquel estúpido tirano pensaba ultrajarla, hacerle sentir que no valía nada, como si lo importante para ellos no fuera realmente el sexo, sino la sensación de poder que ostentaban. Golpearla era una de las posibilidades más marcada, dañarla físicamente para encauzar el espíritu de la innumita a sus propios deseos. La manipulación psicológica por medio del agravio físico.

- La instrucción comienza por enseñarte cuál es tu lugar, y no será nunca cerca de la verja de Casiopea - La miró con seriedad mientras se cruzaba de brazos - Y para eso no hay mejor recuerdo que un buen castigo físico - Determinó de manera cruel mientras se acercaba a ella y le tomaba un pecho con la mano, apretando el pezón de forma muy poco delicada, disfrutando al ver su reacción, seguramente de dolor.

Tras aquel leve pero intenso contacto dejó que la fémina se moviera por la estancia y se fijara en la fruta que descansaba sobre la mesita de noche. Un espacio que Daya aprovecharía para pensar cómo librarse de la situación en la que ella misma se había metido, quizás porque en su bondad no podía imaginar que hubieran hombres tan ruines como aquel.

Banerjee decidió cambiar de tema y hacer referencia al buen gusto que tenía el tipo, mientras barajaba cuál de las tres opciones era la mejor. El centinela se sentó en uno de los sillones y se desabrochó la bragueta, sacando el miembro mientras éste, fláccido, era acariciado con su mano derecha.

- Tienes de tiempo hasta que me empalme. Si no decides con rapidez, ya decido yo por ti - Aseguró el guardia moviendo su polla hacia un lado y otro. Era un pene lamentable si lo comparaba con el de Frank, pues al lado de Daya, Kepborn siempre estaba dispuesto y listo para ella, como si su sola presencia le colmase, justo lo contrario del jefe de seguridad, parecía que le costara llegar a una erección.

La situación se le iba a piloto de las manos, mientras ella buscaba una forma de ser castigada, el tipo parecía estar dispuesto a empalmarse, no con demasiado éxito. En aquella escena completamente surrealista, Banerjee optó por hablar con él y sonsacar algo de información y, tras un leve tanteo, obtuvo algo que no esperaba.

- Tu precio no va a bajar te haga lo que te haga - Indicó el hombre riendo con soberbia - Lord se ha puesto en contacto con tu marido y tu venta está en proceso - Siguió acariciándose el miembro de manera insistente - Por lo que sé tienen ganas de recuperarte, así que da igual si te devuelvo follada, golpeada o con un dedo menos. No vas a perder valor - Y aquello le provocó una risa profunda y malvada - Conozco a Reginald desde hace más de quince años. Nada de lo que haga va a provocar su ira contra mí. En su casa tengo carta blanca

Y por eso aquel tipo se mostraba tan seguro de sí mismo y celoso de su trabajo. Los intereses de Lord eran los suyos propios. Si alguien atacaba desde fuera, su mayor problema no sería su patrón sino la posibilidad de que le reventaran tan sólo por ostentar el cargo del que era responsable.

- ¿Un trato? - Casi podía haberse echado a reír ante ese comentario, pues normalmente las esclavas no solían se tan atrevidas en su proceder - A ver qué mierda tienes para mí - Y le escuchó con atención, generando cierta dosis de curiosidad en el tipo, aunque alguna de las cosas ya las tenía de serie - ¿Servirme como esclava en estas cuatro paredes? Eso ya lo tengo si lo quiero. Sólo por el hecho de estar aquí tu obligación es satisfacerme - Declaró con intencionalidad el hombre, creando curiosidad lo que Lord le había enseñado a hacer

- ¿Tus amigos? - Miró a Banerjee como si no comprendiese en qué consistía esa palabra - Chica, en esta vida tienes que mirar sólo por ti misma, bastante si sales de Casiopea de una pieza - Indicó el tipo - Por lo que sé, es probable que ni siquiera tú y tu esposo salgáis vivos de aquí, todo dependerá de lo buen gestor que sea el que viene a buscarte - Parecía que las penas de la vida de la muchacha al jefe de seguridad le importaba más bien poco. No le interesaba que Daya tuviera muchos hermanos, así como tampoco que sus amigos estuvieran en el Coliseo. Aquel hombre sólo se preocupaba de sí mismo - ¿Mandarles un mensaje? Ni de broma, zorrita, pero buen intento el tuyo para intentar contactar con gente de fuera. No será bajo mi custodia, eso puedo asegurártelo - Y le miró de manera afilada mientras se seguía masturbando, aunque el miembro seguía tan fláccido como al principio - Tengo curiosidad, ¿qué cosa te hizo Lord? ¿Te golpeó? ¿Lo hicieron los otros guardias?... - Parecía que la idea de causar dolor le agradaba, pues tuvo un espasmo en el pene cuando mencionó la idea de dañarla. Estaba claro que la agresividad era algo que le motivaba.

Ni las lágrimas, ni las súplicas movían el corazón de ese ente de piedra. Ya podía estar la joven sumida en la más profunda de las tristezas que no recibiría de aquel tipo ni una sola palabra de ánimo.

- ¿Fruta? ¿Por qué comes fruta cuando te puedes comer otra cosa? - La mirada del tipo se posicionó en su entrepierna mientras ella recordaba de que había comida pero nada de beber, quizás aquel comentario le diera la opción de quitarse de en medio que ella estaba deseando - Ve a las cocinas y trae té para dos, después vamos a jugar tú y yo. Ve pensando en algo que vaya a encantarme, de lo contrario, voy a hacerte llorar - Y seguramente no estaba pensando en hacerlo de emoción.

Banerjee había conseguido un respiro y la excusa perfecta para quitarse de en medio momentáneamente, instantes que si lo gestionaba bien, pudiera hacer que el interés del jefe de seguridad hacia ella desapareciera o se minimizara, al fin y al cabo debía ser un tipo ocupado.

Notas de juego

*Tienes posibilidades de cerrar esta parte del rol indicando qué haces, las consecuencias te las narraré en la siguiente actu. En mi próximo post habrá también un saltito temporal...^^

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02/05/2022, 03:18
William P. Thompson

Escuchar la voz de Einar a través del comunicador supuso un bálsamo en múltiples aspectos. Venían refuerzos que desde luego eran sumamente necesarios. Sentía como si por fin llegaran los adultos responsables a hacerse cargo del desastre causado, era una extraña sensación de alivio saber que venían los refuerzos. Las palabras de Astor se encontraron con una respuesta bastante gélida por parte de William, con un gesto que mostraba más decepción que tristeza respondió con un tono bastante calmado, frío, insensible - No voy a excusarle, diciendo que tu especie acabó con sus padres y debido a ello estuvo sin poder hablar durante muchos años... apenas acaba de recuperar la voz y aunque no suponga una mejora, tenía rabia que necesitaba salir... mejor con amenazas que con actos - Entonces hizo un gesto como para darse la vuelta, cuando con bastante teatro se llevó la mano al mentón, elevó la cabeza y se giró - Sin embargo ya os entiendo algo mejor, ante esta situación - afirmó señalando a Duncan y a si mismo alternativamente - decidiste guiarte, por fijarte en la parte más agresiva de nuestro grupo, sin percatarte de lo demás... Somos cuatro. Y él te quiso matar desde un primer momento y pareces bastante entero. Aunque eso te lo agradezco... al menos has confirmado que soy demasiado confiado - afirmó estrechando mucho la mirada - Hasta ahora, he confiado en tres asterianos, aunque dos de ellos no supiera que lo eran y las tres veces me equivoqué... - Escuchó todo lo que tenía que decir para responder de nuevo con la misma frialdad - Mi compañero estaba a bordo de un PEC que los tuyos destruyeron por completo, junto con todos los que allí habitaban y no pudieron escapar a tiempo. Ha sido testigo, de como cuatro miembros del movimiento al que perteneces, por no identificaros sólo por la especie, han matado a una mujer que le importaba mucho sólo para crear el caos necesario para poder masacrar a muchos más, considero que se le puede permitir el tener algo de resentimiento. Pero a pesar de todo eso, hemos respetado tu vida y yo he defendido salvaguardar tu salud, aunque parece que a eso le das poca importancia... Es mejor centrarse sólo en lo negativo - Elevó la mirada y dejó escapar un profundo suspiro mientras bajaba el rostro - Me estoy cansando de equivocarme... ¿Sabes? - sentenció fijando la mirada en aquel joven - Te voy a enseñar algo de nuestra cultura... Hace muchos años, hubo un tipo que fue condenado injustamente, pero la población quería que lo mataran y el encargado de dictar justicia, lo dejó en manos de la gente porque sabía que era inocente y no quería cargar con esa culpa. Hizo un gesto, que era lavarse las manos para transmitir que así, no sería decisión suya. Se desentendía de cargar con esa decisión... pues bien... - Y en ese momento puso ambas manos delante de él e hizo el gesto de lavárselas para al final abrir las manos con las palmas hacia arriba - Yo me lavo las manos, lo que te pase ya no depende de mi - 

Finalmente llegaron los refuerzos, Thompson estaba sentado en las escaleras de la puerta de la cabaña con la niña cuando llegaron. Había pretendido estar allí también para poder tranquilizarla, pues entendía que venía de una situación complicada. Al llegar comprobó las distintas muestras de afecto por parte de todos los miembros humanos del equipo y afloró una breve sonrisa triste a su rostro. Obviando esa amarga sensación hizo el saludo militar al tiempo que se incorporaba y luego acarició brevemente la parte superior de la cabeza de la niña - Tranquila, no te harán nada - afirmó con un tono lo más calmado posible - Bienvenidos a Château Escômbró - Dijo con un terrible acento francés intentando hacer un pequeño chascarrillo, al tiempo que se ponía de manera displicente el fusil de asalto robado de la prisión al hombro. Como era habitual en él, prefería refugiarse en el humor por malo que fuera. En todo momento intentaría estar cerca de la pequeña, se podía hacer una idea de como se sentiría y estando a su lado esperaba poder darle algo de tranquilidad. Billy mostraba unas marcadas ojeras, signo inequívoco de la falta de sueño. Había cambiado en muchos aspectos en poco tiempo, los signos de cansancio, a varios niveles eran evidentes, no sólo estaba cansado físicamente, mental y emocionalmente también había llevado lo suyo y estas horas de relativa relajación en la que la adrenalina de estar en una situación a vida o muerte se había rebajado, habían dejado aflorar ese cansancio. Sin embargo no estaba dispuesto a tirar la toalla tan pronto, aún tenía una misión que cumplir y tenía claro que no se iba a ir de allí sin conseguirlo. Ante el comentario de estar en perfecto estado de salud, William sonrió de medio lado - Eso si, aunque quien se siente a mi lado seguro que apreciaría que me hubiera podido dar una ducha - Luego con un guiño divertido añadió - Estáis avisados - Para a continuación entrar en la cabaña. 

Ante la pregunta sobre Astor y Nyria, Thompson se adelantó a contestar, al menos en referencia a la pequeña - Ella. Es una niña que estaba presa en el mismo lugar que nosotros - Dijo mientras le mostraba una breve sonrisa - Parece que tiene bastantes dificultades para comunicarse. Aunque entiendo el protocolo, me gustaría que pudiera quedar al cuidado de una amiga, en vez de ir a un orfanato - Luego observando, principalmente a los mandos allí reunidos continuó - No creo que deba decir, que cuando sacas a alguien de una situación así, se crea cierto tipo de vínculo y prefiero que tenga más atención de la que podrían darle en un orfanato... - Había optado por no contarlo todo, aunque todo lo que dijo era cierto. Respecto a su misión, si no le preguntaban, no diría nada al respecto hasta estar a solas con West. Su misión no era de dominio público y no sería él quien la revelara delante de nadie más. Respecto a hablar de Astor es algo que ahora mismo no estaba en sus manos. 

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02/05/2022, 11:11
Duncan "Duke" McCarthy

Finalmente parecía que el asteriano iría con ellos, y es que se veía que el pobre diablo era masoquista, o eso o temía más lo que le pudieran hacer los suyos. Duncan lo miró y le dijo

- Aquí y ahora puedo respetar nuestro trato, que no se diga en Asterlandia que un escocés no cumple su palabra, pero más adelante no te puedo prometer nada. La niña necesita un traductor y parece que te tiene cierto cariño, y es por eso que respetaremos tu vida, por ella, no por ti. Te comportas como si te debiéramos algo. Sabes cual sería nuestro destino en caso de que tus compatriotas hubieran llegado a la prisión antes, o que pasaría si nos encontramos con algún guardia, así que deja de intentar invocar a nuestro gran samaritano interior. Estamos en guerra, una guerra que no sabíamos que teníamos hasta hace poco, y tú eres el enemigo. - Dejó pasar unos instantes antes de proseguir - Si en el proceso de escapar te podemos dejar en otro planeta así será, pero somos soldados no taxistas, nos debemos a nuestra misión y a nuestros mandos, tus necesidades no son importantes.... Así que si prefieres quedarte aquí lo entenderé...

