Partida Rol por web

Te encontrabas en tu celda cuando uno de los guardias fue a buscarte. Sin muchas palabras te informo que irias a ver a la Domina, que ella deseaba conocerte personalmente. Tras eso te dejo vestido blanco que habias notado hace rato que tenia en su mano.

Cuando terminaste de cambiarte con la mirada sin verguenza de parte del guardia, este te guio fuera de las celdas. Luego tras recorrer un poco de la parte mas lujosa de ese ludus te encontraste frente a una puerta quecon solo verla intuias que era importante. Tras que el guardia golpeara la puerta e informa quienes eran. Este abrio la puerta.

Dentro habia una habitacion enorme y lujosa. Con un par de bibliotecas llenas de papeles. En el medio estaba un escritorio con una par de sillas frente a este. La domina se encontraba sentada detras de este con una rostro complacido por tu llegaba. No muy lejos habia un sillon al costado de la habitacion para sentarse. Habian unas frutas ahi puestas para comer.

"Buenos dias Brinda. Por favor acercate." te ordeno a pesar que usara palabras delicadas. "Eres un lindo regalo que me dio mi prometido. Como estas?"

Observo un poco el vestido blanco y luego miro al guardia. Por un momento pienso en darle la espalda, pero luego lo pienso mejor y simplemente me quito la ropa quedando completamente desnuda ante él para luego ponerme ese vestido.

Una vez con él puesto, me doy la vuelta mientras pregunto al guardia ¿así está bien? Quién sabe, igual no tuve suerte con la esclava pero la tengo con el guardia. Pero en esta ocasión el riesgo es mucho mayor, así que mejor si dejo que se encoñe por mí antes de pedirle nada. Y en cualquier caso mejor que sea él quién venga, mientras yo solo tiro un anzuelo.

Sigo al guardia hasta la estancia de la domina y miro el despacho con curiosidad, aunque mi mirada termina en mi ama. Me acerco y, a falta de algo mejor para saludarla, le dedico una inclinación de cabeza.

Saludos, ama. Estoy bien, muchas gracias, adaptándome a las diferencias entre el mercado de esclavos y su casa. Desde luego agradezco enormemente el cambio de dieta, a ver si recupero alguno de los kilos que me faltan. Por supuesto me quedo de pie, algo más cerca de la mesa pero en esencia en mitad del salón.

El guardia te miro y con un claro deseo, siempre era igual con los hombres que tenias cerca. Habia algo en ti que les aflojaba facil, pero no se acerco a cumplir con ese deseo posiblemente porque no tenian tiempo para eso. Asintio y tambien dijo que te quedaba lindo, aunque comento que mejor estabas desnuda.

Dejando eso y posibles planes para el futuro, llegaste a la oficina y empezaste a hablar con la Domina.

"Me alegro mucho. Es mejor que aproveches este alimento es muy nutritivo y te ayudara. Lo que te hayan dado en el mercado de esclavos muchas veces arruina a los guerreros, aunque mas lo hace cuando no les dan nada." comenta la mujer pareciendo saber de las diferentes alimentaciones.

"Supongo que mi prometido te hablo un poco de como debias comportarte en el ludus, tambien supongo que dijo como debias comportarte conmigo." comento con una pequeña sonrisa. "A mi me conto algo de ti, que te gusta hablar y que eres astuta. Algo que veo por como aprendiste a hablar latin." comento ella divertida.

Se levanto de su asiente y se fue acercando contigo tocando tu vestido acomodandolo un poco. "Te queda lindo. Es tuyo, cuando sea necesario que lo uses te lo dire."

Afirmo ante sus palabras imaginando que, si tiene experiencia con esclavos gladiadores, sabrá bien de lo que habla. Pero la verdad es que alimentarse de verduras muchas veces podridas y cosas que es mejor no pensar qué eran arruina al mejor de los guerreros.

Me quedo quieta, mirando sus movimientos. Se mueve con una elegancia propia de alguien acostumbrado a mandar, no como yo que estoy acostumbrada a hacer cosas por mí misma. La diferencia es notable.

En realidad su prometido me habló más bien poco de la gente que habitan aquí. Y básicamente dijo lo evidente, que usted es mi ama y por tanto debo tratarla con respeto y obedecer todo lo que me ordene.

Luego me inclino de hombros ante su afirmación sobre el latín. Cuando estaba con los egipcios las únicas salidas que tenía era trabajar hasta morir o entrar en un harén. Ninguna atractiva y en ninguna podría ganar mi libertad.

Así pues, me esforcé por aprender latín en un intento de agradar a los romanos que venían a comprar esclavos, pues en Roma al menos tenía alguna posibilidad de recuperar mi libertad. Tenga por seguro, ama, que lucharé y haré todo lo posible para merecer que me la devuelvan.

