Partida Rol por web

Ni tatuajes ni cicatrices. Mierda, hubiera quizas ayudado un poco a identificarnos. Al menos saber si eramos soldados o algo así. Los pinchazos tampoco me decían nada excepto que seguramente eramos parte de algun experimento, o eso sospechaba debido a las jodidas habilidades que habíamos mostrado. O podría ser alguna drogadicta...

Me fijé que había una especie de traje. Lo que sea que sirva para llevar otra cosa que la bata era perfecto. Tomé también una pistola, y mi mano reaccionó naturalmente a su tacto. Bien, así que sabía de armas.

No tuve tiempo de reflexionar en eso cuando volvíamos a estar bajo ataque. -¡Joder!- Maldije levantando el arma y disparando a uno de los monstruos.

El Jóven salta hacia detrás y como puede, pega su espalda en la pared mientras ve esas formas humanoides que vuelven a la carga. Comienza a temblar... parece que está muy nervioso, pero entre esos sollozos, atináis a escuchar un grito que procede de lo más profundo de la garganta del jóven.. - ¡MANTENEOS SEPARADOS DE ELLOS!

No me da tiempo de pensar, cargo la escopeta con una sola mano, dejando caer el kit médico con que me había hecho, bajo el cañón de la escopeta y disparo a mi atacante a bocajarro...

- Santa María madre de dios...- Mascullo. No recuerdo ni mi nombre pero recuerdo esa mierda... Y que no soy un auténtico creyente, es solo por no cagarme en el altísimo...

El jóven se retira y comienza a temblar. Por alguna extraña razón, del tubo fluorescente que ilumina la estancia salen unos rayos que se dirigen al bicho, que se encuentra bajo el fuego de los otros compañeros... ¿Será que está desarrollando una serie de poderes que le permiten modificar la electricidad a voluntad?

No me da tiempo casi a pensar. La extraña sensación de tener una arma en las manos da paso al miedo. Al miedo que provocan esas "cosas". Sin perder más tiempo, apunto al primero de ellos y disparo, rezando para que las balas llegen al blanco y por que esas "cosas" no sean inmunes a las balas.

Parece que había más monstruos esperando a atacaros, ¡pero esta vez os han cogido bien preparados!.

Sin perder un segundo, "Jane Doe" levanta esa pistola que tan familiar le resulta y abre fuego contra uno de ellos, logrando herirlo (¿Es casualidad que haya elegido el nombre que la policía americana da a los cadáveres desconocidos?). Poco después, "Bob" envía al otro al infierno de una perdigonada, que retumba como un cañón en el espacio del almacén.

Envalentonado por la demostración de que, a diferencia de lo que temía, aquellos seres son vulnerables a las balas, "Ron" levanta el subfusil que acaba de agarrar y dispara, tratando de rematar al que ha quedado en pie, pero éste, demostrando una resistencia sorprendente, todavía es capaz de esquivarlo.

Lo que no logra esquivar es la repentina descarga eléctrica procedente de la lámpara del techo, que sorprende a todos. Durante unos instantes la electricidad fluye, el engendro grita, las chispas azules saltan él...hasta que se desploma, humeante, sobre el suelo del almacén.

Todos miráis al joven que parece haber provocado ese fenómeno, aún tembloroso. Parece que es capaz de algo más que hacer temblar las bombillas.

El maná celestial estaba corrompido, pero vosotros habéis sobrevivido a su corrupción.

Noto un temblor en mis sienes, un eco del sonido de los disparos y la descarga eléctrica que parece expandirse desde el centro de mi cráneo hasta que me repiquetean los dientes. No soy consciente de haber matado nada nunca, sé lo que es el bien y el mal, mi amnesia no llega tan lejos, pero esto... Este despertar sin respuestas que nos ha empujado en milésimas de segundo a una hola de ejecuciones de criaturas extrañas... No voy a decir que matar al primero, el que tenía características cuadrúpedas, fuese más sencillo pero estos otros, cuyos cuerpos descansan a nuestros pies, son humanos, o lo fueron en algún momento... Tomo unos cartuchos de escopeta para reponer los que acababa de usar, dejando caer los casquillos muertos al suelo. No puedo remediar el tener que dar rienda suelta a mis pensamientos en voz alta, peor aún así procuro mantener un hilo de voz bajo.

