Partida Rol por web

Efectivamente el trayecto fue tal como os prometieron, breve. En seguida os bajasteis en un terreno donado por el Ayuntamiento de Las Vegas para los asentamientos de las compañías itinerantes, que van de ciudad en ciudad, ofreciendo espectáculos, o las ferias condales y estatales, que no son de alto standing y no requieren un recinto cerrado.

El campamento es ENORME. Nunca habíais visto un asentamiento de semejante capacidad, parece una pequeña ciudad móvil, que se desplaza por el país como si volara sobre una nube de monóxido de carbono. Lo primero que veis es el cartel luminoso de la entrada donde anuncia "Circo Maravillas" con decenas de bombillas de color rojo y amarillo, sostenido por acero forjado, al más puro estilo clásico. Un cartel más abajo, en letra más pequeña, pone "donde los sueños son reales". Las bombillas están apagadas. Es primera hora de la mañana, el sol reina en el cielo y el asentamiento está en relativa calma, sólo algunos de sus habitantes pasean de un lado a otro, lo más madrugadores, el resto duermen plácidamente en sus caravanas.

A primera vista, en el Tour gratuito que os da Arturo veis que el asentamiento está dividido en varias secciones, la primera es donde está la carpa principal, donde se realizan los números circenses propiamente. La segunda parte es la zona de las paradas de feria y de los freaks, que ahora están todas con las persianas, toldos y rejas bajados, al estar la feria cerrada al público. La tercera zona es la propiamente "residencial", es donde todas las caravanas y coches particulares de todos los que pertenecen al circo yacen, junto con sus ocupantes. Allí se pueden observar tendederos improvisados, mesas de camping con alguna que otra botella de cerveza vacía y algún que otro vaso de plástico, aún sucios, entre otras cosas.

El primer día fue complicado. Todos hablaban raro, no entendíais de la misa la mitad y para colmo, todos os miraban con hostilidad (menos Haruka, Arturo y Tio Jesse), erais "giris", gente de fuera, no parecíais gustarles especialmente. Luego simplemente se hicieron a la idea de que estabais ahí y que no les quedaba otra que aceptarlo. Al fin y al cabo, no ha sido siempre el circo el refugio de los fugados, de los rebeldes y de los secretos, por antonomasia? Así que aprendieron a aceptaros en un tiempo record.

Arturo acogió en su caravana a Jason y a Kaylee. No es que hubiera mucho sitio en ella pero al menos no dormían al aire libre y sorprendentemente está muy bien equipada, tiene hasta tele plana y todo! Jason el mismo día que llegaron ya empezó a ayudar a Arturo en su parada de tiro. Tal vez el latino había decidido acogerlo y enseñarle el oficio, como en su momento hicieron con él. Quizás Jason le recordaba un poco a sí mismo y por eso le estaba ayudando tanto... Y no es que pudieran quedarse allí de gratis eternamente, en el circo el que no trabaja es expulsado.

Kaylee por su lado fue atraída por el ilusionista, el mago Heisenberg. Descubrió que la muchacha tenía un don para la interpretación, así que la contrató como ayudante, dado que su anterior "azafata" había huido con el mozo que limpiaba las jaulas de los animales. Con su físico de niña mona y su talento, Heisenberg estaba encantado de la vida de haberla encontrado. Y hasta pensaba repartirse los beneficios a partes iguales con ella.

Niobe corrió una suerte parecida. Las primeras noches en la caravana de los Mason, la familia de Haruka. Fueron agradables con la muchacha desde el primer día, incluso cuando el resto de la troupe aún os miraba con suspicacia. No le pidieron nada a cambio por la comida y la cama. Haruka estaba encantada y parecía estar siempre sonriendo, incluso cuando su madre la machacaba a entrenamientos gimnásticos casi imposibles o le lanzaban cuchillos a la cabeza. Tio Jesse finalmente le dio la mejor salida a Niobe para hacer algo útil, ayudarle en el mantenimiento y seguridad de la zona de las paradas freaks y la zona de feria propiamente. Su manera de actuar en el gimnasio le había convencido de que era adecuada para el puesto y Tio Jesse necesitaba cada vez más de un ayudante para ello, ya que cada día la intolerancia y la mala educación de la gente empeoraba, a medida que el mundo se precipitaba hacia un abismo terrorífico en su enfrentamiento con la realidad mutante y superheroica. Hasta la gente del circo no conseguía librarse de las consecuencias (o quizás precisamente por ser el sitio de referencia para las rarezas humanas se ve aún más afectada por ello...). Y alguien con las dotes de negociación siempre es necesario en las tareas de "relaciones públicas", como lo llama Tio Jesse a patear culos y partir espinillas cuando alguno se pasa de listo.

