Partida Rol por web

Pero antes que la egipcia se pudiera mover demasiado lejos, mira el gesto de la Domina que la llama con un gesto de la mano. Que se una donde esta ella Lupus, que estan alejados del sacerdote.

"Querida Sekhmet, se puede saber para donde vas?" pregunta ella intrigada, es probable que no le haya escuchado su plan con Lupus y suponia que no iria con el sacerdote por lo que dijo. Pero seguia siendo una esclava sino sabia donde iba queria mal en su persona. "Ya van dos veces que te moves sola. Acaso debo educarte aqui en frente de todos?" pregunto tomandola del menton, parecia haber algo de sensualidad en el gesto pero sus ojos eran autoritarios.

Y de nuevo iba a la suya... Parecía que en aquel lugar se castigaba en base a los gustos y preferencias de quienes ostentaban el poder y que algunos podían hacer lo que quisieran sin consecuencias... Así era este mundo, y ella no caería... Se dejaría llevar, nadando contra la corriente, adaptándose pero sin olvidar sus raíces, sin olvidar de dónde venía...

Intentaba mantener las formas, respirar y seguir firme pero las manos de aquel hombre recorrían su cuerpo con demasiada habilidad y ella, ella era demasiado débil a los placeres de la carne... 

En otra situación, en otro momento, la germana se hubiera mostrado deseosa, buscando el juego y el placer de aquel hombre pero no quería ser el objeto del deseo de aquellos sucios romanos pero... La tentación era demasiado fuerte y su espíritu flaqueaba... 

Aquellos ojos le mostraron lo que necesitaba, volvió a respirar y finalmente se dejó llevar... Él pudo notar el asentimiento, la fuerza de la mirada de ella que le confirmaba lo que ya sabía... Que lo haría... 

Los susurros y caricias de él sobre su cuello terminaron por lograr que su respiración se acelerase y un ligero jadeo escapara de su garganta mientras se mordía los labios con delicadeza y sensualidad. Su cuerpo comenzaba a mostrar movimientos sensuales, movimientos que parecían buscar las manos y caricias de quien estaba dedicándose a ella. 

- No... Tus manos son ahora las que me acarician... 

Un ligero y casi inaudible gemido salió de sus labios cuando sintió sus pechos libres y las manos de él los poseían de aquella forma, provocando que sus pezones se vieran ahora mucho más duros mientras ella se relamía los labios con deseo.

Deseaba poder tocarlo, poder unirse a aquel juego pero debía seguir manteniéndose firme, debía seguir fiel a las órdenes... 

- Mi ama, creí que... - bajo el rostro en actitud de servicio ante la respuesta de la Domina - perdonadme, quería bailar un poco y animar vuestra fiesta - me quedo en silencio y me arrodillo en señal de respeto al lado de la romana - hay mucha gente y creí que podía ayudar a crear espectáculo...

Tras eso vio a la egipcia por un momento y se acerco hacia el lobo. "La egipcia tambien podria ser una buena compañera de su esclavo. Si me permite sugerirlo."

- Puedes enviarla a distraer a Marcus si te place - recibiendo de buena gana las palabras de la mujer - será un espectáculo de lo más entretenido - augura

La domina le pidio que se levantara a Sekhmet. "Entonces ve con Marcus, ese hombre que tiene a tu compañera. Complacelo de tal forma que entretenga a los invitados." dijo simplemente ya que igual la egipcia habria escuchado las palabras del Lupus.

Aunque no seria a la unica que debia educar. La romana diciendo esas palabras la dejaba con mala cara, incluso luego que habia dicho a la egipcia lo que debia hacer. "Un momento."

Dicho eso se movio cerca del sacerdote y de la esclava Romana "Marte no solo es violencia querida, aca nuestro querido sacerdote te puede explicar mas de este. Mas de lo correcto que nos estamos comportando." le dijo tocando en los hombros al hombre santo. "Igual sigue vos por aqui, mientras tus hermanas hacen lo que le gusta."

- Como deseéis Domina - me levanto y tras escuchar el consejo/órden me dirijo hasta donde se encuentran Soenya con Marcus.

Sonrío cuando me acerco ya que veo que están disfrutando el momento, aunque sea de modo parcial. Me sitúo detrás del gran hombre y empiezo a acariciarlo con mis manos - una enorme espalda - seguí acariciándolo de arriba a abajo.

Le cuelo una mano por debajo del calzón tocando sus glúteos, mientras que con la otra la llevo hacia uno de sus brazos - veo que no sólo la espalda - utilizo las manos para desanudar su calzón y retirárselo. Cae al suelo.

Sigo acariciándole los glúteos con una mano, mientras que con la otra me acaricio yo los pechos de manera libidinosa ante la atenta mirada de los invitados.

