Partida Rol por web

- Se perfectamente para quien trabaja. Esos dos solo son intermediarios, y a menos que queráis meteros en más líos vais a dejar de preguntar, cuanto menos sepáis mejor para vosotros. Si lo matáis os vais a ahorrar bastantes problemas, pero si vuestros escrúpulos os lo impiden lo puedo hacer yo misma o podéis simplemente dejarlo inconsciente hasta que la policía venga a buscarlo. Personalmente me conviene más que lo dejéis con vida, pero cada testigo que os haya visto por aquí es un peligro para vosotros.

Pegué un salto desde el agua de vuelta hasta el la viga donde había dejado al canijo, dando una palmada delante de su cara.

- Vamos, reacciona. Has dicho que tienen a Reddo ahí de cebo, ¿verdad? - dije señalando el mismo edificio que había señalado en pequeñín antes -. Habías dicho que estaban la jefa y un barco volador, ¿había alguien más? ¿La jefa se ha largado ya?

—¡Esperen, esperen! —interrumpe, haciendo ademanes, desesperado—. He dicho que no me han pagado todavía, ¡no le debo ninguna lealtad a nadie de ellos! Y viendo lo visto, deberíamos haberles cobrado aún más por el trabajo. ¡Si me dejan vivir los puedo guiar hasta su amigo!

Mientras tanto, Mordred se sobresalta con la palmada y responde de inmediato.
—¡Siguen todos ahí! Esos dos tipos que dijo el raro este seguro deben ser compinches de la jefa.

Me cruzo de brazos y miro con desgana a Keira.

—Si fuese por mí estaría hace un buen rato echándome una siesta. Pero ya que nos hemos metido de lleno en el meollo no pretenderás que no me entrometa— miro al del pelo afro raro y lo señalo con el pulgar —Dice que nos va a guiar, pero igual es una trampa. Quizás sea mejor dejarlo fuera de combate. Y nada de matar, sería un fastidio enorme el ocultar los cuerpos, eliminar las pruebas y limpiar la sangre de la ropa. Y luego el olor, eso me quita las ganas de sestear.

Eso último lo digo enumerando los motivos con los dedos, justo antes de soltar un enérgico bostezo.

- Si no te han pagado es que eres imbécil, ¿qué clase de mercenario no cobra la mitad por adelantado? Es claramente una trampa, no me cabe la menor duda. Que sepáis que ahora mismo sois todos testigos para la policía.

Chasqueé la lengua viendo como se estaba empezando a desarrollar todo y saqué el móvil. Después del chapuzón no parecía que no funcionaba bien del todo, pero serviría para hacer una llamada.

- Galéfico, soy Keira. No puedo arreglarlo ahora, se me ha mojado el móvil. Es urgente, estoy en el 335 de Babilonia, en el edificio en construcción. Tengo a dos mercenarios, uno inconsciente y otro que lo estará pronto si no deja de quejarse de no haber cobrado. Me dirijo hacia otra zona en construcción dos quadras hacia el centro. La jefa estará ahí si no se ha ido ya, y suponemos que al menos otros 3 individuos especializados en combate. Me voy adelantando, tengo que rescatar a alguien, pero es una oportunidad perfecta para capturarla.

Colgando el teléfono me acerqué a comprobar como estaba la moto. Inservible. Claramente cabreada, me volví a dirigir a mis compañeros de clase.

- ¿Tenéis ganas de meteros en el meollo? Pues vamos directos hasta el fondo. La tampa está lista, y vamos a caer de lleno en ella.

Me rasco la cabeza al escuchar a Keira.

—Rayos, qué fastidio... bueno, ya que estamos en este punto no voy a dejar tirada a mi compañera— digo con mirada distraída —Pero me lo voy a tomar como un favor que pienso cobrar algún día.

Sí, pienso usar ese favor para que ella haga de distracción cuando necesite escaquearme para vaguear un rato.

—¡Dijeron que pagarían, pero nunca lo hicieron! —se queja nuevamente este individuo—. Y eso otro me da igual, si me llaman les diré lo que me pidan, no tengo razones para ocultar nada.

—Amigo, irás preso seguro, ¿eso no te importa?

—Para nada. Tengo amigos allí.

Mientras tanto, Keira recibe una respuesta bastante difícil de comprender debido a la estática, además de que ha dado poco tiempo a que su interlocutor le dijera algo antes de colgar.

Luego de que Lance da su aprobación, oyen un ruido fuerte y viene un ligero temblor. El barco que se veía en aquella obra se está elevando lentamente.

