Partida Rol por web

Noresya, Reino de Bremonia
Miércoles, 22 de julio de 2015, 02:22

La luz de la luna ilumina, más o menos, un páramo completamente vacío de vegetación. Se oye un viento fuerte de fondo que ahoga el ruido de gritos y explosiones en la distancia. En una parte de ese yermo hay dos jóvenes muy fatigados, luchando con toda la voluntad que les queda por mantenerse en pie. Están, además, cubiertos de sangre que en gran parte no es de ellos.
—Ya... ya está... no doy más —dice jadeando el muchacho pálido, de pelo liso, corto y revuelto, vistiendo el uniforme de Flamberge, con rostro de rasgos orientales y bremenses bien mezclados; tiene una katana en la mano derecha—. ¿Hasta aquí habremos llegado?
Mira entonces alrededor. Están completamente rodeados de un centenar de criaturas y monstruos que no parecen de este mundo, de todos los tamaños y colores y todos igual de violentos, gruñendo y aullando en dirección a estos dos chicos.
—Al menos... ¿moriremos haciendo lo correcto? Ya no sé qué pensar —continúa, respirando agitadamente—. Dime, Molly, ¿estamos haciendo las cosas bien?

La joven que lo acompaña está hincada en el suelo, también con la respiración agitada y una fea herida en el costado, que se está agarrando. Es de complexión y facciones similares al otro chico, sólo que más pálida y los rasgos orientales se le notan menos; de pelo liso y largo, atado en dos coletas bajas usando listones blancos. Lleva puestos lentes de marco delicado y una túnica de laboratorio por encima del uniforme de Flamberge.
—Me da muy igual eso a estas alturas, creo que somos armas y poco más —dice mientras se levanta con tremendo esfuerzo—. Y prefiero morir peleando que de hambre.
Luego de que se pone de pie, respira hondo y se queda con la vista perdida en el vacío mientras la brisa le sacude el pelo.
Transcurren varios segundos en los que permanece así, tiesa.
—¿Qué piensas hacer?
—...Había preparado algo muy guay para decir en una situación como esta... y se me olvidó.
La muchacha también tiene una espada oriental en la mano, le tiembla muchísimo y hasta está tiritando.
—Tranquila, yo también tengo miedo —le dice el chico.
—Cállese —le reprocha ella, apretando los dientes para que no le tiemblen—. Es el párkinson.
—¡Cómo puedes tener párkinson! ¡Tienes veinti*** años!
—Entonces es un resfrío.
—¡Pues menudo resfrío!

Finalmente, las criaturas empiezan a avanzar con presteza y a cerrar distancia hacia el centro del círculo.

Academia Flamberge de Paladines de Bremon, Capital del Reino de Bremonia
miércoles 17 de abril de 2025, 7:03

Durante la noche no ocurrió nada especial. No recibieron ninguna amenaza, nadie intentó comprarles sus silencios ni mucho menos se aparecieron en la habitación mientras dormían para secuestrarlos o eliminarlos o hacer cualquiera de las otras dos anteriores. Se levantan con el tiempo justo para asearse e ir a desayunar, donde al llegar notan un ambiente muy espeso y un silencio sepulcral. Lo único que se oye es la televisión, que está encendida en el comedor, pasando las noticias de la mañana. En la pantalla ven un callejón acordonado, varios deslizadores patrulleros y oficiales de policía.

—...Ahora mismo la policía investiga un cuerpo hallado a las cuatro de la mañana en la calle Dalchiele. Se trata del supuesto líder de una organización anárquica terrorista, Rean Schwarzer. 

En las mesas está servido lo de siempre y hay todavía muchos lugares libres. En una de ellas ven a Simon, sentado solo, con la barbilla apoyada en sus manos con los dedos entrelazados. Lo notan mucho más pensativo y serio de lo que suele estar y no parece que los haya visto todavía.
La princesa no está a la vista y tampoco su criada.

