Partida Rol por web

Malnacidos...

Daphne volvió a respirar  y apuntó de nuevo a los matones. El asqueroso teniente había caido a pocos metros de ella, y sintió como la tristeza le invadia. Cierto que había odiado a ese hombre desde Paris, pero ahora que había muerto... Daphne disparó de nuevo y falló. Además había otro problema. Se había quedado sin munición. La mujer por tanto procedió a parapetarse mientras los tiros seguían sonando

¡¡ dejad a alguno con vida!! gritó de pronto, consciente de que muerto DiCaprio sería el único que pdoría darles información sobre los niños.

Steffan se dejó llevar por el frenesí. Estaba fuera de sí. El pelo que normalmente llevaba pulcramente echado para atrás caía ahora desordenado sobre su frente sudada. Sus ojos estaban desencajados y apretaba los dientes para no gritar.

¡¡PUM!!- Disparó de nuevo su recortada hacia otro de los matones. No oía a la mujer, ni se acordaba de los niños, ni pensaba en lo que le pudiera pasar. Sólo era conciente de que quería salir con vida de allí.

Highway se encontraba en su salsa. Pese a que las balas silbaban en su derredor amenazándolo con una dolorosa muerte, el sargento se mantuvo en su posición mientras continuaba haciendo "hablar" a su arma.

Craven escuchó a la mujer decir algo sobre que dejaran a alguno con vida, pero la adrenalina del capellán estaba tan alta y el peligro de muerte hacia su persona, tan elevado que terminó por realizar otros 3 disparos más, el resultado fue tan desastroso como el estado de nervios en el que se encontraba, pues dos de ellos hicieron blanco en una pared y una pobre lámpara que se cruzó por el camino,  sim embargo la temblorosa mano de Roderick si que fue capaz de atinar con el último disparo.

Desde su posición en el suelo, Derek apuntó cuidadosamente a uno de los matones que aún estaba en pie y disparó, rezandlo para que a nadie se le ocurriese rematar al que había caído inconsciente.

Hicieron falta menos de veinte segundos para dejar más que claro de aquellos pueblerinos no eran rivales para seis miembros del ejército estadounidense. Sus cuerpos habían caído al suelo donde yacían en esos momentos sin vida.

Excepto por uno que antes de ser abatido, consiguió acertar con su pistola nuevamente a Trohman en un hombro, el resto ni tan siquiera tuvo opción de disparar una segunda vez contra vosotros.

La paz reinaba nuevamente en la calle, pero sabíais que no duraría mucho. Y más pronto que tarde, alguien alertado por los disparos llamaría a la policía. No había forma de demostrar quien había sido el primero en disparar o si vuestros disparos habían sido en defensa propia. Lo que si que estaba claro que ellos eran del pueblo y vosotros unos simples forasteros. Os tocaba mover ficha con rapidez.

Derek se puso de pie de un salto, recogió los libros y la muleta y dijo, mientras señalaba al inconsciente:

-Vámonos de aquí... y no al hotel. Y llevémonos a ese.- agregando al mirar un poco al resto del grupo -Ya veremos cómo arreglamnos a Lewis.-

Steffan guardó la escopeta bajo su chaqueta  y se arrodilló rápidamente sobre el cuerpo inerte y pringoso de sangre del italiano. Registro su cuerpo en busca de la cartera y cualquier cosa que pudiera serles útil.

- ¡Oh, Dios mío! ¡Qué hemos hecho!

No sabía por qué pero el único sitio al que se le ocurría ir era a la asociación.

Por una vez estaba de acuerdo co Derek, debían salir de ahí de inmediato. Pero una cosa era de inmediato, y otr a lo loco. Así, el sargento ducho en la organizción táctica miró a sus compañeros y empezó a dar órdenes.

- Steffan y Róderick. Subir a las habitaciones y recojed nuestros enseres. No los podemos dejar ahí. Nos buscarán y darán con nosotros, pero no debemos dejárselo fácil.

- Derek. Vi a Dicaprio conducir un automovil. Seguramente esté cerca. Ve a ver si lo encuentras y si es así haznoslo saber.

- Daphne. Hiciste de enfermera en Francia. Es hora de que te acuerdes de ello y pares la hemorragia de Lewis.

- Yo mientras buscaré las lleves el coche y les despojaré de las armas. Seguramente las necesitemos. Luego ataré al incosciente y lo llevaré hasta el coche.

- ¡Vamos!- gritó para que se pusieran en marcha.

Viendo lo que estaba pasando y que se olvidaban de lo  más importante Daphne se acercó furiosa al hombre inconsciente y le propió una fuerte patada antes de agacharse y agarrarle del cuello. ¿DONDE ESTÁ MI HIJO?¡DONDE ESTÁN LOS NIÑOS? En aquel momento el sargento le habló diciendo que tenía que parar la hemorragia de Lewis y tras lanzar una mirada envenenada al hombre siseó De acuerdo, pero que alguien saque la información a este bastardo. Al contrario que Wood no estaba ecandalizada por lo que acababan de hacer, solo asustada. El miedo y la angustia era lo que guiaba en aquel momento a la mujer, qeu no tenía tiempo de pararse a pensar en las implicaciones morales.