—¿Y sabes algo de eso?

—Sólo que allí están esos tipos que les dije recién.

—Normalmente uno pide un adelanto como forma de garantía, tío. Te han tomado el pelo pero bien— me rasco la mejilla mientras le digo eso.

Me giro al escuchar el fuerte ruido y tuerzo la boca al ver cómo el barco empieza a elevarse.

—¿En serio está...? Esto es un no parar, qué fastidio— invoco uno de mis escudos de forma horizontal, me subo a él y extiendo la mano hacia Keira con expresión decidida —¡Keira, vamos! Si queremos subir a ese barco y acabar con este asunto no podremos hacerlo en moto.

Todo este asunto está sacando a relucir mi lado serio, y eso me agota. Qué fastidio, solo quiero sestear un rato...

- ¿Quién cojones decidió dejar atrás la discreción cuando me largué?

Me acerqué a un grupo de vigas, reduciendo su peso y cargando dos de ellas sobre mis hombros y saltando sobre la "plataforma" que Lance acababa de crear.

- Definitivamente no podremos en moto, el cabrón del agua me la ha jodido. Más les vale que pueda arreglarla, porque si sobreviven desearán no haberlo hecho.

—¿Eh? P-pero, ¿yo también voy?

Keira ignora la mano de Lance y de un salto se sube a la plataforma. Es Simon quien la toma, ofreciendo una sonrisa de circunstancias y sube también.
—No quiero más líos. Iré a casa, me prepararé un té y... creo que la novela del mediodía está por comenzar —comenta, mirando su reloj, pero está estropeado por el agua.

La nave parece de verdad una fragata de épocas pasadas, pero en el cielo. Completa con velas y cañones, pero es muy obvio que existe una especie de blindaje debajo de las tablas de madera que la componen.
La cubierta está techada y no puede verse qué hay allí, a excepción de la proa, donde hay containers y parece que también gente, aunque se ve muy pequeñita en la distancia.

—Lyn —te llama la profesora, incorporándose en la cama, pero sin levantarse todavía.
Te mira a los ojos, como si pensara algo para decir.

—La velocidad tiene dos componentes, Lyn: movimiento y tiempo —explica, ahora girándose para bajar los pies—. ¿Sabes cuál es tu problema? Que sólo te enfocas en el primero, olvidando el segundo. De nada te sirve ser la más veloz del universo si careces de coordinación y finura.

Se levanta entonces, siente una punzada en la herida, pero no reacciona más que un leve quejido.
—Pero, ¿sabes la parte buena? No creo que necesites entrenamiento para dominar eso, solamente darte cuenta. Cuando lo notes vas a ver cómo cambia tu percepción al instante.

Al contemplar esas fragatas voladoras trato de buscar un lugar donde abordarlo con seguridad, pero solo distingo la proa, donde hay varios contenedores y gente, probablemente patrullando. Procuro aproximarme despacio y con cuidado, evitando ser detectados.

—Podríamos abordarlos por la proa si nos acercamos con cuidado y usamos los contendores para ocultarnos. O también podría intentar aplastarlos empujando los contendores con mis escudos. Un ataque frontal podría volverse un fastidio para nosotros, no sabemos cuánta gente habrá allí.

- Tú te quedas aquí y esperas a que la policía venga a detenerte - le dije al gordito mientras nos alejábamos.

Definitivamente habían decidido tirar la discreción por la borda. La gente normalmente no levantaba la cabeza, pero con el pedazo de sombra que eso tenía que producir la policía se habría enterado incluso sin mi aviso.

- No creas que podremos acercarnos sin ser vistos. Por pequeños que parezcan, si nosotros les vemos desde aquí ellos nos ven desde ahí, sobretodo por las dos vigas que estoy cargando. Saben perfectamente de donde venimos y saben que vamos hacia ellos. No podemos atacar al azar porque podríamos golpear al rehén sin querer. Necesitamos acercarnos más para ver que nos espera.

Miro fijamente a Keira, serio, mientras seguimos aproximándonos. Tras unos segundos bostezo enérgicamente.

—Bueno, si tú lo dices se hará como digas. Es un fastidio pensar o mandar así que te dejo a ti los quebraderos de cabeza— zanjo la conversación —Si saben que venimos entonces solo tendremos que hacer una entrada espectacular que los deje anonadados.

Mientras digo esto voy preparando un escudo el cual ya estoy poniendo al rojo vivo. En cuanto lleguemos a los primeros los golpearé con mi "escudo-sartén para hacer huevos fritos".