—Nos ha dado permiso el comisario Rococo Galéfico para hacerle unas preguntas —continúa la tele, la reportera le acerca un micrófono a un señor vestido con uniforme blanco, prolijamente peinado, nariz aguileña y un monóculo en sus diminutos ojos entornados—. Comisario Galéfico, ¿se ha determinado ya la causa de muerte de la víctima?
—Estamos investigando —responde escuetamente el señor.
—Ah, ehm, claro. ¿Y cree usted que esto podría tener relación con el fenómeno ocurrido en la Academia Flamberge el día de ayer? La columna de luz fue vista desde todas partes de la ciudad y hay ocho aprendices desaparecidos.
—Estamos investigando —responde nuevamente el señor.
—S-sí, eso definitivamente, señor comisario, em... ¿Han podido conseguir alguna pista sobre el culpable?
—Estamos investigando —responde otra vez, completamente impasible y con expresión neutra invariable.
La reportera carraspea para disimular su incomodidad y se dirige a otro de los presentes.
Este tipo en cuestión está encendiendo un cigarro y le dedica una mirada de pocos amigos a la reportera, quien se amedrenta, apartan la cámara de ahí y van a buscar a otro oficial.

Simon sigue pensativo. Los ve pasar cerca y levanta la cabeza para dirigirles un saludo de buenos días, intentando ponerles una sonrisa amistosa.

Alguna parte, probablemente
Algún momento, probablemente

Te encuentras flotando en un vacío inconmensurable. La oscuridad es completamente negra y el sonido es tan absoluto que te molestan los oídos y puedes escuchar tus propios latidos, siendo ese y el de otros órganos tuyos funcionando los únicos sonidos que percibes. Ninguno de tus otros sentidos parece estar funcionando o, mejor dicho, no tienen nada que sentir.
Eso hasta que ves hacia abajo y ves tu propio cuerpo, así que ciego tampoco estás. Y tampoco estás desnudo, pues conservas el uniforme que llevabas puesto.

Algo te golpea la cabeza y descubres que se trata de una lata de café. A medida que observas alrededor vas descubriendo más cosas en la distancia. Hay un pico de minero, algunos rieles de tren cortados de manera tan perfecta que parece irreal, también ves tu celular. Los objetos flotan a la deriva y es difícil, por n odecir imposible, saber si tú mismo también lo estás, puesto que no tienes ningún punto de referencia para discernir se de verdad te estás moviendo o si sólo lo hacen los objetos a tu alrededor.

Entonces ves que un poco más lejos hay algo que se asemeja a una persona. Y es una persona, efectivamente, además reconoces el uniforme de Flamberge.
Es Jules, que flota hacia ti, inerte y con los ojos cerrados.

Después de la movida todo fue una tensa tranquilidad. Esperábamos que aparecieran los hombres de negro o algo así, y yo estaba preparado para esconderme como un cabrón. Pero al final no pasó nada de nada.

Aproveché ese rato para ir hasta la recreativa del Arkanoid y batir la mejor marca por un solo punto, dejando como iniciales "LWH". Después regresé con mi típica cara de absoluto pasotismo.

Sin embargo no podía quitarme de la cabeza lo ocurrido, y lo mucho que se parecía al incidente de Noresya. Hay gente a la que quisiera bombardear a preguntas, sobre todo a Molly y a esa extraña chica. Y con esos pensamientos me voy a dormir sin decir nada.

A la mañana siguiente, tras hacer el titánico esfuerzo de levantarme, me aseo un poco y me dirijo hacia el comedor con Keira y Lyn (si ellas quieren) mientras tengo un festival de bostezos con una cara de sueño tremenda. Me llama la atención lo que comentan en la tele y me giro hacia Lyn señalando la pantalla con disimulo.

—Parece que se cargaron a tu mentor.

Es mejor no decir nada más ahora mismo, y menos en público. Si es verdad que se lo han cargado podría estar relacionado con lo de ayer y podríamos ser los siguientes si atasen cabos. Qué fastidio...

Me giro hacia Simon con mi habitual pasotismo y con poca energía levanto la mano para devolver el saludo.

—"Nos días".

Tengo que ver si llego a tiempo para pedirme el Bocata Supreme. No sirve de nada preocuparse ahora en cosas que no puedo averiguar o solucionar, sobre todo si tengo el estómago vacío. Y éste protesta ahora de forma tan sonora que todos lo han escuchado.

—Voy a pedir el Bocata Supreme antes de que se agote.