- Puede... Puede que estas otras criaturas fueran como nosotros... Puede que hayan realizado otro tipo de experimentos con ellos, algo que los ha transformado en esta especie de semi vidas blancuzcas. No sé ni quienes ni qué somos pero esto parece una película de científicos locos, con los protagonistas tratando de escapar de un laboratorio lleno de criaturas experimentales, con la diferencia de que en esta película nosotros también somos esas criaturas experimentales.

Echo un vistazo al cadáver que hay a mis pies, pero sin arriesgarme  a tocarlo. siguiendo la línea de pensamiento de Jane, puede que estos otros sujetos, al haber tenido otra suerte, si que tengan algún tipo de marca de identificación.

En lo que queda limpio o intacto de su epidermis después de vuestra lucha, no parece haber ninguna marca identificativa. Sería difícil pasarla por alto en una epidermis tan descolorida. Las únicas marcas que tienen son las de sus huesos y alguna que otra herida cicatrizada.

Aún mantuve mi mano alzada un momento, viendo cómo el monstruo pálido chillaba primero por mi disparo y era finalmente silenciado. Entre todos nos habíamos movido rápido, actuando efectivamente. No estaba mal para un grupo sin memoria y con evidentes muestras de mutaciones seguramente experimentales.

Puse la pistola aparte y me enfundé en el traje, sintiéndome un poco más cubierta que antes. Volví a tomar la pistola y la coloqué en la parte trasera de mi cintura.

-Bueno Bob, si veo que comienzas a convertirte en uno de ellos, te volaré la cabeza. Y espero que hagas lo mismo conmigo.- Le sonreí de medio lado, sardónica.

No parecía haber nada más de interés en ese lugar. -Hay que seguir en movimiento, es posible que esas cosas nos rastreen por el ruido o por el olor; además debe haber algún lugar con archivos donde podamos sacar más información.-

¡Joder! ¿Qué son esas cosas?

Intentando recuperar el aliento, me apoyo un momento en la pared intentando ralentizar los latidos de mi desbocado corazón. Después de todo lo acontencido podía tener dos cosas claras. A saber: no tenía ni zorra idea de lo que estaba sucediendo, de quiénes son las personas que me rodeaban y ni siquiera de quién soy yo mismo.

La segunda cosa que tengo clara es que debo mejorar mucho mi puntería si siguen apareciendo esas cosas.

Con la respiración más serena consigo volver a hablar.

-Estoy con la joven. Deberíamos movernos. Esta claro que aquí parados no adelantamos nada. Hay que buscar una salida cuanto antes.

Trato de hacerme con otro traje o algo con lo que cubrirme. 

- No tengo ni puta idea de que son, ni quiero quedarme para averiguarlo. Me encantaría encontrar a alguno de los cerdos que ha creado a estos seres y nos ha metido adamantium y baterías  eléctricas por el culo, peor la prioridad es salir de aquí cuanto antes...- Contesté a Ron y concordé con Jane. Volví a tomar la escopeta y calzarme el cinturón en el que colgué el kit médico y volví hacia la puerta, tratando de echar un vistazo por si aquellos seres, alertados por los tiros, venían a nuestro encuentro. Tal vez disparar no hubiese sido la mejor opción, pero hay ocasiones en las que los reflejos mandan...

El chaval jadea. Parece ser que acaba de descubrir como puede controlar eso que le está pasando. Esos supuestos poderes que antes no tenía, ahora le permiten controlar la electricidad y utilizarla en su beneficio. Joder! ¡esto es la hostia! Al menos con esto, tengo una oportunidad de defenderme de los caminantes blancos esos

Mira al resto y les dice: - Parece ser que juntos no estamos tan mal. Se levanta, se sacude el polvo, respira hondo y se toca la nariz, eleva sus fosas nasales, intentando diferenciar más los olores que inundan la habitación. Es el olor a pólvora de la escopeta disparada el que más le abruma. - Sigamos. tenemos muchas habitaciones que recorrer, y muchas preguntas a las que dar respuesta.

Volvéis, ahora mejor pertrechados, a un pasillo que ahora se os antoja un poco más amenazador. Quizá sea porque está un poco más oscuro al seguir fallando las lámparas. O quizá porque sois más conscientes de los peligros que os acechan.

Lo siguiente que tenéis más cerca son los aseos. Un poco después, están el resto de habitaciones cerradas del pasillo. Y, ya al fondo, la bifurcación en dos pasillos, cuyo final no alcanzáis a distinguir.