Partida Rol por web

—Si eres novata o no, eso lo decidiré luego de verte —responde Piotr, serio, a Lyn, ignorando el sentido de la broma—. No tengo ganas de enseñarle cosas a payasitos.

Entonces, entre pitos y flautas, se van metiendo en el instituto para ir a ver el cuarto que les ha tocado. Mientras van andando, suena el timbre que anuncia el final del receso, ven varios grupos de jóvenes como ustedes regresar a los salones. En vuestro caso tendrán el resto del día libre.

La academia parece grande por fuera, pero en realidad consiste en algunos salones pequeños, la cafetería, la biblioteca, algunas salas comunes para propósitos varios, salas de estar y los dormitorios. La cafetería ahora está casi toda vacía, el servicio de comida está cerrado y abrirá de nuevo a la hora de la cena, de la misma manera que estuvo recién al mediodía. A las cinco las mesas están repletas de bocadillos y hay jarras de café, leche caliente y fría , yogur y batidos, pero no habrá servicio de cafetería fuera de eso. Toda la comida disponible viene incluida en la cuota de cada mes, así como también los servicios de limpieza y la biblioteca.

En la biblioteca se puede encontrar información de todo tipo, está dividida en sectores, uno para el estudio y otro para el entretenimiento, con material acorde a cada uno, y en ambos se debe hacer absoluto silencio. Los chicos del comité bibliotecario son amables y están al servicio de todos, resolviendo cualquier duda que haya. Si se desea retirar algo, se debe fijar una fecha de devolución y el tiempo máximo depende de la disponibilidad del material.
También hay mesas con ordenadores modernos, los del espacio de estudio están preparados con todos los programas de utilidad que se te puedan ocurrir, mientras que en el espacio de entretenimiento videojuegos y películas. En cualquiera de los dos sectores se puede iniciar sesión de usuario usando la identificación de aprendiz, donde cada uno tiene acceso a modificar la configuración a su gusto.

Si bien no hay toque de queda y en cualquier momento se puede salir fuera del terreno de la academia y visitar la ciudad, luego de las nueve las puertas se cierran y hay que avisar de antemano que se regresará tarde. Sólo se vuelven a abrir a las seis de la mañana del día siguiente. Todos los días, sin excepción.

Finalmente llegan al cuarto que les ha correspondido, en el segundo piso, una de las puertas tiene dibujados cuatro emblemas, que corresponden a cada uno de los miembros del equipo, Lyn, Lance, Keira y Lakyus. Debajo hay una ranura para colocar una llave. Quien la lleve aún consigo lo hace y ésta se desvanece en una voluta de polvo brillante, la puerta se abre y las invade un suave aroma de perfume de ambiente.

Es una habitación preciosa y amplia, lo primero que ven es la alfombra de terciopelo y un cartel que sugiere que se quiten el calzado o que usen pantuflas, hay un mueble al lado que dispone de cuatro pares. Las cuatro camas están alineadas dos a dos contra las paredes, separadas por un biombo que divide esa parte de la habitación, que tiene una ventana enorme de cortinas translúcidas por la que entra la luz del día. Hay dos armarios gigantes junto a los que están todas sus valijas y equipaje, también dos escritorios y una estantería vacía.
Separada por otro biombo de madera hay una sala de estar con dos sofás simples y uno doble, un puff enorme de peluche y una mesita de té con un florero y un cesto pequeño con frutas; pegada a esto hay una cocina completa con refrigerador, horno, pileta y microondas, y una barra con sillas altas donde alguien puede sentarse a comer. El refrigerador está vacío, salvo por un par de botellas de jugo de frutas. Situada en el medio de la pared entre la cocina y la sala hay una puerta que conduce al baño, que consta de un inodoro infinitamente pulcro y prístino, videt, pileta, ducha y una bañera particularmente grande y más olor a perfume de ambiente, mezclado con lavandina, haciéndole picar demasiado la nariz a Keira. Ya hay papel higiénico tanto colocado en el lugar como de reserva en el mueble debajo de la pileta, así como también algo de jabón y shampú y detrás del espejo hay un botiquín de primeros auxilios.

