Partida Rol por web

Tras el mal momento con los guardias tanto livia como Soneya habian pensado en practicar entre ellas. El doctore estaba ocupado con los guardias mientras el Nordico sen encontraba con sus compañeros con la egipcia ayudandolo.

Asi que quedaron ella y varias armas de practicas. Por lo que algun enfrentamiento debian tener, estaba en la sangre de ambas. Los Romanos y los germanos nunca se llevarian bien.

-Pues...no lo había pensado pero...si, es posible...así los soldados pueden sentir algo gordo entre las manos por una vez.- dice siguiendo su broma, un poco en alto para provocar un poco a los guardias si seguían escuchando.- Bien veamos...oh...¿quieres probar un juego? en la arena debe quedar espectacular.- coge un arma que nadie escogería en su sano juicio...Livia toma un arco corto y un carcaj de flechas con punta redondeada y de madera y su sonrisa parece divertida.

Livia muy segura de sí misma, toma el carcaj y se lo echa al hombro:

-Pues no se, improvisa...deja las estrategias para los romanos, ¡a vosotros no se os dan bien!- le explica ante su pregunta con una risotada, era evidente que pretendía picarla un poco pero sin malicia, otra cosa sería cómo se lo tomara la germana. En verdad no había pensado ninguna estrategia concreta, tan solo había visto el arco y tenía ganas de volver a usarlo. Echa a correr tratando de poner distancia entre ella y Soenya. El plan era simple, nada que pudiera llevarse a cabo en un combate real pero a Livia se le ocurrió que podría ser un bonito espectáculo para la arena. Trataría de alejarse unos quince o veinte metros a toda velocidad, luego se giraría para disparar a la germana y luego vuelta a poner distancia entre ellas. Probablemente se agotaría a los pocos minutos, pero ahora le parecía algo muy divertido.- ¡cuidado con la cabezota!

La germana vio como la romana echaba a correr descarriada y no entendió bien si realmente estaba trastornada o simplemente se aburría... 

- Corre romana, corre... Que voy a lanzarte pollas gordas de esas que envidian los romanos... 

Dijo mientras cogía un pugio de madera y se lo lanzaba a la romana mientras ésta corría. 

PUM.

El maldito pugio alcanzó en la espalda a la romana cuando corría y ahí entendió su error de correr en linea recta. Bueno en algún momento se le acabarían las cosas que arrojarle...si no decidía arrojarle a un soldado.

- ¡Nunca le des la espalda a un enemigo, romana! - Dijo con una sonora carcajada. 

Realmente no había lanzado el pugio con excesiva fuerza, solamente la suficiente para alcanzar a la romana en su carrera y darle una pequeña lección.

- Imagina si esa daga gorda hubiera sido una lanza... Te hubiera podido empalar... 

Esperó a que la romana se colocara en posición para prepararse en bloquear las flechas, algo bastante complicado... 

Livia se frota la zona del hombro dolorida aunque no se le ha borrado la sonrisa. Se apunta el consejo de la germana y se prepara para disparar, adopta una postura especialmente estética, estaba claro que practicaba para cuando hubiera público, no necesariamente estaba tomándose esta práctica como un combate si no como un espectáculo, algo que también debía practicar.

Tensa la cuerda, se agacha con una rodilla en tierra y suelta la cuerda al tiempo que espira el aire de los pulmones, tal y como habia aprendido...y la flecha sale volando directa a la germana.

Soenya se preparó cuando vio como la romana se posicionaba.

Quizás fuera porque eran flechas con punta redonda que no podían penetrar, quizás fuera suerte o quizás la germana era una gran guerrera... Fuese como fuese movió la espada y el pugio de forma que consiguió desviar la flecha que Livia le lanzó.

Su movimiento fue calculado y preciso e incluso su cabello recogido se movió reflejando ligeramente los rayos del sol mientras algunas gotas de sudor corrían por su escote... 

-Será posible...- dice la romana verdaderamente sorprendida, sonríe complacida pues realmente era algo muy espectacular que desde luego gustaría al público- ¡gran parada Soenya! ¡A ver esto!

Se toma su tiempo y carga otra flecha, entrecerrando los ojos durante varios segundos, concentrada, parece que el tiempo no corre para ella, está quieta como una estatua.

