Partida Rol por web

- Una hechicera con mucha prisa.- le contestó mientras comenzaba a andar a paso ligero hacia el lugar donde se había producido la explosión de hechicería. Dejó atrás al gato parlachín aunque aún estaba algo confusa por el extraño encuentro.

- Pero, mi señora... ¡no puede dejarme así! - el gato eleva la voz mientras pasas a su lado. Por un momento hace amago de seguirte, pero vuelve a saltar al carro y, desde ahí hacia una ventana, desapareciendo entre los tejados

Corres hacia la esquina de la calle y llegas a tiempo para ver a dos hombres encapuchados y vestidos con ropajes oscuros, que arrastran un bulto en dirección a una calle lateral. Se mueven deprisa, en dirección contraria a la tuya, aunque uno de ellos parece renquear ligeramente mientras camina. Tras ellos queda un cuerpo tendido en el suelo, inmóvil en mitad de la calle, tumbado sobre un charco de sangre.

A lo lejos se escuchan las voces de una patrulla de soldados que parece venir hacia aquí, indudablemente atraídos, al igual que tú, por la explosión de hechicería que ha tenido lugar hace unos momentos.

Biza contempló la escena sorprendida, parecía desde luego un terrible asesinato. Supuso que aquellos dos hombres habían acabado con los otros, pero ¿Por que arrastraban solo un cuerpo?. Se acordó de la explosión de hechicería y temió por el poder que pudiera tener alguno de ellos. Así que decidió quedarse oculta observando la escena. Quizás los guardias llegarían pronto y entonces podría hacer algo.

Ilsa observa a los suyos y piensa en su pesadumbre, en su miedo, en las dudas que siempre corroen por dentro, como el ácido, cuanto hay de honrado y bueno en cada uno. Y piensa. Ya ha estado en ese fango tantas veces, cuestionando sus dotes de mando, su capacidad para tomar la decisión adecuada en el momento correcto, para estar a la altura de sus antepasados. Y piensa. Observa su copa intranquila, casi vacía de nuevo, y se un golpe se levanta, acercándose al mozo que sostiene una botella de vino dulce. Y mientras cae el líquido en su copa, color caoba, ardiente como el primer fuego de mundo, una extraña decisión se apodera de ella, y comienza a hablar con un murmullo que va creciendo en su interior:

-Venid, hermanos, la Gorgona os convoca.

Lejos quedaron los días tranquilos de paz de los cuentos y las canciones. Ha llegado el tiempo de la Fortuna y el Destino. Los maestros antiguos ya no acuden con sus elocuentes palabras a darnos consuelo, vivimos una era sombría.

[Más alto]

Venid, hermanos, la Gorgona os convoca.

Somos, en efecto, pocos, vemos con temor el futuro que nos acecha como un animal hambriento, pero no desfallecemos. Cuando Balder Carkenna movió las ruedas del tiempo y recordó los pétreos rostros de las antiguas leyendas bien sabía que tendríamos que afrontar estos días con fortaleza.

Y no estamos solos. Tenemos el poder en las palabras, hijos del viento, flotáis como el rayo que rompe el alba y hace gritar al gallo con el amanecer. A nuestras órdenes el poderoso ejército de Uldholm se mueve como un martillo, hijos de esta honrosa tierra.

[Más alto, casi con voz en grito]

¡Hermanos! No ha llegado la hora de bajar los brazos. Puede que nuestras alas ardan a nuestras espaldas mientras nos precipitamos al Abismo. Nuestra alianza de fuego puede romperse, las sierpes de lengua dorada que arden en la noche podrán apagarse, como dicen que morirán las estrellas algún día. Pero no nos rendiremos.

Las Gorgonas son antiguas, diosas de piedra que no tuercen el rostro a la adversidad. Podemos perderlo todo, hermanos y hermanas, podrán cortar nuestras alas y devorar nuestro aliento, pero mientras nos quede una chispa de fuerza, levantaremos las manos ensangretadas y derrotaremos la adversidad.

