Partida Rol por web

RegenZy

Capítulo III - Vauban

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19/04/2013, 02:36
Sir Jonathan Markington

El coronel, enterado de aquella rencilla, había llegado dando grandes zancadas. Unos guardias habían separado a ambos hombres, que se miraban. Sir Patrick todavía tenía el sable desenvainado en la mano. Su padre le dirigió una mirada furiosa.

-Envaine su espada, capitán. La pena por atacar a un oficial del ejército de su majestad es severa. Y siendo ambos capitanes, se librarían de la horca por los pelos. Y la pena por batirse en duelo en el ejército no es menos importante.

Miró a ambos hombres. Hubo un momento tenso, de silencio pesado. Todas las miradas estaban puestas en él.

-Capitán Strafford -ordenó- Ponga bajo arresto a los capitanes Markington y Connor. Se les juzgará como potenciales duelistas.

Los soldados estaban indignados, y comenzaron a levantar la voz. Aquella era la gota que colmó el vaso. El último caso de favoritismo, claro y patente, enmascarado en un hipótetico acto de justicia salomónica. Los riflemen comenzaron a levantarse con gesto amenazante, y los fusileros del 24º de infantería se quedaron esperando, aunque algunos de ellos parecían dispuestos a sumarse al motín.

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19/04/2013, 02:47
Tte.Cor. Berdan

Aquel era el movimiento que había estado esperando. Una muestra patente y pública de su incapacidad para el mando. Había estado recolectando la información necesaria, y conseguidos los testigos. Su viaje allí tenía un doble propósito, y las órdenes de Tarleton eran claras. El parlamentario había conocido bien a Markington, y sabía que podía esperar de él. El 24º no podía mantenerse de brazos cruzados mientras Inglaterra se iba al garete.

Así que se levantó, e hizo una señal. Sus hombres rodearon al ordenanza del coronel y sus escoltas, y él mismo apoyó la mano en la empuñadura de la pistola con gesto amenazante. Se hizo el silencio entonces.

-En virtud de las órdenes del general Tarleton, coronel Markington, quedáis arrestado bajo los cargos de traición a la corona de Inglaterra y por desobediencia a vuestro oficial superior, según las órdenes que os entregaron hace unas horas y de lo que yo fuí testigo. Órdenes muy explícitas que el general me refirió por privado antes de partir: iniciar la confrontación con los infectados, atrayéndolos hacia el fuerte, eliminando luego la amenaza en la región y marchando sobre sus villas y caseríos para retomarlas al enemigo.

Los soldados miraron a su coronel, conscientes de que había ordenado durante todo el día anterior no pegar ni un solo tiro para no atraer a las criaturas, dejando a muchos refugiados a su suerte a tiro de pistola, bajo las murallas del baluarte. Un comportamiento vergonzoso.

-Capitán Strafford, le conmino a desobedecer la orden del coronel y a arrestarle. A él, y a su hijo, por incitar a un oficial del ejército del rey a un duelo y amenazarle de palabra y obra con un arma reglamentaria.

Le miró, esperando que cumpliera la orden. De su decisión dependía el futuro inmediato en Fort Britannia.

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19/04/2013, 03:02
Director

Georgina se encargó de dar de comer a Kapoor y el señor Templeton. El primero les ayudó a atar a la señorita Evangeline a la cama, y el segundo dispuso que no enterraran a uno de esos cadáveres. Tomaron una muestra de la sangre de uno de ellos, y mediante una lanceta la prepararon para su inoculación. La señora Spooner se mantuvo cerca, preocupada, como todos los demás. Mientras tanto, Augustus sujetaba al pequeño simio para sacarle una muestra de su sangre. Tenían preparado más extracto de quina por si aquello fallaba. El remedio había funcionado con su madre. Cruzando los dedos, inocularon la sangre del mono, esperando el resultado.

Estaba anocheciendo cuando la fiebre hizo acto de presencia, y el nerviosismo era patente. Katherine estaba junto a su hermana, sentada en una silla y tomándole la mano. Ella sonreía de vez en cuando, para tranquilizarla.

Evangeline sintió un notable vértigo, seguido de sudor frío y una desagradable sensación de angustia. Se agarró a las sábanas y reprimió un gemido. Sin embargo, a medida que iban pasando los minutos, y luego la primera hora, se vió claramente que experimentaba mejoría. Augustus sostenía un vaso con el extracto de quina, sin saber muy bien si hacérselo beber o no. Fue la señora Spooner la que lo anunció, cambiándole el paño en la frente.

