Partida Rol por web

El salón de actos del instituto Highbrooke era la sala más amplia del edificio. Contaba con unas doscientas butacas colocadas en fila marcial desde el escenario hasta el final de la sala respetando un pequeño pasillo que se formaba tanto a ambos lados como en el centro. Un telón rojo podía moverse a través de un sencillo sistema de poleas y cuerdas, aunque a menos que se representara la obra de fin de curso permanecía normalmente abierto y recogido en los extremos por una gruesa tela roja. Era un lugar frío y húmedo que la primitiva caldera del centro no lograba calentar. Al igual que ocurría con la mayoría de salas del centro, se trataba de un lugar desproporcionado en relación a la cantidad de alumnos con los que se contaba. A pesar de ello, en aquella fría tarde de Navidad se encontraba más lleno que si estuviera actuando allí el mismísimo Robert DeNiro. Prácticamente todos los alumnos del centro habían concurrido allí, además del equipo docente y muchos de los padres que se encontraban preocupados y crispados por el temor.

Las caras largas reflejaban amargamente las muestras de sufrimiento, dolor y sobre todo, miedo que sentían la mayoría de los congregados. Aun así, el director Camerón vigilaba que nadie estuviera hablando durante el acto y si alguien se atrevía a susurrar algún comentario sobre lo acaecido era inmediatamente fulminado por su severa mirada. Frente a ellos, en el escenario, estaban el sheriff Bostrom y gran parte de sus hombres formando perfectamente vestidos con su característico uniforme de color caqui. James Bostrom era el sheriff del pueblo, un simpático y alegre hombre de mirada cándida y aspecto bonachón. Estaba ya cerca de su jubilación, tenía la cabeza calva como una bola de billar y la cara redonda y rechoncha, con unas mejillas enrojecidas por el frío y unos ojillos pequeños. En consonancia al ánimo predominante, se le podía ver serio y preocupado.

Quienes se habían acercado hasta la casa de Derek Spencer y su familia, habían sido testigos del brutal suceso que había conmovido a toda la comunidad: los hombres de la oficina del sheriff habían acordonado la zona alrededor de la casa de la familia Spencer, la cual tenía la puerta destrozada por un hacha, como se creía. Poco después de que el Juez Wells llegara al lugar de los hechos para proceder con el levantamiento de los cadáveres, los cuerpos de la familia Spencer, incluido el de Derek fueron sacados de la casa en bolsas negras para que una ambulancia los llevara al depósito. Los vecinos, amigos y curiosos no daban crédito a lo que veían sus ojos. Incluso el director Camerón, quien también se había acercado al lugar de los hechos, estaba atónito. Derek era uno de los chicos más populares del instituto. Era el mejor amigo de Kurt, pero además se llevaba bien con todo el mundo, incluso con Troy. Caía bien por naturaleza, era buen deportista y buen alumno. Era capaz de hacer buenas migas con todos los alumnos del centro, puesto que se llevaba bien con los populares y con los raros sin llegar a ser juzgado por ninguno de los dos grupos. Se le podía ver tanto en el gimnasio entrenando duro como en la biblioteca estudiando a fondo.

-Todos estamos consternados por lo ocurrido. - empezó diciendo el sheriff. -Un maniaco rompió la puerta de los Spencer de un hachazo y asesinó a toda la familia durante la noche. -El sheriff no quiso entrar en detalles pero los rumores decían que el asesinato había sido brutal: el asesino había descuartizado con un hacha a Derek y sus padres y los oficiales del sheriff habían encontrado un espectáculo horrible en la casa con las paredes salpicadas de sangre y la familia brutalmente atacada.

-Pedimos de la colaboración de todos para encontrar al responsable de estos acontecimientos cuanto antes y hacerle pagar por su crimen. Cualquier pista, cualquier información por pequeña que sea será estudiada con detalle y no descansaremos hasta dar con el lunático que ha matado a los Spencer. 

Troy había entrado en la sala cargando con una bolsa de viaje a la espalda, una funda de guitarra y otra bolsa en una mano, y abrazando a Sidney con el brazo libre. Desde que ambos dejaron atrás la casa de Derek había procurado no soltarla, intentando darle el apoyo que sus palabras en aquel momento no eran capaces de conseguir. Algo se había removido en su interior cuando la vió mirándolo y negándose lo evidente sobre lo que había sucedido en casa de los Spencer. Aquel asunto le había hecho olvidar todo lo que le había sucedido la noche pasada. Por un momento, Troy olvidó que tenía el ojo morado y el labio partido.