Ante lo de el vestido me miro, observando el efecto que produce el blanco sobre lo negro de mi piel. La verdad es que tiene razón, me gusta cómo me veo así. ¿Deberé guardarlo yo en mi celda? Temo que pudiera estropearse si lo hago.

Sonrio divertida por lo que le contabas. "Supongo que aun no sabe mucho de nosotros y de quienes estamos aqui. Pero igual te dijo lo importante, debes obedecerme en lo que te diga y ordene." comento ella observandote desde arriba aunque no tenia una altura superior a la tuya notabas como te veia con superioridad.

"Eres modesta. Pocas esclavas pensarian como lo hiciste vos, muchas se resistiria y recibirian tantos castigos que no servirian ni para servicio sexual. Quedando como sirvientas de los sirvientes. Luego las demas aceptarian ser parte de un Haren que sin importar el dueño."  le explico a la mujer observandola entera y su forma de actuar. "Habrias vivido bien en un haren, aunque no se como son los egipcios en ese tema."

Asintio. "Eso espero que pelees por tu libertad, que traigas gloria a este ludusy alos dioses romanos asi lograras la libertad que tanto deseas Brinda."

Sentiste su mano que tras acomodar tu vestido empezo a acariciar tus piernas yendo mas alla de detras de tus rodillas, luego la sentiste su mano en tu trasero acariciandolo con delicadeza. "Si, lo guardaras en tu celda. Con cuidado para que no se manche. Asi lo hacen tus hermanas."

Afirmo suavemente a sus palabras, intentando inconscientemente (o no tan inconscientemente) parecer de menor tamaño como una muestra de respeto. Puede que hubiera vivido bien, puede que me hubiera tocado un amo golpeador. Pero independientemente de eso, habría vivido en una jaula. De oro quizá, pero jaula al fin y al cabo. Al menos en Roma existen los esclavos libres.

Ante sus caricias no hago ningún gesto, excepto sonreír. Me pregunto si a ella también le gustarán las mujeres, y casi deseo que sea así porque eso me permitiría empezar a practicar. Además que supongo se mostrará más favorable a una esclava que se entrega que a una que no.

Entonces lo guardaré debajo de mi camastro (como se llamara en lo que dormimos) para intentar que no se manche, ama. Seguro que allí se conserva bien, quizá incluso con una ramita de salvia para darle buen olor.

"Si, existen los libertos. Asi los llamamos. Un grupo de gente respetable y honorable, obediente. Eso es lo que tienes que hacer para ser uno de ellos." comento ella para que lo tuvieras en consideracion. Si eso era mentira o verdad no importaba porque talvez asi se los conocia.

"Como decidas guardarlo es tu eleccion." dice ella sonriendo acariciando mas arriba tu espalda. Hasta la parte mas alta de tu vestido. Entonces lo corrio un poco dejando tus hombres libres. "Sacate la ropa." te ordeno ella desde atras como un susurro del viento aunque sabias que se trataba de ella. Pronto la tuviste enfrente y yendo a su mesa para sentarse y observarte mejor.

Independientemente de que lo que diga sea cierto o no, tampoco es que vaya a oponerme a los romanos ahora. He decidido colaborar en cierto modo con ellos, al menos con quiénes pueden conseguirme la libertad, y está claro que la domina es uno quizá el más importante.

Cuando me dice que me quite la ropa, agacho un poco la cabeza como si fuera timidez antes de desatar el cordón que sujeta todo el vestido a mi cintura y sacarlo de los brazos, provocando que caiga al suelo.

Permanezco ahora con la ropa interior que nos han dado (asumiendo que tengamos algo), pero lo cierto es que la domina ha dicho que me quite la ropa. Así que, a menos que haga algún gesto en contra, me quito también la ropa interior que lleve quedando completamente desnuda.

Ahora puedo comprobar que mi entrepierna presenta una mata de pelo corto pero creciendo. Por lo demás no noto grandes cambios en mi cuerpo, y creo que eso es bueno porque significa que no estoy perdiendo más peso. Levanto la cabeza para mirar a los ojos a la domina mientras muevo los pies para salir completamente del vestido que estaba en el suelo.

La domina observa complacida cuando obedeces su orden sin decir nada, ni dudar. Por lo que aprovecho para ver el cuerpo completo de la mujer que iba recuperando la figura, con la comida aunque tambien podias ver que algunas marcas del entrenamiento empezaban a salir.