Al llegar al dormitorio cotilleo un poco el lugar, inspeccionando con suma calma las camas, el cuarto de baño y la cocina. Luego regreso a la habitación para inspeccionar de cerca el biombo y su patrón (si es que lo tiene) para finalmente tumbarme en la que parece que es mi cama (la que está al lado de la ventana) y sacar un libro para leer. El libro se titula "La ciencia tras los motores de combustión", de Yoko Romucho.

—Avisadme si ocurre algo importante— digo antes de enfrascarme en la lectura.

-Me pido ventana- Adentrándose en la habitación, Lyn agarró una de las maletas de lo que reconoció como su equipaje, y lo arrojó sobre la cama elegida sin esperar una respuesta. Desempacar todas sus cosas y darse una buena ducha parecía que sería el plan de la tarde, tal vez leer si tenía tiempo.

No parecía haberla alterado el echo de convivir con dos chicos, al igual que con el examen diagnostico de la mañana, siempre que nadie invadiera su intimidad o intentara nada gracioso, el vivir juntos no sería un problema para Lyn y no consideraba necesario ni mencionarlo.

-¿Alguno sale a trotar en las mañanas?- Soltando la pregunta al aire comenzó a sacar su ropa, aunque por el tono parecía una pregunta por cortesía, de las que estaban acostumbradas a recibir un no por respuesta.

Mire como elegían las camas y me encogí de hombros sin preocupación por ello, de todas formas iba a elegir la más separada de la ventana pues habituado a dormir mientras en el exterior había sol, prefería que los rayos de luz no me impactaran en la cara mientras dormía.

—Una lástima, no hay terraza. — Exclamé desilusionado mientras me dirigía a la cama del mismo lado que Lance, sentándome y dejando caer mi espalda contra el colchón. Poco a poco fui cerrando los ojos, tenía horas de sueño retrasado y querían ser reclamadas. Tras unos segundos abrí los ojos alarmado dándome cuenta que si seguía así me quedaría dormido.

Me incorpore para ir a mi equipaje y abrí una de las maletas para sacar un portátil y caminar hacia uno de los escritorios y sentarme. Lo encendí y abrí mientras giraba la silla para mirar a mis compañeros.

—No, no salgo a correr. Pero… ¿Quién demonios es tu maestro?.— Pregunte a Lyn con curiosidad, aunque no me había mostrado alterado cuando había huido, aun tenia ciertas dudas.— Es decir, que le llamen vendepatria y saliera corriendo al llegar la policía no puede ser una coincidencia.

Mientras esperaba la contestación de mi compañera el portátil ya había iniciado y estaba navegando buscando información sobre “Rean” si ese nombre que había dado era cierto, tenía que haber información de por qué se le buscaba.

Introduje la llave en la puerta y el inmediato olor del perfume me hizo arrugar la nariz. Pillé mis maletas y, sin quitarme los zapatos, me dirigí hacia una de las camas opuestas a la ventana, más difícil de que me viera cualquiera desde fuera.

- Yo - respondí cuando Lynn preguntó por carreras mañaneras -, excepto cuando me tiro hasta tarde de fiesta el día anterior.

Con los auriculares puestos, empecé a arreglarme la parcela para que fuera mía. Lo primero que volaron fueron las sábanas y la almohada, sustituídos inmediatamente por las mías. Tras ello, procedí a colocar un poster de Gloryhammer sobre el cabecero.

- We are heroes... heroes of Dundee... - murmuraba mientras hacía mi trabajo.

Volví a arrugar la nariz cuando alguien abrió el baño y el olor del perfume se volvió más intenso, pero había algo que me preocupaba más: el contenido de la nevera. Mi cara de decepción era evidente.

- Zumo... Hay que joderse. Vale, lo primero que hay que hacer es traer cerveza, es de vital importancia. Oh - dije cuando vi a Lynn desvistiendose con clara intención de ducharse -. ¿Te importa dejar la ventana del baño abierto mientras estás a ello? Yo voy después, y no quiero estar ahí con ese olor tan fuerte.

