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Saint Seiya: La Doncella del Inframundo

19. Esfera

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10/04/2011, 23:19
Director

En el Ánfora se encuentra el alma de Perséfone. Parece que la batalla ha llegado a su fin...

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10/04/2011, 23:20
Director

Justo en el instante en que Ikki iba a salir de la estancia, se topó en la puerta, chocando -sin tener que lamentar daño alguno- con sus compañeros Saga y Algol.

Estos acababan de entrar en la sala, presurosos, siguiendo los pasos de Niké y el resto de los caballeros.

Jabu llevaba a Verité, ya libre del espíritu maligno de la Doncella, en brazos. Estaba inconsciente.

Ikki portaba una vasija en sus manos, bañada en sangre de Diosa y sellada por Niké. Contenía el espíritu de Perséfone que había hecho transformarse a aquella cándida criaturita llamada Verité en la despiadada Diosa del Inframundo.

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12/04/2011, 18:53
Saga

Todo estaba ocurriendo tan deprisa que apenas podía comprender lo que estaba ocurriendo. Por poco no me llevo por delante a mi propio compañero, y todos parecían huir como alma que lleva el Diablo. Tan solo alcancé a preguntar sin dirigirme a nadie en concreto:

¿Qué es lo que ocurre?

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12/04/2011, 23:17
Jabu

Hemos ganado esta batalla. El alma oscura esta dentro del ánfora sellada, y Hades sigue muerto. Ahora, si queremos devolver la vida a la tierra, a niña debería de ir con su madre. 

Dijo aquellas palabras cansado. Queriendo convencerse a sí mismo de que lo que decía tenía sentido, de que de verdad habían ganado, aunque en el fondo, la perdida de tantos camaradas y amigos le hubiera supuesto un durísimo golpe a su alma. 

Además, al completar su disertación, no sabía del todo bien si era buena idea devolver a Verite a los suyos. Los dioses, en general, solo habían provocado en el recelo. Si bien era cierto que Athena y Niké no, el resto no le inspiraban especial confianza. 

Aun no sabía cómo Zeus había permitido que él y Geki acabaran con una diosa, sin impedirlo. Pero él no era conocedor de grandes misterios, solo un humilde guerrero. 

Esta había sido su lucha, se había perdido cuantas ocurrieron antes. Otras que lucharon amigos como Ikki, y sin embargo, lo que antes ansiaba demostrar, ahora era pasto del olvido. Las guerras cambiaban la luz de la gente, incluso de los ganadores. 

¿Podemos marchar sin peligro Saga de Géminis?

 

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14/04/2011, 02:17
Director

Se escuchan golpes en el pasillo. El combate aún continúa.

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14/04/2011, 15:59
Saga

Escucho atentamente a Jabu, que parece al límite de sus fuerzas. No acabo de comprender del todo lo que ocurre, pero no hay tiempo para más explicaciones.

Sí, Jabu. Aldebarán y Geki se ocupan de Minos de Grifo. Radamantis ya ha sido vencido. Si nos damos prisa, podremos marchar sin que Minos tenga tiempo de frenarnos el paso. Adelante, yo os cubriré.

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15/04/2011, 23:54
Director

Cuando los caballeros de Atenea se disponen a salir del cuarto, algo choca contra los pies de Saga, quien da un salto atrás y por poco no se lleva por delante a Jabu y a la niña. Cuando, una vez más calmados, echáis un vistazo a ver de qué se trata, os percatáis de que lo que ha entrado rodando no es otra cosa más que la cabeza de Grifo, casco incluido. Alguien parece haberla arrancado con fiereza del cuerpo del caballero del Hades.

En ese momento, entran Aldebarán, limpiándose las manos de sangre, y Geki, quien nada más entrar posa en el suelo un cuerpo decapitado que sostenía en brazos, el del juez del Inframundo.

Todos os encontráis en la sala donde reposa el cadáver de Hades. Ikki aún sostiene el ánfora, y Jabu a la recuperada niña. Parece que todo ha llegado a buen puerto, no sin haber dejado atrás a muchos buenos amigos caídos en la lucha por la justicia...

Notas de juego

Os dejo poneros al día mutuamente, pero quiero una tiradita de Percepción de todos.

