Partida Rol por web

Al poco de entrar me quedé guardando la puerta por si venía alguien. En la penumbra me fijo en la puerta del salón de actos y me acerco para comprobar que esté cerrada y no pueda aparecer nadie por ella. Giro el picaporte e intento abrir.

Apartando tales pensamientos de su mente el sargento sigue buscando un posible mecanismo que abra la otra puerta. De vez es cuando se detiene en un itento de escuchar lo que pudiera acercarse en cualquier dirección.

En uno de esos silencios el sargento parece vislumbrar una idea de como abrir la puerta.- Tal vez se abra cuando la otra se cierra... o tal vez no- murmura un tanto confuso.

Daphne cruzó la mirada con Stephan. No era bueno que no hubiese nadie vigilando, pero tampoco era muy apropiado subir a buscarlos y si el capellán había hecho eso, el asunto debía ser importante. De acuerdo, pero... no debería vigilar alguien....ah...¡diablos! serán tan solo un par de minutos. Daphne se levantó y se acercó a la ventana pasando con no demasiado garbo mientras procuraba que el vestido no se levantase demasiado al pasar la pierna al otro lado.

Steffan ayudó a la mujer a pasar por la ventana rota y luego hizo lo propio. La curiosidad pudo más que la precaución. ¿Qué habrían encontrado? No podrían ser los niños pero el turbado rostro de Craven no dejaba lugar a dudas de que se trataba de algo importante. Habían acertado suponiendo que lo jugoso estaría en el sótano.

La frente de Craven estaba perlada de un fina capa de sudor frio, no le gustaba nada de lo que estaba pasando pero estaba tan metido en ello que no le quedaba más remedio que seguir...

- En el sotano hay una bodega.. pero no van a creerse lo que el señor Highway ha encontrado.. el problema es que hay una puerta cerrada que impide avanzar... pero será mejor que juzgen por vosotros mismos... de lo que si estoy seguro es que nos hemos metido en la boca del lobo...-informó el capellán muentras ls conducía al sotano y se secaba la sudor con la manga de su diestra.

Buscaste y buscaste un posible mecanismo que pudiera abrir la puerta cerrada, pero no encontraste ninguno. De repente una idea llegó a tu cabeza, e inmediatamente te pusiste a tocar las túnicas, a veces las ideas más simples eran las correctas. Y esta vez era una de esas. Guardada en un bolsillo interior de una de las túnicas había una llave metálica que seguramente abriría la puerta.

Escuchaste pasos a tu espalda y te giraste para ver que Craven había vuelto junto con Daphne y Steffan.

Siguiendo a Craven bajasteis por las escaleras hacia el sótano, mientras que Trohman se iba a explorar el salón de actos.

Como había dicho, allí abajo había a pesar de la ley seca, una bodega privada y en una de las paredes hay una puerta secreta, que se abre accionado un mecanismo oculto que da acceso a una pequeña habitación donde hay tres túnicas negras colgadas de un perchero.

En el medio de la pequeña habitación está el sargento Highway, con cara de suficiencia y una llave metálica en la mano.

Mientras tú abres la puerta del salón de actos tus tres compañeros bajan al sótano. La casa es muy grande y el tiempo corre en vuestra contra, por lo que no podéis ir en grupo a todos lados. Claypole está en el piso de arriba, así que decides que tú terminaras de registrar la planta baja.

Tal y como había dicho el señor Pars lo que hay tras la puerta es un salón de actos. Hay una tarima elevada, desde donde el orador puede hablar al público o donde incluso se pueden representar alguna pequeña obra de teatro. La sala está llena de cómodas sillas donde los espectadores pueden sentarse, pero aparte de estas cosas nada más llama tu atención y por supuesto no hay ningún rastro de actividades ilícitas. Lo que cada segundo que pasa parece indicarte que esto es una completa pérdida de tiempo.

A tu derecha hay una puerta cerrada aunque sin cerrojo que parece ser la única habitación que te queda por revisar.

Pues la puerta se abrió y, sin pensar que me había quedado solo, accedí al salón de actos. El salón de actos estaba en perfectas condiciones y a simple vista no encontré nada relevante. Observé las paredes por si había algún cuadro que me sugiriese algo...
En la pared derecha había una extraña puerta. Parecía no tener cerradura, ni picaporte. No se me ocurría como abrirla y simplemente le dí un empujón.

Thomas comenzó a rebuscar entre las túnicas y al parecer esta acción tuvo premio. En una de ellas encontró una llave. No sabía si abriría la puerta que se cerraba delante de él.

Pero un sonido le hizo volverse. Como un resorte el sargento se llevó la mano al arma para afrontar el posible peligro que pudiera venir por su espalda.

Al ver quien era los que se acercaban, Thomas se relajó y dándose la vuelta dijo:

- Démonos prisa. veamos que se esconde tras la puerta.

Tras esto el gigantón buscó la cerradura para esa llave y se preparó para abrir la puerta.

Tentado estuvo Steffan de pararse a examinar los preciados elixires de la secreta bodega del sótano de la asociación. Se hubiera indignado porque Pars se había callado todo aquello. Pero no tenía tiempo para el disfrute. Highway les apremiaba y con razón, estaban cometiendo un delito y jugándosela con unas personas que no dudarían en matar.

