Partida Rol por web

Mientras hablabais del plan a seguir degustasteis la deliciosa cena del hotel St. Mattew. De primero os sirvieron un delicioso puré de verduras.

Un poco más tarde degustasteis la especialidad de la casa, delicioso roast beef acompañado de patatas, verduras asadas y ensalada de col, regado con un delicioso mosto tinto local, que según el camarero no contenía ni una sola gota de alcohol, pero que a vosotros os pareció un delicioso vino tinto local.

Una vez terminada la cena y con el estómago lleno era el momento de decidir que haríais a continuación.

-Yo tampoco creo que Pars sea capaz de nada por si mismo... pero no estoy seguro. Hay algo en su sonrisa que no me termina de gustar. Es como si supiese algo y no nos lo quisiera decir . No sé. Dije mientras degustaba la cena que nos habían servido en aquél hotel. Cuando ví que nos servian algo parecido al vino, pedí al camarero que me sirviese una jarra de agua. Después de meditar un rato sobre que hacer comenté - En mi opinión, creo que deberíamos encontrar la manera de poder investigar más a fondo en esa sede. Pero no se me ocurre que excusa podríamos tener.

¿Qué diablos pasó allí dentro? El sargento y yo no estabamos... Daphne miró a sus compañeros esperando una explicación detallada de lo ocurrido. La comida no le había sabido a nada, es más el chuletón no le había cortado pues no quería hacer el rídiculo; además no es que tuviese hambre especialmente.

- Realmente no pasó nada de especial relevancia, cherie.- Levantó la cuchara e introdujo su delicioso contenido en su boca con una elegancia absoluta, de la que sólo un francés podía hacer gala.- Nos acomodó el Sr. Pars en unos confortables sillones, el que visteis cuando entrasteis. Todo un caballero si me lo permitís. En el hall central es donde nos dijeron que se reunían los integrantes de la asociación, no más de diez. Las dos puertas de los lados llevaban al baño y la cocina, yo mismo pude comprobarlo. La de en frente de la entrada se supone que lleva al salón de actos. Unas escaleras llevaban al piso superior donde estuvimos en la biblioteca. Allí tenían muchos libros de todo tipo, incluso el de Claypole. El Sr. Pars se lo había leído.- Eso no era muy bueno.- No pudimos ver mucho más del piso de arriba. También había unas escaleras que iban del hall al sótano. En el piso de arriba había 5 puertas contando la de la biblioteca. Si hay algo allí escondido me atrevo a pensar que esté en el sótano. Todos dimos nuestros nombres verdades si no recuerdo mal.

Roderick abrió los ojos como platos cuando la mujer habló, para acto seguido arrugar el ceño con indignación al tiempo que expulsaba el humo del cigarro con un malhumorado suspiro. ¿Era su imaginación o acababa de dudar de su buena fe? Para una vez que trataba de ayudarla... mujer tenía que ser...

- Señora Greywood... Me temo que o yo no se hablar claro o va usted a tener que lavarse los oidos... Acabo de decirle que debería tener especial cuidado con Pars y con todo lo que hace en general- dijo realmente ofendido con la actitud de la mujer para después mirar al resto de sus compañeros- Espero no ser yo el único a quien no le ha gustado Pars, demasiada amabilidad y predisposición para no conocernos de nada... venga caballeros, nos abrió las puertas de la asociación de par en par... o al menos eso fue loq ue pretendió que pensáramos. Señor Derek, a usted lo conocía perfectamente, había leido su libro y hasta nos mostró la biblioteca con todos aquellos libros relacionados con el tema... En serio ¿A ustedes le parece normal? Y no sólo eso sino que estaba encantadísimo de verla a usted- señaló con el dedo a Daphne- lo que significa que ya la conocía o al menos de oídas, ignoró el porqué pero de lo que si estoy seguro es que se alegró mucho de verla... maldita sea, eso no puede ser bueno...

