Partida Rol por web

Se levanta del suelo para darse un cachete en el trasero.

- Este culito jamás lo catarás romana... 

Le guiña un ojo mientras comienza a andar hacia la zona más fresca mirando la uva que ha quedado en el suelo.

- Como os gusta desperdiciar la comida... 

-¿Lo dices por eso?- pregunta refiriéndose a la uva- eso no es desaprovecharla, en breves momentos aparecerá un cuervo o un gato callejero para comérsela. Desperdiciar la comida es lo que hacen algunos nobles y poderoso cónsules que comen hasta no poder más, luego lo expulsan metiéndose los dedos en la boca y vuelven a la mesa a seguir comiendo. Eso sí que es repugnante. Y ni siquiera los perros lo aprovechan.

Mira con sorpresa a la romana y mira hacia la uva.

- Realmente haces que cada vez me guste menos tu pueblo... En mis tierras se vomita por exceso de alcohol y nos reímos cuando sucede... Especialmente si es en medio de un acto sexual... - Ríe como recordando alguna anécdota para después suspirar - Regresaré... 

Pone una mueca de asco y sorpresa similar a la que ha puesto la rubia:

-¿Vomitar durante el sexo? Por Júpiter...que desagradable...- musita- ¿por qué beber hasta vomitar? No recuerdo haber bebido hasta perder el control nunca... ¿tu sí?

- Si lo he hecho, no lo recuerdo... - Dice riéndose de eso mismo, como si fuera una broma - No es tan raro... Alcohol en exceso y movimientos rápidos e intensos... Todo ello mezclado con otro exceso de comida... Ya te lo imaginas... - Ríe mientras la mía divertida. - Pero no, nunca he vomitado ni me han vomitado durante...

Sonrió con cierta añoranza.

- Tenemos diversas celebraciones en honor a nuestros dioses que favorecen los excesos... Además de otras celebraciones con las uniones en matrimonio...

-¿Sabes? Creo que nuestro dios Baco te gustaría. No es que sea un dios de la violencia, pero eso de los excesos, la lujuria y el beber le gusta mucho. Las celebraciones en su honor se parecen un poco a eso que tú me cuentas...-​​​​​​-dice pensativa. - nunca estuve personalmente en una de esas bacanales en su honor pero dicen que son espectaculares. Todo vicio, dar rienda suelta a los bajos instintos...y con las sacerdotes y sacerdotisas de Baco, las bacantes...si definitivamente es posible que te guste.

- Lo lamento Livia, jamás podrá gustarme nada romano... - Negó con la cabeza - No se parece en nada... Nuestras celebraciones no se hacen para eso... - Suspiró - Lo siento pero no quiero saber nada que tenga que ver con tus deidades o tu pueblo... 

Finalmente llegaron al interior y se sentó en una de las mesas, a la sombra, a disfrutar de un poco de fresco.

- Aún no termino de acostumbrarme a este clima... - Cogió una jarra de agua y se la lanzó por encima. 

-No hay nada que lamentar ni perdonar. ¿Cómo vas a querer saber algo del pueblo que te ha robado tu vida, tu familia y tu libertad? No te preocupes, a partir de ahora no te hablaré de estas cosas, tan sólo de lo que preguntes o te pueda ser útil para adorarte. Aunque el nórdico también lleva bastante por aquí, seguramente prefieras preguntarle a él y lo entiendo.-dice con tranquilidad mientras hace lo propio y se recuesta en una bancada como si fuera un triclinio, enfrente de la germana. Parecía que las viejas costumbres no se quitaban- si en verdad es desagradable...yo provengo de mucho más al norte y, aunque allí también hace calor, no de esta manera.

- No, mi vida sigue siendo mía... Y lo será hasta que las valquirias vengan a recoger mi alma... - Suspira cuando habla del Nórdico - Él es de los pocos que me entiende, eso es cierto. 

Se acomodó en la silla.

- ¿Aquí llega a nevar acaso?

-¿Te refieres aquí en esta ciudad? Lo dudo mucho, Roma está situada entre montañas en un valle...bien guarecida del viento pero en tierras tan bajas no nieva casi nunca. En las montañas si, se ven los picos nevados desde cualquier azotea. Cuando era niña vine alguna vez de visita por asuntos de la familia, no recuerdo que nunca hiciera demasiado frío.- le explica pausadamente, recordando seguramente alguna anécdota de aquellos tiempos a juzgar por la sonrisa de su rostro- ¿Quieres ver la nieve? Tal vez algún día podamos convencer al doctore de que nos lleve allí a entrenar. 

Niega con la cabeza.

