Partida Rol por web

Estás en un bosque, corres con todas tus fuerzas. ¿Desde cuando te habías vuelto tan lento?

Reconoces el lugar. Ya debe ser la octava vez que pasas junto a ese árbol. Estás en el Bosque del Alba. Te enjugas el sudor del rostro con el brazo libre, pues el otro sostiene una espada mellada y sucia. Abres tu mano libre para observar el colgante que salta con cada zancada que das por el bosque. Debes protegerlo a toda costa. La extenuación le da a tu boca la sensación de estar llena de arena caliente. Escuchas un bramido a tu espalda y los cascos de las pezuñas de unas monstruosidades que trotan en tu persecución.

Finalmente; te escondes detrás de un viejo árbol, alejado del camino. Tumbas tu espalda sobre él y dejas entrar el aire fresco a tus pulmones, jamás te habías sentido tan aliviado. Todavía escuchas los cascos, eso te arrebata el júbilo tan pronto como lo conseguiste.

¿Qué son esas criaturas? Te habías volteado muchas veces, pero tus ojos jamás podían darle forma a esas demenciales creaciones. Cuando de repente, observas frente a ti como una de esas deformidades con cuernos te observa fijamente. La vista empieza a tornar borrosa con la visión de esa extraña figura humanoide. Intentas levantarte con todas tus fuerzas, pero es inútil, sientes como el cuerpo te pesa una tonelada y te hace imposible el levantarte. Por su parte, tu verdugo se acerca con paciencia y lentitud, blandiendo un hacha que parece haber sido fabricada por huesos humanos. Ya lo tienes frente a ti. Es el final.

Reprimes un grito y te despiertas de golpe en una mesa con un charquito de saliva. Había sido solo un sueño —¡y vaya sueño!—, producto de tu desvelo de anoche. Observas a tu alrededor mientras que tu vista se va acomodando al lugar. Estas en el Nido. O al menos afuera de él. La cabeza te palpitaba horriblemente y ves que te hallas solo afuera. ¿Donde está el resto? Seguramente dormidos dentro de la única casucha que compartían todos los miembros de tu pandilla. Seguramente esos bastardos estarán tan borrachos que apenas podrán colocar un pie delante del otro cuando despierten. No suelen ser así, para ser un grupo de asesinos y ladrones sois bastante organizados, pero estáis de mala racha. La noche anterior habíais perdido a Dave "Un ojo", a Roderick, a Hilberich y a Kurt. Si antes eráis pocos ahora sois menos. Y la infección que ha ido carcomiendo el abdomen de Redinald parece que pronto lo hará perecer también. Bastardos suertudos aquellos que murieron rápidamente ante el ataque de Los Sables Negros, una banda de desgraciados que por fortuna para ellos, contaban con la superioridad numérica. Recuerdas que el Bosque del Alba es el hogar de muchas bandas y pandillas de asesinos descorazonados como tú. Y cada día es una lucha por la supervivencia de todos aquellos parias que viven alejados de la sociedad.

¿Pero era realmente algo tan malo? Gozabas de todas las libertades que quisieras, no estabas atado a ninguna ley, ningún impuesto, ni siquiera al pasado. Vivías el presente, el día a día, y eso te encantaba más que cualquier otra cosa. Pero estos días estaban siendo muy oscuros... ¿Cuanto tiempo duraríais antes del siguiente ataque de Los Sables? La reflexión te dejó pasmado en un solo sitio durante un tiempo, y te diste cuenta con un respingo.

Más adelante, una silueta estaba sentada junto a un débil fuego, se trataba de Stepan. Quien se frotaba un ojo con el puño mientras observaba en silencio las llamas que crecían en el suelo. Parece que su animo estaba tan lúgubre como siempre.

