Partida Rol por web

Se sorprendió mucho de las palabras de Jonh, hasta el momento la única que parecía intentar protegerla había sido Tina, es más Jonh ni si quiera le había hecho caso, desde que llego parecía una sombras para èl.

Pero en ese momento no se iba a poner exquisita, se puso detrás de Jonh sin pensarlo y aguardo a instrucciones de este, mientras retrocedían, la verdad se sentía más segura tras él, porque al ser tan delgada y bajita la tapaba por completo.

Click, click, click Tina se asombra cuando la puerta cede con relativa facilidad, obviamente aquello no era el casino del pueblo pero esa cerradura no llegaba ni al candado del carrito de los helados por el que sus hermanos se habían vuelto gilipollas y se habían mudado a Nueva York.

- Las llevaba en el pelo, para eso sirven. - responde a Purity creyendo que se refiere a las horquillas que coloca milimétricamente en el mismo sitio donde las llevaba, deslizándose en su pelo por la mella que ya habían dejado bien marcada.

- ¿Para qué? - enlaza su ronda de respuestas a esas preguntas apelotonadas que sus compañeros le estaban haciendo y en ese momento gira la cabeza para dedicarles una mirada que refleje su duda de si estaban tontos.

- ¡Por Billy Kane! ¡Qué mierda de grupo de exploración y vigilancia que sois! - Entra en el almacén y con un gesto le indica a Jonh que se de prisa a entrar también. - Estas cosas suelen tener entrada trasera, para cargas y esas cosas ¿veamos si estamos de suerte? - piensa en voz alta buscando alguna otra puerta y preparando de nuevo las horquillas por si las fuesen a necesitar. - ¡y cierra eso! - espeta a Jonh señalando la puerta de metal. 

El grupo cruza la puerta y se encuentra en el almacén. Una estancia grande, casi tanto como la tienda, pero mucho más caótica y oscura. El techo ha sido movido hacia arriba y tiene la altura de dos pisos. Un laberinto de pasadizos se extiende ante vosotros formado por estanterías que van desde el suelo hasta el techo y están repletas de cajas de cartón, embalajes, sacos de grano y balas de heno y paja que en algunos casos se hallan desparramadas por el suelo.

Los zombies se han aglomerado al otro lado de la puerta y cuando Tina trata de cerrarla ve que le resultará difícil ya que tiene que empujarlos. Debéis tomar una decisión salir corriendo y ganar unos segundos de ventaja o intentar cerrar la puerta.

Si buscara "caos" en el diccionario, estoy segura de que saldría la foto del almacén: los fardos formando pequeñas torres, las estanterías a rebosar y empotradas de cualquier manera contra lo que fuese, las cajas tiradas, los sacos acumulados... En otra situación, me habría puesto de los nervios: siempre he sido muy ordenada y metódica. Incluso cuanto trabajaba en el doctorado, no podía evitar enarcar una ceja cuando alguien dejaba las cajas de resistencias de cualquier manera, en lugar de ordenarlas por los colores que indicaban su resistividad. De hecho, solía esperarme a que el laboratorio estuviese vacío (para que nadie se diese cuenta de mis obsesiones) y recolocarlo todo en el orden más lógico y funcional.

Pero ahora estamos preocupados en otras cosas ("en no ser devorados, por ejemplo"), y apenas le doy importancia al desorden del almacén. Los zombis ya están a punto de pasar también por la puerta y a la pobre vaquera le resulta imposible cerrarla. Por un momento me planteo intentar cerrar la puerta con ella, pero esos bichos son varios y no se cansan de empujar. No duraríamos mucho.

- ¡¡Corre, Tina!! ¡No hay tiempo para la puerta! -le grito a Miss Texas. Y hablando ya para todos, les digo- ¡Huyamos y les despistaremos! -A unas malas, si el almacén no tiene salida, siempre podemos torearles entre los pasillos y trastos del almacén para intentar salir por donde hemos entrado. "Aún queda esperanza" pienso.

Echo a correr por un pasillo que está bloqueado por unas alpacas de paja. Los fardos habrían estado amontonados en algún momento, pero debieron caer y ahora forman una pequeña barricada que llega por la cintura. Intento saltarla: cuanto más impedimentos haya entre los zombis y nosotros, mejor. 

Ahora el sheriff iba a tratar de recuperar su hombria. Los tejanos no huian de los problemas y mucho menos los hombres. Dandose dos pasos coge algo de carrerilla para empujar con fuerza la puerta tratando de cerrarla firmemente.

Miro a Tina y a Ricky que empujaban la puerta, Putiry optaba por correr -¿y si pudiésemos tirar las pilas de cajas sobre ellos? algo de más tiempo ganaríamos y tal y como están apiladas, no seria muy difícil tirarlas- miro a Jonh era el único que ahora estaba cerca de ella.

No se iba a echar atrás. Ahora no. había visto a Valeria morir delante suyo. No iba a retroceder. No iba a dejar que Valeria muriese.

En medio de sus confusos razonamientos se vio abalanzándose junto al sheriff hasta la puerta y al igual que él embistiendo con toda su fuerza.

Venga sheriff. Hagamos que los bichos estos se jodan.

Tina sale corriendo detrás de Purity y salta también la barricada de paja.