Apenas lleváis unos días allí, pero ya podéis captar el sentimiento tan fuerte de comunidad que reina en el asentamiento y las castas que lo estructuran: los artistas que están en la cúspide; los tramoyistas en segundo puesto; los freaks y los feriantes en último puesto. En la disposición de las caravanas se ven las separaciones: los artistas se agrupan entre sí, los freaks forman su propio guetto y luego los feriantes tienen su propio hueco, cerca de sus casetas. Aún así, en general conforman un colectivo de gente más o menos agradable, alegre, de personas orgullosas de ser lo que son y que se preocupan mucho los unos por los otros, a pesar de las diferencias. Como dijeron Arturo y Tio Jesse, aquí no se deja morir de hambre a nadie y por eso todos contribuyen con todo lo que tienen, a las comidas, a la hora de trabajar y montar y desmontar todos los puestos, las carpas y caravanas que forman la Gran Familia del Circo Maravillas. Sus recursos son modestos pero lo suplen con talento, ingenio y buenas intenciones.

Hace horas que amaneció, el mediodía está al caer y el asentamiento despierta a la vida. Han pasado ya tres días desde que llegasteis al circo y hoy toca preparar todo para la última función del circo en Las Vegas. Mañana tendrán que desmontar todo y moverse al siguiente punto del itinerario de actuaciones previstas por el dueño del circo, porque sí, hay un propietario que se encarga de las taquillas y de luego pagar a todo el mundo sus salarios. No costó mucho convencerle de que os contrataran, por cierto. Arturo parece tener una gran capacidad de convicción, por lo visto, incluso con el Gran Jefazo. Y eso que sólo es un simple feriante...

Salgo de mi caravana y me estiro, sonriendo. Tengo que decir que no está nada mal que lo primero al ver cada mañana, con solo salir de tu cama, sea un Circo. El Circo donde vives y trabajas. ¡Eh! Es lo mas parecido que he tenido a un hogar desde hace mucho tiempo. Y me gusta.

Puede que los primeros días fueran "raros", pero lo padres de Haruka son encantadores. En ningún momento pusieron ninguna pega y me tratan demasiado bien para lo que estoy acostumbrada. Claro que intento ir a mi ritmo, que vean que no necesito a nadie todo el tiempo encima de mi. Me gusta la independencia; he vivido demasiados años así. Y eso, supongo, que también ayuda a que no sientan ninguna clase de responsabilidad por mi "culpa". Siempre he sido responsable de mi misma. Y hay cosas que nunca cambian.
Y hay cosas que cambian demasiado. Un lugar en el que "sobrevivir", un trabajo, Haruka y su familia... Aquello estaba bien. Demasiado para lo que yo misma podría desear.

Tío Jesse, quien en principio me había parecido un tío algo arisco; al final resultó no estar tan mal. Nos entendimos bien en cuanto empezó a explicarme qué era lo que quería que hiciese, lo que esperaba. Y me resultó bastante sencillo. Al fin y al cabo, en el gimnasio con los hermanos, tenía que hacer algo parecido cada noche movida.
Aquí podía pasearme entre la gente, charlar de vez en cuando y evitar problemas mayores.

Sí, podría decirse que también me gusta el trabajo.

Tras tomar un poco el aire y ver cómo ha comenzado el día, vuelvo a entrar en la caravana para cambiarme; poniéndome los mismos vaqueros y una camiseta que me había regalado un feriante el día anterior. Debería pensar en conseguir algo de ropa...aunque nunca me ha importado eso demasiado.
A pesar de todas las "rarezas" que he visto por aquí (cosa normal en un Circo), también me pongo unas gafas de sol que conseguí en una de las paradas. No me quito la costumbre de ir sin ellas, y prefiero lidiar con los clientes con ellas puestas, también. Aunque sea de noche.

- Haru, voy a ver a Jason y Kaylee un ratito antes de que empiece el movimiento, ¿te apuntas? - le ofrezco cogiendo una taza con leche y dos galletas, para el camino hasta la caravana de Arturo.

El primer vistazo por el Circo no me dijo nada. Tal vez lo que más me llamaba la atención era el contraste con la apariencia de un Circo en "hora punta" o el cartel de la entrada que dice "donde los sueños son reales". Aparte de eso, la verdad... mpfff... como que me parece simplemente un sitio como cualquier otro donde vivir un tiempo. Pero después de un día entero ahí, viendo cómo se lleva la gente para con sus compañeros, lo comienzo a considerar un poco como un lugar seguro donde estar... un poco... y en mis pensamientos... 

Llevo un buen rato despierto y es que, a diferencia de ellos que están acostumbrados a ser seres nocturnos, yo sigo habituado a levantarme con el canto del gallo y aunque estoy algo cansado, no puedo tumbarme en la cama y no hacer nada, encerrado, mientras hay sol. Por suerte, aunque no pueda dormir, sí puedo tumbarme bajo la sombra del primer árbol más cercano que encuentro y cerrar los ojos para disfrutar del despertar del Circo antes de la última y Gran función de hoy. La ligera brisa me amodorra en el suelo, donde me estiro con los brazos y las piernas bien abiertas a esperar a que Arturo despierte. 

