Partida Rol por web

Bings sabía lo que iba a ocurrir a continuación, no había otra opción, había aprendido en el barrio donde que creció que el honor y la justicia eran tonterías de los blancos, sabia que aquel hombre le dispararía con tal de que no lo pusiera en evidencia. Jodidos blancos y sus secretos.

La mirada de Bings se hizo fría a medida que la mira de su arma se desplazaba de donde estaba Mavs hasta el Sargento. –Tres?- El dedo índice de Bings oprimió el gatillo con fuerza dejando que se descargara toda una ráfaga de balas sobre el sargento.

¿Habéis escuchado ese ronrroneo? ¿Que no? ¡Pero cómo es posible! Ese "brrr..." continuado, unas veces más agudo, otras veces más grave... pero al fin y al cabo el mismo sonido... ¡Escucha, escucha...! ¿seguro que no? Me...¡Me estás tomando el pelo! ¿verdad?

Las más veces era el chico el que las había "liado"... y bien grandes. Tanto que no era sorpresa para nadie que uno de sus compañeros apuntase a otro, porque ya lo había protagonizado él mismo... Lo que nunca había hecho hasta ahora era llevar a cabo una de sus amenazas con arma de fuego para con alguno de los soldados del pelotón, lo cual no quita que no pudiera hacerlo. Sin embargo Baronetti escuchó tiros que no procedían ahora de su arma.

En un principio pensó que alguno de sus compañeros había disparado a algún peligro inminente, quizá alguna de esas luces que podrían haber en trado por la puerta, o a alguno de los cadáveres del suelo, para cerciorarse horas despues de que no se trataba de "un zombi que se pudiera levantar y acabar con ellos a mordicos"... Por eso, fruto de un acto instintivo por la ráfaga de tiros, dejó de buscar documentos o cuadernos, se agachó y en un acto reflejo contrajo su cuello y su cabeza intentó cubrirse hacia abajo, entre sus brazos.

En esos momentos Bartholomew dejó de buscar resquicios, sacó su norinco y se giró (aún en el suelo), en la justa dirección entre Mills y Bings. Pues bien, en esos momentos Baronetti experimentó lo que siempre dicen cuando has vivido un suceso peligroso, cercano a la muerte: toda tu vida pasa delante de tus ojos, en forma de escena, quizá solamente en unos pocos segundos... los mismos que dura el peligro hasta que te das cuenta de que no la has palmado. La diferencia era que... tras el sonido de las balas volando, Baronetti no vio la historia de su vida propiamente, sino la de todos su compañeros: observó la llegada al templo y la reacción de sus compañeros en todo momento... sobre todo... la de Bings.

Inconscientemente y sin saber porqué, las imágenes del soldado Bings fueron atraídas a Barthow, y procesadas por su mente: caminando con la ametralladora en alto entre la jungla, debatiendo con sus compañeros, flanqueando el rio, explorando los muros... Lo curioso es que lo que más le llamó la atención fue ese "brrr..." comentado al principio, ese ruido ¡Bzzz (gesto de escalofrío), que malestar! Y ese ruido no era ni más ni menos que toda la "mierda" que el soldado expulsaba por su boca: sus comentarios racistas, entre otras perlas.

Si. Baronetti no lo había pensado detenidamente hasta ahora; ¡joder! ¿Y si perdía el sentido las más veces por eso? ¡No, no, no! No era la principal razón, sin duda, aquel chico tenía problemas mentales algo graves; sin embargo los comentarios acerca de los "blanquitos" de Bings puede que agravaran la tensión de las escenas y las paranoias del crio alocado... ¡Si! ¿Eran esas frases la llama que avivaba a la Conciencia o al Remordimiento en su cabeza? Tal vez... Ese "brrr..." constantemente... punzada por aquí... punzada por allá... ¿Quién podría decir lo contrario? ¿Quién diría que Bings no agravaba esa situación? ¿Que no era una mala influencia para el grupo? ¿Para la misión? ¡Por la Vírgen! ¡¡Claro que lo era!! ¡Era un fuelle que avivaba el fuego que nos haría estallar, bien por el cubo al tocarlo o por disparársele el lanzagranadas de su mano! ¡Era potencialmente peligroso! ¡¡Era un...un... era un lastre!!