Sonrió con cierta malicia mientras veía como la romana se paraba para apuntar, momento que aprovechó para lanzarle el pugio que llevaba y prepararse para esquivar su flecha.

Cuando lanzó el arma sonrió de nuevo hablándole a la romana.

- En una batalla de verdad no tendrás tiempo de apuntar y menos en una directa o de uno contra uno... 

Tras ello se preparó para esquivar la flecha, con la mala suerte de que tropezó con la arena terminando con la cara contra ésta y escupiendo arena. 

-Esto no ha sido un buen plan...- musita Livia aunque seguía sonriendo. Debía tener un puntito de masoquista porque a pesar de estar recibiendo estaba disfrutando aquel combate. Suelta la tensión de la cuerda y la flecha vuela silbando a toda velocidad, alcanzando a la germana. Sin embargo en cuando la flecha salió disparada de sus manos, la romana no se queó a ver si daba o no daba pues un nuevo pugio volaba hacia ella...y una vez más lo recibió en pleno hombro, lanzando Livia un bramido enfadado y dolorido. Debía cambiar de estrategia o tendrían que sacarla en camilla de la arena.

Soenya, quien había tropezado y caído de bruces al suelo se apoyó con las manos en el suelo y se dispuso a levantarse con gracia y agilidad. Se impulsó con las manos de tal forma que logró realizar una voltereta en el aire y caer de pie con elegancia y un perfecto equilibrio. 

Sus pechos se balancearon con el movimiento y la arena, tocada por los rayos del atardecer, caía de su cuerpo brillando ligeramente y dándole un tono dorado a su piel y a sus cabellos, cabellos que se movieron con sutileza y aportando una salvaje belleza a aquella bárbara de rubios cabellos. 

Sonrío con cierto aire triunfante pues aunque la flecha la había alcanzado apenas había sentido su golpe.

- Romana. Voy a comenzar a correr y moverme por la arena, practicando un poco las acrobacias y saltos. Intenta alcanzarme con las flechas, ¿bien?

-Perfecto, eso será espectacular...voy a lanzar una ráfaga tras otra a ver que tal mi puntería contigo haciendo como las cabras por la arena. ¡Va!- dice de buen humor y prepara el montón de flechas a su lado en el suelo, posadas con cuidado para tratar de cogerlas con más ligereza. Luego estira sus manos y fija su vista en Soenya. Respira y coloca la primera flecha... y en apenas unos segundos volaron hasta tres flechas en dirección a la germana.

La germana comenzó a moverse por la arena buscando esquivar las flechas que lanzaba la romana. La primera de ellas la esquivó dando una voltereta en el aire que hizo que sus cabellos se movieran con el viento y sus pechos se balancearan sutilmente mientras seguía moviéndose por la zona de entrenamiento.

Pero, volvió a tropezar con la arena de aquel lugar, parecía que aún no se había acostumbrado a aquel terreno. El tropezón causo qué rodara por el suelo intentando evitar hacerse daño para terminar en el suelo, sentada medio de lado y con uno de sus pechos al aire mostrando un endurecido pezón mientras una gota de sudor bajaba por su pecho quedándose colgando en el borde de su pezón. Otorgando a aquel espectáculo la imagen de aquella sexy germana con un pecho al aire y un endurecido pezón.

Palmeó el suelo ligeramente. 

- ¡knulla! Tengo que acostumbrarme a moverme por este terreno... 

Livia estaba preparándose para la segunda andanada de flechas cuando, al fijar la vista en su objetivo se dio cuenta de que a la germana se le había salido un pecho y Livia no puede evitar fijarse. Realmente tenía una figura envidiable, una musculatura espectacular y un brillo en la piel que se veia tan hermoso bajo el sol de justicia de roma... Livia carraspea y sacude la cabeza, riéndose un poco de si misma. Tanto rato al sol empezaba a pasarle factura, sin duda, lo siguiente sería ver atractivo en una columna. Al menos la piedra era de las canteras de Roma.

-¿En tu pueblo no tenías arena Soenya? ¡Venga seguro que caer en arena es más agradable que hacerlo en piedra pero no se puede estar todo el día tumbada!- dice en tono burlón, aunque amistoso, sabía que ese tipo de bromas podrían gustar al público-  ¡te ayudaré a levantarte más rápido!- rie mientras da un cabeceo para echarse el pelo a un solo lado y vuelve a disparar tan rápidamente como antes

Desde luego su chiste hubiera tenido más gracia de haber alguien en la grada para oírlo. Sin duda los guardias estaban lejos y por eso no se habían reído. Si, eso debía ser. No es que no tuviera gracia, claro.