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16/04/2011, 11:52
Jabu

Jabu esgrime una sonrisa algo cansada. Habían sufrido de veras para llegar a donde estaban, y sin embargo, ahora todo parecía abrirse para ellos. 

Miro de hito en hito a todos sus compañeros, aquellos con los que había empezado un viaje cruento para rescatar la esperanza del mundo. 

Cierto era que no habían acabado, que aun tenían que devolver a la joven a la superficie, al mundo, y evitar que la madre de esta, acabara con todo lo que habían jurado proteger. Pero al menos habían vencido, aunque fuera a un precio muy alto. 

Los dos fornidos santos, habían dado cuenta del último juez del Hades, sin lugar a dudas, con una táctica similar a la que habían usado el santo del oso y el mismo para acabar con la diosa, nada más llegar a los dominios de Hades. 

Ahora, con Cerbero, un aliado, que había demostrado ser una fuente de ayuda y sabiduría, habían por fin concluido lo que habían venido a hacer. 

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+5)
Motivo: Percepción
Resultado: 9(+5)=14

Notas de juego

Percepcion = 14

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17/04/2011, 15:47
Saga

Saga vio la cabeza de Minos a sus pies. Levantó la vista y contempló la expresión se satisfacción en el rostro de Aldebarán y a Geki con el resto del Caballero aún en sus manos.

Bueno, Jabu. Creo que debería rectificar lo dicho: no, ya no hay ningún peligro. Sonrió a sus compañeros. Le alegraba ver a este Juez del Hades hecho pedazos, pues en su momento él logró que Kanon recibiese una buena paliza de la cual, probablemente, no hubiese conseguido salir ileso de no ser por la intervención de Shiryu y Hyoga.

Entró en la sala, contempló todo a su alrededor para asegurarse de que no hubiese ningún enemigo escondido en las sombras, y se dirigió a todo el grupo:

Bueno, ahora que tenemos un momento de tranquilidad, creo que deberíamos descansar un instante para reponer fuerzas antes de continuar. Además, no vendría mal que nos pusiéseis al corriente de todo cuanto os ha sucedido para poder organizarnos mejor en lo que nos aguarde más adelante, Caballeros. Hablaba mirando a Ikki, Jabu y Cerbero, esperando saber con detalle cómo habían recuperado a la niña, por qué habían oído esos gritos antes de entrar en la sala, y a qué debían enfrentarse ahora.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+4)
Motivo: Percepción
Resultado: 8(+4)=12

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18/04/2011, 20:22
Geki

Geki entro satisfecho y orgulloso ante el bestial poder que podian tener los Santos del Toro y el Oso cuando trabajaban en equipo. Depositando con cierto desprecio el decapitado cuerpo del ultilmo Juez del Inframundo, el joven Santo de Bronce no tenia palabras que explicaban lo que sentia en aquel momento. Estaban triunfando, y todos en mayor o menor medida habian aportado lo suyo para conseguir dicha victoria. Si, incluso los Santos caidos.

Estaba ansioso por contar la corta batalla final que tuvo Grifo, pero prefirio que Aldebaran hiciese los cargos. Tambien estaba interesado por saber que habia ocurrido con el resto del grupo. La niña ya parecia normal. ¿En verdad ya habian ganado?.

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+3)
Motivo: Percepcion
Resultado: 4(+3)=7

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20/04/2011, 07:13
Ikki

Una vez concluido el tema con Verite y Persefone habia salido rapidamente al encuentro de nuestros hermanos que aun estaban luchando. Jabu y el resto me siguieron rapidamente y nos encontramos con Saga.

Antes de que pudieramos ponernos al corriente los ruidos del combate mas alla cesaron y una cabeza aparecio rodando por el pasillo... mi corazon se detuvo por un segundo temiendo lo peor, pero al ver que el casco y el rostro no era de uno de mis compañeros sino de un espectro de Hades (el ultimo Juez del inframundo) mi cuerpo volvio a su cauce normal.

Todo parecia haber finalizado, y aunque sabiamente Saga proponia descansar y ponernos al corriente para ver como enfrentar un proximo reto las cosas estaban complicadas como para esperar.