Pero no, no se quedaría, prefería irse con ellos, así que podía imaginar que lo que le harían los suyos sería bastante peor. Su explicación sobre porque había mentido era convincente, aunque Billy se lo tomó a mal, porque para él estaban siendo amiguitos y sentía su confianza traicionada. El cachorro Thompson a veces parecía haberse caído de un guindo, confiando en el enemigo y pensando que no habrían dobleces en su comportamiento. No le aprobaba, pero empezaba a comprender el porqué de las cosas, y se sorprendió asintiendo según William hablaba. Lo miró de reojo cuando le trató de compañero, pensando que se podría estar quedando con él, pero al no creer ver ironía simplemente asintió. Habían tenido diferencias, pero estaban en guerra, y él era su compañero. No se irían a tomar café juntos, posiblemente su forma de ver la vida fuera muy distinta, pero era su compañero y estaba dispuesto a dar la vida por él, aunque mejor que no lo supiera por el momento. Duncan sonrió con cinismo, cuando Astor dijo sentirse maltratado por él. Niñato arrogante espacial. Seguro que nunca había pasado hambre, que nunca le habría faltado la familia y que toda su vida la había pasado protegido bajo las faldas de su madre. Maltrato. Maltrato era que te dejaran sin padres, que te empujaran al hambre, que te lo quitaran todo... Maltrato. En cuanto afirmó que en ese momento estaría muerto de haber dañado a Bintel Duncan dijo

- Efectivamente, como yo estaría muerto en caso de no cooperar con uno de los tuyos que me apuntara con un arma. ¿Te han contado lo de la guerra, verdad? - y entonces rió cuando dijo que lo despreciaba abiertamente. La verdad es que Astor tenía sus momentos graciosos cuando quería. Con evidente retranca le dijo - Oh, pero no te lo tomes como algo personal, os odio a todos por igual, aunque con la niña haré una excepción, los niños siempre son inocentes, sean de la raza que sean, y con los civiles. Las guerras tienen sus reglas, pero tú formas parte de una rebelión, eres el enemigo....sí, te odio, pero aun así te doy la opción de quedarte y ser libre, más allá de aquí y ahora no te puedo garantizar más que, mientras no hagas una tontería, tu vida se respetará. Somos soldados y seguimos órdenes. Tal vez deberías hacerle la rosca a la sargento, y sí, se llama coacción, e instinto de supervivencia. - En cuanto dijo lo de que no hacía falta que lo vigilaran Duncan sonrió y le dijo - Oh, pero si disfruto mucho de tu compañía, además, puede que así aprenda algunas palabras en asteriano, se me dan bien los idiomas y puede que la niña se canse de hablar contigo.

Entonces vio a William lavarse las manos por el asteriano. Aquello era cuando menos irónico. Se había responsabilizado de su vida y ahora, como si tal, lo dejaba de hacer. Aquello no era responsable, dejando en manos de los demás el destino de aquel chico, pero Duncan lo tenía claro, mientras se portara bien y colaborara respetaría su vida, aunque si dejaba de hacerlo no le sabría mal descargarle unos cuantos disparos entre ceja y ceja. Duncan sonrió con evidente cinismo y simplemente dijo

- Amén.

Consiguieron escapar sin encontrar resistencia y al cabo de dos días llegaron a una cabaña. Tessa necesitaba reiniciarse y aquello era buena señal, si se reiniciaba quería decir que probablemente estaba purgando la posible influencia de los asterianos en sus sistemas, de todos modos, al llegar a la tierra no estaría de más que le hicieran un diagnóstico de bajo nivel por si le habían metido algún tipo de caballo de troya o virus. No era quien más le preocupaba en ese momento, sino Dunne, que se mantenía a flote como se mantenía él, para garantizar su seguridad, sacando fuerzas de su propia tristeza. Duncan la quería mucho e hizo lo único que podía hacer por ella, forzarla a llorar, permitir que su amargura saliera y el proceso de curación comenzara. Acariciaría su pelo mientras lloraba, en silencio, dejándola hablar si así lo quería. Para ella Eylo estaba muerto y se sentía vacía. Duncan le habló de casos como aquel, familiares que sentían la muerte de un paciente, y que a veces acertaban, y que en otras fallaban. Solo le dijo que la ayudaría a averiguarlo y que estaría a su lado, que no dudaría de sus palabras y que no la juzgaría por ello, simplemente estaba allí, por ella, para ella. Siguieron recogiendo hierbas, esperando Duncan que él haber abierto la espita de la amargura de Grey hubiera sido lo correcto, confiando que aliviar la presión fuera el mejor camino para ella.

Volvieron a la cabaña y Bintel estableció contacto con Einar. Escuchar la voz del piloto hizo que Duncan sonriera y se lanzó a comentar su estado, pero cuando llamó a la misión Valkiria rompió en un exabrupto al decirle

- No me jodas zampabollos, no estamos muertos ni esperamos estarlo, y somos de todo menos héroes, somos la vergüenza de la space force, pero una vergüenza muy jodida de roer. Valkyria, no me jodas....al menos son rubias y están buenas- sonrió - La alegría es mutua, pensé que no te volvería a ver, me alegro que la huida fuera bien... y no te preocupes, entre amigos no hay deudas. Estamos bien. La sargento os dará los detalles para la extracción.

No tardaron más de cuatro horas, aunque el tiempo pasó bastante lento. Duncan le pidió los pantalones a Astor para sumergirlos en la fuente de agua más cercana. Llevaba tres días con restos de orines y tenía que quitárselos de encima si no quería que le saliera algún tipo de enfermedad en la piel que los retrasara. Tras una colada improvisada todavía le quedó esperar hasta que los vio aparecer. Se cuadró, pero entonces recordó que los asterianos también llevaban ese traje, y levantó la pistola hasta que vio que tras el casco aparecían el teniente West, Malbone y Becky, y Sue. Se cuadró ante los mandos y sonrió al ver a Sue, adelantándose para abrazarla. Pensaba que no la volvería a ver pero era una cabrona dura, su cabrona dura. Malbone abrazaba a Althais, Grey a West y el abrazó a Sue, aunque el abrazo que le tenía destinado la pelirroja le pilló totalmente desprevenido. Le estaba besando, y dios, no se estaba dejando nada en el tintero. Duke se quedó paralizado como un conejillo asustado ante los faros de un coche, pero su anatomía si que reaccionó, su lengua siguió la de Sue y su soldadito de plomo izó la bandera a media asta. Se alegraba de verla, pero no era la relación que quería con ella. Era fácil abandonarse, tentador, pero con ella sufriría, y ya estaba bien de relaciones tóxicas en las que acababa abandonado como un trapo. Sue no era de un solo hombre, él era de una sola mujer, aquello no iba a poder funcionar jamás, así que, a pesar de lo que protestara su soldadito de plomo se apartó de ella con una sonrisa antes de decirle

- Yo también te he echado de menos. Me alegro de verte de una pieza Sue... vamos a tener que ponernos al día, pero no así.... No sobreviviría a uno de tus empotramientos ahora.

Sonrió cuando William presentó la casa como chateau escombro y siguiéndole la broma le dijo - En cuanto lleguemos a un sitio civilizado te voy a prescribir dos duchas diarías, orden del médico....

Se fijo en la reacción de los asterianos y como William se acercaba a la niña para protegerla. William la defendió aduciendo que tenía dificultades para comunicarse y que no debía ir a un orfanato. Como niño de orfanato no podía estar más de acuerdo, pero para que la historia colara tenía que dar algún detalle más, y así lo intentó hacer.

- La niña parece tener algún tipo de condición autista. No entiende muchas veces lo que se le dice y no tiene el lenguaje bien formado. Estaba en la cárcel, así que seguramente es la hija de algún humano al que están chantajeando.... Está en shock, así que lo mejor es que el personal militar no se acerque a ella porque le asustan. En cuanto a él - señaló a Astor - Estaba en la prisión y nos ha ayudado a escapar. Hacía las funciones de carcelero. Es asteriano pero ha liberado a Bintel de un dispositivo diseñado para destruirla y se ha mostrado colaborativo. Nos ha pedido asilo político porque al traicionar a su pueblo se ha condenado a muerte. Lo hemos registrado y no lleva armas ni dispositivos extraños en el cuerpo.

Y eso era lo máximo que haría por él. Habían cuestiones más importantes y así las expondría a los mandos, West y Malbone, pues no conocía al resto.

- Hemos tenido certeza que la rebelión natgrewiana está orquestada por los asterianos, que el ataque al BICOM ha sido cosa de ellos también, y que su infiltración es peor de lo que pensamos. No sé que les ha podido contar el cadete Andersen pero al menos conozco que la situación de la cadete Daya Banerjee es peligrosa, puesto que el doctor del 15, el capitán Kepborn es asteriano. También hemos conocido que la hija menor del difunto teniente Townhall está retenida por los asterianos aquí por los líderes rebeldes, y que los asterianos planean mover una gran cantidad de dinero para rescatar a una humana que es importante para tus planes. No sabemos mucho más... ¿Hay alguna novedad que debamos conocer?

Sonrió débilmente a Becky. Sabía de su condición de apestado del 12 por todo el tema del juicio de Thompson, así que no forzó el acercamiento. En cambio, se acercó a Einar, le estrechó la mano y le dijo

- Has tardado más de lo esperado en el rescate, pero al final lo has hecho, y has puesto a salvo a Heather. Gracias. No lo olvidaré. - sonrió divertido - Puedes ser a veces como un grano en el culo, pero no negaré que me alegro de verte, aunque, te advierto, Tessa tiene las feromonas cargadas, así que ves con cuidado, ahora puede controlar su cuerpo perfectamente.

Sonrió en dirección a Tessa y se acercó a Astor. Probablemente se sentiría dolido, traicionado, pero era lo único que podía hacer. ¿Que pasaría si intentaba jugársela a todos? ¿Que era más importante? ¿El chico o sus compañeros? Las respuestas se daban solas, asilo político, hablaría en su favor, más no podía hacer.

Notas de juego

Edit: Solo he cambiado el texto de negritas.. Hay algún errorcillo más en el post, pero así se queda. Negritas y solo negritas :)

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02/05/2022, 20:44
Daya Banerjee

Mes 5. Casiopea.

Daya podría haberse esperado el movimiento de aquel hombre para agarrarle el pecho, pero no lo que hizo después. Su exclamación, tanto de dolor como de sorpresa, le gustó a aquel tipo. Su reacción de placer fue tan clara que la innumita supo que lo que le ponía sin duda alguna era tener el poder de administrar dolor, de sentirse superior de aquella vil forma. Las tres opciones que le daba en aquel momento a elegir para ser castigada estaban destinadas a provocarlo así que, cualquier cosa que él pensara iría por esos derroteros y cualquiera que ella pensara no entraría en sus gustos y no serviría. No había otras opciones posibles.

-No es necesario ningún castigo físico, señor…-intentó explicar aunque, solo ver la expresión de aquel tipo y escuchar cómo le hablaba, intuía que no habría forma de quitarle esa idea de la cabeza-…aprendo rápido y ahora ya lo sé, no se volverá a repetir. No saldré de la casa salvo con permiso-respondió humilde, en un intento por convencerlo de que no era necesario administrar castigo físico para ese fin.

Pero aún imaginando que poco podría cambiar ella los derroteros del hombre, optó por intentar otra vía más humana, quizás, una más suya. Hablar, empatizar, quizás hacerle ver que había otras opciones aparte de esas que podrían ofrecerle placer y respetarla dentro de lo posible. La innumita, aun a pesar de lo vivido hasta aquel momento con aquella gente, no había perdido aún su fondo y seguía pensando que era posible remover algo el corazón de aquel hombre aún a cambio de tener que seguir masturbándose ante él, de darle aquella parte de su intimidad. Si ese era el precio, estaba dispuesta a pagarlo para obtener información útil a Diana y a ella. Al fin y al cabo, lo que sí había conseguido Lord, es que ya no le supusiera tanto como la primera vez que la obligó a hacerlo delante de él. Hasta a las peores cosas se podía acostumbrar uno si eso implicaba seguir con vida.

Se sentó pensando en todo aquello pero, la visión del miembro flácido e insensible de su guardián cerca de ella, le hablaba de muchas más cosas que las puramente evidentes. Ni siquiera ella le gustaba, ni siquiera él lo hacía por deseo hacia ella. Era igual que Lord. Posiblemente ni él quisiera realmente ese contacto por lo que producía, por el placer de saberse con una mujer y satisfacerse. Su miembro solo era un arma más contra ella, un instrumento para causar dolor y vergüenza, un símbolo de poder que intentaba doblegarla para que lo obedeciese de aquí en adelante sin rechistar. No era lo que él iba a sentir al hacerlo, es lo que a ella le iba provocar que se lo hiciera. Ese interés no iba acorde con el puramente fisiológico y natural, y la pobre polla de aquel tipo ni reaccionaba. Quizás, en aquella ocasión, podría decirse que la polla era la única parte pensante e inteligente de aquel ser vomitivo. Supo que verla masturbarse para él no le aportaría nada. Si su obligación allí era satisfacerlo cuando él lo necesitara, era cierto que su trato poco interés aportaba.

