Partida Rol por web

Habian logrado pasara por fin la visita prometida de Elia, tras que el domine Faustus las saludara desde la puerta del Ludus. Ahi junto a Manius, la sirvienta Marcia y unos cuantos guardias del ludus junto algunos de la gens Cornelia. Este grupo fue por las calles romas encontrandose que muchos de sus habitantes.

Aunque tratara de esconderlo Livia podria verse algo sorprendida por la cantidad de gente afuera de la ciudad y en especial mientras mas se acercaban al centro de esta donde estaba el coliseo romano. Para Elia y Manius era mas comun habian recorrido esas calles que cuando se llenaban de gente se necesitaba a los guardias para empujar a un costado a los transeuntes menos importantes.

Puede que tambien estuviera el pensamiento que era algo peligroso ir por ahi. Pero Manius parecia calmado junto a Marcia y los guardias. Sonriendo a los que pasaba ya que mientras mas se acercaban ahi habia gente haciendo actos de espectaculo en general comedia en el gran espaciio entre las casas y el coliseo. Mientras algunos gritaban las nuevas leyes del emperador nuevos impuestos y reclamaciones de vienes para ciertos patricios.

Vestida con la armadura y el pauladamentum, Livia marchaba tras Manius y Elia como un miembro más de la escolta de la casa. Aunque no iba armada, su mirada feroz vigilaba cada esquina y cada acercamiento indebido casi hacía que gruñera. Pero se contenía de mostrar ninguna emoción, procuraba fijarse en su alrededor y aprender.

-Nunca pensé que hubiera tanta gente en Roma.- menciona al encontrarse con otro embotellamiento de gente. -¿Esto es habitual o es por las festividades?- pregunta, mirando especialmente a Elia.

-Roma es el sumidero del imperio.. Atestada y apestosa. Si quieres respirar aire tienes que subir a una colina.. La mitad de estos que ves son parasitos del estado, pero romanos y por eso tienen el privilegio de malvivir en las calles de Roma. La plebe no se traslada para las festividades.. Todos viven aquí.. Hacinados como piojos, el glorioso pueblo romano que ha conquistado el mundo- Respondo a Livia mientras camino bien cerca de Manius. 

-Cicerón decía que un gladiador encarna las virtudes más nobles de Roma. Lucha, sacrificio y si es necesario una muerte digna.. Mira a tu alrededor, mucho a cambiado Roma desde los tiempos de Cicerón. 65000 personas gritando en el Coliseo, eso es lo que espera a tus compañeros.. La arena más grande del mundo.. Suerte tendrán si un tercio de los espectadores se digna mirarlos en lugar de comer y discutir con su vecino-

La gente piojosa como les decia Elia iba a lo suyo, tratando de no estorbar a la comitiva cuidandose incluso de los guardias y de Livia. Livia podia notar que del grupo era a ella a quien mas miraban con intriga, tal vez por el uniforme y la actitud, ya que Elia por su lado seguia la etiqueta de la nobleza. De cualquier forma la gente y esclavos estaban ocupados por lo que seguian de largo.

Al estar cerca del Coliseo ambas mujeres escucharon el ruido de este, seguramente un espectaculo se encontraba en funcion y por eso algunas de las entradas de los plebeyos se encontraban con gente yendo para buscar asiento. Otra instancia era la entrada para la nobleza, el lugar tenia un orden mas concreto y multiples guardias imperiales recibiendo a los nobles que quiseran ver el espectaculo.

-Una tercera parte de tan gran magnitud de almas sigue siendo más de los que caben en la arena de la casa Donicus, domina Elia.- apunta la gladiadora, inclinándose un poco sobre la sacerdotisa, poniendo cuidado en no tocarla pero para dar así mayor intimidad a la conversación y sin dejar de observar a su alrededor.- ¿Cómo vio vos a los esclavos durante la ceremonia? Me temo que el pater finalmente decidió vender a Alina, no se adaptó a pesar de mis esfuerzos. Así que aún somos uno menos para el espectáculo. Aunque dicen que no importa la cantidad sino la calidad ¿que opina la domina Elia a ese respecto?