Estuve un rato pensando sobre aquel lúgubre sueño con la mirada perdida observando una roca mientras repeinaba mi calva con clara preocupación, ¿Significaba algo? Sea lo que fuere, el martilleo intenso que sentía en mi cráneo me despertó y trajo de vuelta a la realidad, contemplando solo a un hombre cerca de la hoguera, pensando rápidamente ¿Que sucedía ? ¿Por que la guardia tan baja? algo que me estremeció y me hizo replantearme si había elegido correctamente mi bando, limpie mi rostro de baba y camine con paso seco hasta la hoguera donde Stepan era el único que al parecer se preocupaba por los posibles ataques de los sables, me senté justo en frente de el y le miré con frialdad mientras buscaba algo por ahí para beber tomando una botella de hidromiel a medio beber, despues de dos tragos rompí el silencio 

-Una racha de mierda... ¿No crees?

Dije mirando las llamas de la hoguera mientras refrescaba el gaznate

-Y estos idiotas parecen tan despreocupados... podrían llegar en cualquier momento los sables negros y rajarnos en cuello sin dificultad alguna.

Gruñí con clara intención desaprobatva y algo molesto mientras tomaba el collar de mi amada y lo observaba

-Quizá elegimos mal nuestra compañía stephan... o quizá les haga falta una charla de motivación...

Volví a colgarme el collar de hada y miré a stephan con una sonrisa maliciosa, bien sabia ya que significaba, y no solia ser nada bueno.

-Ve  las letrinas... y trae cada cubo de mierda que encuentres, un contenedor grande, y agua... Les enseñaremos una lección a estos patanes... solo una pequeña broma... una de tantas... pero.. es preferible esto a un cuchillo en el cuello por estar con a guardia baja... 

Dije mientras me levantaba y caminaba con sigilo a la casucha a observar el panorama en su interior a travez de una ventana, miré por ultima vez a stephan.

-Aprenderán a las malas algo de disciplina.

Continué mi viaje hacia la ventana con una ricilla seca maliciosa.

—¡No te preocupes, Bertrand! Nadie vendrá a buscarnos aquí —Graznó Stepan, un poco más espabilado que antes—. Quizás nuestros rivales sean astutos pero nadie nunca podría encontrar este sitio.

Stepan era un hombre de aspecto, peculiar. Por darle un nombre. Salvó tu vida cuando en un asalto contra los guardias fluviales te hicieron un feo tajo en la espalda. Arrastrándote en su espalda desde el Bosque del Alba hasta vuestro refugio sano y salvo. Desde entonces entre vosotros floreció una extraña confianza que se hizo tangible con el paso de los meses.

Era un extranjero, de eso no había duda. Quizás del norte o de las islas del este. Nunca te molestaste en preguntarle, pero su acento lo delataba. Y quizás uno de los mejores espadachines con el que has tenido el gusto de luchar codo a codo. Su gusto por las mujeres era raro, pues siempre prefería a las mayores antes que a las jóvenes. ¿Pero quien eras tú para juzgarle? Eso era lo que repetía siempre. En su cuello tenía una curiosa marca grabada a fuego, de una especie de estrella dentada. Él dice que se trataba de un mal recuerdo, y todos preferisteis respetar su secreto.

Stepan te arrancó de tu ensimismamiento con un arqueo de ceja. 

—¿Qué dices? Si somos los que somos, es porque hemos sido los mejores del grupo. Dales un descanso al resto, colega. Hemos pasado una noche terrible. ¡Y mira que eso forma parte de nuestro trabajo! Ven, ven. Toma asiento. Tengo un plato de gachas a medio terminar y ya no tengo hambre.

Abandoné la idea después de otear un poco por la ventana, bajé las escaleras y me senté al fuego observando aquel peculiar sujeto.

-La confianza mata stepan...y muy fuerte... mira como a muerto florentine... confiada de que todo saldría bien... no, no debes caer en sus redes... nunca! Clavó una de sus dagas algo enojado en e tronco de al lado Puede que estemos escondidos, pero... he tenido un sueño... uno muy raro... y presiento que quiere decir algo... Extendió su mano pidiendo le aquellas gachas Escucha stepan... este bosque comienza a darme mal rollo... uno muy fuerte... Olfateó las gachas y les dio un mordisco Algo aguarda a que bajemos la guardia para atacar... esa bestia cascuda no es ni de coña una coincidencia, es el mal... quizá los sables, O ALGO! NO LO SE! Alzó las manos alterado Pero creeme stepan cuando lo digo... algo se acerca... y no trae buenas intenciones... Continuó comiendo las gachas mientras acompañaba con un poco de agua.