Después miró a Lewis y añadió

- No va a suponer ningún problema entrar, recordad que nos dijo que podríamos ir para consultar los libros cuando quisiéramos, que estaría encantado de volver a vernos...- añadió con gesto muy serio mientras apuraba el cigarro y lo apagaba en el cenicero, al tiempo que exhalaba el humo- la cuestión es, si debemos y si podremos salir de allí... el principal problema de todo esto es que estamos dando palos de ciego y que nuestros pasos están siendo seguidos- señaló la comida- no entiendo estas atenciones ni el motivo de las mismas... y me inquieta.

-Por esta vez y tratando de no sentar un precedente, estoy completamente de acuerdo con lo que dice el señor Craven.- dijo Derek mientras se limpiaba la boca con una servilleta y pocos modales -¿No habéis notado la mofa y el énfasis que puso al describir mi libro como "muy realista aunque un poco novelado"?... CLARO QUE LO ES! Porque es precisamente eso. Y este Pars nos ha demostrado que sabe perfectamente lo que pasó en Reims, y de lo que probablemente fuesen los responsables. Alli tuvimos suerte, pero aquí es muy poco probable que una bomba vaya a caer para destrozarlo todo y que podamos encontrar las ruinas y los supervivientes.- y agrego para terminar -Y menos gracia me hizo ver en aquella biblioteca un vollúmen e "La Rama Dorada".-

Es evidente que trama algo. Coincido plenamente con Craven y con Dereck.—La diferencia entre el trato por el apellido y el nombre de pila era un indicador de la confianza que la mujer tenía con los soldados "de la aventura de Reims". Y ahora no estoy tan segura de que sea una buena idea entrar por la noche, pues sospecharan que intentaremos hacer algo parecido. Dijo usted que parecía muy satisfecho de verme "a mí", Mr Roderick...aunque he de admitir que, como Dereck soy "facilmente reconocible". Lo que tengo claro es que entonces entendió a la perfección las referencias del "gato perdido".  Sin embargo, ahora tenemos un motivo para entrar. Ese libro.

- Grrrmmmmmgrrr- gruño el sargento al escuchar a sus compañeros. 

Por lo que decían estaba claro que ese tipo les conocía bastante bien. Y no solo eso, si no que había dado detalles de su vida, cosa que le decía que les había estudiado.

La sangre empezó a hervirle al sargento y cuando escuchó a Daphne ya no pudo aguantarse más.

- Pues en mi opinión es hora de ir a verle y sacarle el por qué nos conoce tan bien- dijo sin tapujos-. Hay dos formas de hacerlo, seguir alagándonos, lamiéndonos los culos y lanzándonos piropos mientras sonreímos bobalicónamente, o bien vamos, le agarramos por la pelotas hasta que nos cuente todo lo que sabe- dijo sin inmutarse con su grave y poderosa voz-. Es posible que nos la juguemos pues puede que no cuente nada, pero no tenemos tanto tiempo y esto es lo más rápido. 

- Reconozco que este método es arriesgado y yo no tengo hijos a los que buscar y de los que preocuparme. Pero si tuviera uno, alguien ya se habría llevado una paliza hasta que me dijera que comió en su primera pascua- terminó diciendo.

Y mientras usted le está pegando el tal Deaths como venganza destripará a mi niño y al de Thorman, y os lo hará ver a través del tatuaje. —Los ojos de Daphne brillaban; llevaba mucho tiempo conteniendo las lágrimas y esperaba poder seguir haciéndolo, pero era duro. Quería estar con su hijo y con su marido de nuevo. ¿Era pedir demasiado? No. Intentad entrar esta noche. Será lo mejor.

-Y a los que no tenemos hijos...- agregó Derek tras las palabras de Daphne -... nos esperará la cárcel o el linchamiento por parte de la gente del pueblo al completo. Recordad que esta gente cuida las apariencias y está muy bien vista por aquí.-

Nadie está obligado a participar en esto, Dereck.