Intentó también proteger a Diana y Lomber, intentando por el camino que la sacara de su error y le informara de que no estaban en mitad del desierto sino en otro lugar y de que le contestara algo de su compañero obteniendo algún tipo de información que le indicara donde podía estar él y, por defecto, los hangares. ¿Había sido demasiado sutil?, posiblemente, porque aquel tipo pasó por alto todos sus comentarios. Daya se estaba dando cuenta de muchas cosas a nivel personal y algunas le dolían al descubrirlas. Quizás era también parte de lo que él quería conseguir. Entre Lord y él, estaban rompiendo muchas cosas en su alma. Y, saber que aquel hombre no era simplemente el jefe del turno de guardia sino el jefe de la seguridad de Casiopea y, además, amigo de Lord desde hacía quince años, la hizo desistir de nada más con él, no tenía sentido, no conseguiría nada, estaba hecho del mismo material que Reginald, y ese era uno que Daya sabía no podía romper.

Pero, aunque no consiguió la información que ella buscaba inicialmente, sí obtuvo otra quizás igual o más importante. Al principio la inundó la alegría de saber a Frank vivo y dispuesto a recuperarla pero, solo un instante después, el miedo más oscuro y profundo se ocupó de colmar su interior al escuchar los comentarios de aquel tipo.

Lo van a matar… si viene aquí lo van a matar… Lord nunca dejará que nos vayamos… no lo hará… ya me lo dijo…

Se le heló la sangre en las venas. Iba a ser responsable de la muerte de Frank o de quien viniera en su nombre. Aquello la turbó lo indecible y le generó un sentimiento extraño en las tripas. Quería que la sacaran de allí pero no quería ser la responsable de que nadie se pusiera delante de Lord en bandeja y perdiera su vida por ella. Meterse en Casiopea era entrar en una ratonera en la que era muy fácil entrar pero muy difícil salir pero, tanto Frank como quien viniera, lo no sabían.

Y, si él sigue pensando como en la Nightingale, Diana y Lomber quedarán fuera del trato… a no ser que Lord los quiera sumar al paquete sí o sí para sacar más beneficio…

Y eso hizo que aquella sensación en las tripas aumentara al saber que, si todo salía bien, quizás en breve se vería en la situación de tener que dejar atrás a sus compañeros para tener una mínima oportunidad de sacarlos de allí, dejarlos ir como a Alvin y pedir al Universo poder encontrarlos más tarde. Pero de eso ya se ocuparía más adelante.

Ahora tenía otro problema más acuciante y era un pene junto a ella intentando ser revivido. La existencia de aquel trozo de carne y su estúpido dueño se habían relativizado en parte ya que, sin querer, aquel tipo le acababa de dar ánimos para soportar lo que le viniera encima. Al final, solo por saber que Frank seguía vivo y luchaba por recuperarla, aguantaría lo que aquel tipo quisiera hacer con ella. Traerlo allí no había sido en vano aunque no hubiera obtenido la información que inicialmente quería ni la posibilidad de enviar un mensaje de socorro a la Comandancia que alertara de su posición.

Vio cómo el pene se estremecía cuando su dueño quiso saber si le habían pegado. La imaginación hacia milagros y si aquel hombre se la imaginaba siendo golpeada, se le levantaría de puro placer en cuestión de segundos-¿Pegarme?, en absoluto. Ni tan siquiera me rozaron la piel… se lo comenté antes, señor, nadie me ha tocado desde que estoy con Lord-afirmó levantándose, dispuesta a cumplir la orden recibida como si le fuera la vida en ello y sin pensar siquiera en contestar a su otra pregunta.

¿Comerte la polla? Masticarla con deleite sería una buena opción. Lástima que estés armado y yo aquí encerrada sin posibilidad alguna… Se sorprendió a si misma pensando aun a pesar de la situación en la que estaba. Pocas veces había pensado algo parecido pero ahora le salió de forma natural-Con su permiso-contestó educadamente, guardando las formas y las ganas de salir corriendo de aquella habitación y poder respirar aire puro-voy a buscar el té, señor.

Se levantó, dejó la fruta pelada sobre la mesa y salió de la habitación lo más dignamente que pudo, conteniendo sus ganas de correr. Echó a andar en dirección contraria a la que habían llegado allí, pues no sabía dónde estaban las cocinas pero tampoco las había visto al venir. En la primera esquina que dobló se detuvo y se apoyó en la pared, respirando agitadamente y sintiendo como sus manos temblaban y su pecho lanzaba pinchazos de protesta por el trato recibido. Se lo sujetó, intentando calmar con la leve presión el dolor del que no había sido consciente realmente hasta ese momento, mientras pensaba cómo llegar a las cocinas a por el té. Miró al pasillo en el que ahora estaba. Silencioso y en penumbra, más habitaciones a ambos lados. ¿Dónde estaba la cocina?.

Sentía como su respiración se normalizaba poco a poco al saberse lejos de aquella habitación, lejos de aquellas manos masculinas. Se centró, pensando qué hacer. ¿Qué sucedería si no volvía con él?. Que cuando la volviera a pillar pagaría doble. O quizás le hiciera caso a su pene y pensara que ella no valía la pena el tiempo que iba a perder. Era otra opción. Daya ya sabía que no debía salir de la casa y a él no lo había visto entrar antes así que, quizás, tardaran en volver a cruzarse.

Escuchó unas voces al final del pasillo, ruido de cacerolas y risas. Caminó lenta y silenciosamente hasta la puerta, gracias a ir descalza, mirando hacia el interior con disimulo, procurando no ser vista. Dos mujeres charlaban animadamente allí, como si estuvieran en una cocina de un hotel o un restaurante normal y corriente, como si en aquella casa no pasaran cosas como la que acababa de vivir. Apretó los puños fuertemente y tomó su decisión. Quizás no la más acertada, pero la que su cuerpo le gritaba en aquel momento.

No iba a volver a llevarle el té ni su cuerpo a aquel indeseable.

El hombre podía pegarle, violarla, vejarla, ya sabía que tenía carta blanca por parte de Lord, pero creía que no la mataría si no volvía a ponerse a tiro de él o de alguno de sus guardias, porque eso sí que le fastidiaría el negocio a Lord. Solo tenía que tener cuidado por donde andaba y evitar encontrárselo o, por lo menos, que pasara bastante tiempo hasta ese momento. Sabía que era muy difícil, no sería complicado encontrarla si se lo proponía. Incluso podía enviar a sus chicos a por ella y no tardarían en localizarla y llevarla ante él. Pero se arriesgaría. No podía volver por propia voluntad a aquel dormitorio para participar en sus juegos y malos tratos de forma voluntaria.

No iba a volver por donde había venido, así que cruzó rápidamente sin ser vista la puerta de las cocinas y siguió caminando, intentando situarse y volver a la habitación en la que Diana y ella pasaban el rato desde que habían llegado a aquella casa. Cada dos pasos miraba atrás, imaginando que la seguía y que sentiría su mano sobre su hombro en cualquier momento, deteniéndola y haciéndola volver al dormitorio. Llegó a la salita sin saber cómo, estaba desierta, Diana no estaba allí. Cogió uno de los cojines y lo llevó detrás del sofá oculto a la visión de quien no mirase en aquel lugar adrede. Se sentó en el y se quedó quieta, sujetándose las rodillas y apoyando su mentón en ellas, temiendo escuchar los pasos y la voz del hombre allí dentro, buscándola. Sentía su corazón latir en su pecho tan fuerte que si aquel hombre entraba allí la encontraría solo siguiendo el ruido de sus latidos. Era ridículo pensar que aspiraba a ser una Soldado Espacial y tenía que andar escondiéndose tras cortinas de seda y sillones palaciegos, pero era el único lugar en el que estaba oculta a la vista de los que entraran en la habitación. El único lugar que ahora podía darle paz y seguridad en toda la casa dotada de enormes ventanales y sin puertas. Solo tenía que esperar allí un tiempo respetable, aquel tipo tendría que volver tarde o temprano a su puesto de vigilancia, no podría estar dentro de la casa todo el día.

¿Aquella decisión le traería más dolor del necesario si el tipo quería hacerle pagar el no haber vuelto a entregarse?. Aguantaría. Tenía que hacerlo. Frank estaba vivo y la había localizado. Solo necesitaba mantenerse con vida el tiempo que él necesitase para llegar a ella.

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03/05/2022, 10:53
Einar Andersen

A juzgar por la información de la que disponían se encontraban en territorio hostil y Einar actuaba como tal.

Aprovechando la escasa formación recibida al repecto junto con la no poca información teórica leída por el muchacho, el recluta espacial se movía por aquel frondoso planeta que le era extraño con el cuerpo lijeramente encorvado, siempre en tensión. El arma la llevaba apuntando al suelo, con el lateral de la misma apoyada en el interior del codo derecho y el dedo siempre fuera del guardamonte, lección aprendida a un alto precio en Protect.

Durante la travesía de 4 horas, el piloto no perdió de vista el horizionte que les rodeba, atento a la aparición de cualquier silueta extraña así como aplicado en el control visual del cielo por si lograba divisar alguna aeronave o objeto volador. Sin embargo y contra todo pronóstico el trayecto transcurrió sin contratiempos hasta llegar a divisar aquella cabaña que serviría como punto de encuentro. De no portar la mochilla repleta de malas experiencias, se habría atrevido a creer que aquella misión quizá iba a resultar sencilla.

A la llegada del grupo de rescatadores siete personas surgieron de la vetusta construcción a recibirles. Cuatro resultaban familiares a Andersen mientras que las otras tres le eran desconocidas a él, no tanto a parte del grupo a juzgar por la reacción de Malbone para con una de las presentes quien evidentemente debía de tratarse de una de las hijas de Townhall.

Poder contemplar los rostros sanos y salvos de aquellos a los que había tenido que dejar en tierra para poner a salvo la investigación de MacCarthy sin duda ayudó a sanar algunas de las heridas interiores que Einar portaba consigo, y tuvo el impulso de así demostrárselo tal y como había hecho el Cabo con la muchacha, pero obligarse a seguir el protocolo le ayudaba a mantenerse de una pieza en los momentos más emocionales, por lo que lo primero que hizo fue correr frente a Grey, cuadrarse y saludarla de forma marcial.

-Sargento, hemos venido a por ustedes-dijo en tono mecánico, si bien su firmeza se vio ligeralmente mermada al seguir hablando -La misión de extracción que me encomendó en la BICOM fue un éxito. Se han producido importantes avances-informó con la mirada algo baja. Era su forma de decir “Lamento con toda mi alma el haberos dejado atrás, pero vuestro sacrificio puede haber salvado miles de vidas humanas”. Quizá en otro momento, en intimidad, llegase a utilizar aquellas palabras a viva voz.

Le habría agradado poder abrazarla con fuerza para compltar así su descargo de culpabilidad, pero tras lo vivido en la BICOM había aprendido a respetar genuinamente a Dunne y su forma de demostrarlo era atendiendo al protocolo. Pese a todo, no pudo estarse de extenderle la mano como una suerte de sustituyente del abrazo, la cual apretaría con fuerza y, si constataba que carecían de armas largas le ofrecería la suya para luego desenfundar la pistola reglamentaria.

Una vez cumplidas con las formalidades Einar se dejó satisfacer sus necesidades más emocionales para con sus camaradas.

El primero en cruzarse en su camino fue William Thompson. Caminó fe manera directa hacia él, sin paliativos y tras chocarle la mano lo abrazó con fuerza, palmeándole la espalda varias veces.

-Billy, no acabo de saber que haces tú por aquí, pero me alegro mucho de verte,amigo-reconoció con sinceridad. En su fuero interno aquel sentimiento de alegría iba por duplicado. Por un lado se sentía feliz de poder estar ayudando no solo a un compañero si no más bien a un amigo. No es que hubiese tratado mucho con el joven recluta pero sí que había sido de los pocos reclutas con los que había podido compartir un momento de asueto durante su instriucción en Protect y se había podido mostrar como era él realmente, lejos de los códigos de conducta militares. Y lo cierto era que Billy le había caído realmente bien.

Por otro lado, la presencia de William le acercaba algo más a su proyecto para cuando diesen por finalizada la misión Valkiria.

Luego fue en busca del Doctor, el cual estaba siendo devorado por Sue, lo cual dibujó una media sonrisa en su rostro a la vez que murmuraba para sí mismo -Esta Sue es increible

Cuando vió un hueco en el despiadado ataque de la pelirroja tomó su turno para los reencuentros, extendiéndole la mano en pose seria y seca, que acompañó con un igual de seco -Doctor...

Si bien en cuanto tuvo la mano de MacCarthy estiró de ella con fuerza, para abrazarlo con camaradería.-Os dije que vendría a por vosotros-le dijo con los dientes apretados, como si buscase excusarse si bien pronto se empapó de la actitud jocosa del médico.-Aunque si me llegan a decir que habías recuperado la voz y que esta era tan insoportable a lo mejor me lo habría pensado dos veces...

Al comentario acerca de Bintel, Einar asintió tanto con la cabeza como con lamirada, dándole una nueva palmada, esta vez más suave y agradecida al hombro del doctor.-Gracias, Duke

Aquel agradecimiento indeterminado en verdad abarcaba muchas cosas. Gracias por haber sobrevibido, gracias por haber ayudado a sobrevivir a Dunne y a Tessa, gracias por haber logrado descifrar tanto de los asterianos... pero no iba a darle la satisfacción a MacCarthy de concretar nada. Aquello le tendría que bastar.