-Ese Bings es un lastre -pensó el chico. ¡Es él! ¡Él aviva mis pensamientos! ¡No...no me di cuenta hasta ahora!

En esos momentos, Baronetti apuntó con su Norinco hacia Bings. Apreto el gatillo hasta vaciar el cargador.

Mills sabía que tenía números para acabar ahí sus días, pero, curiosamente, no sentía arrepentimiento. De no haber intercedido habría perdido algo peor que su vida, habría perdido su identidad como sargento del ejercito de los Estados Unidos.

En esos momentos en los que uno esperaría ver pasar su vida ante sus ojos, tener un pensamiento para sus seres queridos, pensar en el lugar al que le gustaría volver o en cómo sería sido su vida si volvía de esa guerra Mills se descubrió pensando en compañeros de unidad, en oficiales y en estancias cuartelarias. No se podía ni imaginar anciano y retirado de vuelta a casa; sabía que si no moría en esa habitación o en esa guerra sería en otro conflicto, básicamente en otra trinchera, preferiblemente con las botas puestas... y que era sobre la sangre de soldados como él que se edificaba su nación. Un último pensamiento cruzó su mente en ese momento:

- This we'll defend...

Bings se encontraba en un extraño estado mental, en parte estaba emocionado, el sargento le caía mal y sentía que por fin podría descargar su ira contenida por tantos años de opresión matando a una autoridad blanca. Por otro lado, estaba muy nervioso por lo que pudiera suceder, en el fondo no quería morir. Finalmente la situación lo tenia sumamente eufórico y lleno de inspiración, la tensión lo alimentaba. Así que sin pensarlo 2 veces Bings descargo el fuego de su rifle sobre el sargento.

Nada nada, n hagas caso a las notas XDD falta de sueño...

1ºAprobecho la situacion de tension y cuando bings mire hacia mills cojo el cubo y me cubro detras del pedestal donde esta puesto.

2ºMientras se resuelve el tiroteo y si sigo con vida, intento recordar lo que hizo el calamar y repetir la secuencia.(si hace falta tirada me avisas)

Entonces "tirada de iniciativa" es simplemente la iniciativa del pj no? esque como hablabais de tirada de iniciativa, no sabia si era eso o habia que sumar algun dado o algo.

Las cosas se salieron de control en el mismo momento en que Bings dijo tres, adelantándose al sargento. Movió ligeramente el fusil y apretó el gatillo. A aquella distancia era casi imposible fallar y Bings lo sabía. Las balas atravesaron a Mills salpicando sangre en todas las direcciones.

Entonces Bings comprendió por qué el sargento tenía fama de indestructible. Pese a que lo había cosido a balazos su superior y se tambaleaba sangrante Mills se mantenía en pie y disparó su pistola a bocajarro. La sangre salpicó la escalera contra la que se apoyaba el soldado. El tiro le había reventado parte de la mandíbula y el cuello. Bings abrió los ojos como si, pese a lo esperado, aquel certero impacto lo hubiera desconcertado.

En ese momento, desde su posición, Baronetti se giró sorprendido y casi sin pensarlo abrió fuego contra Bings. El disparo alcanzó al soldado negro en el pecho. Bings lanzó un esputo de sangre y su mano inerte dejó caer el lanzagranadas al suelo. 

Pese a que el cuerpo sin vida de Bings se escurría ahora en un charco formado por su propia sangre Morriset todavía lo apuntaba como si esperase verle ponerse en pie. Sin embargo no fue así: Bings estaba muerto. Su cabeza cayó hacia atrás, siempre con los ojos muy abierto. Una mueca de desprecio se dibujaba en su rostro. Al final quizás tenía razón: los blancos siempre se unirían entre sí contra él.

Los tres soldados supervivientes estaban todavía asimilando lo sucedido. Fue ese momento el que  Maverick aprovechó para agarrar el cubo y cubrirse bajo el pedestal. Los demás se giraron justo a tiempo de ver como parecía dispuesto a manipular el extraño objeto.

El cabo se quedó durante un segundo en suspenso, como intentando digerir lo que acababa de pasar ante sus ojos. La mano de la pistola le temblaba. Sin embargo, no pudo dudar durante mucho tiempo, pues el sargento estaba herido.

Sin pensarlo, guardó el arma en la funda y acudió a socorrerle rápidamente.