A pesar de no haber pasado una buena noche por motivos evidentes, Lyn si había madrugado aquel día, los eventos de los días anteriores  eran suficientes para contar como entrenamiento pero si  no hacia su ligera práctica matutina por dos días seguidos sentiría que estaba holgazaneando, más aun después de haber visto su incapacidad de ayudar a otros el día anterior. Además, algo de ejercicio aislada de todo mientras pensaba en como emplear su poder la distraería lo suficiente para despejarse y afrontar el día con actitud optimista, llegando a pensar que incluso podría haber pistas de los desaparecidos.

-Bien carguemos las pilas con un buen desayuno y veamos si hay noticias de lo de ayer.- Acompañando a los otros a la cafetería parecía que el ejercicio y la ducha habían servido para levantar la los ánimos, o al menos para tapar la tensión. Pero una vez allí era imposible escapar del ambiente tan deprimente como podía esperarse. Sin mucho que poder hacer lanzó un pequeño suspiro y agarró la bandeja dispuesta a cargar su desayuno…y entonces llegó la bomba.

Al escuchar la noticia Lyn quedó paralizada mirando a la pantalla, el shock en su rostro era claro, el poco animo que hubiera elevado había desaparecido, y las palabras de Lance ni siquiera estaban llegando a ella. Apenas podía pensar con claridad y el estomago se le había cerrado de golpe , simplemente no podía creer lo que escuchaba en la televisión, más bien, se negaba a creerlo.

-Y una mierda me voy a creer eso…tengo que irme- La bandeja cayó al suelo y Lyn se lanzó a correr hacia la entrada sin decir una palabra más, en ese momento poco le importaban las clases o las desapariciones, necesitaba agarrar su moto y dirigirse a aquel lugar o a comisaria de inmediato, cualquier sitio donde pudiera confirmar que todo aquello era una simple mentira o que se habían equivocado de persona...

A la mañana siguiente me levanté temprano y acompañé a Lyn en sus ejercicios matutinos para tratar de relajarme. Ninguna oferta para mantener nuestro silencio. Ninguna visita de unos hombres de negro a cerrar unas bocas incómodas. La falta de una respuesta a lo que sucedió ayer era lo que más me escamaba de toda la situación. ¿Quizá simplemente consideraban que si hablábamos nos tomarían por locos y no nos harían caso? Era perfectamente posible, pero aún así me dejaba intranquila que hubieran dejado un cabo suelto.

Al llegar el comedor y ver las noticias, me paré en secó y le puse una mano en el hombro a Lyn, por supuesto después de haberle dado un codazo a Lance por insensible.

- Se que estos no son momentos fáciles - dije con un tono de voz más sincero del que nunca me hubieran escuchado por ahí -. Creeme que lo se. Se que solo hace un par de días que nos conocemos, pero si necesitas algo... Eh. Eh, espera, ¿dónde vas? ¡Lyn!

Ya era tarde, se había escapado y definitivamente no iba a poder atraparla.

- Me cago en... Tengo que hacer una llamada, ahora vuelvo.

Y con esas palabras yo también me esfumé del comedor.

- Vamos, coged el teléfono, cabronazos... ¡Por fin! ¿Vosotros creeis que estáis haciendo un buen trabajo? Día uno y ya me crucé con unos viejos compañeros y a parte me estoy relacionando con el terrorista que os habéis encontrado muerto hoy. Me habéis enviado al colegio al que asiste la princesa, por lo que la presión mediática por la zona hace más fácil que mi cara aparezca en público, y encima el desastre de ayer. Empiezo a pensar que no estoy aquí para protegerme sino que tenéis pensado usarme para algo, y no estoy dispuesta a hacerlo a ciegas. ¿Por qué no empezáis a explicarme lo que pasó ayer, y que tiene que ver con lo que pasó hace 10 años en Noresya?

—Ey.
Simon se levanta de su mesa y te acompaña a pedir el bocata. No hay nadie haciendo fila y lo tienes en instantes, no parece haber mucho hambre en el ambiente esta mañana.
—Entiendo que quieras vovlerte el pasota definitivo, pero hay un límite dentro de lo humano, compañero —te dice el pelirrosa, dándote palmaditas en el hombro—. Ten un poco más de tacto, sobre todo con las señoritas.

