Partida Rol por web

Se cruzó de brazos -Tu y... tu optimismo hace tiempo que despareció ¿verdad?- era guapo, pero tonto, una lastima -¿que más quieres? tenemos comida, luz, y armas, además no hay muchas entradas por las que acceder aquí por lo que es uno de los mejores lugares que podíamos encontrar, y... podemos protegernos tenemos armas suficientes- miro a Tina, buscando apoyo.

Tras decidir pasar la noche en la gasolinera debéis encontrar un buen lugar para hacerlo, desde fuera el edificio parece bastante más grande que solo una tienda y recordáis que tiene dos plantas.

El sheriff deja debatir tranquilamente. Realmente no tiene mucho interes ni en una cosa ni en la otra, pero que decidieran. Una vez han quedado en el grupo ya en asentarse a pasar la noche da su opinion.

- Bien, pues si nos vamos a quedar aqui lo primero de todo es peinar el area ¿No queremos sorpresas por la noche no? Que dos vengan conmigo y los otros dos se queden aqui montando guardia, trataremos de usar lo que hemos encontrado -dice señalando las herramientas- es bastante mas silencioso. ¿Os parece?

A pesar de que en otro contexto la idea del sheriff tendría todo el sentido del mundo, en este momento no me parece la más juiciosa. El hecho de que solo dos vayan (o vayamos) a explorar un recinto tan grande y de noche me da mala espina. Sin hablar de que me da tanto miedo ir con Ricky como quedarme esperándoles. Si esas cosas aparecen...

- No creo que debamos separarnos, que la tienda estuviese limpia no significa que con el resto del lugar tengamos tanta suerte -trago saliva disimuladamente para ocultar el acojone que tengo encima-. Y creo que hay más posibilidades de que haya bichos de esos aquí dentro que de que tengamos visita del exterior... ¿no? -termino, dejando entrever mi indecisión. La verdad es que visto lo visto en las últimas horas, ya no me extrañaría que nos pasara cualquier cosa.

- ¡Por el supremo! - blasfema Tina con cansancio desenfundando al fin de sus -hasta el momento falsas- cartucheras la pistola del .38 en una filigrana completamente inútil pero vistosa - Voy a ver que clase de establo hay montado allí dentro*.

¿Sheriff, usted, yo y la Nancy? Demostremos que los verdaderos texanos son rubios. Vosotras dos, detrás, de espaldas. Nos cubriremos unos a otros.

La Nancy.

Al final no le sienta demasiado mal que le llamen así porque sabe que con su forma de ser e incluso su apariencia recuerda algo al muñeco ken. Ya le habían llamado ken antes y no le importaba pero que le llamen nancy es algo nuevo y todavía no sabe si le gusta.

De acuerdo vaquera, vamos allá

Y cogió una linterna y su arma antes de acompañar al seriff y a Tina. A fin de cuentas Tina se encontraba a gusto con su papel de vaquera y el Seriff sabía muy bien quién era. Él siempre había sido sensible y detallista, decidió que no le tenía que importar. Tina parecía usar los motes para ocultar el nerviosismo. Y él ... él siempre intentaba racionalizarlo todo y se comía demasiado el tarro. Exactamente como ahora con el asunto del mote.

Asiento ante la propuesta de Tina y veo que el Rubito también está de acuerdo, así que me preparo para cubrir la retaguardia con la herramienta que acabamos de coger. "No hay duda de que éstos son mejores compañeros para explorar la gasolinera de lo que sería yo", pienso recordando mi fallido intento de disparo de hace un rato. 

Y de repente mi mente vuela hasta las clases de gimnasia del colegio: siempre era la última en ser elegida para los equipos, y el capitán que finalmente tenía la desdicha de contar con mi mal hacer deportivo se pasaba el partido quejándose: "¡Me habéis dejado al espantapájaros y así no hay quien gane!" la infantil voz de Gregory Parrish, el mejor jugador de baseball de la clase de sexto curso, resuena en mi cabeza como si aún tuviese 12 años. "Por suerte, al final demostré ser mejor que esa panda de borregos" me digo para animarme un poco.

Volviendo a la realidad, miro a la pelirroja Valeria, mi compañera de "equipo":

- ¿Qué tal se te dan las armas? 

Miro a Purity -No muy bien, nunca he disparado, nunca me han gustado, así que sería mi primera vez- esperaba que no se quejase, ella no era mejor con las armas, así que.. se puso detrás de Tina.

La Nancy, en cualquier otro momento se habría reído y mucho, pero ahora no tenía muchas ganas, después de todo, pobre rubito, lo miro y le sonrió.

Visto que el grupo no queria separarse se encogio de hombros ¿Para que discutir? Asiente a la vaquera y da dos pasos adelantadose, se situa frente a la puerta y les dice por señas a Tina y a John que se situen uno a cada lado antes de abrir la puerta de sopeton con la herramienta en alto.

El grupo decide seguir explorando el lugar. Ricky va delante y es el primero en entrar en la cafetería, la pared que la separa de la tienda es una cristalera así que ya sabéis que no habrá nada al otro lado. Es una estancia muy mal aprovechada, casi tan grande como la tienda, pero solo cuenta con dos mesas y varios taburetes junto a la barra. Conforme os separáis de la tienda la luz es cada vez más tenue y os veis obligados a usar las linternas.