-La fiebre remite, doctor.

Lo comprobaron por si mismos, tranquilizándose. La vacunación estaba siendo un éxito. A la tercera hora, ya casi de noche, Evangeline volvió en si. Sudada, algo desmejorada, pero perfectamente sana y con vida. Butler Manor volvió a atrincherarse a la espera de la noche, mientras fuera deambulaban los no-muertos, buscando la carne de los vivos.

Ahora quedaba el paso más importante, que era comprobar la efectividad de la vacuna. Inocularon la primera muestra, la que venía directamente del cadáver, y esperaron el resultado. Dos horas más, en tensión casi permanente, y no sucedió absolutamente nada. Habían encontrado una vacuna contra la enfermedad transmisora de la plaga.

- Tiradas (1)
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19/04/2013, 03:15
Sir Barnabas Morgan

El viejo doctor se rascó la cabeza, más tranquilo. No era un hombre muy beato, pero se permitió hacer este comentario.

-Alabado sea Dios. Dos milagros en un solo día. Demos gracias a Dios, y a la ciencia.

Guardó su estuche, mirando al pequeño simio que se había subido sobre el hombro de Georgina.

-Tendremos que seguir analizando su sangre, pero posiblemente se trate de la quinina. El animal producirá algo parecido a esa sustancia de forma natural. Una adaptación al medio, tal y como postulaba Lamarck. Parece que sus teorías evolutivas son acertadas. Ahora bien, el problema se mantiene, aunque con más soluciones. Sangre de mono de Borneo para la vacunación o extracto de quina para tratar los síntomas antes de la muerte, ambas soluciones van a ser bastante difíciles de conseguir si el gobierno no dispone la cría de monos o la exportación en masa de quinina. Y mucho me temo que para antes de que se pueda implementar esta solución la situación será incontrolable si no conseguimos difundir la noticia y dar recomendaciones a los supervivientes para que se reúnan y se atrincheren.

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19/04/2013, 03:21
Mr.Templeton

Evangeline había sobrevivido, y eso les podía perjudicar. Aunque su valor era de admirar, y su entrega al desarrollo de la cura, el hecho era de que el asesinato de sus padres seguía reciente, y podía ser el caldo de cultivo perfecto para que ambas chicas se mataran entre si. Templeton se había mantenido silencioso tras Georgina, y ahora le habló en voz baja a su oído.

-Si quieres escapar durante la mañana, lo he dispuesto todo con Kapoor. Cogeremos unos caballos del establo, y nos dirigiremos hacia el sur, hasta Dover. Allí tenemos un puesto, y podremos disponer el viaje en un barco de la Sedley.

Reflexionó un momento. No sabía si eso era lo que la joven quería hacer, o si las presentes circunstancias habían cambiado su decisión de abandonar Talbot Manor.

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20/04/2013, 13:33
Narcisus Strafford

Strafford hubiese hecho caso a Lord Markington en un principio. Poner bajo arresto a los dos era algo viable. Le hubiese sabido mal por Connor, pero también le hubiese parecido justo, y Sir Patrick estaría fuera de servicio durante un tiempo, el suficiente. Hubiese perdido al único hombre a quien podía llegar a considerar algo parecido a un amigo, pero era un mal menor en aras del bien común.

Ya iba a levantarse cuando entonces intervinieron Berdan y sus hombres. Narcisus reprimió una sonrisa ante aquello y sintió cierta repulsa hacia Sir Jonathan, aunque era algo que se podía haber esperado de él perfectamente. Sin mediar palabra, solamente haciendo lo que debía dado su trabajo, se levantó e hizo lo que Berdan pedía. Arrestar a los Markington. En parte con egoísmo y cierta satisfacción interna, aunque también porque sabía que sería lo mejor para todos.

Por otro lado, le producía aún más placer perverso ser él quien llevase la mano ejecutora a término. No le eximía de responsabilidad, pero deseaba demasiado hacer eso, a falta de poder tomar medidas más definitivas e irrevocables. Y entiéndase por ello un accidente o un asesinato. Hizo un amago de sonrisa con un labio al mirar a Connor, viéndole libre de culpa, pero la reprimió. Debía aparentar sobriedad en ese momento.

Una lástima que considerase lo más apropiado callar y dejar que la rueda siguiese girando a su alrededor. Desde luego, sólo un loco se hubiese puesto del lado del coronel y su hijo en aquel momento. Uno con poco aprecio por su fuerte, por los hombres del mismo y por la justicia.