—¿Salir a trotar tan temprano? Nah, eso me resulta un fastidio, prefiero dormir un rato más— respondo con sinceridad mientras sigo leyendo el libro.

Al escuchar a Keira sobre el contenido de la nevera me levanto para inspeccionarlo y cojo un zumo para mí.

—Bueno, a mí me sirve el zumo.

Vuelvo a acomodarme en mi cama, libro en una mano y zumo en la otra. Espero a que Lyn y Keira se den el baño para iniciar conversación.

—Por cierto, ¿qué es lo que os ha traído aquí? Ya sabéis, a esta academia...

He sacado un tema importante... y mi expresión de absoluto pasotismo no acompaña en absoluto a la seriedad de la conversación.

Al escuchar a Keira, Lyn se mostró sorprendida, realmente no parecía esperar una respuesta positiva y menos una con la que se sintiera tan identificada, por lo que la cara de sorpresa no tardó en pasar a una de agrado.- Confiable en el combate, te gustan las motos, haces ejercicio y te van las fiestas, cada  vez veo más afinidad entre tu y yo.

Ante el comentario de Lakyus su ceño se frunció ligeramente antes de recuperarse, como un ligero espasmo, claramente había decidido no pensar en ello por el momento y no le apetecía hablarlo.

-Mi maestro y la persona que me ha criado desde pequeña, un paladín tan fuerte que si quisiera amenazar Bremonia necesitarías mucho más que dos tristes policías para frenarlo, asique no me importan una mierda los rumores o lo que digan los demás, solo creeré lo que él me diga.- Aquella descripción daba por zanjado el tema pues no parecía que quisiera discutirlo más, y aunque puede que solo se mintiera a si misma, negaba su interés en versiones de la historia que no fueran del propio Rean.

Al cabo de un rato lo imprescindible parecía desempacado y guardado. Sólo una maleta mediana de aspecto pesado había quedado sin abrir junto a la cama, y las únicas decoraciones a la vista consistían en su espada, una chaqueta colgada con un tigre blanco grabado en la espalda y un par de fotos enmarcadas: una de ellas con una Lyn mucho más joven llena de magulladuras junto a Rean, y otra con un gran grupo de gente variopinto y tres motos en lo que parece tener de escenario una chatarrería.

-Sin problema, pero si tanto te molesta será mejor que apuntes un nuevo ambientador en tu lista de compras.- Sin nada más que añadir Lyn se introdujo en el baño para salir al cabo de un rato con unos pantalones de chandal y una camiseta de maga corta, con el pelo suelto y la toalla al cuello.

[…]

-Mmmm...-La pregunta de Lance era difícil para ella, el objetivo por el que había sido enviada allí, más allá de graduarse, nunca había sido nombrada de forma explícita, y por más que le había dado vueltas se podría interpretar de muchas manera, además de que ella misma había encontrado varias cosas que quería hacer con aquella oportunidad - Ampliar horizontes y convertirme en Paladin, supongo que es el resumen. ¿Que hay de los demás?

- Mi ambientador preferido es ninguno, tengo la nariz muy sensible. Es útil cuando quieres encontrar gente que solo se esconde de tus ojos, pero es un asco cuando alguien perfuma su habitación.

Keira esperó a que alguien diera su explicación antes de empezar a hablar.

- Abandoné la mafia por rencores personales y el servicio de protección de testigos determinó que esta era la mejor tapadera con la que mantenerme segura hasta el juicio - esperé unos momentos a que todos lanzaran sus miradas de incredulidad para continuar -. Y si de verdad os lo habéis creído, también soy una princesa de un reino muy lejano y necesito que me prestéis cinco mil lises cada uno para poder reclamar mi herencia. Ahora en serio, mi familia no está mal de dinero y mis padres me dijeron que ya que soy una cabeza hueca y me gusta tanto la bronca, que mejor parta caras por los intereses del reino y no por los de vete a saber quién.