Al ver acercarse a la egipcia y cómo parecían recompensarla por su desobediencia la germana termina por estallar, separándose del hombre que estaba a su espalda o intentándolo al menos, pues no iba a participar en aquel deleznable espectáculo. 

Además, con ello demostraría la verdadera cara de quienes ahí habían, mostrando que en aquel ludus existían unas claras preferencias.

Si aquel hombre intentaba apresarla entonces demostraría por qué era una guerrera y el aceite ayudaba a poder usar algunas de sus habilidades... 

Si conseguía separarse del hombre se alejaría de aquel lugar, buscando algún lugar lejos del espectáculo. Ella había ido para luchar, no para aquello. 

Marcus observó extrañado el intercambio de palabras entre Camilla y su amo, aunque creyó entender el motivo cuando la Domina susurró algo a la egipcia y ésta se acercó sensualmente a él y a la rubia. Claro que él esperaba que las caricias fueran para la bárbara y no para él, y ese contacto inicial sumado a la sorpresa de que la mujer que tenía entre sus manos intentara zafarse, hizo que cerrara la presa demasiado tarde.

El aceite permitió que el tonificado cuerpo de la bárbara resbalara entre sus brazos, y su impulso inicial de lanzarse tras ella se vió refrenado al notar que su única prenda caía al piso y la egipcia seguía acariciando su cuerpo. Por un momento el ex gladiador pareció representar una estatua del dios que le había prestado su nombre en la arena, una imagen capturada en un momento de furia - ¡RED! - reclamó como si estuviera en la arena y extendió una mano, esperando como en otros tiempo que un asistente la dejara a su alcance. Nunca se le había escapado una presa, y la rubia no sería la primera.

Asiento al comentario de la domina y miro a Livia. -No solo la guerra es el dominio de Marte, tambien la virilidad masculina,la pasion y el sexo. Un verdadero sacerdote de Marte debe comprender y ser un maestro de todos sus campos, tanto en la teoria como en la practica  pues dedica su existencia a su dios. Digo tranquilamente . 

Luego veo como la egipcia se marca un lio intentando irse luego le amonestan, la mandan con el otro esclavo y hace cosas. Un poco sorprendido y mas cuando la nordica trata de escapar y se  pide una red.  

Miro a mi alrededor como un resorte y de uno de los hombres  que alli habian tomo una red y se la lanzo a Neptuno. Red va! Pesca a tu venus. Le digo 

El galo se cruza de brazos ante el espectáculo, no solo por lo que acontecia entre Marcus y la germana, si no tambien por los dichos del sacerdote sobre los dioses de los esclavos, es cómo si se burlara de las creencias de los demás y eso le hizo cabrear, no tenía su gladius a mano, si no experimentaria la muerte en sus manos, y de hecho, ahora queria separarle la cabeza de los hombros de un solo tajo o con sus propias manos, pero queria ver morir a este hablador.

Su cuerpo se estaba enrojeciendo bastante, mientras su mandibula se apretaba y la expresión se volvía asesina, y aquel sacerdote cortejaba a la muerte.

-Disculpe mi atrevimiento sacerdote, pero me gustaría demostrar el fervor de la guerra con acciones y no con palabras-

Si queria una guerra, le daria una que no iba a olvidar.

Mario sonrió al ver lo que estaba ocurriendo y observó a Faustus, a quien obsequió una sonrisa cómplice.

- Faustus, ve y disfruta del espectáculo y quizás te permitan divertirte aún más.

Luego miró a la hermana, a quien sin soltar de la mano le señaló detrás de una columna, para evitar miradas indiscretas. Cuando el hermano se retiró, le susurró al oído: ¿Te gusta la poesía? Acompáñame y te obsequiaré los versos más hermosos de Roma para hacerte sentir en casa.  

La griega loca como siempre acepto una espada de madera que le dieron cerca, saliendo del podio fue con una sonrisa torcida contra el norteño. Aprovechando a darle un sonoro cachetazo en el culo a una de las mujeres que seguia bailando y un guiño para que supiera que terminaba con ella esa noche.

"Trata de no mearte tan rapido..." le dijo al nordico apuntandole con el arma. "Que ya veo que lloraste facil por la germana."

Tras que se retirara su primo, este se fue a ver como combatian por ahi. Mientras la prima la veias que miraba tambien a los combatientes, riendose un poco.

“Asi que poesia, seguro te acompañare pero dime donde? Acaso a una habitacion solitaria?” pregunta ella con picardia. Dejandose llevar por el momento mientras sonrie divertida.

