Partida Rol por web

Mark comenzó a sudar por el esfuerzo, pero no abandonó la tarea. La espada atravesaba con facilidad el metal, pero no serraba bien, por lo que el exmarine optó por ir haciendo agujeros en la tapa a pequeños intervalos. Concentrándose en varios puntos clave, pronto logró tener una larga línea de metal fundido (peligrosamente caliente). Al fin, después de un largo período de subir, bajar y empujar con su espada, la tapa pareció estar lo suficientemente debilitada como para tirarla abajo a base de patadas.

Cosa que hizo.

La tapa calló por el estrecho pozo, haciendo un ruido de mil demonios. Sin duda el factor sorpresa no lo iban a tener si había problemas allí abajo. 

Observo como cae la puerta y poniendo rodilla en suelo doy un vistazo rapido al interior a nivel de las rodillas.

Luego miro a Mark.

-Señor Malta, quizas seria buena idea hacer bajar al resto del equipo, ya que se ha tomado la determinacion entrar de un modo poco sutil por lo menos hariamos exhibicion de musculo, metaforico y real. Seria mas seguro.

- Apoyo su idea, De Bligh, pero me preocupa que nos quieran cerrar la retirada. Esperen 5 minutos y si no tienen noticias mías en ese tiempo o si oyen ruido, vengan de refuerzo. O si quieren discutir la idea entre ustedes, pueden seguirme en cuanto se hayan puesto de acuerdo. – contestó antes de ponerse en marcha activando su sistema de camuflaje IR, además de su camuflaje normal. ¿Se pondrían de acuerdo antes de 5 minutos? Sería interesante de ver el resultado.

Ante las palabras de Mark, miro a Darko y digo: Yo me quedo, y me aposto en una esquina de la sala desde donde vea el agujero de bajada y las entradas a la habitación donde estamos. Me arrodillo para tener más estabilidad y ofrecer un blanco menos evidente.

-Bien Roberto-le contesto por el comunicador.

Espero a que llegue Darko a mi posicion, donde le saludo con la cabeza.

-Esperemos esos cinco minutos, señor Ostenhöllen-digo mirando el cronometro.

Mientras tanto compruebo armas y equipo y permanezco a la escucha. A los cinco minutos si no hay novedad vamos detras, haciendole un seña a Osternhöllen para que me deje ir primero

- Ting, Ting … TINGGG.

- Son las 9 en punto.

Sorprendió la voz de la piloto por el comunicador. Había intentando, vagamente, imitar a la megafonía, cuando quería dar un anuncio o avisar de que partía un tren o vuelo, pero, le había salido medianamente mal. Se apreciaba más la sorna que la imitación. A alguien le hubiera recodado un viejo programa de radio; de esos de tertulia matutina, en la que quieren arreglar el mundo y dicen más idioteces de las que se pueden contar. Luego, las palabras, ya era una burla más que otra cosa, terminaron con un ridículo:

- Su despertador y cuenta atrás le ha avisado de su última programación. Sonará esta alarma una vez más dentro de 9 minutos y 48 segundos.

Darko baja sin hacer ruido hasta cerca de Pavel, mirando de rojo el "destrozo" que ha hecho Mark. Mira el reloj, impaciente, esperando que el "jefe" vuelva pronto y no haya que bajar a buscarle.

Lorna se preguntó si aquel Doctor Kimota realmente estaba al cargo. Tal vez fuera un clon, un cyborg o incluso un puñado de nanobots. No le gustaba nada cómo pintaba aquello pero el pago estaba en camino. Si no llegaba, siempre podía deshacerse de la IA.

No valía la pena perder más tiempo allí. Sus hombres ya debían estar destrozando cosas como fieras encerradas. Tomó nota para no traer tanta gente la próxima vez. 

-En marcha... Bocazas. 

Y volvió por el túnel por donde había venido mientras guardaba la IA en un bolsillo. 

Lorna deja atrás los restos fundidos del Doctor Kimota (o los de su clon/cyborg/nanoconstructo) y avanza de nuevo por el pasillo. Justo debajo del pozo por el que ha bajado ver lo más parecido a una tapa de alcantarilla medio fundida que parece haber caído desde el techo. Tiene marcas que parecen indicar que alguien ha usado algún tipo de soplete o similar para fundirla por los bordes.

