Partida Rol por web

-Si vas esparciendo así su vida privada no me extraña que te odie- Sentenció Lyn al escuchar algo sobre su profesora que no necesitaba saber, ignorando por completo la sorpresa de su relación familiar.

Cuando la comida llegó, la joven no se contuvo y ataco demostrando su hambre, con bocados no muy grandes y un ritmo continuo la comida desaparecía sin parecer saciarla. En su cara se reflejaba una tremenda felicidad que pareciera que estaba degustando la mayor delicia del mundo en cada bocado.  Aquella comida estaba buena sin duda, pero nada que justificará aquel disfrute exagerado que expresaba.

-El hombre sin pizca de sutileza es mi maestro y cuidador desde los cinco- Dijo respondiendo a Lakyus- Y sabes eso del alumno superando al maestro, ¿no?, en poco tiempo te estarás comiendo esas palabras – Sin apartar la mano de su cabeza, replico a los comentarios de sus tajos para luego mirar hacia Kiera- “Taller de Screw”  en el distrito Sur, Calle Melos, no es muy grande y el viejo que lo lleva parece ido, pero con una pequeña charla puedes ver que sabe lo que se hace, buen precio y entiende de ultimas tecnologías. El resto de los que he visto son los normales de barrio, te harán el apaño si tu vehículo no se sale de lo normal, aunque no he podido revisar todos -Tras un largo trago de la cerveza y una exhalación de satisfacción prosiguió- Bueno, si te van las pijadas inútiles de marca siempre tienes Industrias Reminfild, caro, brillante, con vehiculos de especificaciones normaluchas y con sus arrogantes “expertos” que no saben ni cambiar una rueda entre seis, pero ey, es de marca.- Se notaba el desdén y sarcasmo con el que hablaba de la empresa-  Pero si estas falta de pasta, yo puedo hacerte precio, con sitio y material puedo meterle mano a las tripas de cualquier vehículo: mantenimiento, reparaciones o modificaciones, tengo confianza  con casi toda la tecnología publica hasta ahora excepto aerodeslizadores. Sólo he jugado con uno que encontramos en una chatarrería, y cuando intentamos reparar y modificar el sistema de levitación se levanto demasiado del suelo...de forma muy brusca.- La frase finaliza dejando en vuestras cabezas la imagen de un deslizador saliendo despedido cual cohete hacia el cielo- En fin, ¿Qué conduces?

- Dijo el que intenta ser ese hombre indicado... - comenté ante la crítica de Lakyus.

Ante la llegada del almuerzo ataqué inmediatamente al bacon antes de pasar a los tomates al grill.

- Una Harvey más vieja que yo misma - le respondí a Lyn -, pesada para hacer daño si golpeas con ella, robusta para aguantar ser usada para golpear, suficiente autonomía para llegar lejos y lo bastante potente y maniobrable como para poder huir sin problemas en una persecución... A decir verdad probablemente no le queda ninguna pieza original, siempre la ha manejado el mecánico de la familia y ha trasteado bastante con ella.

Atendí a la explicación de Lyn sobre quien era aquella persona que nos acompañaba y pase por alto el comentario de Keira respecto a Molly. Cuando la conversación torno al tema de mecánicos, desconecte parcialmente hasta escuchar un nombre.

—Ni se te ocurra ir a los Reminfild. —Había hablado sin pensar y tras un momento agite la cabeza.

—Lo siento, costumbre de familia. Pero enserio, no vayáis, lo único que hacen es plagiar la tecnología con piezas baratas y ponerles un buen “acabado”. Ni si quiera usan material de calidad.— Bufe pensando en cómo hacia varios años habían decidido dejar de comprar material a la compañía de mi familia y lo habían sustituido por simple chatarra.— Bonito pero caro y poco eficiente. Todo lo que usen y este fechado hace menos de tres años es polimetal sintético,  funciona solo bien los dos o tres primeros usos.

