Partida Rol por web

Guilty se volvió justo a tiempo para observar la reacción de Ikki, y sonrió.

Siii... esa es la expresión que debes mostrar si de verdad quieres medrar aquí.   dijo ufano y prepotente. Por ahora llenarás esa cuba como ayer cada dos días. Así aprenderás un poco de respeto por mí. Oh, y claro, así tendremos contenta a Esmeralda, ¿no crees?

El Caballero del Diablo comenzó a caminar hasta un campo cercano, una extensión pelada de roca rojiza, cuyo panorama no presagiaba nada bueno. En medio del campo de entrenamiento, se encontraba un grueso poste de madera, un viejo tronco muerto tiempo ha por algún rayo. Eel tronco disponía de un par de gruesas sogas atadas a él, y una a la otra, a diversas alturas.

Guilty se acercó hasta el tronco e indicó a Ikki que se acercara hasta él.

Ven aquí...

    -- La mencion de esmeralda alegro a Ikki y si era para mantenerla contenta cualquier esfuerzo seria bien recibido.

    -- Camino siguiendo los pasos de su maestro y cuando llego al arbol espero pacientemente las indicaciones, y si esa mirada queria esa mirada tendria.

Guilty esperó a que Ikki se acercaraa hasta el poste y le indicó señalando el mismo

colocate aquí, los brazos rodeando el tronco

La voz del maestro resultaba gélida, y su actitud parecía esperar una respuesta hostil por parte del joven muchacho. Mientras hablaba, se agachó para tomar los extremos de las gruesas sogas que estaban anudadas al tronco

     -- Sin protestar me coloco como me indica mi maestro, puede que le odie y me resulte ofensivo pero no deja de ser mi maestro.

Guilty sonrió ante la docilidad de su alumno. Bien. Parece que no tienes arrestos para protestar. Eso está bien dijo mientras ataba los brazos y las piernas del joven al tronco ennegrecido. Acto seguido , el infame caballero del diablo comenzo a golpear sin piedad la espalda y los costados del muchacho, un golpe tras otro, para asombro del pobre Ikki

El Caballero del Diablo daba los golpes sin pronunciar palabra. No parecía ni enfadado ni alegre, pero sus golpes inmisericordes prosiguieron durante mucho tiempo...

Ikki cayó desmayado al poco de comenzar la tortura. Guilty no debió continuar demasiado una vez que su víctima no podía sufrir con cada golpe.

El joven huérfano abrió los ojos en medio de la oscuridad. Estaba tumbado boca abajo. Debía encontrarse en un jergón, seguramente en su propio cuarto. Alguien le había aplicado un ungüento frío en las heridas propinadas por los latigazos, pues, aunque le dolían, no le abrasaban como el esperaba. Además quien lo hubiera cuidado le había aplicado compresas y vendas sobre las aún tiernas heridas.

     -- Intento levantarme y situarme horariamente, ademas de salir de mi cuarto si es de dia.

Aunque le costó un supremo esfuerzo, Ikki logró levantarse. Por la luz del exterior, debía ser ya entrada la mañana. Había dormido toda la noche.

En la sala común de la casa, Guitly terminaba su desayuno, mientras Esmeralda permanecía aparte, en una silla.

Vaya exclamó el fornido maestro Ya se ha despertado nuestro querido huesped. Bien, dado que no has considerado apropiado desayunar con nosotros esta mañana, lo hemos hecho sin tí. Bueno, ahora vamos a entrenar, si quieres, por supuesto. Siempre puedes marcharte a casa con el rabo entre las piernas...

     -- Sonrio, mirando a mi maestro, y digo, he tenido matronas mas duras que esto en mi estancia en hospicios, asi que volvamos al entrenamiento.

Aunque con gesto de contrariedad, Gulty acompañó de nuevo a Ikki hasta la zona de entrenamientos.

Primero quiero ver tu resistencia y velocidad  dijo señalando hacia una roca bastante lejana Correrás hasta aquel promontorio y regrearás hasta aquí. ¡Vamos!

quieres decir destreza verdad?

Aunque Ikki era un joven en buen estado físico, el calor del entorno, las heridas recibidas el día anterior y la falta de sustento le pasaron factura. Cada paso que daba le suponía un esfuerzo casi insoportable, y cuando llegó al promontorio ya estaba agotado.

El regreso fue aún peor.

Para cuando llegó a dónde se encontraba su amestro, jadeaba casi sin parar, apenas lograba mantener su corazón en su pecho.

Guilty simplemente se rio. Lamentable exclamó ¿así pretendes llegar a ser un caballero? Tienes diez minutos de descanso. Luego vuelve a hacerlo. sentenció con voz severa, mientras él se sentaba sobre un tocón de árbol muerto y sacaba una cantimplora de la que bebía sin preocuparse por derramar el agua en el suelo.

Ikki , a duras penas, comenzó de nuevo a correr hacia el lugar adonde debía llegar. Su cuerpo apenas lo resistía, pero el muchacho intentaba sacar fuerzas a base de cabezonería y un deseo visceral por no dar la satisfacción de verle caer a su maestro.

Sin mebargo, para cuando llegó al final , cayó rendido, desmayado por el esfuerzo.

Bah... exclamó una voz que creía conocer  qué lamentable

Ikki sólo logró entreabrir los párpados, vislumbrando fugazmente una figura que se alejaba...

Varias horas después, el joven abrió los ojos de nuevo. Le dolía todo el cuerpo, y sentía cómo la cabeza le palpitaba agónicamente, mientras que tenía la lengua hinchada por la sed. Ya era de noche y la temperatura había descendido bruscamente, de modo que comenzaba a tener frío, a pesar de hallarse en una isla volvánica.

No había rastro de su maestro por ningna parte.

     -- Vuelvo a la casa.

Ikki regresó a la casa, y allí de nuevo se rindió al dolor.

Los días fueron pasando y la rutina continuó igual para el joven huérfano. El infierno que Guilty desataba sobre él comenzó a importaarle cada vez menos. Una y otra vez era castigado con el látigo, una y otra vez era golpeado hasta la incosnciencia o forzado a correr durante horas sin apenas haberse alimentado.

Sin embargo, había consuelo en algunos momentos. Esmeralda, la bella hija del monstruo que era su maestro, cuidada con ternura del joven cada vez que lo necesitaba, e incluso de cuando en cuando burlaba las órdenes de su padre para esconder comida en el cuerto de Ikki.

Poco a poco, el joven fue haciéndose cada vez más resistente al dolor físico, y aguantando con mayor entereza las torturas mentales del Caballero del Diablo. ¿Pero sería capaz de aguantar hasta el final?

Ikki abrió los ojos una vez más. La paliza del día anterior aún retumbaba en sus oídos, pero sabía que con algo de tiempo, todo se curaba.

Cuando ya tenía una sonrisa en la cara, al recordar cómo Esmeralda le había aplicado un ungüento la noceh anterior, la puerta se abrió de golpe. Guilty estaba al otro lado, su máscara horrible en la cara, aquella que representaba todo cuanto Ikki estaba aprendiendo a odiawr.

¿Y bien?  inquirió furioso el maestro ¿Aún tienes ganas de reirte? Muy bien, entonces pasaremos al siguiente nivel...

     -- Ya era hora, pues este entrenamiento es el que en mi pais dan a los niños pequeños, espero que pronto empieze el entrenamiento de los hombres.