[Gritando]

Aciagos tiempos en los que nos ha tocado vivir, dicen algunos. Pero yo me alegro de estas novedades que nos elevan a la altura de los antepasados. Nos hacen ver con sus mismos ojos la adversidad y la muerte, y no las tememos. Brindemos [dice alzando la copa] por la inmortalidad de nuestros actos, por la grandeza de nuestras gestas, y por la gloria de victorias que esperan. Por Uldholm, hermanos y hermanas, y por las Gorgonas, por las diosas de piedra, por todos nosotros. ¡Salud y Fortuna!

Las dos figuras encapuchadas giran una esquina arrastrando su carga. Corres hacia allí lo más sigilosamente posible, pasando junto al cuerpo en el suelo. No puedes evitar desviar la mirada hacia él por un momento. La túnica te resulta familiar, estás segura de haberla visto hoy mismo. Frenando tu carrera te vuelves para mirarle la cara. Tiene un feo corte en la frente y la sangre cubre casi por completo sus facciones, pero aún así consigues reconocerle... ¡Es Rhenar!

En la calle perpendicular, por donde se están yendo los asaltantes escuchas a un caballo piafar, justo antes del crujido de madera que producen las ruedas de un carro que comienza a moverse.

Por un momento el silencio se extiende por la habitación. Las górgonas se quedan sorprendidas de que seas tú quien realiza tal arenga, estando allí otros como Rowan o Zorya que llevan más tiempo en la sociedad.

...Por un momento el silencio se extiende por la habitación... para romperse al instante siguiente con un tremendo bullicio. Tus compañeros levantan las copas y brindan contigo. El jolgorio continua durante un buen rato y varios se acercan a brindar contigo.

- ¡Nunca podrán con nosotros! ¡Incluso decapitadas, la mirada de las górgonas convertirá en piedra a sus enemigos!

Ves a Rowan sonriendo al otro lado de la sala, y a Zorya que se acerca a hablar con él. El resto de tus compañeros se empieza a apiñar a tu alrededor, deseando brindar en persona tras el brindis general. Unos y otros se acercan a ti, emocionados por tus palabras. Sonriendo brindas con ellos, coges una copa que te ofrecen y brindas de nuevo...

...Reconoces el sabor... El dulzor de la menta regado con azucar... Todo a tu alrededor empieza a volverse verde y tu último recuerdo es servirte una copa más de ese licor... absenta.

-¿Rhenar?. ¿Qué hace aquí?.- se preguntó a si misma mientras intentaba seguirle. Era desconcertante verle aquí .-¿Quu se traería entre manos?.-

-¿Rhenar?.- se sorprendió al ver el cuerpo de su compañero -Por todos los dioses.- Biza dudó entonces si auxiliar a Rhenar o seguir a los asaltantes. Se decidió por lo ultimo tras pensarlo unos pocos segundos. Debía averiguar quienes eran a cualquier precio.

...LA HISTORIA CONTINÚA EN LA ESCENA SIGUIENTE...

Decisiones

Por un momento dudas al ver a Rhenar... ¿Qué demonios ha pasado aquí? Sin embargo, el sonido del carro te hace ponerte en movimiento. Corres hacia la esquina intentando hacer el menor ruido posible, aunque los meses de estudio intensivo parecen haber hecho mella en tus habilidades y tus pasos resuenan ligeramente en el adoquinado de la calle.

Apoyada contra la pared, notas como tu respiración se acelera mientras la adrenalina se extiende por tu cuerpo. En un rápido movimiento, asomas la cabeza por la esquina y ves cómo el carromato sale a toda velocidad por el otro lado de la calle.

Aquellos hombres se movían rápido y Biza se notó pesada y las horas en la biblioteca parecían pasar factura a sus articulaciones y musculos. Decidió sincronizarse así que lanzó el hechizo. No podía permitirse preparase para volar pues seguramente para cuando hubiera lanzado el complicado hechizo ya habría perdio de vista a los asesinos que escapaban a toda velocidad con el carro.