Al acercarse otro poco, se enteran de que sí los estaban esperando. Un grupo de personas armadas está rodeando a un tipo atado de pies y manos a un palo de madera en forma de cruz.
—¡Reddo! —grita el pequeño, señalando a aquella persona en cuestión.

El hombre permanece tieso y estoico, sin reaccionar en lo más mínimo.

—¿Qué hacemos? ¿Les caemos encima? —pregunta Simon, quien al instante se ve interrumpido por una exclamación que se oye claramente venir desde uno de los mástiles.

—¡Ya es mediodía!
—¿Eh?
Y al instante se oyen cuatro disparos. Los tres primeros son bloqueados por escudos de Lance, pero el cuarto lo rompe y le da a Simon en la cara. El chico grita de dolor, pierde el equilibrio y cae de la plataforma.

—Vaya, compadre, esos escudos son un incordio.
Cerca de la punta del palo mayor del barco hay un tipo de poncho y sombrero, su brazo izquierdo es de acero y en el otro trae un revólver enorme.
—Ahora quédense quietos un rato, a ver si les pego —continúa diciendo, al tiempo que cierra un ojo para apuntarles con el arma.

—Tal vez les hubieras dado si no anunciaras a los cuatro vientos que vas a disparar, pesado.
Desde el otro lado del barco se acerca un deslizador en el que vienen la profesora Molly conduciendo y Lyn detrás.

Y en la distancia se oyen sirenas y las aspas de un helicóptero, se viene aproximando un puñado de vehículos policiales.

—Molly, no... Podrías haberme dedicado algunas palabras más bonitas luego de tanto tiempo. Qué triste.

—No jodas. Yo pensando que me quedaba un compañero y resulta que está pateando para el otro bando.

—Bueno, quería hacer dos y dos, para emparejar.

—¿Y qué me dices entonces de la muchacha? ¿Le ibas a disparar?

—Puede.

 En cuanto Simon cae de la plataforma lo recojo con otro escudo (que no es plan de dejar que se despeñe, que estamos muy altos), manteniendo el que uso como plataforma y el de calor imbuido para proteger a los que seguimos en ella.

—Ahora quédense quietos un rato, a ver si les pego

—Y una mierda. ¿Quién en su sano juicio te haría caso? Es un fastidio que te disparen, tío. ¿Y qué son esas pintas, te crees un pistolero del salvaje oeste? ¿Acaso te has escapado de un festival de manga o de una recreación histórica? Ese look está muy desfasado y pareces un rarito fugado de un manicomio, que lo sepas.

Entonces escucho a Molly (ya recuperada al parecer) y veo que Lyn también está allí. La profesora empieza a discutir con el pistolero, y aprovecho la confusión para acercarnos a la superficie y tener libres dos escudos, si conseguimos aterrizar todos. Esto me está dando demasiado trabajo, qué fastidio...

- No... - dije mientras empezaba fruncir el ceño -. Nononono, ¡NO! - por un momento mis colmillos parecieron crecer mientras mi mirada furibunda se clavaba el el cowboy -. ¡BASTARDO HIJO DE UNA HIENA! ¡¿QUÉ COJONES HACES VIVO TODAVÍA?!

No dudé, solo actué. Pegué un salto al aire y levanté ambas vigas, manifestando la forma grande del martillo en mis manos. Cuando la primera se plantó frente a mí la golpeé, mandándola directamente contra el vaquero. Agarré la segunda y entonces me dejé caer en el barco, de lleno en la trampa.

- No se como coño has escapado del mundo de los muertos, pero te voy a mandar ahí de vuelta, sucio cabrón.

-Yo sigo necesitando una explicación...¿en serio que estas bien?-En la parte de atrás Lyn iba más preocupada de que Molly no se desmayara de nuevo que del jaleo incomprensible que se había montado. Apenas le había dado tiempo de pensar en los consejos que la misma le había dado de su poder y ahora parecía que tocaba volver a entrar en combate.

-Apuntamos y....- Con un movimiento rápido y usando todas sus fuerzas, Lyn lanzaba su espada cargada de energía como si de un relámpago se tratase contra el pistolero, tenía que apoyar de alguna forma el asalto de sus compañeros antes de que Molly se acercase lo suficiente para saltar al lio.

Lance consigue apenas a tiempo producir otro escudo para atrapar a Simon, pero él lo atraviesa y sigue expreso descendiendo.
—¿Pero qué ha pasado? ¿Hay que tener el corazón puro para subirse a ese?

