Partida Rol por web

Recientemente ha llegado una carta hasta el Gremio de la Espada y la Vara. Procedente de la ciudad de Brindol, situada en el Valle de Elsir, y firmada por el puño y letra del consejero Eoffran Troyas, se solicita la ayuda de un grupo de aventureros que les ayuden a lidiar con un problema. En las últimas semanas han sufrido incursiones de hobgoblins en las inmediaciones y se teme por la seguridad de las buenas gentes de Brindol y sus alrededores.

Así pues, contestando a la petición de aventureros, vosotros cinco os habéis decidido a encargaros de este asunto. Os encontráis en el valle de Elsir, ante vuestros ojos se extiende una planicie llena de verdes colinas y fértiles tierras. El tiempo primaveral es todo un gozo para los sentidos y el río de Elsir discurre con aguas embravecidas debido a los deshielos...

El paisaje que aparece ante mis ojos es totalmente distinto a todo lo que anteriormente había vivido. El calorcito del sol, la brisa primaveral que portaba un delicioso olor a prado y a hierva fresca, los pajaritos cantando y revoloteando por entre los árboles, cenicienta dando un paseo y saltando como cual fulana en celo, blancanieves tras de ella en le mismo estado... y tras ellas dos un tío, de aspecto azul, brincando alegremente dejando denotar una efusividad y una salida mental digna de un loco..... zarandeé la cabeza fuertemente - Madre mia, estos prados tan bellos me hacen ver visiones.... - para espabilarme un poco.

Miré a todo mi alrededor y me encontré junto a cuatro conocidos más, de vista simplemente, pues en el gremio del que procedemos somos muchos y nos vamos desperdigando conforme somos solicitados para ayudar a los demás. Tras unos instantes de escudriñar al personal - Hola amigos, me llamo Zannan, Zannan Lorearthen. - comenté haciendo una breve reverencia para romper el hielo - Soy, como podeis ver, un paladín. Le debo todo lo que soy a Bahamut, el cuál siempre me tiene presente en sus plegarias y haré todo lo posible para que ninguno de vosotros tengáis que mancharos en exceso de sangre, ¡eso dejádmelo a mi! HE HE HE - terminé alzando la voz y soltando unas fuertes risotadas.

Inspiraba y expiraba el delicioso aire que era gloria bendita en mis pulmones - Que aire tan sano y limpio.... - ccooofff, ccooooffff..... este aire no es tan sano, habrá que aderezarlo con algún tipo de humo que limpie del todo mis pulmones... y como no, un buen trado de buena cerveza para saciar la hambruna que me está dando de ver este prado tan verde y de que como haya que atravesarlo, voy a tener que acumular buenas reservas en mi barriga - me eché mano al cinto - ¿veis? ya se me está quedando la armadura grande y todo -

Finalizada la presentación preliminar, decidí esperar a que los demás se presentaran para ir en camino hacia la taberna a probar una buena jarra de cerveza (en caso de que el DM lo permita)

La doncella se agacho sutilmente hacia su pantera, que tenia los tentaculos pegados en el cuerpo de la criatura, para parecer en la medida de lo posible, un gran felino mas, aunque habia varios detalles que la delataba. Adara, que es asi como se llamaba, giro la cabeza despues de calmar a la criatura y miro friamente a los miembros.

Mi nombre es Adara, y cierto es que en ingresado hace poco tiempo en el seno del gremio, por lo que desconozco a la gran mayoria de los miembros. Esta es Baghera (Si, ya.... original), mi fiel compañera, no debeis de temer nada de ella, a no ser que escondais deseos oscuro en vuestro corazones, pues tanto ella como yo somos servidores de Pelor, la Luz esperanzadora y castigo de los oscuro.

La suave brisa  acompañada por el agradable olor de los prados y los rayos del sol acariciando su piel descubierta, conseguían que la cambiante  ronronease de placer. Mientras se estiraba  degustando el sol en su aterciopelado pelaje, pudo escuchar como dos de  sus acompañantes se presentaban.  Los habia visto en el gremio  pero, al igual que la llamada Adara; ella tampoco había confraternizado tanto con los integrantes de aquel grupo.

