Partida Rol por web

En cuanto fijaste tu atención en ellas supiste que no lo deberías haber hecho. Las columnas estaban grabadas con representaciones de los más extraños y grotescos seres.

Bestias enormes formadas a partir de tentáculos con forma de soga, llenas de bocas que rezumaban una especie de babas goteantes. Seres vagamente antropoformes con cabeza de pez y ojos saltones sin parpados que nunca se cerraban, que parecían mirarte en lo más profundo de tu alma. Algunos con cuerpos de crustáceo que estaban provistos de algunos pares de aletas o alas membranosas y varios grupos de miembros articulados. En el lugar donde podría encontrarse la cabeza había una especie de elipsoide retorcido. Y otros sin forma ninguna o que podían adoptar miles de ellas a la vez.

No sabes cómo, pero algo dentro de ti te dice que es posible que en algún lugar del universo esos seres existen en realidad, esperando las órdenes de sus amos que les indiquen que deben acabar con la especie humana y que todos los miembros de la compañía Rainbow estáis relacionados con ellos de alguna siniestra forma.

Tan asombrado me encontraba con el descubrimiento de la lista que las palabras de Derek me sobresaltaron de tal manera que casi pego un grito.
- Joder Derek. Casi me matas del susto. Protesté al recuperarme.
- Mira esto. Le digo entregandole la lista.
- Todas las fechas coniciden con las de los asesinatos. Y a todas ellas asistieron Deaths, DiCaprio y el propio Pars.

Cita:

Sin perder más tiempo subisteis a buscar a vuestros compañeros. Los niños no estaban allí y debíais decidir si ir con la información sobre lo que había en el sótano a la policía o esperar a tener más pruebas como había sugerido el sargento Highway.

La puerta del salón de actos estaba abierta y dentro de él estaban hablando Claypole y Trohman, que sujetaba un papel en la mano derecha que enseñaba a Claypole.

Mientras habláis sobre la coincidencia de fechas entre los asesinatos en la zona de la bahía y las conferencias que habían dado los miembros de la puerta y la llave, escucháis a vuestros cuatro compañeros subir por las escaleras. Cuando están lo suficientemente cerca como para ver sus caras, sabéis que han debido descubrir algo muy desagradable allí abajo. Sus rostros y sus ojos hablan por si solos.

Iba a contarles a los demás lo de la lista cuando de repente vi las caras que traían.
- ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que habéis encontrado ahí abajo? Pregunté con la esperanza de que la respuesta no fuera:"a nuestros hijos".

- Es horrible.- Contestó Steffan a Trohman.- Hay una habitación, con una especie de altar, toda llega de sangre reseca y el símbolo de nuestro tatuaje esta allí grabado. Aquí corremos un grave peligro.

Highway se giró y vio que dos de sus compañeros miraban las columnas que él mismo había dehechado observar. Pero cuando los dos parecieron ver algo errorífico en ellas, tanto para dejarles blancos y hacerles caer, el sargento gruño.- Grrrmmmm.

Acercándose a ellos, les ayudó a incorporarse mientras se limitaba a decir.- Vamonos de este infierno de sitio- dijo sacándoles de ahí.

Al salir, comprobando que todo estaba en su sitio, hasta la tres túnica que estaban en el perchero, el sargento metío la llave en la túnica donde la había encontrado y salió a la bodega y cerró el mecanismo que abria la estancia oculta.

- Si habéis descubierto todo lo que debía descubrirse, es hora de marcharse- les dijo al ver que traían con sigo un papel en la mano, recordadndoles que no disponían de mucho tiempo.

Daphne tenía los ojos desorbitados por la escena y por lo que había visto en las columnas. No obstante, cuando Highway habló no pudo evitar responderle. La mujer temblaba de horror y de ira. La mujer se quitó la túnica mientras hablaba y la colgó en su sitio. 

Creo que estoy empezando a entender sus métodos, sargento...y podríamos aplicarlos con el teniente DiCaprio.

- Ya me lo explicarás fuera- respondió serio a Daphne mientras le ayudaba a salir de la bodega.