Es triste, o tal vez no, pero creo que estos han sido los tres mejores días de mi vida desde hace varios años. Me lo he pasado de puta madre, nadie me ha pegado sobre una mierda de caballo (aunque sí me han mirado mal y me cabrea) y no he tenido que ver la puta cara de mi Padre. Fantástico. Además, con el poco espacio que hay en la caravana, duermo junto a Kaylee y ayer le toqué una teta "sin querer". Fue el mejor punto y final a un gran día.

Internamente, me siento obligado a ayudar en todo lo que pueda a Arturo a ganar pasta además de lo orgulloso que estoy de hacer por primera vez en mi vida algo oficialmente bien. Sonrío. Joder, ayer fue impresionante y hoy me he levantado de genial humor y con una buena idea. La idea se me ocurrió ayer noche, mientras "jugaba" con un pijales borracho a partirnos la cara después de que se cagara en mi puta madre (que, todo sea dicho, no es que me ofendiese demasiado) por haberle quitado la pasta en la parada, cosa que yo no hice, fue Arturo. Pero claro, ya se sabe, un adulto impone más y yo soy un niñato, ¿eh? Pues resulta que sus puñetazos parecían pedos de maricona al lado de los de mi Padre. ¡Que le jodan! No sólo se quedó pobre, encima humillado por alguien más pequeño y echado del Circo a patadas por Tío Jesse y Niobe (que ya he descubierto que es una chica, aunque no lo parece). Qué bien me sentía después... uuff... joder...

Bostezo sonoramente, aburrido. Tengo ganas de que la gente del Circo comience a despertar para que pase algo interesante.

Haruka ya llevaba rato despierta y levantada. Por mucho que sea un animal nocturno, al igual que el resto de gente del circo, Haruka es un nervio de niña y es incapaz de dormir demasiado, así que antes de que el Sol llegue a su cénit, ella siempre está ya dando vueltas por la caravana familiar o yendo a dar por saco a Ginger, a Tio Jesse o a Arturo. Por tanto, cuando Niobe se levanta y le ofrece el acompañarla ella sonríe felizmente y se baja de la superficie de la zona de la cocina, de un salto.

-Claro!!- responde entusiasticamente -Aunque luego he de irme a entrenar o me tocará hacer el doble, si me lo salto- suelta una sonrisilla por lo bajo.

Ataviada con su camiseta vieja negra sin mangas de Guns'n'Roses, unos shorts negros y unas converse tan desgastadas que han perdido hasta su color original, el negro, sigue a Niobe como un perrillo, dando saltitos a medida que camina detrás de ésta, tarareando una canción de Pantera (es eso posible? al menos eso cree ella).

Sonrío con Haruka revoloteando a mi alrededor. Creo que tengo una ligera idea de por qué estoy animada estos días...su entusiasmo me contagia. Aunque es difícil no dejarse llevar por ella, con ese aire de niña y su carácter dulce.

-No te preocupes, yo debería verme luego con Tío Jesse para organizarnos con respecto a esta noche. Supongo que vendrá mucha gente al ser el último día, ¿no? - tengo que girar sobre mi misma mientras camino, porque la niña no deja de moverse a mi alrededor. Río un poco, mirándola.

Estar sin hacer nada es aburrido. Relajante al principio, aburrido al cabo de unos segundos. Siento la necesidad de hacer algo, pero tampoco es como si me apeteciese levantarme y liarme a hacer cosas productivas así porque sí (ni siquiera para hacer feliz a alguien, no soy tan buena persona), así que me contento con jugar con una pelota de goma que he tomado prestada de una caja repleta de los malabaristas. Arriba, abajo... arriba, abajo... arriba, abajo... Me aburro... arriba, abajo... arriba, abajo...

- ¡¡Aaaagh!! -Me levanto, hastiado. Con la pelota dando vueltas en la mano, me acerco a la caravana de Arturo. El tío sigue durmiendo y Kaylee igual, así que comienzo a tirar la pelota contra la pared de la caravana, haciendola rebotar y recogiéndola con la mano. La tiro, pam, la recojo. La tiro, pam, la recojo. Pocos lanzamientos después, ya me he aburrido. Pffffftt...

Miro a izquierda y derecha. ¿Qué puedo hacer? Casi he tomado la decisión de ir fuera del Circo y volver luego, cuando veo aparecer a Niobe con Haruka correteando y saltando por detrás como si fuese un perrito. Es hasta graciosa, porque es así como muy pequeña, con mucha energía, siempre sonriendo y... bah.

- Hey, buenas -Saludo, cuando están lo suficientemente cerca. Trato de sonreírles, pero todo queda en una mueca un poco desagradable. Tendré que comenzar a pensar en dejar de intentar imitar la sonrisa encantadora de Kaylee (que cae bien a la gente con una facilidad asombrosa) y dedicarme a lo mío: un apretón de manos, un gesto con la cabeza o algo similar-. Qué madrugadoras. ¿Os aburrís tanto como yo?