Quizás con suerte, Connor pudiese volver a ver con vida a su querida Katherine.

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22/04/2013, 00:16
Georgina Templeton-Sedley

Soltó una enorme cantidad de aire aliviada por las palabras de la señora Spooner (referentes a la remisión de la fiebre). Había pasado unas de las horas mas tensas de su vida, aunque ese era un record que ultimamente rebasaba casi minuto a minuto. Puede que fuera el cansancio pero la siguiente espera, la de la vacuna, la hizo mas serena.

-Gracias al cielo

Exhaló cuando el señor Barnabas dio el informe. Nelson trepó su brazo hasta colocarse sobre el hombro como acostumbraba

-Ahora tu también eres un pequeño héroe

Le susurró cariñosa ofreciendole una uva, no minusvaloraba el miedo que hubiera podido pasar el monito por el hecho de ser un animal.
Sabiamente su novio aprovechó aquel gesto para hablarle discretamente. Parpadeó, le preocuparon y entristecieron aquellas palabras. Era consciente de los densos y oscuros sentimientos crecientes dentro de Evangeline, mucho mas peligrosos que el virus, y que la tenían a ella en el punto de mira. No tenía la mas mínima duda de que ello la golpearía tarde o temprano pero estaba Katherine y la palabra dada a su madre.
Observaba desde la distancia a su hermanastra, atenta a las necesidades de la convaleciente gemela, no podía dejar de pensar en ella. Rapidamente ordenó ideas y buscó una excusa para poder hablar con Templeton, recogió las compresas usadas y la jofaina

-Voy a darle la buena noticia a la señora Spooner, traeré agua limpia y un refrigerio para Evan, supongo que necesitará reponer fuerzas. Me alegro mucho (dijo mirando a Kath). Son ustedes extraordinarios, muchas gracias.

Dijo amablemente a los doctores, dibujó una sonrisa cansada tras lo que caminó hacia la puerta.

-En seguida vengo.

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22/04/2013, 00:20
Georgina Templeton-Sedley
Sólo para el director

Dirigió una significativa mirada al irlandés, indicando que le siguiera la corriente y la siguiera. Mantuvo el ritmo por el pasillo pero disminuyó conforme llegaba a las escaleras esperando que él apareciera. Juntos transmitieron la información a la cocinera y mientras esta y el servicio restante echaban a hervir lo usado durante el tratamiento y disponían paños limpios y cena Georgina se llevó a su novio a un aparte desde donde podía vigilar que nadie les rondaba. Lo atrajo hacia sí, lo besó y así lo mantuvo próximo para poder disimular en caso de que alguien apareciera. Le habló al oído

-Creeme que no hay nada que desee más que huir, pero me parece un viaje demasiado largo y peligroso para nosotros tres solos. También está Kath, puede que Evan sea un escorpión a punto de picarme pero no creo que esté en condiciones de cuidar de su hermana. Marcharnos sería condenarlas a una muerte segura. Prometí a mi madre que las cuidaría así que no me apartaré de ellas hasta que sepa que están sanas y salvas.

Le abrazó y suspiró en sus brazos mientras continuaba hablando con un finisimo hilo de voz

-Se a que peligro me... nos expongo, pero creo sinceramente que lo más humano es permanecer aquí.

Alzó la vista suplicante, no sabía si le estaba imponiendo una preocupación excesiva e intentó convencerle con otra clase de incentivo.

-Además... aunque suene fatal, podemos hacer que la Sedley se vea enormemente beneficiada. La quinina es nuestro monopolio, debemos colaborar con los doctores, seguir unidos a la investigación...

Realmente aquello sonaba asquerosamente interesado, algo que aunque había computado no era lo que más le preocupaba. Recordaba las leproserías, como les abandonaban a su suerte, siempre se había preguntado por que nadie hacía nada y no quería convertirse en otra de esas personas con capacidad de hacer algo y que simplemente miraban a otro lado.

-Entiendeme, por encima de intereses personales o empresariales... creo que es nuestro deber hacer todo lo que esté en nuestra mano por extender la cura... aunque muera en el camino, por lo menos mi conciencia estará tranquila

Parpadeó al bajar la vista, se sintió mal por involucrarlo en la que posiblemente fuera su caída. Tal vez ella se lo mereciera por haber acabado con la vida de Butler pero él y Kapoor eran toalmente inocentes. Se hizo hacia atrás apoyando la espalda en la pared pero sin soltarle las manos

-No se... tú... como lo ves?