—Ni idea, sobre marcas no conozco un pito —comenta Rean, dándole un trago a su cerveza, que le deja bigotes la espuma.
La comida de ese lugar no está del todo mal, pero tampoco destaca en nada, lo que realmente gusta de ese sitio es el lugar en donde está ubicado y la presentación, el mesero ha sido muy amable con ustedes al traerles las cosas y se quedó un momento allí, aguardando por si necesitaban pedirle algo más, antes de pasar a atender a otros clientes que acababan de entrar.
—Creo que Molly tenía una Harvey hasta hace poco, pero la vendió para comprarse un telescopio industrial de última generación.

La campanilla de la puerta suena de pronto e ingresan al establecimiento dos personas particularmente llamativas.
Uno parece un niño de entre diez y doce años, metro treinta, su cabeza es lo único que sobrepasa la barra donde están las bebidas. Es rubio, con el pelo liso y un flequillo que parcialmente cubre su rostro, que sería de lo más adorable, si no fuera por su expresión altanera. Lleva puesto un canguro sin mangas y con escote en "V", pantalones cortos y zapatillas sin medias.
—Oh, vamos, ¿no quedan mesas? —se queja con una voz que indica que efectivamente, la pubertad aún no le ha tocado.

Pero a quien viene detrás sí.
Un tipo alto y robusto, moreno, que luce un afro frondoso, barba de pocos días y gafas de sol. Trae un gakuran negro y pantalones encampanados.
Estaba mirando alrededor, cuando los nota a ustedes sentados en una de las mesas pegada al ventanal, se baja los lentes un poco para ver allí con unos ojos grises y penetrantes, de pestañas largas. Entonces le toca el hombro al niño para llamar su atención y apunta con la cabeza a donde los vio.
El niño responde quejándose un momento, pero al verlos, entorna los ojos y se aproxima con las manos en los bolsillos y postura encorvada, como si se tratara de un macarra.
Su compañero también lo sigue, quedándose con los brazos cruzados junto a la mesa, con la mirada puesta en Keira.
—Disculpa, ¿nos conocemos?
Keira siente un escalofrío en la espalda cuando el niño se le acerca demasiado, a una distancia incómoda.
—Hmm, ahora que lo dices, su rostro me resulta familiar.
No es mucho más alto que Keira sentada, así que no necesita inclinarse mucho para quedar cara a cara, asomándose desde encima de su hombro.
—Te noto tensa, ¿qué ocurre? —pregunta, poniendo una sonrisa siniestra—. Es que, en serio, me parece que nos hemos visto en alguna otra parte.
El niño aguarda unos segundos, sin apartarse, poniendo más y más incómoda a la muchacha, hasta que saca la lengua y le lame despacio su mejilla izquierda.
—Hm. Este es el sabor de alguien que oculta algo —dice, mirándola fijamente.

Los reconoces al instante, son Mordred Hades, de quince años, y Shimpri Reddo, de diecinueve; antiguos compañeros tuyos de cuando formabas parte de La Casa, ustedes realizaron numerosos encargos y trabajos juntos. El elemento de Mordred es Miedo, puede encontrar y dominar el instinto más profundo del ser humano y aprovecharlo según le convenga. El de Reddo es Detección, sus ojos tienen una visión cien veces más poderosa que la de un humano normal, puede sentir las presencias de la gente (y seres vivos en general) e identificar las que ya conoce. Los tres formaban un equipo perfecto para cazar morosos, traidores y toda esa calaña. Tú eras la "ejecutora física", digamos.

Es probable que no sea coincidencia que estén aquí.

-¿Ves? Lakyus y su familia entienden que en esa empresa son unos patanes- Reafirmo Lyn contenta con la opinión de Lakyus- En fin, creo que me llevaría bien con ese mecánico de familia, aunque no estoy muy a favor de que uses semejante clasico para golpear, al menos no sin las piezas adecuadas- Bromeo ante la mención de dicho uso- Si necesitas que le eche un vistazo dímelo, no sé si podré hacer que golpee más duro pero seguro que encuentro la forma de que sea más rápida.- Guiño un ojo hacia Keira y comenzó un segundo asalto hacia la comida.

Tras varios minutos de agradable comida aderezada con charla, el niño y el hombre del afro se acercaron para indagar en su compañera. Los conociera o no, se la notaba incomoda y claramente habían agriado por completo el ambiente, en especial el último acto del mocoso resultaba bastante asqueroso.

