Partida Rol por web

Es una noche calurosa, incluso el vestido más fresco es insuficiente a pesar de estar en un porche donde pasa el viento. Miro las cuerdas del Erhu, quisiera hacerlas sonar un poco más fuerte, ya que apenas se oye. Desde el interior de la casa escapa el sonido de la película que está viendo mi hermano Hessu después de haber invertido toda la semana en reparar el proyector y cargar las baterías:

«Kaji, ¿crees que he cambiado?»

Eres más hermosa — repito a la vez que el hombre, y empiezo a hacer las mismas notas de la banda sonora pellizcando las cuerdas sin usar el arco—. "Es tan buena respuesta" — pienso soñadora.

«Lamento... haber terminado con lo nuestro. Cuando dije que había otro hombre en mi vida... estaba mintiendo. Lo sabías, ¿verdad?»

No.

Sigo contestando al diálogo hasta que llega el momento de usar el arco y me pierdo en la melodía dejando de hablar con la voz.

Me hubiera apetecido continuar, pero ahora que nada encubre mis notas tendría que alejarme. Guardo el Erhu en su estuche, la espada está dentro también y me sugiere que continúe haciendo de las mías.

¡Hessu! ¿La cena es su responsabilidad, verdad? Me dispongo a dar un paseo por el río, pues no puedo más.

Dicho esto, tomo la espada ropera del estuche y me voy con la funda ligera en vez del estuche de todo el Erhu.

Zaan...~koku... na Tenshi no Te-ze~ —Canturreo la canción durante el camino, pero cuando llego a la orilla la canto por dentro y me posiciono solemnemente con la espada preparada para empezar una cata.

Me imagino a mí misma y parece que realmente esté allí por duplicado, prácticamente es una ilusión más hecha para ayudarme a corregir. Mis pasos se ajustan a una voz y los de ella a otra y juntas hacemos la cata como si fuera un espejo, o un baile.

Al final caigo rendida, me quedo en el césped recuperando el aliento con una sonrisa, agotada, y dejo pasar el tiempo un rato.

Me seco el sudor de mi frente mientras recolecto hierbas en la plantación que tengo al lado de mi cabaña. Miro hacia un lado y dedico una sonrisa a Mochi, quien se dedica a darme ánimos pegando botes.

—No te preocupes Mochi, en cuanto acabe de recolectar y clasificar los ingredientes me pondré con el desayuno.

Mochi me dedica una mirada cargada de ilusión (o intuyo que es eso lo que siente por su expresión).

Una vez acabo me pongo a preparar el desayuno, el cual va a ser un tanto frugal como siempre que se me acaban los huevos y la carne. Por fortuna a Mochi no le importa en absoluto y lo absorbe todo al momento.

—Creo que va tocando ir a comprar en el pueblo. ¿Qué me dices, Mochi? ¿Aprovechamos para visitar a nuestras amistades?

Mochi pega varios saltos entusiasmado, y de un bote se mete en mi zurrón.

Al salir de la cabaña noto cómo el sol golpea con fuerza, y me protejo la cara del sol con el brazo.

—Sí, hoy va a hacer calor. Será mejor que no me olvide del agua.

Una vez estoy provisto de agua me dirijo hacia el pueblo. Por fortuna está a solo 5 o 10 minutos a pie.

Razen me despierta pronto esa mañana. Como siempre, él ya llevaba varias horas despierto y su energía me resultaba abrumadora, sobre todo si nada más abrir los ojos ya empezaba a hablarme de entrenamiento y de estudios. ¿No podía pasar un día haciendo NADA? 

 - Creo que si me dejas un solo día tranquila eres capaz de palmarla, Viejo - digo incorporándome perezosamente de la cama. Él se ríe y me apremia para que me levante de una vez.

Cuando ya estoy lista para desayunar empieza nuestro tira y afloja matutino. Él quiere que salga a correr, o a hacer estiramientos, o practicar con la espada, o cualquier clase de ejercicio antes del desayuno y yo primero quiero llenar el buche. Como cada mañana gana él, o le dejo ganar, quién sabe. Así que me toca salir a echar una carrera matutina por el bosque.