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22/04/2013, 23:14
Evangeline Frederick

Evangeline tocó fondo y resurgió. Tenía un dolor de cabeza horrible pero estaba viva.  Cuando se recuperó, pidió agua. Estaba cansada y no tenía mente para nada, lo único que deseaba era descansar, descansar, dormir y despertar para descubrir que todo había sido solamente un sueño desagradable.

- ¿Y ahora qué, doctor Barnabas? ¿Piensa vacunar al resto de la casa? -inquirió con voz débil, sin ánimo todavía para ponerse en pie. 

Buscó la mirada de su hermana y se levantó, caminando lentamente hasta sentarse cerca de ella.

- Me alegro de que estés bien -le dijo tiernamente, como si fuera Kate y no ella la que se hubiera sometido al experimento-. Estoy segura de que el Capitán Connor vendrá pronto. Te quiero.

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23/04/2013, 00:13
Katherine Connor

Katherine miró con a su hermana sin podérselo creer. Después delo que le había parecido una eternidad a ella, ahora podía ver a su hermana que como siempre se preocupaba más por los demás que por ella misma. Acarició su cabello con los ojos llenos de lágrimas y se acercó para besar la frente de su gota de agua.

-Dios, me conformo con saber que estarás bien...

Entonces prestó atención a lo que decía su hermana. Si se vacunaban todos, les tomaría algo de tiempo pero creía que era una buena idea. Aguardó paciente la respuesta de los que sabían mientras sujetaba la mano de su hermana y le susurraba que ella también la quería.

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23/04/2013, 09:23
John Connor

Berdan interviene justo en el mejor momento, cuando Connor ya pensaba que Narcisus iba a ponerle los grilletes. Realmente por unos instantes pudo percibir en su rostro sereno una falta de negatividad a las órdenes del Coronel. ¿Podría realmente confiar en aquel hombre de mirada de hielo? Mientras el green jacket destronaba a Markington de su poderes como Comandante, John recordaba su conversación con Strafford hace unos minutos. Podría denunciarle por conspiración. La sensación de soledad en medio de una guerra se hacía fuerte en la mente del joven Capitán.

Antes de poder averiguar las intenciones de su homólogo, tenía que resolverse una situación que pocas veces verá el Britannia. Por el temperamento del joven Markington y la sobervia del padre, no será facil destituir al Coronel en su propio fuerte por unos recién llegados. Quizá se inicie una revuelta entre los detractores y partidarios del arresto. Connor observó su entorno, a los oficiales que llenaban la estancia y fue consciente de que su mano tocó la empuñadura de su sable. Si una revuelta iba a estallar, sería ahora, y sin duda Sir Patrick buscaría venganza. El irlandés estaría en su lista de prioridades.

Si se produjera una lucha en el fuerte, la ayuda de la compañía de Connor para Katherine y su familia se retrasaría peligrosamente. Incluso, podría sucumbir. La rabia se encendió en John, necesitaba poder salir de ahí y regresar junto a ella. Su patriotismo cada vez era menor, y menor aún al ver quiénes estaban gobernando las tropas. Personas como Markington que envenenaban el sentido del ejército.

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25/04/2013, 18:20
Augustus Frederick

Con un nerviosismo bastante mal disimulado, Augustus siguió paso por paso las instrucciones de su tío, Aunque estaba casi seguro de que aquello tenía que funcionar sabía demasiado como para esperarse lo peor. Afortunadamente la mejoría de Evangeline les dio la razón.

- Sí, alabado, sí. - contestó de forma mecánica, pues la sonrisa de alivio no le dejaba decir mucho más.

Se acercó a Evangeline cuando está acabó de abrazar a su hermana, y delicadamente la devolvió al lecho.

- Todavía debe descansar, no se precipite. Ocúpese de que descanse esta noche. - añadió, mirando directamente a Katherine.

Sabía que no tenían mucho tiempo, uno o dos días más como mucho en aquella casa y tendrían que tomar una decisión. Así que era mejor que la convaleciente Evan descansara mientras pudiera. Él, sin embargo, podía y debía dedicarse a planear lo que aquel éxito médico les podía reportar.

- Creo que lo más sensato es que todos nos inoculemos con la sangre del mono. Pero no podemos hacerlo todos a la vez ni podemos demorarnos mucho más en esta casa o acabaremos indefensos. No obstante, el estar inmunizados a esa terrible enfermedad nos proporciona una ventaja enorme para proseguir con nuestros planes de difusión. Es más, incluso nos puede ayudar a abastecernos con quina. Deberemos ser todavía cautos al viajar, pero al menos ahora tenemos opciones reales de conseguir lo que queremos.