Daphne se acercó a Lewis y trató de parar la sangre que brotab. Afortunadamente la herida no parecía muy grande, pero poco era lo que podía hacer allí, a mano descubierta. No puedo hacer nada con él aquí. ¿Puede caminar Lewis? Saldremos y le atenderé fuera... lejos de esa escoria. Y tengan cuidado. Recuerden al bastardo de Reims...

No me había sobrepuesto del primer disparo cuando recibí el segundo. Por no moverme. - ¡Joder, como duele! Dije llevandome la mano a la zona del impacto.

Al oir a Daphne, reaccioné y me puse de pie con cierta dificultad. - Si, puedo caminar. Creo que sólo me ha rozado.

Nada más termina Highway de mencionar de las llaves del coche de DiCaprio cuando Wood acaba su búsqueda entre las ropas de DiCaprio. En sus manos, ahora ensangrentadas, hay una cartera y dos juegos de llaves, el primero de los cuales parece pertenecen a un Ford-T mientras el otro son sin duda las llaves de una o varias casas.

En la cartera, aparte de unos pocos billetes hay una tarjeta de visita, que informa a todo aquel que la lea que Luigi DiCaprio es el secretario personal del señor Deaths.

Por otro lado, Daphne descarga su frustración con el tipo inconsciente y aunque le golpea con todas sus fuerzas, su vida no corre peligro, aún.

Roderick que se había quedado paralizado por el espectáculo en que él mismo acababa de participar, consiguió reaccionar ante la necesidad de moverse con rapidez, de manera que guardó su arma ignoró las ordenes de Hogway y se arrodillo junto a Lewis al tiempo que sacaba un pañuelo y una petaca con licor que atesoraba sin que nadie, hasta aquel momento se hubiera percatado de que la llevaba guardada en uno de los bolsillos de su chaleco.

- Lewis beba un poco, le vendrá bien- le dijo ofreciéndole un trago para después verter el alcohol en la herida para limpiarla y echarse él mismo otro trago.

Acto seguido comenzó a aplicarle un torniquete manipulando el pañuelo con rapidez y decisión.

Al ver que cada uno hacía lo que quería el sargento gruñó.- Grrrrrrrrmmmmm- luego miró a sus amigos y sopesó la situación. No estaba en el campo de entrenamiento ni ellos eran unos reclutas. Así, viendo que nadie iría a por las maletas y demás enseres que habían dejado en las habitaciones, decidió que él mismo iría a por ellas.

Como alma que lleva el diablo Highway entró en el hotel y se dirigió hacia sus habitaciones.

Steffan acompañó a Higway a por las cosas. Era un hombre fuerte pero solo no podría con todo. Al pasar le dio las llaves del Ford T a Derek. 

- Ponlo en marcha, nos vamos.

Wood y Highway echan a correr en dirección al hotel mientras Roderick práctica un vendaje de emergencia a Lewis con aparente buen resultado.

Por su parte Claypole y Daphne buscaron frenéticamente un Ford por los alrededores hasta dar con él, lamentablemente un cojo y una manca no eran la mejor opción del grupo para conducir un vehículo a motor, así que en cuanto lo localizaron no tardaron en avisar al resto. 

Entre el capellán y el anticuario arrastraron como pudieron al hombre inconsciente y lo metieron en el pequeño compartimento de equipaje del Ford a la espera de que sus compañeros salieran del dichoso hotel con el coche ya en marcha.

Sin perder un segundo entráis en el hotel.

He oído los disparos. Ya he avisado a la policía.- dice el encargado del mostrador al escuchar el ruido de la puerta que le indica alguien ha entrado. Al ver que sois vosotros y fijarse en las manos ensangrentadas de Wood.- DiCaprio ya me ha hablado de ustedes. Sé que no son más que unos vulgares ladrones de bancos y asesinos. Y yo pensando que eran miembros de un jurado.- su voz tiembla de miedo.- No quiero problemas. Márchense ahora mismo. El sheriff está en camino.

-Venga.... vamos....- murmuraba un impaciente Derek sin pensar más que en salir de allí mientras esperaban a que el resto saliese con las cosas.

Como un rayo el sargento subió a sus habitaciones sin hacer caso alguno al recepcionista del hotel. Si hubiera enido más tiempole habría dicho un par de cosas y le habría metido en algún sitio oscuro para que no les delatara...tan rápido. Pero no tenían tiempo.

Cuando llegó a las habitaciones intentó abrir la puerta.

No tenían mucho tiempo así que también ignoró al pobre hombre de la recepción. Steffan se dirigió a su habitación, cogió lo que consideró más importante y bajó como una exhalación. Nadie le había indicado si debía coger algo de sus habitaciones por lo que se limitó a ir a la suya. Antes de entrar se paró un segundo a ver si alguien había entrado. Había dejad un papel sujeto en la puerta para prevenir sorpresas.