-Saga, si no nos apuramos todo el planeta morira por culpa de la Diosa Demeter... debemos llevar a Verite a la superficie, solo eso podra calmar su ira y devolver al mundo su vitalidad.

Dicho esto y levantando una mano para saludar a Aldebaran y a Geki que venian con el resto del cuerpo del Juez del Inframundo, espere que el resto de grupo terminara de decidir que hacer... si seguir.. o esperar.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+6)
Motivo: Perception
Resultado: 7(+6)=13

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20/04/2011, 15:04
Director

Todos estabais confiados, seguros de vosotros mismos. Ya no quedaban rivales, y todo parecía haber llegado a buen puerto. Hasta Niké se mostraba ya relajada, conversando con el resto del grupo de manera distendida.

Por eso os pilló a todos desprevenidos, y nadie captó ni por un momento lo que se les venía encima...

Todo el palacio se echó a temblar, parecía que se estaba produciendo un terremoto. Antes de que pudierais salir de allí a la velocidad del rayo, un aura indescriptiblemente poderosa os envolvió a todos. Niké trató de protegeros con su propio cosmos, pero el suyo no era tan poderoso como aquel que os estaba envolviendo en aquellos momentos.

Y de pronto ya no estabais en la alcoba de Hades. Una misteriosa sensación de ingravidez os tomó a todos por rehenes, incapaces de reaccionar ante lo que se estaba produciendo, y sin comprender por qué estaba ocurriendo todo aquello.

Al desaparecer la ingravidez, os encontrasteis todos por los suelos, jadeantes y asustados, y sobre todo confundidos.

El ánfora había caído al suelo junto a Ikki, pero afortunadamente ni se había abierto a causa de un desprendimiento del sello que no se había producido,  ni se habían roto sello o vasija. El espíritu de la Doncella seguía encerrado en el ánfora.

Verité había caído al suelo, justo entre Jabu y Geki. Antes de que ninguno de los presentes pudiera reaccionar, ni siquiera la propia niña, una fuerza desconocida la elevó por los aires y la envolvió en una esfera oscura. La niña golpeó las paredes de la esfera de aura negruzca sin ser capaz a romperla. De pronto, la especie de cápsula salió disparada unos tres o cuatro metros y se detuvo, suspendida en el aire, junto a una misteriosa figura que se veía en las sombras. En el preciso instante en que abristeis los ojos y os percatasteis de que os habían llevado al salón del trono del rey del Inframundo, dicha figura salió de las sombras y se colocó ante el trono.

-Ahora que tengo a mi futura esposa a buen recaudo- dijo, señalando a la niña encerrada en la esfera- Y con el poder y vitalidad en su plenitud que mi querida Doncella tan amablemente me ha concedido, yo, Hades, Dios del Inframundo, os condeno a muerte.

El ritual que Verité, cuando aún estaba dominada por el maléfico espíritu de Perséfone, había llevado a cabo en los aposentos de Hades, aquel que creíais haber interrumpido a tiempo, sí que había llegado a su fin. Hades había vuelto a la vida, exultante, imponente, y con la plenitud de su poder.

-Nada ni nadie podría romper esta esfera. Es más resistente que el pilar que sujetaba el templo de Poseidón bajo las aguas, y de una dureza similar al Muro de las Lamentaciones que protege este palacio. Ni mi muerte podría liberar a la exquisita criatura que ahora mismo mantiene prisionera, pues el hechizo que la mantiene ahí encerrada perdurará aunque su conjurador haya fallecido. Pero no sé por qué os cuento todo esto- sonríe maliciosamente- Si tampoco vais a salir de aquí con vida.

Hades se sentó en el trono y os miró con superioridad, mientras la esfera que portaba a la pequeña Verité se mantenía suspendida a su lado, con el rostro suplicante de la pequeña mirándoos desde el interior, aterrorizada.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d10(+3)
Motivo: Percepción Algol
Resultado: 7(+3)=10

Tirada: 1d10(+2)
Motivo: Percepción Aldebarán
Resultado: 10(+2)=12

Notas de juego

Pnjotizo las tiradas de Algol y Aldebarán para poder seguir avanzando.