Stepan todavía observaba el fuego, pero te empezaba a prestar más atención conforme ibas hablando con él. Ahora que puedes recordarlo, él y tu sois los más veteranos en vuestro grupo. Tras la muerte de "un ojo", quien fue el que dio pie a todo esto; las pocas miradas que quedan en vuestro refugio residen en vosotros dos. Stepan siempre había sido reservado, y más de una vez se ha quedado apartado del grupo en vez de celebrar. A veces su comportamiento te causaba intriga, pero al igual que tú, todos tienen problemas, problemas que les han arrastrado al agujero en el que os encontráis ahora.

—¿Bestia cascuda? ¿Pero es que te estás escuchando a ti mismo, hermano? No confundas un mal sueño con la realidad. Porque la realidad es otra. Parece que a menos que intentemos un nuevo golpe vamos a empezar a pasar hambre los días siguientes. Para colmo, el invierno se acerca, y aunque aquí en el sur no nos afecte tanto como a los demás, todo empezará a aumentar su valor. Habrán menos caravanas y ... lo mismo. Hambre.

El bandido escupió al fuego, y el sonido que produjo su saliva al chocar contra las llamas solo indicó que las avivó un poco más.

—Pero... a decir verdad... yo también he tenido unos cuantos sueños extraños también. Bah, tonterías. Dime... ¿Qué deberíamos hacer ahora?

Comencé a mirar a stepan desde el otro lado de la llama, y una idea rondó mi cabeza, aunque me confundian muchas cosas y variables a tener en cuenta y comenzé a tomarme de la cabeza acariciandola preocupado.

-Escucha stepan... Debemos ser inteligentes, solo quedamos tu y yo de la vieja guardia de esta banda... 

Dije alzando la cabeza mientras comenzaba a cranear posibilidades.

-El invierno se acerca.... y si no estamos preparados, nos engullirá como un tiburón hambriento, y estos zoquetes solo se preocupan por tener alcohol y una puta a la que meterle la verga...

Me rei mirando la llama, pensando en aquella historia del jabalí que solia contar Un ojo.

-Recuerdas la historia del jabali? esa historia de mierda... 

Rememoré las palabras de un ojo y comencé a narrarlo

-''Usted captura chanchos jabalíes encontrando un sitio adecuado en el campo y tirando un poco de maíz en el piso. Los chanchos vienen diariamente a comer el maíz gratis. Cuando se acostumbran a venir diariamente, Usted construye una cerca a un costado del sitio en donde ellos se acostumbraron a venir. Cuando se acostumbran a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca.. Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco hasta instalar los cuatro costados del cercado alrededor de los chanchos jabalí, al final instala una puerta en el último lado. Los puercos ya estarán acostumbrados al maíz fácil y a las cercas, comienzan a venir solos por la entrada. Es ahí cuando Usted cierra el portón y captura a todo el grupo." creo que eso es lo que debemos haces stepan... al final el jodido un ojo despues de muerto sigue ayudandonos...

Mire las brazas y las removí con un palito intensificando la llama.

-Si viene el invierno... debemos estar preparados... y marchar al sur... no voy a dejar que esa bestia cornuda me pille por sorpresa.

—Y dale con la bestia cornuda —dijo Stepan con un suspiro—. No termino de entender la historia de Un Ojo. ¿A qué quieres llegar? Es decir... creo ir entendiendo poco a poco pero... tú sabes. Necesito algo de ayuda para lo demás.