Marcus sintió el familiar peso de la red en la mano y una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro - ¡¡Quieta!! - gritó, autoritario, con una voz potente y cargada de un acento extraño. No esperaba que le hiciera caso, tan sólo necesitaba que dudara un instante mientras se alejaba y cuando sucedió la red voló certera.

En esa distancia el arco no fue perfecto, la red de entrenamiento carecía de los plomos que le permitirían inmovilizarla, pero el tiro alcanzó para enredarle las piernas y hacerla caer. Sin preocuparse por su desnudez, se acercó a la bárbara, mirándola con la promesa de un castigo ejemplar en los ojos, y cuando llegó junto a ella se agachó y apretó uno de sus pezones con fuerza. - Parece que te gusta el dolor. - le susurró antes de morder el lóbulo de su oreja - si lo que buscabas era un castigo, lo has conseguido.

Su amo le había dado una orden, pero no le había dicho cómo tenía que hacerlo, y si la bárbara buscaba hacerlo difícil él la complacería, él ya no estaba de humor para caricias leves y besos húmedos - Arriba - dijo tomándola de los cabellos y levantándose, obligándola a ponerse en pie. 

Notas como el hijo de la Domina esta prestando atension a la pelea que vas a tener con la griega, se encuentra escondido aunque aun asi puedes verlo pero los romanos o su madre parece que aun no se dio cuenta.

Mario lleva detrás de una columna a Memmia Donicus con un espacio entre ésta y la pared, para esconderse ambos, la pone contra la misma para que ella vea lo que sucede en frente a ella, a unos metros. Él se coloca tras ella y le susurra entre la nuca y el oído muy sensualmente.

- Al pan, pan y al vino, vino - levantando su toga desde detrás e inclinándola hacia adelante.- Y esta noche en todos tus hoyos mi pepino - metiéndosela suavemente en su conchita fresca.- Roma no se ha hecho en una noche, así como lo que planeo contigo, quizás hasta que seas vieja, quizás hasta que te canses, pero eso sí, hasta que mueras recordarás con sumo placer mi chota esta noche y esta noche serás solo mía - cambiando velocidad e intensidad tras unos pocos segundos.- La vida sonríe a quien la vive y como el sol brilla - le entre muerde, lame y besa la nuca con pasión - seas o no una pilla, te la meteré incluso en mi villa, tanto pero tanto que no podrás sentarte en ninguna silla.        

¿Pesca? Las palabras de Marcus y de aquel sacerdote romano hicieron que mirara hacia atrás, craso error... Pues apenas tuvo tiempo de ver como aquella red iba hacia ella y aunque intento esquivarla no pudo evitar que ésta terminara por enredarse en sus piernas haciendo que cayera al suelo, golpeándose ligeramente en la frente.

Los ojos de aquel hombre transmitían la promesa de un castigo pero ella ya estaba acostumbrada a ellos, por lo que se encontró con unos ojos fríos que le decían que se tomaría la revancha pero que esta vez había ganado, solamente por esta vez... 

En ese preciso instante sintió como pellizcaba su pezón, haciendo que un ligero gemido mezcla del placer y el dolor escapara de su garganta, mientras su respiración se aceleraba. 

- Hazlo... No será peor que lo ya sufrido...

Le dijo al hombre con firmeza mientras sus ojos seguían fijos en los de él. 

Entonces sintió como la alzaba por los cabellos, de nuevo la tomaban de aquella forma extrañándose de no haber perdido ya parte de su cabellera ante aquel trato. Sabía que no podía con la fuerza de aquel hombre, así que la alzó sin problemas y aún a pesar de tener las piernas enredadas con la red se mantuvo de pie firme sobre el suelo.

- Vamos... Dales su espectáculo... Para eso servimos, ¿no?

Sus palabras tenían un claro acento germano, palabras que le susurraba a aquel hombre con firmeza y convicción mientras simplemente se resignaba y se dejaba hacer por él. Ahora estaba en sus manos y se había convertido en un espectáculo... 

Justamente entonces miró al público.

- Vamos, acérquense... Vean como un esclavo castiga a otra esclava, como doman a esta salvaje bárbara para el uso y disfrute de tan distinguidas personalidades... Que sus vergas crezcan y sus coños se humedezcan con este espectáculo... Para eso han venido, ¿no? 

El combate era una farsa, estaba claro... La Domina quería usar a sus nuevas esclavas como meras rameras para uso y disfrute de sus amistades... Pero parecía que su acento o sus palabras no eran muy entendibles... O quizás, simplemente no les importaba nada de lo que pasaba... 