 

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24/04/2011, 22:27
Jabu

A Jabu le escocían los ojos. Su mundo se derrumbaba de repente, como si siempre hubiera andado por arenas movedizas, y se hubiera olvidado, como si viviera un sueño, como si el mal nunca hubiera existido, y ellos no fueran los portavoces de la paz.

Y sin embargo, ver que Verite está encerrada, de la mano de Hades, le hizo sufrir, con un paternalismo que rayaba el absurdo, porque él era un caballero de la luz y la humanidad, no un hermano mayor, no un joven preocupado de una hermana pequeña. Y sin embargo, aunque conocía cada prioridad, cada virtud y defecto que eran parte de el, y lo hacían ser un caballero abnegado, fuerte y decidido. A pesar de todo esto, no pudo evitar que una lagrima solitaria y quejumbrosa se resbalara por su rostro, sucio y sudoroso después de haber luchado con su cuerpo y con su mente contra los mayores males que la historia de la humanidad habían producido.

Allí estaba el, perplejo con la garganta seca, con las palabras, los gritos que quería proferir muriendo, languideciendo en sus entrañas, mientras los ojos le ardían, y aquella solitaria lagrima recorría la pendiente de su rostro.

En el hades, en lo más profundo de las entrañas de la tierra. En un lugar tan deprimente, que agotaba solo de sentir a tu alrededor, de mirarlo con ojos vacios y cansados. El infierno dibujado ante ellos, que él había procurado no mirar, que había olvidado pacientemente, como si solo fuera un escenario más de aquella batalla. Como si no representara el olvido y la desesperación que suponía estar allí inmerso, en las zapas de la locura que producía, que su mayor enemigo, resurgiera con la furia de mil volcanes en una explosión de rotundidad que lo dejo seco. Seco y amargado hasta la saciedad.

Las palabras, que estaban escondidas en su cuerpo, que no podían trepar por su garganta ajada, se arremolinaban en su menta. En su sien.

¡No, no y no!, no podía hacer aquello, no tan cerca del final. No podía destruirlo todo, pero sobre todo no podía maltratar a una niña, que había sido inocente todo el tiempo. Que representaba el futuro, y era su amiga, su hermana pequeña, que le había importado tanto como Saori, como su vida, como ser un caballero del bien.

Fue entonces, cuando muerto, dentro de su cuerpo, sin saber que era el mismo el que alzaba la voz. Como un espectador inquieto que ve una mala película, escucho como su boca pronunciaba todo lo que su corazón guardaba dentro.

¡HADES!, soy Jabu del Unicornio, y soy el valedor de Verite. Acabare con tu vida, y con de todos los dioses para protegerla a ella de gente como tú. Tanto como si cuesta mi vida como si cuesta mi alma.

Ahora prepárate a morir otra vez, pero para siempre, porque no dejare de ti, ni una brizna de tu cosmos.

Los ojos, grandes, fieros, terribles del caballero de bronce se hincharon y su mentón dibujo sin esfuerzo las líneas de su borde. Marcando la convicción de aquellas palabras, que no habían dicho con serenidad ni con cabeza. No, las había dicho su propio corazón.

Aun con la lágrima prendida de su rostro, Jabu dio un paso adelante. Aquel era su combate, si había existido un fin que justificara que él hubiera sido un caballero, había sido este. Era su vida, era su muerte, y sin embargo, la abrazaba con una temeridad, y una convicción que solo podía ser retratada como de epopeya. Porque en aquel mismo instante, sin pensar en nada más.

Jabu, el unicornio, Jabu el huérfano, Jabu el fiel amigo y compañero. Jabu del Unicornio, que había vivido su vida para algún fin último que escapa a su control, había decidido sin saberlo, que no daría un solo paso atrás, que se enfrentaría  a cualquier cosa, con dolor y amor en su alma y en su ser. Roto como estaba por dentro y por fuera, y sin siquiera merecer el honor de enfrentarse a un ser divino. Y sin embargo cuando su primer pie se movió. Todo el universo cambio un poco, quizás solo una milésima, pero para el santo de bronce, aquella milésima lo era todo.