Mientras conversabas con Stepan, ya el resto de bandidos habían despertado y se ponían a hacer sus actividades diarias. Contabas unos seis. Mientras que unos se disponían a comer y charlar, otro se iba a los matorrales a contestar el llamado de la naturaleza. Un último bandido se subía al tejado del edificio que utilizáis como guarida para montar la guardia.

Stepan miró por encima del hombro y luego te volvió a observar.

—Mírales... ¿Cuanto tardarán en conspirar contra nosotros? Es decir... somos todos compañeros y todo eso. Pero a la hora de la verdad, cuando el estomago de todos empiece a rugir, las cosas cambiarán. ¿Puedes explicarme mejor tu plan?

Mire a los bandidos salir de su escondite y volvi a ver a stepan con una sonrisa maliciosa.

-Que conspiren... por mas que que una oveja encare al lobo, no la alejara de su feroz mordida. 

Tomé una de mis dagas y comencé a mirar su filo.

-Y bien lo has dicho... el hambre vuelve loca a la gente, y bien sabemos que esta banda no es lo mismo desde que todos murieron, será mejor discutir esto en el bosque... vamos stepan, estiremos las piernas.

Me levante y espere una respuesta afirmativa.

Stepan, sin otras opciones interesantes, termina levantándose y siguiéndote mientras os adentráis en la espesura del sotobosque. Vuestro refugio se halla bien oculto entre una pequeña cordillera cercana a un río, y hay muchos ríos en el territorio Derchios, eso lo sabes. Lo suficientemente oculto entre los matorrales y la espesura del bosque como para resultar indetectable para el resto de bandidos y viajeros.

Empezáis a pasear, y a sabiendas que en el refugio todos estarán al tanto mientras estáis fuera, continuando las actividades normales del día a día. ¹Ya os sentís más a solas. El amanecer es reconfortante, y el sonido de los animales salvajes a vuestro alrededor empieza a hacer acto de presencia en vuestros oídos.

¿Cuanto tiempo había sido desde que te marchaste a vivir al bosque? Días, meses, años. Todos pasaban como un efímero recuerdo cuando te centrabas en ellos. Tantas cosas vistas... tantas oportunidades... tanto dolor...

El dolor... eso te recordaba donde estabas, eras un bandido, estabas en un mundo decadente y en constante conflicto. Pero al fin y al cabo eso no te importaba; no te importaban las guerras de los nobles, o las patéticas vidas del campesinado. Tu vivías el día a día. TU día a día. Por eso vivías y por eso morirías.

Stepan llevaba su espada envainada y tenía una mano en el pomo, si algo habías aprendido de él es que ni siquiera en sus bosques uno podía considerarse invulnerable. Debías mantenerte alerta en todo momento. Stepan siempre se encontraba preparado para cualquier afronta, aunque sea la menos posible.

El bandido te miró con curiosidad.

—Todavía recuerdo cuando nos internamos en este bosque por primera vez. Huyendo de los guardias fluviales. ¡Ja! Como si ahora significasen peligro alguno. Ya nadie se adentra demasiado en los bosques. Ni siquiera los pieles verdes. Además, con la llegada del invierno todos se quedarán acurrucados en sus cabañas. El invierno... ¡Joder! Aun no me has hablado de nada. ¿Es qué te piensas quedar callado todo el viaje? Y... ¿A donde vamos exactamente? ¿A casa de la bruja a hablarle sobre tu sueño extraño?

Continue caminando mirando a cada lado alerta, bien sabia que no podia bajar la guardia, no... no podia, ese lujo era de aquellos que vivian rodeados de muros y resguardados por un peloton de hombres acorazados y fuertemente armados, sonrei mirando a stepan, y me mantuve alerta mientras comenzaba a narrar mi macabro plan

-Eres tan impaciente como la primera vez que te conocí stepan... 

Me reí

-Escucha pues viejo amigo, tengo un jugoso plan entre manos...

segui alerta a cada movimiento entre el bosque, no podia darme el lujo de bajar la guardia, y mas en estos tiempos que acotaban, no sabias si un oso, o quizá un piel verde se pasearia por aquellos parajes.