La tele sigue encendida y siguen intentando enfrevistar al comisario. De pronto se oye que le suena el teléfono.
Ya lo traía en la mano, sólo le vasta tocar con el pulgar la pantalla y llevárselo al oído.
—¿Sí? Ah, Keira, eres tú. ¿Qué es lo que quieres?
Se queda inerte e impasible, escuchando, con la periodista mirándolo patidifusa.
—Bien, comprendo —tercia en tono neutro—. Llámame más tarde, que ahora no puedo. 
Y guarda el aparato en el bolsillo. Moviendo únicamente los ojos, la mirada de este señor se posa en la reportera, quien se amedrenta al instante.
—¡V-volvamos a estudio, por favor! —chilla ella, poniendo la mano delante de la cámara—. ¡Ya no queda mucho más para ver aquí! ¡Un placer estar con ustedes!

—Me prometí a mí mismo no usar mi elemento en mis amigos, pero... Bueno, no sé a ciencia cierta si ella es amiga, así que no estaría en falta, ¿no?
Simon se queda mirándote, con cara de circunstancias.

No tarda ni un segundo en responder la llamada el comisario Galéfico, el mismo que está ahora en la tele.
—¿Sí? Ah, Keira, eres tú. ¿Qué es lo que quieres?
Te escucha en silencio y espera a que termines. Durante tu discurso, te llegan tres llamadas en espera seguidas y, tras no hacerles caso para seguir hablando, un mensaje de texto.
—Bien, comprendo —te responde el comisario, sin inmutarse—. Llámame más tarde, que ahora no puedo.
Y cuelga.

Las llamadas perdidas eran de Mordred. El mensaje también es suyo, tiene demasiadas faltas de ortografía y letras de menos, como si hubiera sido escrito muy a las apuradas o sin mirar la pantalla.

Miro a Simon con cara de circunstancias y sigo a lo mío con el bocata. No respondo a su comentario.

Mientras disfruto de mi Bocata Supreme veo la tele un rato más, y me llama la atención el comportamiento de ese inspector. Esa Keira, ¿será la misma Keira que conocemos? Me giro hacia Simon con cara de importarme todo un comino.

—Deberías respetar la intimidad de la gente, Simon.

En cuanto me termino el bocata abandono el comedor y salgo a buscar a la profesora Molly. Pero antes de dar un paso me giro hacia Simon.

—Oye, Simon. ¿Puedes acompañarme un momento? Necesito tu ayuda. Planeo preguntar a la profesora Molly sobre el incidente de Noresya, y me gustaría que usaras tu elemento para comprobar si está ocultando algo o mintiendo. ¿Podrías hacerlo?

—¿Bromeas? Esa mujer usa electromagnetismo. Las neuronas funcionan con eso, así que ten por seguro que tiene alguna forma de protegerse de lo que yo intente. ¡Pero podemos intentarlo, me tengo fe!— responde.

—Eehm... bueno, mientras eso no signifique que te vaya a freír el cerebro me vale. Como agradecimiento te puedo enseñar uno de mis escondites para cuando quieras escaquearte.

Llevas unos minutos cruzando la carretera en moto, aproximándote a toda velocidad a las afueras de la ciudad para luego ingresar por la calle principal. Tras otros minutos más, estás por doblar la esquina para entrar en la calle Dalchiele, lugar donde está la policía investigando, pero sientes que alguien te atrapa y te saca del vehículo, el cual sigue rodando hacia adelante y se despatarra hasta apagarse, chocando con un poste de luz.
Te arrastra consigo a un callejón, detrás de unos contenedores de basura. Cuando miras de quién se trata, puedes ver al pingüino raro que acompañaba a Rean ayer. Se lleva la aleta delante del pico, en un gesto para indicar que guardes silencio, y se asoma por encima de los contenedores.

Oyes gritos y ruidos de combate, sirenas de patrulleros y gritos de personas.

La criatura te pone la aleta delante, para evitar que intentes intervenir. Desde donde estás puedes ver que hay problemas en la zona acordonada, a algo más de una cuadra, pero estás demasiado lejos como para distinguir cosas.