Si bien estaba entretenido tecleado en el portátil buscando información de Rean me voltee un momento alzando una ceja cuando la conversación de la razón por la que estábamos allí surgió, aun con mas curiosidad cuando Keira dio esas insólitas explicaciones.

Medite durante un momento la pregunta antes de responder yo también.

—Supongo que me ha traído mi mala suerte... O lo que sea mi elemento— Murmuro en voz alta antes de darme cuenta de que había exteriorizado mis pensamientos.—Es decir, mis padres me mandaron aquí para no tener que lidiar conmigo. Que no me importa realmente, lo veo como una oportunidad y no creo que diste mucho de lo que hacía en casa así que...— me encogí de hombros antes de girarme para seguir tecleando.—Ah, si desaparece algo, lo siento. Las cosas tienen tendencia a desaparecer cuando estoy cerca.

Tras escuchar las razones de cada uno, sin apenas inmutarme, me siento sobre la cama y bostezo largo y tendido. Tras eso me giro hacia el otro lado, casi cayéndome de la cama, veo que mis compañeros están al otro lado por lo que me tumbo de nuevo y hago la croqueta en ella para llegar al otro borde, estando nuevamente a punto de caerme. Finalmente vuelvo a sentarme quedándome de cara a ellos.

—Qué fastidio... supongo que me toca a mí. Yo supongo que me apunté porque no me gusta no poder proteger a alguien, aunque tampoco esté dispuesto a hacer de escudo humano. Para eso ya tengo a mis orbes pero quiero manejarlos mejor.

Entonces el día transcurre plácidamente, descansando y recuperando fuerzas. La prueba diagnóstica ya quedó más o menos atrás y podría decirse que vuelven a estar al cien por ciento, probablemente.

La cena se sirve también en la cafetería, al igual que el almuerzo. No estuvieron allí durante esa hora porque salieron a comer fuera, pero se puede deducir que el servicio es igual tanto ahora como al mediodía, variando un poco el menú, quizás. La comida deben pedirla en caja, se sirven en una bandeja de plástico y se lo llevan para la mesa. Hay un plato del día, pero también variedades para todos los gustos, sin llegar a ser un menú demasiado amplio, para mantener la calidad.

Ya entrada la noche, hay un toque de queda que impide salir sin haber pedido permiso a un profesor, quien le daría un pase que deben cuidar y presentarlo al regresar para que se le abra la puerta. Piotr no dejará entrar a nadie que no lleve esa tarjetita.

Lakyus estuvo averiguando que se puede plantar el telescopio en el balcón sobre una de las salas de estar, la que está contigua a la sala de profesores. Es una terracita que también forma parte de las estancias multipropósito.

Tras una tarde de aquí para allá por fin pude regresar a la habitación. Bienvenida la tranquilidad. Me dejo caer en mi cama y saco una consola portátil para jugar a "Hunter Quest", que tengo que conseguir 10 babas de limo para la armadura ligera limosa.

—Qué fastidio... estoy harto de farmear esta zona— murmuro concentrado en el juego, teniendo una expresión bastante seria... y despierta.

Tras la cena el día se podía dar por cerrado, sabiendo que madrugaría al día siguiente para trotar antes de las clases y que aun no sabía si era posible prescindir de la asistencia a alguna clase, había optado por autocontrolarse y no salir a rondar en las primeras noches. Si lo hacía, no podía prometer no llegar demasiado tarde y sufrir las consecuencias del día siguiente.

En su lugar había gastado algo de energía moviéndose sin rumbo por la academia para hacerse con el lugar, y ahora estaba matando los últimos instantes tumbada en la cama, leyendo una revista sobre el armamento moderno con fecha de hacia una semana.

-Lance, recuerda  que si te quedas farmeando hasta tarde, mañana te quedarás frito en clase- Con una ligera risa y como respuesta al murmullo, Lyn hablo hacia el chico al otro lado del biombo creyendo empezar a entender el porque había estado somnoliento todo el día.- Y Molly parece tener muy mala leche cuando se cabrea , no digas que no te lo advertí.