En ese momento, una figura humana cae del pozo, aparentemente listo para el combate. Es Mark, claramente reconocible para Lorna, aunque lleve activado el camuflaje de su armadura

Tan pronto como llega al final del pozo, Doble observa que está en una especie de pasillo subterráneo, iluminado a intervalos por paneles en el techo, que emiten una tenue luz.

Huele bastante mal. Aunque no hay aguas fecales, un ligero olor a carne quemada inunda el ambiente.

Procedente de una habitación que se puede ver en uno de los extremos del pasillo, se acerca una figura humana: es la capitana, aparentemente indemne.

-¿Qué diablos estáis haciendo? ¡Os dije que esperaseis!

Doble se paró al comprobar que era la capitana.

- Verificar que no había sufrido hostilidades, señora. – contestó sin más ignorando los gritos y el mal humor de la capitana.

Dejó que pasara delante de él para cubrir la retirada mirando hacia atrás con resentimiento antes de comenzar el camino de vuelta.

La piloto se apartó del altavoz en el puente, con las pantallas de vigilancia perimetral puestas ante si.

La verdad es que esperaba noticias, y estas eran buenas noticias: - La jefa ha regresado. Y respiró profundamente a modo de alivio. Se sentó bien, ya menos atenta al sonido, y más a las pantallas que tenía ante si.

-Las ordenes eran que esperaseis mi regreso: no puedo cerrar un negocio con un escuadron armado asomando los cañones por encima de mis hombros-Lorna se encaramo a la escalera y empezo a subir-Llevo mucho tiempo en esto y se cuidarme sola...

-Todos podemos vernos superados en numero en un emboscada, señora. - contestó tranquila y respetuosamente - Si ese hubiera sido el caso, ¿deberiamos haberla esperado indefinidamente? ¿O solo hasta que nos hubieran emboscado a nosotros? ¿O deberiamos haberla abandonado, señora? - dejando entrever un pequeño tono de reproche por la preocupación debajo de las capas de disciplina con las que trataba de ocultarlo.

Acepto la reprimenda con un asentimiento y vuelvo a la nave sin hacer mas comentarios.

Como es habitual, me quedo el último para vigilar la retaguardia, aunque ya no con el rifle dispuesto si no algo más relajado. Cuando todos han salido me asomo al agujero y me encojo de hombros. Luego sigo a mis compañeros.

Darko regresa con el resto en silencio, sorprendido ante el arranque de la capi.

"Menudo carácter..."

-Todos podemos vernos superados en numero en un emboscada, señora. - contestó tranquila y respetuosamente - Si ese hubiera sido el caso, ¿deberiamos haberla esperado indefinidamente? ¿O solo hasta que nos hubieran emboscado a nosotros? ¿O deberiamos haberla abandonado, señora?

A las respuestas que el soldado quería, la piloto tenía las respustas. Lo tenía bastante claro, y la jefa también.

- Si la emboscan, ya será tarde para cuando tú puedas ayudarla, así que mejor cállate, y deja de pensar como un soldado, que ya no lo eres.

Pero sus pensamientos se los guardó para si. No quería echar más leña al fuego. No merecía la pena. Se tenía que dar cuenta solo que su presencia allí, si hubiera provocado un tiroteo.

- Y por tu proceder si la podrían haber matado … ¡IDIOTA!

El grupo se puso en camino de nuevo hacia StarPort ™ y su nave. La Capitana Lorna se mantuvo callada todo el tiempo y ninguno de sus tripulantes tuvo demasiadas ganas de hablar entre sí después de la reprimenda que les había echado. Avanzaron por las aceras automáticas reservadas a los humanos a buen paso, y en unos veinte minutos (*) llegaron de nuevo al lugar donde les esperaba Sophia, el androide de apariencia femenina (pero con piel de cobre y acero) que les servía de enlace con las autoridades portuarias. 

Sophia les miró con una sonrisa algo inquietante. - Veo que sus negocios han terminado antes de lo debido. Deseo que hayan sido fructíferos. - Después de que le indicaran que deseaban volver a su hangar, el robot les guió por el laberíntico espaciopuerto y se quedó en la puerta del hangar, dejando que entraran por su cuenta en la Blackmore.

Allí todos se reunieron con Adriana y Cassana. Adriana informó a la Capitana de que aún no había llegado nadie para entregar o recoger cargamento alguno. Quizá aún era pronto.

09:30 - 117-1097

Después de que todos se quitaran las armaduras y se asearan un poco (sobre todo la Capitana, a la que le costó quitarse el olor a carne quemada de las ropas), todos se reunieron en la sala común de la cubierta dos (**).