Partida Rol por web

La romana se remueve mordiéndose aún con más fuerza el labio inferior y alza más la barbilla, pero no muestra una tonta sonrisa, sino un rictus serio y orgulloso, aunque tras su espalda sus manos temblaban y debía apretarlas con fuerza para contener los espasmos nerviosos:

-Gracias, señor... sus palabras hacen arden mi espíritu y tan solo deseo que mi alma sea tan digna del amor de Marte como este pequeño altar es digno de él a vuestros ojos. Tan sólo le pido la fuerza y la fe necesarias para seguir su camino, que sus designios me sean revelados...- su mirada se clava en la de Mars y en ella hay un destello provocativo y fiero, igual al de aquel día en la arena.- ¿Cómo puedo acercarme aún más a Marte y servir mejor a su voluntad, señor? Porque deseo complacerle...él me dio la fuerza cuando más la necesitaba y siento que aún no he...pagado mi deuda.

Camilia miro con miedo cuando macaron con hierro el cuello de Livia, por un momento penso que perderia una esclava y se meteria en un gran lio. Pero finalmente ella resistio tal vez por su fe aunque Camilia veia mas la accion de la droga que ahora tomaba.

De cualquier forma antes de que Livia le mostrara el altar que habia hecho ella, la patricia se retiro dandole una señal a Mars de que se iria. Sobre que tan lejos se iria no era algo que supieran aunque seguro habian guardias fuera de las celdas.

Marte es un dios que ama seguir sus pasos y dictados, la guerra en la arena, la lucha y tantos otros. Pero al igual que con el altar, el quiere la fe la respeta. Pero mientras hayan infieles que no sigan a los dioses romanos, o manchen el suelo del imperio con sus dioses paganos. 

La fe se debilita,tu solo puedes estar aqui o en la arena. En lla tus victorias seran el arma que conquiste los corazones para marte, pero aqui dentro no se que podrias hacer por el con la gente que aqui habita . Y creo poco en los conversos muchos son solo falsos. Pero si no se convierten y rezan a otros dioses entonces son enemigos de Marte. Y eso es la guerra.-añado

La romana mira atrás y ve que la domina les ha dejado solos...¿acaso era una invitación? ¿O una prueba? Era imposible saberlo pero el ardor del corazón de Livia difícilmente podía apagarse, el dolor y el orgullo de su marca se habían unido en una poderosa excitación que, como un río amenazaba con llevársela por delante una vez más. Pero las palabras de Mars acuciaban a que usara su razón y escuchara.

-Si señor Mars, entiendo que la fe en los olímpicos debe prevalecer. -coincide Livia dando un paso hacia el sacerdote y se atreve a posar su mano en el brazo del hombre con una suave y cálida caricia, incapaz de permanecer impasible al calor que emanaba su cuerpo, notable para ella incluso a centímetros de él- Mis hermanas tienen muchas virtudes mas es difícil convencerlas de que abandonen sus viejas y primitivas creencias...pero yo no dejo de hablar de Marte y de su patrocinio en la arena...ahora ya no soy lider de las gladiadoras y Soenya es quien nos comanda. Con un poco de suerte, eso cambiará si tengo fe y prevalezco...-la caricia se hace más larga y sus palabras se arrastran un poco mientras se acerca con un contoneo suave, no el propio de una prostituta sino de una mujer educada aunque deseosa- No deseo que vuelvan a expulsaros de aquí ni busco un nuevo castigo para mi cuerpo, señor, mas si que me gustaría estar con vos...una noche...tal vez más...tal como hicieron Venus y Marte...si vos también lo deseais.

Recuperaras el liderato de las gladiadoras, no tengo dudas. Y cuando lo hagais tendreis el verdadero respeto que siempre os merecisteis.-comento cuando habla de lo perdido.