Una vez abandonado a Duncan se abrió paso hasta Tessa y a esta, sin palabras mediante y de una forma mucho más emocional que al resto la abrazó con fuerza y de forma sostenida, dándose unos segundos antes de empezar a hablar. Irónicamente el calor humano que ella desprendía parecía ser una necesidad imperiosa del rubio muchacho.

-Gracias a Dios...-le dijo, liberandola lentamente, si bien manteniendo las manos sobre sus hombros para mirarla de forma directa.-¿Te encuentras bien?-Sin darse cuenta su mano derecha se había desplazado desde el hombro de la cyborg hasta su mejilla, en una actitud quizá algo paternalista. No por nada intentaba ponerse en la posición por la que había pasado Tessa, quien no solo sería considerada una civil debiéndose enfrentar a todo aquello si no que además le había demostrado una inocencia e incluso injenuidad juvenil en sus anteriores interacciones. ¿Como habría dijerido aquella difícil situacion que incluía la péridida de la que ella debía suponer como su propia madre.

Habiendo más soldados a su alrededor se dio el lujo de pasar temporalmente por alto a los elementos extraños del grupo. Ya tendría tiempo de prestarles la atención merecida.

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03/05/2022, 17:04
Ambientación

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

Por fin había tenido lugar el reencuentro. La primera toma de contacto, por medio de los comunicadores, fue silenciada por la realidad de tener frente a sí a los miembros de la Space Force a quiénes deseaban hallar, para cerrar un capítulo que, de manera fortuita y sorprendentemente, había sucedido.

William había dicho unas últimas palabras finales a Astor. El joven tuvo la deferencia de explicar los motivos de porqué Duncan se comportaba como lo hacía y, aunque Lightnor no emitió sonido alguno al respecto, unas miradas de comprensión se filtraron hacia donde se encontraba el doctor. El asteriano comprendió entonces un posible error que había cometido, de aquel particular grupo de cuatro tan sólo Thompson le había tendido la mano y él, por miedo a los desconocido, no había actuado con toda la nitidez que, en cierto modo, se esperaba de su persona. ¿Cómo dejaba entonces su error la relación entre ambos? No lo tenía del todo claro, pero apostaba que la confianza inicial, ya estaba más que perdida y consecuentemente, su mayor defensor, no apostaría mucho más por él.

Lighnor se mantuvo en silencio desde que William tuvo ese arrebato verbal con él. Necesitaba su tiempo para buscar la manera de volver a acercarse, pero no sería delante de los soldados armados que alcanzaron su ubicación para recogerles. Quizás en otro momento tuviera la oportunidad de volver a hablar.

Por otra parte, McCarthy determinó que mantenía su palabra, al menos con respecto a lo pactado, pero no podía hacer previsiones futuras. Las condiciones parecían estar claras, y ahora lo que les unía era que Nyria necesitaba un traductor y Astor era la persona adecuada para ello, pues parecía que le daba calma tener a alguien con quien comunicarse.

Había quedado claro que estaban en guerra y que él era un enemigo, por mucho que el joven no se viera de esa manera. Le faltaba arrojo, determinación y, sobre todo, tener claro qué estaba haciendo con su vida, pues parecía que ni eso tenía claro. Lo que sí sabía era de que no deseaba permanecer en Natgrew, así que no protestó ni dio más señales de querer causar problemas, sumiéndose en un adecuado mutismo.

Y finalmente el trato entre ambas partes quedó sellado. Astor colaboraría activamente en traducir a Nyria, mientras no diera problemas su vida sería respetada, pero no debía equivocar los términos, no eran amigos y sí había un marcado odio de por medio, el que causaba la guerra, pues hacía bandos y forjaba enemistades. Era algo lícito, visceral y lógico. Nadie podía apreciar a quien de manera directa o indirecta dañaba a los tuyos.

Lo extraño estaba por llegar. Duncan le pidió los pantalones a Lightnor, con el fin de limpiarle los restos de orina. Al principio el joven dudó de hacer lo que le pedía, por lo insólita de la petición, pero sabiendo que en cualquier caso llevaba las de perder, cedió la prenda, quedando ésta mucho más limpia que al principio. El asteriano nunca dejaba de sorprenderse por las acciones de los humanos. Los suyos jamás habrían lavado la ropa a un enemigo.

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03/05/2022, 21:31
Nyria Irid Villshem

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

 

Confusión. Sabía que la llevaban fuera de la prisión, e incluso que iba a marchar con los humanos en una nave, un transporte como la que le había llevado a aquel extraño planeta. Sin embargo, cuando vio a todos aquellos soldados armados, no pudo evitar sentir miedo. Se controló mucho, le dijeron que no hiciera su "magia", lo que ella llamaba vulgarmente "proyecciones de bienestar", y se contuvo para no poner un tiovivo al lado de la cabaña de madera y algodón de azúcar sobre la misma cabeza de Lightnor. Nyria estaba orgullosa de su autocontrol, tan sólo había retrocedido un par de pasos.

La jovencita asteriana observó los gestos de afecto, e incluso le divirtió que una de las soldados, una gordita pelirroja, fuese directa a besar al médico de la prisión. Sintió en esos momentos una mano en su cabeza, la de William Thompson, un chico joven al que ella le había puesto un mote, "caramelo", por la dulzura con la que solía hablarle. No entendía prácticamente nada de sus palabras, pero ese tono de voz no era agresivo, así que se dejaba llevar por la empatía que ese chico emanaba de manera constante.

 - Tran...quila... - Era una palabra pobre para todo lo que deseaba expresar, pero simplificaba bien su estado de ánimo. William hablaba mucho con Astor y, aunque al final parecía enojado con él, al menos a ella le seguía tratando de forma afectiva. Sonrió un poco, estaba nerviosa.

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03/05/2022, 21:31
Sargento Dunne Grey

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

La sargento había abrazado a West en primer lugar, dejando a Malbone como siguiente en su lista. Fue entonces cuando, al separarse del pelirrojo, se encontró con un muy estirado Andersen cuadrado ante ella, saludándole y diciendo unas palabras que siempre eran agradables de ser recibidas. Habían ido hasta allí a por ellos, iban a rescatarles de aquel planeta que amaba y que, como la más dulce de las frutas, tenía gusanos en su interior.

- Era imposible que fracasases, Einar. Eres un hombre de gran valor y entereza - Rompió completamente el protocolo abrazándole y rompiendo a llorar. Estaba particularmente sensible y aquel encuentro, le había dado una dicha que, hasta el momento, no sentía - ¡Cómo me alegro de verte!... - Y así lo hizo saber, no sólo al piloto, sino al resto de los presentes, demostrando su parte más humana, pues más allá de su rango, era una mujer sensible que estaba pasando por un delicado momento.

- Hiciste lo que debías y salió bien. Ha sido un honor trabajar a tu lado... - Le susurró antes de separar su abrazo y salvar un par de pasos de distancia. Sin poder evitar enjugarse las lágrimas mientras sus ojos verdes quedaban prendidos de Andersen - Por fin todo parece que comienza a salir bien... - Y es que desde hacía meses, todos sus proyectos fracasaban, parecía que los nuevos cadetes estaban cambiando lo aciago que solía ser su destino, siempre y cuando dejara de lado el plano sentimental, ese nunca parecía ir a mejor.

Todos los prisioneros de Natgrew iban bien armados con pistolas y fusiles, así que Einar no tuvo que ceder su arma reglamentaria a la sargento, viendo que la mujer ya portaba material para defenderse.

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03/05/2022, 21:32
Sue McHillgraw

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

Y allí estaba ella, la pelirroja más peligrosa de la humanidad, la hembra que ponía nombre al deseo. Sue había besado con auténtica pasión a McCarthy, disfrutando del contacto de su compañero, por la cercanía con su cuerpo se percató de la izada de bandera, lo cual parecía agradarle.

- Me encanta que te alegres de verme - risa divertida. Estaba disfrutando el momento - Oh vaya, últimamente los soldados estáis de capa caída, ni Einar anda para alegrías ni tú tampoco, vaya qué desilusión... - Pero no se lo tomaba a mal, siempre tenía una sempiterna sonrisa y estaba acostumbrada a que le dieran calabazas.

Tras meter la lengua hasta la garganta de Duncan, la pelirroja observó a Thompson, recibiéndoles con una broma francesa que hizo los deleites de la siempre libertina McHillgraw.

- ¡Pero mira quién está aquí! ¡A mis brazos mon cherie!... - Y es que no era el único que sabía hacer bromas con acentos, aunque claro, Sue no había estudiado más que el idioma de la calle, sólo sabía decir eso en aquel bello idioma, además de inventar algo que sonaba a francés sin serlo realmente - Un día tienes que meter tu petit suise en mi croisant... - Billy no iba a librarse, el siguiente beso con lengua iba directa para él y, como sucedió con Duncan, debería de esquivarla para lograr zafarse de la prueba de afecto.

- Pero qué mal aspecto tienes, Billy. De verdad me entran ganas de darte un masaje relajante para ver si así comienzas a sonreír - Y quien conociera a Sue debía temer sus masajes, pues solían implicar un "hora feliz" - Si quieres más tarde hablamos. ¿Te parece? - Y es que la pelirroja, a pesar de todo lo que se podía esperar de ella, era alguien que siempre intentaba ayudar a los demás, siempre tras regalar la mejor de las sonrisas - Y siempre puedo enjabonarte la espalda, ya que está claro que necesitas una ducha.... - Cualquier comentario podía ser fácilmente llevado al campo de lo sexual.

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03/05/2022, 21:33
Tessa Bintel

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

La robótica mujer miraba a todo los recién llegados, recibiéndoles con la mejor de sus sonrisas. Se sentía feliz, plena porque gracias a sus capacidades había podido entablar conversación con el escuadrón de rescate. Se mantuvo en un segundo plano mientras los abrazos y la efusividad del reencuentro se llevaba a cabo. Quizás por eso nadie se percataría de un pequeño gesto que la cyborg tendría con Astor.

- Gracias... - Y para ella todo era sencillo, el joven no le había puesto el collar, pero sí se lo había quitado - Estoy en deuda contigo. No tengas miedo, nadie va a hacerte daño. Eres tan humano como yo, aunque algunos puedan dudar de eso. Espero que se den cuenta más adelante... - Y quizás aquellas palabras privadas fueran suficientes para darle cierta calma a Lightnor.

Tras el saludo de Andersen a Grey, lo siguiente fue el abrazo visceral que tuvo el piloto con Bintel. La cyborg no se lo pensó y abrazó al hombre con efusividad y alegría, hasta le cayeron lágrimas de felicidad al verle y sentirle tan cercano. Inicialmente no hubo palabras. No las necesitaban. Tan sólo sostenían sus cuerpos, tan unidos, que era inevitable saber que había un fuerte vínculo entre ambos.

- Estoy muy bien - Brillo en su mirada - Más que bien. ¡Me alegro de verte! - Y respiró de forma agitada por el cúmulo de sensaciones - Fuiste muy valiente Einar. Lo conseguiste, cumpliste tu propósito... - Transmitía el orgullo que sentía por el piloto, dejando acariciar su mejilla, atrapando la mano de Andersen con la suya propia y depositando un beso en su palma. No existía gesto más humano que el recién realizado.

Tessa se mantuvo en todo momento al lado de Einar, así como del joven asteriano, podría parecer casualidad pero ella tenía un objetivo marcado. Nadie le mataría en su presencia, pues en cierta medida, le había salvado la vida.

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03/05/2022, 21:34
Teniente Lionel West

Natgrew. Un punto indeterminado del planeta

Entraron en la cabaña. No era el sitio más cómodo del mundo, ni tampoco el más higiénico, algo que, irónicamente, valoraba en positivo. Los lugares abandonados no solían tener trasiego de civiles y allí podían pasar desapercibidos, al menos hasta que le pusieran al día, y siempre con el fin de tomar la siguiente decisión, que debía ser acorde a lo que los reclutas le informaran. No sabía qué actuación ordenar, no hasta que tuviera todos los datos que sus cadetes le transmitieran.

- La niña estaba presa... - El teniente tomó asiento en el suelo, apoyando la espalda contra la pared de madera - ¿Se sabe algo de ella? ¿Qué idioma habla? ¿Común? ¿Natgrewniano?... - Saber que tenía problemas para comunicarse hizo que Lionel mirase a Thompson con un interrogante en el rostro - ¿Por qué no se comunica? ¿Tiene miedo? ¿la han torturado o hecho daño? ¿Habéis probado palabras en otros idiomas? Quizás sea de alguna colonia apartada... Sue, prueba el igniano; Thimothy el Natgrewniano; yo puedo probar un par de lenguas terrestres; Andersen, prueba a ver si es de Gun-P-Yok... - Y es que el teniente parecía mostrar prioridad por la pequeña - No me preocupa tanto el protocolo sino el futuro de la niña. Deberíamos llevarla al cuartel de la Space Force para que encuentren a su familia. Una niña tan joven no pinta nada entre militares, debe regresar a casa y ser feliz. Aunque mencionas que habría que llevarla a un orfanato, ¿acaso no tiene padres?... - miró intrigado a Thompson - Si carece de progenitores, siempre podemos encontrar tíos, abuelos, primos que la cuiden. Sería lo mejor para ella...

