Partida Rol por web

- Sigo sin entender por qué tú y el director conoceis mi situación en primer lugar - dije con una mirada de desconfianza a Molly antes de concederle que viniera con un gesto.

Viendo como la resistencia había desaparecido de Lance lo volví a agarrar de la camisa para arrastrarlo de nuevo hasta el parking.

- Pregúntale todo lo que quieras a la profe por el camino, de momento solo necesito que vengáis conmigo a un sitio y que no intervengáis a menos que la cosa se tuerza.

—¿Estorbo? —repite el joven extraño. Ha frenado con su espada negra tu ataque y forcejean durante unos segundos, pero antes de que puedas abrirte paso y escapar, él se interpone. Es casi o tan rápido como tú.

—Tú me recuerdas a alguien con esa manera de moverte.
Entorna los ojos, como si estuviera pensando al observarte detenidamente.
—Ah, sí. Eres como ese payaso con peluca que eliminé en la madrugada.
Mete la mano dentro de su túnica y saca un mechón largo de cabello, atado con un lazo blanco.
—¿De verdad ese tipo era un hombre? Con este pelo tan suave y sedoso... —Se lo acerca a la cara para olerlo—. Y tiene aroma bonito. ¿Seguros que no era una mujer?

Desde detrás de los contenedores, Catalina IV oprime con fuerza las empuñaduras de sus armas, mientras puedes sentir ira en esos ojos raros e invariables. Pero no hace nada. Cuando la miras, niega con la cabeza efusivamente y te hace gestos con las aletas para que huyas.

—No señor, tú no te escapas. Quiero ver si estás a su altura.

Y acto seguido se avalanza sobre ti, acercándose en un instante y entablando combate contigo.

—No sé de qué habla usted, aprendiz Sullivan —le responde Molly, haciéndose la desentendida de manera muy evidente, pero evitando devolverle la mirada. Ella arrastra a Simon con ustedes hasta el estacionamiento.

—Sí, le voy a contar, le voy a contar —le queja la profesora mientras pone bruscamente a Simon sobre un deslizador.

—Podía subirme yo solo, señora.

—Silencio.

Molly le da un pedalazo al vehículo y arranca.
—Hace diez años apareció también un producto entrópico que trajo consigo criaturas extrañas a través de un portal igual al que hizo Unglaus, que espero que haya sido por accidente.

Empieza a explicar entonces. Mientras hacen el relato, pueden imaginar perfectamente el yermo en el que se había convertido Noresya durante esa catástrofe. Las criaturas salían del portal, pero eran muy diferentes a los gólem con los que lucharon ayer, de hecho, no tenían absolutamente nada en común.
Al principio del desastre apareció una persona de pelo plateado y ojos rojos, se trataba de un hombre joven de muy buen físico, pero le salía un bizarro par de alas de su espalda, casi del doble de su propio tamaño cada una de ellas. El hombre explotó y todo lo que había en cinco kilómetros a la redonda simplemente desapareció, dejando nada más que sombras en el suelo.
Al rato desplegaron tropas del ejército bremense y entre ellos paladines recién graduados de Flamberge. Molly, Rean y Topalian llevaban sólo seis meses siéndolo. No puedieron encontrar a nadie a quien rescatar, sólo hordas de estas criaturas que a duras penas evitaron que avanzaran y se propagaran por las inmediaciones. Los usaron como herramientas descartables para evitar un problema que podría haber causado miles y miles de muertes. Bueno, además de las ya ocurridas en la misma Noresya.

—Esa amiga tuya seguro fue alcanzada por la explosión, pero entonces me extraña que hubiera podido protegerte a ti. Vi esa mierda desde la distancia y fue como una bomba nuclear de las que usaron en la guerra de Yamato, no me jodas.
Molly respira hondo y observa el cielo, se está nublando bastante.
—O se borraron los dos, o lo que viste fue otra cosa y tu amiga vive, Straedler. Tú estás aquí, así que ya te imaginas cuál es la opción más viable.

Mientras viajan a toda velocidad por la calle, el celular de Keria permanece inerte y silencioso, sin ninguna notificación.

