Partida Rol por web

En uno de aquellos giros bruscos el peluche asesino había conseguido ganar algo de ventaja y encontrar una apertura para atacar a sus compañeras, quedando fuera de su alcance todo apuntaba a que no llegaría a tiempo para detenerlo, y sin embargo, la samurai no había dudado en lanzar su katana para acortar rápidamente la distancia e interferir contra el ataque buscando alejar al elemento.

-¡No os quedeis pasmadas! -Un instante más tarde había alcanzado la posición del elemento y sus compañeras, con su otra arma enfundada su trayectoría parecía seguir de largo ignorándolos a todos ellos. Con el camino despejado y su visión fija en el objetivo aquella una apertura perfecta para ejecutar un ataque con todo. En un solo parpadeo Lyn se encontraba frente a Eri, con su katana completamente desenvainada ya había trazado el arco del golpe.

Nada más notar que estaba bajo ataque empecé a hacer girar el martillo, más y más rápido, acumulando momento hasta que el puño de Bernard estaba a punto de caer sobre mi. En su lugar, chocó de lleno con mi martillo, sobre el cual estaba poniendo toda mi fuerza para contrarrestar la suya.

- Vamos, seguro que eres capaz de más. Demuéstrame lo que vales de verdad.

Conseguí alejar a Bernard un poco, pero mis brazos no habían disfrutado aquel encuentro precisamente. Sin embargo, no había tiempo para el dolor. El martillo se redujo de nuevo a un martillo de carpintero y me lancé de cabeza contra el calladito. Sin embargo, no era un golpe con el martillo, sino que me estaba lanzando con todo mi cuerpo para derribarle, aumentando cada vez más mi peso por el camino para darme la ventaja si decidía enfrentarme de cara. En lugar de esquivar.

Los escudos de Lance hacen un buen trabajo en repeler las raíces, apretujándolas contra las paredes del túnel, a su vez evitando que se colapse todo.
Lakyus hace precisamente lo que Lance le indica, trazando un último borrado de cosas, esta vez hacia arriba. El agujero se produce al instante y pueden subir de un salto.
Pero hay un problema raro. Tan pronto Lance es el primero en salir, ve que alrededor del agujero hay un conjunto de flechas de colores, todas de igual longitud de más o menos un metro, que apuntan hacia el hoyo.
—Te invito a que conozcas mi habilidad, Freedom.
Aparece detrás de él una figura cubierta de un aura dorada que flota cerca suyo. La cubre completamente un poncho con diseño de flechas que ocupan parte de la prenda.
—Me permite ubicar vectores en el espacio. Cuando hago este sonido —chasquea los dedos—, se ejerce fuerza según la sumatoria de los que haya puesto, teniendo en cuenta dirección, sentido y magnitud.
Efectivamente, tras hacer ese gesto, las flechas en el pozo desaparecen a la vez que la tierra se mueve hacia el centro, echándoles toda la tierra encima a todos los que quedaron adentro y sepultándolos en el proceso.
—Tienen sus elementos despertados —exclama Welt antes de dejar de verse tras cerrarse el pozo en su cara—. Era de esperarse, siendo de ter-

Lance ha quedado separado de los demás.

—Ten cuidado, Hendris, el muchacho ese puede desaparecer la tierra de nuevo sin ninguna deificultad.
—Sí, sí —responde él con parsimonia y hace un ademán para que su elemento se deslice hasta donde estaban ellos y aparece una flecha enorme, vertical, apuntando hacia abajo—. Cero problema, jefe.
—Opus —murmura Gurce, haciendo otro ademán, y varios guijarros del suelo se convierten en escarabajos asesinos que rodean peligrosamente a Lance. Cada uno es del tamaño de una manzana y son muchos.

—¡Riza! ¡Apártate, por favor!

Lyn se mueve a toda velocidad hacia Eri, quien va sonriendo cada vez más a medida que se acerca a ella. Cuando está a punto de dar el sablazo, descubre que no es la morocha quien tiene en frente, sino a Riza. Una Riza muy confundida. Lyn casi no consigue parar a tiempo.
—Tontona, ahora nunca podrás darme.
—¡Gukikiki!
El elemento despertado de Eri quedó prendido a la espalda de Riza, Lyn puede verlo perfectamente. Debe haber aprovechado el momento en que Lyn decidió ir directo hacia la contrincante.
—Puedo cambiar de lugar con cualquier cosa que Wonderful Tonight esté tocando, incluso personas —explica Eri, riendo, ubicada ahora junto a Victoria—. Si no quieres darle por accidente a tu compañera, sugiero que pares y te rindas. O vayas a intentar ayudar a la otra con Bernard.

