Partida Rol por web

Estaba intranquila, a decir verdad, estuvo intranquila todo el largo recorrido que hicieron desde la entrada de esa cueva subterránea, hasta el lugar donde se habían detenido. Primero, por que no tenía buenas experiencias con las cuevas y segundo, por que... olía a mar, y eso no era buena señal, sentía que estaba bajo el agua, a muchos muchos metros bajo tierra y agua. Eso le crispaba los nervios, La Botas era alguien de monte, de bosque... no de mar... de verdad, que ganas tenía de abandonar ese lugar y a poder ser, con vida.

La tuerta estaba casi maravillada admirando el lugar con tantas armas por todos lados hasta que el reflejo de algo le llamó la atención. Movió el farolillo y efectivamente, allí estaba aquel brillo, que no era ni más ni menos que el resplandor de la pie lescamosa de aquella criatura.- ¡A por eso! - Sin pensarlo un momento y con el farolillo en mano, la botas desenfundó su florete y se lanzó como la temeraria que era sin cuidado alguno contra la criatura. Eso si que le gustaba, una buena pelea, pues ya llevaba tiempo con ganas de patear traseros...

Neuluns adoptó una posición de combate, lanza y escudo se colocó cubriendo a sus compañeros. Escuchó a Filippo murmurar y maravillarse, parecía que la sala llamaba su atención. La pielescarcha no se distrajo y esperó con los oídos y ojos bien abiertos. la luz del farol de Botas alumbró el pasillo y la amenaza tomó forma, unas sombras cobraban vida para convertirse en reptiles humanoides. Su boca dibujó una sonrisa macabra y rió.

- Ya era hora que hubiera algo de diversión.

Afrontó la acometida sin lamentar serios daños y se dispuso a verter sangre de serpiente.

La aparición de aquellos muertos vivos arruinó totalmente el momento. No era justo. ¿Por qué no podían llevarse el tesoro así sin más? ¿Por qué siempre debía arriesgar su cuello para conseguir la recompensa que se merecía? Encima ellos eran minoría y los espacios cerrados no eran buen escenario para una rata escurridiza como Filippo.

El ladrón tenía que conseguir alguna ventaja. Dado que su daga no era la mejor arma para enfrentarse a los esqueletos, miró a su alrededor, en busca de algo mejor con lo que pelear. Al ver los tapices que cubrían la sala, una idea comenzó a tomar forma. Si lograba desenganchar alguno sobre sus enemigos, ganarían algo de tiempo.

La Botas maldecía, la adrenalina se fluía por sus venas, pocas cosas le embriagaban tanto como la sensación de peligro y un buen combate. Quería unirse a Neulens para atacar a las abominaciones serpentiles que siseaban hacia ellas, pero el pasaje estrecho, ocupado por la gran norteña, no dejaba sitio para combatir... tendría que esperar a que Neulens se apartara, o los atrajera hacia el espacio más ancho donde se habían metido el resto.

La Pielescarcha plantó cara con su lanza, la maciza punta de su lanza penetró sedienta en el vientre del más cercano de los seres escamosos (-5), derramando por la herida húmedas vísceras sanguinolentas al retirar la lanza. A pesar de la terrible herida, el ser empujado por los compañeros de atrás, también ansiosos por entrar en combate, lanzó un porrazo contra la norteña, quien desvió el garrote con su escudo preparado.

Tantos años de verse en apuros, y de pelear suciamente, le valió a Filippo para arrancar las pesadas cortinas púrpuras de terciopelo sobre los esqueletos de cuencas rojizas... 

Cick... cick... cick, cick, cick, ciiiiickkkk. Una a una las presas de la cortina se fueron liberando en un efecto dominó y cual maestro danzante de los siete velos, el bribón arrojó las grandes y pesadas cortinas con un grácil gesto de su muñeca sobre los esqueletos, dejando a tres de ellos atrapados bajo la tela. No debería retenerlos mucho tiempo, pero por el momento no eran un peligro...