Escucho las explicaciones de Molly, y al parecer hay unas cuantas cosas diferentes. Puede ser que por el shock no recuerde bien las cosas y al ver lo ocurrido el otro día quisiera relacionarlas.

—Hmmm...— reflexiono —Hmmmmmmmm...— reflexiono aún más fuerte —Igual no recuerdo bien los detalles, pero sí que recuerdo perfectamente que Hana me protegió de algo que estaba a punto de alcanzarnos y que fue solo ella quien desapareció.

Observo el cielo pensativo durante unos segundos, y después miro a Keira.

—Vale, me doy por satisfecho. Keira, ¿en qué marrón andas metida?

-…Eso…es…- El mechón de pelo, lo que decía aquel tipo, los sentimientos que transmitía Catalina y el anuncio de la televisión, no quería unir las piezas del puzle pero su cerebro funcionaba sin su consentimiento haciendo todas las relaciones y dejándole la cruda verdad en la cara, con tanta gente afirmándolo incluido el que parecía el propio asesino no tenía fuerzas para seguir negándolo y las lagrimas simplemente empezaron a caer.

Catalina se agitaba instando a Lyn a intentar huir mientras el shock parecía haber decantado la victoria por el extraño. Tras verse forzada a retroceder varios pasos  se produjo un nuevo forcejeo y ambos se encararon de nuevo.

-Voy a matarte, cabronazo…- Con el aquel murmullo el combate pareció igualarse ligeramente, la pelirosa estaba poniendo ahora todo de sí en plantar cara. Las katanas se rodearon de relámpagos mientras la propia hoja se ensombrecía y ondulaba como una nube de tormenta. Sus ojos nublados y su semblante serio mientras las lagrimas caían solo expresaban tristeza e instinto asesino.

Sus enseñanzas le mostraban que la mejor forma de combatir era manteniendo un control perfecto sobre sus emociones, pero no tenía el tiempo de estar calmando sus sentimientos o de llorar tranquilamente para desahogarse, así que simplemente iba a usar todo aquel revoltijo de negatividad para impulsar su espada y sus conocimientos al limite, sin huir iba a seguir acelerando hasta cerrar la brecha de habilidad y cargarse a aquel tipo incluso si eso suponía romperse todos los huesos o un resultado peor.

—¿Me estás jodiendo? —interrumpe Molly a Lance, gritándole desde su vehículo—. Te cuento una historia trágica, luego que tu amiga puede estar viva, ¿y esa es tu reacción? ¿Eres humano?
—Deje de sacudirse, señora, que me caigo.
Molly gruñe y da un cabezazo hacia atrás, dejándole la nariz sangrando a Simon.
—Me sigues llamando señora y te convierto en una estatua de oro para venderla a los xianeses.

Keira se está tomando demasiado tiempo en responder la pregunta de Lance, así que Molly se adelanta.
—Ha abandonado su grupo de D&D y el resto no lo tolera, porque ella era una muy buena jugadora y la extrañan —sice muy seria, sin apartar la vista del frente—. Como la quieren de vuelta, le han robado sus dados de marfil y la están coaccionando.

Te estás cansando. Sientes la fatiga en tu cuerpo al notar un ligero calambre en las piernas, mientras que tu oponente no parece querer retroceder ni un poquito.
—Pero así no me voy a divertir nada jugando contigo —se queja el tipo, blandiendo de nuevo su espada a una velocidad que apenas consigues seguir.
Consigues desviar cada uno de sus sablazos, pero tus brazos ya están a punto de ceder.

Mientras Catalina IV te está pidiendo desesperadamente que huyas, el peliplata raro te está bloqueando esa posibilidad, permaneciendo bien pegadito a ti.

Miro a Molly con absoluto pasotismo.

—No, estoy gritando de alegría por dentro— digo bromeando —En realidad ya contemplaba esa esperanza desde el principio y aún no tenemos la certeza de una cosa u otra, de lo contrario me habría quedado en mi pueblo. ¿No cree, profesora?

Veo cómo Molly le asesta un golpe cabeza a Simon y me giro para hablarle.

—No tienes ningún tacto con las mujeres...

Escucho la explicación de la profesora sobre el caso Keira, aunque me lo tomo como una broma.