-A mi me parece que está asqueada de ti, y que un impresentable y un mocoso malcriado han venido a jorobarme la comida y acosar a mi amiga..- Si bien estaba sonriendo sus ojos miraban amenazadores al duo dando una sensación de pocos amigos- ¿Os largais por las buenas o tengo que llamar al encargado por que un señor y un crio han venido a chupar a sus clientes? - Si su maestro no estuviera presente tal vez hubiera intentado un enfoque más agresivo, pero tal vez en aquellas circunstancias las miradas de los comensales y la mención del encargado pudieran achantarlos lo suficiente para no llegar a los golpes.

Oye, oye, oye.— Dije mirando a los dos tipos que habían aparecido.— ¿En serio le acabas de chupar la cara como si fueras un perro?— Alce la ceja un momento como si todavia intentara comprender que acababa de ocurrir.

—Chico, ¿Sabes lo que significa la palabra acoso sexual?. Que quizá con tu edad no, pero una simple llamada a las autoridades y te pasaras cuarenta y ocho horas en el calabozo... En tu caso quizá tengas suerte y te metan en un centro de menores — Mi mano se alzo hacia una de las esquinas del techo del restaurante,donde habia una camara, mientras la otra sacaba el teléfono.—Con grabación incluida de nuestro querido local... Ahora, creo que pedir disculpas a mi compañera y marcharte estaría bien.

Mi otra mano juguetea con el móvil, como si pensara realizar una llamada.

"Me cago en la madre que los parió a todos. Pues claro que han enviado a Reddo, ¿a quién sino? Tratar de ocultarlo no sirve de nada. Centrate. Sabes como lidiar con ellos. Nervios de acero y no te atraparán."

Respiré profundamente ante la actuación de Mordred, y le devolví una mirada fría.

- Verás, mocoso - dije haciéndo enfasis en la palabra para provocarle -. He tenido una pelea hace poco que me ha drenado bastante magia, y a decir verdad ahora mismo no estoy segura de si me queda suficiente como para convertirte en una mancha de sangre en el suelo. En estos momentos deberias estar preguntándote, "¿me siento afortunado?" - puse entonces la mano sobre la mesa, en la cual se formó un martillo de carpintero -. ¿Entonces qué? ¿Te sientes afortunado, cabronazo?

En aquellos momentos, simplemente dejé que el pequeñajo recordara quien era el músculo. Él sabía de lo que era capaz, y eso era peso más que suficiente para mi amenaza.

El niño ve el martillo que saca Keira y enseguida se aparta, poniendo cara de pocos amigos. Por otro lado, el afro ladea la cabeza al escuchar cómo lo ha llamado Lyn.
—Señorita, perdóneme, pero tengo diecinueve.
Luego se dirige a su compañero.
—Será mejor que aguardemos a otro momento.
—No. He podido sentir su miedo, pronto Smash Mouth comenzará a hacer efecto. Cuando lamo la sombra de alguien, sus sentimientos de culpa se multiplican mil veces, haciendo que babee profusamente. Esta vez el contacto ha sido directo, así que pronto... 
Pero Keira ni se inmuta.
—No me jodas, ¿se lo está aguantando?
Keira puede sentir escalofríos en todo su cuerpo y un agudo ardor en las parótidas, pero se contiene por pura y dura fuerza de voluntad, manteniéndose firme y estoica en su asiento.

El niño, cada vez más ofuscado, mira ahora a Lyn, quien los amenaza con llamar al encargado, apretando los puños con bronca por el término empleado, y luego a Lakyus, reparando en el teléfono en su mano, y retrocede varios pasos.
—No hagamos un lío de esto —murmura el afro por lo bajo, a lo que el niño asiente, muy a regañadientes.
El niño suelta un bufido, acercaba una mano a la puerta, pero la baja y los mira de soslayo.
—No soy estúpido, Mala Bestia, no quiero convertirme en una mancha de sangre, pero, creo que tus nuevos amigos tampoco querrían. ¿Saben ellos con quién están? No lo creo, o no estarían tan panchitos almorzando con esta música de ascensor.