Contoneandose sin preocuparse de las  posibles miradas  a su escueto  y liviano  atuendo, sonrió mientras dejaba caer sus manos sobre sus caderas. Ante el resto, la visión de la cambiante de tonos anaranjados y de curvas de infarto, habló con una voz mas que embriagadora:

-  ¡Nya! Mis encantadores compañeros, mi nombre es Nieve. Podeis contar con mis flechas para abatir a nuestros enemigos y mis caricias para  deleitaros sin que tengáis que preocuparos por vuestra armadura.- guiñó un ojo al paladin enano que habia hablado en primer lugar. Una lujuriosa mirada recorrió la figura de la mujer que era acompañara por una bestia felina. Nieve cruzó sus brazos ante el generoso pecho del que hacía gala y  maulló:

-... No os molesteis en demasía,mujer. Nieve no desprecia el sabor de nadie...- la cambiante solo  humedeció sus labios ,mientras miraba con ojos golosos...

El hombre atraviesa la mirada hacia el firmamento, una capa blanca cae de sus hombros y una capucha cubre ligeramente su rostro, en la sombra una boca dibuja una sonrisa mientras inhala una profunda y deliciosa bocanada de aire, con su mano derecha se  despeja el rostro, recibe la luz del sol y se siente lleno de vida, las noches de pesadillas y oscuridad se habían quedado en Eberron y donde estuviesen sus hermanos de armas les deseaba muchísima suerte.

Al regresar de la odisea en el otro plano escucho leyó en el cartel de misiones sobre esta misiva, recordó los años en la torre de la luna y las batallas de las que algunos señores se libraban con papel, pero esta gente necesitaba ayuda y no dudo en presentarse a la misión, después de su última asignación se sentía más confiado y seguro de sí mismo, por lo que no dudo mucho en prepararse y salir en busca de aventuras.

El combatiente avanza con paso seguro y al ver que uno a uno se presentaban, y un con un gesto de asentimiento saluda, mucho gusto hermanos del gremio, mi nombre es haggard insulus de la torre de la luna, es un honor acompañarlos en esta aventura, cuenten mi con mi escudo para dar caza a estos villanos. Dice mientras da un golpecito al escudo que cuelga de su espalda, del hombre derecho sobresale el mango de una kopesh, al igual que en la funda del cinturón se ve el ornamentado mango de una espada larga que termina en la boca cabeza de una serpiente.

Mira con curiosidad a la deva aunque sabía que algunos de esta raza hacían parte del gremio es la primera vez que ve una tan de cerca, trata de no parecer tan obvio mirándola sostenidamente así que gira su atención a la llamativa cambiante, -se nota que emana sensualidad supongo que será divertido tenerla en el grupo- piensa mientras sorprende de lo bien formada que esta.

el enano llega sin dar mucha importancia a si entorno, camina directo al grupo y comenta... A quien le puede gustar este paisaje!!! la falta de rocas y de humo me altera!!! pero no tanto como las bestias que acosan este lugar!!! arrrggg por Moradin que voy a partir cabezas!!! recomponiendose un poco! se calma y dice Perdonen mis modales!!! mi nombre es Thoradin, alto sacerdote de Moradin... vuestro leal compañero!!! y para romper un poco el hielo!!! Quien se antoja de unas cervezas jejeje!!! 

Estaba mirando al horizonte pensando en una buena cerveza espumosa, cuando tras de mí escucho un metal de voz típica de los enanos. Giré mi cabeza y ví a uno de los míos - Todo un placer saludarte Thoradín - lo agarré del cuello y le solté un cabezazo de madre y muy señor mio y tras eso solté una gran carcajada - HE HE HE, cuando quieras estoy dispuesto para esa cerveza hermano -

Pasáis el resto del camino sin incidentes, entre conversaciones banales e intercambios de historias y aventuras vividas. De vez en cuando se levanta una racha de viento que os golpea de frente y trae consigo el frío del deshielo de lagos y ríos. 

Brindol se abre ante vuestros ojos a unas pocas millas y apretáis el paso con la esperanza de llegar a la taberna, descansar y poder tomar una buena jarra de cerveza. Pero conforme os vais acercando a la ciudad notáis que algo no va bien. El olor a madera quemada impera en el aire y varias columnas de humo surgen de varios puntos de la ciudad y se elevan hacia el cielo. 

Lo primero que veis nada más llegar son las puertas de la ciudad, literalmente reventadas y quemadas, junto a media docena de cadáveres desperdigados en las inmediaciones. Dos de ellos son humanos, ataviados con cota de mallas, casco y escudo con el emblema de la ciudad. El resto son criaturas grotescas, peludos, con dientes retorcidos y puntiagudos que sobresalen de sus mandíbulas, morros planos y orejas puntiagudas. Portan rudimentarias armaduras de pieles u oxidadas cotas de mallas. Los identificáis como hobgoblins.