Tomo su mano acercandola a mi corazon mientras la mia la poso en el suyo. -Marte y Venus no solo sentian una gran pasion entre ellos si no ademas se amaban y es por eso que acabaron uniendose en esponsales. -susurro

No seria bueno castigar tu carne con mas latigos. Solo con uno si te lo mereces.-digo acercando uno de mis dedos a tus labios introduciendolo despacio en su boca. -Hablare con la domina quizas me deje pasar alguna noche por aqui,y acceda a nuestro deseo.-añado

La respuesta de Mars pareció enfriar el deseo de la romana, aunque por otro lado ya la temia y no fue del todo sorprendente. Pero si le hicieron sonreír un cuánto sus palabras cuando él hablo del deseo compartido. Aquello hizo que su mirada brillase un poco:

-​​​​​​-Espero que acepte compartirme...le gusta gozar de mi compañía a solas...- le dice en un susurro cercano y le guiña un ojo de aquella mirada azul profunda como el cielo del mediodía- sólo puedo entonces esperar...y soñar con el látigo que sí merezco...- musita al tiempo que toma con sus dos manos la de Mars y la retiene levemente en su sitio, entre sus labios y empieza a lamer la punta de las yemas con la lengua, abrazando despacio con sus labios toda la circunferencia, succiona suavemente la piel y juega en el interior de su boca con ambos dedos usando su lengua para rodearlos y acariciarlos.

No era una experta, no era una meretriz de lupanar, era una noble en otra vida y ahora era una gladiadora...lo que le faltaba de experiencia lo compensaba con una pasión que amenazaba con desbordar la y un brillo ardiente en la mirada.

Paso mi lengua por mis labios y sonrio como un lobo. Aunque al poco suspiro. -Tengo que hablar con la domina entonces. mis compañeros de mi doctrina al parecer estan mas interesados en la politica que en los pasos de Marte. Y me recordaron que no debo jugar sin permiso de los dueños.- Aun asi paso las yemas de los dedos por su cintura hasta llegar a sus muslos por fuera y subiendo para  clavar las uñas en su culo apretandolo ya arañando

La romana abre un poco la boca lanzando un gemido que no llega a concretarse en sonido alguno, ahogándose antes de salir pero destinado a dejar claro que gustaba de la caricia del sacerdote, y, dejando llevar su cadera ante el gesto de Mars, su cadera se pega a la pierna de el hombre, muy cerca de la entrepierna. Casi por instinto, al unirse tan de cerca sus entrepiernas, la cintura de Livia da una sacudida como si bailara contra el hombre, en un gesto provocativo y sensual que apenas podía controlar:

-Entonces no pierda el tiempo debatiendo con ellos...es verdad que no debe tocar lo que no es suyo...- Livia araña un poco con sus manos los músculos de los brazos de Mars, clavando un poquito sus uñas al tiempo que se mordía el labio inferior- Pero eso solo puede negarlo quien es el poseedor. Olvida esos sacerdotes incrédulos, Marte los pondrá en su lugar. Yo ya estoy preparando el terreno con las demás para que el dios de la guerra entre en sus vidas...así que la domina debería estar receptiva a nuevas visitas de su excelsa parte...hay celebraciones que hacer en honor a Marte...y necesitamos un líder espiritual de...su talla- y la mano de Livia baja hasta la entrepierna del sacerdote para palpar la firmeza allí escondida.

Ahora mismo la guerra quiere entrar en otras partes-susurro notandose que estoy duro.Mientras mis dedos pasan por debajo de la ropa de la romana buscando tocar probando si esta mojada y preparada ya. A la vez que acariciaba su clitoris aumentando el deseo

Livia da un suave respingo al notar sus ávidas manos explorar su interior, traga saliva y mira algo nerviosa un instante a fuera...parecía que no se veían guardias, ello la hizo volver su atención al sacerdote, alza los brazos como aquella vez y le rodea la nuca con ellos y, dada la diferencia de alturas, ello hace que Mars baje un poco la espalda mientras que Livia queda casi de puntillas.

Una de sus piernas sube y se posa en la cama abriendo mejor el paso al intimidad de la gladiadora, húmeda desde hace buen rato, el clítoris se nota ligeramente engrandecido y los labios inflamados por la espera:

-La guerra...siempre es bien recibida en quien vive para ella...

Me agacho mordiendo los labios de la romana con fuerza como si fuera un lobo hambriento, mientras bajo por su cuello. Mi mano llega a su cadera levantandola un poco mientras aparto la tunica.

 Sacando la guerra y empujandola dentro de la romana entrando despacio disfrutando de la sensacion y una vez esta la mitad la agarro por el culo atrayendola contra mi y golpeandola, entrando duro en embestidas. Subiendo el ritmo dos suaves uno duro una y otra vez. Mientras mis colmillos se clavan en su garganta . 