De cualquier forma la Domina no te miro con asco, acercandose y tocando tu ancha cadera. A los costados en un principio pero luego de atras antes de sacar sus manos. "Eres muy linda Brinda." comento ella tocando tu estomago ahora con una suavidad terrible aunque la sentias que te examinaba y no era solo un momento para aprovecharse de su poder contigo. Aunque sabias que no era completamente medicos esos toques.

"Si, tu estomago va bien. Con un poco mas...la verdad que no te mataron tanto de hambre." comento ella de nuevo pareciendo algo mas serios sus toques. Entonces fue a sus pechos masajeandolos , tocando sus pezones y mirandote con una sonrisa picara en los ojos.

Voy observando dónde me va tocando dándome cuenta de que, efectivamente, el entrenamiento da sus frutos. Especialmente en el tema de recuperar masa muscular.

Muchas gracias, domina respondo a sus palabras. Usted también es muy linda digo, pero aunque puede sonar como algo manido realmente me lo parece.

Sin embargo, cuando empieza a tocarme en mi estómago, con toques que quizá no son tan para analizar y más para acariciar, no puedo evitar ponerme nerviosa. Desde el momento en que me pidió que me quitara la ropa suponía que no era solo para verme, pero eso no significa que no vaya a ponerme nerviosa con la primera vez que me toca una mujer en ese sentido.

La verdad es que no, domina. Tampoco les interesaba que adelgazáramos mucho si querían vendernos. Especialmente las mujeres jóvenes.

Cuando lleva sus manos a mis pechos no puedo evitar que mi cuerpo se estremezca ante la sensación. Quizá por esperado, o quizá por la forma en que lo hace, tampoco puedo evitar que mis pezones se pongan erectos, apuntando directamente hacia ella. Miro a mi ama y me muerdo el labio, pero todavía no me muevo en absoluto ni reacciono de ninguna otra forma ante sus acciones.

La mujer sigue tocando tus pechos, dejando que sus pulgares tocaran la punta de tus pezones. Haciendo eso con una sonrisa picara de disfrute por lo que estaba haciendo y porque podia hacerlo. Aunque sus manos empezaron a ascender hasta tu cuello pero mientras ascendia ambas pasaron por el costado de tu rostro antes de ir a tu cabello pasando sus dedos por ellos.

Cuando hizo eso su cuerpo se acerco al tuyo con su rostro estando a centimetros del tuyo.

Pero un par de golpes le hicieron alertarse y luego que entrara Gallo la hizo retroceder. Pero sin duda el patricio habia visto algo de ello o te parecia. "Mi querida prometida, comprobando mi regalo?" pregunto el hombre y te dio una mirada de complicidad aunque parecia una comun de él porque no viste a camilia extrañarse.

"Es una esclava muy interesante cierto?" pregunto el hombre acercandose a ambas poniendose detras de Brinda para que estuviera en el medio.

Dejo que siga jugando con mis pechos, atreviendome incluso a mover un poco las manos para acariciar suavemente, tentativamente, una de sus piernas. Siento su cuerpo cercano al mío y pienso que me va a besar cuando llaman a la puerta y yo misma me sorprendo.

Sin embargo no hago gesto de taparme. Si quisiera que me tapara me lo habría dicho. Miro a Gallio y le dedico yo también una leve sonrisa mientras dejo que la pareja siga hablando.

A menos que me pregunten realmente yo no tengo derecho a hablar, y no sería la primera vez que veo a los egipcios cortarle a alguien la lengua por hablar a destiempo. Mejor no arriesgarse.

En ese corto pero intimo momento que tuviste con la domina, ella parecio no rechazar ese avance. Sino que parecia divertirle dispuesta tal vez a seguir aun mas pero el momento no pudo seguir.

Camila si bien se separo un poco de ti, siguio estando enfrente dejandote en medio de ambos. Aunque ahora ellos se veian entre si que mirando a la bella mujer desnuda frente a ellos. Al menos por un momento antes de centrarse de nuevo contigo.

"Si, es muy interesante. Habla lo suyo y mejor que las demas." comento mirandola. "Aunque ahora se ha quedado muda ante ambos. Porque no saludas al Domine? Dile las cosas que me dijiste a mi." comento ella haciendole una señal con el rostro para que si Brinda quisiera podria darse la vuelta.

Mientras Gallio se quedo ahi esperando con una sonrisa.

No me parecía adecuado hablar estando ustedes dos delante sin que me preguntaran.

Tras decir eso me giro para mirar directamente a Gallio. Bienvenido, futuro domine. Es un placer volver a verle añado, moviendo ligeramente la mano como acariciando una de mis rodillas pero nada que sea muy evidente. Si puedo servirles en algo no tienen más que decirlo, amos añado.

Y otra cosa, domina: su prometido ya sabes lo que le dije antes, que haré cualquier cosa por recuperar mi libertad.