—Ah, pues hay dados de plástico muy vistosos y baratos, y personalmente me parecen mejor que los de marfil. Además no lo hacen con animales muertos, lo que le da un extra ecológico.

Su cuerpo estaba gritando de dolor apenas resistiendose a caer, la brecha era demasiado clara y estaban jugando con ella, los ligeros arañazos y golpes que recibía mostraban aquella verdad. El margen de escape parecía inexistente incluso si quisiera intentarlo y simplemente le quedaba seguir hacia delante desesperadamente. En aquel intercambio de golpes no había espacio para prestar atención a Catalina, solo para pensar en como evitar el siguiente golpe y en como superar aquella absurda guardia que evitaba tan fácilmente cada tajo suyo.

El callejón se había convertido en un turbulento baile de acero moviéndose a alta velocidad mientras la piedra estallaba y Lyn seguía perdiendo terreno ante lo que parecía un claro vencedor..

- Los dados de plástico son propensos a burbujas que los hacen desequilibrados. La alternativa serían dados de metal, pero con esos me cargo la mesa de juego. Probablemente hubieran otras opciones mejores para un dado equilibrado, pero inicialmente solo quería fardar - respondí a la broma de Lance -. Necesito la ayuda porque, como podréis notar, no están muy bien de la cabeza, pero prefiero que no os vean primero para evitar que se alteren.

Aún sin recibir más respuestas en el movil, simplemente me dediqué a seguir la ruta en el mapa que el buscador había interpretado de esas erratas, esperando poder llegar a tiempo.

—Sí, te entiendo. Yo fardaría también.
Keira los va conduciendo por la calle Trípoli, siguen derecho durante casi un minuto, hasta que llegan a la intersección con Babilonia y allí doblan a la derecha. Cuando la pelirroja está comentando acerca del estado mental de sus amigos, Molly se detiene en seco y ven que más adelante el pavimento está destruido por una zanja enorme y algunos golpes esparcidos. Más adelante el camino está bloqueado por cintas de la policía, pero lo que allí hay no son oficiales, sino dos personas combatiendo.
A una la conocen, pues se trata de Lyn, que se encuentra notablemente fatigada y a duras penas consigue bloquear con sus dos espadas orientales todo lo que el otro le está dando. Se mueve por todos lados como una centella, destrozando el suelo por el camino, pero esa velocidad pasmosa no parece ser suficiente.
El otro es un sujeto con una túnica larga con capucha, muy parecido a Lakyus, pero con una expresión de maniático en todo el rostro. Tiene el pelo plateado y revuelto, más despeinado aún al estar moviéndose constantemente a una velocidad comparable a la de Lyn. Empuña una espada curva de hoja completamente negra.

—A... ¿A los de tu grupo les gusta practicar rol en vivo? —pregunta Molly a Keira.

Keira no ha visto en toda su vida a este muchacho.

—Yo creo que pasa de tirar los dados este, ¿eh?

La pelea entre Lyn y este misterioso individuo de espada negra se vuelve más y más desenfrenada a cada momento. Los dos parecen borrones desplazándose por toda la calle, rompiendo el suelo y paredes de edificios y dejando grietas por todas partes. Sin embargo, Lyn se está fatigando demasiado y son contados los segundos que podrá seguir manteniéndose así.

El enemigo consigue finalmente acorralarla, al borde del puente que cruza el río Dalchiele.

—Eres un aburrimiento, realmente.

El muchacho misterioso acerca la espada al cuello de Lyn y levanta el brazo, listo para finiquitar.

Catalina IV salta desde detrás de los contenedores en donde se escondía y corre a intentar hacer algo, pero está lejos de llegar a tiempo.

De pronto, se oye un fuerte disparo y esa espada que estaba a punto de bajarse sobre Lyn cae al suelo. El muchacho de pelo plateado se mira donde estaba su mano y sólo encuentra un muñón sangrante.

—No, no me parece que sea del grupo de Keira, si no conoce ni las reglas. ¿Cuántos ataques por turno iba a hacer?
Al otro lado de la calle, aparecieron Lance, Keira, Molly y Simon, los dos primeros en la moto de Keira y los otros en un deslizador. Molly se ha bajado y en brazos ahora carga un rifle de buen tamaño y aspecto gótico y violento, pero que su cañón consiste en dos placas largas metálicas, con las letras AC escritas a un lado y DC al otro. Suelta el arma para hacerla desaparecer y echa a correr hacia ellos.