-Quiero ganarme la confianza del pueblo, a pocos kilometros de aqui se encuentra la aldea de melraba, y esos serán nuestros jabalies... 

Continue caminando internandome mas y mas en el bosque

-Comenzaremos a hacer buenas obras... regalar comida... pieles... y cuando los tengamos en nuestro cerco... actuaremos como un lobo disrazado de oveja, una pequeña y muy hermosa revuelta... el poder del pueblo stepan! y cuando todo haya terminado, tendremos el pueblo, y sus riquezas en nuestra mano... armas... armaduras... y comida... Y DINERO! 

Dije emocionado, mirando a stepan

-Que dices mi buen amigo? no necesitamos si no aquellos en los que confiemos... Un nuevo golpe, algo sutil, pero golpe despues de todo.

Caminaba mirando al frente esperando que el viaje... no tuviera mayores percances.

Finalmente llegas al Nido, aunque una terrible calma te invade apenas entras al lugar. Algo no estaba bien. Pero no podías descubrir el qué.

Diriges a Stepan a través del sitio, y te detienes a observar que la puerta de la choza estaba abierta, esos malditos descuidados podrían dejar que un oso se colase y no harían nada al respecto. Ya les enseñarías. Cuando entras te das cuenta de que no hay nadie alrededor. ¿A donde se habían ido...? Te preguntas. Mientras que avanzas con cautela por el lugar.

Stepan se encontraba callado, eso era un alivio. Parecía que finalmente había sucumbido al dolor y se había desmayado. Mientras caminas te das cuenta de que el lugar está más desordenado que de costumbre. ¿Habíais sido atacados? Lo dudabas; todavía quedaban muchas de vuestras pertenencias en el lugar, así que no podrían tratarse de saqueadores... ¿Y si habían huído? Meditaste la posibilidad, teniendo en cuenta lo que viste hoy... Era posible que aquellas criaturas hubiesen alcanzado al resto mientras que tú y Stepan os hallabais fuera. Una semilla de miedo empezaba a florecer muy en lo profundo de tus entrañas.

Depositas a tu compañero en un camastro y finalmente puedes coger algo de aire fresco. Stepan estaba ahí, tendido, perdiendo sangre poco a poco y sucumbiendo a una terrible fiebre. Y las opciones se te acababan. Malcolm, vuestro médico, se había perdido junto con el resto... y sin él tendrías que improvisar.

-Vale... esto es malo... muy malo...

dije mirando a todos lados bastante nerviosod espues de deajr a stepan en el camastro, era el unico que quedaba... si el moria, estaba solo, y no podia permitirmelo, comencé a recorrer el lugar buscando cuanto artilugio medico pudiera encotnrar, mientras aguardaba aun en mi interior una muy escasa esperanza de encontrar al medico, pero entre mas me adentraba en la casucha mas perdía las esperanzas, pero eso me dio tiempo de pensar, rememorar en los menjunjes de mi madre... recordar sus ungüentos y remedios, celidonia calendula y malva... y aloe vera con eucalipto para las heridas... dejé todo lo encontrado junto a stepan y tomé una antorcha y me introduje en el bosque, debia encontrar un poco de esto si queria salvar a mi buen amigo, el tiempo corria, y cada minuto era valioso..

Sales corriendo al bosque en búsqueda de algo que pudiese salvar a tu amigo, cualquier cosa serviría. Así que empezaste a buscar en los alrededores por componentes para tu amigo, así podrías improvisar algún apósito.

Buscaste y buscaste, pero lo único que hallabas en la intemperie eran hierbajos y frutos que no considerabas nada saludables. Entonces te diste cuenta de algo mientras observabas. No lograste percibirlo al momento gracias a la luz de tu antorcha, pero lograste divisar unas luciernagas que se iban haciendo más grandes conforme ibas avanzando. ¿Qué eran esas luces que danzaban entre los arboles? La respuesta te llegó sola en forma de grito.

—¡¡¡BERTRAND!!!