El sargente preveía que no les quedaba mucho tiempo. Habían estado más de lo que hubiera deseado dentro de la casa, y por si fuera poco, habían entrado de una manera abrupta. Era posible que algún vecino les hubiera escuchado y hubiera llamado a las autoridades, con lo que les quedaba muy poco tiempo.
 

-Es una pena no tener explosivos para hacer volar todo esto cuando esos hijoputas estén dentro.- dice Derek mientras se va preparando para salir de alli.

-Tiene razón el sargento, vamonos a un lugar seguro y hablemos del tema.-

Roderick había subido tan rápido como le habían permitido sus pies, tenía el rostro totalmente descompuesto, con los ojos desencajados y perlas de sudor frio en la sien, era presa de un claro nerviosismo.

- No nos demoremos por favor... este antro parece la boca del mismo averno- susurró apremiando a sus compañeros mientras se adelantaba hacia la salida, necesitaba aire, necesitaba echarse un buen cigarrillo a la boca y ahsta una buena copa de coñac, pero sobretodo necesitaba salir de allí cuanto antes.

Estando de acuerdo con Claypole con que debían quemar todo aquello, sabía que debían salir corriendo de allí. No tenían tiempo y ya habían tentado a la Suerte demasiado. Sin más emprendió la huída.

Si había algo que todos teníais claro en esos momentos era que debíais abandonar aquella casa lo antes posible y marcharos a un lugar seguro para evaluar vuestros siguientes pasos.

La macabra sala oculta tras una de las paredes de la bodega que había en es sótano, unido al documento que llevaba Trohman en la mano con las fechas de las conferencias que habían efectuado los miembros de la asociación eran motivos más que de peso para acudir a la policía para que interviniera. Pero por otra parte, como algunos temíais, poner sobre aviso a aquellos asesinos solo podía hacer que fuese más difícil encontrar a vuestros hijos.

De todas formas, la rotura del cristal, las pisadas que con toda seguridad habéis dejado en el sangriento suelo del sótano, junto con los tres libros que Claypole había substraído de la atestada y desordenada biblioteca de la asociación hacían que no pudieseis alargar lo que fuera que tuvieseis intención de hacer. Pars os había reconocido esa tarde, y no habría de ser muy listo para unir la entrada clandestina en su local con vosotros. Los siguientes movimientos había que realizarlos esa misma noche o mañana por la mañana a más tardar, o podíais despediros del posible efecto sorpresa.

Casi sin hablar entre vosotros, vuestros pasos os llevan al hotel, el único lugar que podéis considerar seguro de todo aquel pueblo. Sin saber lo equivocados que estáis.

Cuando estáis a pocos metros de la entrada, de dentro del hotel salen seis hombres con pinta de tipos duros, vestidos con largas gabardinas con las que intentan ocultar sin mucho éxito las armas que llevan. Uno de ellos resulta ser un viejo conocido vuestro.

Tengo que reconocer que no espera que llegarais hasta aquí. Os felicito- Dice con una maquiavélica sonrisa en los labios.- Tampoco esperaba que después de la deliciosa cena a la que os hemos invitado quisierais salir de visita nocturna a nuestra asociación.- Dice señalando los libros que lleva Claypole bajo el brazo.- Pero tengo el enorme placer de informaros que vuestro camino acaba aquí. El jefe no quiere que sigáis metiendo vuestras narices en sus asuntos.

Gira la cabeza a un lado y a otro para decirle a los hombres que le acompañan.- Ya sabéis lo que hay que hacer.

Los tipos que le acompañan no necesitan nada más para sacar las escopetas y los revolveres.

Daphne sacó la pistola del bolso y sin pensarlo descerrajó 3 tiros al teniente Di Caprio. La  mujer permanecía erguida apuntándole mientras las dos primeras balas lo rozaron y la tercera se estrelló contra la pared. Por sus movimientos se veía que antes de haberse quedado sin brazo tenía buena puntería, pero la falta se hacía ahora evidente.COn la mirada buscó rapidamente algún lugar donde parapetarse.