Su cosmos ardió, y se hincho, y dio otro paso más. Se encaro con su enemigo, como si solo lo conociera a él, y  nada más. Su cosmos ardió, y estallo, porque Jabu luchaba por él, y por todo. Por todos los huérfanos, y todos los niños, por todos los hombres y mujeres libres y buenos, por toda la historia. Por la injusticia que tenía que ser limpiada con su propia sangre. Jabu se iba a enfrentar a un dios, con sus manos desnudas, y sin embargo, su cosmos y el, nunca fueron tan poderosos, ni su convicción tan férrea. Hoy iba a morir, pero Hades caería con él, y no puso en duda esa afirmación que su cuerpo había formulado.

 

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25/04/2011, 17:14
Geki

La nubes de la opresion se habian corrido durante un instante dejando ver los rayos de la esperanza por un momento. Cuando los Santos de la Victoria creian haber logrado su cometido, todo se volvio a oscurecer.

Antes que nadie puediese prevenirlo ni siquiera evitarlo, los presentes Caballeros, y las dos diosas tras un extraño suceso, vieron como regresaba de la muerte el mismisimo dios de la muerte y los muertos. Hades, en todo su esplendor se alzaba una vez mas y aunque todo su ejercito habia perecido, el era mas que suficiente para llevar al mundo a las tinieblas.

Su objetivo era mas que claro, adueñarse de la pequeña Verite y volverla su esposa, como antaño habia intentando. La pobre criatura que apenas tenia conciencia de su divinidad ya habia sufrido demasiado y parecia muy lejos de descansar en brazos de su colerica madre que amenazaba con la destruccion del mundo.

Cuando todos cayeron al suelo, Geki lo hizo junto a Verite y a su otro lado lo habia hecho Jabu. Pero ninguno de los dos pudo reaccionar a tiempo cuando la pequeña fue encarcelada en aquella esfera que volo y se posiciono junto al Dios que se burlaba de ellos.

El Santo del Oso dio un puñetazo al suelo, lleno de desprecio y frustracion, y tardo unos segundos en ponerse de pie. Habian estado demasiado cerca. Habian perdido mucho, pero nunca estuvieron por rendirse, y en compensacion, la pequeña, aunque sea por unos pocos minutos, habia estado a salvo en las manos de los Santos de Athena.

Pero ahora todo habia cambiado. Aquel por lo que tanto habia peleado, habia resurguido. Y aquello por lo que venian luchando, lo habian perdido. Geki del Oso, nuevamente sintio como sus poderes y su Cosmo no era suficientes en aquella desesperada situacion. Pero cuando vio a Jabu del Unicornio, su amigo y compañero, ponerse de pie, avanzar hacia el enemigo y hacer brillar su Cosmos como nunca antes lo habia hecho, el Oso entendio que no podia permitirse ser derrotado.

Se puso de pie el tambien, y se paro justo detras del Unicornio. Aunque Jabu llevaba la pelea a niveles personales, Geki lo acompañaria hasta el final. Coloco su gran mano en el hombro de Jabu, y le dijo: -Llego el momento de hacer arder nuestros Cosmos. No permitiremos que Hades le ponga un solo dedo en pequeña Verite - y mirando por detras de su propio hombro al resto de sus compañeros, agrego, con la sonrisa de la esperanza -¿verdad?.

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27/04/2011, 22:15
Aldebaran

Cruce los brazos delante de mi rostro para protegerme de las ondas creadas por semejante cosmos cuando el suelo comenzó a temblar. A duras penas fui capaz de mantenerme en pie. Pero lo que no había conseguido el temblor lo consiguió el panorama que apareció en mi vista al apartar los brazos de mi rostro. Frente a nosotros se encontraba el trono de Hades, donde el dios del inframundo estaba sentado tranquilamente, con la oscura esfera que mantenía prisionera a Verite. Caí de rodillas presa de la desesperación. Después de tanta lucha, tanto sacrificio, tantas muertes, al final habíamos sido derrotados. Hades tenía ya a su esposa, con la cual reinaría en el inframundo, mientras Deméter hacia languidecer la tierra. ¿Acaso todo este tiempo habíamos estado sumidos en una batalla que no podíamos ganar? ¿Es este el final de la humanidad? Perdonadnos amigos, hermanos de batalla, os hemos decepcionado. No hemos sido capaces de proteger la tierra. Agache la cabeza derrotado, sumido en la más profunda de las angustias.