Mira entonces de reojo el otro encuentro que se está dando. En principio, Keira parece no estar teniendo problemas, más o menos.
Luego de terminar el golpazo entre las dos potencias, el grandote termina de aterrizar. Su puño derecho ahora parece haberse recubierto con un armazón que hace dar la impresión de como si hubiera triplicado su tamaño. Tiene un diseño de aspecto violento, cubierto de protuberancias que parecen cuernos, echa humo por algunas sitios y brilla en otros.
—Eh, marimacho apestosa, ¿cuándo fue la última vez que te bañaste? —la intenta provocar Eri, para luego seguir explicando—: Te sugiero que no vayas a los impactos con él. ¿No has oído hablar que por cada acción hay una reacción igual y opuesta? Pues esa es la esencia de Megadeth. Absorberá todos tus golpes para acumular la energía cinética liberada en el choque, luego si te da con eso te va a doler la cabeza un rato, eso si consigues conservarla.

Sin previo aviso, Bernard se lanza sin miramientos hacia Keira. Está hasta más sonriente que de costumbre, debe estar disfrutando de una buena pelea.
Keira impacta de lleno con su peso incrementado contra un Bernard tremendamente agresivo que decidió no sólo no esperar quieto el golpe, sino avanzar con presteza hacia ella. Al chocar se produce otra onda expansiva, se levanta tierra a lo loco y los dos son impulsados hacia atrás. Tras disiparse el polvo, los dos se han levantado sin complicaciones y Bernard, feliz, le alza el pulgar a la pelirroja. 

—Tienen elementos despertados —murmura Victoria para sí—. Bueno, es de esperarse, siendo de tercero.

Lyn sigue intentando darle a Eri, pero no importa lo rápida que sea, ella siempre cambia de sitio con Riza en el último instante y a Lyn cada vez le cuesta más frenarse a tiempo para evitar lastimarla. Están así un rato hasta que Lyn se detiene brevemente para recobrar el aliento. Es entonces cuando oye a su propia voz hablarle desde su espalda:
—¿Recuerdas lo que te dijo el señor Jules Welt? —cerca suyo aparece una figura cubierta de un aura plateada que le habla—. Tu velocidad se limita al movimiento. También necesitas entrenar la velocidad de tus reflejos, de tus sentidos y de tus pensamientos.
—Oye oye oye, para un momento ahí, tú... —Eri abre la boca y se le cae al suelo el chupetín que tenía—. No es posible que alguien de primero...

La cosa que apareció allí es de aspecto feminino, de casi la altura y complexión de Lyn. Tiene piel cromo y alas en los brazos, cadera y piernas. No tiene rasgos faciales, salvo por unos ojos rojos brillantes y un fabuloso tupé espiralado. Se adelanta, posándose en guardia, mirando fijamente a Eri.
—Aprende a disparar, Lyn. Confía en tus reflejos y aprende a disparar. La electricidad se mueve a la velocidad de la luz.

—¡No me jodas! —Eri apunta el elemento de la samuninja con un índice acusador, furiosa—. ¡Estás haciendo trampas!

—Soy tu propia consciencia, Lyn, soy la voluntad que tienes de ganar este encuentro. Mi nombre es Thunderstruck. Ignora todas las distracciones y dispara sólo cuando lo sientas.

—Curioso, verdaderamente. —Victoria cruza los brazos, mirando muy seria a Lyn.

Entre todo esto, Bernard carga de nuevo contra Keira.

—Espera, ¿no es demasiado pronto para sub...?

No termino la frase cuando nos vemos envueltos en la emboscada de James en el que me quedo solo en la superficie.

Qué fastidio... solo espero que mis compañeros estén bien. Vaya mierda, estoy solo y ahora me rodean... Se me erizan los pelos cuando veo insectos rodeándome.

—¡HIIIIIH! ¿Son cucarachas? Espera, no, son escarabajos...

Pero esto no es bueno, así que instantáneamente me protejo con un escudo y con un segundo escudo levanto parte de la tierra del suelo donde están sepultados mis compañeros para crear una distracción salpicando a todos... y hacer lo que mejor se me da: esconderme.