No voy a mencionar la retahila de quejas que voy murmurando mientras corro, pero creo que hacer eso ha mejorado mi capacidad pulmonar. Decido ir por la ruta cerca del río, era más recta y sencilla. En mitad de la carrera algo llama mi atención. ¡Parece que hay alguien inconsciente en el suelo!

Me acerco corriendo para ver si necesitan ayuda cuando encuentro a Akiko tirada en el suelo, dormida mientras abraza su espada. ¿Se puede saber qué hace ahí tirada? Menudo susto me ha dado la muy...

 - Oye Borrica, haz el favor de no tirarte por los suelos a dormir... se te meterán bichos en la boca. Qué desastre. - digo dándole un suave toque con el pie en la pierna, intentando que se despierte.

Pese al sol de justicia hace un día apacible. Procuro ir bajo la protección de las sombras que dan los árboles mientras me dirijo hacia Villa Alesia. Una ardilla se asoma por el hueco de uno de los árboles y hace unos ruiditos a mi paso.

—Buenos días a ti también, Archi.

Llego hasta el sendero y lo sigo, y tras un rato distingo a Accalia dando golpecitos en la pierna a Akiko, quien parece estar dormida. Me acerco para saludar.

—Buenos días Accalia, Akiko. ¿Qué tal la mañana?— las saludo con una amplia sonrisa.

Mochi se asoma por la bolsa cuando me oye mencionar sus nombres.

En las sombrías estancias de mis sueños, oscilo entre el despertar y la inconsciencia. Este hábito constante es conocido por aquellos que me rodean y saben de mis pesadillas en sueños y visiones.

No… —suspiro lastimeramente y, aferrándome al pie de Accalia como si temiera su partida—, no me abandonéis… ¿Hm? —la realidad se despliega ante mí, aturdida, y un bostezo interno me aprieta los ojos—. ¡Ay~!

Me incorporo, las marcas del césped y mi vestido recorren mi piel, adornada con alguna que otra hoja adherida.

^{El vestido: me encanta}

¡Accalia! —exclamo con fervor, mirándola desde el suelo—. ¿¡Es ya el día siguiente!?

Observo a mi alrededor, confirmando que así es, aunque no comprendo cómo pudo ocurrir. Recapitulo los eventos.

No pude tocar el Erhu, así que vine a entrenar y a bañarme, pero no… —me río avergonzada—. Creo que debería tomar un baño... ¿¡Ah!? ¿Qué hacéis aquí? ¿He faltado a mis deberes académicos? ¿Qué hora es? —mi mirada se pierde en el cielo, intentando descifrar las horas astrales, pero la confusión me embriaga y no logro hallar respuesta alguna. Mis ojos encuentran a Accalia buscando algo de suerte.

Toda la escena que se desenvuelve está siendo observada desde la distancia por una personita sentada en la rama de un níspero, comiendo de sus frutos, sus piececillos se balancean con despreocupación. Los ojos lima inexpresivos, pero llenos de brillo, intercambian su atención entre los tres involucrados mientras continúa masticando su jugoso desayuno.

¿Debería ir con ellos? Aquí a la sombra está lindo. No, que vengan ellos.

Doy otro mordisquito y sigo mirando con displicencia hasta que un sutil movimiento de la rama me sobresalta ligeramente. Aparece un gato blanco caminando cautelosamente desde el otro extremo, que parece que ha saltado allí desde el tejado contiguo.

Mi atención pasa entonces hacia el animal, desconectándome de lo que está sucediendo con Accalia y sus amigos. Me está mirando fijamente y me da trabajo descubrir sus intenciones. Es frustrante. Las personas son más fáciles de leer. ¿Querrá que le convide? No, ellos no comen estas cosas, les gusta la carne. Pero no tengo carne. ...Ah... ¿Acaso piensa comerme a mí? No, soy muy grande y él pequeño. Bueno, no, no soy muy grande realmente. Supongo...

El duelo de miradas continúa durante un minuto entero, sin parpadear ninguno de los dos, completamente tiesos.

