Partida Rol por web

Asiento a la idea de Saga, pero le miro sorprendido cuando empieza a hablar.

- ¿Pero qué estás tratando de decir, Saga? Será difícil, no lo dudo, pero no tenemos otra opción ni tan siquiera tiempo para contemplarla.

Sin desviar la vista de la figura que nos sale al paso, respondo a Algol:

- Claro que iremos a saludar. Pero Saga dice bien, quedaros junto a Niké. Toda diosa lleva su séquito, nosotros haremos la avanzadilla.

Suelto al caballero de Perseo y me quedo mirando la figura que se va acercando poco a poco. Nada más y nada menos que uno de los tres jueces del Hades. Sin duda un enemigo poderoso para comenzar, y eso me tenía confundido. ¿Qué sentido tenía usar una de tus más poderosas cartas nada más comenzar la batalla? ¿Se trataba de un farol? ¿Acaso intentaban acabar con esto de la forma más rápida? ¿O significaba esto que detrás de el había enemigos aun más poderosos?

Estas preguntas no paraban de dar vueltas por mi cabeza mientras me ponía entre el caballero de la Garuda y la diosa Niké tal y como había dicho Saga. Me quedaría atrás protegiendo a la diosa, al menos hasta que sea necesaria mi participación en algún combate.

-Esto... Saga, lo siento mucho, pero no pienso quedarme de brazos cruzados- te dice Niké, elevando su brazo derecho y haciendo aparecer su poderosa espada en ella. El arma relucía como si estuviese hecha de diamantes- Lo siento, pero yo no soy Saori, yo soy una mala bestia a la que le gusta combatir, y no pienso quedarme a mirar cómo os pegáis sin hacer nada por ayudaros. Y tampoco necesito guardaespaldas- les dice a Aldebarán y a Algol- Sé cuidarme yo solita.

El caballero que se aproximaba portaba la armadura de Garuda, pero no era Aiakos. Sin mediar palabra alguna, se cuadró ante el grupo, y se puso en guardia.

-No pasaréis- dijo, extremadamente seguro de sí mismo.

Sin tiempo de responder a Niké, el Caballero de Garuda llegó ante ellos, pero...

¿Qué demonios ocurre aquí?

Con aire bastante seguro de sí mismo el Caballero profirió unas palabras, pero Saga no iba a dejarse acobardar por su seguridad.

¿Ah, no? Eso ya lo veremos. ¿Y quién eres tú, Caballero?

C… como digáis señora respondo un poco en estado de shock al escuchar las palabras de Nike. Aun no me había hecho a las diferencias de personalidad que había entre ella y Atenea.

Sin embargo no digo nada ante las confiadas palabras de nuestro enemigo, simplemente adopto mi característica postura de combate cruzando mis brazos sobre mi pecho.  Puede que estemos luchando en su terreno, pero dudo mucho que aunque sea uno de los tres jueces sea capaz de vencer a cuatro caballeros y a la reencarnación de Nike.

 Como quiera señorita - le replico con desdén - al menos no es una diosa que no sabe valerse por sí misma. Sonrío. 

Le cubriremos las espaldas, de todas formas, princesita.

El caballero se cuadra antre vosotros, impasible. Parece que el hecho de tener que luchar contra un montón de rivales es algo que le resulta completamente indiferente. Desde luego, cobarde, lo que se dice cobarde, no es.

-Yo soy Gorkja, caballero de la Garuda. La reencarnación del caballero que nombró la Doncella en la Primera Gran Batalla, cuando Aiakos y Hades murieron y ella tomó el mando. Aquel que luchó junto a Perséfone, y que ahora está ante vosotros, y quien os enviará a la tumba.

Tras su escasísimo discurso, vuelve a mantenerse en silencio absoluto, y se cruza de brazos, imitando a Aldebarán.

-Nadie pasará- dice de nuevo, seco, cortante, y extraordinariamente seguro de sí mismo.

By camember at 2010-07-13

Saga avanza unos pasos situándose frente al Caballero de Garuda.

Te hará falta algo más que una simple amenaza para cerrarnos el paso. Si no quieres dejarnos pasar, te obligaré por la fuerza. ¡En guardia!

