Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Aquí os presentamos una breve reseña sobre este mundo, y sobre lo que les pasará a vuestros personajes.
Es imprescindible que tengáis todo estos puntos bien claros.
Cada uno de vosotros tiene unos objetivos y metas que desearía alcanzar antes de morir en la arena del Coliseo romano, o peor aún, en un burdo circo provincial. Llegar hasta ellas para nada será una tarea sencilla.
Antes de todo debéis ser conscientes de vuestra verdadera posición. ¿Gladiadores? No. No sois gladiadores. Sois simples y vulgares esclavos, con aspiraciones quizás a ser gladiadores. Eso cambia mucho las cosas, ¿Verdad?
Para empezar, esta nueva condición merma vuestros atributos dejándolos de la siguiente manera:
Al igual que debéis elegir una sola de vuestras Habilidades para empezar vuestras andanzas.
¿Entonces para que hemos realizado tiradas de Atributos y Habilidades? Muy sencillo. Todavía sois un diamante en bruto. De vosotros, de vuestra habilidad y vuestra fortuna, dependerá explotar el verdadero potencial.
A medida que empecéis a entrenar de manera regular, sangréis, arriesguéis vuestra vida y os empapéis de la vida de un Ludus, empezaréis a desarrollar vuestro verdadero potencial. Aquellos de vosotros que sobreviváis para coronaros como Hermanos de la Casa, es decir, Gladiadores, completaréis la ficha. Las habilidades y los atributos se convertirán en los que lograsteis en la creación de vuestro personaje y podréis incrementarlas con entrenamiento, dedicación, esfuerzo y espectáculo.
La fama crecerá y se os abrirán nuevas puertas que hasta ese momento permanecían cerradas. El máximo de Fama es 50. A partir de entonces os convertiréis en leyenda viva de Roma. Optaréis a combates legendarios incluso entre vosotros, donde podríais liquidar al resto de jugadores en la arena poniendo vuestro nombre a las mismas estrellas.
Decenas de gladiadores pueden combatir y tener éxito, sin embargo unos pocos son los afortunados de escribir con letras de oro su nombre en la eternidad.
¿¡ESTÁIS LISTOS!?