Equis por su lado, con la daga en una mano, y la lámpara en la otra, se vio sorprendido y descolocado ante esta adversidad, quedando medio paralizado, se preparó para defenderse lo mejor posible por si se le acercaba uno de aquellos esqueletos.

Varek, con la avaricia en los ojos, y una sonrisa de macarra en sus labios, blandió su pesadísimo garrote contra el montón de esqueletos que tenía más cercano. El poderoso impacto, un poco demasiado ansioso, impactó con fuerza sobre el esqueleto, arrancando algunos huesos en el proceso, pero el golpe había sido de refilón (-4).

Por su lado, los guerreros de ultratumba que no estaban aprisionados por las cortinas se lanzaron contra los intrusos. Pero la atención de uno, y los años de experiencia del otro, evitaron que los acerados y duros dedos óseos se clavaran en sus cálidas y blandas pieles.

Por su lado los impedidos esqueletos bajo las cortinas intentaban liberarse...

Su treta había dado resultado. Tres de los esqueletos se encontraban debatiéndose con las cortinas que Filippo había dejado caer sobre ellos, permitiéndoles ganar un poco de tiempo. Pero aquello no duraría mucho, por lo que el ladrón tenía que ver la manera de sacar ventaja del asunto.

A toda velocidad, mientras Varek y Equis se liaban con los dos esqueletos restantes, Delfiore descolgó una de las ornamentadas lanzas que formaban parte del botín. El tío era astuto y sabía que con su daga se exponía a estar muy cerca de sus atacantes, cosa que no quería hacer. Pero con una lanza... con una lanza podría cargar contra el montón y aún mentenerse lejos de los ataques de los enemigos.

Miertos vivientes. Lo que faltaba. 

Bueno, si Filipo queria hacer lasaña de esqueleto empanado, habría que usar un rodillo para acabar la receta.

Ni corto ni perezoso Varek ignoró a los dos esqueletos que seguian en pie y se arrojó sobre la tela, intentando aplastar la fragil osamenta de los esqueletos atrapados bajo su imponente peso con intención de convertirlos en astillas. 

Venid con Papá, malditos engendros del inframundo!!!

Se vio tan impedida por no poder pasar que blasfemó y masculló casi vociferando. Maldecia apretando el farolillo y su florete.- ¡Neulens! ¡Déjame pasar! - LE espetó a la muchacha buscando un hueco por el que poder adelantarse y lanzarse contra las criaturas pero no había manera, era un sitio estrecho...

La norteña atisbó hacia atrás, más allá de la impaciente mercenaria, y vio que había sitio para retroceder.

-¡Atrás, maldita sea Botas, atrás hacia la entrada!

Con calma la norteña fue retrocediendo a medida que la Botas le cedía el paso y llegaron hasta la entrada por donde había entrado el resto. Desde allí podrían combatir las dos contra esas abominaciones mitad hombres mitad serpientes. Una vez estuvieron las dos contra el primero de los seres, el ser desquitado con las vísceras fuera empujado por el resto. Cuando llegaron al ensanchamiento, las dos chicas dieron cuenta del ser con una estocada en la pierna por parte de Botas (-1) y una lanzada al rostro por parte de Neulens (-5), matando al ser y dejando libre al de atrás para abalanzarse contra la tuerta...

Equis mantuvo su particular duelo contra el esqueleto, portando la única fuente de luz de los hombres que se debatían contra los esqueletos. Al intentar mantenerla lejos del alcance del ser de ultra tumba, la dorada luz de la linterna proyectaba macabras sombras sobre los tapices y cortinas, distorsionando grotescamente la escena.

Filippo, por su lado buscó una mejor arma para hacer frente a los guardianes... el destino hizo que su instinto o su habilidad para valorar posibles botines, el bribón posara su atención sobre una lanza que había estado oculta tras las cortinas que arrancara, apoyada en un esquina... una lanza de asta oscura grabad rematada con algún tipo de asta animal en el extremo en forma de espiral sobre si misma de medio metro de longitud. Sin dudarlo, el joven la empuñó y dedicó atención a los bultos que intentaban liberarse de las cortinas. A pesar de su poca familiaridad al esgrimir este tipo de armas más rudas y toscas que sus ligeras hojas, el saqueador esgrimió con firmeza la lanza atravesando sin dificultad la tela, lo que esta escondía... y volviendo a salir por el otro lado del bulto arrancando un espectral grito de dolor, al recuperar su defensa, aquella pila de hueso se había derrumbado. 