Pongo la mano en la cabeza de la niña asiática, tratando que frene un poco. Me cansa verla moverse tanto.

- Bonita camiseta. ¿Cuál es tu canción favorita?

-Sí, la última noche siempre es la mejor- responde la muchacha a la duda de Niobe -Es cuando viene más gente, incluso aunque la última semana haya venido poca gente... no sé el por qué- se encoge de hombros. Sigue caminando dando saltitos hasta que Jason aparece por el camino, el otro que se despierta demasiado pronto en la Gran Familia. Cuando éste le pone la mano en la cabeza, como intentando detenerla, no le aparta bruscamente ni se enfada por el gesto.

-Welcome to the jungle, claro- responde ésta a la pregunta acerca de Guns y su camiseta -Es la mejor- sentencia, sonriendo pícaramente.
-Y la tuya? Y a ti, Nio, también te gustan?- se gira hacia ésta, con una sonrisa de inocencia.

Mientras, el asentamiento sigue sumido en el sueño, aunque se oye ya como el nuevo mozo se ha levantado y empieza a dar de comer a los animales, situados cerca de la carpa principal.

- ¿Aburrirte? ¿Cómo puedes aburrirte en el Circo? - río un poco, dándole una palmada amistosa a Jason en la espalda. Bueno, la verdad era que el tío era un poco gruñón para la edad que tenía pero... Yo no sabía su vida anterior, tal vez las circustancias le han hecho así. No se puede juzgar un libro por su tapa - Deja de aburrirte, pronto habrá que ponerse a currar para esta noche, ¡al parecer las últimas noches son las mejores! - ahora miro a Haruka, porque se han puesto hablar de Guns 'N Roses - Welcome to the Jungle es buena, sin duda, pero a mi la que mas me gusta es Sweet Child O'Mine - sonrío.

Mientras Niobe, Jason y Haruka intercambian algunas opiniones musicales, el tiempo pasa y la comunidad del circo empieza a despertarse, iniciando el día. Kaylee es la primera en asomar la nariz en el sitio donde os estais parapetando. Con una sonrisa brillante y encantadora se acerca a Jason y le lanza una mirada dulce.

-No dormiste bien?- te pregunta, no sin cierto tono de broma. Sabe de sobras los intentos de toqueteo disimulado de Jason por la noche, pero no es algo que le importara y más teniendo en cuenta lo pasado en la ducha de su casa. No es una zorra pero una vez visto lo visto, tampoco es que haya mucho más que ocultar, vamos.

-Has desayunado?- le pregunta a Jason -Aún quedan algunas galletas y leche en la nevera de Arturo. Quieres? -le ofrece a éste, sin importarle demasiado que Niobe y Haruka estén ahí enmedio -Tengo que ensayar el número de esta noche, que ayer casi se nos escapa uno de los conejos y nos arruina el número. Te apetece venir?- le sonríe pícaramente, como diciendo que igual no todo será ensayar. Luego mira hacia Niobe y Haruka, como si de repente hubieran aparecido de la nada.

-Si quereis podeis venir pero yo siempre he creído que cuando se vé el truco, deja de tener gracia- sonríe de nuevo, alegremente.

-Por cierto, qué vais a hacer vosotras? Quiero decir, es el último día en la Ciudad de las Luces de Neón, deberíamos celebrarlo o algo, cuando acabe la función, no os parece?- dice muy animada, como si todo aquello fuera normal. Realmente se ha adaptado a esta vida, mejor de lo que podría parecer, al menos para ser una adolescente normal, no como vosotros dos, que apenas sabeis que significa eso.

Arruga un poco la nariz al ver llegar a Kaylee, no tanto por su presencia, si no porque parece pasar de Niobe y de ella misma. Eso no le gusta mucho pero bueno, lo cierto es que Arturo y Cole (Heisenberb el Mago) hablaban muy bien de ella y sólo por eso la toleraba y se mantenía educada. Aunque al principio se mantuvo callada, intentando mantenerse a buenas, salta de golpe al oír lo de la fiesta.

-Oh eso sería genial! Podríamos ir de bares y jugar a ver quien aguanta más!!- dice entusiasticamente Haruka, dando saltitos, realmente parece ser capaz de apuntarse hasta a un bombardeo. No le parece raro estar hablando de alcohol siendo una menor de edad o una niña, como muchos creen.

Y como si se lo hubiera olido, se oye el abrir de una ventana de la carabana donde Jason y Kaylee duermen. Al minuto asoma la cabeza a través de ella un Arturo soñoliento, sonriendo como si le hubieran dicho que le iban a dar 500 pavos a cambio de sólo dolar.

-Alguien ha dicho fiesta?