Y aún así, allí estaba la germana, con sus pechos al aire, sus duros pezones siendo castigado uno de ellos por el hombre que la había alzado por el cabello y la mantenía así mientras seguía con la red en sus piernas en una postura humillante y que aún así, su rostro permanecía impasible, 

La velada se estaba volviendo un poco rara con el expectaculo de la rubia esperaba al menos hubiera buena pesca.  

En medio de todo aquello escucho una voz uno de los presentes le hablo con uno tono que le recordo a cuando luchaba en el frente el fragor de la batalla cuando la locura llegaba y la muerte arrebataba el valor de mis hombres. La sangre, los gritos y el odio. La amenaza de no volver a ver el rostro de roma una vez mas. 

En mi mirada se cruzaron mil sentimientos. Que era el miedo si no un instrumento para doblegar a los debiles, pero no funcionaba con quienes la muerte era una vieja conocida. 

Ese fuego en mis ojos... tomo aire.- Mira niño yo como acero barbaro, y meo fuego griego. Y puedo atravesar el culo de una pulga con una flecha a doscientos metros. Si vienes a que te de por culo la polla de Marte ponte a la cola detrás de la muerte, pluton, y unos cientos que quieren joderme, pero antes ganartelo no regalo nada a los debiles.- digo con un tono claramente borde y chulo. Mirandole a los ojos 

Tengo muy mal genio, y si eres tan infantil te jode simplemente que hable con una hija de marte, mejor te vas por ahí a machacartela pensando en tu mama.  

Y no no perdono tu atrevimiento niñato. Cuando seas un poco mas maduro quizas entiendas que ser un capullo no atrae a las mujeres. Asi que vas a disculparte minimo con tu domina a la que pones en ridiculo con tu actitud y a tu compañera y con Marte y este patricio y sacerdote dejara pasar el insulto como invitado en la casa Donicus la cual se juega mucho hoy aqui.  -termino a ver si se daba cuenta de que la estaba cagando delante de todos los invitados en un dia que tanto podia hacer alzar a la casa como hundirla dependiendo de que pasara.

Salgo con una sonrisa divertido tomando un hacha de batalla de madera, tu no puedes entender nada, eres una perra griega fruto de la endogamia... no soy adiestrador de animales... preparado para la batalla el sacerdote parece tomarse a mal las palabras del doctore.

Dejo el combate a un lado para dirigirme al sacerdote, perdón sacerdote, pero el doctore se ha expresado mal, el no pretende ofender a nadie, tan solo necesita aprender a expresarse. Su intención es decir que tanto el dios Marte, mi dios Thor o el dios de cualquiera de otra religión de la guerra no le va importar a que dios sigamos, solo va desear que ofrezcamos un buen combate, disculpa al doctore por no expresarse correctamente...

La romana había atendido a la petición de la dómina, quedándose a su lado y por ende, junto al sacerdote, a quien estaba apunto de preguntale algo sobre la aclaración acerca de los gustos de Marte cuando la voz de Diulius llegó hasta ellos, Livia sale de su aparente fervor religioso y el miedo ensombrece su mirada al girarse y ver al doctore tan enojado. ¿Realmente había hecho algo mal ella? ¿Era eso lo que le había enfadado? ¿Era culpa suya? Octavia traga saliva, carraspea, se coloca la coleta e intenta controlar un nervioso pestañeo en su ojo izquierdo, sin éxito. Finalmente vuelve a carraspear y su angustia es evidente a ojos de ambos hombres y de la domina. 

-Doctore...no...no lo hagas.- pide en tono casi de súplica, toda su gallardía anterior parecía haberse evaporado ante las maneras del entrenador, sustituido todo ello por una preocupación exacerbada. Tan grave es a su juicio lo que ocurre que se interpone entre ambos hombre y planta una mano en el pecho de Duilius en un peligroso gesto, dado el estado alterado del doctore, cualquier cosa podría pasar, pero Livia contaba con que tal vez así el galo reaccionara y viera el error que estaba cometiendo. Si ahora el hombre deseaba hacer algo contra el sacerdote, necesariamente tendría que pasar por encima de la romana o apartarla- Suficiente daño está sufriendo el ludus esta noche...por favor...me lo prometiste...- le susurra en un tono extraordinariamente bajo, lo suficiente como para que tan sólo pudieran escucharlo tal vez, la domina, Mars y Titus

Pero por si los ánimos no estaban ya bastante caldeados, llegó el nórdico con sus aires falsamente conciliadores y se gana una mirada fulminante por parte de la romana, pero ella si que no deseaba echar más leña al fuego, por lo que vuelve a centrar su atención en el galo, buscando su mirada con la propia para evitar una reacción negativa.

-Me lo prometiste...-le repite tras las palabras del nórdico temiendo que éstas hicieran mayor daño en el orgullo del galo, manteniendo el tono bajo y apenas audible.