Las palabras resonaron como un laatigo, pero no iban cargadas de ninguna intención agresiva o acusadora. Daphne solo quería dejar las cosas claras.

- Antes de que hagamos nada, acabo de recordar que en la biblioteca, aparte de ver tu libro Derek, también me dio tiempo a ver de pasada un ejemplar de El Pueblo del Monolito, de Justin Geoffrey. También había varios ejemplares de Edward Derby, entre ellos Azathoth. Dijo a Derek.
- Sé que son libros de ocultismo pero no me dicen nada especialmente. ¿Os suenan de algo a vosotros?
No sabía de que trataban esos libros pero por alguna razón se había quedado con sus títulos.
- Por otro lado, estoy de acuerdo con Daphne. Si estos libros no os indican que debamos hacer otra cosa yo también creo que es hora de actuar drásticamente. Y miró a Highway con resolución.

Has oído hablar antes de esos libros. Aunque siempre has pensado que no existían en realidad. En algunos círculos de ocultismo son considerados algo así como una especie de santo grial. Y has llegado a escuchar que tenían el poder de trasmitir conocimientos y poderes más allá del entendimiento humano.

No sabes si estarán o no relacionados con el paradero actual de los mismos, pero de lo que estás seguro es que el amante de las ciencias ocultas que llevas dentro se muere de ganas de echarles una ojeada.
 

Mala suerte chicos
 

El gigantón no cambió su expresión fría y seria. Miró a Lewis quien había tomado la palabra y luego a Daphne.

- Lo que yo le digo es un hecho, lo que tú dices son suposiciones. La paliza se la llevaría. El que alguien se enterase o que el susodicho pudiera dar la voz de alarma es algo muy distinto- dijo refiriéndose a las palabras de la mujer.

- De todas formas podemos conformarnos con entrar y buscar. Ya habrá tiempo para sonsacar- dijo sin dobles sentidos-. Yo puedo entrar sin ser visto. Lo malo es que no sabría que buscar ni si algún libro es de...ocultismo- dijo mirando a Lewis con una mueca en la cara indicando lo incrédulo que era él referente a todo esto, hasta que le pasó lo de Reims-. Por eso necesito que alguien me acompañe o por lo menos me diga qué es lo que tengo que buscar- sentenció.

Roderick era un cobarde, él lo sabía y con el tiempo había terminado por aceptarlo... además ni tenía hijos, ni ninguno de sus familiares estaba implicado en aquel asunto... Podría dar media vuelta e irse ¿Para que arriesgarse? ¿Que iba a ganar? ¿Qué iba a demostrar? estaba claro que se habían metido en un juego muy peligroso en la que tenía todas las de perder y todo ¿por qué? ¿Por ayudar a un grupo de soldados a recuperar a sus hijos? ¿Que iba a sacar él a cambio? Lo más prudente sería marcharse en aquel momento, una retirada a tiempo era una victoria, eso era lo que siempre había creido y la razón por la que había sobrevivido en aquella ocasión...

Miró a los comensales, una fina capa de sudor comenzó bañarle las sienes, con mano temblorosa volvió a coger la pitillera y encenderse un nuevo cigarrillo... estuvo a punto de que se le callera pero reaccionó a tiempo, lo colocó en sus labios y los encendió.

"Dos opciones Roderick... entrar en el maldito club y arriesgarse a que te vuelen la tapa de los sesos... o sentirte indispuesto y largarse de aquel maldito pueblo... y luego del país... no es tan difícil..."

Aspiró el humo y lo soltó lentamente... tenía la garganta reseca de la cantidad de cigarrillos que llevaba aquel día, se un poco de vino en una copa y lo bebió de un solo trago.

"Sí, así es como conseguirás vivir... pero..."

