—Ese es... —dije abriendo bien los ojos al contemplar lo que parecía el Jardín de Klarica, o eso creía. Pero una vez más, acabamos desviándonos del camino.
Entramos a otro jardín; me estaba siendo imposible mantener el ritmo ya que aquella mujer estaba atenta a cualquier sonido. Necesitábamos salir de allí, tal vez podría acercarme sigilosamente a ella y dejarla inconsciente.
En cuanto decidí actuar para acercarme a aquella mujer, mi cuerpo se sintió extraño y, con un azulejo del suelo, acabé tropezando. Ahí es cuando me di cuenta al mirar las flores que había; tenían un aroma peculiar y por un segundo quise tocarlas. Sacudí la cabeza para volver a estar centrado.
—Tsk, malditas flores y maldito jardín —chasqueé con la lengua.
Motivo: Agilidad
Tirada: 2d6
Resultado: 4(+2)=6 [3, 1]
Mi mente se sentía nublada, pero tenía que resistir. Vi de reojo, en pánico a Xue, siendo tentado por las flores, miro de reojo a Helena, sintiendo una fuerte ira hacia ella y su trampa, con manos temblorosas, sujete uno de mis chakrams, queriendo lanzársela, queriendo matarla. Como puedo, le lanzo el chakram con una desviación hacia su cuello, pero por desgracia, le hiere el hombro, aunque con una herida profunda.
- Mierda...- Maldigo al no haberla podido matar.
Mis piernas se debilitan y caigo de rodillas al suelo.
Motivo: agilidad
Tirada: 2d6
Resultado: 7 [1, 6]
Motivo: agilidad
Tirada: 2d6
Resultado: 6 [5, 1]
(me olvidé de poner el +2 en agilidad (osea 9) y sin querer le di a tirar de más, por lo que la segunda tirada no vale)
Helena recibe el ataque de Yinghua que rebota hacia el suelo haciendo un estruendo, además la sacerdotisa marcha corriendo, alertando al vecindario; sin embargo, los dos hermanos no se quedan a comprobar si nadie acude a su rescate y huyen en dirección contraria, el jardín de Klarica momento en que la hoja gigantesca de la mimosa púdica bloquea el paso peligrosamente.
El efecto de la planta gatera también hacen efecto después del sobresalto y los dos hermanos se ponen a restregarse con la planta, a olerla, lamerla, besarla, entregarse ramos y hacer que se olviden de todo hasta que Ying cae en cuenta de que tienen que irse y se marchan por donde huyó Helena. A la salida encuentran a Helena de vuelta, pero acompañada por quien ha acudido en su auxilio.
Es ella —dice a los paladines de Velkapómsta, cuyos adornos florales son fácilmente reconocibles.
Helena empieza a sanarse con plantas del jardín cuando sus compañeros pasan por su lado para ir hacia los felinos, que sin dudarlo se dan a la fuga a toda velocidad iniciando una persecución con trampas distintos efectos psicotrópicos por el camino, las sedas se desprenden de la cabeza durante la huida y todavía es peor, ambos acaban totalmente embriagados por distintos efectos...
Abrís los ojos con una sensación celestial en el cuerpo, hacía mucho que no dormíais en algo tan... ¿Blando? Pero estáis sobre una losa, tirados en el suelo de un lugar desconocido y sombrío. A fuera se oye barullo, aunque es muy cercano se percibe distante, poco a poco vais recuperando los sentidos, oléis a gardenia y magnolia, empezáis a sentir náuseas, pero no solo eso; también recuperáis algunos recuerdos confusos de la noche:
Atravesasteis un Bancal distinto para huir de vuestros cazadores, en él empezasteis a reir perdisteis todo el sigilo, os perdisteis, incluso llegásteis a la barca para salir del jardín junto a las pasifloras. Por lo menos vuestras huidas fueron audaces durante un rato, pero la combinación de efectos de los jardines terminó por dejaros tendidos en el suelo y temer por vuestra vida.
Os encontrábais con dolor fuerte, inmobilizados por la parálisis, con ceguera cada vez mayor, un pitido muy fuerte en el oido y alucinaciones. Recordais como os presentan a Klarica, estuvisteis en su jardín llevados por los paladines.
Recordáis las manos de Klarica sanandoos con un remedio luminoso, os lo hace comer, también recordáis horas de soledad en ese lugar, sin poder actuar, despertando aunque en trance y durmiendo intermitentemente.