- No, la nieve aquí no será igual... Demasiado sucia... - Mira a su alrededor - Roma ha abandonado la naturaleza... No hay árboles, no hay verde... Si tenéis algún dios para ello no estará muy contento... 

-Aquí hace mucho calor, el mar está demasiado cerca...no son las condiciones ideales para grandes bosques. Aún así los tenemos...-la romana señala en una dirección-  por allí, más allá del foro está el bosque sagrado, tras el templo de Vesta. Y tenemos otros casi en cada provincia. Siempre hay lugar para honrar a Baco, que también es el dios de las flores, los bosques y la vegetación. ¿Has oido hablar de la vegetación de Egipto? ¿No? Pregunta a Sekhmet...ellos tampoco han oido hablar de bosques y árboles como los de tus tierras y no creo que sea porque sus dioses no estén contentos. Es una cuestión de que cada tierra tiene su paisaje y su clima.

Hace una mueca de disgusto.

- Pues no sé cómo se puede vivir sin la caza, sin la pesca de río, de los mares... Ni siquiera sé dónde está Egipto... es más, ni siquiera sabía que eso existía... - Suspira - Este paisaje no me gusta... Pero, deberé acostumbrarme... 

-Umm...cómo te explico...ahora mismo estamos en la capital del Imperio. Es la ciudad más grande. Aquí la gente no vive de cazar o pescar...aquí casi todo el mundo es político o mercader. Los puertos tienen mucha actividad porque vienen aquí todos los productos de otras provincias del mar...Hispania, la Galia, Egipto...- le explica intentando hacerlo simple pero sin parecer pedante- en otra ciudades más pequeñas...como pueblos de poca gente...villas...si se caza y se pesca...se cultiva la tierra...se vive de otra manera...más dura, por lo que dicen.

- ¿Y de qué vive la gente aquí?

Mira extrañada a la romana, después de todo nunca había visto un lugar tan grande como aquel.

- ¿Más dura? A mi no me parecía tan dura esa vida que describes... Al menos, es mucho mejor que la de una esclava... 

-Los políticos viven de sus sueldos por...bueno por trabaje para el emperador. Los mercaderes quizás sean más humildes y trabajadores que los políticos, en general, aunque mucho están también metidos en política. Mi padre era comerciante.- explica- Casi todos los que viven aquí vienen de antiguas familias y los negocios se han pasado generación en generación, prosperando con cada expansión del imperio.- se encoge de hombros y pasa sobre este asunto rápidamente, carraspeando suavemente- y en las aldeas...bueno no se, si supongo que es mejor vida que la de un esclavo...al menos sus vidas les pertenecen aunque no siempre tienen algo que llevarse a la boca.

- Con ese estilo de vida no me extrañaría que este imperio caiga algún día... Demasiado centrado en el dinero y en sus propias pollas... 

Mira extrañada a la romana

- ¿Les falta comida que llevarse a la boca? Entonces es que no saben vivir de lo que la tierra y el mar nos ofrece... Si la tierra no da frutos está el mar y sino siempre se puede saquear otros lugares que si tengan alimentos. Además, siempre se puede cazar también. 

Livia suspira y sonrie cansada, daba igual lo que dijera de roma, de sus habitantes, de sus negocios, de sus vidas tranquilas o de sus problemas del día a dia. No habia manera de que Soenya viera nada más que demonios de capas rojas y no podía juzgarla aunque en su fuero interno le encantaría llevar a la bárbara a conocer la otra cara de Roma. 

-Ojala pudieras conocer algo más de Roma...no todo es destrucción, barbarie y violencia. Hay tantas realidades que conviven en el Imperio como personas que lo forman. Aunque entiendo que no quieras verlo, pero me encantaría tener la oportunidad de enseñartelo...¡espera! Puedo enseñártelo.- dice repentinamente con una gran sonrisa y toma de la mano a la germana y tira de ella para levantarla. -¡Ven conmigo! Por favor.

Mira extrañada a la romana, se encoge de hombros y se levanta cuando ésta toma su mano y estira de ella.

- Bien, te sigo... 

Livia tira de la germana y ambas abandonan la arena y entran en los pasillos del ludos, llegando a la zona del comedor donde la romana comenzó a apartar las mesas y las sillas ante la mirada atónita de los guardias. 

-Espera un momento...- dice mientras sigue con su tarea unos segundos más. Finalmente Livia ha despejado la parte central y descubre el suelo donde había un enorme mosaico hecho de piecitas cuadradas pequeñas que, como un rompecabezas componían una serie de escenas por todo el suelo que representaban la vida campestre de las villas romanas, y también combates contra fieras y escenas de caza.- No podemos salir a la calle a verlo pero...bueno ¿qué te parece? Es la otra cara de Roma.