Livia se ve obligada a morder las ropas de el sacerdote en un primer momento pues su acometida la pillo tan de improviso que por poco deja escapar un potente gemido, pero eso no ocurre ya que logra ahogarlo a tiempo.

Cuando Mars la eleva un poco, la romana sube sus piernas y le abraza con ellas a la altura del trasero mientras sus manos permanecen agarradas a su nuca como principal punto de apoyo. Y entonces vino su mordisco, tan embriagador, tan salvaje...

-Ponme contra la pared...- le pide mientras disfruta de sus embestidas, captando prontamente el ritmo y acomodándose a él con su movimiento de caderas, contrario al de Mars para sentir que la guerra llegase más adentro, invandiendola, echando abajo sus nulas defensas.

Al escucharte mis brazos te levantan más en el aire agarrándote de las caderas y te empotró contra la pared.

Las embestidas comienzan a cambiar la intensidad. Mi lengua recorre el cuello y los pezones. Buscando dedicarme más al placer y estimular, mientras mis dedos rozan el clítoris.

Al mismo tiempo las embestidas comienzan a ser más precisas rozando la entrada vaginal más cada vez aumentando la sensación en cada embite. Con fuerza y moviendo la otra mano ayudando a subir y bajar los golpes de la guerra rozando mucho más las paredes del interior de la romana.

Junto a la lengua acompañan mordiscos al cuello hombro y pezones estirando de estos más suavemente en principio.

Y empotrandola contra la pared con fuerza, 

La romana echa la cabeza para atrás, primero para mitigar el dolor de la quemadura de su cuello, la cual rabiaba por tanto meneo, empezando a supurar el líquido propio de este tipo de lesiones, pero Livia no se daba cuenta o no le daba demasiada importancia.

Entonces sintió que su deseo era concedido pues noto en su espalda la fría pared y uso una mano para librarse de la parte superior de su ropa y así facilitar el acceso de Mars a sus pechos, permitiendo y deseando que hiciera cuanto quisiera con su cuerpo. Las embestidas continuaban llegando a un ritmo imparable y poderoso, la violencia de su acto era demasiado agradable, algo incomparable a lo que había sentido anteriormente...

Para ahogar los gemidos, Livia termina precipitando su rostro sobre el del sacerdote de nuevo y así es como volvieron a besarse, de la misma manera pasional, lujuriosa y salvaje a como lo habían hecho en la arena, pero esta vez sin nadie mirando.

-No...no pares...- dice entre bocado y bocado, mordiendo sus labios, enterrando sus manos en sus cabellos negros como la noche, alegando sus cuerpos más allá de lo humanamente posible.

Comienzas a notar que no solo controla el ritmo si no que parece conocer mucho más sobre el goce de las mujeres.

Sus manos y dedos comienzan a recorrer y excitar cada centímetro de tu piel y cada parte erógena.

Notas que posee verdadera habilidad y maestría, sabiendo dedicarse a ti y a los juegos.

Sus movimientos de cadera consiguen rozar tu clítoris y golpear tus paredes, empujando cada punto excitable con fuerza. Notas que se lo toma en serio, dándote lo que necesitas como si no hubiera nada en el mundo aparte de vosotros.

Sus caricias y sus mordiscos en tus labios, son totalmente entregadas a ti. Como intentando unir vuestras almas en solo una, su lengua busca la tuya notando la dulce y adictiva como la miel capaz de hacer temblar a cualquiera.

De repente cambia la intensidad y el movimiento haciéndote notar que aún no parece haber llegado al techo de su habilidad de darte placer.

Una mujer normal quizás ya se habría vuelto loca, pero tú eras mucho más.

Completamente entregada al éxtasis, Livia ya apenas puede contener sus gemidos, por lo que trata de atrapar la boca de Mars con la suya con la esperanza de que, teniéndola ocupada, los sonidos se amortigüen entre sus labios pero resultaba harto difícil pues no hacía mas que perder la concentración y debía entonces morder las ropas del sacerdote al tiempo que sus uñas buscaban penetrar su carne.