Sentado en el suelo, se está de puta madre hablando con las dos niñas. Me caen bien, aunque claro, eso no se lo voy a reconocer así como así ni por las buenas. Pero sí, me caen bien.

- Welcome to the jungle, claro -Respondo, sin dudarlo. Por nada del mundo daría la espalda a una canción que me ha dado tanto sin pedirme nada a cambio. Las largas horas escuchándola en casa, en esos momentos en que mi Padre no existía... uf, muchas.

A lo lejos, veo acercarse a Kaylee y me sonrojo, pensando en mis infructuosos intentos por tocarla, así que saco de uno de mis bolsillos un cigarro para... bueno, para tener un par de segundos más de tiempo antes de mirarla y... joder, también para hacerme un poco el duro, vale. ¡Mírame, fumo! Creo que fue Arturo quien me lo dio ayer, da igual, me la suda. La miro, sonriendo de esa manera que parece decir "Eh, sé lo que hiciste anoche y no me importa", pero si es así, ¿¡por qué no me lo dice!? Malditas tías, qué complicadas son. Las personas en general... qué complicadas son.

- Eh... sí, claro, dormí muy bien. ¿Por qué? -Me llevo el cigarro a los labios y lo enciendo.

Irremediablemente, toso con la primera calada. Y con la segunda. Y a la tercera, casi lo tiro. Por favor, ¡qué asco! No entiendo cómo la gente puede fumar. Miro a Kaylee otra vez, con una lagrimilla cayéndome.

- Hmmm... la verdad es que no tengo hambre, gracias. Pero si luego me apetece, ya cogeré algo o me buscaré la vida, no te preocupes.

Me levanto como un resorte cuando me ofrece ir con ella a ver el ensayo. ¿Me lo parece a mi o esa mirada es de "ven, macho men"? Tsk, habrá que ir, no es plan de que se sienta sola y desamparada, claro. Me acerco a ella y paso mi brazo por detrás de su cintura como todo amigo que se ha duchado en bolas con ella para luego escapar de robots gigantes juntos haría.

- Esta noche, fiesta de despedida -Le digo de buen rollo a Arturo, uno de los pocos adultos que me parece guay y amable-, y las dos primeras rondas las pagará el que menos recaudación saque hoy. Así que de puta madre, porque probablemente pagues tú. Lo digo por ayer, donde cierto feriante se amariconó y ganó sólo 20 pavos, dejando al pobre aprendiz que llevase todo el peso él solo.

Saludo a Kaylee cuando sale, captando sin duda lo tonto que pone a Jason. Aunque por lo que he visto en este tiempo, eso no debe ser algo complicado. He escuchado un montón de veces eso de que "la adolescencia es muy mala" pero como yo no sé muy bien aún qué es eso... No lo entiendo.

Y entonces la chica pronuncia una palabra que parece despertar a todos: fiesta. Yo sé lo que es una fiesta, o salir de fiesta, los hermanos hacían muchas de esas a las que siempre me invitaban. No me dejaban beber demasiado pero algo sí...y bueno, solían ser divertidas.

Arturo, que parece tener un radar para estas cosas, aparece para apuntarse al plan. Ya me imaginaba que no nos dejarían ir solos, claro, y tampoco me importa que Arturo venga, ¡me cae genial!

- Yo también me apunto - encojo los hombros y miro a Haru un momento - Aunque no sé yo eso de ver quién aguanta... Seguro que termina fráncamente mal - río - Y yo no quiero fastidiar mi ilusión en el número de magia, Kaylee, ¿qué gracia tendría entonces ir a verte si ya me sé lo que harás? Pero si tú tienes que irte, y Jason va detrás de tu culo - miro a Jason, sonriendo de lado - Vosotros tranquilos, ¿eh? "La enana" y yo nos apañamos - le guiño un ojo a Haru para que se ofenda por lo de "enana", sabe que se lo digo con cariño.

Miro a Haruka, un poco... ¿flipando? No a ese nivel, porque en fin, realmente me la suda lo que haga, pero es bastante pequeña como para beber 'hasta ver quien aguanta'. Qué coño, incluso creo que Niobe es demasiado joven también para beber. Yo bebí una vez a escondidas, y no me moló nada. Pero joder, ya tengo 16 años y es el momento de coger una buena borrachera, ¡voy a perder la virginidad!

Miro algo molesto a Niobe, frunciéndole el ceño. Estoy tentado a decirle "calla niñO" pero me contengo. Cierro los puños, me cruzo de brazos y la miro fijamente. Casi se me ha olvidado lo que ha dicho, tampoco la estaba escuchando. Pero algo de Kaylee y yo y por su sonrisa, seguro que no mola.

- No te preocupes Kaylee -Agarrando a Kaylee, trato de ignorar un poco la presencia de los demás-, que si se escapan yo te cojo los cone... -Ups-, que me apetece ver el ensayo -Sonrío, con la cara ardiéndome casi literalmente por el desafortunado comentario.