—Os noto muy animadas— digo mientras observo divertido la conversación entre Acca y Aki mientras me coloco junto a un árbol —¿No crees, Liesel?

Justo doy un golpecito al árbol y me cae un níspero en la cabeza. También un gato, al que cojo al vuelo con las manos mientras éste, sobresaltado, intenta arañarme en la cara.

—Lo siento, no pretendía sobresaltarte— digo antes de dejar en el suelo con cuidado al felino, el cual me bufa antes de alejarse corriendo.

Mochi observa todo aquello asomado de mi bolsa, mostrando mucha curiosidad por su entorno. Finalmente encuentra a Liesel, subida al árbol donde me apoyé antes. La mira fijamente.

Volvíme hacia Cecil y, con nerviosa sonrisa, deseé que no se acercase sin antes haber tocado el agua. Sin darme cuenta, había llegado a la conclusión de que un baño era menester, no por placer, sino por la higiene, naturalmente.

¡Ah, no! Todavía me posee Jainrahu —la armonía del hielo, la energía y el agua, vinculada entre otras con la calma y el sueño—. ¡Accalia, vayamos al agua! —intenté llevarla de la mano, ya en modo de juego—. ¡Por favor!

Es sabido por todos qué buena parte de los alborotos de la villa son obra de Aki cuando se baña en aguas frías. Es en ese momento cuando pierde la cordura irremediablemente.

Cuando Akiko empieza a hablar sin sentido me pongo de cuclillas a su lado con el ceño fruncido esperando a que se calle o se le encienda la bombilla a ella solita.

- Es demasiado pronto para esto... - Murmuro. No sabía cuánto tiempo llevabas ahí tirada así que quizá sí dormías desde el día anterior. - ¿Pensabas darte un baño por la noche tu sola? ¿Sabes lo peligroso que es eso, Borrica? 

Me pongo en pie con un sonoro suspiro y te ofrezco una mano para que te levantes.

—Os noto muy animadas— digo mientras observo divertido la conversación entre Acca y Aki mientras me coloco junto a un árbol —¿No crees, Liesel?

Al escuchar la voz de Cecil me giro inmediatamente sobresaltada, pensaba que estábamos solas. Mi mirada sigue hacia la copa del árbol donde descubro a mi hermana escondida entre las ramas. 

¡Accalia, vayamos al agua! —intenté llevarla de la mano, ya en modo de juego—. ¡Por favor!

Se me eriza el pelo de la nuca. Todo el mundo sabe lo que pasa cuando cuando Akiko se mete en el agua. Al pillarme desprevenida consigue arrastrarme unos pasos.

Los pensamientos empiezan a pasar a toda velocidad por mi cabeza. Un paso: Tenemos espectadores, no puedo mostrarme juguetona. Otro paso: Razen me mata si en vez de entrenar se entera de que he estado haciendo el ganso. Otro paso: si me meto con ropa la muy Borrica me empapará igualmente e iba a ser igual de vergonzoso. Otro paso: No voy a meterme en el rio con ropa, Y NO VOY A DESNUDARME DELANTE DE CECIL. Mi cara se pone cada vez más roja.

Al llegar a la orilla del río tomo una decisión drástica. Tomo la mano de Akiko que todavía me sujetaba y le hago una llave para lanzarla al río. Con la fuerza del impulso lanzo a Akiko hasta la parte profunda del río donde cae con un sonoro "choff" y no se hace ningún daño.

Después de eso me apresuro a alejarme de la orilla, no tenía ningunas ganas de esperar a que intentase devolvérmela.

Observo boquiabierto la maniobra que usa Accalia para lanzar a Akiko al agua antes de alejarse. Aquello fue tan impactante como espectacular, pero me preocupa que Aki se haya podido hacer daño. Así que me acerco a la orilla para interesarme por ella.

—Aki, ¿estás bien?— pregunto mientras extiendo la mano para ayudarla a salir.

¡Ay de mí! —¡plaf!, caigo sobre las aguas con todo mi peso y me hundo en el río.

Me preparo para devolver el juego una vez bajo el agua, urdiendo un plan que Accalia jamás sospecharía.

