Partida Rol por web

El mediano del grupo, aquel extraño cocinero, carnicero, curandero y guerrero a tiempo parcial, me hizo un apaño no exento de una gran dosis de dolor, que consiguió cerrar mis venas seccionadas. Por sigmar... ¿Cómo es posible que sepa de esto también? Me lo preguntaba mientras me ayudaban a sostenerme como buenamente podía, agarrado a mis compañeros. Pese a los esfuerzos de mi compañero, el golpe que había recibido con ese arma en la cara me había dejado la visión muy mal, estaba prácticamente seguro de que no podría salvar mi ojo. Miré como malamente pude a Carlo. Cada vez n-nos parecemos más pe-perro feo... Le dije intentando sacar una sonrisa como pude de mi roto rostro.

Mientras mis compañeros estan liados con Carlo, yo que soy el que mejor esta, me acerco al dos cabezas y apuntandole con la espada en el cuello de la cabeza que habla le preto atencion a lo que dice.

Una sonrisa se dibujó en la embrutecida cara de Vicci ante las palabras de su fiel camarada. Pese a lo salvaje del combate, ahora estaban todos más o menos vivos y en condiciones de moverse. El halfling - todo un descubrimiento como combatiente y sanador- había hecho un buen trabajo con las heridas de Ulrich y la herida estaba tapada. Ahora tocaba moverse con rapidez.

- Bueno compañeros, tenemos hay que salir de aquí a toda leche. Yo ayudaré a Waldemar a caminar, Erick abrirá la marcha y Pieter cubrirá la retaguardia ¿estáis de acuerdo?. Cuando salgamos fuera tendremos que movernos rápido, sabemos que como poco hay un tirador y no debemos de ser blanco fácil. Iremos derechos al pueblo para que ayuden a Ulrich, luego ya veremos.-

les propuso el mercenario. Luego se acercó al halfling y le tendió su ballesta con sus virotes correspondientes, ahora Carlo confiaba en que Pieter daría la talla, ya lo había demostrado con creces en el combate anterior. Por último, se acercó a su camarada y le ayudó a levantarse, pasó el brazo de Waldemar por sus hombros y procuró sujetarlo lo mejor que pudo.

- Vamos camarada, aguantarás hasta el villorrio ¿Verdad?. ¡Mala hierba nunca muere!-

le dijo con una carcajada.

Sujetándome al hombro de Carlo le hago un gesto para que se detenga, y luego le señalo hacia los cadáveres. El bien sabía a lo que me refería, en nuestra profesión parte de la paga era otorgada en la posibilidad de saquear los cuerpos, y esos no los íbamos a dejar ahí sin revisarlos. Por otro lado, ahora que podía sostenerme en pie y todo había tomado un aspecto más vertical, podía ver la puerta por la que nos habían sorprendido aquellos seres. Espero que la revisen, y vean el contenido de aquel lugar... puede que este viaje y estas heridas no sean en balde.

Cuando cogí la ballesta que me dio Ulrich su peso de lanzo hacia adelante, haciéndome trastabillar y dando con la ballesta en el suelo y casi con mis huesos. Aquella arma era demasiado grande y pesada para ser manejada por un halfling como yo esto... herr Vicci creo que sera mejor que se quede usted con la ballesta. Si es necesario atacar a alguien a distancia prefiero usar mi pequeña pero manejable a la par que fiable honda. Puede parecer pequeña pero al igual que yo esta llena de sorpresa jajajajajaja.

- Muy bien, me la quedo yo entonces. Echad un ojo a esos fiambres a ver si llevan algo de utilidad.-

les comentó a los compañeros después del gesto que le hizo su camarada. El tileano dudaba mucho que los cadáveres llevaran algo que mereciera la pena, pero no perdían nada por intentarlo.

- Mucho ojo con el mago ese, a saber con qué oscuras fuerzas trasteaba.-

les recomendó.

La habitación secreta era el lugar desde el que observaban los mutantes, a través de un pequeño agujero en el muro oeste. Cuatro taburetes estaban alrededor de un brasero en el centro de la habitación. Un pasaje hacia el este, de unos 10 metros, iba en dirección sur antes de torcer hacia el este. Había una gran carreta con ruedas con manchas de sangre seca.