Tras investigar lo que pude con el portátil y al ver que algunos de mis compañeros abandonaban la habitación, no tuve reparo alguno en tirarme sobre la cama asignada y dormitar hasta que el primer regreso de uno de ellos me despertó.

Bastante más despierto de lo que podría esperarse para una persona que había dormitado una cantidad cercana a las horas habituales de sueño nocturno en forma de siesta, me levante y tras lavarme la cara, empecé a desempacar piezas metálicas de una de las maletas.

Según iba montándolas un telescopio de grandes dimensiones fue cogiendo forma hasta que finalmente estuvo montado. Plegándolo de la mejor manera y echándomelo al hombro hice un gesto a mis compañeros.

—Pues nos vemos por la mañana.—Dije haciendo constar que poco iba a dormitar esa noche.

Ahora solo tenía que encontrar un buen sitio para usar aquello. ¿Habría alguna terraza? Juraría que había visto una desde fuera.

—Bah, si me tengo que quedar frito me quedaré duerma bien o no— digo sin apartar la mirada de la pantalla, totalmente concentrado en el monstruo al que estoy atizando con la guadaña Garra de Mantis Putrefacta —Ya imagino que Molly dará mucho miedo cuando se cabrea. Tuve que hablar con ella antes, ¿recuerdas? Y algo me dice que va a estar enfadada con nosotros de todos modos, no hicimos esa prueba.

Finalmente logro abatir a la criatura y observo el botín.

—Ah... qué fastidio— guardo partida y apago mi consola para levantarme y estirarme un poco —Oye, no quiero meterme donde no me llaman, pero... ¿por qué no queríais repetir esa prueba? ¿Tan fastidiosa era? Si es así me alegro de que os negarais, odio las cosas fastidiosas.

Sin mucho que hacer, porque no estaba dispuesta a salir sola por la ciudad, me quedé un rato con el móvil mirando locales de la zona que pudieran ser interesantes. La mayoría eran cines, restaurantes y discotecas, pero de vez en cuando saltaba algo un poco más interesante, como una galeria de lanzamiento de hachas.

Tras un rato buscando entretenimiento, busqué en la página de la escuela los horarios y me preparé el despertador para salir pronto a correr. Salí también de compras, trayendo de vuelta conmigo no solo cerveza, sino también licores fuertes para ocasiones especiales y una buena cantidad de picoteo.

La cena dentro de la escuela no estuvo mal, probablemente en el futuro no saliera excepto para ir de fiesta.

- Más te vale no despertarme - le dije a Lakyus, antes de darle mi atención a Lance -. Porque probablemente cambiara, y con una vez en la que por poco me vuelen por los aires tengo suficiente, que casi termino desangrada después de terminar la prueba.

—¡Buenas y santas! —Entra Simon al cuarto, como loco por su casa—. He traído tequila, ¿alguien quiere?
El muchacho trae una botella cuadrada de vidrio en cada mano, con la marca Arroyo Sexto en las etiquetas.

—No me quiere decir de dónde lo ha sacado, a saber si es potable eso. —Luke viene detrás de él, junto con las dos compañeras de equipo de ellos.
Selina entra después, con Lilian muy pegadita a ella, escondida detrás de su espalda. 

—Ya vimos al grupo de la princesa —comenta Luke, dejándose caer en unode los sillones—. Acabaron hará una hora, más o menos. El cuatrojos estaba hecho puré.

—Lo bueno es que pudieron. —Simon les husmea la heladera, encontrando allí las botellitas que ha puesto Keira—. Oye, estos no se andan con chiquitas, ¡miren todo esto! ¿Y pensaban festejar el primer día así y sin nosotros? Mala gente.

Selina se ha dormido en la cama de Lakyus y Lilian, nerviosa, no sabe dónde meterse.

Luego de despedirte de tus compañeros, saliste fuera del cuarto con la caja del telescopio bajo el brazo, para buscar algún sitio apropiado donde usarlo. Te dijeron que había una terracita subiendo por unas escaleras que quedaban pegadas a la sala de profesores y allá fuiste.