Desde las profundidades la veo acercarse, contengo la respiración, lista para mi turno. Cuando está lo suficientemente cerca, lanzo desde el agua mi vestido hacia su rostro, cegándola y logrando así tirarla al agua.

Emerjo del río en bikini, y veo a Accalia que parece un espectro con el vestido encima. Me lanzo hacia ella, decidida a darle su merecido. Intento alcanzarla, pero, veo a Accalia en la orilla, lo que me desconcierta y caigo sobre el espectro, que resulta ser Cecil.

Antes de poder reaccionar la ropa de Akiko me tapa la cara y algo se abalanza sobre mí, derribándome. Cielos, si Eduriel se enterase de esto me mandaría a la zona profunda del bosque para una sesión de "entrenamiento asesino extremo" para corregir mi intuición y mi instinto de supervivencia.

Al caerse la ropa de mi cara veo que tengo encima a Akiko. Sonrío aliviado al ver que parece encontrarse bien.

—Menos mal. Temía que con aquel movimiento te hubieras hecho daño. Deberíamos ir con más suavidad, Aki.

No me percato en absoluto de que estamos en una postura muy comprometedora y malinterpretable, ni que Aki solo lleva un sensual bikini.

La consciencia vuelve a mí, el resbalón ha querido que termine cayendo sobre Cecil. Mis manos erradas se topan con su torso, erradas porque busco la piedra bajo el río para separarnos. Sentir el contacto entre nosotros me marea más que la torcedura de pie, puedo sentir sus latidos en mí y me ahogo por la escasez del aire.

Menos mal. Temía que con aquel movimiento te hubieras hecho daño. Deberíamos ir con más suavidad, Aki.

¿Cómo pudiera caer más suave? —me rio nerviosa—. Cayóme de mamas contra vos ¿Acaso no lo ha notado? —me pongo de rodillas para agarrar el vestido y alzarme de seguido. Ofrezco la mano a Cecil entonces, pues mía siento la culpa—. Lo siento

Jamás relacioné hasta ahora la ingenuidad con la paz que me otorga la compañía de alguien... Siento una ternura excepcional cuando estamos con él.

¡Splas!  —traiciono la confianza de Cecil y nos lanzo hacia el otro lado, tan lejos como puedo, ésta vez el agua es más profunda y no hay de que preocuparse. Surjo del agua, riéndome feliz de que haya salido tan bien ésta vez.

Los novios de las amigas no se tocan, Aki —se pone un cigarrillo en la boca, pero no tiene fuego en éste instante—. Y si vas a pasar la noche de besuqueos, por lo menos puedes avisar, que no soy nuestro padre.

Parpadeo inerte un par de veces observando la escena y desciendo de un salto, aterrizando con un ruido seco y apoyando una mano en el suelo. Allí me encuentro a Mochi, quien inmediatamente salta a saludarme. Esa cosa gelatinosa que aún no me acostumbro a ver y me da un poco de repelús ahora está mirándome con esos ojos diminutos que parecen aceitunas. Es incómodo.

Pero más incómodo es el teatro que se me está armando delante. Me cuesta entender qué demonios está pasando, así que prefiero volver a la criatura viscosa. Al menos es más tranquila.

Me pongo en cuclillas y acerco el dedo lentamente. No sé qué reacción esperar, pero estoy bien atenta a retirarlo, sea cual sea el caso.

Me había alejado ligeramente de la orilla, no tenía ganas de ponerme al alcance de Akiko cuando intentase devolvérmela. Lo que no esperaba que pasase el que la muy burra atacase a Cecil cuando este se acercase a ver si estaba bien. 

El espectáculo de después de Aki estirada sobre Cecil, ambos semisumergidos en el agua, hace que me ardan hasta las orejas. Me doy la vuelta para alejarme del rio y volver al camino. 

 ¿Cómo pudiera caer más suave? —me rio nerviosa—. Cayóme de mamas contra vos ¿Acaso no lo ha notado?