Una de las veces que despertáis notáis un ajetreo dentro de una caja oscura
Vais asimilando la noche loca que habéis tenido, en silencio hasta que estáis mejor, entonces os atrevéis a levantaros y veis unos ataúdes gracias a vuestra visión privilegiada, habéis llegado hasta aquí dentro de ellos.
Ali entra por la puerta y suspira cuando os ve.
Pensé que no lo contabais —suspira pesadamente—. ¿Cómo estáis?... Aunque os han visto ahí dentro y es un problema bien gordo, es casi como estar muerto eh. Tienen que olvidarse de vosotros.
Ali se tumba en un sillón balancín y empieza a mecerse mientras se sirve un vino.
He tenido una idea genial, no tendréis que pasar por el collarín ni nada, simplemente marcharos. Resulta que algunos de nuestros informantes han detectado un grupo de religiosos que poseen un artilugio sagrado, quieren pasearlo por todo el mundo y antes de que se lo roben en otro rincón del mundo queremos hacernos con él... El señor P se olvidará de todo si lo traéis, ¿qué os parece? Uno de ellos lleva plantitas, ¿no es precioso? —alza la copa de vino con toda la ironía del mundo.
Sois prácticamente incapaces de hablar mientras él habla, todavía os sentís aturdidos; sin embargo, cuando espera una respuesta conseguís razonar... Yinghua pone la mano en el bolsillo encontrando algo, incluso tiene un momento lúcido y recuerda que es la cura de Klarica, pudo hacerse con un poco mientras los sanaba y debería ser la clave de la inmunidad, pero Ali no sabe de ella todavía.
Tenéis libertad de acción, aunque estáis suficientemente aturdidos como para no poder huir corriendo si quisierais.
Si decidís no ir a por los viajeros y su artefacto, no os uniréis al grupo y vagaréis con un collarín explosivo el resto de vuestras vidas, si os lo tomáis con mucho drama. Además tanto el señor P como Klarica pueden querer ajustar cuentas con vosotros y tenéis un futuro incierto, en el caso del señor P tanto dentro como fuera de la ciudad.
Ying tiene un hongo luminoso en el bolsillo y cree que es la cura e inmunidad a todo.
Habéis viajado en un ataúd, pero ya nos podemos unir al otro grupo tan pronto como llegue a la ciudad
Miré a Ali por un momento, escuchando todo. Aún la cabeza me daba vueltas y cerré los ojos por un momento. Recordé lo que había sucedido en el Jardín. Habíamos fallado la misión, pero por suerte teníamos otra oportunidad. Aunque esperaba que fuera una tarea más fácil.
He tenido una idea genial, no tendréis que pasar por el collarín ni nada, simplemente marcharos. Resulta que algunos de nuestros informantes han detectado un grupo de religiosos que poseen un artilugio sagrado, quieren pasearlo por todo el mundo y antes de que se lo roben en otro rincón del mundo queremos hacernos con él... El señor P se olvidará de todo si lo traéis, ¿qué os parece? Uno de ellos lleva plantitas, ¿no es precioso? —alza la copa de vino con toda la ironía del mundo.
—¿Un artilugio sagrado? ¿De qué se trata? —pregunté intentando incorporarme y tocando mi cabeza aún dolorida—. ¿Estás bromeando? ¡Otra vez hierbas, plantas y esas mierdas! Tenéis una gran obsesión muy grande.
Intenté levantarme, pero mis piernas temblaron como gelatina y volví a sentarme. Tenía demasiadas ganas de dejarlo todo e irme a jugar, beber o lo que fuera con tal de olvidar todo. Pero sabía que no podía distraerme, no podía volver a fallar al señor P. Volví a mirar a Ali.
—Supongo que conseguiste hablar con el señor P para darnos otra oportunidad, ¿no? Realmente fue horrible, no había un buen plan, ni siquiera sabíamos que había una estúpida planta que afectara a los Nekotán —mi cuerpo se estremeció recordando mis acciones bajo los efectos de la planta—. Era peor que estar borracho —dije entre risas bromeando—. Bien, acepto la misión. Yinghua, ¿te parece bien?
No podía negarme; eso supondría tener un collar que indicaba que mi vida le pertenecía completamente. No iba perder mi poca libertad.
