Partida Rol por web

Livia deja que sea Brinda quien presida la comitiva que rinde pleitesía a los dioses mientras ella no pierde de vista a la concurrencia con miradas de soslayo, se arrodilla antes las efigies con devoción igual que el resto pero en cuanto acaban su paseo triunfal se reúne con Dagna y Bheka.

-No os preocupéis, id a limpiaros las heridas, aceitaros de nuevo y poneros ropajes limpios, en poco rato alguien querrá vuestra compañía mas no tardéis.- les dice a ambos apretando sus hombros con las manos y asintiéndoles con la cabeza.

En cuanto los hubo despachado, Livia se gira hacia su objetivo, Manius, a cuyo lado se sitúa con la excusa de agradar a los patricios que se hallaban cerca de este, pero de paso trata de poner el oido para enterarse de lo que le hablaban al joven Donicus.

Tus compañeros gladidores se van ante la orden de Livia dejandote sola con ambas mujeres que sonrien con complicidad cuando te tienen cerca.  "Si te llame. Despues de todo queria charla con una campeona." expreso la mujer sonriendote y acercandose a ti. Sin pedir permiso empezo a tocar uno de tus brazos mientras la peliroja se acercaba del otro lado. "DIme como se sintio golpear a otras mujeres de esa forma?" pregunto divertida.

Tanto Dagna como Bheka asintieron y se marcharon a lavarse, dejando a tu compañera sola. La cual se acerco a dos mujer de aspecto noble y que pronto empezaron a inspeccionarla.

Aunque Livia no se quedo viendo sino que fue a ver a Manius que charlaba con unos hombres. Estos por lo que escuchabas lo felicitaban por el poder de sus gladiadoras y gladiadores. Este si bien aceptaba e ahalago decia que su madre era quien fue la encargada de conseguirlos. Entonces hubo un brindis por ella antes de comentar si Manius tenia prometida o un plan para el futuro.

En ese moemnto te acercaste y los romanos te vieron por un momento antes de seguir como si nada. "Manius sabes deberias disfrutar de tu tiempo. Deberias ,mostrar que eres un hombre y no te dejes llevar por esa mujer Elia. QUe es buena sin duda pero te trata como niño." dice uno de ellos cuidando sus palabras.

El bueno de Faustus ya se estaba tomando unas confianzas un poco preocupantes. Una cosa era tirarse a su hermana juntos y otra cosa era usar una daga cuando le recomendé amablemente.  A Marte no se le amenaza con armas,y porque no decirlo le había cortado todo el libido.

Calculando donde estaba el arma solo debía usar algún paso para apartarla,de lado y después quitarme de enmedio. Pero mejor era distraerle o parecer que fuera sin querer.

Por supuesto dejo que me acaricien los brazos sin poner ningún impedimento mientras las escucho. No es agradable, nunca lo es. Pero es lo que debo hacer para ganarme el respeto de los romanos. Y porque sé que ellas harán lo mismo si se lo permito. No es divertido, es un trabajo.

Giro la vista hacia las dos mujeres y sonrío. Sin embargo me gusta ser buena en mi trabajo. No creo que pudiera hacer otra cosa. Aunque cuando estuve con los egipcios parecía que mi destino sería otro.

No sabía si es que estos rollos le gustaban también al anterior pretendiente o si el bueno de Faustus lo habían enviado a Hispania con su hermana por algún escándalo público o guardar un secreto que su prima o el viejo habían descubierto.

En fin había luchado mucho y entrenado en lucha romana. Habían movimiento para cada situación y algunos incluso para defenderse de ataques con armas.

Sabía dónde estaba la daga y su posición solo debía moverme ligeramente mientras golpeaba la mano hacia un lado y yo me giraba para no recibir golpe alguno,ser rápido.

El estaba totalmente fijo en mi eso lo ponía distraído no se esperaría nada.

Así que sople en su cara a la vez que me movía a un lado y con una mano desviaba la daga al lado contrario.

Gire sobre mí mismo como tantas veces había hecho.

Apoyando mi peso en mis pies usando mi peso y mi altura como un apoyo.

Así me aparte incluso de su hermana en el movimiento.

Esperando que el golpe lanzará lejos la daga con suerte.

Cerré mi túnica de nuevo.

El emperador está aquí,vigilando cada cosa y pretendías herir a un sacerdote con una daga? 

chasquee la lengua ya vestido saliendo de la sala hasta donde era la fiesta. Antes de salir 

A la mierda el compromiso Faustus tanto la has cagado,vas a tener que recuperar mi confianza. Ya veremos qué pasa. Esta es tu casa pero Roma es mi templo y mi dios me protege.

No iba a darle una oportunidad a aquel loco levantar un arma contra el,pero mejor hacerle creer que si lo haría.

Y marche a buscar a mis gladiadoras en quien si podía confiar. Sin dejar de mirar atrás por si ese idiota intentaba atacarme o su hermana.