Soenya miró a la romana con una sonrisa mientras se limpiaba la arena de la cara y no hacia nada por ocultar su pecho.

- En mi tierra hay mucho verde y es más sencillo luchar en la hierba y entre naturaleza que en la arena... Y no, no teníamos arena salvo en las costas y era una arena diferente... 

La primera flecha le da antes de poder levantarse y ríe - Vale, lo capto. Si me quedo así en un combate me habrían dado. 

Se levantó de un salto simple y volvió a intentar esquivar las flechas que la romana lanzaba, la verdad es que tenía que reconocer que se le daba bastante bien el arco... Si no fuera porque quedarse quieta en medio de un combate podría ser peligro sería una buena táctica pero, con una lanza en sus manos la romana estaría ahora empalada, como tantos otros romanos habían terminado...

La segunda flecha impactó de lleno en el hombro de la germana, quedándose atorada entre sus ropas y provocando que tropezara de nuevo ante aquel golpe.

Rodó por el suelo terminando bastante magullada y cuando fue a levantarse sus ropas habían terminado completamente rasgadas... Ahora, tenía ambos pechos al aire y una de sus piernas quedaba completamente al descubierto, dándole ahora un aspecto mucho más sensual, pues prácticamente estaba desnuda. 

- Vale, o lo dejamos estar y me cambio de ropa o tendré que seguir corriendo desnuda... Si, sería un buen espectáculo, sin duda alguna pero... No sé hasta que punto será prudente... 

Justamente al terminar de hablar la parte de abajo cayó también quedándose solamente con la ropa interior inferior. 

Livia parece bastanate satisfecha con su última ráfaga, eran unos disparos difíciles pero aun así había acertado bastante; pero la germana tenía razón, ya no tenía mucho sentido continuar con aquello:

-¿Estás bien?- dijo levantándose para acercarse a ella y ayudarla a levantarse si quería- ha sido impresionante, realmente creo que al público le vas a entusiasmar.- parecía sincera y sonriente. Ella también estaba magullada por los pugios lanzados por la germana pero exhibía un gesto triunfal.

Tomó el braco de la romana a la altura del codo y mientras hacía que iba a levantarse movió una de sus piernas para ponerla sobre la pierna de la romana y hacer que perdiera el equilibrio para tirarla al suelo y terminar la germana sobre ella, sentada sobre su estómago y con la espada sobre su cuello.

- Nunca confíes en tu rival... - Le sonrió con calma para levantarse de sobre ella y mirarla desde arriba - Se te da bien el arco romana, aunque no lo considero apropiado para una pelea en la arena... Especialmente con la oportunidad de tener una lanza en mis manos... Te quedas demasiado tiempo quieta, inmóvil y eso te convierte en un objetivo fácil... Y, ya has visto que no se me da mal lanzar... 

No hablaba de manera despectiva, sino que buscaba aconsejar a la romana en base a su experiencia. Tampoco le ofreció la mano para levantarse pues aunque podría confiar en ella en ciertos aspectos no lo hacía en otros. 

Livia besó la arena cayendo como un pájaro al que alcanzas con un pedrusco y puso gesto de fastidio alzando las ceja ante sus palabras:

-No soy tan tonta, Soenya, tan sólo quería probar el arco porque hace meses que no tenía uno en las manos. Evidentemente no es un arma para un uno contra uno, pero hay muchas modalidades de pelea en la arena, básicamente cualquiera que a los amos les apetezca ver.- dice levantándose por su cuenta cuando la germana se quitó de encima, rodando a un lado e incorporándose sobre las manos y los pies, para luego sacudirse las palmas de las manos frotando una contra otra- podrían querer que alcancemos a un perro con nuestras armas a distancia. O tal vez que hagamos precisamente lo que hemos hecho hoy. Sólo trato de que la domina conozca todas nuestras habilidades y que pueda ofrecer un espectáculo más completo que otros ludus. Y desde luego ningún ludus tiene una germana con tanta facilidad para desnudarse en la arena jaja- comenta riendo divertida.