—Ho...
El muchacho se sigue mirando donde segundos antes estaba su mano, aunque no parece para nada perturbado. Más bien está divertido.
—La alquimista blanca aparece con sus pollitos. Esto se pone interesante...
De la espada blanca en el suelo aumenta de tamaño y de su empuñadura salen tentáculos tan negros como la misma hoja, a la vez que salen otros del antebrazo mutilado del joven. 
—...¿A que sí, Dunkelschwert?
Ambas partes se unen. Ahora en vez de mano, hay una enorme hoja negra, casi duplicando el tamaño y espesor que tenía antes.

—¿Qué...?

—¡O ayudan o se largan! —grita Molly por encima del hombro. En la carrera arranca un poste de luz que, entre un chisperío que sale de su mano, va cambiando de forma hasta convertirse en una lanza. Es mucho más rápida que Catalina IV y se interpone entre Lyn y el enemigo, pero su ataque es frenado por el brazo armado de este sujeto raro.

Mientras forcejean y ninguno puede apartar el arma, del brazo que se fusionó con la espada salen tentáculos, lentamente, pero que de repente y sin previo aviso atraviesan a Molly en el estómago.

—Pero pensé que tendría más gracia —murmura, con la sonrisa desquiciada borrándosele del rostro—. Qué decepción.
La profesora vomita sangre, con los ojos desorbitados, fijos en el peliplata y gesticulando un "te arrancaré los huevos", pero de su boca sólo salen hilos de voz entrecortados. El enemigo entonces retira bruscamente los tentáculos y deja a Molly caer al suelo, para después escabullirse corriendo por la calle y perderse de vista.

Veo la pelea entre ese tipo y Lyn y lo que ocurre después, cuando salen tentáculos de su muñón y su espada.

—Cielos... chicas sexys y tentáculos. ¡Lyn, aléjate de esa cosa, es evidente cómo va a acabar esto!

Cuando Molly carga contra el espadachín trato de hacer que una de mis esferas la acompañen, pero va demasiado rápido y no puedo reaccionar a tiempo. Y la cosa acaba como acaba, tal y como predije mentalmente. Debería dejar de leer tantos mangas.

—Genial, al final se clavó a la profesora...

Manteniendo la calma corro rápidamente para acercarme a Molly y uso una de mis esferas para conjurar un pequeño escudo que presione sobre su herida para evitar que se desangre, adaptándose a la zona como si se tratara de un apósito.

—Aguanta, profesora. Chicos, avisad a un médico o nos quedaremos sin la "profa". ¡Y vosotras no vayáis tras él, que tiene tentáculos de esos pervertidos! Qué fastidio...

Aquel lugar en el que me encontraba era demasiado extraño. ¿Dónde demonios me encontraba? Mirara hacia donde mirara era difícil identificar la distancia a los objetos. Mientras entrecerraba los ojos para mirar lo que parecía una pequeña piedra en la lejanía una lata de café me golpeo en la nuca.

Con el ceño fruncido agarre la lata e intente darle un trago, no se sentía ni fría ni caliente, Ni si quiera note con el líquido entraba en mí. Por un momento pensé estaba vacía pero al soltarla vi como el líquido salía al exterior y empezaba a flotar al igual que el resto de cosas.

Mis ojos se abrieron ligeramente mientras empezaba a ver los objetos que había a mi alrededor, entre ellos una gran pila de cosas que identificaba como mi antigua habitación, la misma que unos ladrones habían hecho desaparecer por la noche mientras dormía.

Todas aquellas cosas eran las que había perdido.

Fue entonces cuando vi a Jules y recordé como el disparo le impactaba. ¿Quizá mi poder mandaba a este espacio las cosas? Agite la cabeza, aquel no era momento de pensarlo, demonios, no sabía cómo funcionaba ese lugar, quizá me quedara sin oxígeno en poco tiempo y… estaba al menos respirando?