—La gravedad nos está jugando muy en contra ahora, Keira, a ver si te pones las pilas —exclama, asustado, el otro muchacho.

Keira hace caso omiso y se lanza directo al frente. El vaquero esquiva la viga, pero el enorme pedazo de hierro continúa girando y golpea la parte del mástil donde se encuentra apoyado, haciéndolo caer. Aterriza en la lona gigante que cubre los container, donde está todo el mundo, al tiempo que lo hace Keira con la otra viga al hombro.
La viga que rompió el mástil sigue su curso y cae fuertemente a varias cuadras de distancia, peligrosamente cerca de una anciana con la espalda en ángulo recto que iba por la acera trayendo un carrito de compras.

—¡Eeey! ¿Segura que no quieres charlar un rato? Ponernos al día y tal. Veo que has hecho amigos. ¿Te has cepillado bien los dientes?

Molly comprende las intenciones de Lyn y se acerca un poco para que el enemigo esté al alcance de tiro, pero la espada cargada aterriza justo delante del vaquero, que la observa brevemente y luego levanta la mirada hacia ellas.
—¡Fallaste!

Acto seguido apunta con su revólver y les dispara, dándole a Lyn en la frente. La joven siente un dolor fuerte, pero nada más.

—Como Joe es idiota usa una pistola normal, dice que los elementos son para aburridos.

—Jeh, ya hace tiempo que no me llamo Joe. He tenido que cambiarlo por razones, pero parece que la muda de nombres viene en la familia.

—Aja. ¿Y cómo te llamas ahora? ¿Big Iron?

—Van Zant.

—Vale, siete de diez.

Un vistazo a la proa permite ver que, evidentemente, los han visto todos y varios matones armados se han colocado en posición, pero aún no hacen nada. En la punta está el rubio enmascarado, mirando hacia el sol. Hay una muchacha con él que se ve preocupada. Ambos están vestidos muy elegantemente.
—No mires tanto así el sol, te harás daño en los ojos.

—Esta escena debió ocurrir durante la noche... —murmura el enmascarado.

—Oiga, le puedo pasar mis lentes si los necesita —ofrece Reddo, todavía sujeto con cuerdas a la cruz de madera.

Al otro lado del barco ven escabullirse a alguien corpulento entre los container.

—¡Qué fastidio, para qué atraviesas mi escudo!— me quejo en respuesta a Simon, viendo que sigue cayendo.

Me dispongo a intentar salvarlo de nuevo cuando distingo a una chica que me resulta familiar. Muy familiar. Me quedo completamente paralizado con la mirada fija en ella.

—No puede ser...

¿Es posible que sea ella? Se le parece, tiene los mismos ojos y su cabello, si bien es más largo es muy parecido al de ella. Y los rasgos de su cara son muy similares. ¿Acaso está viva? Han pasado muchos años desde lo de Noresya, tantos que ya había dado por hecho que había muerto. Y está allí...

Decidido me acerco a toda velocidad hasta posarnos en el barco haciendo desaparecer el escudo justo encima de la cubierta, aterrizo rodando por el suelo y cuando algunos de los matones van a apuntarme con sus armas invoco todos mis escudos para hacerlos volar y rebotar para golpear a todos los que pueda a mi alrededor mientras me abro paso hacia ella, saltando y haciendo fintas. Algo me roza causándome una brecha junto a la ceja izquierda, pero eso no me detiene en absoluto. Estoy dispuesto a lanzar puñetazos y patadas si hace falta con tal de llegar.

—¡¡¡HAAAAAANAAAAAAAA!!!— grito soltando un rugido a pleno pulmón, con expresión de estar desesperado por llegar hasta ella cueste lo que cueste, mientras mis escudos siguen rebotando a mi alrededor a medida que avanzo.

- ¡Me los cepillaré después de comerme tu p*to corazón!

La ira rezumaba por cada uno de los poros de mi piel, me moría de ganas de hundirle el martillo en la sesera, pero cuando vi a Lance corriendo como un condenado giré la cabeza para ver que Simon no estaba en cubierta.

- Me cago en...

Aprovechando que "Van Zant" estaba distraído con la profe asomé la cabeza por el borde para ver que el pelirrosa efectivamente seguía cayendo. Ya debería haber esperado el riesgo que la misión suponía, pero definitivamente tampoco iba a dejar atrás a un compañero mientras estaba a tiempo de salvarlo. Reddo parecía relativamente tranquilo, así que me concentré en invertir la gravedad de Simon para detener su caída y volviera hacia nosotros.