A Molly no tardas en encontrarla, la encuentas en la sala de profesores, en su sitio, mirando cosas delante de una computadora, con varios cuadernos y papeles, más una taza de café por la mitad. Está de espaldas a ustedes, hablando con el profesor Salvo, pero sin dirigirle la mirada.
—Puedo ayudarte con ese récord, pero te saldrá caro.
Salvo ya está yéndose. Al acercarse a la puerta los ve y saluda con parsimonia antes de devolverle la mirada a Molly.
—Deja entonces, además me sentiré sucio. Prefiero esforzarme yo mismo en superarlo.

—Me alegro.
Molly echa la cabeza hacia atrás desde la silla para desperezarse y a la vez mirar a Salvo irse y, cuando los ve a ustedes, su expresión cambia a disgusto. Se acomoda los lentes para que no se le caigan.
—¿Y ustedes qué hacen acá tan temprano?

Están hablando de un récord. ¿Será de la recreativa del Arkanoid? Bueno, da lo mismo, ese récord ahora es mío. Me despido del profesor Salvo y cuando Molly pregunta me pongo serio.

—Profesora Molly, vengo a pedirle que me cuente todo lo que sepa del incidente de Noresya. Llevo años queriendo entender lo que pasó y por qué y ese día perdí a muchos vecinos y amigos. Necesito respuestas.

Tal vez por que sus pensamientos estuvieran centrados en su maestro, o tal vez porque había reforzado aquel trasto para soportar mucho más que aquella caída y que la perjudicada fuera la farola, Lyn no se preocupo por su vehículo más que de sacar la llave a tiempo y en su lugar se revolvió encarando a quien había tirado de ella mientras invocaba su katana. Al ver al "animal" algo se iluminó en su cabeza, aquel pingüino había estado con Rean antes de que se esfumaran y por tanto era el más propicio para sacarle información...si es que podía hablar.

-Bien pajarraco empieza a soltar lo que sabes o te lo saco a golpes, ¿Qué gilipolleces son esas de que el maestro está muerto?- La pelea que se desarrollara al fondo le importaba poco, sus prioridades estaban más que claras y estaba dispuesta a sacar respuestas a golpes sin importarle que fueran “terroristas” o policías.- Y te lo advierto, no estoy para evasivas.

- ...

Me quedé en silencio unos segundos esperando sinceramente que no hubiera dicho mi nombre delante de las cámaras. El mensaje me dejó desconcertada. Podría ser una trampa, pero tenía que arriesgarme, aún les debía al menos esto. Tampoco siginificaba que fuera a ir sola.

Escribe mejor o no te encuentro

Voy ya

Mandé como respuesta mientras iba a buscar refuerzos.

Volví al comedor con el móvil en la mano, como si estuviera escribiendo algo, pero antes de llegar, me cruzo con Lance al mirar hacia dentro de la sala de profesores, puesto que estaba la puerta abierta. Lo agarro entonces de la camisa.

- Tú, conmigo. Necesito refuerzos, ¡ya!

Lo quisiera o no, empezaría a arrastrarlo hasta que se zafara y escapara o decidiera seguirme por su cuenta. Seguía principalmente atenta al móvil, pero paré un momento al lado de Simón.

- Tú también, necesito a alguien con pelotas como tú. Vamos, no tengo todo el día.

Molly se levanta de la silla y se sienta sobre su respaldo, paseando la mirada entre Lance y Simon y deteniéndose brevemente en éste último. 
—Has traído a este para que yo no te oculte nada, ¿verdad? No me hace gracia que se metan en mi cabeza, así que ni lo intentes. Te contaré lo que me pides de todas maneras.

Iba a abrir la boca para continuar hablando, pero aparece Keira y agarra de la camisa a Lance, arrastrándolo fuera. Al instante la muchacha nota una mano en el hombro y, al mirar hacia atrás, ve a Molly emanando un aura amenazante, sus lentes brillantes en el rostro ensombrecido. Aunque se transforma enseguida en una sonrisa mientras enseña unas llaves.
—Al señor Puddephatt le pesan demasiado las bolas, ralentizarás mucho tu moto si los llevas a los dos.
Y las guarda en el bolsillo.
—Además, no pensarás que dejaré que escaquees solita por ahí, conociendo tu situación, ¿verdad? Ya perdí a ocho aprendices recién, dame otra oportunidad de ser una adulta responsable, anda.