CONJUNTA JASON, NIOBE & MÁSTER

Kaylee suelta una risa por lo bajo ante el comentario de Niobe acerca de Jason yendo detrás de su culo, pero cuando Jason añade lo de los conejos casi se atraganta sola, la pobre, de la gracia que le hace. Mira de reojo a Jason.
-Sí, claro, "atrapar" conejos, seguro que se te da muy bien perseguir lindos gatitos orejudos- bromea, intentando recuperar la compostura.

Haruka mira a uno y a otros sin comprender demasiado de que iba el chiste, así que pone cara de confusa. Luego finalmente mira a Niobe, que es la única que al final ha dicho algo que le parece coherente o entendible.
-Claro, nos las apañamos solas, además sólo necesito un sujeto de pruebas para las prácticas de lanzamiento de cuchillo, contigo tengo de sobras- sonríe ampliamente a Niobe y saca la lengua, bromeando.

Arturo mientras iba mirando la escena desde la ventanilla de su "casa".

-¡Claaaro, si es que así se pierde el truco, hombre!- se chanza desde su posición elevada y privilegiada, descojonándose por la escena de los cuatro adolescentes -Sí, sí, Jason es bueno "persiguiendo" conejos, ¡doy fé de ello! ¡Otra cosa es si luego será capaz de devolverlos a la chistera!- bromea, poniendo esa cara de pícaro que siempre tiene cuando está distendido y deja de comportarse como un adulto responsable que se supone que es. -¡Al menos deja el podio en buen sitio, amigo!- le grita finalmente a Jason, antes de volver adentro del vehiculo para continuar con sus cosas.

Niobe: Niego un poco con la cabeza porque no sé quién es mas adolescente, si Arturo o Jason.
- Si como hombre dependes de que Jason deje el podio en buen sitio… - comento, para todos, aunque mas por el comentario de Arturo – Lo llevas claro – encojo los hombros, sin mas, y luego paso un brazo el cuerpecito de Haruka, que al final es la única que debe estar un poco perdida con esta conversación. No es que yo sea buena en los dobles sentidos referidos al…bueno, al sexo, pero creo que Haruka es incluso demasiado niña aún para eso – Estaré encantada de ser tu sujeto de pruebas – río - ¡Es todo un honor, de hecho!

Jason: Será porque no estoy acostumbrado, o tal vez porque algo me dice que se están burlando de mí, pero lo cierto es que las bromas no me hacen ninguna gracia. JAJA, ¿veis que me ría? ¿Verdad que no? Tal vez queráis ver como me pongo a repartir hos... Suspiro. No, no, ese no es el camino. Eso es lo que hacía mi Padre y yo no soy como él. Fuerzo una sonrisa.

- Sí, sí, reiros ahora que podéis. Ya veremos quién ríe más tarde -Gruño entredientes, ya sin ningún amago de sonrisa, forzada o natural. Me vuelvo a cruzar de brazos y miro de reojo a Kaylee. Maldición, es tan público el hecho de que quiero fol... acostarme con ella que no sé si querrá o no.
- Y tú -Le digo a Niobe- eres demasiado pequeña para entenderlo, no deberías hablar de lo que no sabes.

Haruka sigue sin entender nada, pero sonríe feliz cuando Niobe le dice que se deja utilizar como blanco de entrenamiento. Últimamente estaba mejorando mucho y ya cada vez menos se le quedaban enganchados los cubiertos y los cuchillos en las manos. ¡Padre siempre le dice que eso es un gran progreso!
-¡Genial! Iré con mucho cuidado, ¡te lo prometo!

Kaylee mira a Jason y a Niobe en su intercambio de comentarios jocosos y "humillatorios" acerca del sexo y la cara de perro que pone éste al final.
-Venga, venga, ¡que hoy es nuestro último día en Las Vegas! Reservaos las fuerzas gallitos, que esta noche las necesitareis- se ríe la muchacha de vuestro pique, que de hecho, no sabe ni a cuento de qué viene.

Niobe: Alzo las cejas al escuchar la respuesta de Jason, y me levanto las gafas de sol para mirarle bien y que él me vea a mi también.
- La edad no está reñida con el saber – le respondo, sin mas, para volver a bajarme las gafas de sol. Tampoco me apetece discutir por discutir, suele ser bastante absurdo. Miro a Kaylee ahora – Es tu novio, que se pone a la defensiva con poco… - encojo los hombros y aprieto a Haruka con mi brazo – Además, ¿qué mejor plan que que Haruka me tire cuchilos? – río para relajar un poco la tensión, porque a veces Jason es un poco idiota.