- ¿Y qué sucede con el otro joven? ¿También era prisionero?... - preguntó haciendo referencia a Astor - ¿Él puede hablar o también se mantiene callado? - Y es que hasta ese momento, no había dicho Lightnor ni una sola palabra.

Duncan tomó la palabra y muchas de las cuestiones que había hecho le fueron resueltas por el doctor, indicando que la niña parecía ser autista, lo que provocó que West la mirase con marcada pena.

- Pobre criatura. ¿Por qué diablos querrían tenerla retenida? Malnacidos... - Su primera reacción de lástima pasó a una de incipiente enfado, estaba claro que Lionel era un hombre que protegía la infancia - ¿Habéis escuchado todos? Nadie vestido de militar puede acercarse a la niña... La jovencita ya ha pasado por lo insufrible, todos tenemos el derecho moral de hacer que su vida sea mucho más cómoda y agradable - No tardó ni un minuto en tomar determinaciones, las que consideraba mejor para aquella inocente.

Cuando trataron el tema de Astor, West se fijó en el muchacho, un joven que no llegaría a los dieciséis años de edad, al menos eso aparentaba.

- ¿Hacías las funciones de carcelero?... ¿Por qué?.... - Fue entonces cuando Duncan explicó que era asteriano, pero que había liberado a Bintel del control alienígena, traicionando a los de su propio pueblo - No me jodas... - Y es que la noticia no podía ser de lo más inexperada.

El teniente no sabía si reír, llorar o seguir preguntando. El que sí parecía tener claro lo que hacer era Malbone, el cual sacó su pistola de la cartuchera y apuntó a Lightnor. Una suerte que West tomara rápidas determinaciones cuando procedía.

- Baje su arma, cabo... - Su voz era la de alguien acostumbrado a mandar - Las acciones precipitadas pueden llevarnos a cometer equivocaciones irreparables - Miró al joven asteriano y le hizo una pregunta directa - ¿Comprendes mi idioma? - Obtuvo un rápido y afirmativo movimiento de cabeza - Me gustaría hablar contigo de muchas cuestiones. Solo espero que la confianza que voy a depositar en ti, no cohibiendo tu libertad, sea correspondida con el mismo respeto y franqueza que voy a darte. ¿Puedo contar con ello? - Y un segundo asentimiento dejaría pactada aquella promesa entre ambos

McCarthy seguiría informando a su superior, relacionando la rebelión natgrewniana con la asteriana. Él ya sabía que el ataque a la BICOM había sido provocado por los alienígenas, así que no costaba deducir que la infiltración entre los humanos era un grave ataque a la seguridad mundial.

- La cadete Daya Banerjee ha desaparecido y según las informaciones que nos ha llegado a la Comandancia la culpa es por un grupo de piratas espaciales - West parecía confundido - ¿Kepborn es asteriano? - Tragó saliva con dificultad - El capitán solicitó unirse a la misión de rescate donde iban los cadetes Yilmaz y Banerjee. Si él formaba parte del enemigo, quizás sus captores no fuesen piratas sino asterianos... - Y es que era muy lícito pensar aquello viendo lo visto.

Y no paraban de llegar informaciones, la hija menor de Townhall estaba también retenida en Natgrew. Lionel miró con profunda pena a Althais, así como a Malbone, pues sabía que no podían dejar a la pequeña abandonada en el bando enemigo sin recriminárselo a diario.

- Ella será la prioridad - Determinó el hombre con seguridad en la voz - ¿Alguna idea de dónde puede encontrarse? - Y ahí fue la hija mayor de Townhall quien asintió, sabiendo de alguna manera por dónde comenzar a buscarla

Duncan preguntaba si había novedades y él determinó algo que posiblemente no se esperarían - La principal novedad es que con las acciones llevadas a cabo en este planeta, ustedes acaban de conseguir el rango de soldados espaciales, y aunque no sea éste un acto oficial, el resto del escuadrón les tratará como tal. Debo decirles que estoy muy orgulloso de vuestras actuaciones y logros. Me gusta tener gente resolutiva en mi equipo. Han hecho un excelente trabajo - Y tras eso miró a Einar - Siéntase incluido en este mérito, gracias a usted tenemos a Mosly diferenciando humanos de asterianos. Son ustedes dignos de portar la insignia que representa la Space Force.

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04/05/2022, 09:24
Ambientación

Mes 5. Casiopea.

Y Banerjee por fin entendió los bajos instintos del jefe de seguridad. Era un hombre cruel que disfrutaba del daño ajeno. Por un instante y casi de suerte, ella se había zafado de entrar en aquel juego de marcada toxicidad sexual, pero quizás llegara un momento en el que el tipo, simplemente, no se controlase. Lo mejor era escapar de su cercanía lo antes posible y la excusa de ir a las cocinas para prepararle un té, era tan buena como otra para poner kilómetros de distancia.

El centinela pareció aburrido por las palabras de Daya, que dijese en tono sumiso que aprendía rápido y que no volvería a suceder lo de trasgredir las normas era algo que no le motivaba. A él le gustaba el enfrentamiento, denotar que tenía el poder de quedar sobre la fémina. Había disfrutado cuando delante de todos ella dijo que necesitaba instrucción, como si aquello fuera una especie de reto, pero ahora la mujer se venía abajo y era como cualquier otra esclava, cobarde y estúpida, de aquellas que no merecían ni una segunda mirada.

Y allí estaba aquel tipo, intentando reanimar un miembro fláccido y deprimente que no parecía enervarse por nadie ni por nada, tan sólo tuvo una mínima reacción cuando habló de golpearla o vejarla. Estaba claro que un encuentro carnal con aquel guardia podía romper todo lo básico y moral de su existencia. No era mala idea apartarse de su camino y no darle mucha más coba, de lo contrario, él seguro se saldría con la suya, podía intuirlo en lo más profundo de su ser.

Las informaciones que Banerjee obtenía no eran muy halagüeñas. Frank se había puesto en contacto con Lord, y la consecuencia de ese encuentro sería la muerte del médico. El centinela había sido claro al respecto, nadie iba a terminar llevándosela, y mucho menos siendo miembro de la Space Force, una recluta a la que buscar. Su desaparición y la de su marido era la mejor de las oportunidades para que Reginald hiciera perder la pista del ejército sobre él. Eso buscaba. Hacer que Daya fuera arrastrada al olvido.

El guardia parecía revivir en ocasiones y de manera fugaz su pene, gran momento para que la innumita determinase ir a buscar el té y quitarse de en medio buscando la cocina de Casiopea. Al principio todo fue caos, pues la piloto estaba nerviosa y preocupada por lo que acababa de vivir, pero conforme se fue calmando, se volvió más perceptiva y, conforme registraba las decenas de salas de la casa, se dejó guiar por el sonido constante de cacerolas, un claro signo de que existía en aquel hogar, si es que podía llamarse así, las cocinas.

Asomar la cabeza fue un cambio significativo para Daya. En esa estancia dos mujeres charlaban despreocupadas mientras que ella, segundos antes, se había visto asediada física y moralmente por aquel depredador sexual. Banerjee actuó con inteligencia, determinó no regresar con el centinela, por si había posibilidades de que el tipo se olvidase de ella. Tampoco quiso quedarse en aquella estancia, mejor era una retirada al lugar que le daba cierto sosiego, donde descansaba junto con Diana.

Pero no encontraba la paz. Daya se mantuvo sentada sobre un cojín, abrazando sus piernas y preocupada de los pasos que pudieran acercarse hasta donde ella estaba. Quería mantenerse escondida ante el mundo, que el jefe de seguridad no la encontrase y llegara a hacerle todo lo que prometía. Tenía miedo y lo inteligente en esa situación era tenerlo.

Y por fin escuchó unos pasos en el exterior del dormitorio. Las cortinas de seda fueron retiradas, apareciendo Lord en el umbral de la puerta mientras la fémina se encogía temiendo que fuera otra persona y es que más valía malo conocido que bueno por conocer.

- Mañana por la noche te pondrás esto - Puso un vestido blanco sobre la cama. Una prenda con encajes que bien podía haber servido como traje de novia - Será una velada especial. Creo que hasta te divertirás... - Y poco más le dijo, dejándola en silencio y preocupada el resto del día, al menos hasta que Makri regresó a su lado, haciendo constar de que nadie del servicio soltaba prenda. Estaba claro que los trabajadores de Casiopea tenían claras instrucciones de cómo actuar con ellas.

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04/05/2022, 12:37
Capitán Frank Kepborn

Casiopea. Gran salón. Cena

El momento había llegado. Daya Banerjee estaba invitada a una cena a la que Diana Makri no podía asistir. Una esclava que trabajaba en calidad de sirvienta, se aseguró de que la piloto se pusiera el traje blanco de encajes que Lord le había proporcionado y, tras acompañarla hasta el gran comedor de Casiopea, dejó que fuera la prisionera quien se llevase la primera impresión de lo que estaba a punto de vivir.

En la mesa estaba sentado Lord, obviamente presidiendo, justo frente a él se encontraba Frank Kepborn y a su derecha, una mujer de serio semblante, que evaluó físicamente a Banerjee. El médico no se movió de su sitio, pero la mirada azul que proyecto sobre la fémina era muy intensa, como si estuviera deseando correr a abrazarle.

- Bien, pues ya estamos todos - Dijo Lord haciendo un gesto a Daya para que se sentase en la mesa, justo a su derecha - Como podrá comprobar, señor Kepborn, soy un hombre de palabra y ella está entera, tal y como le prometí. Nadie la ha violado ni dañado. ¿A qué no, querida? - Dejó un tiempo para permitir que Banerjee respondiera - Si le parece bien, durante la cena podemos ir pactando el precio del producto, que si mal no tengo entendido, es de millones de numerarios... ¿Cuántos exactamente tiene disposición de ofrecer?

- Los términos económicos serán discutidos conmigo, señor Success... - Dijo la mujer con frialdad - Mientras, sería de agradecer que mi representado, el señor Kepborn, pueda hablar con su esposa en privado... - Indicó mientras mantenía la mirada con Lord, como si deseara hacer un enfrentamiento de voluntades.

- Uhmmm... Quizás después de los entrantes... - Y fue entonces cuando unas bandejas de diversos manjares fueron dispuestos en la mesa. La charla inicialmente parecía ser insustancial, comentando Lord lo complicado que era tener esclavos en los tiempos que corrían. Quince minutos de incómoda cena daría lugar al permiso especial, retirándose Frank a una salita pequeña y contigua, esperando que Daya le siguiese.

- Por todo el universo, Daya... Dime por favor que estás bien y que no te han hecho daño... - Fue lo primero en decir el capitán cuando quedaron a solas, atrayendo a la joven hacia sus brazos. Se denotaba que estaba cansado y preocupado, como si la separación entre ambos hubiera sido de siglos.

Poco tiempo disponían para hablar, lo justo para que un precio estuviera sobre la mesa de negociación. Más allá de eso, la preocupación sería salir vivos de allí.

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04/05/2022, 23:35
Einar Andersen

La reacción de Dunne le pilló por sorpresa aunque la aceptó de buen gradó y devolvió el abrazo con gusto. El escuchar como la voz de Grey se quebraba, a punto estuvo de quebrarse igual su fragil entereza emocional, si bien pudo contenerse y disimularlo en el abrazo, el cual se apretó algo más fuerte como si lo utilizase de válvula de emergencia para aquella presión que le afligía por dentro.

-El sentimiento es mutuo, Sargento-ese "sargento" sonó complétamente fuera deprotocolo, casi como un mote cariñoso- Quizá hice lo que debía, pero os dejé en tierra y esa es una deuda que pagaré algún día-Aquello lo dijo en un tono que no admitía discusión. Era algo personal.

Aquel último comentario de Grey acerca de que todo parecía empezar a ir bien se le clavó como un dardo y le evocó la última vez que vio a Yum, con sus ojos tristes y llenos de miedo y preocupación. Y no volvería a verlos jamás. Pero trató de responder al comentario con una sonrisa, quizá más triste de lo deseado, pero una sonrisa al fin y al cabo.

En su interacción con Tessa le volvió a costar trabajo el contenerse emocionalmente, aquel abrazo había sido más intenso de lo que había podido predecir y su entereza volvió a tambalearse, asaltándole las ganas de llorar. Llorar de impotencia por la pérdida sufrida, pero aquel no era ni el momento ni el lugar. Las lágrimas deberían quedarse en el hangar de sus ojos.

De no saberse en un estado de debilidad mental por las circunstancias, habría llegado a creerse que la advertencia de Duncan acerca de las feromonas de la cyborg no iba tan en broma...

-No, tú has sido la valiente. Nosotros nos alistamos para esto. Tú no tenías por que tener que vivirlo. Y aún así aquí estás. No podrías haberlo hecho mejor-Él era el que sentía orgullo desmedido hacia ella.

Tessa estaba bien. Aquello era una noticia lo suficientemente esperanzadora como para sacar fuerzas para seguir hacia adelante, al menos algunos pasos más.

Saciada ya la necesidad del reencuentro con sus conocidos, Einar pudo prestar atención a los desconocidos. Sus ojos se desviaron directamente hacia la niña.