La profesora entonces agarra a Simon de la camisa para arrastrarlo también.

Tras oír las palabras "maestro muerto" de tu boca, Catalina IV se queda tiesa, mirándote fijamente, hasta que surge una lágrima de uno de sus ojos y se desliza por su cara. Agacha la cabeza sin decir nada, pero instantes después da un respingo.
—Muy bien, qué tenemos aquí... —Oyes una voz masculina venir desde la vuelta del callejón, hay alguien aproximándose—. Huelo... Huelo a gallinita escondida. No, no es una gallinita. ¡Una liebre!

El pingüino te pone una aleta en la boca para hacerte callar y te esconde más detrás de los contenedores. Ves que hay un policía andando cerca de ahí, con una linterna, iluminando en la dirección desde donde venía la voz.
Y lo siguiente que ves es un desparramo de sangre que salpica los contenedores y del tipo sólo quedan las piernas.
—Los encontré, los encontré —dice el sujeto responsable, que ha cortado por la mitad al policía con una espada y ahora te mira fijamente. Tiene una sonrisa burlona y se parece mucho a Lakyus, pero su mirada es diferente, este está demente. Está vestido con una túnica que parece de fraile, pero de colores negro y rojo y con símbolos en ribetes blancos. Lleva una trencita en el pelo, saliendo justo desde su patilla derecha.
—¡Eran los dos! ¡Gallina y liebre! —dice en tono juguetón, relamiéndose.
La espada que trae en la mano es como una cimitarra curva, con la hoja completamente negra.

Normalmente me dejaría llevar por la situación con cara de circunstancias, pero esta vez el tema es demasiado importante para mí. Me zafo del agarre de Keira apartándola con la mano y la miro a los ojos inusualmente firme y serio.

—Suéltame, Keira. Esto es demasiado importante para mí así que ahora no estoy para los asuntos de los demás. Me enrolé en esta academia precisamente por esto, necesito saber qué ocurrió realmente en Noresya pues allí perdí a muchos conocidos, entre ellos a... Hana, mi mejor amiga. Ellos desaparecieron de la misma forma que nuestros compañeros cuando esas cosas atacaron y esos malditos haces de luz les alcanzaron. De hecho yo mismo podría haber sido una de las víctimas aquel día, pero Hana me salvó a costa de ser alcanzada ella. He estado años preparándome para entrar en la academia, con la esperanza de averiguar algo, poder hacerme más fuerte y evitar que aquello volviera a repetirse. Llevo más de 10 años esperando y buscando y por fin tengo la primera oportunidad de averiguar algo, cosa que no pienso dejar escapar de ninguna manera— al ver que la profesora va a acompañarla suspiro —Bueno, si la profesora nos acompaña y por el camino me explica lo que sabe supongo que iré— recupero mi expresión habitual de pasotismo —Qué fastidio...

“¿Por qué llora..? No me jodas…no puede ser que él…”

-Di algo joder.- Mientras su cabeza seguía negándolo todo, el pingüino tiró de ella en un vago intento de esconderla sin mucho éxito del psicópata que acaba de aparecer y dejándola apreciar la sangrienta escena.

Ira, desprecio, tristeza y puede que algo de miedo se arremolinaron ensombreciendo su semblante aún más, sin poder evitar devolverle al sectario una mirada que fácilmente podía helar la sangre. Aquel tipo era peligroso seguro, pero al ver a alguien tan despreciable que asesinaba a sangre fría en una situación que escapaba a su entendimiento, y uniéndose a todo lo de su maestro le estaba costando horrores controlar sus emociones y dejar que su sentido del peligro la aconsejara adecuadamente o analizara adecuadamente a su oponente.

-No tengo tiempo para tratar con basura... Pingüino nos largamos, me darás una explicación en un sitio más tranquilo.- Manteniendo la mirada, Lyn dio un paso lento hacia delante justo antes de desaparecer y reaparecer rebotando en las paredes del callejón salvajemente, lanzándose sin dudar a rebanar las extremidades de aquel tipo, sacarlo del camino y largarse de allí con el pingüino.- Estorbas.