Pero no tarde mucho en volver a alzarla al escuchar las palabras del Caballero del Unicornio. Pese a lo desesperado de la situación, pese a que nuestro enemigo es un dios, pese a que las posibilidades de victoria son prácticamente nulas, Jabu ha decidido luchar hasta el final. Poco tarda en unírsele Geki, el Caballero del Oso, cuyas palabras comienzan a resonar en mi cabeza. No permitiremos que Hades ponga un solo dedo en la pequeña Verite, ¿verdad?

¡Por supuesto que no le permitiremos que se salga con la suya! ¡No, no y mil veces no! ¡Ningún caballero se da por vencido mientras una chispa de cosmos arda en su interior! Apreté los dientes con tanta fuerza que me sangraban las encías y tenia los nudillos blancos de la fuerza con la que estaba cerrando los puños. ¿Cómo he podido llegar a pensar que estamos derrotados? ¿Qué clase de caballero soy que me derrumbo con tanta facilidad? ¡Soy Aldebarán de Tauro, orgulloso Caballero de Atenea antes y de Nike ahora! ¡Luchare sin rendirme! ¡Hasta la victoria o hasta la muerte! Nuevamente, como ya lo hicieran en la anterior guerra santa y en ocasiones anteriores, eran los caballeros de bronce los que nos mostraban el camino. Puede que su cosmos no fuera tan tan grande como el de los caballeros de oro, pero su coraje y corazón sí que era igual, si no más grande que el de los 12 caballeros de oro.

Tienes razón Geki, no lo permitiremos respondo al Caballero del Oso imprimiendo a mi voz el tono más fuerte y poderoso que soy capaz. No cantes victoria aun Hades. Puede que no contemos entre nosotros con aquel que te hirió en la era mitológica, pero no deberías de subestimar no solo el poder de los caballeros, sino el poder del ser humano lentamente me incorporo de nuevo, posando primero el pie derecho en el suelo, para luego apoyar sobre mi rodilla ambas manos y terminar de ponerme de pie.

Los dioses os creéis superiores, creéis que tenéis el poder de hacer y deshacer a vuestro antojo. Pero hay un poder que os es ajeno, un poder que es aun más grande que el de los dioses, un poder que alberga todo ser humano lentamente, paso a paso me acerco hasta colocarme junto a Jabu y Geki. Y ese es el poder de los milagros, el poder gracias al cual los seres humanos hemos vencido todos los obstáculos que se nos hemos encontrado en nuestro camino. Ese es el poder que llevo al Caballero de Pegaso a herirte en la era mitológica. Es también el poder que nos llevo a derribar el muro de las lamentaciones en la última guerra santa. Y es también el poder que nos permitirá liberar a Persefone y devolver la vida a la Tierra.

Estire mi brazo derecho en toda su extensión señalando a Hades con el dedo índice mientras elevaba mi cosmos como nunca jamás lo había hecho hasta ahora ¡así pues prepárate Hades a probar de nuevo el poder de los milagros, el poder que permite a los humanos superar a los mismísimos dioses! ¡Adelante amigos, por Atenea, Seiya, Shiryu, Mu, Aioria y todos los que se han sacrificado para que lleguemos hasta aquí! ¡Liberemos a Verite y salvemos la tierra!

 

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28/04/2011, 11:19
Algol

 Sentí el miedo que atenazaba la boca del estómago, la energía cósmica de la entidad ante nosotros era terrible, tanto que oprimía los sentidos y confundía la mente. Sin embargo las palabras de mis compañeros me confortaron lo suficiente para dar un paso al frente y esperar la muerte a la cara, luchando como todo caballero debería hacer.

Si este era el destino que nos esperaba, lo mejor era esforzarse al máximo para no tener lamentos ni arrepentimientos en la otra vida.

Apresté mis armas y contemplé el monstruoso poder de Hades, señor del inframundo.

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01/05/2011, 23:06
Director

Cerbero se cruzó de brazos, y ni se dignó a mirar a su Dios.