¿Que edad tendría? ¿Seis? ¿Siete quizá? Era dificil decirlo, pero no sería mucho mayor. Unos dos o tres años más que la hija de Yum. Y según lo que dijo Duncan quizá ella tampoco tuviese padres. Aquello le entristeció profundamente. Tanto por una como por la otra.

Atendiendo a las indicaciones tanto de Duke como de West, se arrodilló un momento para rebuscar en su mochila, sacando de esta una de las barritas energéticas dulces de frutos secos de la ración de combate y se la acercó a Billy, quien parecía tener más confianza con la niña.

-Dásela a la pequeña, debe estar hambrienta-le dijo señalando con la barbilla a la menor y tratando de dedicar a la misma una sonrisa amable desde la distancia, tras lo cual volvió a centrar su atención en la charla que estaban manteniendo los liberados con el Teniente.

Al saber que aquel joven era asteriano tuvo una reacción similar a la de Malbone, si bien mucho más contenida, limitándose a apretar con más fuerza la empuñadura de su arma y poniendo el cuerpo en tensión a la espera de órdenes que, por suerte, no llegaron.

En cambio, las órdenes que sí llegaron fueron las de dar prioridad al rescate de la hija de Townhall por encima del rescate de los reclutas secuestrados. Aquello le hizo aplanar los labios y notar como se le secaba la garganta, obligándose a tragar saliva, tras lo que buscó con la mirada a Becky, para ver como asimilaba aquella noticia. Si sus miradas se cruzaban le diría en tono resoluto -Tranquila, no vamos a abandonarlos- y era una promesa que estaba dispuesto a cumplir o a pagar el máximo precio de no hacerlo.

Y aquel no iba a ser el último mandato de West, puesto que de forma sorpresiva les ascendió a Soldados Espaciales, sin más ceremonia que el declararlo a viva voz. Primero Duncan y Billy, quienes se lo habían ganado con creces, y para finalizar, un pequeño anexo a aquella declaración que le incluía a él mismo y que le tomó unos pocos segundos el acabar de asimilar. Le acababan de nombrar Soldado Espacial. Y puede que aquella figura idealizada que Einar tenía se hubiese esfumado hacía tiempo y que incluso empezase a albergar algo de rencor hacia la institución. Aquello no fue determinante a la hora de recibir el impacto de la noticia, erizándosele todos los vellos del cuello y haciéndole apretar con fuerza la mandíbula para evitar que se abriese el grifo de las lágrimas, lo cual consiguió por bien poco; demasiadas emociones en demasiado poco tiempo

-¡Señor, espero poder cumplir con sus expectativas!-declaró a voz en grito y en posición de firmes. Tan firme como jamás había estado y eso ya era mucho decir.

Cobraba importancia la formula de aquella frase. No estaba deseando cumplir con las expectativas de la Space Force si no más bien de las propias y personales del Teniente Lione West, puesto que había demostrado ser una persona a la que sí valía la pena seguir.

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05/05/2022, 08:14
William P. Thompson

Cuando Nyria repitió algo torpemente la palabra tranquila, William le sonrió con afecto. Le costaba comprender en que situación se encontrarían los asterianos para recurrir a apresar a una niña. O por otro lado mucho más terrorífico que tipo de moral tenía aquel grupo al que se enfrentaban. 

Una vez llegaron los refuerzos pudo comprobar los reencuentros producidos y sorprenderse por la reacción de Einar. Aunque no se lo esperaba, lo agradeció. Llevaba demasiada tensión acumulada y en cierta manera se sintió protegido durante el tiempo que duró el abrazo. Cualquiera que los conociera un poco, podría pensar fácilmente que era difícil encontrar a dos reclutas más diferentes, algo que él mismo había pensado cuando conoció a Andersen. Sin embargo, una partida de billar le hizo comprobar que tenían muchas cosas en común y que realmente apreciaba al piloto estirado. No sólo se alegraba del rescate, si no de comprobar que seguía de una pieza. Sonrió con algo de nerviosismo como si le sorprendiera la reacción del piloto. - Más me alegro yo de verte. No estaba en mi mejor momento, no podíais llegar en mejor momento - afirmó sin perder la leve sonrisa. Comprobó que Einar ya conocía a la cyborg, él apenas había tenido trato con ella, pues no hacía mucho que la habían conseguido rescatar, pero le generaba mucha curiosidad el saber que había tecnología tan avanzada en la Space Force. 

Después de saludar a Duncan, le tocaba el turno a Thompson, al menos para Sue. No se apartó ante su gesto de afecto, comprendiendo que ella era así y que no implicaba nada romántico en realidad. La apreciaba mucho. La abrazó con fuerza mientras le dedicaba unas palabras - Cuanto me alegro de que estéis aquí y estéis bien - En cierto modo, la aparición de los soldados, así como la de Sue y Einar le hacían sentirse momentáneamente liberado. Se sentía como el adolescente que acababa de liar un problema gordísimo y no supiera solucionarlo, pero que en el momento justo, aparecían los adultos para decirle que no pasaba nada, que todo estaba bien y que se arreglaría. Cuando Einar le ofreció la barrita energética para que se la diera a la niña le hizo un gesto con la mano de que esperase un momento y con gestos le indicó a Nyria que se acercara. Este parecía tan buen momento como cualquiera para que fuera aprendiendo algunas palabras. Cuando consiguió la atención de la pequeña, muy seriamente tomó el alimento que le ofrecía Andersen y puso mucho cuidado en decir despacio - Gra cias - la abrió y dio un pequeño mordisco a la barrita para que supiera que era algo de comer y de fiar, entonces se la ofreció a ella y con gestos le indicó que le diera las gracias al piloto. Luego hizo las presentaciones oportunas. Poniendo una mano en el hombro de la pequeña dijo - Nyria - Luego, con gesto serio, puso la misma mano en el hombro de Einar y dijo - Zam Pa Bo Llos - mientras sonreía divertido y le apretaba el hombro en un claro gesto de aprecio, como si necesitara comprobar que todo estaba siendo real. 

La reunión dentro de la cabaña fue todo lo bien que cabría esperar. Le sorprendió la sincera preocupación que mostró West por la niña, aunque se preguntaba si opinaría igual de saber todo lo que había que saber sobre ella. Por ahora guardaba sus opiniones, comprobó la reacción esperable por Malbone ante la información de que Astor era asteriano, fue a levantar la mano en un claro gesto de tratar de aportar algo de información que calmase los ánimos, cuando West intervino haciéndolo innecesario. A continuación llegó el momento de mayor sorpresa de todos. Les convirtieron en soldados espaciales. Ante la noticia, observó a Einar, pues sabía lo importante que era para él y recordaba lo que habían comentado en su momento cuando le dijo que era el que más madera tenía para ser miembro de la Space Force. En ese momento, levantó el pulgar en su dirección y le guiñó el ojo. Cuando terminó la conversación se dirigió al teniente - Señor. Me gustaría presentarle un informe detallado de mi misión, deme un momento por favor - Dejando claro por el tono que prefería que ese informe se presentara a solas. Además de que su misión era confidencial iba a revelar cierta información un tanto peliaguda que era mejor que no fuera de dominio público. Se apartó durante un momento para hacerle una pregunta a Grey, antes de dirigirse a presentar su informe. Tras la corroboración de sus impresiones procedió. 

Una vez apartados, procedió a contar lo sucedido - En primer lugar, espero que Min esté a salvo - comentó esperando una confirmación - Una vez que llegué al Domo, empecé a actuar de manera contraría a la Space Force, pero sin que fuera descarado y sin acercarme mucho a Althais para que no fuera evidente. Provoqué un castigo general y puede que una ulcera al sargento Worren, aunque no parece del tipo que le afectan esas cosas - Comentó con una leve sonrisa - Comprobé que Althais se dedicaba a sembrar discordia, el otro miembro que había estado en el Domo anterior con ella, parecía ser leal a la Space Force, discutiéndole ciertas afirmaciones y demás. Este cadete era Seok Hwan, el que les pedí que detuvieran por asteriano. Debo decir que me engañó a la perfección. Antes de escapar con los cadetes Lowell y Simón, el cual murió en un enfrentamiento con unas hormigas gigantes, en dirección a Natgrew para unirnos a la rebelión, Althais pidió que alguien se encargara de matar a Seok para que no avisara de nuestra fuga. Pensando, equivocadamente, que era un recluta leal, arriesgué mi tapadera para salvarle... Eso hizo que él pudiera avisar y nos atraparan para enviarnos a la prisión de la que acabamos de escapar. Ella había trabajado para la rebelión, sin saber que eran asterianos, coaccionada con sus hermanas... Es obvio que no actuó de manera inteligente, aunque no había maldad - Se mostraba visiblemente compungido por los múltiples errores cometidos y como la había conseguido cagar tanto. - Respecto a Astor, en todo momento abogué por mantenerlo con vida. Está dispuesto a colaborar, tiene el número de todas, o casi todas, las cuentas que usan los asterianos, por lo que tendremos mucha información sobre quienes les aportan fondos y hacia donde los desvían, dándonos información de donde están sus intereses y quienes son sus simpatizantes, o miembros directamente. Aquí en Natgrew, hay una mujer asteriana llamada Karleen Walsh, la tienen por una especie de heroína. También debe saber que Astor es hijo de Henthur Lighnor, una suerte de comandante de su movimiento. Por lo que he hablado con él y por información que teníamos de antes, parece que su sociedad es bastante más pacífica que lo que este movimiento pretende llevar a cabo. Es consecuencia de cierto experimento que hicimos los humanos con una princesa de su especie. Sin embargo, su gobierno no pretendía llevar a cabo ninguna acción en nuestra contra y por eso actúan. El chaval, parece más interesado en la vegetación y la historia que en otra cosa. De hecho, realizaba esas funciones porque no está preparado para el trabajo de campo y su padre no le permitía no participar. Con todo esto, quiero decir que aunque haya que tener cuidado, su potencial como fuente de información es más relevante. Pero es sólo una opinión - Consideraba que su primera misión estaba siendo un fracaso, pues la oportunidad de rescatar a Eris, provenía más del azar que de su habilidad para haber llevado la misión a buen puerto. Con dificultad, levantó un dedo para hacer otro apunte relevante - Hay otra cosa que debe saber de Nyria... - Esto estaba claro que le costaba decirlo. Había cometido errores por confiar, pero que Dunne le hubiera abrazado así le daba pie a darle un voto de confianza, así como la manera de tratar a Astor y a Nyria. Si se equivocaba, tenía claro que la Space Force era lo que siempre había pensado que era, aunque esperaba de corazón que no. Con un profundo suspiro empezó - Es asteriana. Hay algunos, pocos, creo y espero, que tienen ciertas capacidades mentales. Proyectar imágenes y cosas así, supongo que con entrenamiento se podrían hacer cosas más peligrosas. Ella estaba presa por ser inocente y tener esas capacidades, por no querer hacer daño y pretendían convertirla en un arma. Aún siendo de otra especie, no es más que una niña, nos pidió que la rescatáramos. Para ella no hay enfrentamiento, para ella no somos enemigos. Considero que ella representa más a la parte de su especie que está en contra del enfrentamiento. Hemos pensado que es una información que no debería ser de dominio público, pues es bien sabido que incluso entre nosotros a veces se han cometido barbaridades y no siendo humana lo que le podrían hacer sería una barbaridad. Entiendo su valor estratégico, pero no deja de ser una niña. Preferiría que quedara con alguien no vinculado al ejercito. De hecho tengo ya a alguien en mente. Que pudiera saber la verdad y no juzgarla por ello, pero saber a que debe atenerse y poner la atención necesaria - Antes de que pudiera responder, Thompson continuó con un corolario importante - Señor, sé que no soy un gran recluta, ahora soldado. Posiblemente nunca lo seré. Pero debe saber que le cuento todo esto, no porque sea mi superior, si no porque confío y confían en usted - Poniendo mucho cuidado de usar el plural, para que no pudiera entender que el resto se lo habían ocultado, si no que comprendiera que era una información que preferíamos no hacer pública. Además viendo el interés que ponía en ella, se temía que lo acabaría descubriendo y eso si sería terrible - Mis compañeros, querían informar directamente, pero les convencí de que era una información sensible que era mejor administrar con cautela. Grey confirmó que usted era la persona adecuada - mintió al respecto de la toma de decisión, para salvaguardar principalmente la posición de sus compañeros, ya que había tomado esta decisión unilateralmente, pero después de un rápido análisis estaba convencido de que era lo más apropiado, además que informar a West al respecto, les permitía ocuparse de la niña salvaguardando mejor su integridad y la situación, siempre y cuando no se hubiera equivocado con el teniente. 

Una vez de regreso, se acercó a Grey y Duncan para ponerles al corriente, de manera que sólo lo escucharan ellos - Le he contado lo de Nyria. No parecía una buena opción ocultárselo. Le he dicho que vosotros queríais decirlo de primeras y que yo os convencí de que era mejor contárselo sólo a un mando y que Grey me dijo que él, era en quien confiar. También le he dicho que nuestra intención es que se crie como una niña normal - Era importante, que llegado el caso sus versiones convergieran. 