- ¡Sargento! -gritó mientras corría para ayudarle a mantenerse en pie.

Aunque no iba a permitir que se trasluciese, el desarrollo de los hechos disgustó seriamente a Mills.

- Mierda, Bings, ¿por qué? - pensó antes de que la adrenalisa empezase a bajar y a hacerse palpable el dolor en su pecho...

Pasada la furía de los gritos y la momentanea torcedura del gesto mientras apretaba de dientes al disparar, la cara de Mills pasó a su ceñuda neutralidad.

Casi sin fuerzas, se palpó el pecho con la mano izquierda para acto seguido verla con incredulidad completamente ensangrentada. Entonces se dio cuenta de que le habían disparado y empezó a ser consciente del dolor.

Desgraciadamente, a parte de estar considerablemente magullado, estaba de espaldas a Maverick y no era consciente de qué el soldado tenía intención de hacer contraviniendo sus ordenes...

Un suspiro, todo término en un suspiro. Bings aun lo recordaba como si fuera ayer, corría por las calles de su barrio en las afueras de Massachuset, era un barrio negro, o al menos así había aprendido a llamarlo en las calles fuera de su hogar, fuera de su barrio fuera de su hogar el también era un negro, eso también lo había aprendido en las calles fuera de su hogar. Fue aquella tarde mientras corría de regreso a su casa que aprendió lo que era un negro, que aprendió lo que significaba. Aprendió mientras veía morir a palos a sus dos padres como aquellos hombres de diferente color de piel estaban llenos de odio y repudio hacia ellos; jamás supo por que aquel par de policías mataron a sus padres a palos; a nadie le importaba, el solo era un negro mas, además huérfano y pobre.

No tenia nada y a nadie le importaba eso, todos le habían dado la espalda, todos lo usaban, todos se aprovechaban de él, todos lo odiaban…, todos eran blancos. Y lo que mas odiaba Bings era los fantasmas de blancos, justo como el que había visto este día, el día en que por fin había luchado contra aquellos que lo odiaban, el día que había muerto por ello.

Bings sangraba copiosamente, estaba muriendo lo sabia, no había duda de ello. Quería llegar al lanzagranadas pero no podía mover su dedo a pesar de que su mano rígida y fría seguía apretando el gatillo. Y con todas sus fuerzas deseo maldecirlos, deseo que su muerte fuera mas lenta y dolorosa de lo que había sido para Bings. Deseo que el sargento no muriera, no aun.

Pronto, pronto, pensaba Bings, pronto terminara el viaje y ellos seguirán ahí, esos estupidos blancos no saben lo que les espera. Todos iban a morir allí, aunque no lo aceptaran. Así tendría que ser, así debería ser.

Los ojos de Bings quedaron fijos en el infinito, la vida se la había esfumado… ahora yacía inerte.

Mientras Morriset agarraba a su sargento el soldado Bings expiraba finalmente. Baronetti parecía sobrepasado por lo sucedido, su mirada estaba fija en el cuerpo inerte del soldado negro.

Y entonces las cosas, que parecían no poder empeorar, empeoraron.

Un relámpago cegador sorprendió a todos los soldados. La sala se cargó de estática como si de pronto un enorme generador soltase toda su carga. En medio del caos se oyó el grito de un sorprendido Maverick:

- ¡Protégeme Virgen de la Muerte! 

Lo siguiente fue el ruido del cubo cayendo en el suelo. Donde antes estaba Mav ahora sólo quedaba el cubo, que todavía centelleaba ligeramente tras lanzar su extraña descarga. Pero del soldado no quedaba ni siquiera un rastro de ceniza...

Los tres hombres que quedaban en pie en aquella sala intentaban asimilar todo lo sucedido: habían matado a un compañero y el otro ¡se había desvanecido en el aire!

Morriset se esforzó en soportar el peso del tambaleante sargento herido. La sangre de Mills manaba de sus heridas y estaba caliente cuando manchó su uniforme de faena.

Entonces Maverick desapareció en mitad de aquella infernal tormenta y todo se quedó silencioso, pero la mente del cabo era un barullo que costaría desenredar.

- Joder... mierda... ¿qué coño...?

El sargento solo oyó la desaparición de Maverick, pero intuía que algo malo estaba pasando. Desganado y dolorido, se giró para encontrarse con que el soldado de cara bonita había desaparecido...