—Pero esta vez hay que hacer las cosas bien. Quiero información sobre el grupo: cuanto más sepamos mejor. ¿Cómo son? Si están transportando algo tan valioso, deben saber pelear o usar algún tipo de arma, ¿verdad? No quiero que se nos escape nada. Así que dime, ¿Qué más sabemos aparte de que hay un integrante que lleva plantitas?
—Supongo que conseguiste hablar con el señor P para darnos otra oportunidad, ¿no? Realmente fue horrible, no había un buen plan, ni siquiera sabíamos que había una estúpida planta que afectara a los Nekotán —mi cuerpo se estremeció recordando mis acciones bajo los efectos de la planta—. Era peor que estar borracho —dije entre risas bromeando—. Bien, acepto la misión. Yinghua, ¿te parece bien?
Lo miro y asiento, frunciendo el ceño al recordar la impotencia que sentí cuando mi cuerpo y mente fueron afectados por las plantas.
—Se sintió horrible, y por un momento creí que podría resistirlo, pero al final me debilite por ello...— El recuerdo me hizo sentir frustrada y molesta.
—Estoy de acuerdo con este trabajo, debemos recuperar la confianza en el Sr. P.— Miro decidida a Xuehua, no debemos fallar.
Regreso mi mirada a Ali. —Tenemos que saber todo lo posible de nuestro objetivo, en la misión anterior fuimos demasiado a ciegas, dinos todo lo que sepas, Ali, nada de acertijos, nuestra vida está en juego.— Acerco mi mano a la de Xue y la aprieta, entre determinación y miedo.
Ali levanta una ceja y sonríe pícaro cuando los dos hermanos le exigen información. Casi parece que se burle de lo ocurrido en el jardín.
Eh, eh —levanta las manos haciendo una barrera entre vosotros y él, alejando posibles ataques y dudas sobre sus intenciones—. Os dije "casi" todo lo que sabíamos del jardín, tan solo no quería que contarais con mi ayuda para que os esforzarais. Pero estáis de suerte, sabemos mucho más esta vez.
Después de dejar la copa de vino en la mesa, se pasea por la estancia hacia un mueble y abre un cajón, podría sacar cualquier cosa de ahí, pero simplemente saca papel, y luego toma la pluma del escritorio.
Completamos una misión en la que destruimos un artilugio sagrado en Villa Alessia, al sur de aquí, era una campana. Nisiquiera la presencia de la queridisima amiga de Klarica pudo detenernos. Pero pasó algo inesperado, la campana fue reparada por ese artilugio que reaccionó a manos de un don nadie —va apuntando—, es el que lleva plantitas, el aprendiz de la legendaria Eduriel según cita la misma Salvia, "la amiga" —marca las comillas con los dedos—. Muy oportunamente explicó ante nuestro informante que sus dos acompañantes son una reencarnación de Virya cuyo intelecto histórico tiende a menos uno, pero que tiene visiones sobrenaturales que la alertan de nuestros planes, y la princesa ilegítima del difunto reino de Acronia que os partirá la crisma si hacéis algo a alguno de los dos anteriores. Los tres son jóvenes e inexpertos y no sé cuál me molesta más, dudo que hayan tenido experiencias con la muerte y tal, lo tenéis fácil para traérnoslos, pero lo primordial es el artefacto. A todo esto —se ríe y os tiende la nota escrita con letra horrible e ininteligible—. El señor P no sabe nada, será mejor que no os vea nadie de los nuestros ni del jardín o la tendremos, así que ocultaros mientras esperáis a que lleguen. Según lo que le dije a P, ya estáis a la caza del artefacto, no podía ganaros más tiempo, así que me alegra que hayáis aceptado —arruga las cejas con cara de sufrimiento dramático—. No sé qué hubiera sido de mí si llego a equivocarme con vosotros, me merezco un premio, unas vacaciones por lo menos, o que me regaléis un tesoro ancestral. Solo sugiero, ¿eh?
Por un momento no sabéis si habla en serio o no.
Acronia fue un reino próspero que después de una guerra civil colapsó tras la aparición masiva de monstruos. Es una tragedia singular en los ultimos tiempos, a menudo han usado esta tragedia para conseguir mano de obra barata y tráfico de influencias por decirlo de manera suave. Klarica nunca ha ayudado a los refugiados aun si venían de Acronia.