Entonces la imagen que tantas veces le quitaba el sueño y le hacia despertarse temblando como un niño pequeño, le llegó a su atormentada mente.

"¡¡¡¡¡¡¡¡ROOOODEEERIIIIIIIIIIICK!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡RODERIIIIIIIIIIIIIICCCCCCKKKKK!!!!!!"

El grito de la mujer pareció perforarle nuevamente los oidos, haciendo que se los tapara con ambas manos como si lo estuviera escuchando de verdad.

Miró al resto de sus compañeros al tiempo que trataba por todos los medios de serenarse.

- Iré con usted Thomas...- se ofreció, tal vez la muerte sería mejor compañera que aquel espantoso chillido de agonia.

-Quisiera puntualizar un par de cosas.- dijo Derek en un tono que parecía sereno, aunque su expresión indicaba lo contrario -La primera es que esos libros que ha mencionado el señor Trohman son títulos bastante raros e importantes, y que estén allí y nos los hayan dejado ver señala que esta gente tiene acceso a un material muy poco accesible y, por algún motivo, están alardeando de ello. Puede que sea para atraernos, o para intimidarnos.... aún no lo sé. La seginda cosa....- y aquí se puso más serio y la voz le salió, inintencionadamente, más seca y cortante -... es que yo no he dicho que nos quedásemos sin hacer nada, De hecho a mi personalmente me gustaría retorcer el pescuezo de ese Pars como si se tratase de una gallina, pero debemos hacerlo con cuidado, porque me suena que un acto de esa naturaleza por aquí sería tomado como si atentásemos contra el Presidente Roosevelt.-

Una vez terminada la cena y adecuadamente equipados volvisteis a salir del hotel para volver a visitar los locales de la asociación. Como el recepcionista no estaba en su puesto no fue necesario que os inventarais ninguna nueva excusa.

Las calles estaban tranquilas, completamente en silencio. Desde la calle, la luz de dentro de las casas permitía ver a través de las cortinas lo que hacían sus ocupantes. Algunos aún estaban sentados a la mesa, otros debían estar charlando en el comedor y algunos ya se habrían ido a dormir.

Pero lo que todos los vecinos tenían en común era que ninguno prestó atención a seis extraños que caminaban por fuera justo en esos momentos, sin poder quitarse de la cabeza el extraño comportamiento del presidente de la asociación, preguntándose quién habría pagado la cena, imaginando oscuros sótanos donde estarían sus aterrados hijos llorando o escuchando dentro de su cabeza estridentes gritos de mujeres.

Cuando llegaron al local de la asociación, la vivienda estaba en silencio, al igual que el resto del barrio, y completamente a oscuras. ¿Estarían los presuntos asesinos de los inmigrantes esperando su entrada para capturarlos o era tal y como parecía y allí no había absolutamente nadie?

Wood estaba nervioso y dubitativo, lo cual no era bueno cuando llevabas una pequeña pero mortal escopeta bajo el abrigo. Una cosa era usarla en defensa propia cuando iba a por drogas que no podía conseguir legalmente, pero aquello era un barrio residencial de un pueblo aparentemente de lo más tranquilo e iban a cometer allanamiento de morada.

¿Cómo iban a entrar sin despertar al vecindario? En la asociación no parecía haber nadie. Trataba de pensar en los niños raptados y en los asesinados para decirse a sí mismo que aquello estaba bien y era necesario. Si no lo hacían ellos nadie lo haría.

- ¿Cómo vamos a hacer? - No solía irrumpir en las casas ajenas.-Alguien debería quedarse vigilando fuera. Quizá dividirnos en un grupo que vaya al sótano y otro al piso de arriba. Robar alguno de esos libros puede despistar a la policía si no encontramos algo más, aunque habiendo visitado la biblioteca seríamos unos de los primeros sospechosos. Quizás no deberíamos tocarlos- Dijo con preocupación pues todos habían dado sus verdaderos nombres.