​​​​

Livia toma unas uvas de una bandeja portada por los esclavos y se acerca con aire meloso y servicial a Manius, pidiendo permiso al joven amo para dárselas en la boca, tanto a él como a los hombres con que conversaba mientras fingía no estar atenta a la conversación que se desarrollaba, pero con la excusa intentaría oír más de la charla.

Manius se sorprendio un poco al tenerte tan cerca, pero al notar que eras vos te sonrio y acepto las uvas.

"Elia me esta cuidando señores..." expreso tras dejar acomodar a Livia. "Ademas no soy un niño." dijo mirandote aunque te fijaste que miro mas a Marcia. "Soy un hombre y cuando sea mayor servire con orgullo en su ejercito." proclamaba el joven como buen romano.

Esto causo un par de aplausos y unos asentimientos de los demas. Nada fuera de lo protocolar.

"Felicidades Manius." dijo uno con una sonrisa. "Pero igual un hombre no lo es solo en privado y en el campo de batalla. Hay que hacerlo publico y este es un buen lugar." expreso el mismo hombre que lo felicito.

"Claro. Aca hay tantas sirivientas y sirvientes lindos. Incluso ya que los tuyos ganaron podrias sacarle un gladiador a Balbo y tomarlo esta noche. Eso hacemos los hombres." comenta otro con una sonrisa maliciosa.

Un par de ellos asiente. "Si, eso seria justicia. Como corresponde en tu hogar y en toda roma." expreso hablando de nuevo el primero. "Ademas aqui tienes a una de las gladiadoras dandote uva porque no la mandas a que traiga a una de las perdedoras o perdedores. Lo que prefieras." el joven se quedo pensando pero los hombres de ahi parecian avivarlo a que lo hiciera. Por eso el joven te dio una mirada a ti.

Livia entrecerró los ojos al ver cómo aquellos hombres intentaban manipular a Manius para reírse a su costa o tal vez para provocar un conflicto, pero le agradó ver que el chico pedía silenciosamente su consejo, aunque ella se hizo la distraída.

-¿Porqué iba un hombre a conformarse con lo segundo mejor de la noche?-pregunta, no a Manius, a todos en general, poniendo un tono seductor al tiempo que paseaba entre ellos con un movimiento de caderas y ponia uvas en sus bocas, acariciando sus labios con las frutas- Un auténtico romano hace lo que le viene en gana, aspira a la excelencia así que solo llevará a su lecho a quien considere excelente ¿no? ¿O acaso alguno de ustedes querría al segundo mejor gladiador del coliseo pudiendo elegir al primero? Tal vez los mediocres hagan eso...-provoca un poco sibilina lanzando miradas aviesas pero sensuales a todos ellos para luego volver al lado de Manius, dejando la mejor uva del racimo en su boca.

El movimiento salio como lo planeado y la daga junto a los hermanos quedaron apartados. Aunque fue cuando ya te ibas que volvieron a moverse. "Vete a la mierda tu y tu amigo Mario Flavius. Crees que el otro siendo senador salio mejor cuando se metio con nosotros. Te pasara lo mismo o peor infeliz." dijo sin pensarselo mucho. Aunque dejandote partir.

Pronto escuchaste a los hermanos peleandose entre si, a gritos mas que otra cosa. Llamando idiota a uno y puta a otra. Pero ninguno deteniendote en tu andar de nuevo a la sala de invitados.

Al llegar de nuevo al salon te diste cuenta que la pelea habia terminado. Los invitados estaban disfrutando de los gladiadores de la casa que parecian contentos por lo que te hacias una idea de que habia pasado. Mientras en un rincon apartado veias a un Balbo enojado.

Lo que si todos estaban apartados los unos de los otros. Al buscar tambien notaste que un par de los falsos gladiadores faltaban.

No quito ojo de Balbo, sin duda la cosa no acabará así. Más pendiente de todos, que todo se esté desarrollando sin percances, me llama la atención la repentina ausencia de Mars al descubrir a Caligula. Algo debe estar tramando para desaparecer así.

Me acerco a los senadores con los que estaba hablando antes de empezar el espectáculo, Decius y Titus Servilius.

-¿Todo en orden, estaís disfrutando de la velada, mis señores? - 

Si bien todas estan ocupadas en lo suyo, notan al sacerdote de Marte volver al salon. Se encuentra solo.

Algo que las mujeres no estaban. En un rincon algo apartado estaba Brinda con mujeres patricias hablando y casi pareciendo rodeada por ellas. Mientras Livia fue con Manius a quien alimentaba con uvas, mientras este hablaba con otros hombres en una charla tranquila. Por ultimo Elia se encontraba con un grupo de senadores y un militar que parecia vigilar a los lados.

Comienzo a andar por la casa hasta la zona donde está Brinda. Rodeada de mujeres.

Gladiadora ven conmigo. Discúlpenme señoras pero he de hablar con mi subalterna. Les digo a las patricias con etiqueta notándose que necesito hablar con Brinda