Así aprovecho la distracción para esconderme entre unos arbustos cercanos, algo retirado del grupo enemigo. Ajusto el escudo que me protege al máximo para que destaque menos, y me mantengo oculto entre las hojas observando al enemigo y esperando a ver si actúan mis compañeros para apoyarlos. Sería más fácil huir sin más y echarme una siesta, pero no puedo dejar tirados a mis compañeros.

—¿Pero que dem…—No pude decir palabra mas pues si hubiera continuado habría acabado tragando ingentes cantidades de tierra. Callando y volviendo a caer al interior del túnel que habíamos trazado mire a mis compañeros en aquella oscuridad.

Me mantuve en silencio durante un momento, trazando un nuevo plan. No podíamos ir hacia arriba pues caeríamos de nuevo en una trampa y retroceder tampoco era una opción pues sin lance las enredaderas darían problemas. Finalmente di un suspiro.

—Pues toca pasar a la ofensiva.—Sentencie avisando a mis compañeros mientras mi arma se movía apuntando no hacia donde había visto que se encontraba el tipo de los vectores.—El terreno es bastante arcilloso así que le tomara un momento hacer eso mismo en una posición inclinada, aprovechar esos segundos para salir e intentar golpearle.

Tras meditar un momento calculando donde estaría el rival dispare esta vez en diagonal creando una rampa de salida. Con algo de suerte le daría al rival, pero tampoco confiaba en haber calculado totalmente su posición. Por otro lado, si lo veía venir, probablemente no me daría tiempo a salir, pero me contentaría con conseguir que mis compañeros salieran de aquel lugar.

Aquella situación era cuanto menos frustrante para la samurai, cualquier indicio de trabajo en equipo había sido neutralizado, la velocidad que tanto había entrenado estaba siendo tratada como una broma y para colmo aquella figura que decía ser su consciencia se estaba posicionando frente a ella para cubrirla y darle ordenes, algo molesto y raro siendo supuestamente ella misma. No entendía lo que estaba pasando, o si era motivo de enorgullecerse el que su voluntad cobrara forma física, pero no iba a ignorar aquella propuesta, quería darlo todo y ganar aquel combate.

-¿Mi voluntad quiere un disparo? Tendrás un puñetero disparo …- Murmuró a la figura cromada mientras ideaba un nuevo plan de acción. Con su arma de nuevo en su funda, comenzó a acumular energía en ella y emprendió una nueva carrera contra Eri, las chispas parecían escaparse de la funda de la espada en cada paso, como si no terminase de controlar lo que estuviese haciendo.

En el momento del cambio de cuerpos se realizó, Lyn giro bruscamente sin intentar detener su inercia, y desenvainó liberando una descarga de rayos carentes de control o potencia con el objetivo de superar un segundo teletransporte de Eri y poder aturdirla.

Respondí al pulgar de Bernard con una amplia sonrisa que enseñaba los dientes.

- Parece que he encontrado la horma de mi zapato - dije crujiendo los hombros antes de dirigirme a mis compañeras sin girarme -. Vosotras dos, se supone que nuestra ventaja es la superioridad numerica. ¿Qué tal si empezáis a hacerla valer?

Viendo a Bernard lanzándose a por mi de nuevo, esta vez mantuve mi posición, incrementando aún más mi peso. Mis pies empezaron a provocar un surco en el suelo. Pero en realidad mi intención no era recibir la hostia y aguantar como una campeona. Mi intención era golpear el puño de Bernard con la parte roma del martillo y desviarlo hacia un lado, el peso era solo para añadirle fuerza.

Sin embargo parece que a Bernard mis intenciones poco le importaban. Fácilmente repelió mi martillo con su mera potencia, y viéndome obligada a parar con el cuerpo, concentré mi barrera en el hombro para aguantar en el lugar. Fui capaz de aguantar casi un segundo entero, sin embargo, algo inesperado ocurrió. De repente mi magia dejó de responderme, y sin mi peso incrementado, Bernard me lanzó los aires como a un muñeco de trapo, y como tenía la barrera concentrada en el hombro, esta no pudo protegerme de cuando empecé a arrastrarme por el suelo.

- Ahhhhgh... Joder, eso ha dolido. ¿Pero qué diablos me ha pasado?

—Gracias, Unglaus —exclama Welt mientras salta por otro agujero, detrás de Hendris.

Masaharu aparece junto a él, los dos intentan rodear al enemigo.

—Sí, no me esperaba que salieran desde otro lado —comenta Hendris, suspirando. Moviendo sus brazos en un gesto de ciento ochenta grados, produce flechas que van desde él hacia afuera y las activa, provocando un fuerte viento que los chicos evaden a duras penas, saltando sobre unas ramas.
—¿Y a dónde se fue el otro?