Al capellán no le había dado tiempo para encenderse un nuevo cigarrillo, continuaba tan tembloroso y nervioso como cuando se le ocurrió la mala idea de echar un vistazo a aquellas malditas columnas.

 Él no era un hombre de acción e incluso solía ser de naturaleza cobarde, pero aquella situación requería una acción rápida, de manera que cuando vio a aquellos individuos descargó sin pensarlo un derechazo hacia el que más cerca tenía, sin embargo los nervios y la premura le hicieron jugar una mala pasada golpeando al aire en vez de a su oponente y haciendo que perdiera ligeramente el equilibrio. Por un rabillo del ojo vio como la mujer disparaba con tan poca suerte como la suya... si él tuviese un arma tal vez podría tener algo de más suerte... ¿Un arma? Claro que tenía una... con todo aquel ajetreo se hbía olvidado que portaba un revolver en el bolsillo. De manera que sin dudarlo lo sacó y apuntó al maldito italiano... matar estaba prohibido, el único que tenía derecho sobre la vida y la muerte era Dios, pero aquellos hombres no merecían su perdón.
 

Los acontecimientos se precipitaron ante sus ojos sin que pudiera siquiera pensar en cuál era la mejor forma de actuar. La visión de aquellos matones le hizo estremecerse de miedo. ¿Es que iban a iniciar allí un tiroteo? VEr que estaban armados corroboró sus miedos. Iban a morir. Los disparos de Daphne no calmaron sus nervios, precisamente. Había recorrido todo el camino desde la asociacion al hotel sujetando fuertemente su recortada bajo la chaqueta. Ver la sonrisa maliciosa del italiano fue lo que le hizo decidirse a disparar. Si moría al menos se llevaría a ese hijo de puta italiano de mierda consigo a la tumba.

- ¡Va te faire enculer, fils de pute!*

Al ver los tipos con gabardina, en la que mal-escondían un arma, saliendo del hotel al lado de DiCaprio, por precaución echó mano de su pistola.

La cosa se puso mala cuando el spaguetti decidió ir a por ellos. Así que el sargento no se lo pensó, sacó su arma de descerrajó tres tiros sobre tres de los matones a los que tenía muy cerca. Y su sorpresa fue satisfactoriamente dulce cuando escuchó el sonido de armas disparándose por parte de sus amigos.

En un único movimiento, Derek dejó caer los libros y la muleta al suelo mientras daba un salto hacia el costado volviendo a equilibrarse rápidamente con su única pierna (se notaba que era un movimiento practicado durante bastante tiempo); entonces sacó su arma y disparó contra el matón que tenía más cerca, pero la oscuridad, los nervios, y que esta fuese una situación real y no una de sus simulaciones paranoicas tuvieron su efecto, y el disparo pasó silbando bastante lejos de su objetivo, dejándole apenas tiempo para dejarse caer al suelo.

Los revólveres y las escopetas empezaron a escupir fuego y una tormenta de proyectiles se formó en aquella calle.

La mayoría de los primeros disparos fueron para la persona a la que más odiabais en aquella calle. Craven le acertó en el hombro derecho justo antes de que su revólver se encasquillara. La cara de DiCaprio fue una máscara de frustración los pocos segundos que pasaron entre su disparo fallido y que Wood le abriera un agujero del tamaño de un puño en su estómago. DiCaprio se desplomó en el suelo boca abajo mientras la sangre y las vísceras comenzaron teñir el asfalto de rojo.

Luego llegó el turno de disparar a los matones que acompañaban al ya difunto ex-teniente, pero la mayoría eran tremendamente malos con las armas de fuego que empuñaban y solo Trohman recibió un pequeño rasguño en un brazo.

Vuestros disparos de respuesta no se hicieron esperar. Mientas el sargento acababa limpiamente con la vida de uno de ellos con dos precisos disparos, el capellán acertó a uno de los que llevaba escopeta. El hombre no pudo soportar el dolor que le produjeron las balas y cayó al suelo en estado de shock, aunque su vida no correría peligro de momento.

Por su parte, Claypole, una vez abandonada su muleta y tendido en el suelo pudo hacer gala de su puntería y consiguió acertar por dos veces a otro de los matones.