Escucho decir a Aki desde mi posición. «¿ES QUE NO TENÍA VERGÜENZA ALGUNA?» Pienso para mí misma acelerando el paso. Después de aquello la escucho chapotear de nuevo en el agua y agito la cabeza incrédula. Al llegar al camino me cruzo con Hessu.

 Los novios de las amigas no se tocan, Aki 

 - ¿AH? - El sonido se escucha bastante amenazante para ser tan breve - ¡EL TOLAI NO ES MI NOVIO! - digo ofuscada despues de haberlo repetido decenas de veces. Le iba a pegar al próximo que dijese algo al respecto. Miro a Liesel y me dirijo con paso firme hasta donde está ella. - Vámonos enana, Razen está preparando el desayuno y seguro que quiere que entrenemos un rato.

Liesel notaba mis ganas de salir corriendo de allí, incluso el rubor que parecía no querer abandonar mis mejillas. Estaba tan alterada que ni le presto atención a Mochi.

Cayóme de mamas contra vos ¿Acaso no lo ha notado?

 —Sí, lo noto ahora— respondo un poco ruborizado mientras me incorporo.

Cuando quiero darme cuenta Akiko me arrastra al agua, y apenas puedo soltar la bolsa con los ingredientes y mis herramientas de trabajo antes de caer dentro del río. En el rato que paso sumergido no escucho a Hessu ni la réplica de Accalia.

Mientras tanto, Mochi mira impasible a Liesel y se deja tocar apaciblemente, y la chica notará que tiene la textura de una gelatina. El slime se queda observándola hasta que escucha a Accalia exclamar, lo que hace que se sobresalte y la mire un poco preocupado. Solo un poco, pues vuelve a lo suyo.

Cuando emerjo en el agua veo a Akiko reírse y divertirse.

—No sabía que te divertía tanto estar en el agua, Aki— digo esbozando una sonrisa entrañable —Me gustaría quedarme para pasar el rato, pero tengo trabajo que hacer.

Dicho esto me dispongo a salir del agua, y Mochi me espera en la orilla.

  Hessu no se anmedentra por el gesto de Accalia sino que sonríe de forma desenfadada.

 - ¿AH? - El sonido se escucha bastante amenazante para ser tan breve - ¡EL TOLAI NO ES MI NOVIO!

Eres muy dura, es un buen chaval... al fin y al cabo le gusta a Aki —dice ya con los dos fuera del agua—. Y a ti también, ¿o no?

No sabía que te divertía tanto estar en el agua, Aki— digo esbozando una sonrisa entrañable —Me gustaría quedarme para pasar el rato, pero tengo trabajo que hacer.

En otra ocasión nos bañamos. ¿Qué hacéis? —Recóllome el vestido y la espada ropera, vacilando entre seguir a mi airada Accalia, que parece capaz de fulminar a cualquiera con su mirada— Debería ir a entrenar también si el señor Razen nos espera —comunicóme a Cecil arrepentida—. ¡Accalia! —exclamo con la más dulce voz del mundo, pues siento su verguenza ajena y me aflije—. ¿Contáis conmigo? —pregunto con confusión antes de saber dónde acudir.

Veo a mi indiferente hermano Hessu, tal vez debiera disfrutar de un desayuno y trocarme de vestimenta. Lo ideal sería que el hábil Cecil nos preparase el desayuno y que Liesel me prestase sus atavíos. ¡Ah, las tribulaciones matutinas! Sin  mención alguna a mis pensamientos imaginativos abandono la idea por ser demasiado fiel a la fantasía.

Ojos nos observan desde la distancia, no dudo en saludarles causando su intento de disimulo doblando la esquina como si nada hubiera pasado.

Espero a que Aki salga del agua.

—Yo primero tengo que ir a visitar a varios vecinos. Primero a ver cómo se encuentra la señora Wilkinson, pues tenía una afección respiratoria y le dije que tomara unas infusiones que preparé. Tengo que comprobar si su recuperación está progresando adecuadamente. También tengo que comprobar cómo está el leñador con sus problemas de espalda, por si necesitara un ungüento o un masaje. Después de eso me pasaré por vuestro entrenamiento.