Debajo de la tierra, Lakyus tiene ahora el problema de que las raíces se le están acercando y debe actuar con rapidez.

—¿Eh? Pero es que...

—Su Alteza, tengo la situación bajo control, no dude en-
Antes de terminar, Riza cambia con Eri.
Quien le saca la lengua a la princesa. En ese mismo momento un conjunto de rayos sale desde Lyn y cubren una vasta superficie alrededor. Al alcanzar tanto a Riza como a Eri, ella no tiene chance de cambiar de lugar para evitar el impacto. 
—¡Carajo! ¡Ha escalado rápido esta! —grita Eri, mirando confundida en todas direcciones—. ¿Se ha convertido en un rayo ella misma o los está lanzando? No entiendo nada.

—Las dejo con ella entonces, iré a ayudar a Sullivan.

—Esto se soluciona de una forma tan estúpida que me cuesta creer que no se me hubiera ocurrido.
Riza, que todavía tiene a Wonderful Tonight prendido en su espalda, sostiene su guadaña en alto y la baja, ensartándosela en su propio cuerpo.
—Nnk...
Al traspasarse ella misma, también le ha dado al elemento.

—¡No! —chilla Eri, que inmediatamente se lleva una mano al estómago, torciéndose—. Guh...
Aunque Riza no parece tener ninguna herida, al retirarse el arma del cuerpo sólo hay una especie de tajo en su vientre, pero en vez de verse sangre, hay negrura.

Victoria saca su lanza por primera vez en todo el encuentro, da un salto y aterriza cerca de donde Keira y Bernard se están dando palos.
—¡Sullivan! —le grita para llamar su atención, estirando una mano hacia ella.

Bernard se prepara para otra arremetida, ahora su puño ha absorbido tantos impactos que parece como si tuviera mente propia, se agita furioso, cargando otro golpe.

Victoria cierra los ojos y apoya su mano en la espalda de Keira.
—¡Gloria! —exclama con vigor y del cuerpo de la pelirroja salen haces de luz en todas direcciones.
Bernard intenta cubrirse la cara, pero no lo hace a tiempo y ha quedado enceguecido por los destellos.
—Lamento de verdad no haber actuado antes, pensé que buscabas un enfrentamiento mano a mano con un rival digno.

—Qué... ¿Qué me está pasando...? —pregunta Eri, nerviosa, mirándose el estómago, donde tiene un tajo negro atravesándola en canal.
—Atiende a tu oponente, querida. Si no te finiquita ella, lo haré yo, ya no tienes forma de salir bien de esto.

En cuanto veo que Welt y Masaharu salen por otro agujero flanqueando a Hendris, me dispongo a mover con disimulo el orbe que usé para crear la distracción para golpear a éste en la cabeza con un campo de fuerza y de paso restringir sus movimientos. Su poder parece problemático pero dudo que funcione con mis escudos, aprovechando que Masaharu le distrae.

Si lo que mejor se me da es esconderme, lo segundo que mejor hago es aprovechar las distracciones. Y tenía ganas de atizarle por llamarme "ahuevado". No es que sea rencoroso pero... bueno, sí, soy un poco rencoroso. Y sigo tratando de mantenerme escondido.

—Bien… ahora que han salido toca la sorpresa…—Murmure para mí mismo viendo como la tierra volvía a tapar el agujero por el que habían escapado mis compañeros.

Mi mirada se fijó en como las raíces seguían aproximándose y sonreí levemente.

Ahora que ya no había nadie conmigo tenía un arco completo al que disparar. ¿Qué se supone que pasaría si toda una capa inferior de suelo desaparecía de pronto? Todo el terreno caería hacia abajo a plomo. Un solo disparo hacia arriba para posteriormente hacer un barrido en trescientos sesenta grados a mi alrededor con ambas pistolas.

—Vamos a ver dónde está el límite de estos cacharros.—Tan pronto como lo pronuncie dispare hacia arriba mío para posteriormente mis manos, cada una con una de las pistolas, apuntar a extremos opuestos dejando los gatillos pulsados y empezando a girar. Si según la prueba inicial me sobraba energía mágica y tenía poco control usaría eso precisamente para mi ventaja. Crearíamos el caos.