-Eres un iluso, Hades- dijo, molesto- Yo, Cerbero, caballero de Perséfone, te digo que renuncies a tu afán por dominar el inframundo. Ni siquiera podrás salir de esta sala. La unidad de los caballeros que tienes ante ti es más poderosa que el más preciso de tus ataques. Su Fe es más poderosa que el cosmos más feroz entre los Dioses del Olimpo...

Interrumpió su discurso al ver que Niké se daba una palmada en la frente.

-¡Eso es, Cerbero! ¡Nuestra unidad! ¡Los caballeros de Atenea-Niké luchamos unidos por los lazos de la amistad y el poder de la justicia! ¡Yo soy la Diosa de la Victoria! ¡Yo noto su Fe, sé que es más poderosa que todos los Dioses juntos! ¡Míranos, Hades, te hemos vencido siempre que te nos has enfrentado! ¡Hemos vencido a los Caballeros Azules, la rebelión del ahora aliado Saga, a Poseidón, a Perséfone y a ti mismo en la anterior guerra sagrada! ¡Nadie puede vencer al bien! ¡Nadie puede vencer a mis caballeros, que luchan por llevar la paz y la felicidad a los inocentes!

Cerbero la miró sonriente y orgulloso. Niké agarró su espada con fuerza.

-Caballeros míos, elevemos todos a una nuestros cosmos. ¡Hemos de vencer! ¡Concentrémonos en un único ataque! ¡El definitivo! ¡Demostremos a Hades que no es el más poderoso el que vence, sino aquel que para obtener la victoria trabaja en equipo, siempre siguiendo al bien! ¡Elevad vuestros cosmos, caballeros! ¡Un último ataque conjunto!

Hades miró algo atemorizado. No se esperaba esto.

-¡Todos a una, por los caídos, por los que en todas las batallas se dejaron la vida por defender el bien y la paz! ¡Y por todos los que lo harán siguiendo nuestros pasos! ¡Por la VICTORIA!

Niké comenzó a elevar su cosmos hasta el infinito, preparándose para atacar.

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02/05/2011, 18:43
Saga

Saga se levantó algo confuso y contempló sin saber qué hacer cuanto sucedía a su alrededor. Creían haber vencido, pero tan solo había sido una mera ilusión. ¿Acaso nada les habían enseñado todas las batallas y sufrimientos pasados? Jamás te dés por vencido, pero tampoco dés nunca por ganada una batalla antes de ver cumplido su final. Habían olvidado aquella norma, quizás la más básica de todo Caballero a la hora de hacer frente a su enemigo. Y ahora estaban pagando su descuido. ¿Iba Hades a vencer? ¿Iban a caer derrotados después de tanto esfuerzo, después de haber llegado tan lejos, después de haber perdido a tantos compañeros en el intento? ¡JAMÁS! Si perder era su destino, Saga se negaba a aceptarlo. No mientras le queden fuerzas, no mientras la sangre aún recorra sus venas, no mientras el más leve aliento inunde su pecho y su corazón. Si morir era su destino, lo haría. Si morir era su deber, lo cumpliría. Pero no sin antes luchar hasta el final y dar por cumplida su redención por haber traicionado a Atenea, a sus compañeros, y haber estado a punto de hacerlo de nuevo tentado por la más bella de las diosas.

Contemplaba fijamente a la pequeña Verité encerrada, tratando inutilmente de romper aquella esfera, el rostro orgulloso de Hades... Apretó los puños con tal fuerza que sus manos y su armadura temblaban y crujían. La ira se apoderaba del Caballero de Géminis y temió volver a perder el control. Pero al empezar a oír los gritos de coraje de sus compañeros, recobró la serenidad. Y Niké, con su valor, le devolvió el orgullo. Jamás permitiría que la ira le dominase de nuevo. No podía fallar ahora a Aldebarán y los demás. Oir a Niké alzar su voz en son de la victoria infundió más ánimo a Saga del que había sentido en mucho tiempo, y volvió a hacerle sentir que podía hacer algo útil antes de morir. Y lo haría. Miró a Hades con el mayor de los odios, y le habló:

Hades, por ti hemos padecido un sufrimiento que pocos en el mundo han conocido. Pero una vez nos alzamos contra ti y salimos victoriosos. Y hoy, de nuevo unidos con el poder del amistad y la justicia, volveremos a vencer. Jamás lograrás extender tu odio sobre la Tierra, pues cada vez que lo intentes, los Caballeros de Atenea-Niké, los Caballeros de la Justicia, nos alzaremos contra ti y te derrotaremos, pues contamos con un poder mayor del que alguien como tú pueda imaginar: el poder del amor. Mientras el amor habite en nuestros corazones, jamás podrás vencer.

