Partida Rol por web

Mientras espera agarrando el cabo con Crow a que los otros tres se decidan empieza a pensar algo...

-¿Por que la llaman Tortuga? Yo nunca he visto ninguna tortuga aquí...

- ¿Acaso eso te parece gracioso? -, te grita el Jefe del Puerto desde el muelle.

- Sacar a esos sátrapas del agua de una vez, que tenemos negocios que atender con vuestra capitana. -

Stanley mira extrañado al tipo con pinta de tortuga que le habla desde el puerto.

-¿Que? Eh.. ¡No me refería a usted!- intenta disculparse- Si, si, ya les sacamos... es que están atascados en una olla... ¿sabe usted?

- Bien, es que no me gustan las bromas con el nombre de mi querida isla. -, te habla ahora más calmado. - Decidle a vuestra capitana que estamos listos para descargar el envío de ron. -

Se gira hacia la capitana.

-Capitana, que dice el tortugo... digoooo... el jefe del puerto... que están listos para descargar el ron- le dice, como si ella no estuviera lo suficientemente cerca como para oirlo.

-A ver, los del agua....subir ya a Vargo, la olla ya estará fria y se le puede quitar "tranquilamente" aqui arriba. Preocuparos por coger el cabo, pegarle un tiento a la botella , y os subimos. Digo yo....-

Aprovechando la ayuda de María, intento agarrar el cabo que flota por ahí suelto. Y, tras agarrarlo, lo ato a la cintura de Vargo. El cual por cierto, no da señales de espabilar.
¡Doctor!. Si lográis izarlo hasta la cubierta, examinale la cabeza, que parece que se haya dado un golpe o algo asi.
Intento cerciorarme de que el nudo aguantara pero no estoy demasiado seguro al estar la cuerda demasiado empapada.
No obstante, miro hacia la cubierta del Berenice y añado.
¡Intentad izadlo ahora!. ¡Y atentos, que no se si va el paquete completo con olla incluida!.

Stan comienza a tirar del cabo, que previamente se ata a la cadera para poder hacer más fuerza.

-¡Arriba!

ayudo a Stanley a subir a Vargo
-Tú, Vargo a ver si adelgazas, cabrón.- digo bromeando.

Markus se acerca a donde sus compañeros para ayudar a subir la cuerda pero tira sin ganas ni mucho entusiasmo, todavía muy divertido por la situación.

La capitana suspira por el espectáculo que esta dando su tripulación en el muelle.

Camina hacia la punta el Berenice en proa y saluda al jefe.

¡Buenos días! Saludó sonriendo de lado Espero que Isla Tortuga no haya cambiado. Traigo el ron para aquellos que busquen de beber en las tabernas. Si colocáis una pasarela, enseguida podremos bajar los barriles, ¿cierto?

Entre todos, logran subir el cuerpo desmayado de Vargo a la cubierta, aún con la olla metida en la pierna. Entre todos lo colocáis sobre la cubierta mientras llamáis a gritos al doctor, que aparece entre el grupo la mar de tranquilo, en su línea.

Mientras tanto, el jefe del puerto escucha las palabras de la capitana y llama a sus hombres para que coloquen una pasarela. Cuando la pasarela está en su sitio, cuatro hombres suben al barco y comienzan a descargar los barriles correspondientes, sin dejar de sonreir cuando pasan al lado del pirata desmayado.

El jefe del puerto sube al barco y le entrega a la capitana la segunda parte del pago, que se realizaba a la entrega.

Me separo del grupo y me dirigo donde la Capitana
-Dónde vamos ahora? tengo que calcular la ruta...Qué tenias pensado?- digo mientras me termino la manzana re-mordida y saco otra tirando esta al mar.
Jugeteo con la verde y reluciente manzana esperando la respuesta de nuestra Capitana.

Por el momento, estaremos aquí esta noche. Mañana veremos qué hacer. Hasta entonces, os doy via libre... Miró a Crow, a Peter y Vargo desmayado. ...excepto para meteros en líos, volar barcos o asesinar a nadie.

Sonrió. Id a la taberna, a comprar o lo que deseéis. En esta isla hay en la que todas, ron y mujeres. Satisfaceos.

Dicho esto se retiró a su alcoba en el barco para cambiarse de ropa para luego descender a la isla. Aun siendo pirata, le gustaba mantener una mínima higiene. Además, tenía que comprar nuevas rosas.

Veo como Vargo es izado a la cubierta como si de un pedazo de carne se tratara y cuando ya esta arriba, trepo por los contrafuertes de las cuadernas hasta la cubierta del Berenice.
Mientras mis compañeros se agolpan alrededor de Vargo, yo hago dos cosas.
Despliego la escala de cuerda que esta arrollada junto a la borda del costado para que ha María le resulte mas facil volver a la cubierta.
Y a continuación, recojo mis pistolas y las vuelvo a enfundar con cierto gesto de satisfacción.
Y tras todo esto, yo también me aproximo para ver que tal esta nuestro compañero.
Y he aquí que cuando la capitana nos dirige la palabra, yo miro de soslayo a los estibadores que se están encargando de descargar. Y con una sonrisa un poco distinta a la de ellos, respondo.
Ah capitana. Tratare por todos los medios de cumplir la orden de estarme quieto. ¿Pero quien puede prever todas las posibilidades?
Y no puedo evitar encojerme levemente de hombros.

Elisabeth se acerca a Vargo, con gesto preocupado y todavía atónita... pero deja espacio suficiente para el doctor y María, que serán quienes supone se ocuparán de él... Luego escucha a la capitana, a quien no sabe si admirar o despreciar por la sangre fría con la que está tratando el asunto... ¡Casi muere alguien de su tripulación! Realmente tenía mucha sangre fría...

Tenía muchas ganas de pisar suelo firme por fin, aunque... debería hablar antes con la capitana sobre su situación...

¡Capitana! Me gustaría reunirme con vos si podéis concederme unos minutos... Se atreve a decir, aguantando como puede la compostura, pues sabe que apesar de ser mujer, está tratando con una pirata... aunque ya lleve unas horas en el barco, todavía no ha hablado con la capitana de su futuro...

La capitana le hizo un gesto para que entrara también en la alcoba. Ahí hablarían sin molestias.

Venga Vargo Dijo Markus acercándose a él. Deja de hacer el vago y vamos a beber algo.
El pirata miraba de reojo al Doctor Spade por si la situación de su compañero podía ser realmente grave, cosa que él no creía.

Elisabeth traga saliva y asiente, con la palabra decisión escrita en la cara... aunque antes de entrar a la alcoba dirige una mirada a Vargo, algo preocupada aún... hasta que ve como el doctor se hace cargo de él. Ese hombre había salvado su vida el día anterior... no tendría problemas en hacerlo de nuevo con el pirata. Cierra la puerta tras de sí.

Elisabeth pasa a la alcoba, sin apartar la mirada, decidida, de la mujer que tenía delante. Sujeta las manos delante de su regazo para no mostrarse nerviosa. Al fin y al cabo, se trataba de una situación diplomática... y nunca había tenido problemas con ellas.

Ante todo quería agradeceros el haber salvado mi vida y haberos ocupado de mí hasta este momento. Empieza a hablar, con voz firme y segura.