Por su lado, el coloso norteño se lanzó sobre los aún atrapados esqueletos, para aplastarlos con su tremenda corpulencia, procurando atrapar a los dos que quedaban...

La estancia se llenó de crujidos de hueso acompañados por un gutural "AAARRRRRRGGGGHHHH" del notreño; uno de los guardianes quedó irremisiblemente destrozado bajo la mole del norteño (-10), al otro solo le impactó por los pelos (-1).

La respuesta de los guardianes no se hizo esperar, por un lado, en el angosto pasaje, una de las abominaciones saltó por encima de su caído compañero para abalanzarse sobre la mercenaria, quien con una finta evitó la peor parte del ataque, y su armadura de cuero evitó otro poco (-2).

De los esqueletos, el de equis continuó con su empeño sin lograrlo, y el que estaba con Varek le siguió buscando... encontrando su piel y desgarrándola a la altura del muslo (-3).

El único bulto que quedaba bajo las cortinas logra liberarse para encarar a los intrusos.

Toda la escena fue acompañada de los gruñidos, bufidos y maldiciones de unos y otros en la contienda.

Con enemigos por delante y por detrás, acosados y sin saber cuantos más habría, los aventureros parecían haberse metido en la boca del lobo. ¿Qué harían para salir de esa con vida? ¿Estaría por aquí el bibliotecario Lucius?

Neulens contenía a los ofidios hmanoides cubrienddo la retirada a sus compañeros. Lanza en mano mantenía a raya a sus enemigos y se aseguró de que todos habían abandonado el estrecho pasadizo. Se colocó de espaldas a la entrada a la sala donde sus compañeros se encontraban en ese momento. Los hombres srpientes tendrían que probar el filo de su lanza si querían pasar. La emoción del combate mantenía una risa incontrolable en la pielescarcha que se deleitaba con el placer de la batalla.

Estaba claro que el tiempo habia debilitado los huesos de los esqueletos, ya que eran quebradizos. Si los pillaba bien, podia aplastarlos contra la pared o el tesoro y hacerlos mil pedazos. Sabiendo eso, y viendo que Filipo se las apañaba bien, se lanzó sobre uno de los esqueletos que importunaban a Equis intentando abrazarlo con sus poderosas extremidades de oso cavernario. Esoeraba que el ataque por la retaguardia le diera ventaja, y dirigió todas sus energias en acabar con el ser infernal d euna vez por todas. El crujido del ser fue impresionante al recibir la presa de la mole del norte. 

IAAAARGHHHHH!!!!

Varek parecia más animal que humano en esos momentos. Con la titileante luz no teniais muy claro si se pondria a masticar huesos en cualquier momento o os atacaria a vosotros tras acabar con vuestros oponentes. Ternia más pinta de oso cavernario que de ser civilizado. Los que no hubierais visto a los norteños luchar anteriormente entendeis eso de la "furia del norte" de la que se habla en las historias. No hay refinamiento, pero sí letalidad. 

La carga había salido mejor de lo esperado. Con el orgullo henchido, Filippo escupió a la montaña de huesos que antes había sido su enemigo y se dispuso a deleitarse con el combate del norteño contra los otros esqueletos atrapados bajo la cortina. Uno apenas supo qué era lo que se le venía encima. El otro tuvo un poco más de suerte, o tal vez tino de correrse del medio del camino. Sin embargo, el ladrón no creía que su enemigo fuera a durar mucho más.

Ya pensaba en deleitarse con la cantidad de monedas y joyas que iba a cargar, olvidado completamente de Lucius, cuando Sutilidad dio a un paso al costado y se dispuso a ayudar al nuevo integrante del grupo.

Pe... pero... ¿¡qué hace!? ¿co- como que me deja a merced de ese otro esperpento?