Kanon, ahora por fin podré limpiar el nombre de Géminis. Muy pronto nos volveremos a encontrar, hermano.

Y dicho esto, a la orden de Niké, Saga elevó su cosmos hasta el infinito. La inmensidad de su energía cósmica se extendió por todo el salón, como nunca antes lo había hecho.

Ha llegado la hora. Por Niké, por Atenea, por nuestros hermanos caídos, y por todo cuanto hay de bueno en el Hombre. ¡Por la victoria!

La luz que se desprendía de la Armadura de Géminis brillaba con más intensidad de la que jamás nadie había contemplado. Aquella Armadura, antes manchada por el odio y la traición, brillaba ahora con toda la pureza de un verdadero Caballero de Atenea.

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07/05/2011, 00:30
Director

Notas de juego

A medida que pongáis vuestros posts de ataque, hacedme una última tirada de ataque (se sumarán los valores conjuntos de todos, salvo los de aquellos que saquéis pifia, que restarán).

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09/05/2011, 14:16
Jabu

El caballero sintió su cosmos, el cosmos de sus compañeros, la energía de trabajar todos juntos contra el mal. Nadie iba a rendirse, todos estaban movidos por los mismos sentimientos. Todos querían lo mismo, la paz.

Y para ello se habían propuesto enfrentarse a un dios. A un demonio hecho de carne, que como único y ultimo fin solo quería acabar con cuanto ellos habían conocido.

Sabía que era su deber, pero al mismo tiempo estaba completamente orgulloso de ese legado que habían dejado en sus manos. Quería dar su vida sin arrepentimiento alguno, aunque fuera una futilidad, por salvar la tierra, a sus habitantes, por sus amigos caídos, por la pequeña encerrada, y sobre todo por el mismo.

Su cosmos se expandió, y dejo de sentirlo porque era tal su magnitud, que sus sentidos se embriagaron de ella. Su energía vibraba haciendo resonancia en la del resto de los caballeros. Sus ojos, no se habían movido de su presa, de su objetivo final.

Su cuerpo, lentamente, como si le costara, sintiendo que cada musculo era una montaña inagotable de fuerza. Se puso en su posición de ataque. No dudaría, no cejaría, y sobre todo, no se contendría.

Su cosmos ardió, estallo en una llama eterna de todas las tonalidades, hasta ser sencillamente luz. Estaba brillando, como un faro. El faro de la esperanza y el amor.

Concentro todo su poder, lo metido dentro de sí, lo redujo hasta el infinito, y sintió que dentro de el existían galaxias enteras, que se movían al ir y venir de su corazón. Y fue entonces, cuando entre dos latidos, dejo escapar todo el poder.

¡Galope Final del Unicornio!

Al grito de aquel ataque final, Jabu se desplazo a la velocidad del sonido, o posiblemente más rápido para acabar con Hades. No sabía que gritaba, no sabía que se movía, solo había determinación en sus puños y en sus piernas.

Nuca había sido fácil ser un huérfano, nunca fue fácil convertirse en caballero, nunca era fácil dejar marchar a los compañeros, a sus amigos, los que habían caído antes que él. No le había sido fácil nada en su vida. Y sin embargo, atacar a un dios, esta vez, era lo más sencillo, porque sabía que había vivido y padecido tanto, solo por ese momento.

Así fue como Jabu del unicornio se lanzo de frente y sin tapujos contra el dios de los muertos. Con su grito de guerra resonando en el abismo, como si fuera una bandera.

¡Galope Final del Unicornio!

  

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10
Motivo: Galope Final del Unicornio
Resultado: 8

Notas de juego

(Magia del atacante + 1d10 + nivel del hechizo) Ataque: Galope Final de Unicornio = 5+8+2= 15