Con una sonrisa de lado que muestra los dientes, abandona el establecimiento. El afro se inclina brevemente a modo de despedida y lo sigue.

"Condenado caraniño, ¿te crees de verdad que puedes conmigo?"

Sin disimular ya que estaba conteniendo el miedo, mordí por debajo de mi pulgar izquierdo para que el dolor nublara el miedo. No terminaba de funcionar, pero lo importante era que eso no lo supieran.

- ¿De verdad os creéis que os voy a dejar marchar? ¿Tan idota os parezco?

"Mierda, no puedo dejar que se escapen, pero tampoco puedo dejar que revienten lo que tenía aquí montado tan fácilmente."

Hice ademán de levantarme entonces, haciéndo desaparecer el martillo de mi mano y sustituyendolo por las alubias del desayuno, escondiendo mi miedo real.

- También se que vosotros no sois idiotas, no creeríais de verdad que podrías conmigo con algo como esto. ¿Por qué no lo hablamos más tranquilamente fuera? - dije mientras les hacía sentir cada vez más pesados para hacerles entender que no tenían opción a negarse, antes de decir en voz baja solo para mis compañeros -_{. Agradecería si pudiérais manter un ojo atento a la conversación, por si la cosa se tuerce.}

Si bien el echo de que el afro no fuera tan mayor como su apariencia decía fue sorprendente, Lyn no dejo que eso se delatase en su rostro, estaba intentando ser intimidante y eso no hubiera ayudado.

-Volvamos a lo nuestro...- Dijo Lyn cuando ambos estaban abandonando el local mientras se disponía a dar un nuevo bocado. Aun con la boca abierta, Keira habló para detenerlos dejando a Lyn a medio bocado y mirando hacia ella con el ceño fruncido. Estaba temblando, con sangre en el dedo y claramente forzándose a perseguir a aquellos idiotas después de que hubiesen conseguido echarlos de “buena manera”. Da igual que se conocieran de poco, concentrarse en la comida y dejarla sola no era una opción para ella.

 –¿En serio?  Ahgg, habéis conseguido quitarme el hambre. Maestro, termina mi plato- Sin más, arrojo la alita de vuelta al plato y se levantó del asiento.- Voy contigo, no indagaré en la mierda que habléis…_{como si fuera a dejarte sola con esos en este estado tan lamentable} – la Lyn sonriente ya no estaba y en su lugar su rostro serio reflejaba su mal humor con la situación. No parecía que nada fuese a convencerla de no acompañar a Keira aunque sólo fuera para observar desde una distancia prudencial, después de todo, con una cristalera en medio no podría hacer mucho si la cosa se torciese. -

-Al que intente algo gracioso le salto los dientes- Al alcanzar al dío en la puerta la joven dirigió una mirada intimidatoria propia de un delincuente y una amenaza a la par.

Pero... ¿En serio?.—Pregunte cuando vi como mis dos compañeras se levantaban con intenciones de ir a fuera a pegarse con aquellos tipos. Con que clase de compañeras me había tocado que querían ir a resolver sus asuntos fuera. Si lo raro es que no hubieran roto un botellín para amenazarlos.

Dando un suspiro negué con la cabeza mientras me quedaba sentado en el sitio con el móvil en la mano.

—Intentar no ir muy lejos. Creo que por una vez te voy a seguir el consejo Keira. "Aprende a meterte en tus asuntos."— Dije mientras le giñaba un ojo y sin decir nada más me quedaba sentado. Era evidente que si Keira me conocía lo suficiente, sabria que eso era imposible para mí y mi curiosidad. En cuanto vi como salían abrí la ventana que tenia junto a mí para observar cómo se desarrollaría la situación.

Como medida cautelar, junto a mi asiento, se encontraba reposando la pareja de pistolas que había estado usando durante la prueba. Si aquello iba a mayores, desde allí tendría un tiro más o menos limpio.