Saga se puso en posición de ataque y se dispuso a lanzar un puñetazo, pero justo en el momento en que echaba a correr hacia su adversario, tropezó con una roca del suelo que estaba tapada por la niebla.

 Conociendo de rumores el valor y poder de los caballeros que sirven en el Hades decido, por el momento, formar pareja con Saga quien parece -por su primer ataque- menos dado al combate. Supongo que tendré que echarte una mano. - le digo con sorna. Me muevo por el otro flanco lanzando pequeños y amplios ataques para comprobar la defensa del caballero rival.

-¿Eso es todo?- pregunta, sin interés, al ver los ridículos intentos de ataque de sus dos primeros rivales- Si eso es todo, un soldado de la guardia sin armadura podría ocupar mi lugar. No sois rivales para mí.

Garuda mira hacia sus rivales, tanteando a ver quién es el más poderoso de todos. Detiene su mirada ante Shaka de Virgo, el caballero más próximo a un Dios.

-Niké, mira lo que hago con tus caballeros. Voy a aniquilarlos uno a uno, comenzando por éste- extiende una mano, lanzando un torrente de energía hacia el caballero de Virgo- Los tres de oro caerán, uno tras otro, sin piedad, comenzando por los más poderosos, Shaka y Saga. No quedará ninguno con vida- parece ignorar al caballero de plata, como si por su rango no fuese lo suficientemente poderoso como para pensar en él como un posible rival.

Shaka intenta evitar el impacto sin suerte, y acaba volando por los aires mientras fragmentos de su dañada armadura caen al suelo. Tal es el poder de Garuda, como para poder tumbar a un caballero de oro de un solo impacto.

-¡Maldito seaaaaaas!- exclama Niké, fuera de sí, mientras vuela hacia Shaka- ¡Yo me ocupo de Virgo! ¡Vosotros acabad con esa bestia!

Niké posa sus manos sobre el pecho sin vida de Shaka, y eleva su cosmos, logrando que el corazón de Shaka vuelva a latir, aunque sólo por unos instantes. Shaka abre los ojos, los cierra, y expira por última vez, muriendo en brazos de Niké.

-¡NOOOOOOOOOOOOOO! ¡SHAKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!- exclama, mientras las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos- ¡Vengaremos tu muerte! ¡No habrás muerto en vano, te lo prometo!

El caballero de Virgo ha caído. De un solo golpe, rápido, con tiempo apenas para asimilar lo que acababa de suceder. Al parecer las palabras del caballero de la Garuda eran más que mera fanfarronada. Realmente poseía el poder necesario para enfrentarse a varios caballeros dorados por su cuenta.

Si el combate seguía así, la misión que se nos había encomendado sería un rotundo fracaso. Lo que estaba en juego era más importante que nuestras vidas. No podíamos fallar. Por aquellos que habían caído protegiendo a la doncella. Por Atenea. Por la tierra. Debemos de sacar a la reencarnación de Perséfone del Inframundo a cualquier precio.

No había otra salida, alguien debería de entretenerlo mientras el resto se adelantaban. Alguien que es probable que no sobreviva. Pero mi vida dejo de tener importancia desde el día que jure proteger la Tierra de todo mal. Así que con esta idea cargue frontalmente contra el caballero de la Garuda con la intención de apresarlo entre mis poderosos brazos y así darles tiempo al resto para que se adelanten. Caballeros, todos lamentamos la muerte de Shaka, pero aun tenemos una misión que cumplir. Adelantaros mientras yo le entretengo, debemos salvar a la niña cueste lo que cueste, el futuro de la Tierra está en juego. ¡Rápido!

Amigos, no perdais un minuto en lamentar mi caida. La lucha va a ser muy dura, pero debeis continuar con vuestra empresa. Perséfone os necesita, y debe contar con vuestro esfuerzo como en su momento hizo Atenea.

Mi cosmos siempre permanecerá a vuestro alrededor. Espero que os guie, y os de fuerzas.

Volveremos a encontrarnos compañeros.