-Opino que una perla pasa desapercibida en un saco de piedras. Veremos si las perlas Donicus estarán solas o rodeadas de piedras- dirijo mis pasos hacia la entrada custodiada por la guardia -En cuanto a la ceremonia, actuarón de forma adecuada.. ¿Les diste instrucciones?, en ese caso fuerón correctas-

-Eres un Patricio Manius.. Actúa como tal. Si alguien se dirije a ti no confundas nobleza con desdén. Puedes ser altivo pero no irrespetuoso-

Al llegar a la puerta me detengo, esperando a que nos franqueen el paso -Salve.. Soy Elia Cornelia-

-Si, les di instrucciones y fueron obedecidas, para mi agrado. Castigar a Alina fue duro, seguro que el pater no pudo sacar tantas monedas de ella a cuenta de su media cara deforme, pero me granjeó el respeto del resto del plantel.- confirma con calma. Sus ojos van hacia la entrada del Coliseo, mira de hito en hito un momento a los soldados que custodian la entrada y luego hace un barrido con los ojos alrededor. No le gustaba estar parada entre tanta gente, las posibilidades de un ataque eran mayores con el anonimato de la turba.

Los patricios para la tranquilidad de Livia estaban junto a sus guardias que se encargaban de alejar al resto de la gente que estaba cerca de esa entrada. Al ver a los patricios de su grupo les dejaron pasar al pasillo de la entrada de los patricios. Ahi habian algunos reunidos pero mas importante un numero de individuos menor a lo que habia en la calle.

Algunos patricios la miraron a Elia cuando saludo pero no se acercaron, asintiendo solamente para mostrar un saludo corto y que habian tenido en cuenta su presencia. Pero otros se acercaron al grupo de ellos, hombres de mediana edad con togas violetas y rostros que mostraban camaderia.

"Salve. Senador Decius Ummidius Gregorius." se presento mirando primero a las mujeres antes de ir con el joven, que por su rostro parecia que lo habia reconocido.

Manius asintio a las palabras de Elia, mientras tomo la mano por un segundo de Marcia. Al parecer algo de la conversacion de ustedes no le gusto pero conservo la firmeza mirando mas para abajo.

Cuando entraron Manius ya habia soltado su mano y como esperando su turno para saludar lo hizo tras las mirada del hombre. "Salve. Soy Manius Atius Donicus. Muchos gusto senador." dijo viendose sincero en el saludo sin sacarle la vista de encima al hombres. "Sos un amigo de mi abuelo cierto?" pregunto al final como si se le abria ocurrido en el momento.

Decius no pudo evitar reir un poco ante la pregunta y luego afirmar. "Si, si." respondio finalmente. "Supongo que sabes la diferencia entre compañero y amigo joven Manius." comento tocando su hombro con confianza, que el joven dejo hacer. "Estas cada dia mas gran. Espero que tambien fuerte." comento y podian ver que su sonrisa se esfumo. "Lo siento por tu madre. Era una muy buena mujer romana y su recuerdo seguira por siempre con nosotros." afirmo y tras un par de golpes de apoyo en la espalda al joven miro a la mujeres, mas a Elia.

"Como estan todos? El ludus y la gente?" pregunto curioso aunque no parecia el unico. Ambas podian sentir que otros patricios que aunque no se acercaban estaban prestandoles mas atension.

-Volviendo a la normalidad, tras los funestos acontecimientos- Respondiendo al senador Decius. -La locura se apoderó no sólo de esclavos, para desgracia y vergüenza de los padres conscriptos.. Faustus Donicus se ha hecho cargo del. Ludos, y yo de Manius.. Pronto volverá todo a su cauce.. Tengo entendido que pronto nos visitaréis Decius.. Será un placer ser vuestra anfitriona- añado sonriendo mientras saludo con inclinaciones de cabeza a los que se mantienen cerca. 

La esclava guarda un respetuoso silencio, ahora más que nunca debía recordar su posición, mantiene las manos quietas a ambos lados de su cuerpo, sin entrelazarlas por si debía actuar rápido, había dejado de mirar a su alrededor con aire desconfiado a sabiendas de que eso podría ofender a los patricios allí presentes. Pero con su oído y su intuición se mantenía alerta, aunque su mirada quedaba ligeramente baja para que no pareciera que escrutaba a Decius ni al resto.