El gozo fue reemplazado por un sudor frío y un gruñido se escapó por lo bajo-. Maldita sea... no podías cargártelo antes, ¿no?

Temeroso de lo que pudiera pasarle si se acercaba demasiado, afirmó la lanza en sus manos y otra vez se dispuso a cargar, esta vez menos confiado que la anterior. Mirar a los ojos de esas cuencas vacías le provocaba un nudo en el estómago, pero su pellejo valía mucho como para entregarlo así sin más.

Entre siseos, juramentos, sombras grotescas danzantes en las paredes, los aventureros vivían y mataban.

La Botas lejos de achicarse lanzó una estocada a la criatura que se había abalanzado sobre ella, dejándole una herida sangrante el rostro escamoso (-3).

Refugiada en su escudo, la norteña también acosó al mismo ser con una lanzada certera (-5), traspasando la pierna del enajenado ser.

Equis mantuvo su estrategia conservadora, salvando la linterna... y más preciado aún, su piel, ante la ósea criatura que Varek reventó en un tremendo abrazo ursuno.

Filippo, con la lanza de oscura asta, mirando con cierta animadversión al coloso que lo dejara solo, blande la lanza de punta astada contra el ser cráneo de cuencas de resplendor rojizo que le contemplan... se puso nervioso. Una cosa era atacar a traición a un objetivo cegado y tapado bajo una tela y otra muy distinta era encarar de tú a tú a la misma muerte.

El hombre serpiente tras el tremendo tajo en su pierna por la lanza de la cazadora, se revolvió para atacarla a ella, a pesar del escudo... o gracias al escudo que no permitió a la norteña eludir el tremendo porrazo que le descargó con el garrote que esgrimía el ser... Un tremendo crujido se escuchó por los túneles... el garrote se convirtió en una madera partida... y la norteña cayó (-13), protegiéndose con su escudo la pierna plegada bajo su cuerpo. Sin lugar a dudas estaría un tiempo sin hacer muchos saltos...*

Como si el castigo afligido a la norteña fuera suficiente, los esqueletos que atacaron a Filippo y a Varek fueron incapaces causarles el menor rasguño.

A pesar de haber fallado en su ataque, Filippo rescataba una cosa: por lo menos estaba manteniendo a raya a su enemigo. Pero el ladrón no estaba seguro de cuanto más podría aguantar. O comenzaba a pegarle como era debido, o su pellejo se las vería fea.

Serenándose un poco, volvió a encarar al esqueleto. Balanceó la lanza hasta sentirla cómoda, acostumbrándose a su peso mientras no perdía de vista a su oponente. Cuando se sintió confiado, volvió a arremeter, esta vez sin cerrar los ojos.

Al oir caer a su sobrina la cara de Varek mudó. Antes era un tipo grande y con cara de sociópata haciendo su trabajo, algo parecido a un oso saliendo de una tormenta de nueve para atacar un rebaño. Ahora era como si al oso le saliera fuego por los ojos y llevara una guadaña y un rictus de calavera. La sombra de varek pareció crecer y tomar una forma como de árbol andante. Un arbol andante viejo y gruñón MUY cabreado con leñadores.

CHIQUILLA!!! Aparta Botaaaaasssss!!!

Con un grito de rábia sin cpontener e ignorando al par de esqueletos aun en pie en la habitación, varek se lanzó contra la puerta. Claramente su seguridad le daba igual con tal de machacar las cabezas a los hombres serpiente.

Neulens sintió un mareo abismal ante el golpe del enfurecido ofidio. Trató de mantener su precaria posición pero no fue posible y cayó casi desvanecida hacia atrás cojeando por el titánico impacto. Siendo una valiente pero no una ilusa dio cuenta de su situación rápidamente y decidió que era hora de abandonar el pasillo retrocediendo protegiéndose con el escudo. Entonces oyó la voz del pielescarcha, parecía que salío a echarle una mano y eso era bueno. El desvanecimiento trató de apoderarse de ella ,pero Neulens es una vikinga luchadora y el dolor no le asustaba. Contuvo el mareo, resacas peores había pasado, y mantuvo la consciencia a duras penas.