En el rostro de Augustus se leía la determinación y, aunque en un segundo plano, la euforia.

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27/04/2013, 01:18
Director

Los soldados cayeron sobre el coronel, que se resistió en un primer momento a ser detenido. Rodeados, fueron desarmados y conducidos con una fuerte escolta hacia los calabozos. En el patio de armas, el revuelo era considerable. El regimiento había quedado sin oficial al mando, aunque por rango el jefe de todas las fuerzas fuera ahora Berdan. Las compañías estaban reunidas, descuidando un poco la defensa de los muros (que por otro lado casi se defendían solos), y los capitanes charlaban entre si.

Ahora habría una batalla por ver quien dirigía el regimiento, a no ser que alguien se impusiera. Podían aducir un criterio de edad o años de servicio de los capitanes en su comisión, pero al menos teóricamente, la compañía de granaderos tenía precedencia sobre las demás. Así que ahora la pelota estaba sobre el tejado de Strafford.

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27/04/2013, 01:21
Tte.Cor. Berdan

El mayor se subió al patíbulo donde aplicaban los latigazos y ahorcaban a los desertores. No queriendo simbolizar nada. Simplemente, era el lugar más elevado de la explanada. Los soldados se arremolinaron alrededor, curiosos.

-Soldados y oficiales del 84º de infantería y compañía de artillería. Si, habéis visto bien. El coronel Markington y su hijo han sido detenidos. Uno, por agredir a un oficial de su majestad e incitarle a un duelo. El otro, por contravenir las órdenes del general Tarleton -dijo, mostrando el documento- Hace tres horas comuniqué al coronel que las ordenes eran entablar combate sin perder más tiempo contra el enemigo. Atraerlo aquí, aniquilarlo... y luego marchar sobre Colchestershire para retomarlo. Pues bien... el coronel se negó a seguir ordenes directas. Se amotinó. Ahora depende de ustedes seguir con las órdenes dadas.

Miró a Strafford, como echándole un cabo. Le reclamó para que subiera. Era el momento de que les explicara lo que había que hacer. A lo que tenían que enfrentarse.

-Su nuevo oficial al mando, y hasta que el general designe lo contrario, será el capitán Strafford. Tal y como dictan las ordenanzas del ejército de su majestad. Capitán... son todos suyos.

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27/04/2013, 10:16
John Connor

Connor observó a Strafford ser llamado al improvisado atril y seguiría con la vista su recorrido hasta él, si decidiera subir. El joven Capitán trataba de descubrir en el eternamente sereno rostro de Narcisus qué decisión iba a tomar. ¿Desistiría del nuevo cargo? O quizá lo emplease para ayudar a la familia Butler. Esa opción era la que más deseaba John. Tan sólo habían pasado horas desde que dejó en la casa familiar a la persona que más echaba de menos. Sin embargo, esas horas parecían semanas. Puede que las nuevas obligaciones como nuevo regente del fuerte impidan a Narcisus actuar con la libertad de un Capitán, pero quizá comprendiese la necesidad del irlandés por acudir en ayuda de las hermanas. Connor notaba su pulso acelerado. Su pecho vibraba como uno de los tambores que se empleaban en las marchas. Necesitaba saber ya qué decisión iba a tomar y si aquel hombre de hielo comprendería que debía regresar con su compañía.

En caso de no autorizarlo, qué podría hacer el joven capitán. ¿Desertar? ¿Le daría caza Narcisus? ¿Le ajusticiaría después de lo que han vivido juntos? John temía por ello. En un rincón de su mente estaba una voz que le atormentaba. Le decía que Strafford era un hombre imparcial en todos los sentidos y que si debía ponerle los grilletes, lo haría. Connor se sintió sólo en medio del resto de oficiales. No debí venir.Katherine, perdóname. John estaba aprendiendo lo que realmente importaba en la vida. El patriotismo era un buen alimento del alma para cuando no había otra cosa que la llenara. Ahora con Katherine en su mente, morir por la patria se antojaba un cruel capricho. Tensó los puños esperando la respuesta de Strafford.

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27/04/2013, 12:34
Narcisus Strafford

Strafford subió al estrado con un porte serio, regio, frío, y ante todo, cargado de determinación. Si bien cayó por conveniencia a la hora de esposar al Coronel, no lo haría ahora. No había el menor atisbo de sonrisa en sus labios, pero tampoco parecía molesto o airado. Era el vivo reflejo de un hombre convencido de que se avecinaba una empresa de tamaño bíblico, y que no podía omitir la responsabilidad de todos los allí presentes.