La experiencia de Mars la tenía absolutamente embriagada, su mente no era capaz de pensar, las oleadas de placer la llevaban de un lado para otro, meciéndose como un barco a la deriva, apenas capaz de mantener el dominio de su cuerpo, solo lográndolo por su pura fuerza de voluntad. La romana era orgullosa hasta para esto y, aunque su devoción la impelía a la servidumbre, también deseaba mostrar al sacerdote hasta qué punto podía complacerle, de modo que abre los ojos para buscar su mirada con lujuriosa determinación y la clava como lanzas de fuego azul, respirando agitadamente y con sus frentes pegadas, Livia demuestra que tiene ganas de pelear y se atreve a tirar del cabello de Mars para hacerle mirar hacia arriba y comienza a comer su cuello, sus orejas y sus hombros hasta donde empezara la ropa, sin marcarle pero arañando con sus dientes sin compasión.

Su frente contra la tuya y su mirada, intensa como las estrellas o los mismos fuegos del tartaro.

Notas como devuelve tus mordiscos y tu pasion sus manos como si fueran el placer hecho carne recorren tus muslos haciendote abrirte te agarra del pelo de tu coleta y te gira poniendote de espaldas sobre el camastro a veinte uñas.

Despacio comienza a besar,lamer  y acariciar, tu cuello tu espalda con cariño. Tanto como nunca hubieras imaginado, sus caricias son como escalofríos, sopla despacio en tus cicatrices notando el frio en tu espalda en contraste con su calida lengua,que hacen que se estremezca tu piel, tu carne tu alma. notando como se dedica totalmente a ti y a tu placer preparándote. Sigue bajando a tus nalgas mordiendo y lamiéndolas   hasta que llega.  

Comienza a lamer, su lengua recorre tus labios menores rozándolos delicadamente casi como si no los tocara despertando cada zona erógena de tu vulva pero sin tocar tu clitoris. Como si fuera un plato que se guardara para mas adelante, o a que te lo ganaras, sientes como si fuera una tortura como que cada vez que esta apunto de llegar a los campos eliseos se desvia dejandote a medias. 

Su boca presiona y estira tus labios controlando siempre la intensidad acertada y adecuada para darte todo el placer que necesitas, con sutileza y maestria de alguien que se entrega por completo. 

Pero no se queda ahí mientras lo hace, recorre tu cuerpo con sus manos, acariciando tus muslos, tu abdomen,tus senos , tus brazos estimulando todas tus zonas erogenas sin dejar de dedicarse a ninguna parte de tu cuerpo, aumentando el placer en todo momento. 

Al poco comienza a dedicarse a tus labios menores, lamiendola con la punta de su lengua bien lubricada,recorriendote de abajo arriba,empezando suavemente y aumentando cada vez la velocidad y la presion jugando. De nuevo rodeando , acercandose insinuando pero sin llegar a tu clitoris de nuevo. 

Aumentando tu deseo hasta que notes que no puedes mas. PEro no solo eso pues a la vez que  recorre tus labios, sus manos estimulan la entrada de tu vagina haciendo un poco de presion con ellos aumentando tu placer. En este momento sus caricias y su lengua es tan intensa que parece ser discipulo del mismisimo eros. Notas como en cada momento esta pendiente de ti, y tu lenguaje corporal de que te gusta mas, que te estremece , de como arqueas tu espalda, de si mueves las piernas, tu respiracion, o si  te agarras a algo con tus manos. 

En ese momento cuando notas que vas a morir llega a subir la apuesta a lo mas alto. Con su primer contacto la punta de su lengua rodea tu clítoris en movimientos circulares. Mientras lo hace sus dedos y sus labios acarician cada parte de tu cuerpo de nuevo sincronizados con tus muslos, tus senos y cada punto erógeno de tu cuerpo, descubriendo y explorando lugares de tu piel que ni siquiera tu conocias. Sigue y sigue tan bien que pareciera que hace magia ahsta llevarte a la locura que quieras gritar que lo haga y en ese momento, como notandolo. 

Situa tu clítoris entre sus labios,apretandolo con suavidad, comenzando a succionar de forma ritmica a la vez que sus dedos se adentran en ti acompañándolo . 

Sus labios parecen hechos para dar placer, su lengua y sus manos herramientas del deseo capaz de hacerse derretir al corazon mas gelido, en todo momento destila pasion y cariño, con una dedicacion casi religiosa a ti, dandotelo todo. 