Una vez en la sala, quiso quedarse cerca de Sidney, aunque no creía estar siendo el mayor apoyo posible. Esperaba que Kat estuviera allí y pudiera consolarla mejor que él. Dejó los bultos en el suelo y escuchó al sheriff explicar lo sucedido. ¿Cómo podía haber pasado algo así? Al oirle hablar sobre la necesidad de que se diera cualquier pista, se acercó a Sidney para hablarle, pero se paró en seco. Durante un instante se quedó así, inmovil, intentando aclarar su mente. Finalmente le habló al oido. Le apretó la mano en un intento de reconfortarla y forzó un sonrisa, pero la herida del labio hizo que esta no durara mucho.

Finalmente le habló al oido.

- Deberías contarles que habíais quedado. Quizás les sirva de algo.

Lejos de toda idea de acudir en familia, Mercy permaneció junto a Kurt desde el momento en que descubrió lo que había ocurrido con Derek. Era donde debía estar sin duda, a ella le dolía tremendamente lo que le había ocurrido al mejor chico del instituto, pero a Kurt, su mejor amigo, le dolía más que a Mercy. Eso no lo dudaba.

Mercy se mantenía junto a él, abrazándole o cogiéndole de la mano. No le decía nada, tan sólo estaba ahí, para lo que necesitase. Era lo menos que podía hacer. De pronto vió a Troy entrar junto a Sidney, arropada por el brazo del chico. Mercy torció el gesto y sus músculos se tensaron durante unos segundos.

No le pasó desapercibido que Troy llevaba una gran mochila a cuestas, su guitarra y una bolsa que le sonaba a la joven. También notó lo de su ojo y el labio. ¿Ha traido mi ropa? ¿Y que le ha pasado? Pensó segundos antes de que el sheriff comenzase a hablar. Durante su discurso, Mercy se quedó mirando fijamente a Troy. Parecía que memorizaba cada gesto, cada movimiento del chico.

Debo encontrar la forma de acercarme a él, sin que Kurt le vea y esto acabe en pelea... Joder, ¿por qué tiene que ser todo tan complicado?

Incapaz de asimilar lo que estaba sucediendo, Sidney parecía caminar entre la niebla sin ver lo que ocurría a su alrededor y escuchando de forma apagada los sonidos de las conversaciones. Ni siquiera había conseguido que las lágrimas, que hacía unos instantes pugnaban por escapar de sus ojos, llegaran a salir. Se sentía vacía, perdida e, igual que un autómata, sólo podía dejarse llevar sin oponer resistencia, sin protestar, sin hacer más preguntas.

Malcolm estaba muerto, Derek estaba muerto. Se sintió responsable de ambas muertes, aunque no hubiera tenido nada que ver en ellas, pero el hecho de ser dos personas muy importantes en su vida y a las cuales quería con todo el alma, parecía que les había marcado con una señal llamando a la muerte.

En esos instantes Sidney era incapaz de sentir, tenía tanto el cuerpo como su alma frío como el hielo al saber que un depravado le había arrancado parte de su corazón. Ni siquiera el apoyo y el calor de la persona que tenía a su lado llegaban a reconfortarla del todo, aunque agradecía profundamente tener a alguien al lado para que no se derrumbara lo poco de su ser que aún quedaba en pie.

Inconscientemente se agarraba a Troy para no tropezar, dejándose llevar hasta donde él quisiera. Aparte de Kat, él era la única persona a la que no le importaba que le vieran con ella, algo que no dejaba de ser bastante irónico... el chico malo tenía su corazoncito también.

¿Y Derek?

Por mucho que le doliera, tenía que reconocer que Derek sólo se acercaba a ella cuando no estaban sus amigos presentes, a veces la tenía defendido delante de las Wells o de Kurt, pero nunca había sido con demasiado empeño. ¿O quizás simplemente quería pensar así para que el dolor no fuera tan grande?

Cuando se dio cuenta, se encontraba en el salón de actos del instituto, sentada al lado de Troy y escuchando las palabras del sheriff. Aquello ya era oficial, era la constatación de la realidad, y a Sidney ese descubrimiento la golpeó con dureza. Se echó a temblar recordando la alegría que había sentido cuando Derek le propuso ir al baile con él.

Y ahora... Derek ya no estaba. Se había ido de su vida como Malcom.