- Soldados, oficiales, patriotas todos- comenzó en voz alta y clara, paseando la mirada por los presentes-. Nosotros somos el ejército. Parecerá obvio, pero el coronel Sir Jonathan Markington pareció olvidar eso cuando antepuso sus intereses personales al bien común- alzó el puño ante si, cerrándolo con fuerza mientras no mudaba la expresión-. Es nuestro deber servir al país, a Inglaterra, y en estos tiempos difíciles nos necesita más que nunca. Nos prepararon para hacer frente a la muerte, y ahora deberemos derrotarla en sentido literal.

Teñía de arrojo, orgullo y prejuicio sus palabras, mostrándose el vivo reflejo de un modelo que insuflase fuerza a los corazones de los hombres, que tanto miedo y tantas dudas tenían que albergar ante un enemigo como aquel.

- Seguiremos las órdenes dadas por el general Tarleton- declaró ante los indecisos, aquellos que aún dudaban por dónde iría su proceder-. Limpiaremos los alrededores del fuerte y, tras ello, abandonaremos nuestros muros  y caeremos sobre Colchestershire para extinguir a la muerte con nuestra vida- cayó un segundo, mirando a los presentes, evaluando el temor en sus rosotros-. Nuestro rival es lento, primitivo, débil. Su número no supondrá un problema contra un ejército cabal, entrenado y que actúe como lo que siempre hemos sido. Una nación. No dejaremos que Inglaterra caiga bajo el peso de cadáveres que caminan sobre la tierra.

Alzó todavía más la voz, hinchando el pecho y alzando las manos, abiertas, a sus costados. Bramó con un torrente de voz, mirando a todos los presentes. Sus ojos se detuvieron un instante en los de Connor, que no podría leer en Narcisus más que la determinación de servir a su país y hacer aquello para lo que había nacido. Lo esencial, lo necesario, era erradicar a todos los caminantes. Sólo así Katherine Bulter estaría a salvo y podría llegar a contraer matrimonio con su compañero.

- ¡No es momento para que dejéis a la duda y el miedo vivir en vuestros corazones!- ordenó, dando la apertura al cierre-. Juramos lealtad a nuestra patria, y es el momento de demostrarle quienes somos y de qué estamos hechos. ¡Es el momento de que los muertos descansen! ¡El momento de ser héroes! ¿¡ESTAIS PREPARADOS!? ¿¡PREPARADOS DE VERDAD!?

Parpadeó, congelando el tiempo por una décima de segundo antes de escupir saliva en su última frase, mandando a las tropas toda la valentía que era capaz.

¡PUES DEMOSTRAD A VUESTRO CAPITÁN, A VUESTROS COMPAÑEROS, A VUESTRO FUERTE, A VUESTRAS FAMILIAS Y  A VUESTRA PATRIA DE LO QUE SOIS CAPACES POR EL REINO DE INGLATERRA!

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29/04/2013, 20:52
Mr.Templeton

Templeton escuchó lo que decía, sintiendo el contacto con sus manos. Por un momento, creyó que deseaba irse. Pero ahora le había presentado sus razones para quedarse. Poderosas razones. Miró sus manos, como reflexionando sobre lo que había dicho. No le faltaba razón, en realidad.

-Pienso que donde tu vayas, yo estaré. Así que si decides quedarte, estaré a tu lado. Quinina, ¿no? Creo recordar que... que había un envío a Dover en este mes. No recuerdo exactamente la fecha, pero creo que está al caer, si no ha llegado ya. A no ser que el rey haya dictado que se cierren los puertos al comercio, lo cual no sería de extrañar.

Sonrió un momento, pensando en algo menos estratégico. Le dió un pequeño beso.

-Si lo deseas, puedo acompañarte mientras hablar con las hermanas Butler. Imagino que en mi presencia se mantendrán más comedidas, si es que albergan alguna mala intención.

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29/04/2013, 20:59
Director

Evangeline se quedó dormida, de puro agotamiento. Katherine se mantuvo a su lado, mientras la casa se preparaba silenciosamente para la noche. Afuera, las figuras de los no-muertos comenzaron a multiplicarse, sin duda buscando la carne de los que quedaban vivos. Los criados volvieron a atrancar puertas y ventanas, persignándose. Habían entendido que en la casa estaban seguros. Huir solo aumentaba sus probabilidades de ser cazados como conejos y terminar engrosando las filas de los no-muertos.