Asintio. "Es lo que debe hacerse."

"Faustus? Supongo que Flavius no sera tan facil de sacar del senado." comento con una sonrisa divertida la cual fue acompañada por una mirada a los demas hombres presentes que rieron un poco. "Por supuesto que visitare la casa. Como dije Flavius es un amigo mio y para volver a la normalidad una casa grande debe tener visitas de amigos. Con eso vendran festejos y diversion. Todo eso ayuda." comento hacia elia pero parecio tambien dirigirse a Manius como si le enseñara.

"Curiosa guardiana. No parece...barbara?" pregunto como buscando la palabra para referirse a Livia.

-Livia Octavia tiene nuestra confianza. Ha demostrado su lealtad además de su habilidad. En cuanto a si es bárbara..hace tiempo que no  visito Liguria, pero según me cuentan están razonablemente civilizados- respondo dedicando una rápida mirada a Livia. 

-Los buenos amigos son un bien escaso, esa es una lección que intento que Manius aprenda- Volviendo mi atención a Decius. -¿Hace mucho que conocéis a Flavius?.. He oído algo sobre que fuisteis compañeros de armas - 

La esclava parpadea una vez, despacio, tras las palabras de Decius, es todo lo que necesita para serenarse y dar tiempo a que Elia responda y se lo agradece silenciosamente en su cruce de miradas.

-Honorable Ummidius de la gens Gregorius- dice en perfecto latín inclinando la cabeza- Mi sangre es romana, mi alma pertenece a los dioses del Panteón y mi cuerpo es mi herramienta para servir a la casa Donicus. Lamento si mi aspecto le ha confundido.- asegura en respetuoso tono.

El senador rie un poco aunque termina negando. "Oh me disculpo. Me pronuncie mal entonces pero si tiene aspectos claramente romanos. Ahora que la miro mejor tiene ese rostro que inspiraria a los poetas romanos." comento encogiendose de hombros y mirando a los demas hombres que asintieron.

"Si, antes del actual Emperador. Conocimos al Emperador Augustus junto. Un gran hombre, sabio y medido en sus decisiones. En especial cuando se complementeba con los sabios senadores de esa epoca." comento casi con un tono melancolico. "Sus guerras contra Judea nos hizo encontrarnos con Flavios y de ahi nos volvimos amigos."

"En la batalla se puede ver bien quienes son amigos y quienes no." le explico a Manius que le prestaba atension pero de vez en cuando miraba a Elia.

-Y no hay campo de batalla más terrible que el senado. Los senadores tiene la responsabilidad del buen gobierno del Imperio. Algún día te sentarás allí, y la mejor manera de aprender es escuchar los consejos de tu abuelo y sus amigos- dirigiéndome a Manius como si estuviera impartiendo una lección. 

-Hace poco que he vuelto de Oriente y no estoy al corriente de lo que se debate actualmente. Cada vez que pregunto a mi Augusto padre chasquea la lengua con desdén y me envía a mirar las percas del estanque del jardin, diciendo que encontraré más emoción mirando como nadan. ¿Tan aburrido se ha vuelto el senado, noble Decius?.. Si no hay ningún escándalo que contar, poca conversación me daréis en el banquete- 

La romana asiente con gesto agradecido ante el cumplido de Decius y guarda absoluto silencio, observando la situación analizando cada palabra dicha...y no dicha. Leer entre líneas con los políticos era incluso más importante que escuchar sus palabras. Livia los detestaba, a todos casi sin excepción, le recordaban a su marido, pero no permitió que ninguna emoción negativa se filtrase a su rostro, por muchas ganas que tuviera de escupirles...mantuvo su postura erguida y calma, firme y alerta, pero no demasiado, también sabía que había resultado agradable a la vista de aquellos hombres y no debía parecerles arrogante ni altiva.

-Algo he oído al respecto. Grabar con impuestos a los patricios nunca es popular, causará malestar.. aunque como bien decís, ni las campañas militares ni los impuestos son temas que conozca, no me han educado para esos asuntos. Estoy más versada en dilapidar el dinero de mi difunto esposo y en entretener a los invitados, actividades apropiadas para una dulce mujer-  Respondo sonriendo con cierta coquetería al senador.