Sintió el calor de Troy a su lado, la caricia de su mano reconfortándola y el susurro en su oído. Si giró hacia él con extrañeza, sin entender muy bien lo que le estaba diciendo y, al igual que él había hecho, Sidney acercó sus labios a su oído para susurrarle también.

—Pero... ¿Tú crees que eso tendrá importancia?  —Negó con la cabeza sin entender porqué el hecho de que Derek y ella hubieran quedado para desayunar pudiera influir en la investigación—. Yo... yo no creo que pueda...

Tener que enfrentarse de nuevo a la policía, a las preguntas, los porqués sin respuesta, a vivir una y otra vez lo sucedido, al igual que había pasado con la muerte de su hermano, era una prueba demasiado dura para Sidney, y no creía que sus fuerzas fueran las suficientes para aguantar de nuevo las caras compungidas, las miradas cargadas de lástima y el trato como si fuera una muñeca de porcelana.

—¿Me... me acompañarás a hablar con ellos? —Señaló hacia el sheriff y sus ayudantes.

Ni siquiera sabía porqué se lo estaba pidiendo, ni se había planteado que Troy tuviera otras cosas que hacer o que simplemente la estaba acompañando porque le daba lástima y lo único que deseaba era deshacerse de ella cuanto antes. No, Sidney no se planteó nada de eso, simplemente se lo preguntó porque, en esos instantes, era la única persona que la estaba reconfortando y no quería estar sola en esos momentos.

Y allí estaba Lindsey de la mano junto a Jim, sin importarle demasiado que al verse de esa forma le adjudicarían un noviazgo junto al chico, algo que en verdad estaba formalizado. Nada era demasiado relevante para la animadora luego de aquella tragedia en la familia Spencer, por esa razón, caminaba junto a su novio hasta tomar asiento en las gradas. 

Acurrucada en los brazos de Jim, se dejó llevar por el fúnebre silencio de la situación sosteniendo una de las manos del chico y sin mediar palabra volcó toda su atención en el discurso del Sheriff. No comprendía el motivo pero ni siquiera pudo evitar relacionar cada suceso con la masacre de esa familia. 

¿Sería el mismo sujeto que nos perseguía quien mató a los Spencer? - se preguntó mientras mordía su labio inferior nerviosa, incluso en un momento cruzó un par de miradas con el Director y sintió como la piel de su cuerpo se erizaba gracias al temor que aquel sujeto impartía sin motivo alguno aparente. Como así también, enarcó una ceja sorprendida al ver como Troy acompañaba a Sidney, consolándola. -Ni que fuera tan cercana a Derek. - murmuró entre dientes, le parecía exagerada la actitud de la chica. 

Al margen de todo, la realidad golpeaba a la animadora de una forma cruel. No podía evitar sentir miedo ante lo sucedido, si no encontraban al causante de esto, otra familia podía caer en la misma desgracia y eso sí que te quitaba las ganas siquiera de pensar. Perturbada por aquella secuencia de pensamientos, permanece abrazada a Jim deseando no soltarse de sus brazos hasta que todo pase y finalmente pueda vivir sin el temor de que un psicópata intente matarte. 

Los murmullos en el salón de actos fueron rápidamente apagados bajo la atenta y dura mirada de Cameron, y un silencio tenso se hizo presente en aquél frío lugar. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando su mirada, vacía y perdida, se posó en el sheriff por segunda vez aquél día. El abrazo de Mercy, su mano cogiendo la suya, pasaban inadvertidas a Kurt, que actuaba como si no estuviera allí. 

Sentía el hombro dolorido allí dónde la policía le había bloqueado retorciendo su brazo al intentar saltar el cordón policial en casa de Derek, pero ni siquiera aquello podía despejar su mente y sacarle de aquél estado en que se encontraba; ausente, presa de una calma ficticia, nada a su alrededor le parecía real. 

Apartó la mirada del sheriff y observó a su alrededor, mirando pero sin fijarse en nada. Pudo ver como Mercy tenía la atención fija en alguien, y siguiendo su gesto descubrió a Troy unos asientos más allá. Su brazo se puso en tensión durante un segundo y gesto se volvió duro una vez más, pero al notar a Sidney justo al lado del malote su gesto se suavizó. 

¿Qué le ocurría a ella? No podía entenderlo, aunque era verdad que su mejor amigo la había defendido muchas veces frente a él y las hermanas, y más de una vez incluso, y eso si que era increíble, Sarah y él habían discutido por aquella chica...