Después de la charla, decidió ir a pasar un rato con la pequeña a pesar de la hormiga, que en realidad empezaba casi a cogerle algo de cariño, aunque le costaba quitarse de la cabeza la imagen de otra hormiga distinta realizando algo muy diferente. 

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06/05/2022, 00:55
Duncan "Duke" McCarthy

Mirar a Einar era enternecedor y algo cómico. En una situación de encuentro él no se despegaba del protocolo, saludaba a la sargento y hablaba con ella como si no fuera Dunne Grey, la compañera a la que habían degradado en el domo, ¿hacía?, mucho tiempo, tanto que parecía que hubiera una vida de distancia. Duke observó como unos y otros se abrazaban, como las lágrimas se derramaban, aunque aquello le hacía sentirse algo fuera de lugar. No era el cadete favorito de la Space Force, así que veía aquellas demostraciones como si no fueran con él, como si fuera un invitado por cortesía en medio de una fiesta. Grey se saludaba con los mandos, Sue venía hacia él y vaya que si vino.

Si no fuera porque conocía a Sue y sabía que para ella aquello no era importante no habría cortado ese beso. Aunque su cuerpo había reaccionado no había en ello nada de extraño. La maldita pelirroja sabía utilizar la lengua para más cosas que hablar, y su cuerpo era cálido y acogedor, pero era su amiga, una amiga que no podía pasar a nada más porque le haría sufrir, así que salió del paso poniendo una sonrisa cínica mientras le tocaba su nariz de duendecillo.

- ¿Alegrarme? ¿Pero que dices? Si ha sido porque le he visto el trasero a Grey. - Y la acompañó en la carcajada hasta que se dio cuenta que estaba en presencia de mandos y Dunne Grey era sargento, su sargento. Carraspeó antes de decir - Lo que quería decir es que le había visto el trasero a la sargento Grey... o mejor dicho, no, sí, bueno... ha sido por ti. - Era mejor que se burlara de él a que tuviera algún problema con los mandos, porque, por muy festivo que fuera el ambiente, los mandos eran mandos. Se encogió de hombros antes que decir - Ya sabes, hombre pequeño, hombrecito pequeño, no eres tú, soy yo.... Además, tengo que aclarar un par de situaciones antes de dejar que otra mujer me rompa el corazón, pero no te vayas muy lejos, aun tienes posibilidades - La dejó con un guiño divertido mientras veía como se dirigía hacia Thompson para hacer con él lo mismo. Negó con la cabeza divertido, pero es que ella era así, y así había que quererla. Corazón y cuerpo eran hambres distintas, y el apetito por lo carnal de Sue no tenía fin.

Una vez zafado del acoso de Sue le tocó ser el receptor del saludo de Einar. Sonrió y cuando lo llamó doctor se quedó mirándole y le dijo - Piloto. - Estiró la mano, un alivio, porque temía que se cuadrara ante él y Duncan se apresuró a cogerla pensando estirar de él, pero Andersen se le adelantó, lo que le sacó una sonrisa genuina. - Joder, pensé que te ibas a cuadrar ante mi. Te habría roto las putas rodillas. - Asintió - Lo dijiste y lo hiciste, y no dijiste cuando, así que, está todo bien. - Le palmeó la espalda - Pero la próxima vez que te diga que me dejes hazlo a la primera, no me gusta repetirme e hiciste lo correcto. - rió con la broma - He recuperado la voz pero me ha hecho perder la cabeza... me voy a dejar el sueldo en psicólogos. - miró en dirección de Tessa y asintió con una sonrisa, negó con la cabeza - No hay que darlas, tú has cuidado de Heat... espero que no te haya contado ninguna cosa de mi comprometedora.... Todo es falso. Anda, ves....no hagas esperar a la chica.

Sonrió viendo como Tessa y Einar se abrazaban, poniéndose al día de todas las cosas que habían pasado desde que se habían separado. Había muchas heridas que curar, mucho de lo que hablar, pero valía la pena verlos juntos. No sabía si aquello era amor, pero se les veía bien, y en un mundo tan oscuro, ese rayo de luz era digno de ser mirado. Fue un instante de calma y de paz antes de que tuvieran que poner a los mandos al día. Preguntó por las capacidades de comunicación, por posibles lenguajes, así que tuvo que idear una mentira convincente, avisando que tenía problemas en el lenguaje, posiblemente fuera autista, así que no debían presionarla bajo ningún concepto. Entonces le preguntaron sobre el otro acompañante y Duncan dio la información justa, destacando su origen y que había cambiado de bando, que les había ayudado. La mano de Malbone se fue hacia la cartuchera y Duncan se sorprendió interponiéndose entre Astor y la pistola. Tenía un trato que cumplir y no pensaba incumplir su palabra. No podía prometerle dejarle en otro planeta, pero le había prometido su vida, y ya estaba suficientemente roto. Le quedaba su palabra, no le quedaba mucho más. La orden de bajar el arma hizo que se apartara de la trayectoria. Le había pedido que fuera sincero, y en caso de que lo fuera podría hablar de que la niña era asteriana, así que lo miró elocuentemente. Esperaba que cerrara la boca, por el bien de todos. No pudo pensar en eso mucho más, las noticias sobre Daya eran preocupantes.

- ¿Desaparecida?. No.... - Aquello era malo, piratas espaciales. Podía estar muerta, podía estar en cualquier sitio. Asintió - Lo es, o al menos es lo que dijo el teniente Teller. Me tenía a punta de pistola, no tenía motivos para mentir, más cuando pensaba despacharme. Según me dijo los asterianos reciben tratamiento genético para eludir los controles y en los ordenadores del doctor Teller y Kepborn, o como cojones se llamen, hay una lista con los asterianos que han recibido el tratamiento. - Suspiró. Si Kepborn se había unido a la búsqueda aquello podía ser una mala señal - Podría ser, podrían ser asterianos, todo lo que funciona mal parece ser que tiene que ver con ellos, la rebelión por ejemplo, así que es una posibilidad.

Se toco el tema de las hermanas Townhall y Althais se ofreció a ayudar. Ella sabía donde estaba la niña, y a que se enfrentarían, y el Teniente West había fijado su rescate como la máxima prioridad. Entonces llegó la sorpresa. Eran soldados espaciales. El teniente West se había sacado su excalibur particular, les había tocado dos veces en el hombro y los había nombrado soldados espaciales. Einar fue el primer que reaccionó, cuadrándose y diciendo que esperaba estar a la altura. Duncan negó con la cabeza. Aquello estaba mal, muy mal. No lo merecía, no merecía ser soldado espacial. Había estado en contra de la mayoria de su domo cuando se debatió el juicio de Thompson, no había protegido a Noor, y por su incompetencia el PEC 12 había volado en pedazos, por no decir que Liza no tendría una vida normal, puede que ni siquiera algo que se pudiera llamar vida, al menos desde el punto de vista de la dignidad personal. No era digno, él solo quería quedarse en un rincón y dejarse ir, y ahora podía hacerlo. Estaban todos a salvo, ya no le necesitaban, ya había cumplido su misión. Pensó decirle al teniente que no, que no podía ser soldado espacial, pero entonces Thompson pidió hablar con él.

Se quedó en el vacio, sin ser capaz de participar en ninguna de las conversaciones. Mirando a Astor y a la niña, y a lo que debería sentir como hermanos. Sonrió, acertó a saludar militarmente e intentó cruzar una mirada con Grey. ¿Como se podía renunciar a ser soldado espacial sin que te formaran un consejo de guerra? Aquello tendría que esperar, tendría que esperar a llegar a la tierra, a que se rescataran a las pequeñas Townhall. Se apartó del meollo y se acercó a la pequeña ofreciéndole agua de su cantimplora. No le dijo nada, solo le sonrió, no quería que hablara y se descubriera. De momento la dejarían tranquila, a ella y a su hormiga. William se acercó y entonces se lo soltó, que había pasado de lo que habían quedado hacer y le había soltado todo al teniente. Primero le salió una expresión de sorpresa, luego lo miró con ira, y finalmente se le quedó una sonrisa cínica. Aquel niñato engreido había hecho una apuesta, apostaba que el teniente no la iba a tomar con él o con la niña solo porque él lo hubiera dicho, que se iba a comer su mentira, porque era más listo que nadie. Se había jugado su vida, porque él castigo por mentir a un mando debía ser importante. Debería darle un puñetazo y romperle los dientes, pero él ya estaba muerto, le importaba poco lo que pudiera pasarlo. Siseó entre dientes para no ser oído por nadie más que Grey y Thompson y le dijo

- ¿Que has dicho que?. Eres el mayor de los hijos de puta Thompson, el mayor, sin discursión - hizo una pausa y lo miró a los ojos - ¿Te has parado a pensar por un segundo en la posición que dejarás a la niña en caso de que te equivoques con West? - Evidentemente ni se le había pasado por la cabeza, el puñetero crío estaba tan encantado consigo mismo que no veía más allá de su nariz, él tiraba los dados y si perdía, algo habitual, ponía carita de pena y que las consecuencias las pagara otro. Sonrió. Se acercó y le dijo - A mi me da igual lo que me pase, pero si le pasa algo a Nyria, si se la llevan, te mataré. Aunque sea lo último que haga. - Sonrió y palmeó su hombro varias veces, la última con algo más de fuerza. Elevó la voz para hacerse oír por todos y dijo - Un gran compañero, el mejor que hay, que suerte tenemos contigo Thompson, un tipo en quien poder confiar.

Se apartó del grupo y se acercó a Astor. En aquel momento estar con un asteriano tal vez era lo mejor. Grey seguramente diría que William tenía razón, y no quería oírselo decir. Se sentó al lado del asteriano y le dijo

- Como parece que el teniente está ocupado, podrías enseñarme alguna palabra en asteriano, aunque sea para matar el tiempo. Si quieres yo te puedo enseñar alguna palabra en gaélico....

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07/05/2022, 03:53
Daya Banerjee

Mes 5. Casiopea.

El tiempo pasaba lentamente en la habitación y el silencio era absoluto. Si una simple mosca hubiera entrado por alguna de las ventanas, el batir de sus alas hubiera resonado en la estancia.

Poco a poco, el alma de la innumita se fue calmando ya que, conforme pasaban los minutos y aquel hombre no aparecía por allí, disminuían las posibilidades de que lo hiciera. No así en el futuro, pues Daya sabía que tarde o temprano se intentaría cobrar lo que esa tarde no había podido tomar, más aún sabiendo que había sido él mismo quien había puesto en bandeja a la muchacha su huida.

Daya se fue relajando hasta que, en un momento determinado, escuchó pasos que la pusieron sobre aviso de nuevo, tensionándola hasta lo indecible porque no eran los de Diana, que vendría descalza como ella misma estaba y que casi no se hubieran escuchado, sino los que producía alguien andando con un buen calzado, seguro y firme sobre el lugar al que quería llegar. Contuvo la respiración cuando la cortina de la habitación se corrió para dejar el paso a Lord que hacía su entrada triunfal en aquella habitación, y en Casiopea, en aquel momento. Era la primera vez que lo veía desde que habían llegado a aquella casa. La visión del hombre removió su interior, temiendo las razones por las que había venido allí expresamente. Tiró algo sobre la cama y la mirada de Daya observó con curiosidad la delicada prenda que le entregaba y que resultó ser un vestido precioso. El hombre, salvo indicarle que tenía que ponérselo la noche siguiente no dijo más, dando la vuelta y abandonando la habitación.

Conforme se supo sola, se puso en pie y se dirigió hacia la cama. Miró el vestido con detenimiento y su mente comenzó a darle vueltas al por qué de aquella prenda tan diferente a la que vestía desde que cayó en las manos de Lord. Solo encontraba una explicación posible. Al día siguiente iban a cederla, venderla o, por lo menos, a enseñarla a alguien. Un vestido tan bonito solo podía significar que quería que ella se viera atractiva y estaba segura de que no era para los ojos de Lord. El ya había visto todo lo que había que ver. Se trataba de alguien diferente, ¿quizás aquel comprador del que él le había hablado, el que tenía gustos extraños en el ámbito sexual?.

Otro salto de lugar si me cede... más lejos de todo de nuevo...

Se sentó descorazonada en la cama. Aquello no eran buenas noticias sino todo lo contrario. La alejaría de aquel sitio y de Diana, con Lomber ya casi no contaba.

¿O es Frank?. ¿Puede que sea cierto y que... que esté cerca, tan cerca que vaya a venir mañana a buscarme? intentó pensar con tranquilidad. Lord le había confiado que nunca la dejaría ir y ella había supuesto que a aquellas alturas sería imposible localizarla, que él no dejaría rastro de ella para nadie que, simplemente, ella había desaparecido en la inmensidad del Universo. Pero el jefe de seguridad había comentado que Frank estaba en tratos con Lord, ¿había cambiado este de parecer?. No, no ha cambiado de parecer. Frank es el único cabo suelto que tiene, la única persona que sabe con quien me dejó Faith, sabe su nombre, lo puede localizar tarde o temprano y venir a por mi, lanzar a la Space Force tras él... pero si Frank desaparece también... no habrá cabos sueltos.

Aquel pensamiento que había surgido aquella tarde cuando escuchó al jefe de seguridad, tomó forma y consistencia, cada vez lo veía más claro y temió porque fuera cierto.