Por su parte John y Ricky tratan de cerrar la puerta pero ésta no se mueve, el forcejeo entre zombies y los chicos es fútil y nadie parece ganar terreno.

Mientras sigo corriendo con Tina detrás mío, oigo los esfuerzos del sheriff y de Jonh por bloquear la puerta del almacén. También se puede oír claramente ese sonido que emiten las criaturas; un ruido sordo e incansable que les caracteriza y que parece venir de lo más profundo de su cavidad torácica. Solo escucharlo de lejos ya me pone los pelos de punta. Me paro un momento y grito desde donde estoy:

- ¡¡JODER!! ¡Dejad la puta puerta y corred, esos zombis van a entrar sí o sí en cualquier momento! -y a continuación continuo hasta el final del pasillo.

Éste se divide en dos bifurcaciones: una se adentra más en la oscuridad laberíntica del almacén. La otra tiene pinta de ser un camino paralelo al pasillo que nos encontramos, de manera que es de imaginar que lleva de nuevo hasta la entrada... y hasta los no-muertos. "Hay que bloquearlo", me digo, y empujando una estantería vieja y destartalada que hay en la esquina, trato de impedir (o al menos, hacer más difícil) el paso por ese pasillo alternativo. **

- Ayúdame -imploro a Miss Texas, con cara de esfuerzo. La estantería está a punto de caer pero no sé si podré sola.

Había que cerrar la puerta a como diese lugar. Ahora, si se retiraban, los monstruos entrarían en tromba.

Sheriff, no te pares. Sigue cerrando esto o estamos perdidos. ¡Ayudame!

Ricky empujo con mas fuerzas y se hizo sonar sobre el forcejeo.

- ¡Si Reagan sobrevivio a un asesinato, nosotros aguantaremos esta noche!

Redoblo sus fuerzas y empujo contra la puerta.

Tina detuvo la huida en seco al llegar junto a Purity, su respiración entre cortada ponían en evidencia la falta de ejercicio físico en su rutina.

Apoyó sus manos en las rodillas y se tomó unos segundos para recuperar el aliento, ignorando el hecho que los zombies apremiaban.

- A ver déjame. - accedió a ayudar como si no necesitase que Purity empujara con ella.

Se sentía un poco inútil, los dos hombres del grupo empujando, Tina corriendo que se las pelaba y Purity... sabia que no era muy fuerte, pero quizás pudiese ayudar en algo, después de todo estaban todos juntos en eso. Se acerco a Purity -¿en que puedo ayudarte?-

- Hay que... tirar esta cosa... para bloquear el pasillo... paralelo a este.. y que esas cosas... no pasenbffff... -le digo a Valeria entre resoplidos, mientras sigo empujando la estantería. Por suerte, Tina aporta también su fuerza texana en el intento.

Se pone a empujar con las dos chicas, sabe que la fuerza no es algo que le sobre, pero necesitaba sentirse útil y ayudarlas serviría de algo, si conseguían tirarlo igual ganaban algo de tiempo frente a aquellas cosas, no sabía si los chicos aguantarían mucho más.

Jonh y Ricky siguen tratando de cerrar la entrada, esta vez con mejores resultados. La pesada puerta de metal empieza a ceder, casi se puede cerrar ya aunque con cada rato que pasa sienten como más zombies se apelotonan al otro lado.

Valeria corre a ayudar a las chicas y salta la barricada como si nada, entre las tres intentan empujar la estantería pero necesitarán hacer más fuerza si quieren moverla.

La estantería no termina de caer, ni aun con las tres empujando.

Sudando por el esfuerzo, me paro, me recoloco en el sitio y vuelvo a intentar empujar con todas mis fuerzas. "¡¡Venga, joder!!", pienso. Y me empiezo a poner nerviosa. ¿Y si mientras estamos aquí aparece uno de esas cosas y nos pilla desprevenidas? No lo quiero ni pensar.

No sé cómo estarán el sheriff y el rubito con esa puerta, pero si no conseguimos tirar este armatoste habrá que huir por patas, a pesar de dejar una "fisura" en el recorrido que nos separa de los zombis. No podemos perder tanto tiempo.

- ¡Vamos! ¡un poco más, argh! -digo, poniendo todo mi empeño y animando a que Tina y Valeria hagan lo mismo.

John comenzó a sudar. Aquello comenzaba a durar demasiado. Pero no podían desfallecer. Era ahora o nunca.

Vamos. Vamos. ¡Vamos! ¡VAMOS!

Los chillidos, que para lo único que servían era para darse ánimos se mezclaban con los ruidos y gemidos de los engendros que hay al otro lado. Mujeres y esposos, niños y amigos en otro tiempo que se arrastraban sin conciencia ni sentido con el único propósito de convertirles en uno de ellos.

Si no conseguían cerrar la puerta en unos segundos pronto sus fuerzas se habrían agotado.

Empujo con todas sus fuerzas junto a Purity, animada por las palabras de esta. Escucho a lo lejos la voz de Jonh y sabía que no aguantarían mucho más, tenían que conseguir tirar eso, aunque solo fuese para darle algo de ventaja a ellos dos cuando corriesen, en caso de que no consiguiesen cerra esa puerta.