De repente abrió mucho los ojos y recordó lo que había pasado la tarde anterior en la cafetería. Derek había dejado a su eterna novia y tenía algo que contarle. Sarah había encontrado a Kurt en la cafetería y estaba hecha una furia cuando la había despedido de manera poco amable. ¿Qué había ocurrido? 

Tenía que encontrar a aquella bruja. ¿Dónde estaba? Volvió a apartar la mirada y empezó a buscar por las butacas. Aquella chica iba a tener que responder a algunas cosas. Y él, poco a poco, notaba que en su interior algo despertaba; aquella apatía empezaba a dejar paso a la furia por lo sucedido. Alguien iba a pagar por lo que había ocurrido allí.

Desde que viera las bolsas negras salir de casa de los Spencer, el tiempo transcurría para Jim de manera imperceptible. Actuaba de forma mecánica, dejándose llevar por los acontecimientos, intentando mantener la mente en blanco. Para alivio del muchacho, Lindsey se apresuró a ir con él, y se mantuvo a su lado en todo momento. El contacto con su pareja era lo único que le aliviaba en este momento la pesadez que sentía en su cerebro. Algo reptaba por la cabeza del chico, algo que se llevaba gestando desde que llegó al cordón policial de la casa Spencer, pero que había eclosionado al ver la cara de horror de Sidney Evans. Durante mucho tiempo Jim había rehuido el rostro de Sidney para no encontrarse cara a cara con aquella sensación que durante tanto tiempo le hizo sentir una asfixia permanente, para no encontrarse con el recuerdo que se estaba esforzando constantemente por enterrar lo más profundamente posible. Para no acordarse de Malcolm. Pero volvió a encontrar ese rostro, y en él encontró la misma pregunta que aquella vez: ¿Es culpa mía? ¿Podría haber hecho algo para evitarlo?

La presión del cuerpo de Lindsey, que escuchaba acurrucada junto a él al Sheriff le devolvió un atisbo de realidad. No recordaba haberse sentado, pero ahí estaba, junto a la animadora. Sin duda tenía una densa niebla cubriendo su mente que no sabía como disipar. Jim miró a su alrededor, especialmente buscando a aquellos estaban con él en la casa de Derek. Troy se sentaba con el rostro amoratado y herido junto a un conjunto de bolsas y su guitarra, ¿Estaba así en casa de Derek? ¿Llevaba eso? Ahora que su mente estaba clareando temporalmente, recordó vagamente que la cara del chico estaba ya magullada cuando llegó al lugar, y que recordaba que llevaba algún bulto. Pero en aquel momento no podía fijarse en ello, pues su atención estaba focalizada en otro asunto. A su lado Sidney se retorcía en expresiones de tristeza y dolor por Derek, con quien ella mantenía una relación cordial. Jim no se planteó si le parecía demasiado dolida para la relación de cordialidad que mantenían, pues recordando el rostro de la chica cuando Malcolm murió, apartó rápidamente la mirada hasta llegar a Kurt. Acompañado de una serie Mercy, Kurt desplegaba un abanico de expresiones faciales que variaban desde la impotencia hasta el ímpetu furioso. Finalmente reparó en su acompañante, quién mostraba un rostro preocupado, gesto en el cual Jim creyó leer lo mismo que se le pasaba a él por la cabeza. ¿Sería el mismo tipo del centro comercial?

La mirada del chico se trasladó inmediatamente a Cameron. El director mantenía el orden mejor que ningún Sheriff con su gesto severo y su rigidez marmórea. Esta vez, no fue un escalofrío lo que recorrió su cuerpo cuando fijó la mirada en el director, sino la sombra de una duda, de una posibilidad. ¿De una acusación? Alejó esa idea siniestra de la cabeza, y con un movimiento maquinal susurró unas palabras al oído de Lindsey.

Jim se acercó de forma fría y maquinal al oído de Lindsey, y con voz monótona susurró unas palabras.

- Linnie, amor… tengo que contarte algo.

Un largo suspiro creo una pausa involuntaria en el discurso del chico. La apatía que trataba de forzar para no derrumbarse no era capaz de sostener todo el peso de lo que pasaba por su mente.

- Los Spencer vivían más o menos cerca de mi casa, ¿sabes?

El chico se alejó un par de centímetros del oído de su novia, como para esperar una respuesta, pero en un arranque de claridad entre la bruma de su pensamiento, recordó que no le había hablado a la chica de su último encontronazo para no preocuparla. Se acercó de nuevo y esta vez habló con un tono nervioso.