El pequeño resopla con hastío, viendo que no ha podido salirse con la suya.
—Hablemos, pero... —Hace un gesto con la cabeza, indicando detrás de Keira, allí viene acercándose Lyn—. No querrás involucrar a los demás, ¿o sí? Aunque, bueno, me da la impresión de que nadie aquí está limpio, ni siquiera el peluca aquel.

—No soy peluca, soy Rean —replica el espadachín desde la ventana abierta, con la boca llena de rosquilla. Había permanecido tranquilo, observando la situación, sin interferir.
Al ver que Lakyus prepara sus armas, le pone una mano en el hombro, negando con la cabeza.
—Calma, sigamos los consejos del tío groovy y no escalemos los humos.
Se levanta del asiento, enfilando hacia la salida, con el plato de las alitas en la mano y todavía comiendo. Sale hasta la puerta y se recuesta en el marco, apoyando el hombro.

El único que ha quedado en la mesa es Lakyus y el camarero trae la cuenta, el total son veinte lis.

—Calma, señorita, nadie va a intentar nada gracioso.
El afro pone los brazos delante a Lyn, un poco nervioso, tratando de amansar la situación, que parece que se les ha ido de las manos. 
—Aconsejo que guardes eso —dice luego a Lakyus, refiriéndose a las pistolas—. Nadie aquí se pondrá violento, todos sabemos las consecuencias de ello.
Sorprende bastante que las haya visto desde fuera del local, a través de la ventana y en el asiento en donde las tenía escondidas consigo.

—Vale, queríamos amedrentarte un poco para obligarte a volver, pero nadie nos lo ha ordenado, ha sido por iniciativa propia, nuestra.
—Nos importas, preferimos que vuelvas así por las buenas, antes de que los demás empiecen a notar que faltas y envíen a los ejecutores.

Manteniendo la mirada seria en el afro, Lyn agradeció internamente el nerviosismo que expresaba y su promesa de no actuar violentos, realmente prefería no escalar más aquello. Además, si les estaba entendiendo bien, no tenían realmente malas intenciones contra Keira, aunque sus actos sugiriesen lo contrario…

Si bien sentía curiosidad por entender de que iba la charla, la chica se mantuvo en silencio dejando a Keira decidir el rumbo de aquello. Había seguido a su compañera únicamente por que la veía en problemas y para cerciorar su seguridad, pero más allá de eso no era su problema, y ya había dicho que no se metería en sus asuntos más de lo necesario, al menos hasta que hubiera más confianza entre ellas.

Simplemente puse una sonrisa cuando se alarmaron por mis armas.

—Llevan aquí desde que nos sentamos. Fue recomendación de la profesora para gastar energía y así no explotara o hiciera desaparecer cosas sin querer.—Dije en un intento de calmar que probablemente alarmo más que calmar.

Seguí atento a la situación en el exterior hasta que trajeron la cuenta. Cuando ocurrió mis cejas se elevaron un omento ante la idea. Cogí el platillo con el papel de lo debido y me asome por la ventana.

—Queríais una mesa y parece que mi compañera no quiere dejaros escapar de rositas así que... ¿Qué os parece pagarnos la cuenta y quedaros con nuestra mesa? Así ella no tendrá que limpiar el asfalto con vosotros y podréis sentaros tranquilos a lo que veníais... Además, parece que todos ya han acabado.—Dije haciéndoles que se dieran cuenta que ya solo quedaba yo en la mesa.

A decir verdad, por el estatus de mi familia, no me faltaba dinero y no tenia problema en pagar, pero quizá con aquello las cosas se calmaran y finalizaran.

- De nuevo, por favor, mantened la distancia, esto en una conversación privada.

Una vez alejada unos metros de los demás, lo bastante como para que no nos oyeran, empecé a hablar.

- No tengo la más mínima intención de volver, no después de haberme enterado de lo de mi madre - se notaba claramente el resentimiento en mis palabras -. Si van a enviar a los ejecutores, que lo hagan, los aplastaré uno tras otro, especialmente ahora que no estoy sola. Y ahora el por qué quería hablar con vosotros. La organización se va a desmoronar. Puede que no este mes, puede que ni siquiera este año, pero es algo que va a suceder. Os voy a dar la oportunidad de salir airosos de entre los escombros, por el simple precio de un movil nuevo para cada uno para asegurarnos de que no están pinchados. ¿Qué os parece?