Mientras unos se relamían de sus heridas Erick se aproximó al mutante, ¡estaba vivo! Bueno, no realmente. Una de las cabezas estaba muerta, con el cuerpo inmóvil pero la segunda cabeza, que sobresalía del pecho respiraba y movía los ojos.

Ayuda...

Con voz ronca y aun un poco desfallecido le dije a mi compañero: Acércame un poco hasta esa cabeza... Mi intención estaba clara, iba a reventarla como una sandia demasiado madura con el talón de mi bota. Bien se habian cobrado todos alguna victima, pero yo no habia tenido la oportunidad, así que me gustaría ser participe del tema, reventando a ese ultimo cabrón mutado que estaba tirado sin poder moverse.

- Claro, claro, por mí no te prives.-

Contestó Vicci a la petición de Waldemar. Desde el punto de vista del mercenario estaba más que justificada, alguien tenía que pagar los platos rotos y le había tocado al bichejo de múltiples cabezas. Carlo ayudó a Ulrich a acercarse al mutante, y el tileano se dispuso a ver como la justicia vengadora de su camarada destrozaba los últimos vestigios de vida de aquel oscuro ser.

- Todo tuyo.-

le dijo.

Me apresuro a hablar con el mutante ya que Ulrich se acercaba con peligrosas intenciones para le.
- Mas te vale que nos digas algo que merezca salvar tu vida. Tu decides, pero hazlo rapido- le señalo a los dos guerreros que se acercan.

Me acerco hacia donde esta el malherido mercenario esperad un momento herr Waldemar. Dejad que saquemos algo de información antes de que le deis su más que merecido final le digo al oído de forma que el mutante no me oyera.

Sera mejor que nos responda a las preguntas si quiere que le ayudemos. Como ha comprobado soy un experto a la hora de sanar personas así que un poco de sinceridad no le hará daño. Díganos, ¿qué hacían aquí? ¿Y por qué entraron a robar a casa de herr Schiller? le pregunto al mutante haciendo un esfuerzo para no hacer aflorar mi odio en la voz y que mi tono sea lo más calmado posible.

¿Nosotros?...nosotros no robamos... nada. Le damos...a...a vosotros...Que te follen...a ti y a todos. Maldito viejo...nos dijo que no valíais nada...

Vamos caballero sea usted razonable. Como habrá podido observar mi compañero esta un poco enojado y susceptible por lo sucedido y tal vez sus palabras no le sean del todo agradables. Le repetiré la pregunta, ¿sería tan amable de decirme que hacían en Heideldorf?

Acabamos...matamos...a los que vienen a...la fortaleza...y se los...vendemos...a...Dick, Dick Moser.

Abro los ojos por la sorpresa, lo que estaba claro es que no le habían pagado lo suficiente por la lealtad. Debemos haber dejado con vida a la cabeza chivata.

- Lo que nos ha confesado es de verdad algo de valor- me pongo una mano en el pecho- creo firmemente que no deberíamos matarlo, ya que así se lo hemos prometido- un brillo en los ojos maligno se me enciende- sin embargo...

Estoy bastante bien parado del combate así que arrastro el cuerpo si nadie pone obejeción y lo tiro... ¡por el pozo!

-¡A que jode!- le grito mientras escupo al fondo.

Me llevo las manos a la boca y doy un pequeño gritito ante la confesión del mutante. Si lo que dice es verdad... ¡el ayudante del hombre más influyente del pueblo podría ser un adorador del caos! A saber que atrocidades ha estado cometiendo hasta ahora impunemente. ¿Sabrá esto herr Schiller? ¿O acaso el mutante esta mintiendo? Tal vez quiere confundirnos y hacernos causar revuelo en el pueblo. Debemos de actuar con suma cautela...

Por Esmeralda, si lo que ese ser ha dicho es cierto debemos de volver al pueblo inmediatamente y desenmascarar a ese hombre. La semilla del caos crece en Heideldorf y debemos cortarla de raiz.

Apoyado en Carlo llegué tarde para reventar la cabeza de aquel ser. El artista, aun sediento de sangre pese a haberse cobrado ya sus buenas piezas, que arrebató en el último momento la única oportunidad que tenía para vengarme de aquellos seres que me habían dejado tuerto. !MALDITAS SEA! Grité pese a mis heridas aferrando con fuerza la espada hasta que los nudillos se me pusieron blancos por la presión.