No vendrá él, no será tan tonto como para hacerlo... debe imaginar que es una locura... tiene que verlo...

La semilla de la preocupación estaba plantada en su interior. Supo que las horas hasta la cena del día siguiente serían eternas y más allí, en Casiopea, donde lo único que había que hacer era dejar pasar el tiempo.

 

Diana la descubrió sentada en la cama mirando el vestido. Daya le explicó con todo lujo de detalles lo sucedido desde que se habían separado. Le contó todo lo que había visto y vivido en el exterior. Los guardias que había visto, las armas que portaban, las comunicaciones que tenían y le habló de los dos coches aparcados fuera junto con su miedo a no saber qué se encontrarían al otro lado del portón principal de la casa-Salir a ciegas es un suicidio. Nos enfrentamos a tiradores con amplía visión, nos darían sin problemas y, si no lo hacen, no sabemos lo que hay fuera tras la puerta. No lo veo Diana. Creo que la opción de salir de aquí cruzando al otro lado no es viable inicialmente. Pero no veo claro que solo tenga una puerta esta construcción, no veo a Lord cometiendo ese fallo técnico y metiéndose en una ratonera. Debe haber otra puerta, una segunda, escondida, oculta, quizás un pasadizo secreto al exterior. No perdamos de vista esa posibilidad.

Le contó lo sucedido con el jefe de seguridad de la casa con todo lujo de detalles. La muchacha debía conocer lo sucedido para evitar estar cerca de aquel tipo, salir al exterior o cualquier otra acción que la hiciera coincidir con él o con el resto de guardias-Le gusta hacer daño, así que ya sabes, lejos del muro mientras tanto o aprovechará la ocasión. Yo intentaré estar alejada de él pero, si no es posible y viene a por mi, deja que me lleve, no intentes detenerlo. Asumiré lo que tenga que pasarme yo sola, ¿de acuerdo?-le dijo con una sonrisa porque, por nada del mundo quería que la muchacha se viera implicada en aquello-Prométemelo anda, necesito tranquilidad en algo...

Pero, el tema principal de conversación, fue el precioso vestido tendido en la cama entre ambas.

-Quizás sea Frank. El gilipollas dijo que estaban hablando con Lord y que estaba en proceso mi venta... -pensativa miraba el vestido, calibrando la situación-Si es Frank... posiblemente te veas sola en breve, Diana. No porque me vaya de aquí con él, sino porque nos peguen un tiro a los dos. Lord me aseguró que nunca me dejaría en libertad y si me deja en manos de Frank sabe que su cabeza tendrá entonces un precio para la Space Force-suspiró profundamente, preocupada cada vez más-Solo espero que si es él, tenga la suficiente cabeza como para no venir mañana...

 

Aquella noche se le hizo eterna, tardó tanto en conciliar el suyo que llego a ver la primera luz del alba antes de caer rendida. Despertó tarde pero, aún así, las horas no pasaban y la mente era mala compañera y consejera. Pero por fin llegó el momento y una muchacha del servicio entró en la habitación para ayudarla a vestirse. Daya había barajado inicialmente el no ponerse el vestido, el no darle el gusto a Lord de llevarlo, pero no usarlo podría traerle más cosas malas que buenas y no había tardado en llegar a aquella conclusión. Ya conocía el carácter de Lord y podía considerarlo como lo que era, una afrenta, y eso solo significaba que Daya pagaría el atrevimiento. Así que dejó que aquella muchacha la ayudase a ponerse el vestido y abrocharlo.

Mirándose en el espejo, la innumita no se reconoció. En cualquier otra ocasión se hubiera visto guapa, atractiva, pero ahora solo veía su rostro con ojeras y cansado, aquel vestido no le decía nada pues desconocía su fin y, viniendo de Lord, sería algo oscuro y enrevesado. Curiosamente no se sintió protegida, ni cubierta a ojos extraños, sino todo lo contrario. Se sintió como un regalito con un lazo, un objeto de nuevo. Un objeto muy bien preservado y cuidado porque el vestido le sentaba a la perfección y había sido elegido con mucho gusto, tenía que ser caro e incluso difícil de conseguir en aquel planeta que ella desconocía.

Antes de ir al comedor se acercó a Diana-Recuerda preciosa, si no vuelvo, es porque esté muerta o me cedan a alguien. Se inteligente y no hagas nada que ponga en peligro tu vida y, a la mínima oportunidad, escapa. Si sigo con vida te buscaré, te lo prometo-le dio un abrazo enormemente sentido antes de abandonar la habitación sin mirar atrás, porque algo en su interior le decía que no iba a volver a aquella habitación.

Nunca había estado en la parte de la casa a la que la sirvienta la condujo. La dejó delante de unas puertas y la invitó a entrar con un ademán de su mano. Lo que hubiera detrás de aquellas puertas marcaría su existencia de aquel momento en adelante. Fuera lo que fuese, sabía que no la dejaría indiferente.

Al abrirlas, una estancia acogedora y cuidadosamente decorada le dio la bienvenida. Al primero que vio fue a Lord, cuya mirada intensa la atravesó al detectar que acababa de llegar y entraba en la habitación, después su mirada recorrió una extensa mesa con sillas a un lado y a otro, todas vacías y, al final, en el otro extremo de la mesa, cuando pensaba que ya nadie más estaba presente, descubrió que sus miedos eran fundados.

Frank...

Su cuerpo se detuvo en seco en el umbral y sus ojos se quedaron suspendidos de los azules del médico. El saberse en presencia de Lord y al ver que él no movía un músculo hacia ella, detuvieron su instinto natural de ir a abrazarlo, lo que  generó un ambiente extraño e irreal en la habitación. Tardó en percatarse que, junto a él, una mujer la escrutaba y calibrara con mirada crítica sin ocultar su curiosidad. Una mujer de gesto frio y calculador. 

Frank... no... no... no... ¿Por qué has venido aquí?... No te imaginas con quien estás tratando...

El reloj había comenzado la cuenta atrás cuando el hombre había cruzado los muros de Casiopea y Lord cumpliría su amenaza, no le cabía duda a la innumita. Se había puesto en bandeja y, junto a él, aquella mujer que lo acompañaba. Había pensado miles de veces cómo sería volver a verlo. Nunca había imaginado aquella situación.

La voz de Lord rompió la tensión del momento y su gesto le indicó donde quería que se sentara. Ahí fue cuando Daya lo entendió, aun no había trato cerrado. Por eso aquella enorme mesa, los rostros tan serios. Las siguientes palabras de Success no tardaron en confirmarle que no estaba equivocada. Se lo quedó mirando largamente cuando la escuchó llamarle querida y le hizo aquella pregunta tan cargada de ironía y maldad que sintió como se quedaba lívida y una vergüenza enorme la invadía recordando lo que había tenido que hacer delante de él y de sus guardias. Aquel hermoso vestido no evitó que se sintiera expuesta a él recordando su mirada y cómo la había tratado, cómo la había hecho sentir. ¿Qué contestar?. Lo supo sin tener que pensarlo siquiera, reconocía que estaba condicionada por aquel ser.

-Por supuesto que no, Lord Success...-desvió su mirada al plato vacío ante ella, evitando la mirada de Frank, intentando ocultar su malestar y su turbación. El se daría cuenta de que algo no estaba bien si lo miraba directamente y aquello podía suponer que él hiciera algo que no debía. No estaban solos allí, nunca los guardias dejarían solo a Lord con tres personas. Estaban cerca aunque no podían verlos, quizás incluso estaban ahora siendo apuntados con un arma a través de las ventanas. 

Aguantó la respiración cuando escuchó a Lord referirse a ella como un producto. ¡Que falta de respeto!. Delante de Frank. Temió que él dijera algo, ¿cómo hacerle saber que estaban en peligro?. Recordaba haber visto a Frank apretar los puños la primera vez que Lord la miró, aquellos comentarios eran mucho más ácidos y la deshumanizaban por completo. Temía por Frank, a cada comentario que salía por la boca de Lord lo imaginaba dar un puñetazo en la mesa y parar aquello. Pero no. Trajeron la comida, Lord siguió hablando como si hablar de esclavos fuera lo más normal del mundo y Frank y su acompañante guardaron el tipo. La innumita tardó en poder volver a mirar a ambos el tiempo que creyó suficiente para poder mantener la compostura y ver a su pareja tan cerca y tan lejos a la vez, tan en peligro, desconociendo los planes de Reginald, incapaz casi de probar bocado de las variadas bandejas de manjares que había traído el servicio.

Después de los entrantes, un gesto de Lord dio permiso a Frank para salir de la sala y a ella para acompañarle. Daya saltó como un resorte y siguió a su pareja hasta una salita contigua donde se dejó abrazar aunque, en sus sueños de reencuentro, había dudado de poder hacerlo con total libertad. Le acarició el rostro suavemente, asegurándose de que era realmente él-Gracias a las estrellas por mantenerte con vida... he soñado tanto con volverte a ver... -¡cuando había echado de menos aquellos ojos azules tan cerca!. Aquellos brazos rodeando su cintura. ¿Cómo podía haber dudado de él?. Si Eylo lo viera allí quizás sus dudas se disiparían-Estoy bien... Tu Pyxis es fuerte... Las brújulas aguantamos las tormentas sin perder el rumbo...¿recuerdas?-redujo el poco espacio entre ellos hasta que sus labios se juntaron con los de él, besándolo suavemente, bebiendo la vida que le ofrecía en aquel instante-Por todas las estrellas, Frank, ¿cómo conseguiste salir de la Nightingale?. Pensaba que, a estas alturas, Faith te había matado. Ha sido mucho tiempo o a mi se me ha hecho eterno... he perdido la cuenta de los días... ¿Cómo me has encontrado?. Este sitio no es donde Faith nos desembarcó, son días de travesía en vuelo hasta llegar aquí-una idea le vino a la cabeza en aquel mismo instante-¿Te ha buscado Lord?. ¿Ha sido así?. Conseguiste el dinero para pagar por ti y liberarte, pero nunca hubo un trato para mi, Lord me lo dijo... pero ahora intenta conseguir el dinero que yo le dije que estabas dispuesto a pagar por mi. Tuve que decírselo para intentar conservar la vida, fue a lo único a lo que me pude agarrar. Su codicia.

Pero la realidad era la que era, ni más ni menos. No tenían tiempo y la innumita lo sabía-Pero, por toda la inmensidad el Universo, Frank, ¿por qué has venido tú en persona?, es una de las condiciones de Lord a mi venta, ¿verdad?. Este lugar... Frank, escúchame, déjame que hable-se separó todo lo que el hombre la dejó, que no fue demasiado y lo miró a los ojos mientras posaba sus dedos con suavidad en los labios masculinos-Lord no me va a dejar irme. Nunca. Por mucho que le pagues. Si yo salgo de aquí sabe que la Space Force vendrá en busca de él por todo lo que ha hecho... Soy la única que queda de nuestra tripulación, Frank. Ha matado a Eylo, a vendido a Eugene y Alvin, Lomber no sé donde está...-evitó hablarle de lo que le había sucedido a ella, no quería nublarle la mente con cosas que no eran importantes ahora y que, quizás, no debiera saber nunca. Quizás... ella dejara de atraerle si sabía lo que había hecho. Se quitó aquel pensamiento de la cabeza. Frank no era así, la apoyaría, la entendería, ¿verdad?, ¿la seguiría queriendo después de saber qué había sucedido desde que se separaron?

Quizás mañana no estés viva, eso no es importante ahora...

-Frank, te ha atraído aquí porque eras un cabo suelto, el único que sabía quien me retenía y, ahora, esa mujer que ha venido contigo, está en la misma situación. No vamos a salir de aquí, no nos va a dejar ir, paguéis lo que le paguéis-su mirada intensa miraba fíjamente al doctor. Quería que él se hiciera cargo de la situación-A no ser qué... dime que has venido con media Space Force o... -dudó un instante pero al final lo dijo-...o con tu gente, y que están ahí fuera cubriéndoos... Un turno de guardia normal en Casiopea son once hombres armados con fusiles de asalto sobre los muros, hoy habrá más, estoy segura, y no van a dudar en disparar. Esto es una ratonera, Frank. Dime por favor que lo sabéis y que está todo controlado... que habéis venido aquí con la seguridad de que, por lo menos vosotros dos, vais a salir con vida de aquí.

Miró hacia la puerta de la salita. Más allá, la mujer y Lord seguían hablando de su precio. ¿Cuanto tiempo tendrían?.

Lo que tarde en tener los numerarios prometidos...

-Está conmigo aquí la piloto de la Rust, Diana, ¿te acuerdas de ella?. Es la única que queda de todos ellos...  Dime cuales son vuestros planes, dime lo que tenéis para salir de aquí... Dime que tienes gente ahí fuera, que tienes un arma para darme y una nave esperando... dime que veníais sabiendo que él no os dejaría marchar o que yo estoy equivocada y que está todo controlado... -miró aquellos ojos azules sabiendo que las próximas palabras que él le dirigiera establecerían el tiempo de que disponían, su futuro. Futuro que podría resumirse en minutos solamente o en una larga vida juntos lejos de aquella pesadilla.