No había casi nadie en los pasillos a esta hora, ver el sitio así de vacío se sentía raro, pero relajante en cierto modo. Eso, hasta que cuando terminas de bajar las escaleras al vestíbulo y pasas junto a la puerta de la sala de profesores oyes ruido ahí dentro. Hay unos gritos apagados, golpes y explosiones.
Rápidamente abres y te encuentras con Molly, de pie sobre el sillón, con un pañuelo rojo al cuello y abrazando un juguete inflable de casi metro y medio que parece un clavo gigante.
—S-I-S-I-G-A-M-I ¡SHISHIGAMI! ¡BANG BANG!
Está cantando a gritos la canción que sale en la tele, la intro de una serie sentai. Es una serie para niños muy conocida, el ninja justiciero Bang, que lucha contra el crimen usando su clavo de cincuenta pulgadas y sus puños cargados de valor. 

—¡Con el puño furioso la justicia haz pagar! ¡Arrancando a uñas la oscuridad! ¡Reluce la...
En ese momento, al girarse, establecen contacto visual.
—A...
Con la cara tan roja como su pañuelo, se lo arranca del cuello, de la tele salen chispas y se apaga de inmediato, cortando con la música a todo volumen y lanza el juguete por la ventana.

—Ejem.

—Unglaus, ¿qué necesitas? —pregunta, acomodándose con el dedo sus lentes empañados y cruzando los brazos. Aún sigue subida al sillón.
Pero antes de que puedas responder, sus ojos se abren como platos, observando lo que traes bajo el brazo.
—¡...!
Señala ahí, con la boca abierta. Le lleva tres segundos formular palabras.
—¡Eso es un Joviano electrónico de los que salieron este año! ¡Co-co-con adaptador automático y tubo de aluminio!
Luego te mira a ti, asombrada.
—Salen un disparate de caros estos...
Sigue mirándote, no está parpadeando.
—Eeh, digo, ejem. Sabe usted, Unglaus, que hoy es una noche estupenda para observar, no hay nubes —agrega, titubeando—. Y... y... y puedo pedir para que apaguen las luces exteriores de la academia y las de la terraza...

- Es difícil decirle que no al alcohol gratis - dije quitándole una botella de las manos a Simon -, pero estaría bien que al menos avisarais antes.

Descorché la botella y empecé a sacar vasos y una bolsa de patatas mientras el pelirrosa husmeaba nuestra nevera. Por desgracia aún no teníamos vasos de chupito, así que era más complicado tomar la medida, pero llené un culito para cada uno de los que estaban despiertos.

- Nop, no había planes de fiesta, al menos no para hoy - dijé bebiéndome mi parte de un trago -, pero esto no puede ser un piso de estudiantes si la mayor parte de la despensa no es alcohol.

Me acerqué entonces hasta Lillian, con un vaso en una mano y la bolsa de patatas en la otra.

- No tienes que quedarte si no quieres solo porque estos dos te hayan arrastrado hasta aquí. Pero si vas a quedarte, aquí tienes tu chupito de tequila y te recomiendo el puff, es el asiento más cómodo del piso.

Después de aquello, deje las patatas sobre la mesita y me senté en el sofá tras rellenarme el vaso.

- ¿En serio terminaron hace tan poco? ¿Es que le hicieron la prueba más difícil a drede solo porque era la princesa o qué?

Al ver a los compañeros entrar con alcohol me encojo de hombros.

—Yo he estado en la cama jugando al Hunter Quest hasta hace un ratillo. ¿Alguno juega? ¿No? Da igual.

Voy al frigorífico y saco un zumo, lo abro y me acerco a las patatas para empezar a comerlas con actitud relajada. Miro con pachorra a Lilian.

—Tranquila, que no mordemos. Al menos yo no.

Tras eso me lleno la boca de patatas y empiezo a masticarlas con mucha calma. Y mientras tanto escucho lo que comentan sobre la princesa, aunque por mi cara no parece que me interese mucho.