Jason: Miro a Niobe cuando levanta las gafas de sol, ¿es un intento de amenaza eso? Aunque no es lo que más me llama la atención, sino el color de ojos que tiene la chica. Es como... nah, debo haber visto mal. Sí, sin duda el sol me ha cegado y he visto cosas que no he visto. Aunque... miro a la niña con un poco más de atención. ¿Y si ella también es un monstruo? Joder.
- Haruka, apunta bien: que no los pueda esquivar -comento, con la cara seria.

Kaylee sonríe levemente a las palabras de Niobe y mira de nuevo hacia Jason, cariñosamente.
-Pero se le coge cariño con el tiempo- responde en el mismo tono de broma -Bueno, sí hay algo mejor, ¡ser quien los lanza!- y suelta una risa suave y armoniosa.

Haruka pone cara de importante, imitando a un Millonetis ante las palabras de Niobe, haciendo comedia.
-Claro que sí, ¡soy la mejor a este lado del río amigo!- pone voz grave, imitando a los cowboys de las películas antiguas en blanco y negro. Luego se le escapa una risotada con el último comentario de Jason y esa cara tan seria, porque en el fondo, muy en el fondo, es imposible que realmente esté enfadado (o eso cree ella) y que no quiere realmente que nadie se haga daño. Le parece casi un chiste privado.

Jason, tras pasar por aquel encuentro algo humillatorio para su ego masculino, acompaña a Kaylee a las estancias del mago para empezar a "ensayar" y preparar las cosas para el número de la noche. Se pasó el día persiguiendo conejos blancos huidizos, recogiendo cadenas interminables de pañuelos de colores, entre arrumaco y arrumaco. Jason no consiguió sexo ese mediodía pero si consiguió arrancar algún que otro beso y caricia subrepticia, cargada de electricidad sexual. Al menos fue así hasta que Arturo le reclamó para que le ayudase a limpiar y ordenar la parada de tiro y organizar cómo iban a llevar esa última noche en la Big City of Lights.

Niobe por su parte acompañó a Haruka a sus entrenamientos. Pasó buena parte del día siendo usada como diana para los cuchillos certeros de la niña asiática, que de forma espeluznante demuestra una gran puntería para ser una cría. De vez en cuando parece que se le pega alguno de los cuchillos en las manos pero Niobe sale totalmente indemne del entrenamiento. Finalmente es "rescatada" por la madre de Haruka, que con severidad la reclama para los entrenamientos gimnásticos. Niobe, ante su aburrimiento, observa un rato, comprobando qué efectivamente, aquella mujer de modales tan dulces y suaves podía llegar a ser una auténtica sargento, tremendamente exigente y dura con su hija, aunque la niña parece llevarlo bien y no protestar. Finalmente su observación fue interrumpida por la llegada de Tio Jesse que acaba llevándose a la muchacha de aspecto andrógino a revisar las instalaciones del circo para matar el tiempo.

Llega el crepúsculo y con ello la apertura del circo y la feria al público. Las luces se van encendiendo poco a poco, iluminando con colores vivos el área del circo y de las paradas de la feria. El primer pase no es hasta dentro de una hora así que cuando la gente empieza a entrar en la zona delimitada, se dirigen hacia las paradas de la feria, donde Arturo tiene su barraca de tiro, Ginger la Mujer Barbuda, y otros fenómenos tienen sus puestos con lo que deslumbrar y atraer a la gente. El olor a caramelo, algodón de azúcar y pólvora se mezcla en el aire, creando un olor agradable, dulzón y picante.

El público que asiste es muy variado, aunque especialmente hay parejas jóvenes y familias con niños. La mayoría de éstos proceden claramente de la población autóctona de Las Vegas, salpimentado con algún que otro turista curioso, aunque en general estos últimos vienen poco ya que están distraídos por las máquinas tragaperras y las mesas de blackjack de los casinos luminosos del Boulevard y calles adyacentes del centro de la ciudad.

Tio Jesse inicia su ronda con Niobe por la zona de la feria, que es de hecho la que suele ser más conflictiva. Atrae demasiado a colgados y miembros del KKK con exceso de tiempo libre.

Ginger, la conocida Mujer Barbuda, está peinándose con suma delicadeza en la puerta abierta de su barraca, revelando su interior. La barraca está toda decorada con telas de seda de colores vivos e incienso de flor de cerezo. En la parte de fuera hay un cartel doble donde la anuncia como tatuadora y Mujer Barbuda. Niobe ha visto alguno de sus trabajos. Son realmente muy buenos, tiene un gran talento para tatuar.

En la barraca de tiro, Arturo está preparándolo todo con ayuda de Jason, limpiando, recolocando los premios más atrayentes de forma que resulten más vistosos y llamativos y así hacer que venga más gente a probar suerte. A la izquierda de la barraca hay la parada de golosinas, con manzanas de caramelo y algodón de azúcar para los más golosos y a la derecha está la barraca de Madam Mystére, la Vidente y lectora de cartas del Tarot. Suele tener mucho éxito, extrañamente acierta mucho, aunque claro cuando la ves por las mañanas vestida con un bata de flores y el pelo blanco recogido con rulos y una redecilla ya no parece tan... misteriosa. Pero cuando se viste para el espectáculo, como ella dice, deja de ser una cincuentona con pintas de ama de casa y pasa a ser la Gran Vidente, misteriosa y enigmática, que todo lo sabe y todo lo ve. Realmente parece que tenga el Don.