Aldebarán arremete contra el caballero de la Garuda, quien se mostraba especialmente seguro de sí mismo a causa del resultado con el combate frente a Shaka de Virgo. Esa sensación de seguridad le hizo confiarse ante el que el caballero oscuro consideraba el menos temible de los caballeros de Oro.

Tauro se lanzó como una bala contra Garuda, y logró apresarlo cuando éste se encontraba tratando de escapar saltando lejos de allí. Ambos caen al suelo, Garuda bajo el peso del imponente caballero del Toro Dorado.

Saga empezó a notar que la ira recorría su cuerpo al sentir cómo Shaka exhalaba su último aliento. Sentía el odio invadiéndole, como tiempo antes ocurrió en la Cámara del Patriarca. Sus manos temblaban debido a la fuerza con que apretaba sus puños. Sus ojos comenzaban a enrojecerse. Mientras tanto, Aldebarán apresaba a Garuda aunque sin mucho éxito. Ignorando la propuesta del Caballero de Tauro de adelantarse y dejarle solo contra semejante adversario, Saga se acercó lentamente a los dos.

¡Aldebarán, no pienso irme sin antes haber acabado con este insensato! ¡Vengaré la muerte de Shaka! ¡Caballero de Garuda, VAS A MORIR!

Saga separó las piernas y elevó ambos brazos con las manos abiertas. En ambas palmas comenzó a concentrarse una cegadora luz y, entonces... ¡Explosión Galáctica! Juntó sus manos a la altura de su pecho y una gran bola de luz salió disparada de ellas en dirección a Garuda.

 Aunque tenía tantas ganas como Saga de acabar con Garuda, quien había asestado un golpe mortal contra el caballero de Virgo, decidí avanzar sin mirar atrás obedeciendo las órdenes del Caballero de Tauro y haciendo caso a mi sentido común. 

Sin duda este caballero tan sólo venía a ganar tiempo para sus huestes del inframundo. Con este pensamiento agarré a Niké y usando todas mis fuerzas la arrastré conmigo en dirección al acceso al submundo.

Sin mirar una sola vez atrás.

Saga está a punto de lanzar su ataque, pero al recordar que el caballero de Tauro está sujetando a Garuda, comprende que lanzar su explosión galáctica ha sido un error fatal. Es imposible que Aldebarán no reciba parte del impacto, como así sucede.

No obstante, el caballero de Tauro se niega a soltar su presa, y pese a quedar herido, comprende que mucho peor parado ha salido la Garuda, y la apreta aún con más fiereza contra el suelo.

Mientras esto sucede, Algol comienza a correr hacia el único templo que se ve en la zona, y en su camino arrastra a Niké consigo, pese a que ésta protesta y trata de zafarse de él.

Saga y Aldebarán se quedan a solas con Garuda, mientras sus compañeros penetran en el templo.

¡Caballero de Géminis sigue a Nike y al caballero de Perseo! Yo me hare cargo del enemigo y de vengar la muerte del Caballero de Virgo. Si el primer rival que nos encontramos posee semejante poder, el tuyo será necesario más adelante. Parte ahora y no mires atrás le digo a Saga mientras mantengo la presa sobre el caballero del inframundo pese al impacto de la explosión de galaxias.

Y tu caballero de la Garuda lamentaras el haberme subestimado, al fin y al cabo sigo siendo un caballero de oro. Puede que no tenga el cosmos de Saga o la sabiduria de Shaka, pero de entre todos los caballeros soy el más fuerte, y tu vas a comprobar hasta donde puede llegar mi fuerza digo mientras refuerzo la presa sobre mi enemigo con intencion de acabar con el definitivamente.

Saga asiente a la orden de Aldebarán. No puedo negarme a que me pida que me vaya después de haber cometido semejante error...

¡Está bien, Caballero! Te dejaré luchar solo.  Se dio la vuelta y corrió tras los pasos de Algol y Niké, a quienes no tardó en alcanzar. Niké se resistía a marchar y eso hacía más lenta su partida. ¡Algol, Niké, démonos prisa! El Caballero de Tauro se reunirá con nosotros en seguida.