- Sí, abrámosla de una vez y acabemos con esto cuanto antes.- Dijo sujetando con fuerza la recortada que escondía bajo la chaqueta. Les habían dicho que la puerta estaba cerrada pero el militar les sorprendió habiendo encontrado la llave en lo que ellos tardaban en bajar.

El capellán resistió el impulso de echarse un nuevo cigarrillo en la boca, no deseaba saber lo que había tras aquella puerta pero no saldría corriendo... no en aquella ocasión... aún le resonaba en los oidos el grito de la mujer, aquel grito de auxilio que nunca llegó y que lo estuvo atormentando todos aquellos años.

 De manera que armándose de valor dió un paso al frente.

- Terminemos de una vez, abra la puerta o la echaré abajo de una patada...- "Que el Señor nos asista, mejor no pienses en lo que hay dentro Alea Jacta Est..."
 

Daphne estaba pálida y temblaba de puro terror. Temía por su vida, por la de su pequeño y por lo que se avecinaba. Pero no podía, no podía quedarse atrás. Con paso duditativo se acercó a las túnicas y luego se alejo. Finalmente se volvió a acercar y, decidida cogió una de las tres prendas. Tras ponersela les señaló a los compañeros las ropas. 
Si nos encuentran, nos haran ganar unos segundos muy valiosos....Por cierto, ¿Dónde está Claypole?

La idea de hacer una visita a la asociación sin dejar rastro quedó atrás cuando Craven rompió el cristal de la ventana que da a la calle, así que reventar una puerta interior tampoco marcará una enorme diferencia.

Con el hombro y cogiendo algo de carrerilla intentas abrir la puerta, pero esta resiste tu envite. En ese momento te das cuenta que la puerta tiene un picaporte, si no lo has visto antes es seguro a la poca iluminación que hay en la sala. Intentas girarlo y este responde a tu movimiento.

Al otro lado hay una especie de oficina, con una mesa de despacho, y una estantería llena de archivadores con documentación a la que sería interesante echarle un vistazo. También hay una puerta, mucho más fuerte y resistente que la que acabas de abrir y que por su ubicación sabes que da directamente a la parte trasera de la casa. Tal vez fuera la puerta que oísteis cerrarse en vuestra visita vespertina.

Claypole subió a registrar el primer piso

De las cinco habitaciones que había arriba ya habías registrado tres de ellas cuando oíste un ruido sordo en la planta de abajo, como si alguien estuviese intentando abrir una de las puertas a golpes y empujones en lugar de girar el picaporte.

No habías encontrado absolutamente nada de utilidad en ninguna de las dos habitaciones en las que habías entrado, la primera de ellas era un comedor con una enorme mesa central en la que podían servirse hasta veinticuatro comensales. La segunda era una pequeña cocina completa.

Aún te quedan dos habitaciones por registrar, o tal vez deberías prestar a tención al ruido que viene de la planta baja.

Roderick torció el gesto cuando la mujer sugirió que debían ponerse las túnicas, no tenía bastante con meterse en aquel sitio sino que ademásiba a tener que ponerse aquella ropa apestosa de Dios sabía quien... de eso nada hasta ahí podía llegar.

-Señora Greywood hay tres túnicas y nosotros somos cuatro, me temo que debo rehusar a usar esa... salvaguarda... Claypole está arriba con el señor Throman, nos dividimos para ahorrar tiempo, Claypole se ofreció para leer los libros de la biblioteca e inspeccionar esa planta.

"Pero que está pasando ahí?" se sobresaltó Derek mientras se asomaba al salón de abajo.

Highway abrió la puerta con la llave que había encontrado en la túnica e inmediatamente un fuerte olor a matadero llenó vuestras fosas nasales. Aquel sótano olía como si hubiesen desangrado allí dentro a decenas de personas.

La habitación es una sala bastante amplia totalmente cerrada si exceptuamos la puerta por la que habéis entrado en la que hay seis columnas formando un circulo. En el centro de dicho círculo hay una especie de altar.

El suelo está lleno de charcos de sangre seca y coagulada. También hay restos de esa sangre salpicando las paredes, el techo, el altar del centro e incluso en las columnas.

Con la poca luz que tenéis, necesitaréis entrar en el interior de la sala para hacer un examen más exhaustivo.

Craven nada más respirar aquel olor quedó totalmente petrificado, miró el interior con los ojos desencajados  mientras una sudor fria comenzaba a recorrerle la espina dorsal, jamás había sentido tanto miedo y asco en su vida... y eso que aún no había entrado por completo en aquella sala de los horrores. El capellán quisó retroceder, no quería seguir allí, no quería saber lo que estaba pasando... pero denuevo le comenzaron a llegar los ecos de la voz de la mujer y recordó el porqué habían ido hasta allí...

- Los niños... los niños... Dios bendito que no esten aquí...- y movido por un empuje que jamás habría creido posible en él se adelantó en la sala rogando al cielo que en aquella carnicería no estuvieran implicados los niños.