Dentro de la ciudad, a primera vista, la situación parece desoladora. Aldeanos corren de allá para acá portando cubos de agua, tratando de apagar algunos incendios, sin prestar atención a vuestra llegada.
Hay heridos y cadáveres por toda la calle principal, así como varios edificios calcinados. Pero tras un segundo vistazo comprobáis que la mayoría de los cadáveres son de hobgoblins y no os pasa desapercibido una enorme montaña de carne chamuscada y sanguinolenta, parece ser los restos de un ogro atado al esqueleto de un carromato, también calcinado.

Al final de la calle se abre una plaza presidida por una torre. En la plaza veis a una muchedumbre enfurecida, reunida en torno a un punto, mientras gritan, abuchean y lanzan frutas y verduras podridas contra alguien, o algo... 

Tras un bonito paseo por el Valle que ante nosotros se levantaba, nos vamos acercando a la ciudad de Brindol - ¡ánimo que ya queda poco! - comenté jocosamente mientras apretaba un poquito el paso para llegar rápidamente a la taberna.

Conforme la ciudad se iba haciendo más y más grande, me percato de que la cerveza va a tener que esperar. Llegamos a las puertas de la ciudad y varias columnas de humo se levantan desde más allá de sus murallas - ¿que habrá pasado aquí? - ¡Hobgoblins chicos! habrá que andarse con ojo, no sabemos si habrá más o no - comenté mientras observaba atentamente los cadáveres de uno y otro bando para ver que había y quien había sido el responsable de semejante masacre gratuita.

Conforme nos adentramos por las calles de la ciudad, la vista no mejoraba ni mucho menos, aunque había una cosa que llamaba la atención - Parece que aquí dentro ha habido una cruenta batalla y han conseguido resistir, pues se ven más cadáveres de hobgolins que otra cosa... - comenté un poco aliviado, ya que parecía que la batalla había sido favorable a los habitantes de la ciudad.

El final de la calle, da a una gran plaza en la que una muchedumbre está alrededor de algo o de alguien increpandole y arrojandole cosas - Chicos, acerquémonos para ver que pasa, pero sin llamar mucho la atención.... - comenté mientras miraba las curvas de la exploradora - me parece a mi que no va a ser tan fácil pasar desapercibidos con el condoneo de Nieve y el minino de Adara.... - Tras esos pensamientos insté al grupo a dirigirnos hacia la muchedumbre.

A la  cambiante nunca le habían preocupado las miradas, incluso las disfrutaba;sobretodo  si se trataba de hombres apuestos como  aquel que se habia presentado como un caballero de la torre de la luna. Si  la gélida brisa no hubiese anunciado la llegada de los aventureros a  aquella dantesca villa; Nieve habría saltado sobre el  sin dejarle respirar con sus apasionados besos. Por suerte o desgracia, la visión de los cuerpos de los goblins, así como el aspecto del pueblo consiguieron que la cambiante arquease el lomo y sus orejas se tensaran, como si de un gran felino se tratase.

Quien dejara caer su vista sobre el anaranjado pelaje de la muchacha, podría notar como el vello estaba erizado, desde la cabeza hasta la cola. Nieve estaba intranquila, atenta y  preocupada al mismo tiempo. Aun asi, sus cimbreantes caderas  derrochaban sensuales movimientos.

Su hocico se arrugó de manera graciosa, como un gatito que huele a su dueño, pero pronto sacudió la cabeza como si el hedor de las calles le molestase. Miró al enano que  abría la incursión hacía el centro de la plaza y maulló:

- Nya!  maestre enano,  me da que deberéis aplazar vuestras cervezas...-
 

El caballero departía con sus camaradas de campaña y no perdió oportunidad de coquetear con la cambiante, lo primero que el llamo la atención fueron los delgados pilares de humo que se alzaban a la distancia, no me gusta como huele esto, espero que lleguemos a tiempo, mantuvo el ritmo de sus compañero y pronto se encontraron ante el desolador campo de batalla.

Que los Dioses den justicia a los héroes caídos… pronuncia con solemnidad mientras dibuja la espada del guerrero en su pecho en signo religioso que comenzaba en su hombre izquierdo y desciende hasta la cintura baja derecha, luego hombro derecho y cadera izquierda y finalmente desde el ombligo hasta la frente. Con mirada firme y determinada sigue al interior de la aun alterada por la situación.

El ruido de la gente llamo la atención, y al escuchar las palabras del señor enano busca la cara de los curiosos que deben estar ocultos tras las esquinas y ventanas, mi señor enano, no creo que pasemos desapercibidos, esta gente sobrevive reconociendo los extraños, pero concuerdo en que nos acerquemos y echemos un ojo antes de que nos consideren inoportunos o peor.