- Olvidé que no te lo había contado. La noche del “incidente”, cuando volví a casa, tras cenar, antes de acostarme… Miré por la ventana y vi… bueno, creo que lo vi. Al Santa Claus, digo. Al del centro comercial. En mi jardín. Lindsey… - el chico comenzó a respirar más fuerte y aceleró su dicción manteniendo el tono del susurro - ¿Crees que fue él? ¿Crees que fue a por los Spencer porque no me pudo pillar a mí? ¿Crees que…? ¿Crees que si hubiera llamado a la policía en ese momento…? ¿Pude haberlos salvado?

Jim alejó el rostro de Lindsey, quién pudo ver que éste se retorcía en una mueca que aunaba dolor, arrepentimiento y culpabilidad, mientras que sus ojos suplicaban el consuelo de su novia, unas palabras que le salvaran de la gran culpa.

La animadora notaba el semblante de su novio, lo pálido que estaba pero no dijo nada, permanecía en silencio junto a él acurrucada en sus brazos. Hasta que un susurro por parte de Jim robó su atención y se dispusieron a conversar entre si pero sin llamar demasiado la atención. Dada la cercanía, al menos se podía simular. 

Lo peor de todo, en sí lo crítico del momento, es que a través de cada palabra de su novio Lindsey adoptaba una actitud cada vez más temorosa y preocupada. Estaba claro que todo lo comentado por Jim certificaba sus miedos y en verdad no quería separarse del chico por nada del mundo. 

En un primer momento no dijo nada, simplemente lo abrazó con todas sus fuerzas manifestando una sensación de apego y protección. - Amor... Por dios... Es peor de lo que imaginamos, no quiero que te suceda algo me muero. -dijo en un tono triste, nervioso e incluso cortado, podía haber sido Jim en vez de Derek, es algo que jamás se olvidaría y por ello el corazón se le hizo un nudo. 

Tras decir aquellas palabras, Lindsey sujetó el rostro de su novio para centrar la mirada en la suya, todas aquellas preguntas que el chico se hacía no eran necesarias. De una forma u otra allí estaba, para consolarlo y darle todo el amor que siente por él pero no le permitirá culparse por la tragedia de los Spencer. -No amor... No. No te culpes por favor. Tenemos que hablar con mi Padre y comentarle esto, además nos quedaremos juntos. No puedo estar lejos de ti pensando que anda ese sujeto disfrazado acechando. Te quiero Jim y no permitiremos que algo malo pase. - susurró apenada, lo que sea para evitar lo peor y por ello besa sus labios con dulzura para luego acariciar su rostro. Allí estaría para él siempre sin importar lo que suceda.

Después de la brusca despedida por la mañana de su padrastro tras la llamada telefónica que ya vaticinaba noticias catastróficas, Kat no había podido dejar de darle vueltas al tema *Huele a muerte...*

Algo había comenzado, Kat lo sabía aunque no quisiera aceptarlo.

Ahora estaba allí sentada, sola, en una esquina al fondo en penumbra. La capucha ocultaba su rostro, la máscara que se ponía cada día la alejaba del resto, hasta que escuchó la palabra... "Asesinato"... de repente un flash...

Estaba oscuro, sus ojos buscaban con ansiedad cualquier figura que pudiese reconocer. Estaba oscuro, sus manos aterradas se chocaban intentando encontrar un apoyo. Estaba oscuro, y de repente empezó a caer, brusco y lento y lo que antes estaba oscuro ahora brillaba y se alejaba de ella. 

Ahogó un grito ¿Una pesadilla? ¿Un recuerdo? ¿Una predicción? Seguía sentada en la sala, seguían hablando sobre lo ocurrido a Dereck y su familia. Seguro que nadie se habría dado cuenta, nunca nadie se fijaba en Kat y menos desde que Sidney se llevaba todas las atenciones por lo de su hermano, en el corazón de Kat comenzaba a albergar cierto rencor, antes eran ella y Sidney, siempre juntas, siempre solas... Kat alejo esos perversos pensamientos *Mierda Sidney. Dereck ibas a ser su pareja para el baile... ibas a ser...*

Parecía como si las desgracias persiguieran a Kat y a la gente que la rodeaba. 

Troy miró seriamente a Sidney unos instantes.

- Claro. -susurró, asintiendo con la cabeza.- Yo te acompaño, cuando estés lista.

Hizo una pequeña mueca.

- Hey, necesito estar de pié un rato. Estoy justo ahí, -dijo señalando a la pared mas cercana.- por si me necesitas.