Tras la cena, hecha apenas con el sonido de las cucharas buscando el plato, el doctor Frederick buscó predicar con el ejemplo y se inoculó él mismo la vacuna. Las reacciones fueron similares a las de Evangeline, que escuchó desde su cama a Augustus con sus episodios de fiebre. Al cabo de un rato, vigilado por su tío Barnabas, el joven pareció recobrar la compostura y la salud. En su caso, el proceso fue bastante más rápido.

Iba a incorporarse para beber agua cuando escucharon un rumor en la lejanía, semejante a truenos. Los no-muertos giraron sus rostros hacia allí, y luego sus cuerpos, caminando en aquella dirección. Eran los cañones de Fort Britannia, que habían entrado en fuego.

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29/04/2013, 21:06
Director

Los hombres escucharon al capitán Strafford. Hartos de abusos, de oficiales de alta cuna y baja ralea, de latigazos, de castigos y tiranía, aquellas palabras parecían ser lo que el soldado de a pie necesitaba. Los capitanes y tenientes escucharon, unos con desconfianza, otros con admiración y los más, con determinación. Habían estado demasiado tiempo mano sobre mano, y había llegado el momento de actuar. Uno de los hombres se quitó su chacó y lo alzó en el aire.

-¡Tres hurras por el capitán Strafford, muchachos! ¡Hip, hip, hip!
-¡HURRA!
-respondieron los primeros.
-¡¡¡Hip, hip, hip!!!
-¡HURRAAA!
-corearon más voces, alzando sus propios sombreros.
-¡¡¡Hip, hip, hip, hip!!!
-¡¡¡HUUUURRAAA!!!

Entusiasmados, los soldados se veían capaces de acometer cualquier tarea que les encomendaran. Por eso, el mayor Berdan, ahora al mando de todas las fuerzas, mandó tocar al arma, y las compañías y secciones volvieron a distribuirse por los muros del fuerte. Los dos comandantes discutieron sobre un mapa como comenzar aquella batalla, y ambos coincidieron que lo principal era atraer allí al mayor número de criaturas para matarlas con seguridad desde los muros del fuerte. Se planteó una defensa en varias fases. En la primera, los green jackets desde el revellín del puente, defenderían la primera aproximación del enemigo, sumando a los primeros cañonazos el fuego de fusilería. Luego, cuando el enemigo fuera una horda, se replegarían hasta los muros de la cortina, iniciándose el tiro al blanco desde la muralla y el uso indiscriminado de granadas, metralla en los cañones e incluso el emplazamiento de pequeñas piezas de artillería portátiles como falconetes y pedreros que se apostarían en los muros para reforzar el fuego.

La actividad entonces se convirtió en febril. Los green jackets reforzaron el revellín con caballos de Frisia y sacos terreros, llevando allí provisión de pólvora y balas de mosquete. Todos los soldados fueron encargados de convertir en mayor número posible de pólvora en grano de los barriles en cartuchos con la bala y la pólvora ya preparadas, que se distribuyeron entre los hombres y en cajas. Los artilleros prepararon su propia provisión de pólvora y transportaron gran número de balas de cañón. Los yeomen se sumaron a la defensa del muro con sus carabinas, para reforzarlo en caso de necesitarse un fuego más nutrido. Previsor, Strafford mandó igualmente disponer cubos de agua para refrigerar cañones y mosquetes, y para apagar fuegos. Se puso pedernal y se prepararon mosquetes de reserva, ya que era de esperar que de tanto disparar terminaran sobrecalentándose.

Cuando el sol se estaba apagando, todo estaba listo. Los soldados, en completo silencio, aguardaban en sus puestos. Se comenzaron a encender antorchas y fanales, conscientes de que la batalla iba a desarrollarse por la noche. Los hombres tendrían que turnarse para dormir y combatir, como sucedía en un buque de guerra. Connor pensó que era una buena analogía. Aquello era, de hecho, como un buque de guerra. Los green jackets encendieron sus linternas, dando la señal con un primer disparo a un no-muerto que se acercó más de la cuenta.

Sobre la muralla, en una de las aristas de un bastión, el mayor Berdan miraba por el catalejo mientras Strafford se mantenía a su lado con las manos a la espada y aguardando las ordenes. El oficial de los green jackets hizo la señal, y los cañones dispararon dejando un intervalo de varios segundos, tirando solo pólvora para hacer ruido.