Gallio te recibio tranquilo cuando te diste vuelta y le saludaste. Aunque claro no estaba del todo tranquilo pero se dejaba ver asi.

"Bienvenida a nuestro Ludus Brinda. Se espera lo mejor de ti y que nos llenes de gloria." comento el hombre mas ceremonial que otra cosa. "Con eso seguro recuperaras tu libertad que tanto buscas." comento el hombre viendote entera. Aunque no por eso no notaba la mirada inquisitiva de la Domina que talvez buscaba algo en esa charla."Dime Brinda, no te importa desnudarte frente a nosotros?  Ante otros?" pregunta como si quisiera ir a otro tema mas del ludus que de ambos.

Camilia mientras examinaba y asintio ante la pregunta de su futuro esposo. "Tu hermoso cuerpo seguro sera algo que llame la atension a muchos de los que asistian a tus peleas. Por lo que no queremos que por algo de timidez no les dejes ver." dijo y dio un bofeton a tu culo que ahora estaba expuesto a ella. "Hace unas noches hicimos una fiesta y algunas de tus compañeras no se vieron muy emocionadas con ello." comento la mujer divertida.

"Hablando de ellas. Como te llevas? Te miran raro por tu color de piel?"

Observo mi cuerpo y luego a los dos romanos. En mi tribu solemos... solíamos ir con los pechos al aire. Así pues estoy acostumbrada a que me miren. Y desde el mismo momento en que me compraron unos romanos supe que tendría que desnudarme ante alguno o algunos.

Por lo tanto esto no me pilla de sorpresa, y no creo que en mi situación mostrarme tímida me sirva de nada. Por lo tanto no, no me importa demasiado tenerme que desnudar ante ustedes o ante quien me pidan.

Luego me giro hacia la domina con una sonrisa divertida ante su azote. Supongo que ellas no estaban conciencia de que esto pasaría. En cualquier caso no tendrán ese problema conmigo.

Respecto a las demás gladiadoras, no solo me llevo bien sino que diría que me llevo muy bien. Por supuesto todas somos conscientes que, en un momento dado, podríamos tener que enfrentarnos en la arena. Es algo que no se dice pero que está en el aire. Pero, mientras llegue ese momento, y a pesar de ser de sitios tan distintos, hemos decidido tácitamente ayudarnos unas a otras. Así que el ambiente es muy bueno, y todas estamos deseando mejorar para ayudar al ludus, lo que a la vez supone ayudarnos a nosotras mismas.

Ambos estaban contentos con tus primeras palabras. La domina mas con tu sonrisa. "Ya veo, la verdad que eso nos habria servido mas esa noche. Aunque no hubo gran problema ya que hubo un espectaculo de caza." comento  miro a su prometido. ambos riendo de un evento que ella no sabia. "Sin duda con este cuerpo podrias entretener a algun patricio. aunque espero que tambien pongas esfuerzo en hacerlo mas fuerte para el coliseo, despues de todo seria una lastima perderte rapido."

Ahi la domina te miro contemplativa hasta que terminaste. "Asi que son buenas amigas tan rapido. Raro porque esperaba ciertos conflictos, pero parece que las mujeres somos mas razonables que los hombres." comento y vio a Gallio. "De cuaalquier forma no te confies brinda, puede que te esten mintiendo o insultando mientras no estas." comento tal vez solo para meter riña donde no habia.

"Algo que quieras preguntarle querido." dijo mirando a su hombre y alejandose un poco de la gladiadora. "Ya puedes vestirte querida."

El hombre penso por un momento. "No mucho. Parece saber manejarse y es obediente. Mas que las demas."

"Tal vez podrias decirnos si ves algo raro con las demas gladiadoras. Algo que deberiamos saber." pregunto ya teniendola de informante pero ahora junto a su futura esposa.

Afirmo a la domina. No me fío, ama. Al fin y al cabo, como dije antes, en algún momento podemos ser rivales. Pero creo que generar un ambiente tranquilo, evitando conflictos innecesarios hasta el momento adecuado, puede ser algo bueno para todos.

Escucho las palabras del general mientras me acerco hasta mi vestido y me lo vuelvo a poner. Creo que existe un cierto pique entre los soldados y las gladiadoras. No sé exactamente hasta dónde llega, aunque imagino que es normal, pero quizá es algo peligroso. Supongo que menos para ellos que para ellas, pero solo digo que debería vigilarse.

Por lo demás nada que seguramente no hayan visto. Tenemos a Alina que no tiene pinta de gladiadora de momento y tenemos a Ikaterina que tiene demasiada pinta de gladiadora. Más bien de salvaje.