Sin detenerse un instante había continuado lanzando descargas descontroladas por todo el lugar, y mientras danzaba velozmente entre los rayos se preparaba y aceleraba en busca del momento perfecto. Si seguía lanzando su magia acabaría por darla pero en su mente seguía la paliza que le estaban dando a Keira y quería acabar aquello cuanto antes. Entendía a su objetivo y todo el escenario estaba a su favor, el siguiente golpe llevaría el máximo de si misma para acabarlo todo.

Junto al final de las palabras de Riza, Eri pudo observar por un breve instante a Lyn en su flanco, aun alejada varios metros sus manos sostenían ambas katanas desprendiendo rayos, su postura parecía inconsistente como estuviera a punto de caer hacia delante y en sus ojos se podían ver las chispas saltar observando su presa.- Esquiva esto- Sincronizando con el impacto un nuevo relámpago contra el suelo, su figura se convirtió en un borrón imperceptible que cruzo a través de Eri propinando ocho rápidos tajos y estallando el suelo a su paso.

-Ja, a la mierda “es solo juego de pies”, ¿que loco inventa estos movimientos sin magia?- Ahora a la espalda de su adversario, había quedado inmóvil apoyada en sus armas con la respiración entrecortada, no obstante con el rostro sonriente y con la energía suficiente para llamar locos a los creadores de aquel movimiento- Hacer eso a no matar es jodido asique vete a dormir ¿quieres? - Con un vistazo atrás esperaba que aquello hubiera sido suficiente para tumbar la barrera de Eri.

Me levanté de nuevo, escupiendo sangre al suelo mientras la princesita por fin empezaba a moverse.

- Mira, eso habría estado bien, pero esto es un ejercicio de trabajar en equipo. Además, ya ha ganado el combate justo, así que toca hacerle perder en un injusto 2 contra 1. Joder como ha dolido...

"Y me cago en todo, si pierdo yo, perdemos todos."

Me volví a colocar el hombro izquierdo, que se me había dislocado, en su sitio mientras un cegado Bernard llegaba frente a mi. Probablemente no fuera buena idea utilizar mi brazo izquierdo por el momento, por lo que solo con la mano derecha agarré a mi oponente del cuello de la camisa y, reduciendo su peso a 0 lo empuje y a continuación con un movimiento descendiente, y luego ascendiente, lo convertí en una peonza en mitad del aire, preparándolo para recibir el golpe de verdad en unos segundos.

—¡Au! —Hendris se frota la cabeza en donde le ha pegado Lance con la bola. Se voltea rápidamente, pero no encuentra a nadie, ni tampoco descubre a tiempo que se le viene encima uno de ls escudos y lo envuelve, dejándolo allí atrapado.
Hace aparecer un conjunto de flechas a su alrededor, apuntando hacia afuera, pero, tal como predijo Lance, no funcionan porque el escudo está hecho de magia.
—Ah, jolines —se queja, aparentemente calmado aún. Pero que conste que ya sabía yo eso, lo que pasa es que estoy muy nervioso.

El que parece haber enloquecido es Lakyus, que se puso a disparar alrededor como si no hubiera un mañana. Al principio aparecen agujeros en el suelo, en los árboles, hasta puede sentirse el aire desplazado al generarse los túneles de vacío.
—¡Oye! ¡Tranquilo, viejo!
Gurce aparece sobre una rama, que se rompe al ser impactada por uno de los disparos y cae entonces sobre otra que inmediatamente hace crecer debajo. El muchacho está muy concentrado en no perder el equilibrio y a la vez en evadir toda esa ráfaga. Se le complica para contraatacar.

—No me puedo mover. ¡Por qué no me puedo mover! —se queja Eri, que sólo puede seguir con los ojos a Lyn, hasta el momento en que agarra todavía más velocidad y ahí ya la pierde por completo.
—Asombroso, realmente —comenta Riza, que tampoco puede seguir a Lyn con la vista y ya deja de intentarlo—. ¿Por qué no empezaste por ahí? Así evitaba tener que usar mi elemento y lastimarme adrede.

Bernard sigue cegado por la luz intensa que sale de Keira. Los destellos se han enfocado todos en su cara y continúan apuntando allí, sin importar hacia dónde se mueva el grandote.

—Comprendo y te pido disculpas.
Victoria entonces se concentra más y Keira puede notar que su dolor se está disipando. Se dibuja alrededor de su cuerpo una coraza hecha de luz sólida, como si fuera una armadura de fantasía, decorada con alas en brazos y piernas y cruces en las hombreras.
—Eso debería protegerte, pero no creo que pueda darte así como está.
Keira ni siquiera necesita moverse para esquivar, Bernard le ha dado a un árbol y sigue moviéndose erráticamente, buscando su objetivo sin poder ver nada.