Reconociste la voz de Stepan al instante, y se empezaron a escuchar las voces de hombres que se empezaban a remover entre el bosque. Hombres que imprecaban, se daban ordenes y sobre todo, avanzaban hacia ti. ¿Eran guardias fluviales? ¿Eran otros bandidos? ¿Eran acaso esos malditos hombres mitad bestia? No podías contar bien cuantos eran. ¡Maldición, ni siquieras sabías quienes eran! Pero sabías que eran muchos. Sabías que estabas en peligro.

Sabías que tenías que salir de ahí cuanto antes. ¿Pero y que pasaría con tu compañero?

Estaba tan nercioso que el sudor comenzó a recorrer mi frente, debia escapar... o ayudar a stepan... mi mente decia escapar pero el corazon decia ayudar a stepan... pasar por tanto para terminar muerto? no... no podia ser... halle algo de calma entre la tormenta, y traté de esconderme entre la oscuridad apagando la antorcha y moverme entre los matorrales, debia salvar a stepan, era el unico camarada que me quedaba, y si fallaba, compartiriamos el mismo destino.

-Se fuerte stepan... esto solo es... una pequeña prueba..

Pensé mientras trataba de llegar a la cabaña para ayudarle.

Empiezas a correr a toda velocidad en el bosque, dirigiéndote a donde se hallaba el alarmado Stepan que clamaba por ayuda. Maldecías a todo ser viviente que habías conocido, y el que estabas por conocer. Mientras que sentías como tus pulmones empezaban a quemar por el esfuerzo de la carrera.

^[SIG]Intentas ocultarte entre los matorrales al escuchar el ruido de persecución cerca tuya, pero algo te delata. Ya sean tus jadeos, la visión de tu menuda figura entre el follaje o simplemente el hecho de que tienes una muy mala suerte. Te encuentras con tus perseguidores antes de lo esperado. O de hecho, ellos te encuentran a ti.

—¡Ya tenemos al muy hijo de puta! —Gritó un encapuchado que cargaba una horca en ambas manos. Alertando al resto.

Sales corriendo casi instintivamente en dirección a donde se hallaba Stepan, pero pronto el resto de bandidos te empiezan a perseguir. No reconoces a que grupo pertenecen, pero si sabes una cosa.

Tenías que jugar bien tus cartas o las cosas podrían acabar en ese mismo lugar.

Llegaste finalmente al refugio cuando se presentaron ante ti cuatro de esos desgraciados, dos armados con hachas y otros con horcas. Te miraban de formas despiadadas mientras que se iban acercando lentamente.

—¿Cuanto crees que paguen por este, eh Kristof? —Preguntó uno de ellos, mostrando una sonrisa desprovista de dientes.

—Ni puta idea, pero no te preocupes. Cuando lo llevemos con el resto igual y nos pagan más —Dijo aquel que reconociste como Kristof, antes de verse interrumpido por un grito procedente del interior de la cabaña, no era de Stepan—. Mierda... ¡Ese ha sido Hopps! ¡Rodeadle rápido, chicos! ¡Luego revisaremos la casucha!

Miré con ojos serios a los 4 hijos de puta mientras refunfuñaba y maldecía mi suerte, observé con cuidado la situación, estaba en clara desventaja, pero estaba claro que había sido, stepan peleaba, el carbón era un hueso duro de roer, y yo no sería menos, empuñé mi espada, y me erguí en mi alta estatura y corpulencia mirando con ojos fríos a los hijos de puta que se atrevían a compararme con un esclavo, gruñí y dejé ver mis dientes mientras abanicaba mi espada.

-^[CAR]Bien… no me encuentro de humor… suelten sus estúpidas armas, y no haré de ustedes un puré de mierda y sangre…

Les dije con mi típica voz fría y llena de odio hacia todo aquello que me tocaba los huevos.

^[CAR]La idea de un hombretón con una espada gigante y un cabreo no de todos los días era una que logró calar un poco más profundamente en la mente de los dos primeros esclavistas que se te acercaban ahora con pasos más cautelosos, miraban de un lado a otro nerviosamente mientras que se preguntaban que hacer. Aunque una figura que se apareció en el sitio logró aplacar el miedo en los corazones de los hombres.