Al principio, no ocurrió gran cosa. Los no-muertos que merodeaban por la zona se acercaron al fuerte, y comenzaron a ser despachados por certeros disparos de los green jackets. Luego, se hizo evidente que poco a poco, la horda procedente de Colchestershire, y quizá de algunas ciudades y pueblos de alrededor, apareció reptando por el horizonte como un ejército imponente, dirigiéndose hacia el fuerte. Los cañones hablaron entonces, ahora con granadas de metralla y balas encadenadas, corrigiendo el tiro para disparar por encima de sus cabezas. El fuego a larga distancia no estaba resultando muy efectivo. La batalla tenía que lucharse a corta distancia.

A la tercera hora, la una de la mañana, los green jackets se encontraron rodeados por una horda de cientos, respaldada por miles de no-muertos. Pelearon ahora por retirarse del revellín, ordenadamente, haciendo fuego por secciones. Cuando la puerta del fuerte se cerró, habían conseguido replegarse en buen orden. Solo tuvieron que lamentarse un par de bajas, uno por que le estalló el fusil en la cara (demasiada pólvora) y otro por ser arrastrado durante la retirada por varios no-muertos, y caer al cieno del foso.

La horda se aproximaba a las murallas, agolpándose tras los caballos de Frisia, donde algunos se clavaban y morían. Al final, la masa que empujaba arrastró las defensas lentamente hasta que estuvieron a tiro de mosquete desde la cortina. La batalla había comenzado.

Notas de juego

Strafford está en la plana mayor, dando órdenes a todo el regimiento. Connor está al mando de su compañía, la B, que protege la muralla a la izquierda de la puerta principal.

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01/05/2013, 16:53
Georgina Templeton-Sedley
Sólo para el director

Miró a Templeton con la admiración que solo el amor de la juventud es capaz de engendrar. Se refugió en su pecho respirando profundamente, aún no podía creerse nada de aquello, que el infierno fuera capaz de desencadenar tan tiernos sentimientos y más aún que existiera alguien... alguien así. También estaba sorprendida por la naturalidad con la que surgían esas palabras, caricias, miradas... entre ellos, por su complicidad, como si llevaran toda la vida juntos.

-Haces que bendiga cada día de tormento, cada uno de ellos ha sido un peldaño que me ha llevado hasta ti.

Exhaló, tenerle cerca le relajaba, se sentía segura y mucho mas capaz de afrontar lo que fuera, aunque también muy niña a su lado. Se sonrojó.

La señora Spooner les sorprendió entre arrumacos, por lo visto llevaba rato llamandoles con la bandeja lista pero no la habían oído entretenidos como estaban.

-Oh! Perdón...

Dijo Georgina separandose de los labios de su novio, se atusó el cabello un poco apurada y carraspeó

-Con todo este caos olvidé hacerlo público. Felicítenos señora Spooner nos hemos prometido.

Sonrió

-Lástima que entre nosotros no haya un sacerdote, si por mí fuera me casaba ahora mismo...

Era una sonrisa comedida, amar sin certeza de futuro robaba el brillo de las cosas, pero era feliz. Increíble pero cierto.

Tomó la bandeja y la subió a la habitación donde se encontraba la convaleciente Evan, sopa de pollo y fruta de postre cuyo delicioso olor despertó su apetito.
Todos estaban agotados y a Georgina no le pareció un buen momento para hablar nada, aunque aceptó la propuesta de Templeton de acompañarla llegado el momento, por seguridad. Tras la cena fue a charlar un rato con Kapoor a quien explicó los detalles de todo cuando había acontecido. Se ofreció para colaborar en la vigilancia nocturna pero entre ambos la hicieron desistir de aquella idea, deseaba ser útil, comportarse como una señorita no servía de nada en esas circunstancias a su entender.
Bueno no es que la convencieran si no que hizo a Templeton una oferta que no pudo rechazar y así, bajo la mirada reprovadora del guardaespaldas, se retiró a sus habitaciones llevando de la mano a su prometido.
Antes de entrar lo miró de frente

-Lo que dije esta tarde lo dije muy en serio, no quiero que nos separemos y dada la situación... creo que Dios y el mundo podrán perdonarnos

La expresión solemne se tornó en pícara y lo arrastró con ella al dormitorio.

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El uno en los brazos del otro, aún no habían llegado a mayores cuando los cañonazos irrumpieron en la noche

- ¿Que demonios es eso?

Exclamó espontaneamente Georgina con expresión de susto. Veloz como un rayo saltó de la cama y se volvió a enfundar los pantalones y las botas, retomó el stick de cricket y salió con Patrick del cuarto al encuentro de los demás para ver que sucedía.