Y como siempre, Boris, el hombre-lanza, está al frente de todo, guiando, llamando, anunciando todos los espectáculos que se ofrecen en la feria y publicitando el primer pase del circo. Su trabajo como hombre-lanza es ese, atraer y fomentar el deseo en el público por ver y gastarse el dinero en cada uno de los rincones del circo y la feria. Es bueno en su trabajo. A pesar de su muy baja estatura, el tipo es un gran relaciones públicas y siempre consigue arrancar muchos culos de los sofás y hacer que vengan a ver el Circo de las Maravillas, raramente no consigue llenar la zona de asientos de la carpa principal.

Y así, entre luces, colores, el olor dulzón de las golosinas, y la voz grave de Boris y de los feriantes, se inicia esta última noche en la Ciudad Que Nunca Duerme.

Respiro hondo, empapándome del ambiente del Circo que, extrañamente, me gusta mucho mas de lo que pude haber imaginado nunca. Tal vez sea por la sensación de saber que tengo un sitio donde dormir cada noche y no tener que improvisar o pelearme por otro vagabundo por un cartón, o porque aquí a nadie le parece raro el aspecto de mis ojos, o que Haruka ni siquiera se inmutara por lo que puedo hacer. Porque ella también hace cosas así. Bueno, el caso es que me siento optimista ante la última noche del show en la ciudad.

Empiezo a caminar por las instalaciones junto a Tío Jesse, lista para mantenerlo todo en armonía y que no se líe ninguna...o alguien nos la líe. Ya en la zona de la feria, la gente va de un puesto a otro, probando suerte para llevarse un recuerdo a casa, o simplémente observando qué hace el resto, paseando.

- ¿Crees que tendremos muchos problemas hoy? - le pregunto a Tío Jesse, por hablar de algo y hacer la ronda amena.

Sigo a Arturo con las manos en los bolsillos, mirando la estrellada noche mientras silbo una vieja canción de granja y con una erección de caballo. Uf, cada vez que desvío la atención, me acuerdo del rato pasado con Kaylee. Cada broma, cada sonrisa suya que me hacía poner esa sonrisa tan tonta que tanto odio, cada acercamiento... uf, ¿será esto lo que la gente llama amor? No sería tan raro, al fin y al cabo es de las primeras chicas (vale: la primera) que me hace caso, sabe más o menos quién soy y no sale corriendo...

Me viene a la cabeza la imagen de Kaylee delante de mi, dándome la espalda y yo abrazándola por detrás con una mano por dentro de su camiseta y mi cuerpo bien cerca del suyo. Lo había visto en alguna peli, pero pensaba que en la vida real la chica me daría una hostia. No ha sido así.

Dios Su puta madre. Debería pensar en otras cosas o Arturo se dará cuenta. Y es que, ya estando en la parada junto a mi "jefe", voy colocando las cosas en su sitio hasta que me despisto durante unos momentos, pensando en el suave tacto de la piel de Kaylee. Mierda, otra vez.

- Eh, Arturo, ¿qué te parece si hoy hacemos la noche un poco más entretenida? -Le pregunto a viva voz, mientras cargo con cierto esfuerzo una caja muy pesada. - El que consiga menos pasta, pagará la cuenta de la juerga de esta noche. ¿Qué te parece? A menos que te acojones... claro -Sonrío con provocación.

Hmmm, por favor, ¿he dicho ya lo bien que huele Kaylee? ¿Y lo bien que saben sus labios? UF. Dejo la caja en el mostrador de la parada y la deslizo con un fuerte golpe hasta que se detiene a escasos centímetros de la posición de Arturo. Salto por encima del mostrador y me acerco a él, con la mano extendida.

- ¿Trato?

Éste mira a lado y lado, con la mirada fría, concentrada, como si estuviera haciendo un reconocimiento militar en busca de jihadistas ocultos en pleno mercado de Bakara. Tarda un poco en responder a Niobe.

-Siempre los hay pero es nuestra misión evitar que alcancen a fuego amigo- responde muy seriamente, mientras camina con cierta cautela entre las callejas formadas por las distintas paradas y puestos de feriantes.

Niobe continua con el reconocimiento primero de la noche, viendo pasar gente arriba y abajo, a primera hora aún no hay mucha gente y el olor a azúcar le hace la boca agua como una mala cosa. Incluso piensa seriamente en intentar pedir una de las manzanas caramelizadas como merienda (o tal vez mero entretenimiento) cuando ves a dos tipos enormes, tapados hasta arriba, sobresaliendo por encima de la multitud.