No encontráis nada interesante en la cafetería de modo que seguís adelante. Saltando la barra hay una doble puerta que da a la cocina, aquí encontráis algún cuchillo y sartén que podéis recoger como armas contundentes, aunque ya vais bien provistos. Al final de la cocina hay una puerta metálica cerrada con llave, tiene un ojo de buey por el que podéis ver, al otro lado, lo que parece un almacén bastante grande, con estanterías que van hasta arriba y repleto de cajas.

Ricky se gira al grupo enarcando una ceja.

- ¿Qué opina, sheriff? -digo, sin darme cuenta de que hablo en susurros- ¿cree que podemos intentar entrar en el almacén? -la puerta está cerrada con llave, lo cual puede indicar dos cosas: 1, que quien cerró sabía que dentro hay algo que debía ser protegido de los de fuera... o 2, que quien cerró sabía que dentro hay algo de lo que los de fuera debían protegerse. Tuerzo la expresión ante este último pensamiento.

Tina avanzó pegada a Ricky ojeando la cafetería, juzgando su pésima decoración y analizando la perfección del sombrero del Sheriff a partes iguales.

Empezó a flojear en la determinación con que empuñaba su arma, prácticamente convencida de que no iba a serle necesaria. Ya podrían tener sofás, algo confortable donde sobar. Protestó recordando que la pelirroja quería hacer noche.

En cuanto alcanzaron a la cocina se alzó sobre las puntas de sus pies para mirar al otro lado del ojo de buey, levantando su nariz como si fuese un tercer ojo. Purity no le dio tiempo a asumir lo visto, había empezado a pensar y Tina no entendía de eso.

- Y tanto que podemos. - aseguró la vaquera levantando una pierna para acertar una coz a las puertas del almacén - No se me resiste ni media vaca de parto, lo harán una cerradura...

La Nancy observa la situación tenso como la cuerda de un violín. Esperaba que no sucediese nada pero por si acaso iluminaba con la linterna y sujetaba su arma con fuerza.

¿Una puerta cerrada? le recordó que en su casa, cuando ella cerraba la puerta de su habitación, sus padres sabían que si no querían ver algo que les pudiese molestar... no debían abrirla, nunca. Además de que seguramente se pondría como una fiera, si lo hacían. ¡¡Como los echaba de menos!! pero bueno eso y era irse por las ramas, gracias a estos extraños seguía viva.No sabía si sería buena idea abrir esa puerta cerrada, pero a Tina parecía que si.

El sheriff pone una mano en la pierna de la vaquera como pidiendole permiso.

Llevaba ya un par de horas queriendo ponerla ahi.

Le hace una seña para que la baje y es él el que atiza la patada aunque la puerta parece que resiste el embite. El orgullo del sheriff se ha visto herido en lo mas hondo al ver que la puerta seguia ahi como riendose de el y levanta la pierna para dar otra.

El sherif patea la puerta provocando un sonoro estruendo metálico. La chapa se abomba ligeramente, pero es evidente que aún le falta mucho por ceder.

La vaquera acude al rescate del "caballero" y le aparta de nuevo para seguir con su plan inicial de forzar la puerta. Usando dos clips para el pelo se pone a trastear con la cerradura hasta que logra oír un leve chasquido que le indica que la puerta está abierta.

En ese mismo momento podéis oír un jadeo atenuado que viene de detrás de vosotros, está en la cocina, pero no lográis ver exactamente de dónde proviene. El grupo se queda en silencio un segundo, pero entonces un estruendo sonoro de cazuelas y sartenes cayendo al suelo os pone en alerta, si la patada del sherif no había logrado advertir a nadie de vuestra presencia esto seguro sí lo ha hecho.

Antes de que os de tiempo de reaccionar un grupo pequeño de zombies se empieza a apelotonar frente a la puerta de la cocina y algunos ya están entrando. El almacén parece la única salida.

- ¡Joder! ¿de dónde han salido? -exclamo sorprendida. Parece ser que no hemos barrido la zona tan bien como creíamos. Una gasolinera vacía, con la tienda llena de víveres y sin esos seres pululando por ahí... no todo podía ser tan bonito como parecía. 

"Vaya grupo de exploración de mierda que somos", pienso, pero me ahorro comentarlo en alto. No solo porque yo formo y contribuyo a ese grupo, sino porque ya tenemos bastantes problemas como para quejarnos de lo que es evidente. 

Los zombies ya empiezan a ocupar la única vía de escape al exterior que tenemos: la salida por la cocina. Así que la alternativa es la puerta que acaba de abrir Tina; a riesgo de que el almacén puede ser una ratonera, si nos metemos al menos ganaremos algo de tiempo frente a esos no-muertos. "O eso, o nos comerán vivos los que haya dentro". Con pesimismo no se va a ningún lado, así que ignorando este último pensamiento soy la primera en decidirme a entrar.

- ¡Vamos! -le digo exasperada a los demás, y me meto en el almacén. 

Siempre se sorprendía al ver a esos seres, si, había visto millones de películas, pero nunca creyó que fuesen reales y menos en su pueblo. Genial estaban acorralados, pues ya sabía donde tenía que ir, no había demasiadas opciones, pero no quería entrar la primera, miro a sus compañeros algo indecisa.

Detrás mío Valeria

A Jonh se le escapa aquello y lo cierto es que durante un minuto piensa que es a su mujer a quien está ayudando. En su mente confusa la ve todavía viva. 

Se limita a esperar que Valeria pase y como buen boy scout retrocede lentamente dejando al resto que entren en el almacén antes que él.

¿Esto se puede volver a cerrar, vaquera?

Pregunta Jonh calculando cuánto tardarán en llegar los primeros zombis hasta el umbral del alamacén.