Neulens, con las mandíbulas fuertemente apretadas para no seguir gritando como una sureña, pone todo su empeño en mantener el escudo presto para protegerse lo mejor posible de los ataques que le puedan caer encima.

La Botas, mercenaria, pero buena compañera, y temiendo verse arrollada por Varek en su estampida, raja la garganta de anchas aletas del hombre-serpiente, causando un surtidos de sangre e icor sobre las chicas, y se mueve para quedar entre Neulens y los engendros serpentinos...

Equis, libre del guardián óseo que lo acosaba, y creyendo tener una deuda pendiente con Varek se prepara para interponerse en el camino del esqueleto que ataca al coloso norteño... dándole vía libre al bárbaro. La delgada hoja de la daga penetra donde debería estar el hígado del que algún día había sido un guardián vivo, pero en este caso apenas logra arrancar una esquirla a los huesos de la columna vertebral (-1) del fúnebre guardián. En cualquier caso logra hacerse con su atención, para bien y para mal...

Delfiero, haciendo un curso acelerado de como esgrimir una lanza, y como no hacerlo, esta vez acertó, por poco, pero acertó, quedando el cuerno animal a la vista al impactar con el cuerpo óseo esta vez los dos ladronzuelos ven como un fugaz resplandor verdoso escapa de la punta de la lanza, causando que unos huesos caigan inertes al suelo (-3).

Sin ceremonia alguna el calvo guerrero se las apaña para abalanzarse a través del estrecho hueco y llegar al angosto pasillo donde salta por encima del moribundo hombre-serpiente para aterrizar sobre el enemigo que se disponía atacar a la Botas... La mole de Sutilidad se estrelló contra él estampándole contra los demás seres escamosos (-9) que tenía detrás, que a la vez quedan aturdidos en un mar de piernas y brazos revueltos, con la sorpresa abriéndose camino por su sangre fría. El gran hombre serpiente que se adivina entre las sombras del angosto túnel, más allá de la luz directa de la lámpara de la Botas, decide dar media vuelta y regresar por donde ha venido...

Los guardianes esqueletos responden a sus enemigos hallanadores de salas de tesoro, Filippo logrando esquivar al suyo, y Equis quedándose con un recuerdo en forma de rasguño en la mejilla (-1). 

Varek estaba cabreado. MUY cabreado. Nadie lastima a su sobrina y se va de rositas. Y menos un apestoso ofidio.

Viendo a los serpientos inconscientes o sangrantes del suelo corrió tras el fgeande. Ese era el jefe, la cabeza. Y ya se sabe que sin cabeza las serpeintes son mucho mejores. 

Filippo comenzaba a tomarle el gusto a la lanza. El esqueleto al que se había enfrentado aquella vez había sufrido las consecuencias de oponerse al ladrón. Envalentonado, esquivó el ataque de otro de ellos y volvió a lanzarse con ímpetu tras el atrevido muerto vivo.

La situación parecía tomar mejor color. Varek había logrado dejar fuera de juego a varios de los contrincantes, entre esqueletos y hombres serpientes, y el que podía salir corriendo lo intentó.

Quienes mantenían el combate, Equis y Filippo, hicieron lo mejor supieron, Filippo sobreconfiado con la lanza falló el golpe. Equis, logrando impactar de nuevo con su daga, está vez atravesando el esternón (-1).

La Botas se quedó en guardia vigilando a los hombres serpientes mientras Neulens, con la espalda apoyada y apoyándose con la lanza, logró incorporarse, con las mandíbulas bien prietas por el latigazo de dolor que le llegaba del muslo. Pero aún así ningún sonido escapó de sus labios.

Varek, sumido en un mar de rabia arrancó a correr, a trancas y barrancas, por el angosto corredor excavado, internándose en la oscuridad, mientras la sabandija se perdía de su vista entre la oscuidad y la curva que describía el corredor de piedra.

Los esqueletos siguieron acosando a Filippo y a Equis, esta vez sin lograr alcanzarles.