—Ah...
Mordred se queda paralizado, balbuceando. Le han salido todas las jugadas en contra y ahora no parece saber cómo proceder.
Le toma la palabra su compañero y comienza a hablar:
—Están ocurriendo cosas...

—Cuidado con lo que dices, o mejor dicho, con lo que oyes —le interrumpe el niño—. ¿De dónde sacaste eso? Llevas un tiempo fuera y no sabes lo qeu ha ocurrido recientemente allí, es por eso que... bueno, que hemos venido a buscarte.

—Como se le venía abajo todo, la doctora Chacal se asoció con un tipo aún más peligroso.

—Que se desmorona, se desmorona, pero esos escombros pasarán a formar parte de algo más grande. Cuidado. Nos estás pidiendo que traicionemos la mano que nos dio de comer y nos dio un hogar. No sabría qué decirte.

Los tres escuchan entonces a Lakyus, Mordred suspira.
—Tengo hambre, comamos algo con tus amigotes, sí, de paso quiero conocer tu nueva pandilla.
Los dos pasan a tu lado para dejarte sus teléfonos.
—Ya sabes cómo destruirlos, —añade Mordred—. Redúcelos a cero. El tuyo también.

Ven desde lejos que esos muchachos charlan unos segundos con Keira y acaban dejándole sus celulares. El niño, poniendo los ojos en blanco, regresa hasta la puerta del local, donde estaban Lyn y su maestro.
—¿Me estás jodiendo? ¡Apenas tenemos dinero para nosotros!

—Deja, creo que puedo con veinte lis de más.
El afro pide permiso al camarero para acercarse dos sillas a esa mesa y le pide la comida para ellos dos.

—No sé por qué te has vuelto tan blando últimamente, tú. 

—La terapia está haciendo sus maravillas —responde, sonriente, pero sus cejas siguen muy juntas.

—Keira, ¿nos presentas a estas peculiares entidades? —pregunta Rean, tragando la última alita de pollo.

Al terminar la conversación, cada uno me dio un objeto. No era fácil de ver el qué porque les estaba dando la espalda. Y con un "crack", dejé caer los restos en un cubo de basura antes de reunirme con los demás.

- Bueno, supongo que las presentaciones están en orden. Chicos, os presento, estos son Willy el Niño y Fausto; son unos viejos amigos, trabajamos juntos en una asociación. Se que lo de antes puede haber parecido raro, pero solíamos gastarnos este tipo de bromas. Willy, Fausto, os presento a Lakyus, puede parecer despistado pero está buscando liarse con la profesora de ciencias; Lyn, una entusiasta de las motos como yo; y Vendepatria, el instructor de espada de Lyn que nos estaba enseñando la ciudad.

Lyn suspiró exasperada ante la presentación de Keira, dejando de situar presión con su mirada pero sin cesar la expresión seria comenzó a hablar.

-Para ser una broma parecías completamente acojonada…La próxima os recomiendo probar con “Ey, cuánto tiempo, ¿podemos acompañaros? ¿Amigos nuevos? ¿Nos presentas?” o si queréis ir con el clásico de entablar amistad a golpes al menos esperad a que termine de comer como cortesía. - Aun con el tema de Keira siendo acosada zanjado, lo de que no hubiera podido completar el plato de alitas parecía seguir molestándola.

“Pensándolo tranquilamente, mi yo de hace unos meses hubiera sido más agresiva si me molestaran comiendo…¿será que he madurado tras aquello? ¿o la presencia del maestro me cohíbe inconscientemente?…Meh, lo que sea.”

-En fin, si hemos acabado los malos rollos, os dejamos la mesa. Sigamos con el tour y busquemos las zonas recreativas, quiero ver si hay algún sitio al que pueda llevar a Victoria sin que le dé algo, un karaoke tal vez.- Intentando dejar atrás los malos rollos Lyn impulsó al grupo a continuar si todos los asuntos estaban zanjados.