Livia entreguerras los ojos y se abandona, confiando ciegamente mientras Mars la maneja y se encuentra sobre su tabla que hace las veces de cama, pero en lugar de acostada, está a cuatro patas y el hombre le brinda un masaje en toda la piel marcada de la espalda. Sus cicatrices son especialmente sensibles a cualquier sensación y las caricias en forma de besos y lametones que el sacerdote le regala, erizando cada centímetro de su piel, poniendo duros sus pezones y no por frío. No, el frío estaba muy lejos de ellos en este momento.

La romana ya no puede contener los gemidos que estallan en su garganta, tal vez ya no siquiera se acuerdo de intentarlo, todo su afán está centrado en buscar el placer que Mars juega a negarle, su cadera se mueve como loca intentando que, aunque sea por error, la boca del sacerdote encuentre su objetivo pero el religioso es un tipo versado en las artes amatorias y también en la dominancia y la conquista...con razón era un elegido de Marte.

La piel de Livia se perlaba por el sudor, le temblaban los labios, las manos y las rodillas, sólo bastaría un toque acertado por parte de Mars para que ella sucumbiera sin remedio, ya casi sentía que se volvía loca, el mundo había desaparecido y solo existían ellos dos. 

-​​​​​​-Por favor...señor... hágame suya...se lo imploro...-​​​​​​-dice casi sin ser consciente de sus palabras, su voz es grave, tomada por la pasión y suena entrecortada por su alterada respiración.

Toda la cadera y por tanto tanto el culo como el sexo húmedo e inflamado de Livia se movían como una serpiente, como si sonara una música lenta pero de potente ritmo, ejecutando una sensual y provocadora danza de puro instinto.

Con una sonrisa, da un ultimo golpe suave con la punta de su lengua en tu clitoris, excitandolo mas. 

Cuando se incorpora poniendose detrás de ti acariciando tu nuca suave pero tomandola hasta que notas como la guerra entra en ti de nuevo en un movimiento dandote el gozo de una entrada que notas totalmente presionandote y rozando tu clitoris tras lo cual golpea duro. 

Poco a poco comienza a subir la intensidad notas que sus movimientos parecen nos er al za¡¡azar golpeando tus paredes en lugares donde mas pueden excitar tu interior como creando un camino mientras sube dandote mas y mas duro. Una de sus manos se pone en tu cadera haciendo fuerza y la otra en tu nuca tomandola fuerte a la vez que la acaricia, dandote cada vez mas duro y profundo abriendote. 

Sus manos tocan tus puntos erogenos jugando contigo, mientras te golpea a veinte uñas con movimientos profundos y circulares sin saber muy bien porque solo notas cada vez un placer mas intenso. Sus mordiscos se abren paso en el lobulo de tu oreja, tu cuello y tu hombro, Notas como la intensidad aumenta mientras golepa la entrada de tu vagina, rozando a la vez tu clitoris, cunado en un movimiento mas profundo llega a golpear tu cervix golpeando tu cuello uterino. 

Notas como recorre tu cuerpo por dentro y por fuera, provocando olas de placer por tu piel con caricias arañazos, mordiscos y con la guerra llegando a lo mas profundo de tu alma. En un momento estira de tu pelo hacia atrás mientars llega mas profundo que nunca a tu cuello uterino moviendose en circulos manteniéndose ahí.- Aguantaras la lanza de Marte- te dice presionando con un placer que parece ser el arma del mismo dios. 

-Ah...por los dioses...aaah...- gime la romana mientras siente las fuertes penetraciones de Mars, duras pero acertadas como un experto arquero, directo a sus puntos más erógenos, puntos que jamás ningún hombre había mostrado interés por estimular, por lo que las sensaciones eran inabarcables, la mente de la mujer estaba en blanco, completamente fuera de sí. Los "golpes" no se sentían dolorosos, sino placenteros en sumo grado.

Entonces llega la gran acometida, la lanzada perfora su sexo sin piedad y la romana gime con fuerza, clavando las uñas en la tabla pero no se aparta ni se ladea, aguanta la embestida y sus flujos vaginales se derraman con mayor fuerza llegando a gotear sobre la tabla y empapa los testiculos del sacerdote. Es más, Livia incluso, pasado el primer segundo, recula y acoge toda la inmensidad de la guerra en su interior, sin importarle el dolor tan solo quería sentir más.