La deva avanzo sin decir palabra ante el escenario de caos y muerte que generaba la guerrera y confrontaciones entre un bando y otro. En sus largos pasos de vida anteriores habia sufrido y parecido estas situaciones, que aun le asqueaba como se desperdiciaba tantas vidas en algo infrutuoso. 

Ni siquiera se han parado a retirar a sus muertos y a quemar a los cuerpos de los enemigos antes que genere algun tipo de enfermedades, que se para a discutir. Mucho dice de este lugar. Acercamonos pues al gentio, a ver que es tan importante que no dan descanso a sus difuntos, que valerosamente han dado su vida en pro de sus servicios y esta es la amarga recompensa.

Extiende la palma de su mano y señala a uno de los cuerpos de los guardias.

Thoradin mira amargado a su alrededor el paisaje le trae muy malos recuerdos!!! intenta manternerse calmo y prestar atención a la situación! 

Malditas criaturas!!! que la ira de Moradin caiga sobre sus cabezas!!! intentemos averiguar que esta pasando con aquella muchedumbre! seguro alguien nos pueda explicar un poco mejor esta amarga situación!!!

Al acercaros un poco más podéis divisar lo que está sucediendo realmente. La muchedumbre ha rodeado a un hobgoblin que está cautivo e indefenso en un cepo. Los alimentos en mal estado que han lanzado contra él están dispersos por el suelo y un grupo de guardias, visiblemente heridos, cercan al prisionero para evitar que la turba se le eche encima y lo despedace, pidiendo calma e intentando hacer retroceder a la gente...

Adara divisa al que puede ser jefe de la guardia o algun soldado de la guardia que parezca que tenga algo de potestad.

Se intenta acercar hasta el, pero la muchedumbre eloquecida no le deja pasar, hasta que la bestia sombria ruge y empieza apartarse por el miedo.

Saludos, somos las personas encomendada por el Gremio, al cuales le habeis solicitado ayuda. Aunque creo que la peticion ha llegado algo tarde.

Se da media vuelta y se dirige al pueblo.

Pueblo de Brindol, buena gente de este pueblo. Me uno a vuestro pesar tras las perdidas de los seres queridos que habeis dejado esparcido en el suelo, sin darle un culto y una sepultura adecuada. Vuestras casas arde, vuestros bienes se pierden, vuestros hijos lloran y solo os dedicais a la simple vil vengaza contra esta criatura. Somos enviados del Gremio de la Espada y la Vara a quienes habeis pedido ayuda, y nosotros nos encargaremos de hacer correr la sangre en nombre de vuestra vengaza, pueblo de Brindol, por lo que acojeos a vuestras penas, salvar lo poco que podais, ayudar a vuestros vecinos y mantener un duelo con los caidos, es lo menos que podeis hacer por aquellos que han dado sus vidas por las vuestras.

Intenta recordar alguna otra vida pasada, pero no recuerda alguna con oratoria suficiente, tampoco busca convencer, solo que recapacite de sus actos.

Tras llegar hacia donde la muchedumbre acecha a algo o a alguien, gracias a que el minino se puso serio, me percato de que se está acechando a alguien. Un hobgoblin ha quedado atrapado y queda a merced de aquellos habitantes que tanto rencor guardan contra esas criaturas debido al ataque que han sufrido.

Observo como la ira de los ciudadanos es descargada en forma de humillación contra la criatura, que se encuentra totalmente indefensa y atrapada en un cepo. Me quedé un poco a la expectativa, pero mi sentido de la justicia y del deber me incitó a actuar. Justo antes de lanzarme, la compañera invocadora se me adelantó y comenzó a hablar de quienes éramos y que habíamos venido a hacer aquí y junto a ella dí un paso al frente - Querido pueblo de Brindol, mi compañera ha hablado elocuentemente, ocupaos de vuestros caídos y dadles un descanso digno, salvad vuestros hogares y pertenencias... nosotros nos encargaremos de llegar al fondo del asunto que ha traido a estos seres hacia esta gran ciudad e intentaremos que no se vuelvan a repetir estos hechos -

Miré hacia los compañeros cuando dejé de hablar.... al parecer mi discursito no había tenido el éxito que esperaba - no se yo si esta gente va a dejar que un ser, que ha matado y saqueado en la ciudad, se pueda ir tranquilamente sin una reprimenda que no sea una muerte atroz, pero necesitamos a este hobgoblin vivo para interrogarlo y encontrar la raiz del problema para arrancarla y que la paz reine de nuevo -