Troy asentía con la cabeza mientras susurraba algo a Sidney. Después señaló a la pared mas cercana y se levantó, cargando sus bultos hasta el punto señalado y apoyándose en la pared. Resopló cansado. El cuerpo comenzaba a despertarse de aquel extrañño sueño, y lo único que sentía era dolor por todas partes. Se llevó la mano al costado con clara mueca incómoda. Quería largarse de allí de una vez y poder comer y descansar. Cerró los ojos un instante y resopló, intentando no pensar en todo lo ocurrido.

Aprovechó para lanzar una mirada a su alrededor, y la imagen que vió fue deprimente. Allá donde mirara, solo veía caras tristes y desconcertadas. Se fijó en Jim y Lindsey, y tuvo que mirar dos veces para acabar de comprender porqué estaban tan juntos. En cualquier otra situación hubiese pensado alguna gracia que soltar, pero en aquel momento solo pensaba en que aun tenía que hablar con él. Después su mirada se posó en Kurt, parecía a punto de estallar. A Troy le parecía totalmente normal. Se imaginó a sí mismo en la situación de Kurt, y sabía que él también estaría a rabiar. Mientras pensaba, se dió cuenta de que Mercy lo observaba fíjamente. Le mantivo la mirada un instante, para después simplemente levantar las cejas en señal de "te he visto". Finalmente, vió a alguien al fondo de la sala. Por la capucha y la ropa intuyó que era Kat. Se acercó sin prisa y se agachó a su lado, hablándole en voz baja.

- Hey, ¿estás bién? -susurró.- Creo que Sidney necesita la compañía de una amiga, ahora mismo.

Kat miraba tan fijamente el suelo mientras escuchaba lo que ocurría a su alrededor que cuando escuchó la voz de Troy se sobresaltó, no estaba preparada para hablar con nadie, no porque no quisiera sino porque era vulnerable. En un parpadeo de ojos, cambió su cara de terror y miró a Troy, con una media sonrisa como saludo.

- Eh hola - le respondió también en un susurro - Tienes razón, debería ir con Sidney.

Era consciente de que había ignorado deliberadamente la pregunta de su amigo, no habría sabido que contestar, las conversaciones personales nunca habían sido un punto fuerte entre ellos. Kat se empezó a levantar para ir junto a su amiga, aunque antes preguntó.

- Por cierto, ¿tú como estás? No tienes buen aspecto. 

Tras las últimas palabras del sheriff comenzó un murmullo generalizado en la sala que se fue incrementando paulatinamente hasta convertirse en un ensordecedor caos que Cameron y el sheriff trataron de controlar sin mucho éxito. Algunos comentaban cosas entre ellos de lo que había sucedido, de sus preocupaciones y temores o de cuanta pena sentían por Derek, pero muchos otros comenzaron a preguntarse porqué los hombres del sheriff habían permitido semejante tragedia en el tranquilo pueblecito de Birchmont.

El sheriff trataba de poner orden, a pesar de que le hablaba al micrófono no conseguía hacerse oír entre el ruido del alboroto formado. Alguien dijo algo. En un primer momento nadie le prestó atención, apenas lo escucharon, pero esa persona repitió lo que había dicho y el murmullo decreció su intensidad en la zona en la que había hablado. Lo repitió una tercera y entonces la propia gente empezó a pedir silencio siseando entre labios. Cuando todos se hubieron callado como si en el salón de actos del instituto Highbrooke se estuviera celebrando el velatorio de la familia de Derek, aquel hombre repitió sus palabras y todos las pudieron escuchar perfectamente.

-Fue Santa Claus. -Repitió el hombre por cuarta vez.

Muchos le miraron como si estuviera loco por bromear de una forma así en un momento tan trágico. Aquella era la mayor tragedia que había vivido Birchmont, desde que la oficina del sheriff se fundara no se había registrado un asesinato tan brutal. Ni siquiera en las grandes ciudades de Minnesota como Minneapolis o Saint Paul podían encontrar un precedente como ese. Minnesota era uno de los estados con menor índice de criminalidad de los Estados Unidos. Asegurar que Santa Claus en la víspera a la Navidad había asesinado con un hacha a la familia Spencer era una broma cruel que iba a enfadar a muchos dada la magnitud de la tragedia. Sin embargo, el hombre no parecía estar bromeando. Hablaba en serio.

-Vivo cerca de los Spencer. Ayer, a altas horas de la noche, alguien se paseaba por los alrededores disfrazado de Santa Claus. Estoy seguro que fue él, tenía un aire perturbador...