Se trataba de un sujeto rubio con un sombrero similar al que llevaban los portadores de las horcas, que avanzaba acompañado de un último miembro de la banda y sostenía con la mano derecha un sable y con la otra una red. Su compañero, mucho más grande que él y solo un poco más alto que tú portaba una cachiporra y en la otra mano sostenía a un sabueso con una correa que no paraba de ladrar frenéticamente y dejar volando la saliva por todos lados.

—¡Muy bien, imbecil! ¡Se acabó! ¡Basta de jueguitos y de mierdas, tira tus armas al suelo y arrodillate antes de que te arrepientas!

Las advertencias del sujeto lograron animar al resto, quienes ya no parecían tan intimidados por tu interacción. Quizás era el momento de rendirse, aunque un escape también era posible... ¡Maldición, es cierto, tenían a un sabueso! ¿Quizás combatir? Las opciones se te agotaban mientras que todos los hombres daban un paso más.

Observé al gigantón rubio y sonreí, bajé la espada y le miré fijamente a los ojos con un rostro serio y comencé a parlotear.

-Parecer ser el que tira de la cadena de estos perros…

Dije mientras esbozaba una arrogante sonrisa

-Perros demasiado flacos y faltos de carácter…

Me tome del mentón aun mirándole.

-Y este es quizá el único que daría más problemas…

Miré al grandote que sostenía al sabueso

-Escucha rubio… No me arrodillo ante nadie, ni, aunque esté a punto de morir, pero, parecer no ser un inepto, enfréntame, uno contra uno… si me ganas, soy tuyo, pero si te gano… me dejaras ir a mi y al hombre de allí adentro, si es que aún vive.

Dije seguro de mi aun empuñando el mandoble en una posición de descanso.

-Y te preguntaras… ¿Qué te impide llevarme ahora? Y yo diré… nada… pero no me dejaré llevar sin pelear, y eso conllevaría matar unos cuantos, de tus hombres, incluso a todos… y quedarías tu, el perro, y el grandote… en cambio, si me vences… me rendiré sin dar problemas.

Esbocé una sonrisa mientras esperaba su respuesta

El hombre se acercó un par de pasos, claramente con una expresión de enojo en su rostro. Un rostro que antes se mostraba gélido. Lo que antes consideraste una cabellera rubia fue reemplazada por la canosa melena de alguien que parecía bastante veterano en lo que hacia. Parecía mascar de una sustancia negruzca mientras que te observó a los ojos.

—Eres un idiota con muchas ganas de morirte —Te dijo mientras que le dejaba la red a uno de sus compañeros—. Por suerte para ti, no he tenido diversión en toda la noche y esto va a ser lo más cercano que voy a tener. ¡Kristof, pasa la porra!

En un movimiento rápido su compañero le arrojó una cachiporra con refuerzos de acero en la parte superior. El cazahombres se valió de ambas armas para combatir y escupió la sustancia de mascar al suelo. Acto seguido, el resto pareció dar unos pasos hacia atrás para observar el combate. Unos negaban con la cabeza mientras que otros se animaban a vitorear.

Era el momento de sobrevivir.

Me reí a carcajadas mientras veía al anciano, podía ser veterano, pero era solo un hombre… y los hombres sangran, y yo tenia la estrategia de mi lado… nunca daba una puntada sin dedal, y sabia bien como debía proceder, ^[PER]me puse en guardia y comencé a inspeccionar el sujeto, debía hallar algo que me diera la ventaja sobre él, así pues, lo observé mientras mantenía mi guardia alta.

-Vamos Bertrand… solo es un combate más… no seas un idiota descuidado…

Pensé en lo más adentro de mi ser, mientras envolvía el colgante de mi amada en mi puño… era mi amuleto de la suerte, y sabía que nunca me fallaba.

-Vamos cariño… una más… solo una más.