Thoradin mira al pueblo pero no les dice nada, comprende su ira y no cree poder calmarlos con palabras... no es lo suyo!

se acerca al hobgoblin y lo obseva!!! no hay mucho que pueda hacer en esta caso!!! espera que sus compañeros puedan sacarle algo de información 

el solo quiere mandar a esta criatura al mismísimo infierno!!!

el guerrero se mezcla con la muchedumbre y pregunta a algunos de los exaltados campesinos, ¿que ha pasado, esta es la unica guardia que queda, es que acaso aun hay batalla tras los muros?, el guerrero mira el discurso de su compañero, pero ve a la gente demasiado agitada para que funcione, ese maldito goblin fue dejado para que lo lincharan, donde mierdas esta la guardia, ¿porque solo estan los heridos?, piensa un poco irritado ante el panorama, con una esperanza de que algun campesino o comadrona deseosa de desagorse con el extrangero le diera respuesta a sus duda?

Adara divisa si hay alguna autoridad en las inmediaciones pero no consigue dar con nadie que no sea alguno de los maltrechos soldados que están lidiando con la muchedumbre. Sus palabras parecen caer en saco roto y nadie le presta atención a la deva, algunos hasta la miran con desprecio tras la pequeña reprimenda por no enterrar a sus muertos.

Zannan se une al discurso de su compañera de gremio y consigue finalmente captar la atención de los ciudadanos. Pero no como él hubiera querido.

- Genial, y ahora un grupo de mercenarios! Siempre traen problemas... - dice alguien entre la algarabía de gente

- ¡Ocupaos de vuestros asuntos! - gritan dos o tres personas más - ¡Aquí no pintáis nada! - se oye de fondo

- ¿Dónde estabais cuando empezó el ataque? - pregunta la voz de una mujer enfurecida

El profundo y reverberante tañido de un cuerno resuena por toda la plaza y la gente se gira para buscar la fuente de dicho sonido. El silencio se impone en cuestión de segundos. Un numeroso grupo de guardias de la ciudad aparece, junto a un hombre montado a caballo, el portador del cuerno que vuelve a sonar por segunda vez. El jinete va vestido con ropas elegantes y porta una coraza reluciente con el símbolo de la ciudad grabado en el pecho.

- Apartaos ahora mismo del prisionero! - grita con voz autoritaria. Los guardias que lo acompañan empiezan a dispersarse entre el gentío - Ciudadanos, atended a vuestros heridos y vuestros muertos y ayudad a sofocar los incendios que aún están consumiendo nuestras casas. Pero dejad en paz a ese prisionero. El consejo de Brindol dictaminará lo que se hará con él - la muchedumbre finalmente se desvanece a regañadientes y varios guardias de los que acaban de llegar sustituyen a los maltrechos guardianes del hobgoblin. El semi-elfo desmonta de su caballo y repara en vuestra presencia. Escoltado por dos guardias se acerca hasta vosotros - Ustedes no son de por aquí. Acaban de llegar en un momento realmente inoportuno, esta misma noche hemos sufrido un ataque. Mi nombre es Eoframm Troyas, consejero de Brindol.

La mujer no parecia inmutarse por el agrabio de la muchedumbre, como si tales desprecios fuera hacia otra personas. Cuando llego la figura montada y disperso a los ciudadanos instandole que hiciera justo lo que ella habia ordenado (si ordenado, no pedido), se acerco hacia el junto a su fiel amiga. Pronto de presento el como Eoffran Troyas, quien habia firmado la carta de peticion.

Extraña palabra para aquel ha solicitado la ayuda del Gremio de la Espada y la Vara (que pronto se pasara a llamar Phyroos & CIA). He de pensar, sin error a equivocarme, que los acontecimientos que habias planeado vuesa merced se ha adelantado mucho antes de lo previsto, pues si no hubieras pedido antes la ayuda de nuestra orden, y quizas hubieramos mitigado el error que vislumbramos.  Mi nombre es Adara, servidora de la palabra de Pelor, para servirle en nombre del Gremio. Permitame que le presente a los demas miembros, el caballero ataviado con armadura es Sir Haggard Insulus, la mujer felina que mueve sutilmente sus... encantos es Nieve, y los Maese enanos son Thoradin y Zannan respectivamente. Quizas quiera usted, Maese Troyas llevarnos algun sitio y que nos cuentes mas explicitamente el motivo de nuestra llegada.