No era momento. Como pude intente desplazarme hacia Jules  para ver si reaccionaba o al menos seguía vivo.

Humillada y destrozada, Lyn solo fue capaz de observar la escena de Molly siendo atravesada para cubrirla, incluso estando a un palmo de distancia había llegado al limite de sus capacidades y fue incapaz de reaccionar al ataque sorpresa de los tentáculos.

La advertencia de Lance de no perseguir al tipo era completamente innecesaria, tenía varias magulladuras por todo el cuerpo, el aliento le faltaba y  estaba tan agotada que parecía a punto de derrumbarse, incluso si hubiera querido habría sido difícil perseguirlo y en ese momento otra cosa apremiaba más.

-No me jodas, no vengas a cubrirme solo para morir…¿no puedes curarte como lo hiciste con Keira? -La voz de Lyn aunque brusca denotaba su clara preocupación por la profesora que había sido atravesada en su lugar, no sólo no había podido hacer nada contra el extraño si no que ahora estaba tan echa polvo que tampoco podía ser de ayuda para salvarla....

- Me cago en todo, no tengo tiempo para esto.

Lance bajó de la moto para prestar asistencia, pero yo no hice lo mismo. Le di al acelerador, algo que muchos interpretarían como prepararse para darse a la fuga. Pero en mi caso, era una señal inequívoca de ataque. La moto cruzó el pavimento roto y la cinta policial a todo trapo, directa a estamparse contra el albino que trataba de huir, sin embargo este consiguió correr más rápido y se me escapó.

- Por ahí te pudras, sucio bastardo - grité al aire antes de reunirme con los demás -. Curarse no creo, esto no es cuestión de volver a colocar algo en su sitio, aunque supongo que puede cauterizar la herida para detener la hemorrágia. Necesita un médico. O a Luke. Cuanto antes mejor.

—Luke no creo que se encuentre muy dispuesto —replica Simon a Keira.

Afortunadamente, la protección de Lance detiene el sangrado y da tiempo a que Molly pueda sanarse. Salen unas breves chispas de su mano, pero un segundo después pierde el conocimiento, respirando débilmente.

—¿No notaron algo extraño cuando la atravesó? Quiero decir, no se oyó ningún "tash", ninguna barrera rompiéndose. Eso que hizo el rarito la penetró realmente, ignorando su proyección mágica, y es algo que me asusta.

Mientras tanto, Keira se aleja en la moto para perseguir al sujeto en cuestión, pero ya está demasiado lejos y es demasiado rápido.

—¿Y quién era ese? Porque Lakyus no lo creo, tenía otra mirada.

El pingüino que estaba con Lyn se viene acercando y levanta con cuidado a Molly, quien no responde. Al hacerlo, a la profesora se le caen los lentes de la cara y se parten.

Las chicas ven cómo suspiro aliviado cuando veo que la profesora pudo tratarse la herida antes de quedar inconsciente.

Me giro hacia Simon por el comentario que hizo. Tiene razón, atravesó su campo protector como si nada.

—Ni idea, pero me preocupa que eso también pudiera atravesar mis escudos tan fácilmente. Si nos enfrentáramos a él es posible que solo pueda usar mis escudos para atacar o apoyar, pero no para proteger. Pero lo más importante: ¿cuándo diablos vais a avisar a una ambulancia?— cojo yo mismo mi móvil para llamar —Ya lo hago yo. Qué fastidio, ahora solo quiero echarme una siesta...

—¿Eh? —Simon se sobresalta e inmediatamente increpa a Lance—. ¿Vas a llamar una ambulancia? ¿No nos harán demasiadas preguntas?

Catalina IV, que ya está cargando con Molly, va hasta el deslizador de la profesora y la sube al asiento, colocándose ella delante y arrancándolo. Con un breve levante delantero hace girar ciento ochenta el vehículo y se dispone a marcharse por donde llegaron ustedes.

Miro a Simon con parsimonia, dejando de teclear el número.

—Es verdad, eso sería un fastidio. ¿Entonces qué hacemos? ¿La llevamos de vuelta a la academia para que la revisen en enfermería?— miro a la profesora —Parece que por ahora estará bien, pero necesita atención médica sí o sí.