Eri tampoco ve venir el siguiente ataque, pero por motivos diferentes. Ni siquiera tiene tiempo a gritar cuand ose oye el sonido de un cristal roto y su aura mágica cede ante el impacto de las armas de Lyn. El golpe viene con tanto impulso que traspasa la barrera y la pobre sale volando, rodando por el suelo, hasta quedar a los pies de un árbol allí cerca. Parece estar inconsciente.

Con Hendris fuera de juego localizo desde mi escondite a Gurce, quien parece tener problemas para evadir el ataque a lo loco de Lakyus. Con otra de mis esferas la hago volar y orbitar hacia Gurce buscando golpearle con ella, pero con tanto movimiento se me hace más complicado atizarle.

—Pero... tate quieto, pesado— murmuro mientras intento golpearle en la nuca.

Los disparos siguieron repitiéndose desde debajo del suelo hasta que un extraño sonido parecido a un “clic” fue notado por mis oídos de una de las pistolas. Deteniendo los erráticos tiros mire la pistola la cual parecía haber aumentado la longitud del cañón y por cuyo lateral ahora había algo parecido a una franja plateada. Mi ceja se alzó durante un momento preguntándome debido a que era aquello hasta que finalmente me encogí de hombros ya lo sabría cuando disparara.

Confiando que la racha de disparos hubiera distraído lo suficiente a mis enemigos como para que no me impidieran mi salida de aquel lugar salte al exterior a través de uno de los canales creados por mi disparos tratando de ubicar lo mas rápido posible a uno de los agresores que nos habían atacado.

En cuanto mi vista se posó sobre el mi brazo se alargó apuntándolo con aquella pistola la cual tenía ahora más el tamaño de una escopeta recortada que de una pistola normal.

—Veamos que hace esto…—Susurre por lo bajo.—¡Lo siento, pero creo que serás mi sujeto de prueba!.—Grite a mi oponente mientras guiñaba un ojo para apuntar mejor y apretaba el gatillo.

Tan pronto como lo hice justo en el lugar que había Gurce algo ocurrió. Donde se encontraba apareció algo parecido a una… ¿Grieta? Una fina línea irregular se había  trazado en el aire justo junto a el. No paso mucho más de un segundo que una pequeña vibración apareciera en aquella grieta y que un sonido como si millares de cristales se rompieran ocurriera.

Fuera lo que fuera que mi pistola había hecho empezaba a arrepentirme de haberlo usado tan a la ligera.

-No te quejes tanto, si llego a fallar en algo esa hubieras sido tu. - Negando a Riza la posibilidad de haberlo echo desde el principio realizó un gesto hacia la caída Eri, si su velocidad no hubiera superado el truco del teletransporte la doncella hubiera recibido de lleno todos los golpes . -Pero en serio…eso no tiene buena pinta..- Aquel agujero en el estomago no parecía molestarla en absoluto lo cual daba una sensación un tanto espeluznante.

Un nuevo sonido estridente se escuchó del otro lado del claro recordándola que todavía quedaba un oponente en pie, recuperando la compostura y el aliento, se apresuro a ayudar a sus compañeras y acabar con aquel enfrentamiento.

-¡Aquí llego grandullón!- Anunciando su llegada y dando un salto al final de su carrera, el cuerpo de Lyn comenzó a girar paralelo al suelo, aunque en otra postura era la misma técnica que había utilizado contra el engendro de la prueba, y ahora era Bernard el que tenía que detener aquella sierra circular descontrolada y sus decenas de tajos.

Respiré profundamente mientras mi martillo volvía a crecer hasta su forma grande. No me terminaba de convencer la estética de la armadura de luz, pero en aquellos momentos la estética era lo que menos me podía preocupar. Había conseguido desestabilizar a Bernard. Y viendo a mi siniestra venir como una sierra a mi compañera que ya había acabado con su oponente, empecé a describir un amplio arco con el martillo. Contra un oponente que no estuviera mareado aquello sería mala idea, pues un golpe tan telegrafiado sería muy fácil de esquivar, pero como no era el caso, podía darle toda la potencia que quisiera al golpe.

Así pues, mientras Lyn empezaba a cortar por su flanco derecho, mi martillo descendió sobre su flanco izquierdo, asegurándose de aplastarlo.